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Summary
This document is a study of the period between the two World Wars and the fall of the bipolar system. It examines factors like the failure of collective security, the rise of totalitarianism, and the global economic crisis that followed, specifically focusing on the aftermath of World War I, the Great Depression, and subsequent political and economic changes in various nations.
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Parte I. Del periodo de entreguerras a la caída del sistema bipolar Tema 1. Sin resumir Tema 1. Entre el periodo de Entreguerras y la Segunda Guerra Mundial: fracaso de la seguridad colectiva y emergencia de los totalitarismos Sumario 1.1. La posguerra (1919-1929) 1.2. La Gran Depresió...
Parte I. Del periodo de entreguerras a la caída del sistema bipolar Tema 1. Sin resumir Tema 1. Entre el periodo de Entreguerras y la Segunda Guerra Mundial: fracaso de la seguridad colectiva y emergencia de los totalitarismos Sumario 1.1. La posguerra (1919-1929) 1.2. La Gran Depresión 1.3. La salida de la crisis (1933-1939) 1.4. La hora de las dictaduras El periodo entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial se caracterizó, en primer lugar, por las dificultades materiales que tuvieron que soportar los que vivieron aquella época, hasta que se logró recuperar los niveles de producción de preguerra. Además, esas dos décadas fueron especialmente fértiles en novedades políticas y económicas, que pusieron en entredicho los principios sobre los que se había organizado la vida en el siglo anterior. La dictadura del proletariado chocaba con los principios del gobierno representativo, del mismo modo que la nacionalización de los medios de producción y la gestión pública de la economía entraban en contradicción con el postulado del interés privado como motor del desarrollo. Por su parte, la aparición del absorbente Estado totalitario propugnado por el fascismo era incompatible con la idea de los derechos del hombre. El crash de Wall Street en 1929 dio origen a una larga depresión, que afectó especialmente a los países que en 1914 dominaban en el orden internacional. La crisis puso en entredicho la vigencia del sistema capitalista, que vio surgir ante sí la alternativa que representaba la sustitución del mercado por la planificación. Ningún país occidental logró salir de la depresión sin acudir a formas de intervención estatal de la economía. Algunos, como Estados Unidos, lo hicieron sin poner en peligro su sistema político,gracias al New Deal ofrecido por Roosevelt, en tanto otros dejaron sus libertades en el empeño. El triunfo del nacionalsocialismo en Alemania, si bien acabó con la depresión, fue a costa de aceptar una dictadura. La decisión de Hitler de revisar las consecuencias de Versalles puso fin al periodo por donde había empezado: con una guerra. 1.1. La posguerra (1919-1929) La posguerra es el tiempo que sigue al fin de las hostilidades, en el que los beligerantes se recuperan de las consecuencias de estas. Suele considerarse que la posguerra acaba cuando la producción económica, medida en términos reales, recupera el nivel de preguerra, sin considerar que haya sido producida por una mano de obra mayor o menor que la entonces empleada. En 1918, al concluir las hostilidades, la situación de los países beligerantes ofrecía enormes diferencias económicas, políticas y financieras. En proporción, Francia había soportado el mayor peso: tanto por las pérdidas humanas que sufrió como por los daños causados al soportar en su suelo la construcción de trincheras y sufrir los grandes bombardeos, factores estosque acabaron con la agricultura en el teatro de la guerra. A cambio de ello, amplió su territorio con la incorporación de Alsacia y Lorena, lo que elevó su población y producción. El Reino Unido, a pesar de su mayor población y riqueza, no había sufrido daños materiales comparables, salvo en su flota mercante; sus pérdidas en hombres fueron menores y en buena parte afectaron a unidades coloniales. Por ello, el país se encontraba en excepcionales condiciones para enjuagar rápidamente los efectos de la guerra. Como todos los vencidos, Alemania se encontraba, tras la abdicación del káiser, privada de gobierno. Además, fue despojada de los territorios cedidos a sus vecinos definitiva o temporalmente, lo que hacía que su población y su mano de obra sufriesen los efectos acumulados de las bajas producidas por la guerra y por el cambio de nacionalidad. Sin embargo, su agricultura y su industria no habían recibido más daños que los producidos por el uso intensivo de los recursos disponibles. Por su parte, los nuevos países surgidos en el solar del Imperio austriacoteníanantetodo problemas políticos, dado que ni sus bajas ni sus daños eran comparables a los de Francia o Alemania. Finalmente, estaban los casos extremos de Rusia y Estados Unidos. La primera, despojada en Brest-Litovsk de sus provincias occidentales, comenzaba una guerra civil que duraría varios años. El segundo, que no sufrió daños materiales y sólo había tenido un limitado número de bajas, se había convertido en el primer productor del mercado internacional, en sustitución de los países de guerra, y en el principal acreedor de los países aliados, a los que había proporcionado bienes por valor de más de 10.000 millones de dólares. Tras la guerra, Estados Unidos vivió el periodo conocido como Big Business, una etapa de gran prosperidad económica: su producción industrial, que en 1913 suponía un 35,8% de la producción mundial, pasó a un 42,2% en 1926-1929, debido en gran medida al retroceso de Alemania y Gran Bretaña. Recuperación económica y cambio político El tiempo requerido para recuperar los niveles de producción anteriores a la guerra da la medida del declive europeo. En tanto Estados Unidos y Japón conocieron un desarrollo ininterrumpido de su economía, muchos países europeos necesitaron buena parte de la década de 1920 para llegar al mismo resultado. Europa en su conjunto recuperó en 1925 el nivel de producción de alimentos y materias primas que tenía en 1913. Pero las diferencias entre los distintos territorios del continente eran muy grandes: la industria de los estados neutrales, como Holanda, Noruega o Suecia, se recuperó pronto; la de Italia, Checoslovaquia y Francia lo hizo hacia 1925; Alemania,Gran Bretaña o Rusia, por su parte, sólo alcanzaron los niveles de preguerra después de esa fecha. La decisión de hacer de Alemania la potencia agresora llevaba aparejada la exigencia de reparaciones, de las que se esperaba que permitieran la recuperación de los vencedores. La tesis francobritánica pretendía unir ambas cuestiones y aplazar el pago a Estados Unidos hasta que Alemania hiciera efectivas las reparaciones. A pesar de la solución de este último problema, el pago de las deudas interaliadas no se completó nunca: en 1931, el presidente Hoover concedió una moratoria de un año, tras la cual sólo pagó Inglaterra, y en moneda devaluada. Antes de hacer frente a los problemas económicos fue preciso atender a los políticos. En el caso de los vencidos, lo que se había producido era un cambio de régimen como consecuencia de la caída de las dinastías hasta entonces reinantes. La aparición de las nuevas repúblicas tuvo su reflejo de la promulgación de nuevas constituciones: bien fuera la innovadora Constitución de 1918 de la República Socialista Federativa Soviética de Rusia (RSFRS), que introdujo la dictadura del proletariado; o bien las constituciones de Estados como Alemania(Weimar, 1919), Austria (1920), Checoslovaquia (1920) o España (1931), que respondían al modelo del parlamentarismo unitario, en el que la representación parlamentaria alcanzaba una posición de superioridad frente al poder ejecutivo. Por su parte, los países vencedores continuaron su práctica política, aunque los efectos de la guerra y la aparición de un régimen comunista en Rusia se hicieron notar al menos en dos aspectos: la llegada de los socialistas a los gobiernos, y la aparición en torno a 1920 de partidos comunistas vinculados a la Tercera Internacional, partidos que intentaron la conquista revolucionaria del poder en Hungría y Alemania dando lugar a intensas fracturas políticas. En la década de 1920 se produjeron tres procesos que merecen una atención especial: la organización del régimen soviético, la corta experiencia democrática de Alemania y la aparición del fascismo. 1.2. La Gran Depresión El Great Crash es el nombre que se da al hundimiento de las cotizaciones que tuvo lugar en la Bolsa de Nueva York a partir de octubre de 1929. Se inició el jueves 24 con una oferta masiva de papel que, después de varios días de descenso en las cotizaciones, se ofrecía a cualquier precio. A media mañana un grupo de banqueros reunidos en la oficina de J. P. Morgan decidieron intervenir en apoyo de las cotizaciones y consiguieron contener la caída; incluso se produjo una recuperación parcial. El 29 de octubre es conocido en Wall Street como el «martes negro»: senegociaron más de 16 millones de títulos y las ganancias acumuladas en los doce meses anterioresse volatizaron. Aunque en los días inmediatos se produjo una cierta recuperación, el descenso continuó hasta el año nuevo. En los primeros meses de 1930 hubo una nueva recuperación,momento que los banqueros aprovecharon para deshacerse del papel que habían comprado en la primera etapa de la crisis; y las ventas dieron origen a una larga etapa descendente que, sin el dramatismo de los días de octubre, se prolongó a lo largo de más de dos años, hasta el punto de que se llegó a dudar de la existencia de un suelo para el valor de las acciones. El volumen de las pérdidas sufridas por los inversores era estremecedor. Los valores industriales habían perdido las tres cuartas partes de su valor anterior. Entre las empresas de mayores dimensiones, U.S. Steel había pasado de cotizar a 262 puntos en septiembre de 1929, a 22 tres años después; una acción de General Motors se podía comprar por 8 dólares, cuando se necesitaban 73 en septiembre de 1929; y no era mejor la situación de las demás. Las empresas menores y los fondos de inversión lo pasaron peor. Los fondos son sociedades que se dedican a la negociación en Bolsa con el dinero que los particulares ponen en sus manos a cambio de acciones del propio fondo. United Founders y American Founders, que habían cotizado a 70 y 117 dólares en el 29, no valían más de 50 centavos al detenerse la caída. El crash hizo que se volatilizara un inmenso capital. Títulos que habían servido como garantía en multitud de operaciones de crédito perdieron esta capacidad, y el dinero se convirtió en un bien escaso. Al margen de las posibles causas económicas, acerca de las cuales no existe unanimidad, es posible ofrecer una explicación de las causas financieras que condujeron al pánico bursátil. Los primeros efectos del crash se manifestaron en los bancos, que vieron formarse largas colas para retirar los depósitos. Al no conseguir la asistencia de otras instituciones, tuvieron que cerrar sus ventanillas y declararse en quiebra. Más de la mitad de los bancos de Estados Unidos fueron «tragados» por la crisis, y los que quedaron exigieron desde ese momento mayores garantías para financiar la compra de bienes de consumo duradero. El efecto inmediato fue la contracción de la demanda, el cierre de las fábricas y el desempleo. Los 4,6 millones de parados que existían en Estados Unidos en octubre de 1929 se convirtieron en 13 millones en 1933; es decir, un 27% de la población activa, que se encontró sin trabajo y sin una asistencia social que cubriera sus necesidades. El hambre y la miseria se extendieron por el país. Con una capacidad productiva superior a la que se utilizaba, no había ocasión para la inversión, en tanto la reducción de la demanda hizo que los precios cayesen. Si tomamos el año 1926 como base 100, los precios al por mayor se encontraban al 64,8 en 1932, el nivel de empleo había descendido a 60 y la masa salarial sólo representaba un 41,6%. La unión de todos estos factores es lo que se conoce como depresión. La depresión americana se extendió a otros países europeos y americanos. En 1932, la producción industrial de Estados Unidos y Alemania suponía un 53% de la de 1929; otros países menos afectados, como Italia (67%), Francia (72%) y Gran Bretaña (82%) también habían sufrido una recesión considerable. En cambio, la producción industrial japonesa apenas se vio afectada (98%), mientras la de la Unión Soviética, que en estas fechas ya se había convertido en una economía planificada, aumentó considerablemente: en 1932 había subido a un 183% con relación a 1929. La crisis se extendió a los países afectados a través del movimiento de capitales y como consecuencia de la caída de los precios internacionales. Al cesar las exportaciones de capitales, Alemania y diversos estados americanos se vieron privados de medios para continuar su reciente desarrollo. Al tiempo, la caída de los precios reducía las posibilidades de comprar y de invertir de los países productores de materias primas. Privados de sus mercados, estos últimos acabaron por dar a sus productos usos insospechados, tales como quemar el café en las calderas de las locomotoras (en el caso de Brasil). Frente al mundo liberal y capitalista, cuyos gobiernos practicaron políticas puramente financieras, el régimen soviético se presentaba como inmune a la recesión. En contraste con el paro creciente en Estados Unidos y Alemania, Stalin había puesto en marcha el Primer Plan Quinquenal y emprendía la colectivización de la agricultura. El plan, más allá de sus objetivos concretos, se ofrecía como una alternativa al régimen de mercado, un medio destinado a producir más y a mejorar al mismo tiempo la inversión y el consumo. La expansión del comunismo internacional resultó favorecida con ello. Aunque los partidos comunistas no serían los únicos beneficiarios, como se puso de manifiesto en Alemania con el triunfo del nacionalsocialismo. 1.3. La salida de la crisis (1933-1939) La recuperación de la economía, y con ella la del nivel de vida anterior a la crisis, era una esperanza cada vez más remota mientras se mantuviese la política económica deflacionaria. La necesidad de hacer algo distinto dio credibilidad a las propuestas de ciertos economistas que se habían distanciado de la ortodoxia. La figura más relevante de este punto era John MaynardKeynes, un economista británico que había iniciado su crítica de la doctrina económica dominante con su análisis, ya mencionado, sobre Las consecuencias económicas de la paz, y que en 1936 publicó su obra principal, Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero. Para él era necesario atacar el paro con la realización de inversiones del Estado —«es mejor pagar a los parados para que hagan agujeros en el suelo que tenerlos sin trabajar»—, aunque eso supusiera un aumento del déficit público. El crecimiento del consumo, consiguiente al aumento de la masa salarial, aparecía como la única alternativa posible para la recuperación económica. El problema consistía en hacerlo a través de un sistema político dominado por la preocupación del equilibrio presupuestario en una sociedad que veía en la acción económica del Estado una manifestación del comunismo. New Deal Durante la presidencia de Hoover en Estados Unidos (1929-1932), las iniciativas gubernamentales no fueron suficientes para contener la depresión, del mismo modo que no lo fueron las declaraciones optimistas del presidente, como la de que «la prosperidad está a la vuelta de la esquina». Cuando llegó la hora de las elecciones, el candidato demócrata Franklin Delano Roosevelt, que se presentaba con un programa basado en las obras públicas y la asistencia social del Estado, triunfó por una abrumadora mayoría, con una ventaja superior a los siete millones de votos, y pudo poner en marcha su programa en los famosos Cien días (9 de marzo a 16 de junio de 1933). Para contrarrestar la caída de los precios, Roosevelt inyectó dinero en el circuito económico con objeto de producir una inflación que permitiese a labradores y empresarios librarse de sus deudas y realizar beneficios (Agricultural Adjustment Act). Los bancos se beneficiaron de la introducción de un seguro para los depósitos bancarios pero vieron, en cambio, reducida su capacidad de maniobra en lo que respecta a préstamos especulativos; del mismo modo, la Bolsa hubo de someterse a mayores controles. La más importante medida inflacionista fue la devaluación del dólar, que quedó en el 59,06%del valor que tuviera en 1929 con relación al oro. Los efectos de la devaluación equivalían, según dijo el propio Roosevelt, a pasar 200.000 millones de dólares de manos de los acreedores a las de los deudores, fundamentalmente productores. Otra medida en la misma dirección consistió en subvencionar a los labradores para que no explotasen todas las tierras que podían cultivar,con el fin de reducir la producción y así conseguir un aumento de los precios. Cuando el Tribunal Supremo declaró inconstitucionales algunas de las cláusulas de esta ley, el Gobierno encontró que la conservación del suelo proporcionaba una justificación para continuar con la limitación de los cultivos, política que se ha mantenido hasta nuestros días. En último término, el Gobierno proporcionó a los labradores una garantía más inmediata al convertirse en comprador, a un precio determinado de antemano, de laproducciónque noencontrase salida en el mercado. La iniciativa más radical desde un punto de vista doctrinal fue la Tennessee Valley Development Act, por la que se creó una empresa pública para desarrollar la economía regional en el valle del Tennessee. La Tennessee Valley Authority (TVA) se ocuparía de la producción de energía eléctrica,de la explotación de las tierras y de la reforestación, junto a otros objetivos de menor importancia. La iniciativa privada quedaba sustituida por la pública y los beneficios a corto plazo se sacrificaban en aras del desarrollo regional a largo plazo. La experiencia, calificada por muchos como «socialismo», pudo seguir adelante, de forma que al cabo de diez años se habían alcanzado sus objetivos iniciales. El último punto a destacar en el New Deal fue la reconstrucción del movimiento obrero. La posibilidad de elegir libremente representantes de los trabajadores para que llevasen a cabo la negociación colectiva de las condiciones de trabajo y los salarios aparecía como una de las necesidades más inmediatas para mejorar la condición obrera. La National Labor Relations Act (1935) creó las condiciones para la formación de sindicatos e hizo obligatoria la negociación colectiva. La ley no entró en vigor hasta que el Tribunal Supremo sancionó su constitucionalidad. Se formaron dos grandes sindicatos —American Federation of Labour (AFL) y Congress of Industrial Organizations (CIO)—, diferenciados inicialmente por su organización por oficios o por industrias.Globalmente, el New Deal sacó a Estados Unidos de la profunda crisis en que había caído a fines de la década de 1920, pero no fue capaz de liquidar el paro, que sólo remitiría como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial. El nacionalsocialismo alemán El país europeo que sufrió los efectos de la depresión con más intensidad fue Alemania. La política económica del canciller Bruning frente a la crisis se ajustó al modelo deflacionista de otros países europeos. El mantenimiento de la paridad del marco hacía a los productos alemanes menos competitivos en el exterior, frente a las monedas devaluadas; por eso, el único medio para compensar los efectos de la apreciación del marco consistía en reducir los precios y salarios en el interior, de forma que el valor de los productos recuperase la competitividad perdida. La deflación requería a su vez mantener el equilibrio presupuestario: con este fin, Bruning no dudó en recortarlos subsidios de paro y otros gastos asistenciales. Los decretos del hambre con que concluyó el año 1931 dieron expresiónlegal al programadel canciller, pero crearon un profundo descontento que tuvo su reflejo en las urnas con ladesaparición de las fuerzas conservadoras en beneficio del partido nazi. El Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores Alemanes (NSDAP) había sido creado en 1920 y se completó en 1921 con la creación de una estructura paramilitar, las Secciones de Asalto (SA) que,bajo la dirección de Rohm, disputaban el control de la calle a los partidos de izquierda. Tres años después de la fundación, la fuerza del NSDAP era suficiente para intentar un golpe contra el Gobierno de Baviera (el «putsch de la cervecería»). Su líder, Adolf Hitler —un antiguocombatiente del ejército alemán en la Primera Guerra Mundial, que prontodestacópor su oratoriaexaltada, su nacionalismo y su antisemitismo—, fue condenado por aquellaaccióna cincoañosdeprisión; y aprovechó este tiempo para escribir Mi lucha (Mein Kampf), unaexposiciónde sus ideas ysus planes que desarrollaría después con notable fidelidad. El pensamiento de Hitler combinaba el nacionalismo germánicocon el antisemitismo paradescubrir un «destino histórico» para el pueblo alemán, consistente en larealización políticade la supremacía germánica. El lema que resumía la doctrina hitleriana era: «un pueblo, un Estado, un jefe». Un pueblo, el pueblo alemán, entendido como una comunidad de raza ysangre que debía ser librada de todo contagio (de ahí el antisemitismo) y queteníaqueconquistar su espacio vital (Lebensraum); un Estado centralizado y un jefecarismático,elFührer, que asumirían la realización del destino alemán. Los efectos de la depresión sobre el desarrollo del nazismo son impresionantes por la correspondencia entre el paro y la afiliación al partido. Las elecciones de 1930 llevaron 107 diputados nazis al Parlamento. En 1932, Hitler se presentó como candidato a la presidencia en competencia con Hindenburg, y obtuvo más de un tercio de los votos. En enero de 1933, Hitler fue nombrado por el presidente Hindenburg canciller de un gobierno de coalición. En unos pocos meses Hitler recorrió el camino que separaba al jefe de un gobierno constitucional de un dictador con plenos poderes. Consiguió la disolución del Reichstag y convocó elecciones para mejorar su posición en la Cámara. La utilización sin reservas de las posibilidades que ofrecía el poder le dieron la mayoría, aunque tuvo que obtener el apoyo de los nacionalistas y del Zentrum con el fin de lograr los dos tercios necesarios para conseguir la delegación parlamentaria de los plenos poderes. A partir de este momento comenzó la sincronización (Gleichschaltung), que redujo a las instituciones públicas a la obediencia al Führer. Los funcionarios de la Administración, incluidos los jueces, vieron desaparecer la estabilidad de sus empleos; los partidos políticos afines fueron absorbidos por el NSDAP, y el resto fueron disueltos. Los sindicatos fueron sustituidos por el Frente alemán del trabajo (DAF). El Reichsrat, o Cámara de los Estados, fue disuelta, y los Estados se convirtieron en provincias regidas por un Gauleiter. El proceso quedó coronado con la acumulación, a la muerte de Hindenburg, de la presidencia del Reich a la cancillería, situación que permitió a Hitler exigir un juramento de fidelidad personal al Ejército. La política económica del partido nazi se ajustó más a principios ideológicos que económicos. La organización de la agricultura se realizó a partir de la institución del Erbhof (heredad): se dotó a los labradores con parcelas de 125 hectáreas, que constituía patrimonios hereditarios, inalienables y que no podían ser confiscados ni repartidos entre sus herederos. El objetivo era crear una clase de labradores propietarios que asegurase la continuidad y, con ella, la estabilidad social de Alemania. La industria fue empujada hacia la concentración de las empresas. El Gobierno favoreció la creación de cárteles y consorcios (Konzerne), al tiempo que tomaba medidas para que no se constituyeran sociedades con un capital social inferior al medio millón de marcos. A cambio de ello, el Gobierno se reservó la facultad de fijar los objetivos de las empresas en función de los intereses nacionales. Entre estos objetivos ocupaban un lugar prioritario el rearme y la realización de grandes programas de obras públicas (autopistas, remodelación urbana, etc.). En cuatro años se invirtieron más de 7.000 millones de marcos en estos menesteres, en los que trabajaron obreros regimentados. Los resultados fueron espectaculares. En 1935 se había recuperado el nivel de producción de 1929, y el número de parados se había reducido a dos millones. El comercio exterior, aun reducido a la mínima expresión, se mantuvo gracias a un artificio que consistía en pagar con un tipo especial de marcos que sólo servían para comprar en Alemania. La introducción del servicio militar obligatorio acabó con el paro que quedaba en 1935.Un año después, el Gobierno nazi ponía en marcha un plan económico de cuatroañosaimitacióndel soviético, bajo la dirección de Hermann Goering, un nazi de primera hora y hombre de confianzade Hitler. 1.4. La hora de las dictaduras La consolidación de los regímenes totalitarios de Italia y Alemania planteó sobre nuevas bases la política europea. Para prevenir el rearme de Alemania, los británicos entablaron negociaciones con dicho país; pero no consiguieron resultados dada la resistencia de Hitler a incluir a las Secciones de Asalto (SA) entre las fuerzas armadas. La decisión de abandonar la Sociedad de Naciones fue una manifestación explícita de la intención de Hitler de convertir a Alemania en una gran potencia militar. La anexión de Austria figuraba en primer término entre los objetivos descritos por Hitler en su libro Mein Kampf, lo que provocaba la inquietud de Mussolini. El proyecto de unir Austria a Alemania había aparecido tras la disgregación del Imperio de los Habsburgo en 1919 y la conversión de Austria en un pequeño país de germanoparlantes. Pero tal unión estaba prohibida por los tratados de paz. Después de la llegada de Hitler al poder, el gobierno autoritario del cancillerDollfuss buscó la protección de Italia y Hungría; pero el asesinato de Dollfuss por los nazisaustriacos (1934) constituyó un reto que las grandes potencias aceptaron en un primer momento, aldeclarar en Roma su apoyo a la independencia de Austria. A partir de 1935, la iniciativa pasó a manos de Hitler y las relaciones internacionales cambiaron rápidamente de signo, como reflejo de la capacidad militar que había alcanzado el Tercer Reich. En Versalles se había decidido que el Sarre sería administrado durante quince años por la Sociedad de Naciones y que un plebiscito decidiría sobre su adscripción nacional definitiva.Cuando se celebró el plebiscito, más de un 90% de los votos se declaró a favor de la incorporación a Alemania, pasando entonces a un primer plano el problema de la desmilitarización de Renania. Los esfuerzos de Francia por llegar a un acuerdo con Hitler sin renunciar a esta condición, que Alemania había aceptado en el Tratado de Locarno, fracasaron. Finalmente, la respuesta de Hitler fue denunciar las obligaciones militares contraídas en Versalles y anunciar la vuelta al reclutamiento y la existencia de una fuerza aérea (Luftwaffe). Ante las previsibles exigencias de Hitler, Gran Bretaña, Francia e Italia presentaron en la Conferencia de Stressa una declaración de intenciones frente a cualquier amenaza contra la paz. Francia fue más allá y firmó un tratado de asistencia mutua con la Unión Soviética; y la URSS, interesada ahora en aliarse con los vecinos de Alemania,suscribió otro con Checoslovaquia. Poco después, la situación empezó a cambiar como consecuencia de nuevas iniciativas de Hitler y Mussolini. El primero tranquilizó a Gran Bretaña al aceptar la limitación de su flota a un tercio de la británica. En cuanto a Mussolini, después de una serie de incidentes, emprendió la conquista de Abisinia; una empresa que le llevaría más de un año de lucha y que puso de manifiesto su debilidad militar, compensada por la preocupación de ingleses y franceses ante las consecuencias políticas que podrían seguirse en Italia de una retirada de Mussolini. Al comenzar el año 1936 no estaban aún decididas las alianzas definitivas. Francia no contaba más que con la de la URSS, que no era seguro que pudiese acudir en su apoyo,dado que no tenía frontera común con Alemania. Hitler declaró que este tratado era unaviolación del de Locarno y, tras declararse libre de las obligaciones contraídas él, procedió a la ocupación y remilitarización de Renania, lo que supuso el fin del orden internacional establecido en el Tratado de Versalles. A pesar de las consecuencias estratégicas que se seguían de la presencia de las tropas alemanas en la frontera, Francia no se decidió a responder con la fuerza, entre otros motivos por la resistencia de Inglaterra a adquirir compromisos. El comienzo de la Guerra Civil española (1936-1939) fue un paso decisivo en las relaciones internacionales. El pronunciamiento, concebido como una acción violenta y de corta duración,estaría protagonizado por el ejército, que buscaba con ello la capitulación del Gobierno, sin necesidad de adquirir compromisos con las fuerzas políticas próximas a sus ideales. La resistencia de la capital y de las principales ciudades hizo fracasar la maniobra, por lo que la situación evolucionó hacia una guerra larga, que sólo se resolvería con la ocupación del territorio en poder del Gobierno republicano. Las necesidades de armas y municiones para librar esta guerra excedían de los recursos existentes, circunstancia que llevó a las potencias europeas a manifestar sus simpatías por una u otra causa. Los esfuerzos por llegar a un acuerdo de no intervención exigieron varios meses. Finalmente, en junio de 1937 Alemania e Italia abandonaron el comité de no intervención; y la participación de Mussolini del lado de Franco facilitó el acercamiento entre los dos dictadores. En octubre de 1936, Italia se vinculaba definitivamente a la Alemania de Hitler con la creación del Eje Roma-Berlín, completado un mes después por la firma del Pacto Anti-Komintern suscrito por Alemania y Japón. Las que luego se llamaron potencias del Eje estaban listas desde este momento para hacer frente a una nueva guerra mundial. Tema 2. Sin resumir Tema 2. La Segunda Guerra Mundial y sus efectos. Nacimiento de la ONU Sumario 2.1. El final de la Segunda Guerra Mundial: efectos,éxodos y venganzas 2.2. El nacimiento de la ONU 2.1. El final de la Segunda Guerra Mundial: efectos, éxodos y venganzas Dada la complejidad de analizar las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial a escala planetaria, nos centraremos aquí fundamentalmente en el continente Europeo; aunque sin dejar de aludir a otras potencias y zonas como USA, el sudeste asiático y próximo oriente. El tiempo abarcado en este tema comprenderá desde 1945 hasta 1953, una compleja etapa en la que comprobaremos que las capitulaciones alemana y japonesa de 1945 no supusieron la interrupción de dinámicas presentes durante el conflicto ni la victoria supuso un entendimiento y buena relación entre los aliados. Consecuencias demográficas: ➔ 60 millones de muertos, de los que Europa concentró de 35 a 45 millones (26 millones soviéticos, 13 millones chinos, 7 millones alemanes, 6 millones polacos,…). Población civil muy afectada (dos tercios de los muertos soviéticos eran civiles). ➔ Una cifra aún mayor de heridos, inválidos y mutilados. Alta cifra de huérfanos(1 millón sólo en Alemania, de unos 65 millones en total). Los once principios de propaganda de Goebbels 1. Principio de simplificación y del enemigo único 2. Principio del método de contagio 3. Principio de la transposición 4. Principio de la exageración y la desfiguración 5. Principio de la vulgarización 6. Principio de orquestación 7. Principio de renovación 8. Principio de la verosimilitud 9. Principio de la silenciación 10. Principio de la transfusión 11.Principio de la unanimidad Consecuencias materiales Elevado nivel de destrucción de infraestructuras, sobre todo en la Europa Central y Oriental. En 1945 había 10 millones de personas sin casa en la URSS y 20 millones en Alemania. En lo que concierne a industria debemos movernos en la paradoja de numerosas destrucciones y, a la vez, grandes innovaciones (sobre todo derivadas de la guerra). Violencia sobre la mujer La violencia sexual contra mujeres y niñas es, por desgracia, una constante en tiempos de guerra.La Segunda Guerra Mundial no fue ajena a esta realidad e incluso continuópresente como acto dehumillación y venganza sobre los vencidos en los años siguientes. Era unaprácticahabitual del Ejército Rojo en su avance contra los nazis, los soldados estadounidenses perpetraron 500violaciones diarias en Japón en la segunda mitad de 1945 y sólo entre 1945 y 1947másde dosmillones de alemanas fueron víctimas de violación. Éxodos forzados en tiempos de paz El final de la guerra no significó el final de los grandes desplazamientos de población en Europa. Los nuevos Estados, tanto los respaldados por occidente como los tutelados por la Unión Soviética, aspirarán a la homogeneidad de sus ciudadanos. Esta se lograba expulsando y/o no reconociendola nacionalidad a ciertos grupos, especialmente si su presencia podía incitar reclamaciones territoriales por Estados vecinos. La población de origen germánico sufrió la peor parte. Se calcula que entre 10 y 12 millones de germanos tuvieron que dejar sus lugares de origen entre 1945 y 1946. Por ejemplo, en Checoslovaquia las minorías magiar y germana fueron despojadas de la ciudadanía checoslovaca y se confiscaron sus bienes. Casi tres millones y medio de alemanes y 650.000húngaros fueron expulsados hacia los países vecinos. 2.2. El nacimiento de la ONU El nuevo sistema internacional que se construye en 1945 es una resultante de la propia guerra en cuanto va a reflejar las tensiones e incompatibilidades profundas que existían entre los aliados. Sin embargo, el camino hacia la concreción de la nueva organización mundial transcurrió por la vía del acuerdo, intentando configurar un sistema de seguridad colectiva basado en el consenso entre las grandes potencias. Las Naciones Unidas fue el nombre concebido por el presidente Roosevelt para designar la nueva organización, apareciendo por primera vez en la Declaración de las Naciones Unidas del 1 de enero de 1942. El 25 de abril de 1945 comenzaron oficialmente los trabajos de la Conferencia de San Francisco,terminando dos meses después tras la aprobación por unanimidad de la Carta de las Naciones Unidas y del Estatuto del Tribunal Internacional de Justicia. El 24 de octubre de 1945 nació oficialmente la Organización de Naciones Unidas como marco político-jurídico del nuevo orden internacional de la posguerra. Sin embargo, otra vertiente esencial de este nuevo orden, la económica, comercial y financiera, siguió una senda específica de articulación bajo el principio de lo que algunos autores han denominado liberalismo dirigido. La Conferencia de Bretton Woods del 1 al 22 de julio de 1944 marcó este camino diferenciado deconstrucción del orden internacional, diseñando un nuevo sistema monetario y comercial internacional que respondía de forma clara a la posición hegemónica alcanzada por Estados Unidos y a las necesidades del capitalismo norteamericano de asegurar su posición privilegiada en la economía mundial. La Carta de Naciones Unidas se basa en cuatro propósitos fundamentales: a) Mantener la paz y la seguridad internacionales, para lo que se preveía la posibilidad de tomar medidas colectivas de carácter coercitivo que pudieran eliminar las amenazas y suprimir los actos de agresión. b) Fomentar las relaciones de amistad entre las naciones basadas en el principio de la igualdad de derechos y en la libre determinación de los pueblos. c) Realizar la cooperación internacional en la solución de problemas internacionales de carácter económico, social, cultural o humanitario, y en el desarrollo y estímulo del respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales. d) Servir de foro de cooperación que permitiera a los Estados el logro de estos propósitos. Tema 3. Sin resumir. 3.1. El enfriamiento de la paz y la consolidación del sistema bipolar Las áreas de influencia del sistema bipolar se comenzaron a configurar en Yalta (febrero de 1945). La URSS apuesta decididamente por expandir su influencia, gracias a la fuerza que le otorgaba el Ejército Rojo y a la debilidad de los Estados en la Europa Oriental. Durante el periodo de Entreguerras, la URSS ya había facilitado la llegada de un régimen popular a Mongolia: la República Popular de Mongolia (1924-1992). La República de China sólo reconoció su independencia en 1945, mientras que la República Popular China loharíaen 1949. ¿Cómo reacciona Occidente? Churchill señaló ya en 1945, tras la Conferencia de Postdam (julio y agosto de 1945), que Europa se encaminaba a una ruptura. En un contexto de debilidad europea,mientras USA se hacía con la hegemonía mundial, se produce la declaración de Truman (1947) y se impulsan ayudas para la reconstrucción (destacando el Plan Marshall, 1948-1952). Además,se impulsa la OTAN (1949). El 12 de marzo de 1947, el presidente estadounidense Harry S. Truman realizó un discurso ante el Congreso en el que plasmó la Doctrina Truman, orientada a dar apoyo a los pueblos libres que entonces estaban “resistiendo los intentos de subyugación por minorías armadas o por presiones exteriores”. “Creo que debemos ayudar a los pueblos a forjar su propio destino [...].Cada nación debe escoger entre dos modos de vida opuestos. [...] Uno reposa sobre la voluntad de la mayoría y se caracteriza por sus instituciones libres, por un gobierno representativo, por elecciones libres, por la garantía del mantenimiento de las libertades individuales y por la ausencia de cualquier opresión política [...]. El otro reposa sobre la voluntad de una minoría impuesta por la fuerza a la mayoría. Se apoya en el terror y en la opresión,tiene una prensa y una radio controladas, unas elecciones truncadas y la supresión de las libertades personales”. Presidente de USA entre 1945 y 1953 La imposibilidad práctica de que la ONU pudiera mantener la estabilidad en el mundo (la URSS vetaba frecuentemente las propuestas estadounidenses en el Consejo de Seguridad), facilitó que el 4 de abril de 1949 se firmase en Washington el Tratado del Atlántico Norte, una alianza militar intergubernamental que establecía un sistema de seguridad colectiva. El avance de gobiernos populares/comunistas en la Europa del Este por impulso soviético (Golpe de Praga de febrero de 1948 o el Bloqueo de Berlín a partir de junio de 1948) se interpretaron como una amenaza a los intereses e incluso continuidad de los gobiernos occidentales. La URSS, con el argumento de que contribuiría a mantenerla paz en Europa, solicitó su adhesión a la OTAN en 1954,pero la propuesta fue rechazada por los aliados. La Incorporación, en mayo de 1955, de la República Federal Alemana hizo que el bloque comunista reaccionase con la firma del Pacto de Varsovia solo unos días más tarde. ¿Cómo actúa la URSS ante / durante estos movimientos del bloque occidental? A partir de 1947 intensifica el control sobre la Europa del Este. Impulsó la reunión en Polonia de siete partidos comunistas de los Estados de la Europa del Este en 1947 (aunque con la ausencia de Albania), a la quetambiénse sumaron los comunistas franceses e italianos. Movimientos como este hicieron temer en Occidente que se activase la Internacional Socialista (Komintern), disuelta en 1943. Fue la primera reunión del Kominform, heredero del Komintern. Promovió el Pacto de Varsovia (1955), muy útil para justificar su presencia militar. Promueve en enero de 1949 el CAME / COMECON (Consejo de Ayuda Mutua Económica) como alternativa al Plan Marshall. Su actividad solo fue significativa a partir de mediados de los años 50. El caso de Yugoslavia La autonomía de Josif Tito en Yugoslavia, al no estar dispuesto a seguir ciegamente las órdenes de Stalin, generó pronto tensiones entre la URSS y Yugoslavia. La gota que colmó el vaso fue el acuerdo suscrito en 1947 entre Yugoslavia y Bulgaria para impulsar una Federación Balcánica (también estaría integrada por la Macedonia griega, que desafiaba abiertamente la voluntad hegemónica de la Unión Soviética pues no estaría controlada por esta. La respuesta de Stalin no se hizo esperar, rompiendo relaciones (y obligando a hacerlo también al resto de Estados que controlaba) con el país balcánico. Yugoslavia fue condenada por el Kominform (Oficina de Información de los Partidos Comunistas y Obreros) en junio de 1948 por haberse separado de la doctrina marxista-leninista. La capital del organismo, que estaba en Belgrado, se trasladó a Bucarest (en laRumaníasocialista). Tito Temió una invasión soviética a la vez que veía cómo se purgaban a supuestos titoístas en países vecinos y cómo se rearmaban, de ahí que realizara un viraje hacia Occidente (aunque sin abandonar el socialismo). Esto le permitió alejar el peligro de una invasión y facilitó a USA visualizarla fragmentación del bloque comunista. Ante la posibilidad real de una intervención armada soviética, USA se mostró dispuesto a emplear la bomba atómica en caso de que el conflicto lo iniciara la Unión Soviética. La Economía Yugoslava Se abrió a Occidente, a la vez que su relevancia internacional se acentuó con su presencia en el Consejo de Seguridad de la ONU hasta en cuatro ocasiones (1950-1951, 1956, 1972-1973 y 1988-1989). El bloque liderado por la URSS se cerró aún más al exterior. Impulsó purgas para localizar y eliminar a los disidentes, con lo que las afiliaciones al partido comunista se dispararon. 1948, el año de inflexión Las iniciativas más o menos tímidas de los soviéticos en el periodo comprendido entre 1944 y 1947 experimentaron un impulso definitivo a partir de 1948 en la Europa del Este. Tuvieron lugar por aquel entonces dos grandes hechos que animaron a la URSS a acelerar suhegemoníay controlsobre la zona. Golpe de Praga (febrero de 1948). A pesar de las medidas tomadas en un primer momento(expulsión de alemanes –ya contemplada en la Conferencia de Teherán de 1943- y húngaros,entrega de Rutenia a la URSS, reforma agraria y autonomía eslovaca), en el verano de 1947 se produjo la ruptura entre comunistas y socialistas por el Plan Marshall. Las dificultades del comunismo (que no superaba el 25% de la clase política) para hacerse con el control del gobierno checoslovaco llevó al partido comunista de este país a organizarse en milicias que,con el uso de la violencia, forzaron la conformación de un gobierno con fuerte presenciacomunista. Una vez en el poder, se impulsaron purgas y se sentaron las bases para que controlasen en el país hasta 1989. Bloqueo de Berlín (junio 1948 – mayo 1949). Fue impuesto por la URSS sobre la zonaoccidental de Berlín por la reforma monetaria impulsada por USA, Reino Unido y Francia(sustitución del devaluado Reichsmark por el Deustche Mark). Los intercambios entre las dos zonas alemanas beneficiarían sobre todo a la parte occidental, algo que Stalin no estaba dispuesto a permitir. El abastecimiento durante los once meses de bloqueo debió realizarse por tres corredores aéreos. Lejos de lo que el líder soviético pretendía, esta etapa reforzó la adhesión de los alemanes de la zona occidental a USA, Reino Unido y Francia; mientras que la imagen soviética se deterioró, en parte, por el éxito del puente aéreo durante un periodo tan prolongado. Stalin decidió levantar el bloqueo unilateralmente. 3.2. Reordenando Europa: zona occidental versus zona oriental Influencia de USA en la Europa Occidental Ámbito económico Se promueve la economía de mercado. Se facilitan ayudas (sobre todo el European Recovery Plan o Plan Marshall). Ámbito político Apuesta por sistemas políticos democráticos multipartidistas y con elecciones libres. Las actuaciones desarrolladas por Estados Unidos en Europa contemplaban las necesidades a corto plazo de la reconstrucción -a través del Plan Marshall y la Organización Europea de Cooperación Económica (1948), cuya finalidad esencial era su gestión-, y a medio y largo plazo de la seguridad y la defensa -a través de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (1949)-. La bipolaridad definió no solo la gran amenaza exterior sobre la que giró la seguridad colectiva de Europa occidental, sino que durante décadas afectó extraordinariamente al entramado institucional definido por los procesos de cooperación política, económica y social tras laSegunda Guerra Mundial y entre ellos al proceso de cooperación de integración. Sin embargo,la construcción europea ha sido algo más que una simple estructura colateral del orden internacional surgido en la posguerra mundial como fue considerada desde su nacimiento por la Unión Soviética. El European Recovery Plan, conocido como Plan Marshall (por el secretario de Estado George Marshall), constituyó una medida de USA para colaborar con la reconstrucción de Europa Occidental tras la Segunda Guerra Mundial vigente desde 1948 hasta 1952. Se aspiraba a frenar la difusión del comunismo. Tuvo el apoyo tanto de republicanos (dominaban el Congreso) como de demócratas (controlaban la Casa Blanca). Aunque se ofreció a la URSS participar en este Programa, se negó. Temiendo perder su independencia económica se mantuvo al margen, a la par que bloqueó la participación de los Estados de la Europa del Este (como Checoslovaquia, Polonia o la República Democrática Alemana). Influencia de la URSS en la Europa del Este Ámbito económico Se promueve la industria pesada. Se impulsa la colectivización en la agricultura. Se ponen en marcha planes quinquenales. Ámbito político La URSS no pudo exportar tal cual su modelo de partido único (sus Constituciones -1924, 1936 y 1977- sólo permitieron la existencia del Partido Comunista de la Unión Soviética, PCUS).En las Democracias Populares procuró una hegemonía comunista pero podía haber colaboración con otros partidos afines. Durante la implantación del comunismo, solo Bulgaria y Checoslovaquia encajan en la definición de Repúblicas Socialistas, frente al resto que por esas coaliciones eran Repúblicas Populares. 3.3. El mundo occidental: desarrollo, descolonización, transiciones y rupturas (1945-1991) 3.3.1. Crecimiento y desarrollo 3.3.2. El desarrollo europeo y extraeuropeo 3.3.3. Años turbulentos: inestabilidad cambiaria y crisis energética (1971-1979) 3.3.4. Las transiciones mediterráneas 3.3.1. Crecimiento y desarrollo Tras la Segunda Guerra Mundial, gran parte de los gobiernos del mundo apostaron firmemente por el desarrollo, entendido como crecimiento económico pero también como industrialización. Ciertamente no era una novedad, pues enlazaba con una dinámica vinculada con la Segunda Revolución industrial, aunque ahora alcanzaba mayor espacio geográfico y a más actores. En 1949 Harry Truman, en su discurso de toma de posesión, insistió en que la política internacional de USA apostaría por ayudar a la recuperación económica mundial. Ahora bien,esa división del mundo entre países desarrollados y no desarrollados (subdesarrollados) fue percibida por muchos como una ideología que servía a los intereses del imperialismo estadounidense. No puede extrañar que como reacción muchos países de África, América y Asia se sintieran atraídos por el comunismo. ¿Qué era necesario para ese desarrollo? Avance científico, progreso industrial y crecimiento económico El periodo comprendido entre 1950 y 1973 está caracterizado por un intenso desarrollo y crecimiento económico. El PIB mundial creció a una tasa cercana al 5% anual. La intervención del Estado en la Economía creció por todas partes, incrementándose su actividad reguladora y la nacionalización de ciertos sectores (como el energético y el de los transportes). Se detecta un incremento de convergencia entre países desarrollados y menos desarrollados. En la oferta fueron fundamentales factores como elevadas tasas de inversión, un gran progreso tecnológico, la terciarización y liberalización de la economía mundial o un disponer de un marco institucional favorable. Por su parte, la demanda se explica por las políticas de pleno empleo, el crecimiento general de la renta y de la renta real de las familias, el incremento del gasto de estas, el crecimiento de la demanda del sector público y del comercio interior. 3.3.2. El desarrollo europeo y extraeuropeo A USA le pareció fundamental fomentar el desarrollo europeo para garantizar la paz mundial. De ahí que la tecnología que necesitaba Latinoamérica acabó reorientándose hacia Europa y, en menor medida, hacia Japón y Corea del Sur. La ayuda estadounidense permitió una recuperación rápida y espectacular. Entre los cincuenta y setenta se daría una edad de oro para Europa Occidental (prosperidad económica y bienestar social). ¿En qué consistió? Aceleración del crecimiento económico: En los años cincuenta el PNB creció al 6,5% en Alemania y al 5,3% anual en Italia. Desarrollo del sector industrial (aumento de la productividad por avances tecnológicos) gracias a la contención salarial (debida a la necesidad de recuperación y al éxodo del campo a la ciudad, y del sur de Europa al centro). Intervencionismo estatal, incluyendo políticas activas para evitar el desempleo. En cualquier caso, no toda Europa se desarrolla por igual: la Europa mediterránea(donde había dictaduras) crecería a menor ritmo. Por otro lado, en esta fase también se puso en marcha el proceso de integración de las principales economías europeas. Se inició con la declaración de Robert Schuman (ministro de Asuntos Exteriores de Francia) en 1950 que anunciaba la creación de la Comunidad Económica Carbón y el Acero (CECA). Buscaba coordinar la producción siderúrgica de Francia, Alemania,Italia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo, creando un mercado común para el carbón y el acero. El tratado de creación se firmó en 1951. Las negociaciones posteriores desembocaron en la firma enRoma el 25 de marzo de 1957 de los tratados de la Comunidad Económica Europea y del EURATOM. En los años siguientes hubo importantes avances: formación de un mercado común y diseño de una política agraria común (PAC). El éxito del proyecto comunitario atrajo a nuevos Estados: Reino Unido (1971), Dinamarca e Irlanda(1973). Esa Europa de los Nueve, a través del Plan Werner (1970) aspiró a una unión económica y monetaria en diez años, truncada por la crisis económica de esa década. En lo que concierne a América y África, los nuevos gobiernos nacionalistas de los años cincuenta y sesenta, conseguida la independencia, buscaron la independencia económica,aunque con poco éxito. ¿Cómo fueron sus políticas de desarrollo? Fuerte intervencionismo estatal Apoyo a la industrialización, sobre todo la siderurgia. Grandes obras de mejora de infraestructuras, como las presas. Apuesta por la reforma agraria para modernizar el campo y facilitar el éxodo rural hacia las ciudades. El balance global de este desarrollo fue muy desigual, no logrando sus objetivos en el Tercer Mundo. Este último, a pesar de ser gran exportador de productos no podía controlar su explotación(el capital y la tecnología eran del primer mundo, mientras que los precios también se establecía fuera). Frente al fuerte crecimiento europeo, África solo creció al 2,4% anual entre 1950 y 1975. La población urbana en esta última se elevó al 20%, mientras que su apuesta por la industrialización hizo que se descuidase el sector primario. América Latina creció por encima del 5% anual, experimentando un fuerte proceso de crecimiento urbano. Finalmente, en Asia los resultados fueron pobres. Por ejemplo, la India sólo creció al 1% anual. Un crecimiento que se frenó de manera generalizada en los años setenta, sobre todo por la fuerte inflación derivada de las crisis del petróleo. 3.3.3. Años turbulentos: inestabilidad cambiaria y crisis energética (1971-1979) A comienzos de los años setenta, la dinámica de crecimiento y desarrollo económico mundial se interrumpió. Del pleno empleo y estabilidad: al aumento del desempleo e inflación, desequilibrios externos y aumento de la distancia entre países desarrollados y no desarrollados Tres fases: crisis (1971-1979), absorción de la crisis (1979-1985) y etapa que sienta las bases para superar la crisis (desde 1985). La crisis no afectó del mismo modo a todas las economías. En esta época los tigres asiáticos (Corea, Taiwán, Hong Kong y Singapur) se suman a los países desarrollados y la integración económica europea se ve impulsada por la firma del Acta Única de 1985 y el Tratado de Maastricht de 1992. Dos elementos transformaron la relación de fuerzas entre los actores económicos: 1971: Abandono del patrón oro-dólar. El deterioro de la economía norteamericana (fuerte influencia de la Guerra de Vietnam) llevó a un déficit que forzó a una devaluación del dólar en 1971. Las monedas pasaban a ser fiduciarias y su valor relativo se establecería en relación a la oferta y la demanda. Este hecho acabó animando a Europa a impulsar su propio Sistema Monetario Europeo en 1979. 1973: Considerable incremento del precio del petróleo por el enfrentamiento entre los países árabes e Israel. Después de la Segunda Guerra Mundial el petróleo acabó convirtiéndose en la principal fuente de energía, especialmente para el transporte. La mayor parte de las reservas y explotaciones estaban en el Golfo Pérsico, donde las grandes multinacionales americanas y europeas tenían acuerdos ventajosos. A comienzos de los años sesenta, el grupo de países productores de petróleo decidieron crear un cártel para tener influencia en los precios (OPEP). Después de varias guerras protagonizadas por Israel, su victoria en octubre de 1973 en la Guerra del Yom Kippur sería el detonante. Los países árabes acordaron elevar el precio del petróleo: en tres meses se multiplicó por cuatro. Los países exportadores se enriquecieron rápidamente. La fuerte dependencia del petróleo trasladó muy pronto esa subida a un amplio conjunto de bienes y servicios. La elevación del coste de vida ejerció una presión en el alza de los salarios, que a su vez repercutieron en los costes de las empresas. Se inició una espiral inflacionista. Algunos países, como USA o la URSS, atenuaron el impacto de la crisis por ser países productores de petróleo. El primero recortando el consumo y la segunda aprovechando para incrementar sus exportaciones. En otros lugares, como Japón o Europa, la situación no fue tan halagüeña. Debían aplicarse medidas de ajuste energético para reducir la importación de crudo y un ajuste social para encajar, a través de la política de rentas y reducción de salarios reales, el empobrecimiento que había supuesto la subida de precios. No existió una hoja de ruta común entre los distintos Estados, pues mientras que algunos aplazaron la resolución de ambos problemas (por ejemplo: España), otros optaron por hacerles frente inmediatamente (por ejemplo: Alemania). Este hecho hizo que cuando llegó la segunda crisis del petróleo (1979), derivada de la calidad sha de Persia (Irán) y el inicio de la Guerra Irán-Iraq, no todos los países la sufrieran del mismo modo. El impacto de las crisis del petróleo, sobre todo de la segunda, en los países del Tercer Mundo fue muy alto. Tanto es así que desencadenó la “crisis de la deuda”. La subida de los tipos de interés en USA desencadenó una escalada en la deuda de estos países,solo frenada cuando a partir de 1985 se inició un descenso de la cotización del dólar. Además, se procedió a renegociar la deuda de los países del Tercer Mundo. Por otro lado, el cártel de la OPEP se rompió en 1986 cuando Arabia Saudí decidió unilateralmente aumentar su producción de crudo, medida en la que le siguieron otros países. Este hecho llevó a una bajada del precio del petróleo. 3.3.4. Las transiciones mediterráneas La marcha de los procesos de transición está directamente relacionada con el origen de la dictadura. Mientras que el régimen militar griego tuvo una corta duración (1967-1974) y su origen se deriva de la situación de la Guerra Fría, en Portugal y España las dictaduras se establecieron en el periodo de entreguerras, en pleno auge de los totalitarismos y la crisis del sistema parlamentario.En la Península Ibérica se establecieron regímenes fundacionales, con proyectos totalitarios en sus inicios sin llegar a concretarse debido a la heterogeneidad ideológica de las fuerzas políticas que los apoyaban. Fueron regímenes autoritarios que ejercieron el poder de forma dictatorial y que contaron con el apoyo de la iglesia católica, pero como vestigio del sistema internacional precedente se integraron en el clima bipolar de la posguerra. En el área mediterránea pueden distinguirse tres grandes modelos de transición hacia la democracia: 1) las transiciones dirigidas por el régimen con la pasividad y aún hostilidad de instituciones del Estado, como las fuerzas armadas (España); 2) aquellas dirigidas por las estructuras del Estado, tales como fuerzas armadas contrarias al régimen (Grecia), y 3) finalmente aquellas donde el Estado se desintegra y un sector de las fuerzas armadas derroca al régimen(Portugal). Un ejemplo del primer caso sería España donde una parte de la clase política del régimen franquista tomó la iniciativa de la transición. El segundo caso sería el de Grecia donde las fuerzas armadas que apoyaban el retorno de Karamanlis contra los coroneles acabaron con su gobierno. El tercero sería el movimiento de los capitanes que derrocó a Caetano en Portugal, trayendo consigo una reestructuración profunda del Estado y cambios revolucionarios. En España a partir de los años 60, el régimen se dividió en aquellos que querían perfeccionamiento del modelo político, los aperturistas; aquellos que proponían el mantenimiento del régimen sin ninguna modificación, inmovilistas; y aquellos que estaban a favor de una continuación del régimen sin introducir ninguna modificación. La “liberalización” y el “desarrollo político” comenzaron a estar presentes en la década de los 60, hasta el punto de que en 1964 se diseñó el proyecto de creación de asociaciones políticas. Los cambios socioeconómicos que se iban experimentando en España favorecieron una evolución del franquismo que desembocó primero en un proceso de liberalización, después en una crisis interna y finalmente en la democracia. Esta situación contrasta con los casos de Portugal y Grecia. En Portugal sutransicióndesde elrégimen autoritario hasta la democracia tomó la forma de gobierno militar, que inicia por un lado un golpe militar y por otro un proceso democrático. La promesa firme de celebrar elecciones un año después de la caída de Caetano por la acción del Movimiento de Fuerzas Armadas llevó primero a una diarquía entre los representantes democráticamente elegidos y los militares representados por el Consejo de la Revolución para terminar después de las reformas constitucionales de 1988 en una democracia pura. El golpe militar del 25 de abril de 1974 encontró una acogida incondicional en los ciudadanos portugueses que salieron a las calles. La movilización social fue un instrumento esencial en el que se apoyaron todas las fuerzas sociales y políticas para demostrar su poder en medio de una situación confusa. La Revolución de los claveles abrió una sensación de libertad y euforia colectiva reclamando diferentes derechos y libertades. La fuerza de los movimientos sociales dio lugar a una legitimidad revolucionaria con la que se identificaron los radicales del Movimiento de las Fuerzas Armadas, que se veían vitoreados por estudiantes, jornaleros y obreros, que ocupaban tierras y fábricas, junto con los movimientos vecinales que demandaban servicios públicos como transportes, colegios, alcantarillado, consultorios médicos… Quien dirigió la operación de la transición democrática en Grecia fue un miembro de la clase política del periodo liberal anterior al golpe, Karamanlis. La reacción y la resistencia a la dictadura llevó a una movilización de todos los sectores sociales y políticos, incluidos los liberales y burgueses, aunque con menos intensidad que en la Península Ibérica. En concreto los sindicatos controlados por el Estado no estaban dispuestos a organizar huelgas, a pesar de episodios ocasionales de actividad. A pesar de ello, sí es cierto que la liberalización económica conllevó un aumento en el número de huelgas, aunque bajo un régimen distinto, previo a la dictadura. El fracaso de intento de asesinato del dictador Papadopoulos, que habíatomado el poder elañoanterior, en 1968 por parte de Panagoulis y su consiguiente condena a muerte despertaron unamovilización importante que logró impedir su ejecución. La movilización de la resistencia fue determinante en este aspecto, al igual que la reacción de amplias capas de la sociedad, que alcanzaron su culmen en tal situación, obligando a la dictadura a utilizar todo su aparato represivo.En Grecia el motor del cambio en las luchas sociales fueron los estudiantes. Igualmente,también destacan algunos sectores de la armada en 1973 que, apoyados por monárquicos,intentaron derrocar la dictadura, aunque fracasaron. Esa situación llevó al régimen a buscar la institucionalización basada en la negación de la legitimidad monárquica y en el reforzamiento del poder de la presidencia de la República.. Además, todo esto se vio acompañado de una cierta apertura política quefacilitólamovilizaciónestudiantil, donde destacó el levantamiento de estudiantes en la PolitécnicaNacional y en laFacultad de Derecho de la Universidad Nacional de Atenas, duramente reprimido. La Dictadura de Coroneles cayó finalmente en julio de 1974, coincidiendo con la invasión turca de la isla de Chipre. 3.4. El mundo socialista (1945-1991) 3.4.1. El mundo socialista después de Stalin: cambios y rupturas 3.4.2. Del dominio del mundo a la división del sistemasocialista 3.4.3. El sistema socialista en retroceso 3.4.1. El mundo socialista después de Stalin: cambios y rupturas Al morir Stalin en 1953, la Unión Soviética aparecía ante los ojos del mundo como una gran potencia, a la vez que el prestigio del Estado socialista -la «patria del proletariado»- como alternativa factible a la concepción capitalista ampliaba los apoyos soviéticos entre los partidos comunistas (incluida la izquierda radical de Europa occidental) y, sobre todo, entre las fuerzas revolucionarias de países extraeuropeos. Estas veían en el procesosoviéticouna forma de entrar en la contemporaneidad, una vez finalizado el control colonial, al margen de lasvíasque ofrecían sus antiguas potencias imperialistas. Pero los sucesores de Stalin, aunque firmemente convencidos del triunfo final del socialismo en el mundo, afirmaban que dicha victoria sobre los países capitalistas podría producirse no sólo a través de una confrontación directa, sino gracias a la superioridad en todos los órdenes del comunismo.Pero el revisionismo de los años cincuenta produjo en el sistemasoviéticouna crisis de identidad que, paradójicamente, llevó a la ruptura del campo socialista. La URSS y la Europa del Este La celebración en febrero de 1956 del XX Congreso del PCUS -el Congreso del Informe Secreto y la desestalinización- generó cambios en el funcionamiento del sistema socialistacaracterizado por el control estricto que el PCUS ejercía sobre las democracias populares en todas las esferas de poder; pero tales cambios no alteraron los fundamentos totalitarios de los regímenes socialistas. Sin embargo, desde los años cincuenta todo el bloque soviético(de Alemania del Este a Polonia, pasando por Checoslovaquia) vivió inmerso en una permanente crisis de identidad, tal como pusieron de manifiesto la alternativa revisionista y la respuesta obrera generadas ante la opresión del estalinismo. Los valedores del revisionismo, con el objetivo de dar por concluida la tutela soviética y alentados por la disolución del Kominform en abril de 1956, comenzaron a idear nuevos proyectos de actuación política de muy distinto signo y resultado, como pudo comprobarse en los acontecimientos de octubre de 1956 en Polonia y, sobre todo, de noviembre de ese mismo año en Hungría, en donde se había abolido el papel dirigente del Partido Comunista y decidido la neutralidad del país. Pero la pérdida progresiva de autoridad y prestigio del PCUS y de los propios partidos comunistas locales obligó a la Unión Soviética a intervenir para restablecer en toda su zona de influencia la obediencia a sus directrices, como demostró la intervención militar del Ejército Rojo en Hungría,apoyada por los gobiernos y partidos comunistas del Pacto de Varsovia (creado un año antes) y de China, además de los partidos comunistas occidentales, empezando por el francés y el italiano.Ante la situación creada, la Conferencia de Partidos Comunistas, celebrada en Moscú en 1957, aprobó una resolución de obligado cumplimiento para todos los países socialistas,siempre bajo la suprema dirección del Partido Comunista, según la cual, el revisionismo era el principal peligro; a la misma conclusión llegaron los participantes en la Conferencia de los Comunistas celebrada en noviembre de 1960: el Muro de Berlín, edificado en 1961, era el mejor símbolo del sistema socialista cerrado y a la defensiva, su última muralla. El socialismo y el Tercer Mundo asiático-africano: el caso de China Fue en el rechazo al colonialismo y en la reivindicación de un nuevo orden internacional donde las bases de la Conferencia de Bandung (1955) resultaron más operativas al poner en marcha el llamado neutralismo activo, por oposición a la polarización de bloques, al institucionalizar en la Cumbre de Brioni de julio de 1956 y en la de Belgrado de 1961 el movimiento de los Países No Alineados, con Nehru, Nasser y Tito como sus máximos valedores. Ellosignificóque la URSS no pudiera dirigir en beneficio propio el movimiento descolonizador, pero no impidió que los soviéticos encontraran aliados importantes en los países del Sur en su estrategia universalista,empezando por Egipto, Siria, Indonesia o la India. A finales de los años cincuenta, el socialismo chino iniciado en 1949 entró en una nueva fase, definida como el «Gran Salto Adelante», momento en el cual dejaba de ser una variante del soviético para constituir su propio modelo maoísta -un estalinismo antisoviético-: China se convertía en el rival ideológico de la URSS al rechazar Mao expresamente en el VIII Congreso del Partido de 1958 la política soviética revisionista. En julio de 1960, la Unión Soviética advirtió a Pekín sobre el desviacionismo doctrinal en el que había caído, y ante las discrepancias surgidas entre ambos Estados socialistas, Moscú retiró de China a sus agentes políticos y técnicos económicos: el cisma chino-soviético, palpable en el XXII Congreso del PCUS de 1961 con la retirada de los representantes chinos, demostraba la degeneración del socialismo marxista-leninista. A partir de ese momento, la República Popular de China pretendió convertirse en el modelo revolucionario socialista y cabeza visible del movimiento comunista internacional, como se puso de manifiesto con la llamada Revolución Cultural. La contestación a la hegemonía soviética coincidió en la primera mitad de losañossesenta con elrecrudecimiento del permanente conflicto con la China nacionalista deTaiwán, y con el fin delsecular aislamiento del país (su gran aliado había sido Albania) tras el reconocimiento de laRepública Popular por parte del gobierno de Francia. La tensión entre La URSS y China alcanzó su punto máximo en 1969 al desencadenarse una serie de enfrentamientos fronterizos entre ambos Estados socialistas. El socialismo y el Tercer Mundo iberoamericano La capacidad norteamericana de actuar en los asuntos internos de Iberoamérica fue materializándose a través no sólo de la presión económica, sino de intervenciones militares directas. Amparándose en el derecho a luchar contra la infiltracióncomunista impulsada por la URSS (Conferencia Interamericana de Caracas de 1954), Estados Unidos invadió ese mismo año Guatemala, paralizando en dicho país todo intento de cambio político contrario a sus intereses. Con la victoria de Fidel Castro sobre la dictadura de Batista en Cuba, en enero de 1959, los revolucionarios cubanos llevaron a la práctica una política nacionalizadora de los sectores económicos que les enfrentó con los intereses de la potencia norteamericana. Después de la ruptura de relaciones diplomáticas entre ambos países en 1961, Castro amplió los vínculos políticos, económicos y culturales con la URSS; a continuación, el nuevo dictador cubano instauraba en la isla un régimen de tipo soviéticoy se convertía en satélite de la URSS en el Caribe. A partir de ese momento, la Cuba castrista fue considerada en Estados Unidos como avanzadilla del peligro comunista, pero con el fracaso de la invasiónde la isla en Bahía de Cochinos (abril de 1961) por fuerzas anticastristas apoyadas por la administración estadounidense del presidente Kennedy no se produjo la caída del régimen, que después de la crisis de los misiles(octubre de 1962) logró consolidarse. 3.4.2. Del dominio del mundo a la división del sistema socialista En Europa del Este la ortodoxia socialista soviética sólo pudo ser mantenida por la fuerza de las armas como quedó demostrado con la invasión de Checoslovaquia en agosto de 1968 por los ejércitos del Pacto de Varsovia. La segunda normalización impuesta a todos lospaísesdel bloquesoviético durante dos décadas fue sancionada con el restablecimiento de la doctrina de«soberanía limitada», que en su momento -en la inmediata posguerra- habían elaborado los teóricos del Kominform. La versión actualizada de dicha doctrina fue presentada oficialmente por Breznev en un discurso que pronunció en Varsovia en noviembre de 1968 ante el pleno del V Congreso de los comunistas polacos. Lo novedoso de la teoría doctrinal expuesta por el secretario general del PCUS consistió en proclamar para el ámbito del Pacto de Varsovia que la cuestión de la soberanía no estaba pensada tanto para los propios países socialistas satelizados, sino especialmente para la URSS como potencia hegemónica; en el exterior, la consolidación de la«distensión»entre bloques pasaba por la aceptación de Occidente de la imposición de la mencionada doctrina de soberanía limitada en el Este de Europa. Mientras tanto, en Europa occidental, la tradicional «quinta columna» soviéticaanimada porlos partidos comunistas, en especial el francés y el italiano, apostóen losañossetenta porun cambio de estética denominado «eurocomunismo»: una especie de socialismo noestalinista y pragmático en función de la situación europea del momento que ayudara a laconquista del poder mediante las urnas, superador de las tendencias izquierdistasmásradicales e incluso impulsoras del terrorismo de la extrema izquierda. Pero el revisionismo eurocomunista implicaba sobre todo la aceptación de un modelo comunista nacional que negaba la «univocidad del modelo soviético para la construcción del socialismo», lo que en la práctica suponía la ruptura en clave occidental del movimiento comunista internacionalista de raíz revolucionaria. Sin Embargo, la evolución de los acontecimientos tampoco propició el éxito del experimento eurocomunista, que más que una opción de futuro era la «consecuencia de la inexorable pérdida de vigencia histórica del discurso comunista». Los modelos soviético y maoísta y el Tercer Mundo Desde la década de los sesenta el mundo estaba sometido al equilibrio del «terror nuclear»,que pretendió ser desactivado por las dos grandes potencias mediante acuerdos sobre el control de armamentos; pero al mismo tiempo pretendieron mantener o incluso aumentar, caso de la Unión Soviética, el predominio ideológico. La época de Brezhnev -en esencia, la segunda mitad de los años sesenta y la década de los setenta- coincidió con una gran expansión en el exterior para asegurar la presencia de los intereses estratégicos soviéticos en África (Congo,Etiopía,Somalia, Angola o Mozambique) América (Cuba y Nicaragua) y Asia, lugares donde mantenía su estatus de superpotencia. Ello permitió la consolidación del socialismo en la antigua Indochina: de tipo soviético en el Vietnam unificado por los comunistas del Norte, y maoístaen la nueva Kampuchea Democrática (Camboya) del Khmer Rojo. Al mismo tiempo, la URSS pretendió imponer un cambio de rumbo en las Relaciones Internacionales al apoyar la aprobación de la ONU en 1974 de una «Declaración y Programa de Acción sobre el Establecimiento de un Nuevo Orden Económico Internacional» impulsada por los países del Sur, iniciativa que no prosperó ante la división en el seno de las Naciones Unidas mediatizadas por la Guerra Fría. Si desde 1918 la Unión Soviética había mantenido la hegemonía «canónica»sobre el movimiento comunista internacional, fue a lo largo de la década de los sesenta cuando el control ideológico de la URSS fue puesto en cuestión y a partir de 1969 refutado abiertamente por la China maoísta, que incluso rompió ideológica y diplomáticamente con Moscú, mostrando las contradicciones e incluso la degeneración doctrinal del marxismo-leninismo.A partir de ese momento y hasta la desintegración de la Unión Soviética, el movimiento comunistaentró en una nueva la fase de policentrismo y conflicto permanente. La segunda mitad de los años sesenta estuvo marcada en China por la experiencia de la Revolución Cultural: el momento de una lucha sin cuartel por el poder que Mao aprovechó para reprimir y depurar en todos sus niveles al partido y al gobierno, y potenciar la lucha de clases y la revolución permanente. Al entrar en los años setenta, la última fase del poder personal de Mao (1970-1976), si bien se mantuvieron las formas radicales puestas de moda con la Revolución Cultural, comenzó un nuevo intento de «reconstrucción nacional», con especial atención a los distintos sectores económicos, empezando por la agricultura; mientras que en la política exterior, China consiguió en estos años un gran éxito en las Relaciones Internacionales. En 1971 la RP China ingresaba en las Naciones Unidas, pasando a formar parte como miembro permanente de su Consejo de Seguridad; con la expulsión de Taiwán de la ONU se clausuraba la doctrina de las «dos Chinas», aunque no se logró la reunificación nacional. Pero al comenzar la segunda mitad de los años setenta, la China maoístaestaba exhausta por las dislocaciones económicas y sociales producidas por los experimentos socialistas y la radicalidad política impuesta por la lucha de clases inspirada en los postulados maoístas. El 9 de septiembre de 1976 moría Mao Zedong, y poco tiempo después, en julio de 1977, Deng Xiaoping era rehabilitado. A renglón seguido comenzó la desmaoización del país, proceso que no significó la transformación radical del sistema socialista, pero que anunciaba una nueva época en China sacudida por enormes tensiones de tipo político, económico y social: tensiones entre el gobierno y las regiones; entre las zonas marítimas inmersas plenamente en el cambio económico y las zonas del interior rural y empobrecidas; entre los comunistas ortodoxos y los sectores reformistas y aperturistas, estos últimos derrotados después de ahogada a sangre y fuego la«primavera de Pekín» de 1989; y el mantenimiento de su tradicional política exterior, de tipo imperialista -como demuestra la situación del Tíbet- y militarista contra Taiwán. 3.4.3. El sistema socialista en retroceso El retroceso del sistema socialista que marcaba el final de toda una época de las Relaciones Internacionales comenzó a materializarse en los años ochenta: la década del gran cambio en la que se produjo la pérdida de identidad de la izquierda en general y del marxismo en particular. A mediados de los años setenta, y debido a la crisis económica mundial, los ideólogos de esta izquierda supusieron llegado el momento de avanzar en la construcción del socialismo; pero una década más tarde la ideología marxista perdía todo su vigor en amplias zonas del globo, de manera especial en Europa del Este y en Iberoamérica: incapaz de articular una nueva alternativa en un momento de crisis y cambios a escala mundial quedó relegada a un segundo plano, en los márgenes del nuevo orden internacional. Crisis y desintegración del modelo soviético Para intentar resolver la crisis degenerativa que a mediados de los años ochenta vivía la Unión Soviética, el nuevo secretario general del PCUS, Mijail Gorbachov, puso en marcha el proceso conocido como Perestroika; pero este intento de reforma radical de la economía, la política,la sociedad y la cuestión nacional, fracasó estrepitosamente y arrastró con él al Estadosoviético hasta su propia desintegración en 1991. En el momento de la llegada al poder de Gorbachov, los fundamentos inspiradores de la política exterior soviética continuaban imbuidos del pensamiento marxista-leninista. Esta teoría justificaba la vertiginosa carrera de armamentos en tanto que la URSS se erigía como defensor de todos los oprimidos e imponía la obligación de seguir sus pautas y suvisiónde las relaciones mundiales al resto de las democracias populares, ya fuera en Europa o en el Tercer Mundo. El líder soviético tenía la intención de acabar con estalógicainterna delsistema que hipotecaba el futuro de la Unión Soviética a costa de los enormes gastos en defensa, aunque ello supusiera reducir drásticamente o paralizar los gastos en ayuda a los partidos comunistas y Estados satélites y aliados. En este sentido, el «nuevo pensamiento» soviético en las relaciones exteriores se dejó sentir especialmente en dos campos de actuación: en primer lugar, con la cancelación de la política de «soberanía limitada» en los países del Pacto de Varsovia; y en segundo lugar, fomentando una nueva articulación de las relaciones con el Tercer Mundo. El «nuevo pensamiento»aplicado a todos estos factores en su conjunto (incluido el freno a la carrera de armamentos)condujo al final del statu quo de Guerra Fría imperante en las Relaciones Internacionales desde la Segunda Guerra Mundial. El “nuevo pensamiento” y la Europa del Este sovietizada La fuerza de los acontecimientos y el agotamiento del experimento comunista en la URSS obligaron a ésta a clausurar la política de «soberanía limitada» en la Europa sovietizada: cuarenta años después del final de la Segunda Guerra Mundial y del comienzo de la Guerra Fría,el statu quo de una Europa dividida en dos zonas irreconciliables comenzó a resquebrajarse. El «nuevo pensamiento» soviético en política exterior impulsó este cambio, sancionado por Gorbachov en 1989: «La doctrina Breznev de soberanía limitada ha sido enterrada» y «cada pueblo tiene el derecho a elegir su propio destino». En otras palabras, que la Unión Soviética no volvería a actuar militarmente en la Europa del Este como había sido la norma en el pasado. En estas circunstancias, según Gorbachov, «la estructura de las relaciones políticas entre los países socialistas debía basarse estrictamente en una independencia absoluta». Los postulados liberalizadores del secretario general del PCUS se justificaban en la creencia de la aceptación del sistema del socialismo real por todos estos países y en la necesidad de la reforma de los mismos desde dentro, como lo estaba haciendo él mismo en su país. El mensaje del dignatario soviético fue recibido en los países de Europa del Este muy claramente, pero en sentido contrario al previsto por Gorbachov. Las ilusiones de estos pueblos se dirigieron al mundo occidental: decidieron terminar con el sistema totalitario de tipo soviético impuesto por los partidos comunistas y comenzar la transición hacia la democracia parlamentaria y la economía de mercado. Entre 1989 y 1991, los regímenes de partido único -sin el apoyo explícito de Moscú- se desintegraron. El cambio histórico iniciado en Polonia se extendió súbitamente a los demás países del Pacto de Varsovia tras la caída del Muro de Berlín, el 9 de noviembre de 1989, y podía darse por concluido el 1 de julio de 1991 con la disolución del Pacto de Varsovia. En tan breve espacio de tiempo, los países de la hasta entonces Europa del Este abjuraron de laideologíamarxistaleninista y pusieron fin a toda una era de dominación de los partidos comunistas. El desmantelamiento del sistema soviético se produjo en todos los países de la Europa del Este, sin excepción, en poco menos de año y medio, aunque de manera diferente en cada uno de ellos: en lacumbre de París del 21 de noviembre de 1990, la «Carta para una nueva Europa» proclamó el final de la división del Viejo Continente. El “nuevo pensamiento” y el Tercer Mundo En la situación de confrontación latente que se impuso en las relaciones entre las dos grandes potencias a finales de los años cuarenta, el llamado Tercer Mundo -paísesdel Sur envías de desarrollo- se convirtió en el escenario estratégico por excelencia para extender las respectivas influencias políticas al socaire de la necesaria modernización económica, y, por ende, el único teatro de conflictos bélicos a pequeña escala. En este ámbito también se produjo un cambio sustancial de la tradicional política soviética que tenía por objeto el triunfo de la «revolución mundial». La presencia de la URSS en el Tercer Mundo se hizo insostenible debido al alto precio económico que ello suponía en un momento especialmente crítico para el Estadosoviético.Por ello, y para evitar que un enésimo conflicto regional encendiera la llama de un enfrentamiento final entre las dos grandes potencias, Gorbachov impuso un giro radical a la política exterior de la URSS en relación con el Sur: era necesario potenciar la vía de la negociación en el marco de las Naciones Unidas. El «nuevo pensamiento» dirigió los pasos de la diplomacia soviética para solucionar los graves problemas que vivía el mundo en Oriente Medio y Próximo, Iberoamérica, África o Asia. Tema 4. Sin resumir. Tema 4. La Guerra Fría (2): procesos de descolonización y la construcción europea Sumario 4.1. Los procesos de descolonización 4.2. El despertar del Tercer Mundo 4.3. Hacia la Europa de los Doce 4.1. Los procesos de descolonización Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, en 1945, la mayor parte del mundo formaba parte del orden político y económico europeo, sin embargo, esa relación estaba a punto de experimentar un cambio sistémico. Entre 1945 y 1960: 47 países se independizan (el 25% de la humanidad, 800 millones de personas) Entre 1946 y 1975: 65 territorios coloniales se convierten en Estados soberanos. No obstante, la descolonización no era el objetivo de los viejos imperios. De hecho, concluida la Segunda Guerra Mundial, las potencias coloniales europeas volvieron a afirmar su control sobre las posesiones. Sin embargo, la guerra había producido una serie de transformaciones en el mundo colonial que anunciaban que no sería posible volver a la situación de preguerra.Además, las Naciones Unidas en la Carta de San Francisco establecía el derecho de autodeterminación de los pueblos. El salto más decisivo en la asunción del derecho de autodeterminación se produjo el 14 de diciembre de 1960, con la aprobación de la Resolución 1514 (XV) en la Asamblea General de Naciones Unidas, que concebía el término autodeterminación como sinónimo de independencia, sin apreciar otras posibilidades que luego sí vendrían a ser definidas en resoluciones posteriores, como la 2625 (XXV), en la que la autodeterminación se define como la libertad de la población para elegir su futuro. Los principios del nuevo orden internacional de posguerra de soviéticos y norteamericanos coincidían en su anticolonialismo por diferentes motivos, unos por la visión revolucionaria del mundo y de la extrapolación de la doctrina de la lucha de clases al ámbito de las relaciones internacionales.Otros, por tradición histórica, convencimiento moral y, sobre todo, por considerar las estructuras coloniales como obstáculos al libre comercio mundial. En ese contexto, los territorios coloniales en vías hacia la independencia se convirtieron en uno de los más importantes escenarios de competencia de bloques durante la Guerra Fría. En un primer momento, durante la posguerra mundial, para la Unión Soviética el apoyo a los movimientos de liberación nacional contra las potencias coloniales fue, según el pensamiento de Lenin, un elemento más en la lucha por debilitar al capitalismo. Estados Unidos, por su parte, se movía en un dilema insoluble: le repugnaba la idea de comprometerse en la defensa de los caducos imperios europeos, pero le acuciaba la necesidad de contener la expansióncomunista, tal y como ponía de manifiesto la doctrina Truman. En una segunda fase, Washington y Moscú, al intentar extender su influencia a la periferia del sistema a partir de los países poscoloniales de Asia y África, se encontraron con grandes dificultades a la hora de la intervención, a causa de la creciente autonomía de los gobiernos locales y de la regionalización del sistema. De esta manera se daba carta de naturaleza al Tercer Mundo, completando así la división tripartita del planeta, lo cual nos introduce en un tercer momento cuya principal característica es la discontinuidad regional de ambos bloques, consecuencia también de la politización de las fracturas Norte-Sur y centro-periferia. 4.2. El despertar del Tercer Mundo El concepto de Tercer Mundo surgió como consecuencia lógica de la división del mundo en dos grandes bloques encabezados por las superpotencias que emergieron tras la Segunda Guerra Mundial. Todos los países que integraban el Tercer mundo tenían y tienen en común bajas rentas per cápita y haber sufrido procesos de colonización. El crecimiento de la economía mundial también benefició a los países del Tercer Mundo,aunque el fuerte crecimiento demográfico impidió una repercusión significativa en la renta per cápita. Además, la distancia con los países más desarrollados no dejó de incrementarse. Causas del subdesarrollo - Factores endógenos: Medio físico (enfermedades, baja tasa de productividad en la agricultura), estructuras políticas corruptas, etc. - Factores exógenos: colonialismo y neocolonialismo. Otro factor a tener en cuenta es la explosión demográfica, derivada de una reducción de la mortalidad y un mantenimiento de las tasas de natalidad. Las mayores tasas de crecimiento se dieron en las zonas más pobres de áfrica. La independencia de las colonias Tras la Segunda Guerra Mundial se inicia el gran proceso descolonizador. La Conferencia de San Francisco de 1945 sentó las bases para ese proceso. Japón abandonó las colonias ocupadas desde 1931 y, posteriormente, Reino Unido y Francia procedieron a sus descolonizaciones en un proceso que duró desde 1945 hasta 1965. Otras descolonizaciones como la portuguesa o española debieron esperar hasta los años setenta. En un mundo dividido en dos bloques, algunos de estos nuevos Estados se agruparon en el movimiento de países no alineados que cobró forma en la Conferencia de Bandung (1955). Los resultados de la descolonización han sido muy dispares. Mientras los países de la zona del Pacífico se benefician de la influencia de las economías japonesa y norteamericana, en otras zonas como el sudeste asiático surgirían guerrillas comunistas que implicaron a las dos superpotencias(Guerra de Vietnam). En cuanto al continente africano, los nuevos gobiernos no estaban preparados para asumir la gestión de unas economías en un mundo globalizado, con fuertes injerencias del mundo industrializado y aquejados de una elevadísima corrupción. La gestión de la independencia: el dirigismo económico Los referentes con los que contaban los nuevos Estados en materia de política económica eran los de un mundo capitalistas dominado por principios keynesianos y un mundo socialistas de economía planificada, por tanto el dirigismo económico fue la tónica habitual para lograr la ansiada industrialización. Se apoyan las industrias nacionales mediante la sustitución de importaciones, pero a la larga las industrias de estos países no pudieron competir en los mercado internacionales. Resultado: inflación, desequilibrio de ingresos y gastos, endeudamiento del Estado, etc. Por ejemplo, la renta per cápita de Argentina duplicaba a la española en 1950, mientras que en 1982 apenas suponía el 42%. Otras economías del Tercer Mundo apostaron por la apertura de los mercados exteriores y aprovechar su ventaja comparativa. En líneas generales obtuvieron buenos resultados (ejemplos:Brasil, Chile o China). 4.3. Hacia la Europa de los Doce Los años ochenta se abrieron para la Comunidad Europea en el marco de una nueva recesión económica internacional, complicada por la conjunción de viejos y nuevos problemas en la agenda comunitaria: 1) El plano internacional. Tras la invasión de Afganistán por la URSS y la elección de Ronald Reagan como presidente de Estados Unidos se produjo un agudizamiento del enfrentamiento bipolar. Europa, frente central de la Guerra Fría, se convirtió, una vez más, en el terreno dejuego de las superpotencias. 2) La ampliación hacia el Sur y el ingreso de España. Durante los años setenta se habían producido procesos de transición democrática en tres países de la Europa del Sur: Grecia,Portugal y España. Grecia había presentado su solicitud dé adhesión en 1975, Portugal y España en 1977. El 1 de enero de 1981, Grecia se convirtió en el décimo Estado miembro de la Comunidad. Los dos países ibéricos habrían de esperar hasta 1986. España conseguirá su adhesión no sin un duro proceso negociador que se prolongó entre 1979-1986 en un contexto comunitario especialmente difícil —reticencias entre algunos Estadosmiembros y, en particular, Francia, sobre el potencial agrícola español; previsible aumento del gasto comunitario derivado de la adhesión ibérica en el contexto del enfrentamiento por la aportación británica al presupuesto de la Comunidad; interferencias en las negociaciones intergubernamentales que desembocarían en la firma del Acta Única Europea—, y una vez recuperadas las libertades democráticas tras la desaparición de la dictadura franquista en 1975.Una dictadura que había presentado una primera solicitud de apertura de negociaciones en 1962, la había reiterado en 1964 y tan sólo había conseguido un Tratado Comercial Preferencial dentro del marco de la política mediterránea comunitaria en 1970. 3) El contencioso británico. Margaret Thatcher, primera ministra británica desde 1979, solicitó un nuevo mecanismo corrector de los recursos de la Comunidad porque consideraba excesiva la aportación británica al presupuesto comunitario. El problema, sin embargo, lejos de solucionarse con el «cheque británico» en 1980 —al conseguir una rebaja provisional equivalente a las dos terceras partes de su aportación—, tenderá a agravarse dificultando el proceso de reforma institucional. En la compleja situación comunitaria de inicios de los ochenta, la iniciativa de relanzar el proceso de integración surgió de una conjunción de estrategias supranacionales y nacionales,complementarias y contradictorias, impulsadas desde el Parlamento Europeo, la Comisión,los propios Estados miembros y los principales grupos industriales europeos. Estas iniciativas, asimismo, se vieron favorecidas por la mejora —a partir de 1984—de las perspectivas económicas en Europa, por la llegada de una nueva generación de hombres de Estado (Helmuth Kolh en Alemania; François Mitterrand en Francia; Felipe González en España...) en los primeros ochenta y por la designación de Jacques Delors (Monsieur Europe) como presidente de la Comisión Europea, en enero de 1985. Las motivaciones económicas tuvieron un peso fundamental en el proceso que desembocaría tanto en la firma en 1985 del Acta Única Europea (AUE) como en el Mercado Único. El Consejo Europeo de Milán, en junio de 1985, decidió la realización del Mercado Único en 1993 y el establecimiento de una Europa de la tecnología. El Acta Única Europea entró en vigor el 1 de enero de 1987 y reúne en un mismo texto, de una parte, las modificaciones introducidas en los Tratados constitutivos y, de otra, los procedimientos de la Cooperación Política de los Doce. Sin embargo, el objetivo esencial del Acta Única fue la realización de un «espacio sin fronteras» —libre circulación de mercancías, servicios, capitales y personas—, y el Mercado Único. El acuerdo logrado en Maastricht en diciembre de 1991 (que fue una simple resolución del Consejo Europeo), una vez transformado en Tratado, fue firmado el 9 de febrero de 1992 por los doce ministros de Asuntos Exteriores. Maastricht evoca fundamentalmente un collage por la diversidad de estructuras y procedimientos diferentes en su naturaleza: unos supranacionales (I pilar, Comunidad Económica Europea) y otros de simple cooperación intergubernamental (II pilar, Política Exterior y de Seguridad Común, PESC; y, III pilar; Cooperación en Asuntos de Justicia e Interior, CAJI). El Tratado de la Unión Europea (TUE) consagró dos nuevos principios: la subsidiariedad y la ciudadanía europea. Esta última implica el derecho a voto en las elecciones europeas y municipales para todos los ciudadanos de la UE, independientemente del país de residencia, la libertad de circulación y establecimiento dentro de la Unión y la protección diplomática en países terceros. En lo relativo al principio de subsidiariedad, de inspiración netamente federal, se refiere a las competencias comunitarias compartidas (la Comunidad sólo debe actuar cuando los objetivos previstos no puedan ser satisfechos eficazmente por los Estados). 12 preguntas - 2 preg subida nota. ninguna desarrollo. tipo test