Resumen de Historia: La Primera Revolución Industrial (Borrador)
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Este documento es un resumen del tema 3 de historia sobre la Primera Revolución Industrial. Se centra en los antecedentes, el origen de la industrialización, y la posición pionera de Gran Bretaña. Explica la transición desde una economía agraria a una economía industrial.
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**[EXAMEN HISTORIA TEMA 3: "La Primera Revolución Industrial"]** **[1. Los Orígenes de la industrialización:]** La Revolución Industrial no fue un cambio brusco y repentino, sino un largo proceso de cambios tecnológicos, económicos y sociales. Sus orígenes se datan en Inglaterra, entre 1760 y 1780...
**[EXAMEN HISTORIA TEMA 3: "La Primera Revolución Industrial"]** **[1. Los Orígenes de la industrialización:]** La Revolución Industrial no fue un cambio brusco y repentino, sino un largo proceso de cambios tecnológicos, económicos y sociales. Sus orígenes se datan en Inglaterra, entre 1760 y 1780, pero la difusión de las novedades técnicas y la consolidación y expansión de la sociedad industrial no se produjeron hasta mediados del siglo XIX. Los protagonistas no eran conscientes de estar viviendo el final de una época histórica y el comienzo de otra. Por eso los historiadores hoy prefieren hablar de proceso de industrialización término que permite estudiar y describir mejor los orígenes, las características y las consecuencias de esa transformación trascendental de la historia de la humanidad. ***[1.1. Los antecedentes de la Industria:]*** En la Europa del siglo XVIII, la mayor parte de la riqueza provenía de la tierra. En el campo predominaba la agricultura de subsistencia, con frecuentes crisis agrarias que impedían el aumento de la población. En las ciudades, las actividades artesanales estaban muy limitadas por la tecnología y las tablas legales de la sociedad del Antiguo Régimen. La producción de alimentos y de bienes eran muy baja y el comercio a gran escala encontraba muchos obstáculos. Pero no era una sociedad inmóvil. En algunos lugares comenzaban a notarse cambios económicos que presagiaban la época de las grandes transformaciones que conocemos como Revolución Industrial. Un escenario de estos cambios era el de la industria doméstica del mundo rural. Un tipo de producción que se conoce con el nombre de protoindustrialización. En muchas comarcas de Gran Bretaña, Holanda, el norte de Italia o el noroeste de España entre otros lugares, las familias campesinas añadían al fruto del trabajo agrícola los recursos extra que obtenían de una producción manufacturera artesanal: labores de tejido e hilado realizadas con ruecas y telares manuales. Los historiadores distinguen entre una primera fase de trabajo autónomo, llamada domestic system, y su evolución posterior, el putting out system. En el sistema de trabajo del domestic system, los campesinos, cuando lo permitían las labores del campo, realizaban en sus hogares un trabajo artesanal con sus propios instrumentos y vendían en los mercados cercanos sus manufacturas. El putting out system implicaba el control del proceso productivo por parte del comerciante, convertido en la práctica en un pequeño empresario. Proporcionaba a los campesinos las materias primas y los instrumentos, fijaba los precios y se recogía la producción. Con el paso del tiempo y la extensión de ese tipo de actividades dispersas, algunos empresarios dieron el paso hacia el factory system: la concentración de capital, trabajadores, materias primas y herramientas en un mismo espacio, origen de muchas fábricas urbanas. ***[1.2. Gran Bretaña, pionera en la industrialización:]*** La primera región del mundo donde se produjo el proceso de industrialización fue Europa Occidental, el espacio geográfico con mayor prosperidad material, desarrollo científico y cultural, y poder comercial, porque en ella estaban las metrópolis de los grandes imperios coloniales del siglo XVIII. Que ocurriera en Gran Bretaña fue por varios factores: - En el siglo XVIII, Gran Bretaña controlaba un gran imperio colonial. Su flota, que había derrotado a la holandesa en el siglo anterior, dominaba las principales rutas marítimas y dirigía al mercado de importación de materias primas. Desde 1651, la Navigation Acts reservaban obligatoriamente el transporte de mercancías a los barcos ingleses. En 1701, el Parlamento prohibió la venta en el país de tejidos de algodón indio, reexportaba. Los beneficios del comercio exterior proporcionaron parte del capital necesario para la inversión industrial y para la creación del sector financiero. - La expansión del mercado exterior iba unida al crecimiento de un mercado interior bien integrado. En Gran Bretaña no había aduanas interiores ni obstáculos físicos relevantes. El país contaba con una importante red de puertos, carreteras y canales (a los que se uniría, a partir de 1830, el ferrocarril) y una demanda progresiva de bienes debida al crecimiento demográfico y al poder adquisitivo de las clases medias urbanas y rurales. - La monarquía parlamentaria proporcionaba un contexto político estable, que favorecía a los intereses comerciales y empresariales. La legislación del Parlamento, donde la burguesía tenía una amplia representación, garantizaba los derechos de propiedad, impulsaba la libertad comercial y fomentaba la extensión de las relaciones capitalistas. - El espíritu de innovación era un factor cultural y científico. El dinamismo de la iniciativa privada de artesanos y fabricantes estaba relacionado con la capacidad de innovación de ingenieros y técnicos. En los pequeños talleres, la experimentación tecnológica era una actividad cotidiana. Estas mejoras fueron cambiando el modelo de producción, sustituyendo a las nuevas personas por las máquinas. **[2. Las Revoluciones agraria y demográfica:]** El despegue industrial británico de finales del siglo XVIII no se explica como una sucesión de cambios tecnológicos. La innovación técnica fue un factor fundamental, pero no el único y tampoco el primero. Hubo unas condiciones previas-la revolución agrícola y la demográfica- que hicieron posible el inicio del proceso de industrialización. ***[2.1. Las trasformaciones agrarias]*** La revolución agrícola que se produjo en Gran Bretaña durante el siglo XVIII sentó las bases que permitieron el crecimiento industrial posterior. Las transformaciones del sector agrario proporcionaron más cantidad de alimentos, mano de obra para el sistema fabril urbano, demanda de productos elaborados y capitales para la inversión comercial e industrial. Todo ello fue resultado de una serie de cambios relacionados con la estructura de la propiedad, la tecnología agrícola y los sistemas de cultivo. - Los cambios en la estructura de la propiedad y explotación de la tierra tuvieron unas consecuencias de gran alcance. Las leyes de Cercamiento aprobadas por el Parlamento modificaron el paisaje rural inglés. El cercamiento de los campos y las dehesas comunitarias, convertidas en parcelas privadas y cerradas, perjudicó a los pequeños propietarios y campesinos sin tierras, privados del acceso a los recursos comunitarios y sin el capital necesario para cercar sus campos. Muchos tuvieron que vender sus propiedades, convertirse en jornaleros y, al final, emigrar hacia las ciudades. Millones de hectáreas cambiaron de manos, un intenso proceso de concentración de la propiedad que benefició a los grandes y medianos terratenientes, convertidos en empresarios agrícolas, dispuestos a invertir para aumentar el rendimiento de sus explotaciones. - Entre los cambios tecnológicos hay que señalar la mejora de los arados de hierro (arado Rotterdam) y de los herrajes de los caballos. También, la aparición de novedades como la sembradora en hilera de Jethro Tull o las primeras trilladoras mecánicas. Se consiguió con todo ello, más capacidad de trabajo con menos mano de obra. - En cuanto a los sistemas de cultivo destacó la progresiva implantación del sistema Norfolk, que consistía en combinar la plantación de cereales con forrajeras leguminosas, que proporcionaban nitrógeno al suelo. La rotación supuso mayor productividad gracias a la supresión del barbecho. La abundancia de forraje ofrecía alimento para una cabaña ganadera creciente, lo cual aumentaba la producción de carne y leche, y también de estiércol para fertilizar la tierra. A mediados del siglo XIX se difundió el guano como fertilizante, y amplió la extensión dedicada a plantas, como la patata o el maíz. Estos cambios, unidos a la selección de semillas y al aumento de la superficie cultivada por el drenaje de humedales y la roturación de bosques, explican el notable aumento de la productividad del sector agrario. ***[2.2. Los cambios demográficos]*** En los siglos XVIII y XIX, en Gran Bretaña se produjo un crecimiento demográfico sin precedentes. En 1700 contada con poco más de 5 millones de habitantes, casi 9 millones en 1800, 18 millones en 1851 y 37 millones en 1900. Este aumento espectacular de la población se debió, principalmente, al mantenimiento de una tasa de natalidad muy elevada, por encima del 30 por mil, y a la disminución continuada de la tasa de mortalidad (27 por mil en 1800, 18 por mil en 1900) es lo que los demógrafos denominan procesos de transición demográfica. La caída progresiva de la tasa de mortalidad se debió a la mejora de la alimentación y de la higiene: - La dieta de las clases populares se vio enriquecida, gracias al crecimiento de la producción agraria y a la integración de los mercados. - Los avances en la higiene se debieron al acceso progresivo de la población al jabón y al agua potable, a la extensión del alcantarillado y al uso de ropa interior de algodón. - Entre los progresos de la medicina cabe citar el descubrimiento de las vías de contagio de algunas enfermedades y las primeras vacunas (vacuna contra la viruela de Jenner, 1796). El aumento sostenido de la población proporcionó la mano de obra abundante y barata para el inicio del proceso de producción fabril y también una mayor demanda de productos elaborados. Le crecimiento de la demanda de consumo fue uno de los factores que más contribuyeron al despegue industrial vivido en Gran Bretaña a partir de las últimas décadas del siglo XVIII. **[3. La Producción Industrial:]** El nacimiento de la industria moderna está vinculado a la aparición y extensión del sistema fabril: un nuevo modelo de producción que concentraba en el espacio de la fábrica el , los trabajadores (sometidos a la disciplina del horario y del salario), la maquinaria y las nuevas fuentes de energía (hidráulica y del carbón). El despegue industrial se produjo, en primer lugar, en la producción textil y en la siderurgia, los sectores pioneros donde se experimentó casi todas las innovaciones tecnológicas. ***[3.1. Los sectores pioneros]*** La industria textil algodonera fue el sector más importante de la industrialización británica. A mediados del siglo XVIII, la prohibición de importar tejidos de algodón estampados (indianas) estimuló la producción interior. El crecimiento continuo de la demanda promovió la adopción de innovaciones tecnológicas en las labores de hilado y de tejido. En 1733, John Kay inventó la lanzadera volante, un telar que permitía tejer piezas más grandes en menos tiempo. Aumentó enormemente la demanda de hilo. En 1764, James Hargreaves ideó la spinning Jeny una máquina de hilar que multiplicaba la capacidad de las antiguas ruecas manuales. El proceso del hilado mejoró con la water frame de Richard Arkwringht (1769), movida por energía hidráulica, y la mule Jenny de Samuel Crompton (1779). En respuesta, el proceso de tejido (eltizaje) dio un salto cualitativo. Cartwright patentó el telar mecánico en 1785. Para entonces ya existía la máquina de vapor, inventada por James Watt en 1769. En las minas ya se empleaban bombas que aprovechaban la fuerza del vapor producido por la combustión de carbón para extraer agua de las galerías. Watt consiguió transformar el movimiento oscilante de la bomba de Newcomen de 1711, en otro continuo y circular: una mejora decisiva para la producción fabril. Al terminar el siglo, apenas había un centenar de máquinas de vapor en funcionamiento. En 1830 eran más de 15000 y se utilizaban en sectores industriales diversos. La demanda de hierro y de carbón de la industria textil fomentó el desarrollo de la siderurgia. El proceso de producción de hierro mejoró con la difusión de los altos hornos y el carbón de coque, que sustituiría rápidamente al carbón vegetal. La elaboración de coque generaba el gas de hulla, utilizado la iluminación de la industria, y otros derivados químicos. En 1783, Onion y Cort inventaron el pudelado y el laminado del hierro, con lo que obtenían un producto más puro y sencillo de trabajar. Las industrias siderúrgicas comenzaron a instalarse en las cercanías de las minas de carbón. El sector se ve impulsado por la creciente necesidad de maquinaria para la industria textil y, a partir de 1830, por la extensión de la red ferroviaria. En la segunda mitad del siglo XIX se inició una nueva etapa en el proceso de fundición gracias a la utilización del convertidor de Bessemer (1856), que permitía la transformación de hierro fundido en acero. ***[3.2. Los transportes ]*** Al tiempo que evolucionaba el proceso de industrialización, se produjo una verdadera revolución de los trasportes. El primer paso se dio en Gran Bretaña, en la segunda mitad del siglo XVIII, con un extenso programa de construcción de canales y carreteras. Pero el cambio revolucionario llegó cuando se aplicó la energía de la máquina de vapor al trasporte terrestre (ferrocarril) y marítimo (barco de vapor) en 1830; transformó la imagen del mundo que tenían los contemporáneos. El tiempo empleado en los viajes disminuyó de forma espectacular, los desplazamientos de pasajeros y mercancías se hicieron más seguros y baratos, y el gran volumen de carga redujo los costes de transporte de materias primas y productos elaborados. En 1814, George Stephenson construyó la primera locomotora de vapor y en 1829 obtuvo la concesión para construir la primera línea de ferrocarril, entre Liverpool y Manchester; inicialmente se trasladaban las mercancías a través de ríos y canales navegables. En 1850, cuando las líneas ferroviarias comenzaban a tenderse en los países de Europa occidental y en EE.UU., la red británica conectaba ya todos los centros industriales y mineros con los puertos y las ciudades más importantes y contaba con 10.000km de líneas férreas. El ferrocarril se convirtió en el motor principal de la industrialización. Entre 1830 y 1850, en Gran Bretaña se triplicó la producción de hierro y de carbón. Creció también el capitalismo financiero, se fundaron muchas compañías y sociedades de inversión, que se lanzaron en la construcción de ferrocarriles, una vía para invertir una parte de la riqueza acumulada por industriales y hombres de negocios. La navegación a vapor se inició antes, pero su progreso fue más lento. En 1807, el barco de vapor ideado por Robert Fulton recorrió el río Hudson. Durante décadas, los buques de velas convivieron con los de vapor. A mediados del siglo XIX, los barcos de rueda de paletas fueron sustituidos por los de hélice, mucho más potentes y mejor preparados para las travesías transatlánticas. En las décadas posteriores aumentó el tonelaje y la velocidad de los barcos, y comenzó la fabricación de cascos de hierro y de acero, arrinconando a los últimos veleros de madera. ***[3.3. El comercio y el capital]*** El éxito de la revolución industrial dependía también de otros factores, como la expansión del comercio exterior y la creación de un sistema financiero que facilitará la concentración y circulación de capitales. La revolución de los transportes hizo posible la integración de los mercados nacionales y propició el incremento del comercio exterior a larga distancia, acercando las relaciones entre mercados, países y continentes. El ejemplo más claro es el de la producción textil británica. Su crecimiento continuado dependía de las importaciones baratas de algodón en rama y de las exportaciones de productos de algodón. En las décadas centrales del siglo XIX, los centros industriales de Gran Bretaña producían más de la mitad de algodón, del hierro y del carbón del mercado mundial. El volumen del comercio británico duplicaba al de Francia, su rival más próximo. El proceso de industrialización necesitaba grandes inversiones de capital. En los primeros momentos, las empresas eran familiares y dedicaban una parte de sus beneficios a la mejora de su proceso productivo. Pero, con el paso del tiempo, la construcción de grandes instalaciones fabriles, infraestructuras de trasporte y redes comerciales exteriores exigió la concentración de capitales. Se crearon sociedades mercantiles formadas por varios inversores. El tipo más conocido es la sociedad anónima, empresa con un capital dividido en particiones llamadas acciones. Los inversores tienen una responsabilidad que se limita a las acciones que adquieren. Las acciones cotizan en Bolsa, una institución financiera donde se compran y se venden las acciones emitidas por las compañías. También los bancos, de origen medieval, se convirtieron en modernas entidades de las facilidades de pago (cheques, letras de cambio y pagarés) y de la difusión del papel moneda, emitido por los bancos nacionales. **[4. La expansión de la Revolución Industrial:]** Gran Bretaña fue el primer país industrial del mundo. La industrialización del continente europeo se produjo de manera más tardía, a lo largo del siglo XIX, con ritmos diversos y variantes regionales, debido a la escasez de algunos de los factores de la producción o a la pervivencia de instituciones del Antiguo Régimen que obstaculizaban el crecimiento del capitalismo. Fuera del Viejo Continente, solo dos países, Estados Unidos y Japón, iniciaron el proceso de industrialización. La experiencia inglesa ha proporcionado un modelo que seguir y una oferta tecnológica muy avanzada. pero la oposición hegemónica de Gran Bretaña en los mercados mundiales era también un obstáculo para el despegue industrial de posibles competidores. Llegar primero era una ventaja. ***[4.1. Gran Bretaña, potencia mundial]*** En el siglo XIX, Gran Bretaña se convirtió en la primera potencia económica mundial. Los visitantes de la Exposición Universal, que se celebró en Londres en el año 1851, pudieran admirar las maravillas de la nueva era industrial: los frutos del progreso material y del conocimiento científico. Las máquinas modernas, las manufacturas exhibidas y los productos enviados. Desde todas las colonias mostraban la supremacía británica. Con razón, podía decirse que Gran Bretaña era \. La revolución industrial, iniciada en las islas británicas, cambió las relaciones económicas de todo el mundo. en la bolsa de Londres, se compraban y vendía los títulos de compañías que invertían y obtenían dividendos intereses en todos los continentes, comerciantes, empresarios y financieros. Se regían por la ley de la oferta y la demanda, por los principios del liberalismo económico formulados por teóricos como Adam Smith, David, Ricardo o John Stuart Mill: defensa de la propiedad privada, iniciativa individual y libertad de empresa. Gran Bretaña, que disfrutaba de una posición claramente ventajosa en el mercado mundial, defendía el librecambismo, una política de intercambios comerciales sin intervención estatal, sin trabas legales, ni obstáculos aduaneros. Los demás países europeos adoptaron políticas proteccionistas. Impusieron altos aranceles en las fronteras para frenar la competencia británica y proteger sus industrias nacionales. ***[4.2. Bélgica, Francia y Alemania]*** Los británicos intentaron reservar el conocimiento y la aplicación de las nuevas técnicas fabriles, las formas de organización de industrias se difundieron por Europa continental. En las décadas iniciales del siglo XIX se produjo el despegue industrial en Bélgica y en el norte Francia y algo más tarde en la Renania alemana, en la cuenca del río Rin. Era un conglomerado de regiones donde había una mayor tradición de fabricación de manufacturas, disponían de minas de hierro y carbón, y sus redes comerciales estaban bien conectadas con el centro de Europa y con los puertos del Atlántico. Estos países, siguiendo el ejemplo británico, se han caracterizado como first comers, los que llegaron primero o \. **Bélgica** En Bélgica, destacaba el empuje de la industria (Gante y Flandes) y siderúrgica (Lieja) importancia comercial del puerto de Amberes. El Estado ejerció un papel mucho más activo que en Gran Bretaña, donde predominaba la iniciativa privada. **Francia** Lo mismo ocurrió en Francia y en otros países europeos continentales. La lenta industrialización se explica, en buena medida, por el peso, que seguía teniendo el sector agrario y el ritmo más causado de su crecimiento demográfico. **Alemania** La economía alemana tenía un obstáculo para su crecimiento. A principios del siglo XIX, no había un espacio económico nacional, porque entre los pequeños estados independientes había aduanas la unión aduanera de 1834 (Zollverein) fue un primer paso hacia la integración económica, que se consiguió tras la unificación política, (1870). Destacaron las regiones industriales de Ruhr, Sarre, Silesia y Alsacia, ricas minas de hierro y carbón. El sector más relevante fue el de la siderurgia, que tuvo importante auge a partir de la extensión del ferrocarril. ***[4.3. Los últimos en llegar]*** En la cronología europea del proceso de industrialización, se denomina late comers, \\>, a países como Italia, España, Portugal, Austria-Hungría y Rusia, donde el despegue industrial se realizó a finales del siglo XIX y en los primeros años del siglo XX. En la Europa central y oriental, y en los estados mediterráneos, los obstáculos para el despegue industrial eran más difíciles de sortear. Eran sociedades con un peso agrario, con barreras institucionales y políticas derivadas de la pervivencia del antiguo régimen y con un desarrollo urbano y burgués muy limitado. En Rusia, por ejemplo, en 1861, para el despegue industrial, que se produjo en las dos últimas décadas del siglo. En el interior de esos estados había un marcado desequilibrio entre las amplias zonas rurales, muy poco productivas, y las regiones de incipiente industrialización, como el País Vasco, Cataluña, Piamonte, Sajonia o Moravia. A grandes rasgos, el desequilibrio regional europeo, persiste la actualidad y se plantea en su día como un problema de atención preferente para las políticas de desarrollo económico y social impulsadas por la Unión Europea.