Los Viajes de Navegación en el Siglo XV PDF

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Este documento describe los viajes de navegación en el siglo XV, incluyendo los descubrimientos geográficos, las motivaciones de los exploradores y el contexto histórico. Se centra en exploradores como Cristóbal Colón y el desarrollo de la Ruta de la Seda.

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De la exploración a la conquista Los viajes de navegación en el siglo XV El gobierno de los Reyes Católicos, la unificación de España y la creación de instituciones que hacían respetar sus mandatos proyectaron al reino de Castilla y Aragón como un Estado moderno, por lo...

De la exploración a la conquista Los viajes de navegación en el siglo XV El gobierno de los Reyes Católicos, la unificación de España y la creación de instituciones que hacían respetar sus mandatos proyectaron al reino de Castilla y Aragón como un Estado moderno, por lo que los reyes se interesaron en incrementar sus riquezas y sus territorios y así difundir la fe católica, que les había ayudado a consolidarse. Algo similar ocurría con en el resto de Europa, que atravesaba una crisis de comercio debida a la caída de Constantinopla, último vestigio del Imperio romano y principal puente entre Europa y Asia. En ese contexto, comenzó a difundirse en Europa una nueva forma de pensamiento filosófico, artístico, arquitectónico y científico: el humanismo. Gira la imagen para saber más sobre este cambio de pensamiento. Italia fue la cuna de este movimiento, que determinó una nueva concepción del ser humano y el mundo. Sus principales características fueron el redescubrimiento y admiración por la cultura grecolatina; considerar a la persona como centro y medida de todo por su inteligencia, su autonomía, su belleza, su libertad y su capacidad para transformar su entorno. Uno de los máximos representantes de este movimiento fue Leonardo da Vinci, anatomista, escultor, pintor, filósofo, ingeniero, inventor, poeta y botánico, quien dibujó el Hombre de Vitruvio, obra que representa las proporciones ideales del cuerpo humano. Este movimiento fue parte de la transición de la Edad Media a la Edad Moderna, durante la cual se priorizó la invención de instrumentos tecnológicos que facilitaran las actividades cotidianas y aumentaran el conocimiento humano y del entorno. En medio de esta transición y ante la crisis del comercio en Europa, algunos productos provenientes de Asia se hacían cada vez más indispensables y preciados. Conozcamos algunos de ellos. Seda Se originó en China alrededor del año 2700 antes de nuestra era. Se obtiene del capullo formado por un gusano del cual se obtiene un hilo. Este producto fue tan importante que contaba con su propia ruta. Especias Algunas de ellas, como la canela, la pimienta, el clavo, la nuez moscada y el cardamomo, se usan para mejorar el sabor y la conservación de alimentos. Algunos de ellos también tienen propiedades medicinales. Piedras preciosas Los rubíes, zafiros, esmeraldas y jade eran preciados por su belleza, rareza y propiedades místicas. Este tipo de piedras se obtenían principalmente del norte de África. La Ruta de la Seda fue una red de caminos que surgieron en Asia en el año 130 antes de nuestra era y que se expandió gradualmente por los principales puntos comerciales del continente. Desde la llegada de la dinastía Han, en China, comenzó a usarse para establecer intercambios comerciales con Europa, hasta 1453, año en el que el Imperio otomano se apoderó de Constantinopla, limitó el comercio entre los continentes y comenzó a cobrar cuotas excesivas por los productos. La importancia de Constantinopla radica en que en ella culminaban la mayoría de los caminos de la Ruta de la Seda y de ella partían navíos hacia el mar Mediterráneo y otras rutas terrestres por las que se repartían los productos en Europa. Este contexto obligó a los monarcas de España y Portugal a buscar nuevas rutas que les permitieran llegar a Asia, específicamente a India, por ser una región rica en especias. Así, los reinos europeos comenzaron a financiar expediciones para explorar el mar y encontrar nuevos caminos. Antes, los navegantes se guiaban durante el día con la ayuda del Sol, que indicaba el este y el oeste, y durante la noche ubicaban el norte mediante la estrella polar. Así podían reconocer su posición en el océano. Sin embargo, sus cálculos eran poco precisos, por lo que, para no perderse, navegaban únicamente cerca de las costas. Los nuevos inventos y avances tecnológicos en navegación posibilitaron que en el siglo XV se exploraran océanos nunca surcados. Entre los inventos más útiles para los navegantes de aquella época estuvieron los siguientes: La brújula es un instrumento de origen chino, llevado a Europa en el siglo XIV. Con una aguja imantada señala el norte y, con ello, los otros puntos cardinales. Con ella los marineros podían orientarse mejor en la mar. El astrolabio era un instrumento que permitía calcular la latitud de un lugar, y así conocer la ubicación de las embarcaciones. Fue llevado a Europa por los árabes hacia el siglo XII. Los portulanos eran documentos parecidos a los mapas que presentaban una imagen de los territorios explorados trazada por los propios marinos. Usaba una retícula de fondo y la rosa de los vientos. Incluía los nombres de puertos y zonas costeras, puntos de referencia en las rutas marítimas y algunas características geográficas no muy precisas. Otro aspecto importante de la época era que se consideraba que la Tierra era plana y el centro del universo. Además, no se conocía con precisión la extensión de los continentes, ni lo que había más allá de ellos. Este limitado conocimiento desató dudas sobre cuál era la mejor ruta para explorar, entre los temores de los navegantes estaban llegar la orilla del mundo y caer o encontrar monstruos marinos. La ruta de exploración portuguesa Las expediciones portuguesas optaron por buscar el camino a Asia bordeando las costas africanas, pues temían enfrentar a los musulmanes por tierra. El primer portugués en emprender este viaje fue el príncipe Enrique IV, apodado el Navegante, quien creó la escuela naval de Sagres y dio un impulso a las embarcaciones portuguesas con la invención de la carabela. Las exploraciones continuaron por setenta años hasta establecer diferentes asentamientos y puntos estratégicos para ampliar las rutas de navegación. Entre los asentamientos más importantes estuvieron los archipiélagos de Madeira, Azores y Cabo Verde. En los años subsecuentes avanzaron hacia el sur y en el año 1460 llegaron al golfo de Guinea, donde obtuvieron oro, marfil y esclavos. En 1480 establecieron factorías en las costas de las actuales Ghana, Angola y Namibia. Fue en el viaje emprendido por Bartolomé Díaz, en 1488, que los portugueses llegaron al punto más austral de África. Este lugar fue nombrado cabo de las Tormentas y actualmente se llama cabo de Buena Esperanza. Por otra parte, la expedición que logró hallar una nueva ruta hacia la India fue la liderada por Vasco da Gama, quien zarpó desde Lisboa y tardó un año en llegar a la ciudad de Calicut, India, en mayo de 1498. Estos viajes de exploración le permitieron al reino de Portugal dominar África e impulsar uno de sus principales negocios: el comercio de esclavos. Cristóbal Colón y su expedición de 1492 Mientras los portugueses iniciaban sus viajes de exploración, el reino de España hacía lo necesario para encontrar sus propias rutas hacia la India. Este reino no podía seguir la ruta portuguesa, pues la firma de los Tratados de Alcazobas, con los que Castilla y Portugal alcanzaron la paz en 1479, les restringía navegar por las costas africanas. En esta parte de la historia intervino Cristóbal Colón, experimentado marinero de origen genovés, cuyas teorías proponían que la Tierra era esférica y que el mundo compartía el mismo océano. Estas ideas las adquirió de autores como Marco Polo, Petris Alliacus, el papa Pío II, Ptolomeo y Aristóteles, entre otros astrónomos clásicos. Colón presentó sus proyectos de exploración por primera vez al reino de Portugal, sin embargo, al no recibir apoyo, lo intentó en España. Ahí trató de atraer la atención de los Reyes Católicos, sin embargo, en ese momento el reino se encontraba en crisis por los estragos del proceso de reconquista. A pesar de esta situación, la reina Isabel de Castilla apostó al viaje de Colón. De este modo, todo lo que fuera encontrado por el navegante, sería en nombre de la reina. También se firmaron las Capitulaciones de Santa Fe, donde se le prometió a Colón el puesto de almirante y el título de virrey de las tierras que conquistara con su expedición. Algunos detractores de Colón pensaban que sus distancias estaban mal calculadas y que él y toda su tripulación fracasarían en su viaje. Entre los riesgos que se preveían estaban los climas adversos, que las enfermedades se propagaran en la tripulación y hubiera pérdidas humanas, que los cálculos de Colón no fueran precisos y, por lo tanto, que las provisiones fueran insuficientes y, no menos importante, que la expedición no los llevara a ningún lado. Primer viaje de Colón (1492-1493) Para emprender este primer viaje, Colón adquirió tres naves: dos carabelas llamadas la Niña y la Pinta, y una nao, la Santa María. Esta expedición partió del Puerto de Palos, hoy en la provincia de Huelva, en Andalucía, el 3 de agosto de 1492. Las tres naves se dirigieron primero hacia las islas Canarias, donde adecuaron las naves para el viaje largo. El 6 de septiembre emprendieron su viaje por el Atlántico en dirección al oeste. Las carabelas recorrían entre 80 y 300 kilómetros por día, dependiendo de las condiciones climáticas, vientos, oleaje y mareas, lo que para la época era una velocidad notable. El 16 de septiembre, la tripulación se encontró con aves y pronto descubrieron el mar de los Sargazos, lo que les hizo pensar que estaban cerca de avistar tierra, pero no fue así. Continuaron su ruta y el 10 de octubre parte de los marineros ya daban muestras de desesperación, pero Colón les recordó el propósito de su viaje y las posibles riquezas que encontraría en las Indias. El 12 de octubre, el tripulante Rodrigo de Triana, que viajaba en la Pinta, vio por fin tierra a lo lejos. Se trataba de una isla del Caribe llamada Guanahaní por los indígenas que la habitaban. Colón nombró a esta isla como San Salvador y descendió a tierra con parte de su tripulación con un estandarte que llevaba una cruz verde y las iniciales de los Reyes Católicos. En este momento Colón seguía pensando que había llegado a alguna isla de las Indias, y por eso llamó “indios” a sus habitantes, aunque en realidad había arribado a un archipiélago de un continente desconocido. El primer contacto entre los indígenas y la tripulación fue impactante para ambas culturas. Las diferencias en su apariencia y costumbres eran evidentes. Intercambiaron objetos y los españoles notaron algunas piezas de oro que portaban los indígenas. Posteriormente las naves continuaron su exploración por separado durante un par de meses a través de las diferentes islas de lo que ahora conocemos como las Bahamas. Colón llegó a las costas de una gran isla a la que llamó Juana, Cuba actualmente, y de otra isla nombrada La Española, hoy Haití y República Dominicana. La interacción entre españoles e indígenas al inicio fue pacífica, sin embargo, las hostilidades iniciaron al poco tiempo. Antes de partir de vuelta, Colón dejó un asentamiento con treinta y nueve hombres en La Española, donde fundó el fuerte Navidad, hecho con restos de la embarcación Santa María. Colón volvió a España a inicios de 1493 y se encontró con los Reyes Católicos en Barcelona, quienes lo recibieron triunfalmente. Las Bulas Alejandrinas Tras el regreso de Colón y su tripulación a la península, el reino de Portugal continuó con el reclamo de las tierras descubiertas. Ante esto, el papa Alejandro VI, quien anteriormente había mostrado su apoyo a los Reyes Católicos, publicó las Bulas Alejandrinas. En estos documentos se otorgó a los españoles el dominio de las islas descubiertas, así como la obligación de evangelizarlas. También se determinó un espacio menor de exploración para los portugueses. Tratado de Tordesillas A pesar de los acuerdos, los Reyes Católicos y la monarquía portuguesa tuvieron que negociar sus diferencias. Fue a través del Tratado de Tordesillas, establecido en 1494, que se estableció una línea divisoria de 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde, para que los portugueses tuvieran mayor espacio para explorar el nuevo continente. La imagen muestra el documento original con las firmas. Segundo viaje de Colón (1493-1496) Ante la situación con Portugal, la monarquía española preparó rápidamente una segunda expedición. Para este viaje se autorizaron diecisiete embarcaciones con alrededor de mil quinientos hombres y, por primera vez, treinta mujeres. Salieron de Cádiz el 25 de septiembre de 1493 y en noviembre de ese mismo año desembarcaron en las Antillas, zona en la que descubrieron más islas. Colón seguía convencido de que estaba en suelo asiático e hizo que un notario diera fe de ello. Por otra parte, la falta de víveres y el clima provocaron que muchos expedicionarios se enfermaran; además, seguían sin encontrarse rastros del oro prometido. Todo esto generó descontento en los españoles y algunos quisieron rebelarse contra Colón y volver a la península. Quienes lo lograron expusieron a los reyes las deficiencias del almirante como líder. Mientras tanto, en La Española algunos caciques indígenas iniciaron una guerra contra los españoles. Cuando Colón regresó a España, en 1496, llevó consigo a varios prisioneros indígenas y dejó a su hermano Bartolomé como gobernante sustituto. Tercer viaje de Colón (1498-1500) Colón tardó en convencer a los Reyes Católicos y a sus contactos financieros para realizar un tercer viaje con seis carabelas y 460 hombres. Tres de las naves se dirigieron a La Española y el resto tomaron rumbo hacia el sur de las islas Cabo Verde en dirección al nuevo continente, pues Colón seguía empeñado en encontrar un paso hacia la India. Pero estas naves llegaron a la parte sur del continente americano, actualmente Venezuela, cerca del río Orinoco. Al ver tanta belleza en la naturaleza, Colón describió el lugar como el Paraíso terrenal. Al volver a La Española el almirante descubrió la falta de autoridad de Bartolomé, enfrentó a varios insurrectos, tomó decisiones arbitrarias para encarcelarlos y finalmente llegó a acuerdos con algunos para evitar que los reyes se enteraran. Sin embargo, su imagen se fue deteriorando y no tardaron en llegar noticias a España sobre su tiranía. Entonces los reyes enviaron a Francisco de Bobadilla como juez pesquisidor y gobernador. Colón y su hermano fueron devueltos a Cádiz, en calidad de prisioneros, el 20 de noviembre de 1500. Cuarto viaje de Colón (1502-1504) Cuando los reyes se enteraron de las condiciones humillantes en que había vuelto Colón a España, lo pusieron en libertad, y dos años después, Colón logró reunir cuatro navíos y partió hacia al Nuevo Mundo, ahora acompañado de su hijo Hernando. En este viaje recorrió las costas de Centroamérica empeñado en hallar un estrecho que le permitiera pasar hacia el océano Índico. Cuando desistió de su búsqueda, sufrió un naufragio, pero logró llegar a Jamaica. Colón volvió a Cádiz el 7 de noviembre de 1504 y murió unos años después. Los viajes portugueses en el Nuevo Mundo Pedro Álvares Cabral El noble y comandante militar Pedro Álvares Cabral estuvo al mando de la primera expedición portuguesa que llegó el 22 de abril de 1500 al territorio que más tarde fue nombrado Virreinato de Brasil. Al igual que Colón, esta expedición buscaba encontrar un paso hacia la India, pero navegando solo en los límites establecidos en el Tratado de Tordesillas. Inicialmente, Pedro Álvares pensó que habían llegado a una gran isla, pero tras varias exploraciones en el litoral determinó que era tierra continental e informó al rey de Portugal para que las reclamara como suyas. Fernando de Magallanes y Sebastián Elcano Magallanes fue un militar, explorador y navegante portugués que inició la primera expedición en completar una vuelta al mundo. Partió de Sanlúcar, España, el 20 de septiembre en 1519, con cinco embarcaciones y 250 hombres con provisiones para sobrevivir dos años a flote. Su intención, como muchas otras, era encontrar un paso hacia las Indias. Inicialmente se dirigió hacia las tierras americanas dominadas por los portugueses, bordeó el sur de las costas sudamericanas hasta la Patagonia y, antes de llegar a la punta, entró por un canal, hoy llamado estrecho de Magallanes, mediante el cual cruzó hacia el Pacífico. La travesía de este océano fue dura, se acabaron las provisiones y la tripulación padeció hambruna y escorbuto, pero finalmente llegaron al archipiélago de lo que hoy son las islas Marianas, y posteriormente a las Filipinas, ya en territorio asiático. Magallanes murió en 1521, durante una batalla contra la tribu cebuana, en la isla filipina de Mactán. Sin embargo, los sobrevivientes de la expedición liderados por Sebastián Elcano continuaron la travesía, incluso con un navío nuevo, para regresar a España, y así lo lograron el 8 de septiembre de 1522.

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