Informe de Avance n.º 3 "Ciudades Descorporizadas" - Junio 2024

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2024

Patricio Hernán Aravena Torres

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espacialidad urbana tecnología y espacio pensamiento espacial investigación

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Este informe de avance se centra en el concepto de "ciudades descorporizadas" y la interrelación entre las nuevas tecnologías, el pensamiento digital y las ecologías del habitar. Analiza cómo la tecnología modifica la experiencia socioespacial y la corporalidad, produciendo una nueva espacialidad sin intervención humana. El documento explora cómo el pensamiento espacial, transversal a todas las disciplinas, se relaciona con la construcción del habitar y la capacidad de manipular sistemas geométricos en diferentes niveles.

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INFORME DE AVANCE n. º3. TESIS: “Ciudades descorporizadas, de las Smart Cities a las nuevas ecologías del habitar” Profesoras: Nuria Benach; Nuria Font Alumno: Patricio Hernán Aravena Torres. Barcelona, Junio 2...

INFORME DE AVANCE n. º3. TESIS: “Ciudades descorporizadas, de las Smart Cities a las nuevas ecologías del habitar” Profesoras: Nuria Benach; Nuria Font Alumno: Patricio Hernán Aravena Torres. Barcelona, Junio 2024. Acerca del pensamiento espacial y la interdisciplinariedad: La evolución de la innovación tecnológica es una garantía de la necesidad e importancia de la inteligencia espacial. En la espacialidad urbana, las prácticas humanas se complementan con otros actantes (animales, objetos, máquinas, circuitos, redes) que realizan diversas actividades en el mundo. En particular, nos interesa en cómo las nuevas tecnologías y el pensamiento digital producen espacialidad, al mismo tiempo que modifican la experiencia socioespacial y la corporalidad, es decir, dan vida al espacio sin interferencia humana, haciendo inmersión en estas redes entre artefactos humanos y naturaleza. Como tal, debe examinarse la producción automática de espacio mediante software integrado con artefactos tecnológicos enlazados a objetos cotidianos y dispositivos habilitados para el entorno, al mismo tiempo de saber cómo se piensan. Es necesario entonces, encontrar estos ensamblajes, más allá del uso o el significador que los sujetos construyen con las cosas, dispositivos o ideas. El pensamiento espacial (PE) es transversal a todo ser humano y a toda actividad humana por más compleja o simple, en lo extraordinario y en lo cotidiano, siempre hay espacialidad actuando. El pensamiento espacial, opera sobre modelos internos y externos del espacio, siempre en interacción con los movimientos corporales, los desplazamientos de los objetos y con los distintos registros de representación y sus sistemas notacionales o simbólicos, estos últimos para el caso del pensamiento digital. Y es allí donde radica su importancia del PE, pues se puede encontrar en diferentes actividades cotidianas, como cruzar una esquina, coger un bus, barrer, tirar la basura, en prácticas de ingeniería, en las ciencias exactas como las naturales y también en las ciencias sociales. En este sentido, el desarrollo de la capacidad de hacer y experimentar la espacialidad va más allá de manipular sistemas geométricos en diferentes niveles, digamos consciente e inconscientemente o de los diferentes grados de abstracción; se trata como el ser humano construye su habitar, lo crea, lo demarca, lo protege y lo reproduce. Ahora bien, el pensamiento espacial y los sistemas geométricos se conciben inicialmente como una herramienta básica que se encuentra en varias disciplines del conocimiento humano, como lo son la arquitectura, las ciencias militares, las ciencias naturales, la física, la química, o bien, la geografía tanto humana como física, y por supuesto, también en las ciencias de la computación. En definitiva, el pensamiento espacial es transversal a una definición de habitus profesional. El PE permite entender y analizar concepciones del espacio, sus diferentes transformaciones y como este puede interactuar o no con el medio circundante a través de ideas, conceptos, representaciones, modelos digitales o análogos. Siguiendo esto último-podemos decir que hasta ahora- que las representaciones que nos hacemos de lo que nos rodea, sus relaciones y transformaciones facilitan diferentes procesos mentales que están implícitos en diversas profesiones como lo son: la física, la arquitectura, la ingeniería, la biología, la química, la geografía, entre otras. El énfasis del conocimiento en cada una de ellas, no solo ayudan al desarrollo del pensamiento espacial si no que se entrelazan con los diferentes pensamientos (numérico, variacional, métrico y aleatorio) en interpretación, argumentación y modelación de problemas en nuestro entorno, de ahí la complementariedad que tienen entre sí y como estos conocimientos pueden contribuir al entendimiento del mundo y a las dinámicas de la cotidianidad, que puede ser desde el criterio de elección de una pareja, donde intervienen características viso espaciales y herramientas estadísticas, hasta la forma más rápida y eficiente de caminar , elegir lugares para experimentarlos. Sin embargo, el problema que tenemos es para relacionar estos modelos espaciales ( tanto mental , físico , digital o análogo) en la cotidianeidad y fuera del ámbito del conocimiento institucionalizado , es decir, de lo que han denominado las epistemologías cívicas o ciencia ciudadana , mostrando como el conocimiento acerca de la espacialidad , se ha desarrollado de manera segmentada , muchas veces enfrentadas pues parten de matrices y epistemologías distintas que no necesariamente debiesen ser antagónicas. Lo cierto es que el pensamiento espacial implica una serie de procesos cognitivos mediante los cuales se construyen y manipulan las representaciones del espacio y la planimetría, sus diferentes relaciones, transformaciones y sus diversas traducciones por parte de las disciplinas. Para desarrollar el pensamiento espacial, en suma, se deben tener en cuenta los filtros culturales, sociales y espaciales, las nociones básicas que tenga del espacio por parte del sujeto, la percepción viso-espacial y el lenguaje que utiliza para crear y experimentar las espacialidades desde una perspectiva situada y encarnada en los propios sujetos. Por su parte, haga un ejercicio, recuerde las formas que tiene de orientarse por la ciudad, viendo un plano en papel o localizador por GPS en su móvil, o bien, recuerde la primera vez que jugó al ajedrez, o lo que hizo para elegir una manzana en la verdulería, como la cogió, lo que pondero y finalmente la eligió. Y por último, visualice el que Ud. estima es el mejor parque para ir con la familia sentarse a leer bajo la sombra de un árbol. Todas estas actividades y muchas más, demandan sus capacidades de razonamiento espacial he implican de alguna manera la corporalidad. Con mucha frecuencia, estos aspectos de las facultades humanas pasan desapercibidos, pues no las hemos aprendido, quizá no nos hemos entrenado, o bien no somos conscientes de ellas. Estas competencias espaciales son imprescindibles para entender e interpretar el mundo y las relaciones que nos rodean, categorizando, conceptualizando y percibiendo nuestra experiencia no solo con la naturaleza sino, además, con los objetos y las personas con quienes compartimos esas espacialidades. La virtud lo anterior, el razonamiento espacial, se define como la capacidad que tenemos los seres humanos-y ahora no humanos- de visualizar objetos, lugares o situaciones en la mente-o en la memoria- para el caso de las maquinas. Hoy por hoy, en la mayoría de las profesiones y para una eficiente apropiación de nuestros espacios más próximos u cotidianos, son considerado una competencia esencial en términos vitales y laborales, ya que también hace referencia a la habilidad de entender, manipular y modificar información compleja y transformar esos conceptos en ideas y comportamientos concretos. Por añadidura, la experimentación espacial, como recurso , también es ampliamente buscada en el mundo de las artes creativas, ya que, con una activación mental, un arquitecto, un escultor o un artista puede visualizar la obra que va a realizar, tocarla, verla, oírla. Pero esto no es solo propiedad de ese ámbito del conocimiento. Los seres humanos hemos desarrollado esta habilidad de sentir espacialmente o más en profundidad, darles un significado o categorizarlo. I PRESENTACIÓN A finales del siglo XX y el inicio de del siglo XXI se ha iniciado la aceleración del uso de las tecnologías de la comunicación y el conocimiento especializado, por tanto, la digitalización nos obliga a replantearnos respecto de la relación fundamental entre los artefactos tecnológicos, las tecnologías, , el cuerpo y la espacialidad. Lo anterior, implica aceptar que el nivel de mediación de la tecnología en relación con la realidad que acontecía en el tiempo y espacio físicos que conocíamos, va quedando a las expectativas del cambio tecnológico y la llamada “singularidad”, llevando consigo la perdida de los umbrales entre lo orgánico y lo inorgánico. El ingreso de las tecnologías de la vida, ha superpuesto una serie de capas de tecnificación de la realidad, es decir, ha generado la conversión de la experiencia del espacio-tiempo de los ciclos sociales y biológicos y de la manera como hacemos inteligible el mundo material y social. Los artefactos tecnológicos tienen la propiedad hoy en día de condicionar en alguna medida la percepción de los sujetos y, por inferencia, toda posibilidad de aprehensión de los ambientes en los cuales desarrollamos nuestra vida social. Consiste fundamentalmente, en que las tecnologías modulan la percepción humana y la realidad que construye el sujeto a partir de artefactos tecnológicos, no por el objeto en sí, sino por el contenido semántico como dispositivos tanto ideológicos, cognitivos y emocionales, en otras palabras, emergiendo un nuevo lenguaje y por tanto nuevas epistemologías, ontologías y nuevas formas de ver los mundos de la vida. La capacidad de la tecnología de mediar la inteligibilidad del mundo es ya una certeza y debemos hacernos cargo de sus consecuencias. De este modo, las tecnologías de intermediación y transmediación se convierten en una suerte de filtro, que reconfiguran la realidad en capas superpuestas unas sobre otras de manera aparentemente caótica, perdiendo gradualmente esa forma de totalidad ontológica que nos referenció y nos dio seguridad. Con el cada vez más complejo diseño de los smartphones (el artefacto punta de las tecnologías), internet de las cosas y la inteligencia artificial comandando los sistemas de vigilancia automatizados que monitorizan a cada segundo el estado de las cosas físicas, biológicas y sociales; los objetos parecen estar igual de vivos como los cuerpos vivientes de los seres humanos y el mundo biológico, transformándose más que en entes fenoménicos inertes incapaces de generar cambios en verdaderos configuradores de la vida biológica , simbólica y cultural. Responden a artefactos protésicos que bajo el nuevo realismo ontológico-relacional son “ecosistemas vivos” capaces de generar redes y flujos de ensamblados de células biológicas con flujos de información algorítmica y entre ellos el comportamiento y la cognición humana, siempre susceptibles de codificar, almacenar y diseñar. Es por ello que, el estudio del artefacto tecnológico es importante, porque éste implica un proceso de producción, diseño, codificación, programación y un contexto cultural específico que motiva su creación, el artefacto muestra como nos vemos y como vemos el mundo. Un estudio de esta naturaleza, obliga a sentar las bases de una disciplina que estudie el proyecto tecnológico desde sus basamentos, y que responda a las proyecciones e implicancias éticas del producto/artefacto o su inserción en el tejido social, no aquí y ahora sino en su devenir y posible evolución tecnológica. Por otra parte, no podemos hablar de artefacto tecnológico sin dejar de pensar en la espacialidad y el cuerpo, pues se ha convertido en nuestro punto de referencia, como el lugar de nuestras comunicaciones y vínculos. Y esto comporta consecuencias, tanto sociales como cognoscitivas. Las experiencias digitales eximen “la organicidad del cuerpo, la materialidad del espacio y la linealidad del tiempo” (Sibilia, 2006: 65)1. La digitalizacion de la espacialidad, representa una suspensión del espacio-tiempo materiales, ofrece una sensación de in-presencia, atemporalidad y ubicuidad que hace por segundos nos desvinculemos de la propiocepción al utilizar un artefacto tecnológico, objeto que realiza tareas por nosotros, reduciendo la complejidad del ambiente a funciones parciales operadas “por él” , haciendo que perdamos esa multiplicidad de formas que tenemos los seres humanos de percibir y experimentar nuestros ambientes de manera directa y autónoma. En efecto, la comprensión del entorno inmediato por parte niños, niñas, adultos, ancianos por nombrar algunos, está configurada desde una disposición en la que el cuerpo está multimodalmente organizado para sentir, percibir y desplazarse por la espacialidad, determinando de manera subjetiva el universo posterior de significaciones y pensamiento del entorno tanto físico como no físico. Sin embargo, esta actividad del ser humano en la espacialidad implica que nos cuestionemos sino estas operaciones ocurren en nuestra mente o forman parte de algo más complejo en los que el cuerpo, los sentidos tienen algo más que decir. Si la discusión fluctuaba entre los polos cognición-cerebro, ahora se plantean que la mente se encuentra corporeizada según las teorías del “mente corporeizada”, “contextualizada”, “actante y extendida a artefactos y cosas”, indican que nuestra corporalidad serían complementos al pensamiento más que una respuesta a los estímulos del entorno, y según esto, ¿Cómo no poder caracterizar el pensamiento espacial desde la corporalidad? Anteriormente la tradición del estudio de la mente y el entorno se había concentrado en el cerebro como la gran matriz de procesamiento de información, sus funciones simbólicas y de representación que determinaba como nos relacionábamos con nuestros ambientes. Era una forma de habitar de la mente, incontaminada, aséptica, sin nexo físico-agencial con el mundo exterior, es decir, computable respecto de signos símbolos y funciones en eternos bucles que se reproducían por medio de representaciones estáticas. No obstante, se ha descubierto que brazos y piernas, y nuestros 1 Sibilia, P. (2006). El hombre postorgánico: cuerpo, subjetividad y tecnologías digitales. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. desplazamientos hacen espacialidad, condicionando lo que biológicamente y neurológicamente podemos procesar, y que, en definitiva, la utilización de las manos para coger objetos y manipularlos había permitido -fruto de la hominización - una relación virtuosa entre la inteligencia y el desarrollo de habilidades de la motricidad elementales. Con esto, el cuerpo, su forma y propiocepción, fueron reincorporados a los procesos de diseño y reconocimiento del ambiente, lo que a su vez repercutió en las concepciones del lenguaje y el significado signado al entorno del sujeto. Desde aquella metáfora informática “la mente como computadora” como idea directriz, la evolución del núcleo teórico cognitivista, se relacionó paradójicamente a otras metáforas y esquemas image-schemas o “esquemas miméticos”, trayendo de regreso la corporeidad y la multimodalidad como base de todo aprendizaje y como fuente de la significación respecto de nuestros entornos. En este derrotero convierte los significados respecto de la espacialidad, como emanaciones de la acción y de la interacción, así, cuerpo y actividad se toman como fuente de las significaciones primordiales, a partir de matrices culturales compartidas con los semejantes, los cuales, no menos corporales, captan los sentidos de la acción sensomotriz de forma multimodal a través de la gestualidad. Si los interpretantes son comunes a los distintos intérpretes, esto es consecuencia a que los intérpretes comparten cierta semejanza, porque sus cuerpos serian en principio semejantes y no solo compartirían esquemas culturales de referencia sino formas de sentir y cohabitar la espacialidad. La gestualidad es compartida porque se coopera y aprehende con otros, ante todo, a partir de “condiciones comunicativas “para su interpretabilidad, viendo, hablando, intercambiando, más allá de las representaciones y algoritmos en favor de una idea de sujeto mediada por la tecnología o los artefactos tecnológicos. Reconocer el interés de investigar la forma como los sujetos no apropiamos cognitiva emocionalmente del entorno nos lleva a proponer el estudio de “. El estudio de los sentidos pone en evidencia que la investigación en general ha dependido tradicionalmente de la vista y el oído, ignorando otros sentidos en la producción de conocimiento. La etnografía de los dispositivos y la sensorialidad, implicará una llamada a practicar no solo la observación participante, sino la sensación participar también a través de nuestros propios sentidos con la realidad que nos toca hacer conocer. En este derrotero que nos lleva a reflexionar con los sentidos nuestra relación con la espacialidad y las cosas, nos lleva a reflexionar sobre nuestra propia práctica: ¿qué sentidos son los que utilizamos cuando tratamos de comprender el mundo y entender otros colectivos, pueblos y culturas? La disciplinad en ciencias sociales no solo han ignorado la sensorialidad de los mundos que investiga, sino que ha ignorado también sus propios sentidos, aquellas herramientas que están fueran del laboratorio y que se encarnan en el cuerpo. Con este trabajo de tesis , se argumentará que la urgencia de que las prácticas académicas se abran a la corporalidad y la sensorialidad como una forma de construir una práctica académica más “sensitiva” y movilizar a todos los campos a partir de la interdisciplinariedad que comporta considerar los sentidos y la conveniencia de tomar inspiración de dominios como las tecnologías digitales y el arte para inyectar una mayor sensorialidad en las prácticas espaciales , que hemos de sugerir llamarle : “ las practicas psicoambientales”. II ANTECEDENTES GENERALES 2.1 Caraterización del distrito San Martí y barrio del Poblenou: El distrito de Sant Martí, se ubica en al noreste de la ciudad de Barcelona, su emplazamiento geográfico se asienta sobre el Pla de Barcelona en su desnivel hacia el litoral. Se compone de diez barrios que presentan grandes contrastes en los indicadores socioeconómicos, denotando estadísticamente desigualdades principalmente en relación al trabajo y la renta de los hogares. Indicadores como la renta tributaria, los niveles de formación o de paro registrado, pueden verse duplicados o incluso triplicados en barrios como la Verneda i la Pau o el Besòs i el Maresme, frente a otros barrios como Diagonal Mar i el Front Marítim o la Vila Olímpica del Poblenou. En referencia a los indicadores de entorno socioeconómico, Sant Martí tiene una renta disponible de los hogares por habitante de 19.806 €/año, que lo sitúa como el quinto distrito con una mayor renta per cápita de Barcelona (con un 92 % de la media de la ciudad). El salario medio es de 30.648 €/año, ligeramente inferior a la media, y el porcentaje de hogares en situación de carencia material severa es inferior a la media de Barcelona en 0,7 puntos porcentuales, mientras que el porcentaje de personas atendidas por los servicios sociales municipales (un 5,5 %, que supone 13.303 personas) es muy similar al del conjunto de la ciudad (5,7 %). 2.2 Actividades productivas en el distrito de Sant Martí: Sant Martí se define como uno de los distritos con más vitalidad económica y potencial de futuro de Barcelona ciudad gracias al desarrollo científico tecnológico. Desde hace más de dos décadas, la agencia “distrito tecnológico y de la innovación 22@”, sentó las bases de la planificación territorial y el desarrollo económico principalmente a partir de la innovación y creatividad de su territorio. En el 2020, en el Distrito había ubicados un total de 20.8902 agentes económicos —el 11 % de los de la ciudad—, y es el tercero en número de actividades, solo superado por L’Eixample y Sarrià-Sant Gervasi. Del total de agentes económicos de Sant Martí, un 37,8 % son personas empresarias individuales, que representan el 13,8 % del total de la ciudad. De las actividades con mayor presencia en el Distrito son el comercio (21 %), los servicios a empresas y actividades profesionales, científicas y técnicas (14,6 %). De acuerdo a lo anterior, al indagar la especialización en el perfil del distrito, predomina dos actividades: a) Actividades vinculadas a transporte y sector industrial como herencia de su tradición; y 2) Actividades vinculadas al conocimiento y a la tecnología y a las industrias creativas. Al agrupar las actividades según el nivel de conocimiento y tecnología por barrios, se observa que, en Sant Martí, se emplazan el 14,2 % de las actividades de alta actividad tecnológica respecto de Barcelona ciudad, dato que confirma la especialización de Sant Martí en este tipo de actividades. Al agrupar el total de los agentes económicos del Distrito, el 23,4 % se relacionan con actividades intensivas en conocimiento y tecnología2. De acuerdo a los barrios, el Parc i la Llacuna del Poblenou, Diagonal Mar i el Front Marítim y el Poblenou son los que tienen una mayor especialización en este tipo de actividad del distrito y de la ciudad. Si bien el llamado ecosistema económico de Barcelona es diversificado y articula varios sectores productivos, seis son los sectores estratégicos de los que se vislumbra un mayor desarrollo económico a nivel interno y metropolitano, y por sus potencialidades para su internacionalización y posicionamiento global. Respecto de lo anterior, las actividades económicas de sectores estratégicos en Sant Martí representan el 48,4 % del total de actividades del Distrito en el año 2020, superior a la media metropolitana en los sectores estratégicos de industria del conocimiento, las TIC y sectores creativos y marginalmente en el sector salud y comercio. Con un 30,5 % del total de los locales en planta baja del Distrito, el comercio al detalle es un sector económico importante en el distrito, aunque relativamente inferior al del conjunto de Barcelona (35,8 %). Después del cese de la actividad económica durante los meses del confinamiento en pandemia, el valor de las transacciones comerciales en el distrito recupera gradualmente los niveles previos a la pandemia, y en abril del 2021 el índice de recuperación del comercio al detalle se sitúa en el 121 %, un valor 24 puntos superior a la media de Barcelona (97 %) En cuanto a los servicios, la evolución en el Distrito es muy similar a la del conjunto de la ciudad, y en el mes de abril de 2021 el índice de recuperación del Distrito se encontraba en el 101,5 %. 2.3 PROYECTOS DE DESARROLLO LOCAL IMPLEMENTADOS: 2.3.1 Proyectos relacionados a industrias creativas vinculadas al territorio. a) Disseny Hub Barcelona: Emplazada al lado de plaza de las Glòries, en el barrio del Parc i la Llacuna del Poblenou, está inmerso en un proceso de transición a equipamiento de referencia del conjunto de las industrias creativas. Promueve la gobernanza del sector “Consejo Barcelona Creativa” como de los principales acontecimientos sectoriales en la ciudad, abriendo el foco a otros ámbitos más allá del diseño, audiovisual. Tiene el objetivo complementario de hacer red con el ecosistema del territorio como ha sucedido, por ejemplo, con la inclusión del Poblenou en el proyecto “Dissenyem comerç”, para la transformación del comercio de proximidad con las aportaciones de estudiantes de las escuelas de diseño de Barcelona. 2Fuente: elaboración del Departamento de Estudios de la Gerencia de Economía, Recursos y Promoción Económica a partir de los datos de INFORMA D&B e Inatlas. b) Incubadora Palo Alto Incubadora del sector de las industrias creativas el edificio catalogado de Palo Alto, en la antigua fábrica Gal i Puigsech, en el barrio de Diagonal Mar i el Front Marítim del Poblenou. La incubadora se centra en desarrollar empresas y proyectos especialmente focalizados en el ámbito audiovisual. Formará parte de la red de incubadoras de Barcelona Activa y estará operativa a finales del 2023. 2.3.2 APOYO AL ECOSISTEMA CREATIVO DEL DISTRITO SAN MARTÍ: El distrito de Sant Martí cuenta con una densidad muy notable de empresas y proyectos en el ámbito de las industrias creativas, de manera más intensa en torno al 22@ y el Poblenou. Con la intención de contribuir al fortalecimiento de estas iniciativas, así como a su visibilización entre la ciudadanía y su red socioempresarial, se trabajará para dar apoyo a iniciativas tales como las de Poblenou Urban District, asociación sin ánimo de lucro creada en el 2012, que agrupa a empresas del sector creativo y cultural del Poblenou, y que programa acontecimientos consolidados como el Poblenou OpenDay. Dentro de este ecosistema creativo queremos destacar cuatro propuestas culturales, por su valor intrínseco y la vinculación al territorio, que reciben subvención desde el Distrito: i. Talleres Abiertos del Poblenou, donde los espacios creativos participantes abren las puertas al público en general para ofrecer una gran muestra de actividades culturales y participativas. ii. Torre de las Aguas del Besòs, con visitas guiadas a uno de los únicos elementos que han sobrevivido del patrimonio industrial en el litoral de Barcelona, en el barrio del Poblenou. iii. Hop Sant Martí, que fomenta la creación escénica contemporánea de las danzas urbanas. iv. Escena Poblenou, un festival de artes escénicas contemporáneas multidisciplinar, implicado con el territorio y con la realidad social actual, que tiene la vocación de potenciar, visibilizar y dar apoyo a creaciones que incluyan nuevos lenguajes escénicos, dramaturgias y formas de relación con las personas espectadoras, y de convertir el arte escénico y la creación contemporánea en una herramienta para el empoderamiento y capacitación de la ciudadanía en la construcción de nuestra sociedad. a) Proyecto “Dissenyem comerç”: Este proyecto quiere potenciar y dinamizar el comercio de proximidad y reactivarlo con propuestas transversales e innovadoras, uniendo escuelas de diseño y ejes comerciales, centrado principalmente en el Poblenou Eix comercial. Estudiantes de diseño, moda, artes visuales, arquitectura o audiovisual de las diferentes escuelas de diseño e industrias creativas de la ciudad trabajarán junto con el tejido comercial de la ciudad para elaborar propuestas de dinamización y potenciación del comercio de barrio. A principios del 2021, el proyecto ha llegado también al distrito de Sant Martí, con un acuerdo entre el Eje Comercial del Poblenou y el centro Acid House. 2.3.3 LA VOCACIÓN DE POLO TECNOLÓGICO DEL DISTRITO SAN MARTÍ: En Sant Martí se concentran hoy en día los proyectos de desarrollo económico y tecnológicos con potencial de futuro de la ciudad de Barcelona. Esta iniciativa es impulsada por la implementación del “distrito tecnológico y de la innovación 22@” que desde su fundación en el 2001, se ha centrado en gestionar el incremento de las empresas de tecnología y conocimiento, además de las manufacturas asociadas a ellas en el distrito, esto se potencia además por la instalación de centros las principales universitarias catalanas en investigación y de transferencia tecnológica. Paralelo a ello, hay iniciativas sociales asociadas al desarrollo de tecnologías desde la ciudadanía , como talleres basados en el “movimiento maker”, coworking públicos y privados, así como proyectos como el Ateneo de Fabricación de Ca l’Alier miembro de la red de fabricación AEUS. La vocación de polo tecnológico desde un punto de vista estadístico se confirma puesto que se encuadra en el 14,2 % de las actividades de alta tecnología respecto de Barcelona metrópoli y, porque además que el 23,4 % de los agentes económicos del distrito buscan participación y mercados relacionados con las tecnologías y conocimientos emergentes resultando un foco de atracción para el sector. A partir de estos enfoques nace la asociación 22@NETWORK BCN clúster que reúne a las principales empresas, universidades, centros tecnológicos, pymes y Start-ups que se crearon y crean en el territorio de San Martí. Dentro de sus objetivos está el fomento del ámbito tecnológico, desde la lucha contra la brecha digital de la ciudadanía hasta la promoción de formaciones y empresas en tecnología especializada y avanzada. 2.3.4 INICIATIVAS EMPRESARIALES TECNOLÓGICAS Y/O INNOVADORAS IMPLEMENTADAS: En distrito del 22@, Sant Martí dispone de una red de las llamadas “incubadoras de negocios” impulsadas por Barcelona Activa que dan apoyo al crecimiento y a la consolidación de proyectos empresariales, que tienen como denominador común el impacto tecnológico y/o el factor innovador de la industria 4.0. Esta red atrae y refuerza el capital y el ecosistema tecnológico articulando lo que se denomina “la inteligencia territorial”. a) Incubadora Glòries: La Incubadora Glòries tiene como objetivo promover y dar apoyo a la creación de empresas innovadoras, se trata de espacios y construcciones de alta calidad para pequeñas empresas de nueva creación, que facilita la generación de redes de cooperación tanto entre las empresas que hay instaladas como con todo el ecosistema emprendedor, dirigidos a la mejora de la competitividad de estas empresas, y fomenta la creación de empleo y riqueza para la ciudad. Como requisito, las empresas alojadas son de nueva creación o, como máximo, llevan cinco años de actividad y deben ser promovidas en más del 50 % del capital social por personas físicas. b) Incubadora MediaTIC La incubadora tiene como objetivo principal promover y dar apoyo a la creación y crecimiento de empresas de base tecnológica, principalmente en la generación de puestos de trabajo cualificados, a fomentar la transferencia tecnológica, el conocimiento y los resultados obtenidos en la investigación hacia la empresa, y a convertirse en un punto de encuentro y de cooperación entre los agentes del ecosistema: universidades, centros de investigación, empresas, inversores/as, etc. Es una incubadora dirigida a empresas de alto impacto tecnológico. Utilizan la metodología “know-how” como gran activo de la empresa, con equipos de trabajo integrados por personal científico y/o técnico altamente cualificado, y preferentemente empresas que desarrollan tecnologías de la Inteligencia Artificial, Big Data, tecnologías espaciales, IoT, nanotecnología y robótica. c) Incubadora Almogàvers: Se trata de un equipamiento para el desarrollo de nuevas empresas que concentran innovación tanto del entorno de los programas para emprender y procesos de incubación, en definitiva, un espacio de referencia para la economía 4.0 para todo lo que tiene que ver con los sectores estratégicos para la ciudad, principalmente industrias creativas. Se centra en las alianzas de actores público-privados como: Fundación Prevent: inserción social y laboral de personas con discapacidad, promoción de entornos de trabajo seguros y saludables. UOC (Universidad Oberta de Catalunya): Hubbik es la plataforma que impulsa el emprendimiento y la innovación de la UOC. UPF (Universidad Pompeu Fabra): unidad de innovación y parques de investigación, UPF Business Shuttle. Elisava (Escuela Universitaria de Diseño e Ingeniería de Barcelona) 2.3.5 PROYECTOS DE CORTE TECNOLÓGICO ORIENTADOS HACIA LA CIUDADANÍA: (Proyectos implementados al 2024) a) Disminución de la brecha digital y fomento del talento digital: El distrito de Sant Martí también cuenta con instrumentos que tienen como objetivo contribuir al desarrollo y a la mejora de las competencias tecnológicas y al fomento del talento digital de la ciudadanía, tanto en la vertiente profesional como en el uso de la tecnología para la vida cotidiana. El espacio físico de referencia en términos de formación tecnológica e innovación es el Cibernàrium 22@, situado en el edificio MediaTIC. b) Formación y vocación digital: Una estrategia clave para disminuir la brecha digital y avanzar en la alfabetización digital de la ciudadanía son las Antenas Cibernàrium, que se encuentran distribuidas en varias Bibliotecas de Barcelona. Para el caso de Sant Martí hay dos antenas de referencia: i. Biblioteca Camp de l’Arpa — Caterina Albert ii. Biblioteca El Clot — Josep Benet Ambas bibliotecas tienen dentro de su programación actividades formativas relacionadas con Internet y nuevas tecnologías, fomentando a distintas cohortes, la adquisición de conocimientos y el aprendizaje utilizando ordenadores, tabletas, smartphone o apps. Se promueve además el fomento de las vocaciones científicas y tecnológicas dirigidas a niños y niñas del Distrito. la mayoría son actividades prácticas que propician el conocimiento de las disciplinas relacionadas con STEAM Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Arte y Matemáticas. Otra iniciativa es la promovida por los proyectos del Plan de Barrios Superar la brecha digital implica no solo favorecer el derecho a un acceso igualitario a la infraestructura de red y a ordenadores, sino enfatizando los conocimientos y aptitudes que permitan su uso por parte de la ciudadanía en áreas temáticas esenciales. En este sentido, el Plan de Barrios interviene en la mejora de la red wifi gratuita en varios equipamientos municipales del Besòs i el Maresme y de la Verneda i la Pau que se réplica al resto de los barrios buscando la ampliación de espacios tecnológicos donde haya disponibilidad de conexión, de dispositivos y de cursos de capacitación para los vecinos y las vecinas. 2.3.6 PROYECTOS TIC`S: CON FOCO EN LOS CENTROS CÍVICOS, CASALES DE BARRIO Y CASALES DE PERSONAS MAYORES. El objetivo de esta iniciativa es la comunicación y la participación del vecindario en las diferentes actividades comunitarias que se desarrollan en el barrio, reforzando todas aquellas dinámicas que disminuyan o eliminen la brecha digital. El proyecto surge de la necesidad detectada en el vecindario en cuanto a dificultades en el ámbito tecnológico y recoge toda una serie de acciones en colaboración con los equipamientos para dar respuesta a la demanda vecinal. Casal de Gent Gran Joan Casanelles, Casal de Gent Gran Parc Sandaru, Casal de Gent Gran Taulat - Can Saladrigas, Casal de Gent Gran Joan Maragall, Casal de Gent Gran Quatre Cantons, Casal de Gent Gran Sant Martí. Las principales áreas de intervención son el equipamiento: apoyo al plan de comunicación y formación del personal del equipamiento con relación a los recursos tecnológicos para mejorar la difusión de las actividades. i. Intervención en el vecindario: atención a la ciudadanía en acompañamiento y asesoría en trámites administrativos. ii. Formación en nuevas tecnologías: se han ofrecido una serie talleres para su desarrollo en diferentes equipamientos municipales. Las áreas son: PFI auxiliar de montaje y mantenimiento de equipos informáticos, CFPM sistemas microinformáticos y redes, CFPS administración de sistemas informáticos en red; CFPS desarrollo de aplicaciones multiplataforma; CFPS desarrollo de aplicaciones web; Cursos de especialización; Formación ocupacional. iii. Fomento del talento digital: Por una parte, la divulgación y capacitación tecnológica especializada en el Cibernàrium 22@. También clases magistrales, dirigidas a fomentar el conocimiento y la reflexión sobre las últimas tendencias tecnológicas, sus aplicaciones y los debates en torno a su impacto social y humano. El carácter es de divulgación a partir de actividades formativas con especialización en contextualizar los cambios tecnológicos y los desafíos para el desarrollo local. Dentro del ecosistema Cibernàrium 22@, la IT Academy, un programa gratuito de formación TIC de larga duración para capacitar los perfiles calificados que más demandan las empresas de Barcelona en el sector TIC. La formación en desarrollo web se basa en: back-end, front-end y Data Science, además de cursos intensivos en análisis de datos Big Data, ciberseguridad, blockchain. Principalmente utilizan un método de autoaprendizaje guiado y un servicio de mentoría y la alternación entre presencial y online o “sistema híbrido”. Una vez finalizado el programa de formación y adquiridos los conocimientos requeridos, Barcelona Activa hace un acompañamiento en la búsqueda de oportunidades laborales. III AMBIENTES PARA LA PRODUCCIÓN DE LA ESPACIALIDAD DIGITAL. Diagrama numero 1: Síntesis tercer informe de avance 2023-24 Elaboración propia 3.1 Nuevas proximidades y la inmersión en la economía del conocimiento en las espacialidades digitales: mirada territorial. En el informe dos, se habló de transiciones desde sociedad informacional que va de una economía basada conocimiento a una sociedad de logaritmos, modelizada por la industria 4.0 y la preeminencia de la tecnología en todos los aspectos de actividad humana. Nos referimos ante todo a las aceleradas transformaciones en la tipología de las estructuras productivas que se implementaron gradual pero aceleradamente en las sociedades posindustriales, a partir dos últimas décadas del siglo XX, como consecuencia de la mutación de los modelos de producción en escala o fordistas y al proceso de migración socioeconómica de muchas economías posindustriales hacia el área de los servicios y conocimientos que sirvieron posteriormente, para la creación de una nueva economía, nuevos negocios y nuevos actores, donde las palabras innovación, inteligencia y ecosistemas se transforman en los conceptos transversales para su consolidación y evolución. Desde el punto de vista urbano, los asentamientos donde la población cualificada-ahora “trabajadores cualificados”- tiende a emplazarse particularmente, en aquellos en los que existe infraestructura arquitectónica o acervos de la era fordista (algunos en obsolescencia) susceptibles de entrar en un programa de renovación, o un mayor acceso a alternativas de movilidad, irrigados por avenidas, áreas verdes de calidad, espacios de ocio y un renovado espacio público, funcional a los principios de la sostenibilidad y sustentabilidad ecológica, económica, social, además de un consolidado equipamiento tecnológico. Son una tipología de aglomeraciones que exacerban el capital intelectual y los beneficios que subyacen a la economía del conocimiento, economía que se funda en la captación, la retención, el aprovechamiento del talento y los saberes existente en los sujetos, en particular, el conocimiento que surge de sus prácticas científicas y de sus procesos de interacción espacial (Simmie, 2001)3. En efecto, a través de modelos Smart´s basados en el “place market”, las metrópolis se centran en ofertar a partir de inversiones, estrategias, planes y proyectos para la planificación un ambiente innovador, itinerarios tecnológicos especialmente rupturistas con el modelo industrial anterior, empero, basados en necesidades y conocimientos especializados que reporte la reproducción de una economía emergente que se las juega el todo por el todo por la producción y la colectivización del conocimiento y que este tenga una impronta y una imagen igual de tecnológica. En este sentido, juegan también los entornos atractivos para el consumo y el ocio, opositan mejor para atraer y retener trabajadores cualificados destinados a empresas igualmente innovadoras, por lo tanto, es dable otorgarle un hábitat que responda a este estilo y modos de vida. En efecto, ya no se requiere de grandes espacios e infraestructura para la producción, pues se fusionan el hogar y productividad, sin embargo, para que ese conocimiento en alguna medida se reproduzca y genere sinergias, requiere de su socialización respecto a otros de igual o mayor competencia. 3.2 Las demandas por el conocimiento digital e informático y la creación de ambientes para la productividad: El abanico de profesiones y el grado de especialidad es variado en la economía del conocimiento, pero principalmente son programadores, diseñadores, gestores de comunidades online, periodistas, comerciales, consultores. Es más, debido a la tendencia espacializadora y acumulativa del conocimiento y su tecnosfera, el saber digital e informático, se caracteriza por ser altamente práctico, perfeccionado desde la experiencia directa y la acción concreta sobre un problema a resolver, al mismo tiempo que es altamente pragmático y aplicado de manera intuitiva, difícil de enlazar a otros tipos de conocimientos, pero usualmente compartido a través de la experiencia a modo de ensayo y error. Y en este sentido, las diferencias cognitivas y de oportunidades son persistentes para su localización y especialización pues lo importante no es el trabajo en sí, sino, el ambiente de trabajo, lo que lo rodea, que por cierto debe estimular y desafiar, pero reconfortar a la vez, debe 3 SIMMIE, J. (2001): Innovative Cities. Spon Press, Londres. entretener pero sin perder la autodisciplina y la consecución de metas diarias, “no supervisor,” no rules” , “no schedules” pero sí mucha práctica y auto-motivación que se comparte con otros en lugares apropiados donde no existe la compartimentación de oficinas, sino grandes salones con mesas en común, un “ coworking”. En una Startup o un coworking del barrio, como mencionan Storper & Venables (2004)4 los contactos “face to face” son la base de la socialización y transversalizan la economía del conocimiento y parte esencial de los procesos de digitalización a pesar de la complejidad y los contenidos de información que se transmite y lo individual que se percibe el trabajo aplicado. Al respecto resaltan dos aspectos fundamentales en términos de la construcción de relaciones y vínculos sociales dentro de una Startup cuya modalidad es el coworking, por ejemplo. 1) La comunicación directa entre sujetos: proporcionan una eficiente tecnología de comunicación sobre todo cuando hay información que no se puede ser codificada, pero permite la implementación de habilidades blandas que permite el desarrollo de otras más complejas como la modulación y categorización de información relevante. 2) Promueven y cimentan relaciones de confianza entre los diferentes actores de la economía que se funda en los grados de especialización y habilidades. Los efectos combinados de estas propiedades conducirán a “la generación de ambientes para productividad 2.0” donde los sujetos interactúan, realizan trabajo cooperativo con otros sujetos también con altas cualificaciones para comunicar ideas y sancionar las propias, permitiendo la fertilización cruzada entre redes de actores especializados. 3.2 Acerca de los conocimientos demandados: Las competencias que exigen las prácticas en esta economía, se basan en “la programación”. Es el nivel más visible de la forma de pensar la productividad o la solución a los problemas y desafíos del perfeccionamiento humano. Es útil no sólo en ese ámbito de actividades cognitivas, las que se utilizan en el desarrollo o la creación de programas y de sistemas informáticos. En definitiva, sostienen que hay una forma específica de pensar, de organizar ideas y representaciones, que es propicia y que favorece las competencias computacionales. Se trata de una forma de pensar que propicia el análisis y la relación de ideas para la organización y la representación lógica de procedimientos. Esas habilidades se ven favorecidas con ciertas actividades y con ciertos entornos de aprendizaje desde las primeras etapas de nuestro desarrollo humano y no solo cuando situamos al sujeto en un entorno o ecosistema digital 4.0. Se trata de la especialización de un pensamiento específico, de un pensamiento digital. Hemos dicho que un precedente remoto de estas ideas está en el construccionismo. En todo el planteamiento subyace, como idea-fuerza, que, al iguala como sucede con la música, con la danza o con la práctica de deportes, el pensamiento digital pone en contacto a con una diversidad de actividades humanas aplicando la observación , la manipulación, 4STORPER, M. y VENABLES, A. J. (2004): “Buzz: Face-to-face contact and the urban economy” en Journal of Economic Geography, n. 4, pp. 351-370 procedimientos como la seriación, discriminación de objetos por propiedades, el desarrollo pensamiento abstracto para la resolución de problemas , también la modulación , de análisis descendente, de análisis ascendente, de recursividad. 3.3 El aprendizaje colectivo, el saber haciendo: Otra característica de este tipo de organización del trabajo y del conocimiento, es la diversidad social, étnica y cultural dentro de un grupo de trabajo o de formación -en el contexto productivo de la economía del conocimiento- contribuye a los procesos de aprendizaje colectivo, tal como lo advertía hace algunas décadas Jane Jacobs (1969)5 en su crítica a los planificadores de la ciudad zonificada. Esta autora en una apología a la diversidad territorial, vincula la creación de nuevos conocimientos como una consecuencia del contacto entre las personas dedicadas a actividades disimiles, relacionando el concepto de diversidad social , al proceso de generación de conocimiento e innovación y su especialización, cuando por ejemplo el conocimiento es codificado, los contactos cara a cara pueden ayudar también a su mejor transmisión dentro de estas redes, ya que para su correcta asimilación se requiere de estrategias know-how, que por naturaleza depende no solo de las habilidades y conocimientos de los sujetos, sino que, además, de las características sociales y culturales intrínsecas de los lugares donde se desarrollan esas prácticas o actividades tal como lo enunciábamos en los párrafos anteriores. En este tipo de organización del conocimiento dentro de una espacialidad y agrupación determinada que pretenda regirse por principios de la emergente economía, el aprendizaje colectivo es una de las externalidades de conocimiento científico, asociada a la existencia de aglomeración (Boschma y Lambooy, 2002)6. Por lo tanto, la adquisición de aprendizaje por los múltiples contactos “face” entre diferentes actores económicos es una variable que está en función creciente del tamaño de la ciudad (Glaeser, 1999). La proximidad espacial a secas, se convierte así, en un factor determinante en la consolidación de redes que propician la generación y transmisión del conocimiento que alimenta los procesos de innovación, ya sea en la forma de permanente colocación entre empresas y trabajadores o la realización de contactos cara a cara como segmento que constituyen la nueva base social de la economía 4.0 que busca la mixtura entre lo nuevo y lo antiguo , entre lo digital y lo analógico hasta hibridarse por completo en estas socializaciones 4.0. 5JACOBS, J. (1969): La Economía de las Ciudades. Península, Barcelona. 6Boschma, Ron & Lambooy, Jan. (2002). Knowledge, Market Structure, and Economic Coordination: Dynamics of Industrial Districts. Growth and Change. 33. 291 - 311. 10.1111/1468-2257.00192. 3.4 Entre la proximidad espacial y los ecosistemas de innovación: el caso de Barcelona ciudad. En los procesos de generación de conocimiento e innovaciones la proximidad espacial se fusiona con otras formas de proximidad, especialmente de proximidad cognitiva y organizacional (Boschma, 2005)7 que finalmente para efectos de nuestra tesis es lo que nos importa, pero debemos cautelar de plantarlo como una hipótesis más que como un hecho social, sobre todo cuando en el contexto de la digitalizacion, la proximidad es mediada , relativa y está en función de las expectativas espacio- temporales de los sujetos. Boschma afirma que la proximidad geográfica tiene externalidades positivas, y que con cierta combinación de algún nivel de proximidad cognitiva será suficiente para que se dé la generación de conocimiento y un aprendizaje colectivo. Este será logrado a través de una base de conocimiento constituida por saberes y habilidades diversas y complementarias. Son redes de acoplamiento flexibles, formas de arraigos transitorias, una institucionalidad común además de adaptada a la apertura digital, y, la combinación de actores locales y vínculos extraterritoriales. Estos elementos favorecen las conexiones entre actores diversos para combinar acervos de conocimiento, evitando de esta manera los problemas asociados a la escasa, nula o excesiva proximidad física. Y es porque estos dispositivos ofrecen una apertura hacia otros mercados o actores, pues generarían encuentros de estilos de vida diversos, asegurando el control y flexibilidad permitiendo la implementación de nuevas ideas y a su vez nuevos ciclos de aglomeración. Por otra parte, cuando se habla de “incubadora de negocios” en el lenguaje de esta economía 4.0, se habla de la incubación de conocimiento y mercados, requiere, por tanto, de un equilibrio a partir de “enmadejamiento” de relaciones locales y no locales que legitime aspectos esenciales como el mejoramiento de la calidad de vida, los principios de la agenda de sostenibilidad de los gobiernos y la apertura de mercados. En este sentido destacan las metrópolis como Barcelona, Bilbao, Málaga en España, como ciudades receptoras de la economía del conocimiento por su mayor oferta territorial en términos de infraestructura, una población de trabajadores cualificada y una consolidada producción científica y tecnológica que conceptualmente se denominan “Ecosistemas de innovación” como una forma de emergente de aglomeración. El “MIT Sloan Management Review”8 en el 2022, definió esta tipología de “ecosistemas” como: “lugares que involucran a cinco tipos de partes interesadas (instituciones de investigación, empresarios, corporaciones, inversores y gobiernos) unidos por un sólido tejido social de interés mutuo, necesidades, recursos complementarios y confianza”. Son, en definitiva, entornos de innovación y emprendimiento, que además de priorizar la investigación, desarrollo e innovación (I+D) la inversión y el crecimiento cimentados en la tecnología, jerarquizan también aspectos como la movilidad privada cero emisiones y el transporte público, así como solida infraestructura tecnológica y espacios accesibles que fomentan ciertos tipos de ocio, la conectividad y lugares para vivir como amenidades a los espacios de productividad y entrarían en el concepto de ambientes para la productividad 2.0. 7 BOSCHMA, R. (2005): “Proximity and innovation: a critical assessment” en Regional Studies, n. 39 (1), pp. 61-74. 8 MIT Sloan Management Review (2022). Compromiso estratégico con los ecosistemas de innovación. Según estos criterios, la habitabilidad o la calidad de vida redundarían el crecimiento económico inclusivo y equitativo, facilitar y mejorar la productividad y por tanto, los niveles de competitividad a través de la innovación. Así mismo, para entender la naturaleza y funcionamiento de estos ecosistemas debemos remitirnos a una perspectiva sistémica, basados tanto en sectores y subsectores específicos, como, por ejemplo, vehículos eléctricos o telemedicina; como también centrados en funciones como la Inteligencia Artificial o el Internet de las cosas “IoT”, y su aplicación en múltiples sectores. En oportunidades se dan los ensambles entre sectores y las funciones, como puede ser el caso de la I+D de las ciencias de la vida y la tecnología de la información. En Barcelona, por ejemplo, casi 8 de cada diez de estas 96 empresas han optado por radicar físicamente el HUB en ciudad condal (78% del total) y, concretamente, en el distrito 22@ del Poblenou, zona que concentra la mayoría de los Hubs, donde se han instalado el 46% de los centros tecnológicos, seguido del Eixample (28%), los demás se encuentran diseminados en otros municipios del área metropolitana (Baix Llobregat y Vallès Occidental) y en Sitges (Garraf). Laia Bonet menciona, sobre empresas que eligen Barcelona por su “importantísima capacidad de atracción de talento multidisciplinar, por el alto nivel del talento local, por el ecosistema empresarial e industrial establecido en la ciudad y también por su ubicación geográfica”9. Por otro lado, Sassen (2011), Castells y Hall (1994) discuten el valor que tienen estas aglomeraciones urbanas como “nuevos espacios de concentración del empleo y la oferta de servicios de esta nueva economía.”. Sassen, por una parte, lo atribuye al interés que despiertan estos tipos de aglomeraciones centrales para la localización de las oficinas centrales de las grandes empresas a modo de “headquarters”; por otra parte, Castells y Hall, se inclinan por el importante desarrollo de TIC´S y al proceso de globalización que con su interconectividad universal ayuda a reforzar los atributos de centralidad de estas ciudades al mismo tiempo que jerarquiza respecto de otras. Según la Fundación Mobile World Capital Barcelona, empresas Nestlé, Pepsico, Ocado, Roche, Amazon, Bayer, Cisco, Danone, IBM, Enel, Zurich, Schneider Electric, Festo, King, Lidl, Sanofi, Dedalus, Microsoft, Alexion, MiR Robots, Porsche Digital, Scopely, Teladoc, Veriff, Ypsomed han elegido Barcelona para realizar investigación y desarrollo en alta y media tecnología. En el 2022, un Hub medio contaba con un equipo de 160 personas, con una mayoría de profesionales de entre 31 y 40 años, de los cuales un 30% son mujeres. El 40% de los 96 centros superan los cien trabajadores. Asimismo, según el estudio, tienen una media de personas extranjeras equivalente al 38% de los contratados. Los profesionales provenientes de Europa y América del Sur son los mayoritarios, pero la media de nacionalidades que conviven en un hub se sitúa en 18, aunque en algunos centros existen personas de más de 60 países. En este tipo de oficinas predomina el trabajo híbrido, con un peso inferior al 30% en el caso de trabajadores full remote, es decir, profesionales asignados a estos centros, pero que no trabajan ni viven físicamente en Barcelona 9https://www.thenewbarcelonapost.com/barcelona-suma-ya-96-hubs-tecnologicos-con-un-impacto-economico-de-mas-de-1400- millones/ pero que dependen de una matriz o sede. Según este estudio, más allá del impacto económico, estos hubs son altamente beneficiosos para el territorio, puesto que atraen e incentivan el talento digital a lugares donde si bien ha habido actividad industrial existe la posibilidad de una renovación a partir de la captación de talento que importan e implementan culturas de trabajo innovadoras propiciando la instalación de nuevas grandes multinacionales. En este sentido, en la contratación profesional con el perfil y sector tecnológico promueve la contratación de otros profesionales o áreas de otros servicios en una cadena considerada virtuosa. Según los antecedentes anteriores, se pone de relieve desde el punto de vista urbano: i. El hecho que los patrones de aglomeración de los procesos de innovación, y consecuentemente del empleo en sectores del conocimiento, están ampliamente relacionados con una cuestión de jerarquía espacial. Es decir, es en las ciudades y regiones urbanas que disfrutan de mayores condiciones de centralidad por su mejor accesibilidad, diversidad económica, existencia de trabajadores altamente cualificados y un entorno que facilita la innovación constante y la cooperación, donde el empleo en estos sectores económicos tenderá a estar localizado. Debemos entender que el habitar en tiempos de la digitalizacion y la tecnología es vivir y trabajar entre antiguas fábricas y almacenes en espacios de trabajo y vivienda, así como la creación de zonas verdes y espacios públicos que tributan y refuerzan la idea de innovación, tecnología o modos de vida tecnológicos, que pueden ser transitorios o permanentes según se entienda la movilidad o la presencialidad de los trabajadores. ii. Esta aglomeración espacial parte siempre desde una escala barrial, construyendo “nichos” donde confluyen este conocimiento especializado con las ideas y opiniones de los habitantes de una misma comunidad, a través de propuestas, reportes y sugerencias, apoyados en una infraestructura digital de calidad, el uso de las herramientas colaborativas o crowdsourcing y de las tecnologías geoespaciales, proponen mejorar el entorno y su calidad de vida del barrio, haciendo inmersión en un tejido social ya establecido con fuertes lazos comunitarios, identidades compartidas e historia barrial en común. Bajo este predicamento, y conjuntamente, se produciría la apropiación de las decisiones que se toman en la comunidad bajo el concepto de “ciudadano digital”, convirtiéndose en la herramienta ideal para el desarrollo de la gobernanza donde la tipología de actividades incide en el devenir del barrio, es decir, ciudadanía, ciencia, empresa cohabitan y comparten una misma espacialidad. IV ESPACIALIDAD DIGITAL 4.1 Primera mirada a la espacialidad digital de las metrópolis y los modos de vida tecnológicos: Lo primero es sugerir que, en los estudios de la digitalización de la sociedad, a saber, softwares, apps, tecnologías responsivas y capacitivas, dispositivos de sensorización, seguimiento y reconocimiento, por nombrar algunos, han ignorado el rol que tienen en la conformación de la espacialidad humana. Se relegan como herramienta conceptual y analítica para comprender cómo y por qué inciden en las relaciones sociales y en la forma como entendemos nuestras espacialidades en el contexto de la digitalización. En efecto, la espacialidad vívida y sus propiedades es un componente critico dentro de las actuales metrópolis, los es, junto con las relaciones sociales y la temporalidad. No se trata solo de comprender los procesos urbanos a un nivel macro, sino que el verdadero desafío estriba en dilucidar como, las tecnologías que junto con los modelos emergentes de desarrollo urbano se entreteje lo digital en la vida cotidiana y transforma nuestras espacialidades. Bajo la premisa de que las relaciones sociales no operan independientemente del espacio o simplemente en un lugar determinado anquilosándose, la espacialidad debemos entenderla como un fenómeno activo, multiforme que involucra aspectos cognitivos, emocionales, motivacionales y en definitiva comportamentales, resulta de un predicamento ético sobre como la espacialidad es constituida por humanos y no exclusivamente por máquinas y la tecnología. Aquellos podemos decir, son los elementos constitutivos en la producción de relaciones sociales, formaciones comunales, organización política del territorio y regulación del comportamiento con y en el espacio a nivel individual y colectivo. Por otra parte, es importante ahondar en las prácticas o la especificidad de las actividades referidas al habitar los barrios, los transcursos, las movilidades, los lugares comunitarios, públicos y privados pues desarrollan y constituyen relaciones en las que la sociedad se reproduce y a la vez que son creadoras de espacialidades. Por ejemplo como hemos apuntado, el trabajo de las personas se realiza en lugares específicos pero dependerá de si es presencial o no, el consumo se desarrolla en ciertos espacios comerciales que pueden ser presenciales como no, el ocio adquiere un bivalor , la vida doméstica se desarrolla entre lo físico y virtual , los viajes consisten en a través de y entre localidades mediados por dispositivos , o quizás integrada dentro de dominios o vínculos particulares o lugares geográficamente separados. En todos estos casos, el contexto espacial no es incidental ni inerte, es constitutivo y productor: es dónde se hace la diferencia hoy en día. El espacio es un participante activo en la co-creación y expresión del comportamiento humano, y en este sentido, la espacialidad en el contexto de una sociedad post-informacional está profundamente moldeada por las relaciones co-constitutivas entre software, relaciones sociales, las propiedades espaciales , las materialidades y el tiempo; y, a su vez, el software y los dispositivos, adquieren protagonismo porque altera las condiciones mediante las cuales se forman la sociedad, el espacio y el tiempo a la vez generando cambios en las experiencias que los sujetos tienen respectos de sus ambientes. Ahora bien, para entender de qué manera la espacialidad en el contexto de la digitalización de las ciudades se constituyen en términos de atribuciones a los objetos u dispositivos se propone estudiarla desde la concepción ontogenética y relacional del espacio, su utilidad para ilustrar la relación productiva entre la sociedad y la creación de las espacialidades digitales. Al desarrollar esto último, sostenemos que las tecnologías/espacios se entienden mejor como de naturaleza ontogenética/relacional, es decir, generan habitats creados y re-creados a través de la tecnicidad de los modos y formas de vida ya existentes en el territorio. 4.2 Las espacialidades positivistas: Parte de la lógica con la que entiende y moldea el espacio la tecnología y la digitalizacion se basa en las ciencias generales de principios de siglo XX. Aquí el espacio estaba implícito en cualquier actividad humana y no humana, era un “contenedor de cosas y actos”. Incluso en parte de la tradición geográfica cuando el enfoque principal es lo espacial, se precisaba la descripción de la singularidad de los lugares y trazando patrones a través de regiones y dentro de paisajes particulares, en lugar de explorar la naturaleza del espacio en sí y en cómo se constituía como tal. Aquí, el espacio se comprendía en términos absolutos, como si tuviera dimensiones invariables a través de las cuales se podían medir y cartografiar pre construyendo sus objetos de estudio, parafraseando a Bourdieu, conceptualmente el espacio era naturalizado y los procesos espaciales eran teleológicos y predecibles. Tal planteamiento se expresa en epistemologías que ven en la erudición geográfica y la acumulación de datos e información digitalizada para tratar de reinventarse como una “ciencia espacial” y actualmente “GEO-IA”, transformándose de una disciplina ideográfica (recopilación de hechos y datos espaciales) a una nomotética (que produce leyes) centrada en sobre la distribución de datos, la disposición de ubicaciones, patrones geográficos y procesos (ver Schaefer 195310; Burton 196311; Harvey 196912). Aquí, el espacio en términos formales, se define desde la geometría euclidiana y la estadística, sumado a la categorización y discriminación de datos, con una inconmensurable capacidad predictiva (saber con antelación el comportamiento espacial) y la capacidad prescriptiva (cuando actuar para modificar ese comportamiento espacial.). Así, los fenómenos operan dentro de una determinación geométrica y estadística, que podría determinarse objetivamente y medirse científicamente, luego analizarse utilizando estadísticas espaciales y modelarse cuantitativamente. El 10 Schaefer , F. (1953). Exceptionalism in geography: A methodological examination. Annals of the Association of American Geographers. 43 : 226 – 249. 11 Burton , I. (1963 ). The quantitative revolution and theoretical geography. Canadian Geographer / Le Geographe Canadien 7 : 151 – 162 12 Harvey , D. ( 1969). Explanation in geography. Oxford: Blackwell. espacio se reduce efectivamente a la esencia de la geometría de ubicación y sus deslindes informacionales, analizando sus propiedades naturales y dadas perse, así, la nueva forma de investigar el mundo, el pensamiento espacial, se convirtió en la ciencia de las leyes espaciales en la que las distribuciones y patrones geográficos observados podían explicarse mediante ecuaciones funcionales y modelarse. Por cierto, el factor o la variable humana se estudiaba por separado. Veamos a continuación el planteamiento de las epistemologías y ontologías relacionales 4.3 Las ontologías relacionales: En las antípodas del espacio positivista, se desarrolla a partir de la década de 1970 una respuesta más explícita a la ontología científica del espacio absoluto, surgieron llamados las ontologías relacionales (ver Crang y Thrift 2000)13. El concepto de las ontologías relacionales en los estudios espaciales, se sistematizó por primera vez, dentro de enfoques de la geografía humana, a saber, las geografías críticas, marxistas y feministas desarrollaron perspectivas y métodos en opuesto a la ideología dominantes que sustentaba la ciencia espacial centrada exclusivamente en los datos. Estos enfoques argumentaron que la ciencia espacial era altamente reduccionista y que al tratar el espacio como de naturaleza absoluta, los fenómenos que emergían quedaban desprovistos de cualquier propicito social y despolitizados. El contrargumento principal es que el espacio no era una geometría neutral y pasiva, de naturaleza esencialista y teleológica, por el contrario, compartiendo este enfoque, en esta tesis de investigación, el espacio se concibe como relacional, contingente y activo, como algo que se produce o construye; constituido a través de relaciones sociales y prácticas sociales materiales” (Massey 1994: 254)14. El espacio no es un contenedor geométrico absoluto en el que tenía lugar la vida social y económica; más bien, era constitutivo de tales relaciones. A partir del pensamiento relacional se reconoció que los espacios habitados por los sujetos (el entorno construido, los sistemas de transporte, etc.) no existen simplemente preformados o preconstruidos a la espera de ser significados. Más bien, este crisol de paisajes y las relaciones espaciales que engendran son producidos, creados, modelados, gestionados y dotados de significado por las personas en el mismo momento en que estos los enlazan con otras experiencias o con la diversidad de cosas que experimentan; son productos de diversas prácticas materiales y discursivas que a su vez dan forma activa a las relaciones sociales y por lo tanto a la llamada espacialidad. En estos términos, un espacio cotidiano como por ejemplo un campo deportivo, puede verse como una forma material construida por ciertos agentes e instituciones para fines particulares, así como un espacio al que se le da significado a través del trabajo diario de mantención, el comportamiento y el lenguaje de los empleados, los visitantes, los rituales y recuerdos de quienes lo utilizan. Su uso y ocupación está determinado tanto por sus propiedades materiales como por los significados 13 Crang, M. y N. Thrift. (2000). “Thinking Space “. London : Routledge. 14 Massey, D. (1994). “Space, place and gender “. London: Methuen. inmateriales que se fusionan en las experiencias de los sujetos que producen espacialidades. El tema es que no sabemos cómo esta espacialidad transforma la percepción, los aprendizajes, el pensamiento y en definitiva la subjetividad en pleno cambio social pulsado por las tecnologías. 4.4 El emerger a partir de las prácticas: Ahora bien, epistemológicamente, lo que implicó esta concepción relacional del espacio fue la introducción de nuevos pensamientos y nuevas epistemologías que más que centrarse en la búsqueda de leyes y patrones espaciales , se ocupó en cómo las personas producen y gestionan el espacio de manera emergente y relacional con el objetivo de crear ciertas relaciones socioespaciales especificas e interespecíficas, poniendo en entredicho la naturaleza del espacio, pues estas nuevas comprensiones del espacio basadas en ideas ontogenética, cambian las preguntas centrales de cualquier investigación desde “explicar qué es el espacio” a ¿qué es el espacio? ¿cómo se vuelve el espacio? Tanto la espacialidad como la materialidad del mundo -argumenta la tesis relacional- no es ontológicamente fiable y comprensible de buenas a primeras, no es una entidad reparable, definible, cognoscible y predeterminada a priori por un pensamiento causal. Más bien, el espacio está siempre en proceso de acontecer; siempre está en el predicamento de ocurrir o emerger, la pregunta es ¿de dónde? O ¿que origina la espacialidad? La respuesta es que la espacialidad se diferencia del espacio a secas por que nace a partir de prácticas, un hacer, un verbo, un devenir: una realidad material y social (re)creada, no tan solo en la materialidad, sino que también en la conciencia, la memoria, las emociones y las sensaciones, en definitiva, en el cuerpo. En un nivel primigenio, la espacialidad logra su forma, función y significado a través de las prácticas humanas, pues crea espacios emergiendo como un proceso de ontogénesis, movilizando sus cualidades, y propiedades a la vez que el cuerpo permite comunicar y entrelazar todos esos elementos en plena gestualidad, lenguaje y pensamiento. La “forma espacial” o geográfica del mundo, aparentemente nunca es estática ni fija, en cambio, lo que es evidente, es que el paisaje material se altera, actualiza, demuele y construye constantemente a través de la interacción de complejas relaciones socioespaciales de maneras que moderan continuamente-a menudo de manera sutil y banal- los espacios que habitan los sujetos. A nivel local y urbano, las calles y los edificios siempre están en proceso de remodelación y de reorganización de la distribución espacial, nada se pierde, todo se transforma. Con ello, la función del espacio no es estática, sino que cambia con el tiempo (ya sea estacionalmente, como en el caso de los destinos turísticos, o diariamente, como en el caso de los lugares de negocios o los establecimientos de ocio, en definitiva, esta diversidad hace que el uso del espacio se negocia y dispute entre individuos y grupos. Así mismo, los espacios tienen múltiples funciones y, a través del flujo diario de interacciones, las transacciones y las movilidades siempre están en proceso de realizarse de manera diferente de ahí su riqueza en los estudios ambientales, comportamentales, sociales y urbanos. Es más, así como cambian las materialidades, los significados asociados con los espacios cambian, cambiando constantemente con el estado de ánimo, la acción, la memoria y los comportamientos. A modo de ejemplo, si pensamos por ejemplo en Arc Triunf en la ciudad de Barcelona, los significados inscritos a ese lugar, varían en función de cómo se utiliza el espacio: como turista norte americano, europeo o como residente. O quizás cómo cualquier transeúnte interpreta la construcción del arco y los edificios circundantes relatando o recordando un paisaje visualmente estimulante y enriquecedor, pero puede que en ese transcurso se encuentre con una manifestación de un colectivo que reivindica sus derechos y protesta con cánticos y pancartas, deteniendo el tránsito, las circulaciones y en definitiva lo que podría ser la “normalidad del lugar”. El trasfondo social y las actitudes de una persona, los recuerdos y la comprensión que tiene de ese lugar, incorporará un acontecimiento relacionado con alguna actitud, emoción de gratificación o miedo, alegría, incertidumbre o certeza. De manera similar, los significados asociados al hogar, el lugar de trabajo, edificios particulares y viajes familiares se metamorfosean con el paso del tiempo. La forma en que se relaciona la materialidad, la espacialidad y el cuerpo nunca puede ser estática, sino que emerge, variando con el tiempo, y, entre las personas y el contexto. La espacialidad de Arc de Triunf como monumento del progreso humano, se diluye entre fronteras del cuerpo , la materialidad y el tiempo , pues siempre está en proceso de realizarse: su forma, función y significado cambian constantemente a través de las experiencias de los sujetos , el tiempo y el contexto. Su reproducción como monumento puede ser relativamente estable porque se mantiene como tal a través de un conjunto diverso de prácticas discursivas y materiales, que incluyen limpieza, el mantenimiento, reparación, vigilancia policial, normas sociales explicitas e implícitas, convenciones de comportamiento encarnadas, lecciones de historia, lectura de guías turísticas, músicos, visualización de postales, sentarse en escaleras, chapotear en fuentes y muchos más. En otras palabras, Arc de Triunf se rehace constantemente a través de prácticas iterativas y constantemente repetidas implementadas por personas y cosas. En su conjunto, es importante darse cuenta de que estos conjuntos de prácticas no son planificados ni coordinados, ni necesariamente conscientes; simplemente emergen. Y es en esta misma línea de investigación, recientemente, que varios teóricos espaciales han comenzado a construir comprensiones ontogénicas de la experiencia espacial que buscan pensar cómo surge el espacio en el proceso, en particular De Certeau 15, Rose 16, Doel 17, Thrift18 por nombrar algunos. A ellos se ha sumado un número creciente de otros que también han extendido tales ideas a otros conceptos centrales que sustentan el pensamiento espacial, como escala, territorio, lugar, naturaleza, cultura, sociedad, representación y paisaje, reformulándolos dentro de un marco ontogenético basándose en la teoría de la performatividad de Butler 19 para argumentar que: El espacio es un hacer, que no preexiste a su hacer, y que su hacer es la articulación de performances relacionales. El espacio entonces no es un actante anterior que debe ser 15 De Certeau , M. (1984 ). “ The practice of everyday life “. Berkeley, CA : University of California Press. 16 Rose , N. (1996). “Inventing our selves: Psychology, power and personhood”. Cambridge: Cambridge University Press. 17 Doel , M. ( 1999). “Postructuralist geographies: The diabolical art of spatial Science”. Edinburgh: Edinburgh University Press 18 Thrift , N. ( 2007). “ Non-representational theory”. London : Routledge 19 Butler , D. ( 2006). “Everything, everywhere. Nature “ 440 : 402 – 405 llenado, abarcado o construido... [e]n cambio, se practica el espacio, una matriz de juego, dinámica e iterativa, cuyas formas se producen a través de la actuación citacional de las relaciones entre uno mismo y el otro. Para Rose (1999:247)20, el espacio mismo, y su reproducción, surge a través de la performatividad como antítesis a la preformatividad, a través del desarrollo de las acciones de los sujetos. Sostiene que esto produce una “noción radicalmente inestable de espacialidad” que permite un análisis crítico del espacio como “extraordinariamente intrincado, múltiples superpuestos, paradójico, plegado, roto y, tal vez, a veces ausente”. En otras palabras, sugiere que una comprensión performativa del espacio permite un análisis matizado que aprecia las distintividades individuales en el lugar, el tiempo y el contexto, y la naturaleza contradictoria y compleja de las relaciones socioespaciales tal como las viven y experimentan los sujetos. Por otro lado, Nigel Thrift siguiendo con la ruptura del objeto preconstruido, ha desarrollado la noción de teoría no representacional: “El planteamiento sugiere que el mundo emerge a través de prácticas espaciales que a menudo son irreflexivas y cotidianas, que no se representan ni captan fácilmente porque son inconscientes e instintivas”; realizándose con presidencia del pensamiento cognitivo y racional (Thrift 2007 óp. cit. ). Entendemos bajo este enfoque, que las prácticas humanas se complementan con otros actantes -animales, objetos, máquinas, circuitos, redes- que ejecutan diversas actuaciones en el mundo consolidando una madeja elementos a veces muy disimiles entre sí. En este sentido, Thrift se interesa en cómo las nuevas tecnologías sensibles producen “espacio automatizado”; es decir, dan vida al espacio sin interferencia humana. Como tal, ha examinado la producción automática de espacio mediante software integrado en objetos cotidianos y dispositivos habilitados para el entorno. 4.5 Los espacios digitales: entre la espacialidad privada y pública. Los límites físicos que imponen el espacio y el tiempo parecen difuminarse con la tecnología. Por un lado, las distancias físicas se reducen por los avances tecnológicos y la masificación de su uso. Ya sea a través de vuelos y trenes low-cost, o por el simple hecho de poder hacer una llamada videoconferencia, el espacio y el tiempo que nos separa lo percibimos increíblemente disminuidos, pues el espacio recargado de velocidad y dispositivos se ha vuelto pusilánime y va dejándose de experimentar, conocer y aprender. Las nuevas tecnologías han colonizado nuestra vida, “no sólo han invadido el espacio del hogar [privado] y el espacio urbano [público], arrancándoles todo su antiguo sentido, sino que las tecnologías se aprestan a conquistar también el cuerpo humano” (Llorca-Abad, 2010: 250)21. La irrupción de la tecnología a modo de “prótesis” para desenvolverse en el mundo - desde el coche para desplazarse hasta la ruta que traza Google Maps en nuestro móvil - supone inevitablemente la tendencia a confiar y acceder a la realidad a través de ella. De este modo, la visión global que tenemos está altamente mediatizada y fuertemente mediada por la tecnología. Si nos centramos en el comportamiento que adoptamos en la esfera digital, en el caso concreto de la 20 Rose, G. (1999). “Performing Space “.En Human geography today , edited by D. Massey ,J. Allen , y P. Sarre , 247 – 259. Cambridge. 21 Llorca-Abad, G. (2010).” Dictaduras de velocidad”. Madrid: Biblioteca Nueva comunicación online, al estar permanentemente conectados con todo tipo de dispositivos a las aplicaciones de comunicación instantánea hace muy difícil distinguir entre el espacio-tiempo de la vida laboral y el del ocio; lo mismo ocurre con la separación entre el espacio público y el privado. Los espacios y sus tiempos confluyen intermediados por la tecnología. Por ejemplo, aun estando fuera del horario laboral, seguimos recibiendo las notificaciones de los correos electrónicos o los mensajes instantáneos de personas de nuestros entornos. Asimismo, las redes sociales también suponen un ámbito en el que confluyen tanto contactos como información de distintos círculos sociales y laborales. El espacio digital resulta ser atmosférico sin cánones preestablecidos, que propicia que la gente se encuentre desubicada encuentre convergencias de espacios. La privacidad y la intimidad, naturales del ser humano, se trasladan a Internet con cambios y costes significativos (Han, 2013). El espacio privado, por su propia definición, estaría situado exclusivamente en un lugar físico donde el control de nuestra espacialidad más cercana y el contenido es más fácil de asegurar. La ilusión de una esfera privada online podemos encontrarla de diversas formas, ya sea esa parte de las plataformas que facilitan la comunicación exclusiva entre dos personas (correo electrónico o mensajería privada entre usuarios de redes sociales), o foros con participación limitada, en la que los administradores controlan qué usuarios se pueden unir y a qué contenido pueden acceder o webs con contraseñas para áreas privadas, por ejemplo. El espacio privado determina una espacialidad restringida y controlada llamada intima por un sujeto o colectivo en la que tienen lugar normas internas, costumbres, acciones o conversaciones particulares que son sólo accesibles a las personas autorizadas de consenso y común acuerdo. Es decir, el espacio privado es aquella área en la que la persona realiza aquellas acciones que de manera volitiva y libre no quiere hacer públicas, donde puede transcurrir la intimidad. Mientras que el espacio público es aquello visible y accesible a todos, el espacio privado se define, por lo contrario. Cuando se experimenta como propio el espacio privado, “nos sentimos” más cómodos, menos vulnerables y libres para practicar esa intimidad, emociones y sensaciones. Como dice Sibilia (2008: 75)22, es donde se permite ser “patético a gusto, pues solamente entre esas acogedoras paredes era posible dejar fluir libremente los propios miedos, angustias y otros patetismos considerados estrictamente íntimos”. Hoy en día, el espacio digital se ha convertido en nuestro punto de referencia, el lugar al que acudimos para conectarnos con el resto del mundo. Y esto comporta consecuencias, tanto sociales como cognoscitivas. Las experiencias virtuales eximen “la organicidad del cuerpo, la materialidad del espacio y la linealidad del tiempo” (Sibilia, 2006: 65. Op. Cit.). La digitalizacion representa una suspensión del espacio-tiempo materiales, ofrece una sensación de atemporalidad y ubicuidad en el exige tener las competencias necesarias, es decir, las habilidades y conocimientos para poder adaptarnos a nuevas formas y modos de vida. Veamos a continuación de que espacialidad digital estamos hablando y como se van construyendo estas “atmosferas” a través de la codificación y el software. 22 Sibilia, P. (2008). “La Intimidad como espectáculo”. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica 4.6 La ontogénesis del espacio y la espacialidad digital: Siguiendo a Kitchin y Dodge23 el estudio del software en particular el código y informático la codificación” como unidad mínima y sus implicatorias, es el proceso mediante el cual el software produce espacio de manera autónoma, es decir, siguiendo sus propios protocolos y funcionalidades para los cuales fue diseñado. Desde una perspectiva ontogenética, la espacialidad digital como todo espacio, nace a través de diversas prácticas y procesos humanos y no humanos. Sin embargo, lo que permite que la codificación transforme la espacialidad cotidiana, es que está profundamente moldeado por las tecnologías y el software, es decir, somos comandados por un “instructor” que nos da reglas para poder comunicarnos con el ordenador u dispositivo tecnológico. Son los programas informáticos lo que hace que los ordenadores y dispositivos acercarse a la realización de tareas complementarias de régimen cotidiano y ser útiles y funcionales. El software tiene la propiedad inherente de ser intangible, y, podemos encontrar tres tipos según sus funciones: 1. El software de sistema (SS) es aquel que consigue que el equipo con el trabajamos funcione, los más conocidos son Microsoft Windows, Mac os, iOS o Linux. Se suman también a los controladores o drives que permiten que periféricos o hardware funcionen. Dentro de SS, están los cargadores de programa, los sistemas operativos, controladores, herramientas de diagnóstico y servidores. 2. Softwares de aplicación (SA): son programas para realizar una o más tareas específicas a la vez, pueden ser automatizados o asistidos por ser humano. 3. Software de programación (SP): son programas diseñados como herramientas que le permiten desarrollar programas informáticos. Se realiza a través de técnicas y lenguajes de programación específicos. La mayoría de estos softwares computan información igualmente intangible, así como datos, protocolos, procedimientos y pautas que permiten realizar distintas tareas en un “ecosistema” exclusivamente informático. La espacialidad digital y su unidad mínima, “la codificación”, se constituye literalmente a través de prácticas derivadas del software, en las que el código y su programación es esencial para la forma, función y significado de la espacialidad. El software actúa como catalizador para cambiar el espacio desde un estado no codificado, es decir, “inexistente” a espacio digital que se encuentra en tensión, flujo, control y trabajando para mantener esa transformación a través de un conjunto continuo de procesos contingentes y relacionales permitiendo la retroalimentación del sistema informacional de esa espacialidad. Aquí se da la producción perpetua del espacio por medio de bucles y operaciones repetitivas, y es porque su complejidad tecnológica requiere que se retroalimente. Como intuiremos, la tecnologización del espacio se realiza a través del proceso que permiten un cierto tipo de modulación ontogenética, o mejor dicho la modulación de códigos que se representan espacialmente, produciéndose el proceso mediante el cual las cosas se transfieren de un estado a otro y en algo distinto de lo que fue, es decir, individuándose. 23 Kitchin, R. y M. Dodge. (2006). “Software and the mundane management of air travel” : http://fi rstmonday.org/issues/special11_9/kitchin/ 4.7 La individuación del espacio: La individuación es un proceso psicoambiental que implica la relación directa entre el sujeto y el entorno. Son los pequeños pasos incrementales que constituyen el proceso de transferencia de un estado o situación a otro. Pueden consistir en actos de habla, movimientos físicos, sucesos mentales, recuerdos, percepciones psicológicas y sensaciones fisiológicas, resultando el proceso de individuación en una modulación de las condiciones del sujeto y su entorno. La mayoría de las individuaciones son a) habituales: rutinarias, gestuales, banales, más allá del pensamiento consciente y reiteran individuaciones previas (caminar colocando un pie delante del otro). Otras individuaciones son b) singulares y pueden resultar en una transformación radical (empezar y dejar de caminar, cambiar de dirección, tropezar). Siguiendo este argumento, la espacialidad digital, se produce cuando los procesos de comprensión y reconocimiento del espacio está mediado por el software o depende de él y nos transforman tal como lo mencionábamos más arriba, “la mediación”, en este caso del acto de codificar aspectos que parecían obviedades en el espacio tradicional u cotidiano. Por ejemplo, usar un ordenador como “ cajero” en una tienda para calcular el costo de los productos y procesar un pago: transforma la acción de pagar sin dinero efectivo, a una operación física ( movimientos de tecleo por ejemplo) , biológica ( activar la visión para ubicar el artefacto y sus componentes, el tacto, etc.) , mental ( calcular costos, aproximar números , recordar cuentas, contraseñas, etc. ) , social, propagándose progresivamente en el interior de una experiencia compartida pero individualizada por el dominio del código, estructurando la espacialidad modulándola a un estado de codificación de nuevas reglas y protocolos que van desde el comportamiento a un procedimiento normado por un agente o empresa. Con lo anterior, y de manera similar, la espacialidad digital y la codificación , proporciona cada vez más la solución a problemas relacionales, como registrarse para un vuelo (el espacio de un aeropuerto), identificarse y ser revisado ( espacio de injerencia policial), o preparar una cena usando un microondas (el espacio de la cocina), jugar en un ordenador o consola (el espacio de una sala de estar o habitación ) y rastrear productos desde la compra on-line hasta el domicilio (los espacios de la logística). En estos casos, la vida de los sujetos se desarrolla de manera emergente a partir de conjunciones entre sus espacios y a) Objetos codificados: (por ejemplo, tarjetas bancarias), b) Infraestructuras: (por ejemplo, redes de telefonía celular), c) Procesos (por ejemplo, transferencia electrónica de fondos para pagos por débito directo). y d) Ensamblajes de todos los anteriores: (por ejemplo, el aeropuerto), en cada caso resolviendo temporalmente (o no) un problema relacional que es producido en la medida que se van articulando los códigos y la codificación. Por lo tanto, es importante, pensar en cómo se produce la espacialidad digital y, en particular, el funcionamiento de la codificación como el proceso de convertir información y datos en un formato inteligible por un ordenador para su almacenamiento y procesamiento, para posteriormente transformar en varios espacios. Debemos tener claro que existen varios tipos de codificación de datos e información y por tanto espacialidades: 1. Codificación binaria; 2. Codificación de caracteres (ASCII y UNICODE); 3. Codificación de imágenes (JPEG, PNG, BMP); 4. Codificación de audio (MP3, WAV, AAC); 5. Codificación de video (AVI, MP4, MKV). 4.8 Espacialidad digital, codificación y practicas digitales: 4.8.1 El papel del software y la codificación en la espacialidad digital, tal vez implicaría un cierto determinismo tecnológico, pero la relación que inferimos, es de hecho contingente y relacional. Pues se da el caso de que la naturaleza y el significado del espacio se producen diádicamente a través del código, de modo que esta estructuración mutua marca una diferencia en la transformación del espacio, definiendo la práctica y la experiencia de ese espacio en particular, vale decir, el cómo lo operas, la connotación y los deslindes sociales que le atribuyes y como debes de conducirte. Esto es más obvio en espacios donde se utiliza código para regular el acceso, pero no menos obvio el que dentro de la codificación se explica la codificación del sujeto y el comportamiento requerido dentro de esos ámbitos (con sanciones asociadas como advertencias, expulsión, multas y prisión). Aquí, la codificación del comportamiento es obvia, omnipresente, consistente, rutinaria, efectiva (la acción es punitiva si se violan las “reglas”) y determinada (pero sólo en el sentido de que, como se señaló, el fracaso de cualquiera de los tres) código, codificación o espacio digital, significa que la espacialidad digital falla y no se transforma en una espacialidad emergente. 4.8.2. El código no determina en términos absolutos la transformación de la espacialidad, tampoco es universal que tales determinaciones ocurran en toda la diversidad de espacios y en todo tiempo, a manera de una causalidad lineal. Más bien, cómo se experimenta la codificación, es abierto a la ruptura, es decir, la codificación se encarna a través de las actuaciones e interacciones de las personas dentro de la espacialidad digital (entre personas y entre personas y el código especifico). En este sentido, “la codificación “no se produce de manera consistente y se experimenta de manera idéntica por parte de los sujetos, pues está un constante estado del devenir que se produce a través del desempeño individual y las interacciones sociales que están mediadas, consciente o inconscientemente en relación con la espacialidad digital. Como tal, debe entenderse y conceptualizarse como espacios relacionales y emergentes en los que el software hace emerger, pero no lo determina. Esto se puede señalar de varias maneras: Primero, el grado en que la espacialidad digital y la codificación están mutuamente constituidos y sus efectos explícitamente invasivos –donde la codificación es visible y explícito en sus consecuencias– se altera a medida que uno se mueve a través de redes de códigos y codificaciones. Por ejemplo, dentro de las zonas de transición en las estaciones de metro, caracterizadas por la intersección del flujo de personas, trenes y la seguridad: check-in de ticket, puntos de control de seguridad e información, embarque en andenes. En este itinerario la transformación visible de la codificación se disemina y amplifica, de modo que una espacialidad digital altamente particularizada se produce de manera relativamente consistente a través del examen explícito de cada habitante (pasajero u operador). Por el contrario, en las zonas de facturación por tótems electrónicos, en los puestos de comida u venta de bisutería, en el pasillo desde la sala hasta el andén de embarque, la constitución de la espacialidad digital está en segundo plano y es menos invasiva. Entonces, en su mayor parte, excepto por la pequeña proporción del tiempo que se pasa en estas zonas de transición, la gran cantidad de tiempo que lleva la codificación (ya sea en el tren o en el andén de espera ) es en gran medida trivial: espacios para charlar, esperar, comprar, moverse, leer, mirar fijamente y comer.La espacialidad digital bien puede depender del código para funcionar según lo previsto, pero el rol que realiza el software pasa a un segundo plano, permitiendo que dominen otras relaciones sociales. 4.8.3 Incluso dentro de la codificación y la espacialidad digital más invasiva, la espacialidad sigue negociándose. Para continuar con el ejemplo de los viajes en metro, mientras el procesamiento de los pasajeros se verifica y aprueba mediante un código asignado a un ticket a partir de un NIE u TIE y si la persona cargo su viaje al sistema de registros o lo pago (en otras palabras, no evadió). En última instancia, decisión de permitir el paso a través de los conjuntos a menudo está mediada sin que nos demos cuenta en oportunidades, por un empleado de la estación (por ejemplo, el supervisor de estación, el guardia de seguridad. Estas personas a menudo tienen la potestad para ignorar, suspender o anular temporalmente el sistema, por ejemplo, permitiendo el paso sin un ticket, o tickets defectuosos, o cualquier otro motivo que exente el paso por el control de seguridad. En otras ocasiones el personal también puede optar por no anular las decisiones y valores predeterminados del software por motivos profesionales, comerciales o convicciones incluso personales. 4.8.4 La espacialidad digital se experimenta de manera diferente: no todos experimentan la codificación o los efectos del software de la misma manera. Por ejemplo, si bien diríamos que un tren con sensores, conectividad wifii, cámaras de vigilancia, contador de personas, o en casi su totalidad de pasajeros llevan un móvil encendido generan una espacialidad digital, los conductores y los pasajeros lo experimentan de manera muy diferente, pero no de manera binaria (todos los pasajeros y toda la tripulación tienen la misma experiencia). Más bien, la espacialidad digital no está desprovista de sujetos, al contrario, hay mucha gente vitalizando y experimentando este tipo de espacialidad, y, a pesar de la creencia de que los lugares de espera en el transporte público están desprovistos de cultura y significado, las identidades que sostienen las divisiones en el trabajo y entre los pasajeros todavía operan (factores como edad, clase, género y la raza todavía da forma a las interacciones sociales. Así mismo, la espacialidad digital, está habitada de manera diversa y los significados y experiencias de la codificación, por tanto, difieren precisamente por cómo están habitadas y experimentadas según cohortes o grupo de pertenencia. 4.8.5 La relación entre la codificación y los sujetos varía en función de los contextos y son situacionales. Las movilidades, transacciones e interacciones que involucran la codificación están histórica, geográfica e institucionalmente arraigadas y no emergen de la nada. Lo digital no parte de cero, más bien, la codificación funciona dentro de convenciones, estándares, representaciones, hábitos, rutinas, reglas generales, contextos económicos y formaciones discursivas previas. El uso de la codificación, siempre va precedido por un contexto más amplio que permite sustrato para ser codificado. Así mismo, el conjunto de códigos, las codificaciones se han ido acumulando con el tiempo de acuerdo a los avances tecnológicos y las decisiones políticas y económicas de emplear tecnologías digitales para diferentes fines. Como tales, no han sido planificados de manera integral, sino que más bien han ido evolucionado funcionalmente, a menudo de manera ad hoc y en respuesta a necesidades específicas y a veces muy específicas. Por ejemplo, siempre se buscan nuevas versiones de software y nuevas tecnologías para aumentar la eficiencia y la productividad en las llamadas “actualizaciones” ya sea de un software o un dispositivo capaz de responder a varios requerimientos. Por otra parte, también es importante reconocer, y no menor, que la forma en que los diferentes sistemas funcionan juntos está en constante coevolución a los marcos legales y económicos que sustentan el código/espacio, es decir, entran en arenas de negociación, estando sujetos a cambios periódicos como nuevas licencias y cambios en las estructuras de precios. La codificación evoluciona constantemente con los cambios a nivel institucional. 4.8.6 Tanto la codificación y la espacialidad digital están abiertos a la insurrección. Aquí, el propósito previsto para la codificación (productividad, seguridad, protección, eficiencia) se subvierte a través la implementación de códigos y codificación que buscan la vulneración de los protocolos que dan integridad a un sistema dado. Por ejemplo, personas que presentan datos falsos para evitar ser incluidas en listas de correo basura o que roban la identidad de una persona con fines delictivos. En este sentido, si bien el sistema se exige por la perfección en términos de regular y producir mejores codificaciones y espacialidades que no sean vulneradas fácilmente, continúa teniendo grietas que permiten relaciones y formaciones socioespaciales no intencionales. El origen de la codificación para transformarse en espacialidad digital nunca es fijo, sino que cambian con el lugar, el tiempo y el contexto (relaciones y situaciones sociales, políticas y económicas). La espacialidad digital es relacional, emergentes y están poblados por seres humanos por tanto sujetos a fallos. 4.8.7 La codificación y la espacialidad digital implican una producción colaborativa: La transformación del espacio por la codificación, rara vez, o nunca, es un hecho individual. En cambio, el espacio y la vida social son creados a través de múltiples prácticas colectivizadas llevadas a cabo por muchos actantes (incluidos sujetos, tecnologías, naturaleza, animales o el clima) que trabajan en conjunto y abordan múltiples problemas relacionales. Las relaciones socioespaciales están incrustadas y emergen de una matriz diversa de relaciones sociales, en la que la interacción entre actantes configura el espacio para que exista, esto ocurre tanto en el espacio analógico como en el digital. Para tomar como ejemplo una calle muy transitada, está llena de actantes (conductores, automóviles,

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