ERIKSON - Desarrollo psicosocial PDF
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Erik Erikson
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Este capítulo presenta la teoría de Erikson sobre el desarrollo psicosocial, incluyendo las ocho etapas de desarrollo y el rol de la cultura. Se incluyen también una biografía de Erikson y un análisis de Mahatma Gandhi.
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C A P Í T U L O 5 ERIKSON Desarrollo psicosocial Sinopsis del capítulo DESARROLLO PSICOSOCIAL Identidad racia...
C A P Í T U L O 5 ERIKSON Desarrollo psicosocial Sinopsis del capítulo DESARROLLO PSICOSOCIAL Identidad racial y étnica Avance: Sinopsis de la teoría de Erikson Género El juego de los niños El principio epigenético Resolución de identidad de hombres y mujeres Las ocho etapas psicosociales Investigación sobre el desarrollo Etapa 1: Confianza versus desconfianza a través de las etapas psicosociales Etapa 2: Autonomía versus vergüenza y duda Estatus de la identidad Etapa 3: Iniciativa versus culpa Otras etapas psicosociales Etapa 4: Laboriosidad versus inferioridad Correlaciones de mediciones de las etapas Etapa 5: Identidad versus confusión de identidad Etapa 6: Intimidad versus aislamiento Hacia una psicología psicoanalítica Etapa 7: Generatividad versus estancamiento social Etapa 8: Integridad versus desesperanza El rol de la cultura en relación con las ocho Resumen etapas Rituales y ritualismos 134 Capítulo 5 ERIKSON: Desarrollo psicosocial Biografía de Erik Erikson Erik Homberger Erikson (como nosotros lo llamamos aho- ERIK ERIKSON ra) nació cerca de Frankfurt, Alemania, en 1902. Criado por su madre, quien era judía y de ascendencia danesa, y su padrastro, un pediatra judío a quien su madre conoció cuando buscó atención para Erikson de tres años de edad. Erikson no supo que fue concebido ilegítimamente y creyó que su padrastro era su padre biológico y que fue quien le dio su apellido, Homburger, (Hopkins, 1995). Su padre bio- lógico, un protestante danés, había dejado a su madre antes de que él naciera. Erikson no fue aceptado por completo como judío debido a su apariencia física que fue el legado de sus padres daneses: alto, rubio y de ojos azules. Sin em- bargo, no fue educado para pensar de sí mismo como da- nés. De alguna manera, este confuso bagaje contribuyó a desarrollar su interés en la identidad, como dijo posterior- mente. Erikson estudió arte y se paseó por Europa en su juven- tud, tratando de convertirse en artista (Wurgaft, 1976). En un trabajo que encontró por sugerencia de un amigo, Erik- son enseñó arte a los niños del medio ambiente de Freud. Su futura esposa, Joan Serson, esta- ba estudiando para ser psicoanalista y lo introdujo al psico-análisis. (De una forma curiosa, en años posteriores él se convirtió en psicoanalista y ella en artista.) Erikson fue analizado por la hija de Freud, Anna, durante tres años, y fue reclutado como analista, un “analista lego” debido a que su entrenamiento no era médico. En 1933, él y su esposa dejaron Alemania, donde el an- tisemitismo se había vuelto cada vez más evidente. Estuvieron brevemente en Dinamarca, su hogar ancestral, y luego se mudaron a Estados Unidos. Para marcar el cambio de identidad en su propia vida, en ese momento tomó el apellido de Erikson. Aunque no tenía un grado universitario (ni siquiera uno anterior a éste), Erikson se convirtió en analista de niños y enseñó en Harvard. Allí estuvo afiliado a la Clínica Psicológica de Har- vard, bajo Henry Murray (E. H. Erikson, 1963), y fue el autor del Test de Producciones Dramá- ticas en el bien conocido informe de investigación de Murray (1938, pp. 552-82) Exploraciones en la personalidad. También estuvo afiliado, en varias etapas de su carrera, al Instituto de Rela- ciones Humanas de Yale, al Estudio de Orientación del Instituto de Desarrollo Humano de la Universidad de California en Berkeley, y al Centro de Austen Riggs en Berkshires. Además de sus estudios clínicos y del desarrollo, su asociación con antropólogos le permitió observar el desa- rrollo entre dos culturas indígenas estadounidenses, la de los Sioux de Pine Ridge, Dakota del Sur, y la de los Yurok, una tribu de pescadores de California. En el tiempo en que Erikson fue profesor de psicología y conferencista en psiquiatría en la Universidad de Berkeley en California, Estados Unidos, estaba pasando por una ola de interés sobre la infiltración comunista en las escuelas. Los miembros de la facultad fueron requeridos a firmar un juramento de lealtad adicional, además del juramento que ya habían hecho de respe- tar las constituciones nacionales y estatales. Erikson y otros se rehusaron, lo que resultó en su despido, aunque esto fue revertido en los tribunales. Puesto que Erikson, ya adulto, se había convertido en ciudadano estadounidense y conducido una investigación psicológica para el Gobierno durante la Segunda Guerra Mundial, analizando los discursos de Hitler y conduciendo otros estudios relacionados con la guerra (Hopkins, 1995), no pudo ser acusado de antiesta- dounidense por su posición. Al explicar su acción, Erikson (1951b) argumentó que la histeria Desarrollo psicosocial 135 anticomunista que había desencadenado el requerimiento de un juramento de lealtad era peli- grosa para el rol universitario histórico en el que la verdad y la razón pueden buscarse libre- mente y donde los estudiantes aprenden el pensamiento crítico. Sin lugar a dudas su experiencia con el nacionalismo alemán bajo los nazis figuró en su posición. Aunque se consideraba freudiano, Erikson propuso muchas innovaciones teóricas que pu- sieron énfasis en el yo y en los factores sociales. Con gran notabilidad, Erikson teorizó que el desarrollo del yo continúa a lo largo de la vida. En sus ochenta, él y su esposa todavía estaban activos entrevistando a un grupo de ancianos californianos para aprender más sobre esta última etapa de la vida (Erikson, Erikson y Kivnick, 1986). Murió en un asilo para ancianos en Massa- chusetts el 12 de mayo de 1994 a la edad de 91 años. Aunque Erikson no tuvo “ni entrenamiento médico ni un grado académico avanzado de cualquier clase excepto un certificado en educación Montessori” (Fitzpatrick, 1976, p. 298), sus contribuciones a la psicología han transformado nuestro entendimiento del desarrollo humano y de la relación entre el individuo y la sociedad. La contribución más importante de Erikson fue un modelo del desarrollo de la personalidad que se extiende a lo largo de la vida. El concepto del desarrollo del yo, aunque no exclusivamente de la contribución de Erikson (cf. Hartmann, 1958; Loevinger, 1966), se ha vuelto mucho más popular como una consecuencia de su trabajo. Biografías ilustrativas Erikson (1975) ha sido un teórico influyente en los campos de la psicohistoria (Pois, 1990) y la psicobiografía. Describió la tarea del psicobiógrafo como la que involucra la “subjetividad dis- ciplinada” (p. 25). Requiere de un autoconocimiento no distorsionado, el cual puede lograrse después de alcanzar el efecto del psicoanálisis. En 1958, en su libro Young Man Luther, desper- tó un renovado interés en la aplicación de la teoría psicológica a las figuras históricas y se volvió un modelo para los psicohistoriadores (Coles, 1970; Hutton, 1983; Schnell, 1980). Ayudó a mover a la psicohistoria más allá de la etapa en la cual documentaba el impacto de la gente importan- te en la historia y hacia una etapa que reconoce las influencias mutuas de las fuerzas psicológi- cas e históricas (Fitzpatrick, 1976). Erikson (1958b, 1975) propuso que los conflictos de la persona estudiados en la psicobiografía no eran simplemente conflictos individuales sino que representaban los conflictos de la sociedad en la cual la persona vivió. Por tanto, el estudio de los individuos puede dar luz al entendimiento histórico. Además de Luther, Erikson escribió análisis breves de George Bernard Shaw (1968), de Hi- tler y Gorky (1963), y de Gandhi (1969). El análisis de Gandhi, Gandhi’s Truth: On the Origins of Militant Nonviolence, le hizo ganar el premio Pulitzer y el Premio Nacional del Libro. De s a r r o l l o psicosocial Cada persona se desarrolla dentro de una sociedad en particular, la cual, a través de sus patro- nes específicos culturales del cuidado del niño y de las instituciones sociales, influye profunda- mente en cómo la persona resuelve los conflictos. El yo está interesado no sólo en los temas biológicos (psicosexuales) sino también en los interpersonales, a lo cual Erikson llamó psico- social. Su énfasis en la cultura fue la contribución fundamental de Erikson al psicoanálisis. 136 Capítulo 5 ERIKSON: Desarrollo psicosocial Ma h a t m a Gandhi Mohandas Gandhi (más tarde llamado Mahatma, “Gran Espíritu,” en honor de su liderazgo espiritual) nació en 1869 en Porbandar, India, hijo de la cuarta esposa de un administrador del Gobierno. La familia de su padre durante varias generaciones había servi- do en las oficinas gubernamentales bajo el dominio in- glés. De acuerdo con la costumbre de su numerosa familia hindú, Gandhi se casó a la edad de 13 años. Éste fue un matrimonio real, no sólo un compromiso. Mohandas y su esposa, Kasturba, vivieron juntos y procrearon un hijo, el que murió poco después de ha- ber nacido. Esto ocurrió no mucho después de la muerte del padre de Gandhi, cuando Gandhi tenía 16 años. Más tarde, él y Kasturba tuvieron cuatro hijos. Gandhi fue a Inglaterra a obtener su grado en le- yes. Los miembros de su casta rehusaron aprobar este viaje. Al irse se convirtió en paria y fue socialmente condenado al ostracismo a su regreso. El consenti- miento de su madre fue concedido sólo hasta después de que Gandhi hizo votos de abstinencia de la carne, vino y mujeres. Gandhi lo prometió, no revelando que ya había comido carne con un amigo. En adelante zación de vida comunal tradicional) y admitió de manera cumplió el voto hacia su madre en Inglaterra. Rehusó arriesgada a una familia intocable como miembros, la carne, el jugo de carne, los huevos y la leche, aun violando las prácticas de casta tradicionales de la In- cuando los médicos se los prescribieron. Hubo una ex- dia. Organizó a los trabajadores de telas indios en cepción, cuando tomó leche de cabra, razonando le- contra de la explotación por parte de sus patrones y galmente que él sólo había prometido a su madre organizó un movimiento civil para protestar por el im- abstenerse de la leche de las vacas y los búfalos; pero puesto británico a la sal. Fue a prisión por sus activida- se arrepintió de esta acción. De hecho, sus restriccio- des políticas. A lo largo de su vida, tuvo como guía el nes dietéticas se extendieron, hasta el punto en que la principio de la ahimsa, o no-violencia, la cual buscaba mayor parte de su dieta consistió de fruta y nueces. no hacer ningún daño a los demás (Gandhi, 1957, Después de obtener su grado en leyes, y debido a p. 349; Teixeira, 1987). Ayunó como estrategia política. que le fue difícil establecerse como abogado en la Mucho de la vida de este líder de reconocimiento India, Gandhi trabajó, como abogado para una com- mundial invita al análisis psicoanalítico. Su enfoque pañía india, en Sudáfrica. Fue víctima del prejuicio ra- sobre su interés en la restricción sexual y alimentaria cial. Los indios eran rechazados por ser una amenaza van de la mano con dos de las áreas del enfoque libi- económica y por sus diferentes hábitos de vida. A pe- dinal llamado así por Freud. El otro, analidad, es tam- sar de su educación británica, se le negó hospedarse bién representado en la autobiografía de Gandhi, con en un hotel y hacer un viaje por tren en primera clase. su interés frecuente por las condiciones insalubres, las En una ocasión fue golpeado simplemente por estar en cuales fueron prevalentes en la India debido a la ca- el vecindario equivocado. Gandhi se embarcó en una rencia de instalaciones sanitarias de interiores. Para larga carrera al servicio público y al activismo político explicar cómo su psicología personal se relaciona con en beneficio de los indios en Sudáfrica y, más tarde, en las áreas pública y política, sin embargo, es necesario India. Influyó en la conclusión de la práctica del traba- teorizar más allá del nivel psicosexual, como lo hace jo por contrato. En la India fundó un ashram (una organi- la teoría psicosocial de Erikson. Eleanor Roosevelt 137 Eleanor Roosevelt Eleanor Roosevelt nació en octubre de 1884, la niña mayor de una familia de la sociedad de Nueva York emparentada con Theodore Roosevelt (tío de Eleanor). Su niñez estuvo marcada por la muerte de toda su fa- milia excepto un hermano. Su madre murió cuando Eleanor tenía ocho años y su padre (quien había esta- do lejos de la familia por varios años, en un tratamien- to por alcoholismo) cuando ella tenía nueve años. Uno de sus hermanos menores murió de difteria poco des- pués de la muerte de su padre. Después de la muerte de su madre, Eleanor creció al cuidado de su abuela. En su adolescencia, Eleanor pasó tres años en un internado en Inglaterra. La directora, la señorita Sou- vestre, la inspiró a que no sólo aprendiera habilidades ladas con las de su esposo. Eleanor se convirtió en la sociales habituales de su papel esperado en la socie- tabla de resonancia y en una ruta de acceso informal dad, sino que pensara de manera inteligente acerca a la presidencia durante sus años en la Casa Blanca. del mundo. Aunque no había asistido a la universidad, hablaba A la edad de 19 años, Eleanor Roosevelt se casó con muchos idiomas y tenía conocimiento sobre las cultu- Franklin D. Roosevelt, un primo lejano con quien com- ras europeas, de manera que facilitaba las relaciones partía su apellido. Su tío, el presidente Theodore Roo- personales entre el presidente y los Jefes de Estado de sevelt, asistió a la ceremonia. La pareja más tarde tuvo varias naciones europeas. Como esposa del presiden- cuatro hijos y una hija. Un sexto niño murió en sus pri- te, fue una socia importante, no sólo una fuente emo- meras semanas de vida. Una estrecha relación con su cional de apoyo. De hecho, su influencia política suegra hizo emerger sentimientos conflictivos de afec- parece haber disminuido su capacidad de ser un apo- to y resentimiento. Al principio de su matrimonio, su yo puramente emocional. No permitía a su esposo sentido del sí mismo estaba definido principalmente descansar más que ella misma ni ponía el placer per- por su papel como madre y esposa. Dirigió el enor- sonal por encima del deber. Franklin Roosevelt se dice me manejo de la casa, atendida por sirvientes (ya que haber orado, “Oh señor, haz que se canse Eleanor” eran ricos) y apoyó a su esposo conforme ascendía (Lash, 1972, p. 162). políticamente desde secretario de la marina a gober- Cuando su esposo murió en su despacho, unos nador de Nueva York y, por último, para convertirse meses antes de que terminara la Segunda Guerra en el trigésimo segundo presidente de Estados Unidos Mundial, muchos esperaban que la vida pública de (1933-1945). Eleanor Roosevelt se estancara. No fue así. Además El matrimonio entre estas dos fuertes personalida- de continuar su columna en el periódico, trabajó como de- des fue amenazado por la infidelidad de su esposo legada de las Naciones Unidas. Presidió un comité que con Lucy Mercer. Eleanor Roosevelt le pidió el divor- preparó la declaración sobre los derechos humanos, cio. Él lo rechazó y ella pensó que por el impacto que negociando vigorosamente con los rusos, quienes ob- pudiera haber tenido en su carrera política. En su au- jetaban el énfasis sobre los derechos individuales por tobiografía, describió esta crisis como un hito en su encima de los temas económicos. Se ganó el respeto vida. Posteriormente, ella misma se involucró en intere- de los que habían cuestionado su designación y luego ses fuera de casa, escribir para revistas y hablar en la vio la adopción de la declaración de los derechos hu- radio, y en dictar conferencias. Continuó estas acti- manos por parte de las Naciones Unidas. La Asamblea vidades como primera dama e incluso después. Sin General reconoció su contribución con una ovación embargo, sus actividades estaban estrechamente vincu- de pie. 138 Capítulo 5 ERIKSON: Desarrollo psicosocial En contraste con el énfasis de Freud sobre la sexualidad, Erikson (1968) propuso que la mo- tivación principal del desarrollo es social: La personalidad... se puede decir que se desarrolla de acuerdo con los pasos determi- nados en la preparación del organismo humano para ser dirigido hacia, estar cons- ciente de, e interactuar con un radio amplio de individuos significativos e instituciones (p. 93). Muchos psicólogos consideran que los determinantes sociales son importantes. Quizás eso ex- plique la amplia popularidad de la teoría de Erikson del desarrollo psicosocial. AVANCE: SINOPSIS DE LA TEORÍA DE ERIKSON La teoría de Erikson tiene implicaciones en la mayoría de las cuestiones teóricas, como se pre- senta en la tabla 5.1. EL PRINCIPIO EPIGENÉTICO Erikson (1959) basó su entendimiento del desarrollo en el principio epigenético: “que todo lo que crece tiene un plan fundamental y que de éste emergen las partes; cada parte tiene su tiempo de ascensión especial, hasta que todas las partes hayan emergido para formar un todo Tabla 5.1 Sinopsis de la teoría de Erikson Diferencias individuales Los individuos difieren en las fortalezas de su yo. Los hombres y las mujeres difieren en personalidad debido a sus diferencias biológicas. Adaptación y ajuste Un yo fuerte es la clave para la salud mental. Proviene de una buena resolución de las ocho etapas del desarrollo del yo, en las cuales las fortalezas positivas del yo predominan sobre el polo negativo (confianza sobre desconfianza, etc.). Procesos cognoscitivos El inconsciente es una fuerza importante en la personalidad. La experiencia es influida por los modos biológicos, los cuales son expresados en símbolos y en el juego. Sociedad La sociedad moldea la manera en la cual la gente se desarrolla (de allí el término desarrollo “psicosocial”). Las instituciones culturales continúan apoyando las fortalezas del yo (la religión apoya la confianza o la esperanza y así sucesivamente). Influencias biológicas Los factores biológicos son determinantes importantes de la personalidad. Las diferencias de sexo en la personalidad son fuertemente influidas por las diferencias en el “aparato genital”. Desarrollo del niño Los niños se desarrollan a través de cuatro etapas psicosociales, cada una de las cuales presenta una crisis en la que una fortale- za del yo en particular se desarrolla. Desarrollo del adulto Los adolescentes y los adultos se desarrollan a través de cuatro etapas psicosociales adicionales. Nuevamente, cada etapa invo- lucra una crisis y desarrolla una fortaleza del yo en particular. Las ocho etapas psicosociales 139 funcional” (p. 52). Este principio se aplica al desarrollo físico del feto antes del nacimiento (donde es fácil visualizar el surgimiento gradual de partes cada vez más diferenciadas) y al de- sarrollo psicológico de la gente a lo largo de su vida. En un todo, para que se desarrolle un yo sano, varias partes deben desarrollarse secuencialmente. Estas partes son las fortalezas del yo que identificó Erikson y se desarrollan en ocho etapas. En cada etapa existe un enfoque par- ticular sobre un aspecto del desarrollo del yo: confianza en la infancia, autonomía al empezar a gatear y así sucesivamente. LAS OCHO ETAPAS PSICOSOCIALES Erikson (1959) reinterpretó las etapas psicosexuales de Freud, poniendo énfasis en los aspectos sociales de cada una. Además, extendió el concepto de etapa, dando un enfoque del desarrollo a lo largo de la vida. Las primeras cuatro etapas de Erikson corresponden a las fases oral, anal, fálica y de latencia de Freud. La fase genital de Freud incluye las cuatro últimas etapas de Erik- son (véase la tabla 5.2). Cada etapa involucra una crisis y el conflicto se centra en un tema distintivo. Una crisis puede ser pensada como el punto crucial del desarrollo (E. H. Erikson, 1964). Como, biológicamente, corazón, brazos y dientes se desarrollan con más rapidez en diferentes momentos, así es con las fortalezas del yo de esperanza, voluntad, propósito, etc. De cada crisis emerge un yo forta- lecido o “virtud” que corresponde específicamente a esa etapa (E. H. Erikson, 1961). Entonces Tabla 5.2 Etapas del desarrollo psicosocial en comparación con el desarrollo psicosexual Etapa Etapa psicosexual Comparación con la psicosocial y modo fase freudiana Edad 1. Confianza vs. Oral-respiratorio, Oral Infancia desconfianza sensorial-kinestético (modo de incorporación) 2. Autonomía vs. Anal-uretral Anal Niñez vergüenza y duda Muscular (modo temprana eliminativo-retentivo) 3. Iniciativa vs. Infantil-genital Fálica Edad del juego culpa Locomotor (intrusivo, modo inclusivo) 4. Laboriosidad vs. Latencia Latencia Edad escolar inferioridad 5. Identidad vs. difusión Pubertad Genital Adolescencia de la identidad 6. Intimidad vs. Genitalidad Genital Adultez aislamiento joven 7. Generatividad vs. Procreatividad Genital Adultez autoabsorción 8. Integridad vs. Generalización de los Genital Edad avanzada desesperanza modos sensuales (Adaptado de The Life Cycle Completed: A Review, por Erik H. Erikson, mediante permiso de W. W. Norton & Company, Inc. Derechos reservados © 1982 por Rikan Enterprises Ltd.) 140 Capítulo 5 ERIKSON: Desarrollo psicosocial la fortaleza se vuelve parte del repertorio de habilidades del yo a lo largo de la vida del indivi- duo. Cada fortaleza se desarrolla con relación a un polo opuesto o negativo. La fortaleza de la confianza se desarrolla con relación a la desconfianza, la fortaleza de la autonomía con relación a la vergüenza y así sucesivamente. En el desarrollo sano, existe una proporción mayor de forta- leza que de debilidad. Además, estas fortalezas se desarrollan en relaciones con gente significati- va, empezando con la madre y expandiéndose más a lo largo de la vida (véase la tabla 5.3). Aun cuando cada habilidad del yo tiene su periodo de mayor crecimiento en un periodo dis- tinto de la vida, los desarrollos tempranos pavimentan el camino de esa fortaleza y los desarrollos posteriores pueden en alguna extensión modificar una resolución temprana (véase la figura 5.1). Por ejemplo, ser un abuelo ofrece a muchas personas ancianas una segunda oportunidad para desarrollar la fortaleza del yo (generatividad), que tuvo su enfoque principal en el desa- rrollo de la etapa anterior (Erikson, Erikson y Kivnick, 1986). Cada una de estas etapas debe ser considerada no simplemente desde el punto de vista del individuo sino también desde el social. La identidad del adolescente se desarrolla en relación con los ideales y valores de la generación mayor. Los otros Significativos, como miembros de la sociedad, están involucrados intrincadamente en cada etapa. El desarrollo infantil no sólo im- plica las necesidades del niño sino también la necesidad complementaria de la madre de ali- mentarlo (E. H. Erikson, 1968; Erikson, Erikson y Kivnick, 1986). La teoría de Erikson ofrece una razón para promover los programas que incrementan el contacto intergeneracional (ReVi- lle, 1989). Etapa 1: Confianza versus desconfianza Durante el primer año de vida, el lactante desarrolla la confianza básica y la desconfianza bá- sica. La primera es el sentido de que los demás son confiables y que proporcionarán lo que es necesario, como también el sentido de que uno en sí mismo es de confiar (E. H. Erikson, 1968, p. 96). Se basa en la buena paternidad (tradicionalmente, Erikson puso énfasis en la buena ma- ternidad), con una adecuada provisión de alimento, cuidado y estimulación. El lactante se acerca al mundo de un modo incorporativo, tomando no sólo leche y comida sino estimulación sen- sorial, mirando, tocando, etc. Esto inicia de manera relativamente pasiva al principio, pero su vuelve cada vez más activa en la infancia posterior. Esta etapa es de mutualidad, no simplemente receptiva; el lactante busca el cuidado de la madre y busca explorar el ambiente de manera tác- til, visual, etcétera. En la medida en que el lactante no encuentre el mundo con respuestas a sus necesidades en esta etapa, la desconfianza básica se desarrolla. Alguna desconfianza es inevitable puesto que la crianza de los padres no es tan confiable como la conexión umbilical. El mundo que el indi- viduo enfrentará después de su infancia no será siempre confiable y la capacidad de la descon- fianza será requerida para una adaptación realista. En una resolución sana de la crisis entre la confianza básica y la desconfianza básica, la confianza debe predominar, proporcionando la fortaleza para un desarrollo continuo del yo en las etapas posteriores. En la vida adulta, la habilidad para confiar en los demás, aun cuando pudieran traicionar la confianza, es una cuali- dad importante que contribuye al ajuste y a la felicidad (Jones, Couch y Scott, 1997). Etapa 2: Autonomía versus vergüenza y duda Durante el segundo año de vida, el niño desarrolla un sentido de autonomía. Este periodo in- cluye el entrenamiento para ir al baño, en el cual Freud puso énfasis, pero también aspectos más amplios del control de la musculatura en general (volverse capaz de caminar bien) y con- trolar las relaciones interpersonales. El niño experimenta con el mundo a través de los modos de agarrarse y dejar. Él o ella requieren del apoyo de los adultos para desarrollar, gradualmente, un sentido de autonomía. Si la vulnerabilidad del niño no es apoyada, se desarrollan un senti- Tabla 5.3 Fortalezas desarrolladas en cada etapa del desarrollo psicosocial y su contexto social Elementos relacionados Etapa psicosocial Fortaleza Gente significativa en la sociedad 1. Confianza vs. desconfianza Esperanza Persona maternal Orden cósmico (por ej., religión) 2. Autonomía vs. vergüenza y duda Voluntad Personas parentales Ley y orden 3. Iniciativa vs. culpa Propósito Familia básica Prototipos ideales (por ej., hombre, mujer, estatus socioeconómico) 4. Laboriosidad vs. inferioridad Competencia Vecindario, escuela Orden tecnológico 5. Identidad vs. difusión Fidelidad Compañeros y grupos externos Visión mundial ideológica de la identidad Modelos de liderazgo 6. Intimidad vs. aislamiento Amor Compañeros en la amistad, sexo, Patrones de cooperación competencia, cooperación y competencia 7. Generatividad vs. Cuidado División del trabajo y sostenimiento Corrientes de educación autoabsorción compartido del hogar y tradición 8. Integridad vs. desesperanza Sabiduría “Humanidad” y “mi clase” Sabiduría (Adaptado de The Life Cycle Completed: A Review, por Erik H. Erikson, mediante permiso de W. W. Norton & Company, Inc. Derechos reservados © 1982 por Rikan Enterprises Ltd.) 141 142 Capítulo 5 ERIKSON: Desarrollo psicosocial Figura 5.1 Gráfica epigenética INTEGRIDAD Ancianidad VIII vs. DESESPERANZA GENERATIVIDAD Adultez VII vs. ESTANCAMIENTO Adultez INTIMIDAD VI vs. joven AISLAMIENTO Perspectiva Polarizacion Líder y Compromiso Autocertidumbre Experimentación Aprendiz IDENTIDAD temporal sexual seguidores ideológico vs. del rol vs. vs. Adolescencia V vs. autoconciencia vs. parálisis CONFUSIÓN vs. vs. vs. confusión confusión confusión confusión fijación del rol del trabajo DE IDENTIDAD del tiempo bisexual de autoridad de valores Identificación LABORIOSIDAD de la tarea Edad escolar IV vs. vs. INFERIORIDAD sentido de futilidad Anticipación INICIATIVA de los roles Edad de juego III vs. vs. CULPA inhibición del rol AUTONOMÍA La voluntad de Niñez II vs. ser uno mismo VERGÜENZA vs. temprana Y DUDA autoduda Reconocimiento CONFIANZA mutuo Infancia I vs. vs. DESCONFIANZA aislamiento autista 1 2 3 4 5 6 7 8 Adaptado de Identity, Youth and Crisis por Erik H. Erikson, con permiso de W. W. Norton & Company, Inc. Dere- chos reservados ® 1968 por W. W. Norton and Company, Inc. do de vergüenza (de exposición prematura) y un sentido de duda. Como en la primera etapa, un alto grado del polo positivo (autonomía) debería prevalecer, pero algún grado de vergüen- za y duda son necesarias para la salud y para el bien de la sociedad. Etapa 3: Iniciativa versus culpa Los niños de cuatro y cinco años enfrentan una tercera crisis psicosocial: iniciativa versus cul- pa. El niño puede tomar opciones acerca de qué clase de persona ser, en parte sobre la base de las identificaciones con sus padres. Erikson estuvo de acuerdo con Freud en que el niño a esta edad está interesado en la sexualidad y en las diferencias de sexo y está desarrollando una con- ciencia (superyó). El niño joven actúa de un modo intrusivo, entrometiéndose física y verbal- mente en el espacio de los demás. El niño se acerca a lo desconocido con curiosidad. Para el niño, esta intrusión es congruente con la percatación temprana de la sexualidad, descrita en la fase fálica de Freud. Para la niña, la conciencia de la diferencia de su aparato sexual es signifi- cativa en esta etapa, de acuerdo con Erikson, quien sostuvo que los niños reflejan estas diferencias en la sexualidad en su juego (descrito en una sección posterior). Si la etapa es resuelta positiva- mente, el niño desarrollará más iniciativa que culpa. Las ocho etapas psicosociales 143 Etapa 4: Laboriosidad versus inferioridad El resto de la niñez, hasta la pubertad, está dedicado a la tarea de escuela-edad de la etapa 4: el desarrollo de un sentido de laboriosidad. El polo negativo es inferioridad. El niño en esta etapa “aprende a ganar el reconocimiento al producir cosas” (E. H. Erikson, 1959, p. 86). Un ni- ño que trabaja todas las tareas hasta su término logra la satisfacción y desarrolla la perseveran- cia. La calidad del producto importa. Si el niño no puede producir un producto aceptable o fracasa en obtener el reconocimiento de ello, entonces prevalecerá un sentimiento de inferiori- dad. Los maestros son especialmente importantes en esta etapa puesto que mucho del desarro- llo ocurre en la escuela. Etapa 5: Identidad versus confusión de identidad El concepto mejor conocido de Erikson es la crisis de identidad, la etapa de desarrollo de la adolescencia. En ese momento de la transición hacia los roles del adulto, el adolescente lucha por lograr un sentido de identidad. Erikson (1968) definió el sentido de identidad del yo como “la captación del hecho de que existe una mismidad y continuidad en los métodos sintetizado- res del yo, el estilo de la individualidad de uno, y ése es el estilo que coincide con la mismidad y la continuidad del significado de uno para los otros significativos en la comunidad inmediata” (p. 50). La tarea es encontrar una respuesta a la pregunta “¿Quién soy yo?” que es mutuamente agradable para el individuo y los demás. Las identificaciones tempranas con los padres y otros modelos de roles tienen su influencia, pero el adolescente debe desarrollar una identidad per- sonal que vaya más allá de estas identificaciones. Una ocupación es con frecuencia un centro importante de la identidad y la exploración de las diferentes posibilidades de carrera es parte del proceso de lograr una identidad. La confusión de identidad ocurre si una identidad coherente no puede ser lograda. Ningu- na identidad prevalece como el núcleo. Otra resolución no deseable de la crisis de identidad es el desarrollo de una identidad negativa, esto es, una identidad basada en los roles no desea- bles en la sociedad, tales como la identidad como delincuente juvenil. Cuando los jóvenes de- lincuentes son encarcelados con los criminales, esto puede alentar el desarrollo de tal identidad negativa (E. H. Erikson, 1962/1988). La cultura proporciona imágenes claras de tales identida- des negativas, haciéndolas más atractivas a aquellos que encuentran que una identidad valorada positivamente parece inalcanzable (E. H. Erikson, 1968). La sociedad puede asistir a la resolución de esta etapa al proporcionar una moratoria, un periodo en el que el adolescente es libre de explorar diversos roles adultos sin tener las obliga- ciones que vendrán con la adultez real. Tener la oportunidad de estudiar varios campos, aun cambiar de carrera, en la universidad antes de establecer un compromiso de carrera proporcio- na una moratoria. Erikson destacó la importancia de la exploración, temiendo también que un compromiso temprano hacia una identidad en particular sea riesgo de una elección pobre. Ade- más, no proporcionaría una oportunidad para desarrollar la fortaleza del yo de esta etapa: fide- lidad, la cual definió como “la habilidad para mantener lealtades libremente a pesar de las contradicciones inevitables de los sistemas de valor” (E. H. Erikson, 1964, p. 125). Antes de la resolución de la identidad, las preguntas y los experimentos del adolescente; después, el adulto “ha hecho sus compromisos y está luchando por honrarlos” (Newman y Newman, 1988, p. 551). Etapa 6: Intimidad versus aislamiento La primera de las tres etapas de la adultez es la crisis de intimidad versus aislamiento. La in- timidad psicológica con otra persona no puede ocurrir, de acuerdo con Erikson, hasta que se establezca la identidad del individuo. La intimidad involucra una capacidad de fusión psicoló- gica con otra persona, ya sea un amigo o amante, asegurando que la identidad individual no será destruida por la unión. La intimidad es selectiva. Erikson (1959) se refirió al distancia- 144 Capítulo 5 ERIKSON: Desarrollo psicosocial miento como la contraparte de la intimidad, definiéndola como “la prontitud para repudiar, ais- lar, y, si es necesario, destruir aquellas fuerzas y gente cuya esencia parece peligrosa para la de uno mismo” (pp. 95-96). El adulto que no resuelve satisfactoriamente esta crisis permanece au- toabsorbido y aislado. La intimidad se incrementa durante los primeros años adultos (Reis, Lin, Bennett y Nezlek, 1993). Para muchos jóvenes adultos, esta crisis se experimenta a través del rol social del ma- trimonio, aunque el matrimonio no es una garantía de que la crisis será resuelta de manera exitosa. Aún más, la intimidad psicológica no es lo mismo que la intimidad sexual, y una espo- sa no es el único otro significativo que pueda representar un rol para resolver esta etapa Etapa 7: Generatividad versus estancamiento La séptima tarea es desarrollar la fortaleza del yo de la generatividad, “el interés en establecer y guiar a la siguiente generación” (E. H. Erikson, 1959, p. 97). Una descripción de un alto nivel de generatividad ha sido ofrecida por los investigadores actuales: “los individuos generativos están involucrados sobremanera en su trabajo y en el crecimiento de la gente joven y están in- teresados con temas sociales más amplios. Son tolerantes de las diferentes ideas y tradiciones y son capaces de luchar por un equilibrio entre el cuidado y la consideración del sí mismo y de los demás” (Bradley y Marcia, 1998, p. 42). La generatividad es con frecuencia, pero no necesa- riamente, expresada a través del rol de padres. Ser un maestro o mentor puede ser un sustituto. El fracaso en desarrollar óptimamente esta etapa deja a la persona con un sentido de estanca- miento, no siendo capaz de estar completamente involucrada en el cuidado de los demás de una manera que nutra. Etapa 8: Integridad versus desesperanza La tarea de la ancianidad es resolver la crisis de integridad versus desesperanza. El sentido de integridad significa ser capaz de mirar atrás sobre la vida de uno y decidir que ha sido signifi- cativa como se ha vivido, sin desear que las cosas hubieran sido diferentes. Los periodos de vida cuando las transiciones importantes y opciones fueron tomadas son prominentes en la re- miniscencia. Entre los psicólogos famosos, de acuerdo con los investigadores que analizaron sus autobiografías, la retrospección se enfoca en la universidad y en los años de graduación, los cuales lanzaron sus vidas profesionales (Mackavey, Malley y Stewart, 1991). En ausencia de un sentido de integridad, la desesperanza ocurre en su lugar, como también la negación de acep- tar la muerte. El rol de la cultura en relación con las ocho etapas Las etapas por sí mismas, dijo Erikson, son universales, pero cada una de las culturas organiza la experiencia de sus miembros. La manera como la gente resuelve cada etapa internaliza las características particulares de la cultura. La cultura no solamente proporciona un marco en el cual las crisis psicosociales se enfrentan y se dominan; también proporciona un apoyo conti- nuo para las fortalezas del yo cuando son amenazadas más tarde en la vida. Cada etapa tiene su propia institución cultural para apoyar su desarrollo. Erikson (1963) listó estas relaciones y ob- servó que así como existe una afinidad básica al problema de la confianza básica con la institu- ción de la religión, el problema de la autonomía se refleja en la organización política básica y legal y de la iniciativa en el orden económico. De manera similar, la laboriosidad se encuentra relacionada con la tecnología; la identidad con la estratificación social; la intimidad con los patrones de la relación; la generatividad con la educación, el arte y la ciencia; y la integridad, finalmente, con la filosofía (pp. 278-279). Las ocho etapas psicosociales 145 La influencia tiene dos direcciones. El individuo es apoyado por las instituciones sociales. Ade- más, “cada generación puede y debe revitalizar cada institución, incluso conforme crece dentro de ella” (p. 279). LA PRIMERA ETAPA: RELIGIÓN Los desarrollos positivos en la primera etapa psicosocial dejan a uno con la capacidad para la esperanza. Erikson (1959) observó que la “religión a través de los siglos ha servido para res- taurar un sentido de confianza a intervalos regulares en la forma de fe mientras da una forma tangible a un sentido de maldad el cual promete prohibir” (p. 65). De esta manera, apoya los desarrollos del yo de la primera etapa del desarrollo psicosocial: la confianza básica y la des- confianza básica. Otros apoyos culturales para estas fortalezas del yo pueden ser sustituidos por la religión. Erikson listó “la camaradería, el trabajo productivo, la acción social, la búsque- da científica y la creación artística” como las fuentes de fe para algunas personas (p. 64). LA SEGUNDA ETAPA: LEY Los desarrollos positivos en la segunda etapa psicosocial dejan a uno con la capacidad de la voluntad, o el poder de la voluntad, el cual se desarrolla a partir de la batalla del niño entre la autonomía y la vergüenza. El apoyo institucional de la voluntad se encuentra en la ley, la cual legitima y proporciona las fronteras para acotar la autonomía del individuo. La ley propor- ciona también los castigos. En el pasado, el castigo a veces consistió en la vergüenza pública. Aquellos a quienes se descubría comportándose mal podían ser empicotados, manos y cabeza inmovilizados en un marco de madera, expuestos al escarnio público. En la actualidad, la cár- cel y/o una multa son los castigos esperados. Algunos han sugerido que se les permita a los jueces ordenar la vergüenza pública como un castigo moderno, pero la idea es controversial (Massaro, 1997). LA TERCERA ETAPA: PROTOTIPOS IDEALES La tercera etapa del desarrollo psicosocial deja al niño con la virtud básica del propósito. El elemento correspondiente del orden social para esta etapa consiste en los prototipos ideales de la sociedad. Erikson dijo que las culturas primitivas proporcionaban un pequeño número de pro- totipos constantes, cercanos a la economía de la tribu —por ejemplo, el cazador de búfalos de los Sioux. Éstos proporcionan modelos directos para los niños a fin de que canalicen su inicia- tiva en el juego (por ejemplo, jugar a la caza del búfalo con arco y flecha) y a los adultos a ca- nalizar y apoyar su iniciativa en las versiones serias de estos roles. En contraste, en las culturas civilizadas, los prototipos son numerosos, fragmentados y cambiantes. ¿Qué roles deberán ju- gar los niños para que continúen siendo significativos en su adultez? Los estadounidenses valoran el estatus socioeconómico y responden con culpa cuando es amenazado, como la tercera etapa del desarrollo pronosticaría (cf. E. H. Erikson, 1959, p. 28). Tal estatus socioeconómico es abstracto y fragmentado, sin embargo, cuando se compara con toda la persona del prototipo de cazador de búfalos. Otro prototipo ideal que Erikson discutió es el prototipo militar (p. 27), el cual canaliza los ideales agresivos importantes en esta etapa (1968, p. 122). Los roles sexuales, centrales para la teoría psicoanalítica de esta edad, propor- cionan los prototipos ideales para apoyar la fortaleza del yo de la iniciativa. LA CUARTA ETAPA: ELEMENTOS TECNOLÓGICOS El sentido de competencia que se desarrolla en la cuarta etapa es apoyado por los elementos tecnológicos de la cultura, particularmente la manera en que el trabajo es dividido entre la gen- te. Las oportunidades injustamente limitadas por la discriminación son particularmente dañinas 146 Capítulo 5 ERIKSON: Desarrollo psicosocial para el desarrollo de esta etapa, así como el sobreénfasis en el trabajo como una base de la identidad (cf. E. H. Erikson, 1968, pp. 122-128). LA QUINTA ETAPA: PERSPECTIVAS IDEOLÓGICAS La virtud de la fidelidad, la cual surge de la quinta etapa psicosocial, permite al individuo ser fiel a una ideología. Por tanto, las perspectivas ideológicas de la sociedad apoyan, a veces in- cluso promueven, la fortaleza de este yo. La causa puede ser política, social u ocupacional, o de otra forma. Erikson (1968) enumeró una relación compleja entre las etapas del desarrollo y el cambio cultural: Es a través de su ideología como los sistemas sociales participan en el carácter de la si- guiente generación y tratan de absorber dentro de su alma el poder rejuvenecedor de la juventud. La adolescencia es, por tanto, un regenerador vital en el proceso de la evolución social, ya que la juventud puede ofrecer sus beneficios y energías tanto para la conservación de aquello que continúa sintiéndose verdadero como para la correc- ción revolucionaria de aquello que ha perdido su significado regenerador (p. 134). Esta etapa permite reevaluar el papel de la tecnología y encontrar sus límites apropiados (cf. Côté y Levine, 1988c; E. H. Erikson, 1968, p. 259). Otro potencial es la creación de una identi- dad más inclusiva que pueda encerrar tanto la identidad racial como la identidad estadouni- dense de los negros estadounidenses (E. H. Erikson, 1968, p. 314). Debido a que el individuo y la sociedad se encuentran interrelacionados, la identidad no puede ser resuelta completamente en el ámbito individual. Sin embargo, los desarrollos de la identidad personal de la gente espe- cialmente desarrollada, tales como Gandhi, pueden ayudar a señalar el camino hacia el cual de- be dirigirse la sociedad. LA SEXTA ETAPA: PATRONES DE COOPERACIÓN Y COMPETENCIA La resolución exitosa de la sexta etapa produce la fortaleza del yo que Erikson llamó capacidad de amar. Esta fortaleza es apoyada y canalizada a través de lo que Erikson (1982) denominó “patrones de cooperación y competencia” (p. 33). Para muchos, el matrimonio sirve para este rol, aunque las culturas pueden proporcionar otras formas, además de la familia nuclear, para moldear el sentido de la comunidad. Puede también ser desarrollado en las relaciones homose- xuales (Sohier, 1985-1986) y en las relaciones no sexuales. LA SÉPTIMA ETAPA: CORRIENTES DE EDUCACIÓN Y TRADICIÓN La fortaleza del cuidado se desarrolla en la séptima etapa del desarrollo. En esta etapa se re- presenta el nutriente de la generación anterior hacia la generación siguiente, por ejemplo, co- mo padres, maestros y mentores. El involucramiento social es claramente evidente en tales formas institucionalizadas como los sistemas escolares. Erikson sugirió que el impulso procrea- tivo psicosexual (que sintió que no había sido puesto suficientemente de relieve por Freud) puede ser canalizado hacia las carreras como la enseñanza si, por elección o por otras razones, un individuo no se convierte en padre. LA OCTAVA ETAPA: SABIDURÍA Dados los cambios demográficos, la cultura se está interesando más por los miembros más vie- jos. ¿Qué les ofrece la sociedad para que continúen su desarrollo psicológico, y qué es lo que ellos le ofrecen a ésta? La fuerza del yo desarrollado durante la ancianidad es la sabiduría, des- crita por Erikson como “un interés informado y desapegado con la vida misma en vista de la muerte misma” (1982, p. 61). El individuo, idealmente, se conecta con la “sabiduría de las eda- des”, con lo cual busca entender el significado de la vida individual y colectiva. Este interés se Identidad racial y étnica 147 expresa en las áreas de la religión y/o de la filosofía. Los ancianos californianos entrevistados por Erikson, su esposa y un joven colaborador, por lo regular expresaron este desarrollo di- ciendo, en esencia, “no hay arrepentimientos por cosas que hayan pasado o haya hecho” (Erik- son, Erikson y Kivnick, 1986, p. 70). Estas relaciones, las cuales Erikson propuso entre el desarrollo individual del yo y los apo- yos culturales (religión, ley, etc.), han sido negadas en la investigación empírica. Su sugerencia de que la personalidad y la cultura están entrelazadas es ampliamente aplaudida, pero debe ser explorada también con mayor detalle en la investigación. La investigación intercultural es un enfoque lógico. Cualquier teoría que trate de discutir los factores culturales corre el riesgo del prejuicio debido a las experiencias y valores del teórico, y la lista de Erikson sobre las fortalezas del yo han sido criticadas como reflejo de la ideología occidental de la clase media (Henry, 1967). Las diferentes sociedades practican diferentes rituales, cada uno apoyando las fortalezas del yo de sus miembros de una manera única. La oración y la penitencia, por ejemplo, en el ritual de la Danza del Sol de los Sioux de Dakota, apoyan “el paraíso de la oralidad”, la confianza de la primera etapa (E. H. Erikson, 1963, p. 147). Los rituales culturales tienden a ensanchar las for- talezas del yo lo necesario para las necesidades específicas de la cultura. Por ejemplo, los Yu- rok, que dependen de la pesca abundante de salmón durante el breve periodo del año cuando el pez puede ser atrapado en el río con las redes, practican rituales para desarrollar los rasgos de carácter oral, incluyendo estrictos rituales de comer. Esto los prepara para la captura impre- vista de cada salmón. Tales rituales culturales son adaptativos. Los individuos también pueden desarrollar sus propios rituales para mantener ciertas forta- lezas del yo (por ejemplo, lavarse las manos obsesivamente). A tales rituales, cuando se estan- can defendiendo al yo en lugar de fortalecerlo, Erikson (1977) los llamó ritualismos. IDENTIDAD RACIAL Y ÉTNICA Erikson recalcó que la identidad primero se hizo visible para él en su práctica psiquiátrica cuando emigró a Estados Unidos. La gente allí, proveniente de diversos sitios (especialmente en los grandes centros urbanos), debe definirse a sí misma nuevamente, como lo hizo el mismo Erikson cuando cambió su apellido. Incluso entre aquellos que no han emigrado, minorías ra- ciales y étnicas tienen el distintivo de integrarse en la formación de su identidad. Erikson (1968, pp. 295-320), al escribir en la década de 1961 a 1970, observó que los estadounidenses de color tuvieron dificultades particulares con la identidad debido a la falta de respuesta de la sociedad hacia ellos. Los estudios interculturales reportan diferencias entre los grupos nacional y étnicos en algu- nas etapas psicosociales (McClain, 1975; Ochse y Plug, 1986). Por ejemplo, una muestra diver- sa de adultos de color en Sudáfrica calificó bajo en identidad, en comparación con los blancos (Ochse y Plug, 1986). Los mexicano-estadounidenses se reporta que con más frecuencia tienen una identidad de excluidos que los angloestadounidenses en cuanto a la identidad ideológica, pero no a la interpersonal (Abraham, 1986). La teoría de Erikson atribuye tales diferencias a los factores culturales como racismo, y el cambio histórico influye en la identidad de cada genera- ción. A pesar de tales diferencias, es probable que los procesos que influyen en el desarrollo de la identidad de varios grupos sean similares (Lamke y Peyton, 1988), como lo son para otros re- sultados del desarrollo (Rowe, Vazsonyi y Flannery, 1994). Desde la introducción de Erikson de la identidad como una idea seminal, otros han expan- dido el concepto para entender mejor las identidades raciales y étnicas. Una persona puede de- sarrollar una fuerte identificación con su grupo étnico, racial o cultural: una identidad étnica o identidad de género. Esta identificación puede proporcionar la base de la fortaleza y mejora la estima. También, sin embargo, puede tener consecuencias adversas en la autoestima, puesto que el grupo puede ser evaluado ya sea positiva o negativamente (cf. Deaux, 1993). El impacto del 148 Capítulo 5 ERIKSON: Desarrollo psicosocial estatus de minoría es positivo cuando la identidad étnica involucra un fuerte sentido de calidad de pertenecer al grupo étnico y cuando el grupo es valorado positivamente por la cultura ma- yoritaria (Phinney, 1990, 1991), o cuando el grupo ha desarrollado un sentido de su propio va- lor positivo. Esto ocurre cuando el lenguaje, las tradiciones y los valores que son característicos del grupo son respetados. En la actualidad, las dificultades que los adolescentes que son mino- ría tienen al resolver los temas de identidad son a veces dirigidas a través de programas espe- ciales que mejoran la identidad de la minoría (Spencer y Markstrom-Adams, 1990). La historia reciente ha registrado los cambios en la imagen pública de las minorías raciales de Estados Unidos, incluida la adopción de afroamericano en lugar de negro como designa- ción preferida a fin de poner énfasis en la cultura en lugar de en la raza (Philogene, 1994; T. W. Smith, 1992). Especialmente en las sociedades plurales, muchos individuos pueden reclamar conexiones legítimas con más de un grupo cultural. Muchos estadounidenses nativos (“indios”) tienen ancestros indios de diferentes tribus y también otras líneas ancestrales, incluida la afro- americana (Mihesuah, 1998). La ascendencia mezclada puede ocasionar conflicto, particular- mente si una de estas identificaciones es devaluada. En la búsqueda de una identidad personal que sea valorada de manera positiva, los adolescentes con una herencia mezclada pueden de- valuar una raíz ancestral y en el proceso devaluar parte de ellos mismos. Ya que la resolución de la identidad ocurre en el diálogo entre el individuo y la sociedad, tales conflictos y supresiones ocurren más fácilmente cuando la sociedad devalúa a los grupos minoritarios. Otros problemas surgen cuando la sociedad agrupa a gente que, para sus miembros, es vista como distinta: chi- cano, mexicano y cubano como hispanos, por ejemplo. Para aquellos que pueden resolver los conflictos de valor que ocurren cuando pertenecen a dos culturas diferentes, pueden existir ventajas psicológicas comparadas con aquellos de una sola corriente, experiencia monocultu- ral; por ejemplo, pueden perseguir oportunidades de logro en la corriente principal de la cultura mientras encuentran apoyo de la familia extendida y del sentido de comunidad que caracteriza a varias minorías étnicas (LaFromboise, Coleman y Gerton, 1993). El proceso de resolver la identidad de los grupos minoritarios involucra consideraciones adi- cionales a las de la juventud de la corriente principal, ya que la identidad colectiva del grupo debe establecerse e integrarse con la identidad personal. Las descripciones de las etapas de este proceso han sido teorizadas. De acuerdo con Cross (1991), la primera etapa es pre-encuentro; la juventud negra piensa muy poco acerca de los temas raciales o puede incluso juzgar el esta- tus de minoría como un obstáculo, asumiendo la devaluación que la raza blanca hace de los negros. En la segunda etapa, encuentro, la persona se confronta con su color y empieza a desa- rrollar una identidad negra. Esta etapa pudiera ser precipitada por la experiencia personal de la discriminación, o por eventos históricos tales como la muerte de un líder negro. La tercera eta- pa, inmersión-emersión, es el momento de un involucramiento considerable en la cultura ne- gra: vestido, habla, vacaciones, etc. En la etapa final, internalización, la persona se vuelve confiada en sí misma y segura acerca de su identidad negra. En cierta medida, otros grupos étnicos pueden pasar a través de etapas similares, aunque enfrentando una mayor dificultad si no existe un grupo cultural capaz de proporcionar tradicio- nes de apoyo para la identificación, como es el caso de muchos grupos indios estadounidenses (Mihesuah, 1998). Sin embargo, no deberíamos tomar por seguro que las ideas teóricas acerca de la identidad pueden ser transpuestas interculturalmente. Muchos psicólogos de la personali- dad y de otros campos han explorado las diferencias entre el individualismo y el colectivismo intercultural. (Este concepto se discute más ampliamente en el capítulo 6.) La identidad es in- herentemente un tema individualista. Eso implica que la tarea de formar una identidad que es considerada sana, evaluada de acuerdo con la teoría occidental individualista de Erikson, sería particularmente problemática para los adolescentes con afiliaciones culturales mezcladas, un individualista (tal como el estadounidense blanco) y otro colectivista (tal como el latinoameri- cano o asiático). Para los individuos, la tarea del desarrollo es integrar las identidades sociales relevantes o categorías, como también más rasgos individuales e intereses, dentro de una iden- tidad individual unificada (Deaux, 1993). Género 149 Erikson consideró que el aferramiento de cada generación a su identidad era una fuerza que cambia al mundo, como también al individuo. Podemos esperar, entonces, que entre estos adolescentes con fidelidades mezcladas estén algunos de los que ayudarán a la psicología y a la sociedad a volverse más inclusivas de las perspectivas de todos (Sampson, 1993). Esta meta in- clusiva se encuentra en el espíritu de los valores expresados por Erikson. Un enunciado claro de sus juicios éticos se da en su discusión sobre la pseudoespeciación (E. H. Erikson, 1968, 1985). Este término se refiere al sentido exagerado que muchos grupos tienen, especialmente los grupos nacionales y étnicos, de que son diferentes de los demás, como si fueran especies separadas. En los tiempos de las culturas primitivas, cuando el contacto intergrupal era menor al de la actualidad, ésa no era una creencia tan peligrosa. En la era nuclear, empero, Erikson advirtió que tales creencias incrementan las tensiones y la amenaza de una guerra nuclear. Co- mo solución, sugirió el desarrollo de un sentido más amplio e inclusivo de la identidad que ten- dría en cuenta a toda la especie humana con sus diversos miembros, superando las tendencias hacia la pseudoespeciación. GÉNERO Erikson, como los otros teóricos que hemos considerado hasta ahora, ha sido criticado por no entender adecuadamente a la mujer (por ejemplo, Gergen, 1990). A pesar de su atención al contexto social del desarrollo, Erikson estuvo de acuerdo con la proposición psicoanalítica de que las diferencias de la personalidad entre hombres y mujeres son determinadas fundamental- mente por la biología. Sensible como fue a la importancia de la cultura, subestimó su rol en la creación (y potencialmente en la modificación) de las diferencias entre los hombres y las muje- res. Consideremos a los niños en el juego y a los adolescentes en la resolución de problemas de identidad. El juego de los niños La descripción de Erikson sobre el juego de los niños ilustra su orientación biológica. Erikson (1951a, 1968, 1975) observó a 300 niños y niñas de entre 10 y 12 años, durante un periodo de dos años. Proporcionó una variedad de juguetes, incluidos figuras humanas y bloques, y pidió a cada niño que construyera una escena emocionante, como la de una película. Las niñas cons- truyeron escenas tranquilas de interiores con portales detallados. Los niños construyeron altas torres y representaron más movimiento y actividad, lo que a veces llevaba al colapso de las es- tructuras. Erikson (1965) interpretó estas diferencias como proyecciones de los aparatos genita- les de los niños. Los interiores simbolizaban la matriz, y las torres el pene. La femineidad, desde la niñez, pone énfasis en el “espacio interior”, dejando el “espacio exterior del mundo” a los hom- bres, para bien o para mal (véase la figura 5.2). Aunque sea exagerada la metáfora del “espacio interior”, la investigación sobre el sentido del sí mismo en la adolescencia encuentra que las mujeres califican más alto en el sí mismo pri- vado que los hombres (Blasi y Milton, 1991). Las mujeres adolescentes también emplean más las defensas psicoanalíticas del yo categorizadas como “internalización” (vuelta contra sí mis- mo), mientras que los hombres emplean más las defensas de “externalización” (proyección y “agresión hacia afuera”) (Levit, 1991). Paula Caplan (1979) analizó nuevamente la información de Erikson y concluyó que no apo- ya sus amplias afirmaciones de las diferencias de sexo. Los postulados que fueron estadística- mente significativos dieron cuenta de menos de 2% de la varianza y, en cualquier evento, los niños construyeron de 3 a 4 veces más estructuras interiores que torres. Aún más, los sujetos de Erikson tenían edades entre los 11 y los 13 años y no obstante generalizó sus interpretaciones a 150 Capítulo 5 ERIKSON: Desarrollo psicosocial Figura 5.2 Configuraciones de juego que Erikson describió para niños y niñas Niños Niñas (Reproducido de Childhood and Society, segunda edición, por Erik H. Erikson, mediante permiso de W. W. Nor- ton & Company, Inc., y Faber and Faber Ltd. Derechos reservados © 1950, © 1963 por W. W. Norton & Com- pany, Inc. Derechos reservados renovados 1978, 1991 por Erik H. Erikson.) todas las edades. Supuso, por ejemplo, que estas diferencias también existían en los años preescolares. A continuación Paula Caplan sugirió que la socialización del rol sexual podría explicar las diferencias restantes. Con base en los juguetes para el tipo de sexo que han sido dados a los ni- ños a lo largo de los años, razonó que los niños se sentían más a gusto con los bloques y las niñas con los muebles y las figuras de personas. Los bloques son más útiles para hacer torres y el mo- biliario y las figuras alientan la construcción de un cuarto que los incluya. Cuando los niños y las niñas empleaban los mismos juguetes, las niñas construían torres y otras estructuras igual- mente altas a las de los niños, y ambos sexos construían torres o estructuras de interiores. Otros también han informado que los materiales de juego específicos son significativos (Budd, Clan- ce y Simerly, 1985). Parece que los hallazgos de Erikson son menos sólidos de lo que afirma, lo cual crea dudas sobre su interpretación anatómica. Resolución de identidad de hombres y mujeres Erikson (1985) aseveró consistentemente que los hombres y las mujeres son, y deberían perma- necer, distintos. Incluso en su visión futurística de una comunidad mundial no dividida por identidades de grupo en conflicto, describió la contribución del hombre al cambio de la tecno- logía de aplicaciones destructivas a constructivas, y el rol de la mujer para desarrollar “el poten- cial poderoso de una maternidad protectora”. Aun cuando incluyó a ambos sexos dentro de los roles de tecnología y paternidad, su mensaje claramente diferenciaba los sexos dentro de los ro- les tradicionales. Erikson, como Freud, aceptó una base anatómica de las diferencias de sexo en la personali- dad. Esta interpretación biológica contrasta con el énfasis más social de los teóricos feministas y del rol social (por ejemplo, Eagly, 1987; Eagly y Wood, 1991; Gilligan, 1982), quienes dicen Género 151 que los sexos son diferentes debido a sus experiencias diferentes en un mundo que tiene ex- pectativas basadas en el género. Los críticos dicen que Erikson no fue lo suficientemente lejos para reemplazar el determinismo biológico freudiano con un reconocimiento del impacto de la cultura en los roles sexuales (Lerman, 1986a, 1986b). Quizá la metáfora biológica del principio epigenético en sí mismo impide que la teoría de Erikson sea completamente cultural. ¿Cuál es la evidencia? Aunque muchos han argumentado que existen diferencias sexuales importantes en el desarrollo de la identidad, la evidencia favorece la similitud en su lugar. Del lado de la “diferencia”, muchos investigadores sugieren que las mujeres resuelven los temas de identidad de manera diferente a la de los hombres, poniendo énfasis más en los temas interper- sonales, en contraste al énfasis de los hombres en los temas ocupacionales e ideológicos (Jos- selson, 1973, 1987; Levitz-Jones y Orlofsky, 1985). Proponen que la secuencia del desarrollo de la identidad a la intimidad puede describir el desarrollo de los hombres, pero no el de las mu- jeres (Lobel y Winch, 1988; Ochse y Plug, 1986). De acuerdo con este argumento, las mujeres posponen la resolución de la identidad hasta que los temas de intimidad hayan sido comple- tamente desarrollados (Douvan y Adelson, 1966; Hodgson y Fisher, 1979) y pueden experi- mentar crisis de identidad cuando las relaciones, en lugar de las ocupaciones, están en crisis (Josselson, 1987). Este argumento, sin embargo, es refutado por la investigación que muestra que el desarrollo de la identidad es similar en los dos sexos. Los sexos no difieren en el nivel de identidad y en otras mediciones del individualismo (autorrealización, locus interno de control y razonamiento de principios morales). Además, estas mediciones predicen un funcionamiento psicológico po- sitivo igualmente bueno para mujeres y para hombres, lo cual sugiere que los sexos son bastante similares en los procesos de resolución de la identidad y en el individualismo psicológico (Ar- cher y Waterman, 1988; cf. Archer, 1982, 1989; Mallory, 1989; Pulkkinen y Rönkä, 1994; Streit- matter, 1993; Waterman, 1982). Una manera de resolver este conflicto aparente es distinguir entre el proceso de resolución de la identidad (el cual puede ser similar para todos) y el contenido de la identidad, el cual puede poner énfasis en diferentes aspectos de la vida para los hombres y las mujeres. Erikson no equiparó la resolución de la identidad con la elección ocupacional. Algunas personas pueden resolver la identidad a través de otros roles tales como la religión, la familia o la política (Kro- ger, 1986). A pesar de los cambios culturales, la importancia relativa de la carrera y la familia permanece como un tema más importante para las mujeres que para los hombres, anticipando su adultez (Curry y otros, 1994). Consistente con esto, algunos estudios reportan mujeres que están más avanzadas en la resolución de la identidad en las áreas de los roles familiares (Ar- cher, 1989) y la sexualidad (Orlofsky, 1978a; Waterman y Nevid, 1977). La resolución de la identidad de las mujeres universitarias orientadas a una carrera ha sido históricamente impedida por las oportunidades limitadas de carrera y por la ausencia relativa de modelos femeninos de logro, especialmente entre sus madres (Cella, DeWolfe y Fitzgibbon, 1987), aunque esto está cambiando (Stewart y Ostrove, 1998). Aún más, el movimiento de las mujeres ha proporcionado una identidad social para muchas de ellas, misma que apoya el cre- cimiento de su personalidad. En un estudio longitudinal, aquellas mujeres que encontraron al movimiento feminista más significativo a nivel personal, desarrollaron mayor seguridad, inicia- tiva y autoestima en los años posteriores a la universidad (Agronick y Duncan, 1998). Podríamos esperar que los hombres masculinos y las mujeres femeninas fueran más avanza- dos en la resolución de la identidad (cf. Lobel y Gilat, 1987), pero la investigación sobre el mol- deamiento de sexo y la identidad no confirma esto. En contraste, la masculinidad en las pruebas de personalidad está usualmente asociada con la resolución de la identidad y con el bienestar para ambos sexos (Della Selva y Dusek, 1984; Lamke y Peyton, 1988; Markstrom- Adams, 1989; Orlofsky, 1977; Schiedel y Marcia, 1985). El término masculinidad es prejuicioso. Las escalas de “masculinidad” miden las características de la personalidad que reflejan el individua- lismo y la autonomía, las cuales mejoran el desarrollo de la personalidad en ambos sexos. La identidad procede a un nivel más avanzado en las mujeres que se salen de los roles femeninos 152 Capítulo 5 ERIKSON: Desarrollo psicosocial más restrictivos. Estudios longitudinales muestran que las mujeres que ocupan muchos roles han logrado identidades más avanzadas que aquellas con pocos roles (Vandewater, Ostrove y Stewart, 1997). INVESTIGACIÓN SOBRE EL DESARROLLO A TRAVÉS DE LAS ETAPAS PSICOSOCIALES Erikson (1958a) basó su teoría en la evidencia clínica. Quizá debido a esto, como otros enfo- ques psicoanalíticos, su teoría ha sido criticada como elusiva y por tanto difícil de verificar (Chess, 1986; Fitzpatrick, 1976; Wurgaft, 1976). Esta crítica probablemente está más justificada cuando se aplica a su trabajo psicohistórico que a sus etapas del desarrollo, las cuales han estimu- lado sustancialmente la investigación empírica, en particular el desarrollo de la identidad del adolescente. Estatus de la identidad La investigación de la identidad ha sido dominada por los estudios que se enfocan en los esta- tus de la identidad, esto es, los niveles del desarrollo. Este paradigma del estatus de la identi- dad se ha desarrollado a través de su propio camino, de alguna manera separándose de la teoría de Erikson (Côté y Levine, 1988b; Waterman, 1988). Con mayor frecuencia, la identidad se evalúa a partir de la entrevista. Las preguntas exploran la crisis y el compromiso en las áreas de ocupación e ideología (Marcia, 1966). James Marcia razonó que la identidad completa del de- sarrollo ocurre si un individuo ha experimentado una crisis y ha salido de ella con un compro- miso razonablemente firme hacia una ocupación y/o ideología. A este resultado de madurez Marcia lo llama logro de la identidad. También son posibles tres resultados de menor madu- rez: difusión de la identidad, en la cual ni la crisis ni el compromiso han sido experimentados (el resultado de menor madurez); moratoria, en la cual una crisis está siendo experimentada actualmente pero ningún compromiso se ha hecho; y la exclusión de la identidad, en la cual se ha hecho un compromiso sin una crisis y sin mucha exploración de las alternativas, con fre- cuencia aceptando simplemente las opciones parentales. (Marcia empleó el término difusión de la identidad, en lugar de confusión de la identidad, debido a que cuando la escala fue desa- rrollada, el término anterior de Erikson todavía se empleaba.) Cuando los investigadores que han publicado en este campo han respondido a una encues- ta que les pide describir a la persona prototipo en cada nivel de identidad (Mallory, 1989), en- tre las mayores características descriptivas que escogieron estuvieron: El que logra la identidad: personalidad consistente, clara; productivo Moratoria: filosóficamente interesado; rebelde, no conformista Difusión de la identidad: imprevisible, renuente a actuar Exclusión de la identidad: convencional; moralista Marcia razonó que la gente empieza en un estado de difusión de la identidad y debe pasar a través de la moratoria hacia el logro de la identidad con el fin de desarrollarse óptimamente. La exclusión es un resultado indeseable; puede ser un camino sin salida permanente, o puede ser temporal si la exploración (moratoria) se escoge posteriormente en el camino al logro de la identidad. Esta secuencia teórica del desarrollo no siempre se encuentra. A veces la gente se vuelve menos segura de sus identidades conforme madura (Côté y Levine, 1988a, 1988c). Investigación sobre el desarrollo a través de las etapas psicosociales 153 Otras etapas psicosociales La propuesta de Erikson sobre las secuencias de las etapas predice que la gente se preocupará más con ciertos temas en periodos apropiados de su vida: la identidad en la adolescencia, la generatividad en la adultez, etc. Una manera de probar esta hipótesis es mediante el análisis de los escritos de alguien que continuó escribiendo por muchos años. Tal persona es la novelista y diarista británica Vera Brittain (1893-1970), cuyos diarios y trabajos de ficción han sido anali- zados en relación con los temas eriksonianos de la identidad, la intimidad y la generatividad. Como se predijo en la teoría de Erikson, conforme esta escritora envejecía, su escritura cambió de los temas sobre la identidad y la intimidad a los temas generativos (Peterson y Stewart, 1990). También se hallaron cambios en la edad empleando pruebas objetivas. George Domino y Dyanne Affonso (1990) desarrollaron un cuestionario de autorreporte que evaluaba los aspec- tos positivos y negativos de las ocho etapas del desarrollo. Este Inventario del Equilibrio Psico- social requiere que los sujetos puntúen el grado en el que están de acuerdo con cada uno de los 120 conceptos. Los conceptos muestra son los siguientes: Por lo regular puedo depender de los demás. (Escala de confianza) Genuinamente disfruto del trabajo. (Escala de laboriosidad) A veces me pregunto quién soy realmente. (Escala de identidad) La vida ha sido buena conmigo. (Escala de la integridad del yo) Como se esperó, los puntajes en el Inventario del Equilibrio Psicosocial se incrementaron generalmente en los grupos de sujetos de mayor edad. De hecho, la investigación longitudinal empleando el Inventario del Desarrollo Psicosocial indica que los adultos, hacia los veinte años, continúan desarrollando no sólo sobre la identidad y la intimidad, como podríamos esperar, si- no también sobre etapas anteriores, las cuales se esperaría que hubieran sido estables desde la niñez (Whitbourne, Zuschlag, Elliot y Waterman, 1992). Otras mediciones también revelaron etapas más avanzadas con la edad (Adams y Fitch, 1982; Archer, 1982; Marcia, 1966; Ochse y Plug, 1986; Waterman, Geary y Waterman, 1974). Correlaciones de mediciones de las etapas Los puntajes más altos en las mediciones de las etapas psicosociales están asociados con un mejor funcionamiento en varios estudios. Howard Protinsky (1988) informó que los adolescen- tes problema puntúan más bajo en tres de las cinco etapas psicosociales (confianza, iniciativa e identidad) en comparación con los adolescentes normales. Aun cuando es necesario trabajar más en la identificación de implicaciones del comportamiento específicas de las diversas etapas (Hamachek, 1988), mucha de la investigación ya ha sido conducida, particularmente con la quinta etapa. La identidad es la que con más frecuencia se estudia en las etapas de Erikson. Muchos estu- dios reportan que los sujetos que califican alto en varias mediciones de la identidad del yo fun- cionan mejor. Entre los estudiantes universitarios, es más probable que hayan escogido una carrera aquellos con estatus de identidad avanzado (Cohen, Chartrand y Jowdy, 1995). Em- plean mecanismos de defensa más maduros (Cramer, 1998), se desempeñan mejor bajo tensión en una tarea de capacitación de conceptos (Marcia, 1966), obtienen mejores calificaciones (Cross y Allen, 1970), tienen autoconceptos más altos (Lobel y Winch, 1988) y califican alto en una medición del juicio moral (Podd, 1972). Evocan más recuerdos personales (Neimeyer y Ra- reshide, 1991) y sus recuerdos tempranos reflejan temas que son más maduros cuando son eva- luados en relación con la imaginación psicodinámica (Orlofsky y Frank, 1986). 154 Capítulo 5 ERIKSON: Desarrollo psicosocial Los sujetos moratorios experimentan mayor ansiedad, la cual puede desacelerar su desem- peño (Marcia, 1967; Podd, Marcia y Rubin, 1970). Califican más alto en una medición de la an- siedad de muerte (Sterling y Van Horn, 1989) y están menos satisfechos con la universidad (Waterman y Waterman, 1970). Están menos comprometidos con la elección ocupacional (Blustein, Devenis y Kidney, 1989). Los sujetos excluidos son más autoritarios (Marcia, 1967) e impulsivos (Cella, DeWolfe, y Fitzgibbon, 1987). La resolución de la intimidad está correlacionada con la conducta interpersonal autorrepor- tada. Los hombres universitarios que califican bajo en la resolución de la etapa de intimidad (aislados) reportan haber tenido menos amigos al crecer (Orlofsky, 1978b). La resolución de los temas de la intimidad se correlaciona con la feminidad en el Inventario del Rol Sexual de Bem entre los universitarios hombres, pero no entre las mujeres (Schiedel y Marcia, 1985). Los adultos que son altamente generativos, una muestra de maestros de escuela y volunta- rios de la comunidad, describen sus vidas con narrativas hacia el compromiso para aliviar el su- frimiento de otros y mejorar sus vidas y beneficiar a la sociedad (McAdams y otros, 1997). En sus familias y en su trabajo, las mujeres generativas expresan actitudes prosociales, ayudando a otros (Peterson y Klohnen, 1995). La generatividad combina la acción individual (agencia) con la preocupación social (comunión), conforme la persona activamente hace algo (agencia) para los demás (comunión), y es más alta en gente cuyas pruebas proyectivas TAT revelan una necesi- dad por el poder (agencia) e intimidad (comunión) (McAdams, Ruetzel y Foley, 1986; Peterson y Stewart, 1993). Algunas personas expresan la generatividad a través de su trabajo; otros en su rol como padres; y algunos canalizan su generatividad en la actividad política y el activismo so- cial (Peterson, Smirles y Wentworth, 1997; Peterson y Stewart, 1996). La generatividad influye en el estilo de la paternidad; en comparación con los padres autoritarios, quienes son castiga- dores, los padres generativos son autoritativos: esto es, guían en lugar de intimidar, de manera que tienen un mejor resultado (Peterson, Smirles y Wentworth, 1997). La integridad del yo (etapa 8), valorada por una medición escrita, fue investigada entre hom- bres y mujeres adultos que vivían en un asilo para ancianos y en un complejo residencial de departamentos. Aquellos con puntajes más altos reportaron menor temor a la muerte (Goebel y Boeck, 1987). Domino y Hannah (1989) estudiaron a miembros de una residencia para ancia- nos. Los puntajes más altos en la escala de generatividad del Inventario del Equilibrio Psicoso- cial (Domino y Affonso, 1990) predijeron la autorrealización, medida por el Inventario de la Personalidad de California. Sin embargo, virtualmente todas las otras siete etapas también eran predicativas, aun cuando sus intercorrelaciones positivas fueran tomadas en cuenta. Una interpre- tación de este hallazgo es que las fortalezas y las debilidades de cada etapa continúan influyen- do en el funcionamiento a lo largo de la vida como lo predicen los principios epigenéticos de Erikson. En la teoría de las etapas de Erikson, una persona que no resuelve satisfactoriamente el conflicto en cualquier etapa quedará discapacitada en las siguientes etapas (algo parecido al estudiante que no logra dominar las matemáticas básicas o el curso de idiomas, quien en con- secuencia encuentra los cursos posteriores más difíciles). Los investigadores han estudiado la predicción de que la gente cuyas calificaciones en las pruebas de personalidad indican que no do- minaron una etapa, califican bajo también en las etapas subsecuentes (Domino y Affonso, 1990; Domino y Hannah, 1989; Hannah y otros, 1996). Aparte del pronóstico teórico, tales correlacio- nes positivas podrían también ocurrir si las calificaciones que miden varias etapas inadvertida e inapropiadamente incluyen algunos factores generales tales como el deseo social. HACIA UNA PSICOLOGÍA PSICOANALÍTICA SOCIAL Como muchos teóricos, Erikson creyó que sus conceptos teóricos tenían implicaciones para mejorar la condición humana, así como para entenderla (Wurgaft, 1976). Erikson claramente vislumbró un enfoque psicoanalítico que consideraría las realidades sociales y culturales en lu- Resumen 155 gar de enfocarse exclusivamente en el individuo, como lo había hecho Freud. James Côté y Charles Levine han desarrollado tal psicología psicoanalítica social en su investigación y teoría (Côté, 1993; Côté y Levine, 1988a, 1988b, 1988c). ¿Cómo influye la sociedad en la personalidad y su desarrollo? ¿Cómo influye la personalidad en la sociedad? Éstas son las preguntas centrales de una teoría de la personalidad que incluye el contexto social. Desde tal perspectiva, los procesos psicológicos son afectados por la cultura. Las diferencias de género dependen del contexto cultural y no es probable que sean universales. Las diferencias étnicas e interculturales se entienden desde el punto de vista de procesos sociales, no mediante conceptos biológicos mal aplicados tales como la (pseudo)especiación. ¿Cómo son las estructu- ras psíquicas (el ello, el yo y el superyó) reflejadas en la cultura? James Côté (1933, pp. 43-44) especula que las instituciones sociales reflejan y dirigen estas estructuras psíquicas. Por ejem- plo, el ello es expresado en la música y el baile, los deportes y prostíbulos; el superyó en la re- ligión, lo judicial y lo militar; y por último el yo en el trabajo, el gobierno y la educación. El desarrollo de la personalidad está influido por la cultura, la cual (por ejemplo) proporciona un periodo de moratoria para la exploración de la identidad, especialmente para los estudiantes universitarios en humanidades en lugar de los campos tecnológicos (Côté y Levine, 1988a, 1988c). La moratoria no es simplemente un periodo para seleccionar una ocupación. Es tam- bién el momento para lidiar con preguntas sobre valores, que en el lenguaje psicoanalítico es la lucha entre el superyó (representando los valores presentados al individuo por la familia y la so- ciedad) y el yo (representando los valores propios aceptados del individuo) (cf. Côté y Levine, 1989). Las humanidades alientan más ponderación de la condición humana y los dilemas humanos (Côté y Levine, 1992, p. 392). Esta relación entre el desarrollo de la identidad individual y los caminos de carrera cultural es un ejemplo de una perspectiva social explícita, la cual permite la investigación de las formas en las cuales “cultura, estructura social, clase social, redes de interacción, etc., pueden funcio- nar para ayudar u obstaculizar ciertas formas del desarrollo” (Côté y Levine, 1988b, p. 216). Ta- les estudios del individuo en el contexto social satisfacen la visión de Erikson (1968): “estamos necesitados... de conceptos que arrojen luz sobre la complementación mutua de la síntesis del yo y de la organización social, el cultivo de los cuales en los niveles cada vez más altos es la in- tención de toda empresa terapéutica, social e individual” (p. 53). RESUMEN Erikson propuso una teoría del desarrollo psicosocial que describió las ocho etapas a lo largo de la vida. De acuerdo con el principio epigenético, estas etapas se construyen una sobre la otra y ocurren en una secuencia sin variación en todas las culturas. En cada etapa, el individuo ex- perimenta una crisis, la cual es resuelta en el contexto de la sociedad. Estas etapas son confianza versus desconfianza, autonomía versus vergüenza y duda, iniciativa versus culpa, laboriosidad ver- sus inferioridad, identidad versus confusión de la identidad, intimidad versus aislamiento, genera- tividad versus estancamiento e integridad versus desesperanza. En cada etapa, la cultura influye en el desarrollo. Contrariamente, los individuos también influyen en la cultura a través de la forma como se desarrollan en cada etapa, pero particularmente a través del desarrollo de su identidad. Se ha realizado mucha investigación sobre las etapas psicosociales. Se han encontra- do cambios pronosticados de acuerdo con la edad, y las mediciones de la formación de la iden- tidad muestran correlaciones positivas de personalidad ya pronosticadas, con un estatus de identidad más elevado. Los estudios interculturales de Erikson de los Sioux y de los Yurok exploraron la relación entre el desarrollo individual del yo y la cultura, un tema que ha sido continuado por investiga- dores del estatus de la identidad. Dijo que los factores biológicos influyen fuertemente en las diferencias de sexo, y se apoyó en observaciones de las estructuras de juego de los niños. Estas con- clusiones han sido criticadas por descuidar los determinantes sociales de las diferencias de gé- 156 Capítulo 5 ERIKSON: Desarrollo psicosocial nero. Erikson advirtió que el conflicto entre los grupos se incrementa debido a la pseudoespe- ciación, y urgió el desarrollo de identidades más inclusivas para ayudar a reducir el conflicto político y social en el mundo. Mahatma Gandhi 157 al colonialismo, lo cual causa que los individuos expe- Ma h a t m a Gandhi rimenten “culpa y rabia las cuales impiden un desarro- llo verdadero” (p. 433). En este momento histórico en particular, entonces, la solución de Gandhi al proble- El respeto de Erikson (1969) por Gandhi y la apertura ma de identidad movió la historia hacia una mayor para aprender de él son claros en su libro. Incluso dirigió paz y aceptación mutua. También, había fuertes as- una gran sección a Gandhi en términos coloquiales, pectos de orgullo y egoísmo en esta identidad. Gan- como “yo” a “usted” (pp. 229-254). Erikson describió dhi repetidamente mostró que él mismo sintió que era su tarea en el análisis de Gandhi: “para confrontar la el único quien podría lograr lo que era necesario ha- verdadera espiritualidad como usted (Gandhi) la ha cer (p. 166), una creencia que tuvo sus orígenes en su formulado y vivido con la verdad psicológica la cual posición como el hijo menor favorecido en su familia, yo (Erikson) he aprendido y practicado” (p. 231). Erik- uno que, a diferencia de sus hermanos mayores, esca- son sugirió que el psicoanálisis es la contraparte de la pó a los castigos de su padre. filosofía de Gandhi del Satyagraha (que significa “re- Aunque Erikson admiró a Gandhi, también lo criti- sistencia pasiva” o “no violencia militante”), “ya que có. Erikson sugirió que Gandhi no resolvió las crisis de confronta al enemigo interno sin violencia” (p. 244). intimidad y generatividad adecuadamente. Gandhi no Lorimer (1976) sugirió que la objetividad de Erikson