Máster en Formación del Profesorado de Educación Secundaria (PDF)
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This document is a master's course in secondary education, focusing on the domains of educational guidance and psycho-pedagogical counseling. It details unit 5, focusing on guidance for prevention and human development, with an emphasis on the emotional dimension.
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Máster en Formación del Profesorado de Educación Secundaria Los Ámbitos de la Orientación Educativa y el Asesoramiento Psicopedagógico Unidad didáctica 5. La orientación para la prevención y el desarrollo humano y su dimensión emocional UD 5. La orientación para la prevención y el desarrollo humano...
Máster en Formación del Profesorado de Educación Secundaria Los Ámbitos de la Orientación Educativa y el Asesoramiento Psicopedagógico Unidad didáctica 5. La orientación para la prevención y el desarrollo humano y su dimensión emocional UD 5. La orientación para la prevención y el desarrollo humano y su dimensión emocional....... 3 5.1. La orientación para la prevención y el desarrollo humano............................................ 4 5.1.1. ¿Qué es la prevención en orientación educativa?................................................... 5 5.1.2. ¿Qué es el desarrollo en la orientación educativa?................................................. 5 5.2. La orientación y la emoción..................................................................................... 6 5.2.1. ¿Qué es la educación emocional?........................................................................ 7 5.2.2. Modelo de competencias emocionales.................................................................. 9 5.2.3. Programas de educación emocional dirigidos al docente....................................... 11 5.3. La orientación y la convivencia............................................................................... 12 5.4. Aprender a vivir juntos......................................................................................... 14 5.5. La gestión del conflicto y resolución de problemas.................................................... 15 5.5.1. El orientador y la resolución de conflictos........................................................... 17 Resumen...................................................................................................................... 19 Mapa de contenidos....................................................................................................... 20 Recursos bibliográficos................................................................................................... 21 2 UD 5. La orientación para la prevención y el desarrollo humano y su dimensión emocional Nos encontramos ante la UD 5 de la asignatura «Los ámbitos de la orientación educativa y el asesoramiento psicopedagógico». En ella podrás conocer la orientación para la prevención y el desarrollo humano atendiendo a su dimensión emocional. Igualmente, comprenderemos los conceptos de inteligencia y educación emocional y su relevancia en los procesos de enseñanza-aprendizaje, de orientación educativa y en el diseño de programas relacionados con el desarrollo de competencias para la vida. Por otra parte, atenderemos la importancia de la orientación para la convivencia y la consecución de un clima escolar óptimo, prestando especial atención en la adecuada gestión de conflictos y la resolución de problemas. Figura 1. La orientación para la prevención y el desarrollo humano. 3 5.1. La orientación para la prevención y el desarrollo humano A lo largo de las unidades didácticas anteriores de esta asignatura hemos podido conocer los distintos ámbitos de actuación de la orientación, así, descubrimos la orientación en los procesos de enseñanza-aprendizaje, la orientación y la acción tutorial, la orientación académica y profesional y ahora nos centraremos en la orientación dirigida a la prevención y el desarrollo humano, identificando que las áreas antes mencionadas están encaminadas, igualmente, a alcanzar el desarrollo de la persona haciendo énfasis en la prevención. Nota «El desarrollo personal es una de las finalidades de la orientación y de la educación en general. Esto significa el logro de la madurez del individuo y de un autoconcepto positivo, entre otros aspectos» (Álvarez y Bisquerra, 2012, p. 244). Se podría pensar que la orientación para la prevención y el desarrollo humano, al ser tenido en cuenta por todos los enfoques anteriores, no necesita un apartado exclusivo para conocer su alcance, repercusión y formas de abordarlo. No obstante, identificamos algunos contenidos de este ámbito de la orientación educativa que no quedan atendidos de manera explícita por las otras tres áreas, tales como la orientación enfocada en habilidades y competencias para la vida, la inteligencia y la educación emocional, la orientación y su vinculación con la convivencia escolar, la resolución de conflictos y el arte de aprender a ser y a vivir juntos, entre muchos otros temas transversales que, aunque no sean desarrollados en esta unidad didáctica, sí se encuentran amparados y promovidos por la orientación educativa; estos temas son la educación para la salud, la educación sexual, la educación moral y cívica, la educación vial, la educación para la paz y la educación ambiental, entre otros. Figura 2. Importancia y relevancia de la orientación para la prevención y el desarrollo humano. 4 5.1.1. ¿Qué es la prevención en orientación educativa? Etimológicamente la palabra prevención significa ‘ante factum’ (‘antes de venir’). Por tanto, su acción busca evitar que los problemas aparezcan o al menos que los efectos de estos se vean mitigados. Se pueden distinguir una serie de niveles de prevención considerados clásicos: primaria, secundaria y terciaria (Caplan, 1964); estos emergen del contexto sanitario, pero su clasificación ha sido empleada en los procesos de orientación psicopedagógica para la prevención y el desarrollo humano a través de programas de desarrollo personal y social. Figura 3. Niveles clásicos de prevención. Fuente: Caplan, 1964. 5.1.2. ¿Qué es el desarrollo en la orientación educativa? Muchos investigadores y teorías han atendido el concepto de desarrollo desde el siglo pasado. Por mencionar algunos, encontramos a Thorndike, quien señala el desarrollo como la suma de aprendizajes específicos; por otra parte, aparece Piaget y nos señala que todo proceso de aprendizaje va detrás del desarrollo y, finalmente, para Vygotsky son los procesos de desarrollo del individuo los que van siguiendo al aprendizaje. De un modo general se puede decir que el desarrollo actúa como un proceso interactivo que lleva al individuo a generar cambios inamovibles que no son el resultado de la propia evolución; en este sentido, el desarrollo incluye crecimiento, maduración y aprendizaje. En consecuencia, la orientación se plantea la intervención y la acción en el desarrollo humano para poder atender y ofrecer un soporte más adecuado y ajustado al sujeto en su individualidad y en su conjunto a fin de alcanzar su máximo potencial (Álvarez y Bisquerra, 2012). Por lo tanto, alcanzar el desarrollo humano supone concebir la educación del alumno de manera integral, un concepto de educación que va más allá de la simple impartición de conocimientos. Nos referimos a un modelo educativo centrado en el estudiante, en sus características, necesidades y problemas y siempre encaminado a su pleno desarrollo. 5 En este marco educativo la orientación se convierte en un pilar fundamental para el logro de los aprendizajes para la vida, entendida como un proceso regular y continuo que contribuye al desarrollo personal, vocacional y social del estudiante (Monge, 2009). Ejemplo: Tareas del educador/orientador para favorecer el desarrollo integral del adolescente (Monge, 2009, pp. 201-202). Ayudar a los adolescentes a conocerse a sí mismos. Favorecer la independencia, la autonomía y la dirección de sí mismos. Capacitar a la persona para hacer elecciones y para elaborar los planes y proyectos de vida. Desarrollar la comunicación interpersonal, que es una necesidad fundamental en la adolescencia. Desarrollar la capacidad de afrontar, comprender y resolver los problemas y las tareas de la edad. Promover las condiciones adecuadas para el desarrollo de los adolescentes. 5.2. La orientación y la emoción Una de las mayores conquistas de la educación en nuestra era actual es la inclusión de las emociones en el panorama educativo. A lo largo del siglo XX vimos una evidente tendencia y favorecimiento de un sistema basado en instrucciones académicas básicas donde la vertiente emocional de la educación permanecía habitualmente alejada del contexto educativo. Es gracias a la psicología humanista, representada principalmente por Carl Rogers, que se pone el foco en las emociones exteriorizadas y latentes de quien recibía la ayuda. Se puede decir que la orientación ha dado cabida a las emociones en la educación, aportando, entre muchos otros aspectos, la dimensión emocional más allá de la cognoscitiva. Y es que las emociones tienen efecto en múltiples aspectos de la vida de las personas y pueden generar profundas consecuencias en su desarrollo, encontrándose en las expresiones violentas, reclusiones, suicidios, criminalidad, y también en la virtud, el altruismo, la bondad, la generosidad, etc. Por ello, sabiendo las importantes repercusiones que estas presentan, se hace difícil entender que la educación esté más interesada en enseñar conocimientos que en saber qué se va a hacer con ellos. Algunas manifestaciones del analfabetismo emocional entre la población infantojuvenil son las expresiones de incapacidad para entender y manejar las propias emociones, como la depresión, la ansiedad, la dependencia emocional, la baja autoestima, los trastornos de la conducta alimentaria, el acoso escolar, el estrés, el consumo de drogas, la delincuencia, etc. Todo ello presenta una importante y preocupante incidencia social que termina generando elevados costes no solo económicos, sino de vidas humanas. Por lo tanto, es urgente la educación emocional en el sistema educativo, una formación que permita mitigar los efectos adversos de un manejo y una gestión errada de las emociones negativas y que nos ayude a incrementar las potencialidades y bondades del individuo, aquello que le hace ser responsable no solo de su vida, sino de todo cuanto le rodea. 6 Más allá de esta información existen gran variedad de argumentos que justifican incluir la educación emocional en la orientación educativa, entre ellos destacamos los siguientes (Álvarez y Bisquerra, 2012): Las emociones representan una pieza clave en el desarrollo integral del individuo y este es uno de los objetivos de la orientación. Ha sido por medio de la orientación educativa que se ha comenzado a atender de manera más detallada a la inteligencia y la educación emocional no solo entre los alumnos, sino también entre los distintos agentes educativos (equipo docente, familias, etc.). La importancia de las emociones en los procesos de enseñanza-aprendizaje y en los procesos de toma de decisiones. La importancia de las emociones en la construcción de instituciones educativas que presenten un clima emocional propicio tanto para el aprendizaje como para alcanzar una buena convivencia. La importancia de tener en cuenta la vertiente emocional en los procesos de asesoramiento colaborativo es de gran relevancia para la orientación educativa. Figura 4. La orientación y la educación emocional. 5.2.1. ¿Qué es la educación emocional? La educación emocional «se propone el desarrollo de competencias emocionales, entendidas como competencias básicas para la vida, con la finalidad de aumentar el bienestar personal y social» (Bisquerra, 2000, p. 87). A, B, C… Según Mayer y Salovey (1997), la inteligencia emocional se podría concretar como la habilidad para percibir, valorar, comprender, regular y expresar emociones con precisión, accediendo y generando sentimientos que faciliten el pensamiento y permitan un crecimiento emocional e intelectual. 7 A este respecto, algunas investigaciones destacan la gran importancia que tiene el componente afectivo-emocional en el aprendizaje y en el éxito académico y se ha encontrado una correlación positiva entre ambas variables, esto es, entre el rendimiento académico final del estudiante y su inteligencia emocional (Monge, 2009). La educación emocional vista desde la orientación es un proceso constante y continuo que no debe ser posicionado en un momento puntual en la vida de un individuo, sino que debe estar presente a lo largo de toda su existencia, ya que cada etapa del desarrollo y evolución de una persona conlleva a distintos ajustes emocionales. Figura 5. Educación emocional. Desde la orientación para la prevención y el desarrollo la educación emocional se convierte en un recurso fundamental y es entendida como una forma de prevención primaria inespecífica, ya que pretende minimizar la vulnerabilidad de la persona a ciertos estados aflictivos que conducen a consecuencias negativas en el bienestar de la persona tales como estrés, depresión, impulsividad, agresividad, frustración, entre otros. Llega más lejos Conoce el programa de educación emocional dirigido a los alumnos de 3 a 8 años editado por la Generalitat Valenciana. Los profesionales de la orientación juegan un papel decisivo en la enseñanza y el desarrollo de las competencias emocionales, no solo en el alumnado, sino también en el profesorado a través del asesoramiento colaborativo y la formación específica en educación emocional. En el ejercicio de su profesión los educadores necesitan poseer competencias emocionales que les permitan contribuir con su desarrollo en el aula. Así, solamente un equipo docente bien formado podrá poner en práctica programas de educación emocional de forma óptima (Álvarez y Bisquerra, 2012). 8 Llega más lejos Conoce el programa de educación emocional dirigido a los alumnos de 8 a 12 años editado por la Generalitat Valenciana. Un diseño adecuado de los programas de educación emocional dirigido a los estudiantes debe presentar las siguientes características básicas: 1. Empezar en los primeros años de vida y que se prolongue a lo largo de toda la escolaridad. 2. Trabajar con conocimientos adaptados a las distintas edades y etapas que se esté atendiendo. 3. Incluir los esfuerzos de toda la comunidad educativa, esto es, el equipo docente, los núcleos familiares y la propia comunidad donde se encuentra insertada la institución educativa. 4. Los contenidos fundamentales de los programas de educación emocional deben girar en torno al desarrollo de competencias y habilidades emocionales. 5.2.2. Modelo de competencias emocionales Entendemos las competencias emocionales como el conjunto de conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes necesarias para tomar conciencia, comprender, expresar y regular de forma apropiada los fenómenos emocionales (Bisquerra y Pérez, 2007). Las competencias emocionales presentan una gran dificultad para ser adquiridas e interiorizadas por la persona, su comprensión requiere perseverancia durante mucho tiempo, por ello es importante comenzar a trabajarlas desde los primeros años de vida. En este sentido, se habla de aprendizaje en espiral ascendente, es decir, la adquisición de las competencias emocionales se inicia en la primera infancia; se van desarrollando a lo largo de toda la escolaridad de la persona y siguen su evolución, mejora y perfeccionamiento durante toda la vida. Atendiendo a Álvarez y Bisquerra (2012), se puede categorizar un modelo de competencias emocionales organizándolo en cinco grandes bloques: 9 Figura 6. Modelo de competencias emocionales. Fuente: Álvarez y Bisquerra, 2012. En el marco educativo las emociones son elementos claves, ya que estas pueden predisponer a favor o en contra del propio proceso. Se ha comprobado que situaciones de fracaso escolar, aislamiento, marginación o exclusión perturban hondamente el estado emocional del alumno, y las emociones aflictivas que estos procesos generan condicionan en él la motivación para el aprendizaje, lo que afecta directamente la cognición y el desarrollo intelectual. Por otra parte, las evidencias han demostrado que los propios procesos de aprendizaje afectan la autoestima y el bienestar del estudiante, las dificultades y los obstáculos que se pueden presentar en los periodos de estudio pueden generar aflicciones anímicas en la persona (ansiedad, estrés, baja autoestima o depresión) (Bisquerra y Pérez, 2007; Bisquerra, 2000). Si nos centramos en la toma de decisiones, muy trabajada en la orientación académicaprofesional, las emociones presentan, igualmente, un gran peso. Al afectar a los pensamientos y al comportamiento de un individuo de manera directa, se identifica una importante vinculación entre emoción, pensamiento y comportamiento y esto, a su vez, afecta directamente las decisiones que puede tomar una persona. 10 Llega más lejos Trabaja la inteligencia emocional en el aula a través de estos recursos. Conoce estos 15 recursos para trabajar la educación emocional en el aula de Educación Infantil, Educación Primaria y Educación Secundaria. En consecuencia, comprender la importancia de la dimensión emocional es clave a la hora de diseñar programas con una perspectiva de prevención y desarrollo humano. 5.2.3. Programas de educación emocional dirigidos al docente Hasta ahora hemos podido comprender la urgencia de incluir la vertiente emocional en los distintos ámbitos de la educación y, especialmente, de la orientación educativa. Tal y como hemos mencionado, para alcanzar el objetivo principal de propiciar el desarrollo de las competencias emocionales en el alumnado, debemos atender previamente la formación del equipo docente en las mismas competencias y que además estos sean capaces de comprender y manejar la metodología apropiada para trabajar estos aspectos y conceptos con su alumnado. Esto se debe a que la adquisición y el perfeccionamiento de las habilidades emocionales requiere de una disposición, instrucción y puesta en práctica de manera consciente, no son producto del azar. Por lo tanto, cuando hablamos de programas de educación emocional y el desarrollo de las competencias emocionales nos referimos a un conjunto de actividades planificadas, intencionales y sistemáticas que requieren de unos tiempos y espacios idóneos y con una realización de calidad (Álvarez y Bisquerra, 2012). Los programas de educación emocional son una estrategia ideal para alcanzar estos requerimientos. Con esta idea se enfatiza la necesidad de dedicar el suficiente tiempo y continuidad al aprendizaje y/o perfeccionamiento de estas habilidades, lo que necesitará mucha más dedicación que recibir una breve charla sobre inteligencia emocional, ya que la adquisición de estos aprendizajes es un aspecto mucho más complejo y alargado en el tiempo. Para llevar a cabo un programa de educación emocional se recomienda seguir el modelo de programas. En primer lugar, estos deben ser adaptados al contexto en el que se van a desarrollar, esto es: Realizar un análisis de necesidades que nos permita entrever las necesidades de alfabetización emocional existente en la población estudiantil y en el equipo docente. Plantear unos objetivos concretos que se derivan de la evaluación de necesidades previa. 11 Planear actividades partiendo de una metodología activa y participativa. Y, finalmente, debe llevarse a cabo un proceso de evaluación continua que permita conocer los resultados a fin de realizar cambios y mejoras en el programa y en los procesos ejecutados. Atendiendo a Álvarez y Bisquerra (2012), los contenidos de un programa de educación emocional dirigido a formar al equipo docente pueden ser como se indica a continuación: Fundamentación Aplicaciones de la educación emocional. emociones. teórica Contextos para la educación emocional. Tipología de las emociones. Teorías cognitivas de la emoción y el La inteligencia emocional. Características de la de las construccionismo social. educación El cerebro emocional. Las emociones y la salud. Aportaciones de la terapia emocional. emocional. La teoría de las inteligencias múltiples. Competencias sociales y emoción. La educación emocional como trabajo Bienestar emocional. emocional. Conciencia, regulación y autonomía colaborativo. El desarrollo de los distintos contenidos en un programa formativo va a depender del contexto y del tiempo que se disponga para llevarlo a cabo. Se aconseja que la dinámica de clase sea preferentemente práctica y se puede recurrir a dinámicas de grupos (dramatización, relajación, entrenamiento en resolución de conflictos, narraciones, respiración, meditación, entre otros) para desarrollar los contenidos más prácticos y que permita de alguna manera ejecutar lo aprendido en situaciones similares a las que los alumnos se pueden encontrar en la vida diaria. Llega más lejos Conoce el programa de educación emocional dirigido a profesores y alumnos de 1.º y 2.º de la ESO. 5.3. La orientación y la convivencia Se aprende a convivir y la buena convivencia es uno de los objetivos de la educación y de la orientación. El conjunto de competencias personales y sociales que favorecen una convivencia positiva no vienen dadas por la naturaleza, deben ser adquiridas por las personas a través de procesos educativos. 12 Entre las competencias para la convivencia que deben ser educadas encontramos las siguientes: Figura 7. Competencias favorecedoras de la convivencia. En nuestro objetivo de alcanzar una buena convivencia en las instituciones educativas donde ejercemos labores de orientación educativa, debemos reconocer que el principal obstáculo para la convivencia es la violencia, cuya complejidad y prevención requiere y exige la colaboración de todos los agentes (profesorado, tutores, orientador, alumnado, familia, sociedad) que puedan llevar a cabo una atención sistémica. Atendiendo a Álvarez y Bisquerra (2012, p. 255), entre los problemas relacionados con la convivencia y la violencia en el entorno educativo se encuentran los siguientes: Relaciones conflictivas entre profesorado y alumnado (disrupción). Violencia entre iguales (acoso escolar o bullying). Violencia inespecífica (desorden, ruido). Violencia de origen racista o xenófobo. Violencia de género. La forma en que el alumnado percibe la convivencia escolar genera modelos de comportamiento que son transferidos a la sociedad. La repercusión que presenta la convivencia escolar en la convivencia ciudadana hace que su atención sea aún más importante. Por ello, generar instituciones participativas con bases de colaboración y cooperación permite una gestión democrática de la convivencia que involucra a todos los agentes y permite un enfoque transversal de enseñanza-aprendizaje de competencias para la convivencia. Llega más lejos A través de esta página puedes descargar la Guía para la mejora del clima escolar en los centros educativos diseñada por la Unicef. Está dirigida a docentes de Educación Infantil, Educación Primaria, ESO, Bachillerato y Formación Profesional, equipos directivos de centros educativos, técnicos municipales de infancia, familias, etc. 13 La función del orientador, ante estos principios, consiste en propiciar y alentar para que se lleven a cabo en el centro programas comprensivos, que incluyan, entre muchos otros elementos, educación emocional, educación en valores, educación moral, educación para la paz, aprender a ser y a vivir juntos. En los centros escolares el diseño del plan de acción tutorial (PAT) permite que se incluyan estos programas que pueden afectar muy positivamente la mejora del clima escolar y de la convivencia. Figura 8. La orientación y la educación contribuyen a mejorar el clima escolar y la convivencia. El clima escolar «se refiere a los diversos climas emocionales que pueden darse en una institución educativa, comprende el clima del centro y el clima del aula. El clima escolar es una cualidad relativamente estable que se entiende como el resultado de la interacción de una serie de factores» (variables del alumnado, profesorado, PAS, padres y madres, materiales, metodologías, espacios, recursos, etc.) que permite distinguir entre un centro y otro, ya que otorga a la institución un determinado estilo y termina condicionando los procesos y los resultados (Álvarez y Bisquerra, 2012, p. 271). El profesional de la orientación puede ayudar a mejorar el clima escolar a través del ofrecimiento de actividades y programas que permitan el establecimiento de un buen clima escolar partiendo de la participación y colaboración activa del equipo docente y demás miembros de la comunidad educativa. Llega más lejos Conoce el programa de intervención educativa «Aulas felices» donde aprenderás a trabajar en el centro educativo los conceptos y principios de la psicología positiva. 5.4. Aprender a vivir juntos Tal como lo hemos señalado anteriormente, tanto la educación como la orientación comparten el objetivo relevante de conseguir en el individuo su desarrollo en lo cognitivo, lo afectivo y lo social a través del currículo y de la creación de un ambiente psicosociológico adecuado que facilite y garantice el desarrollo de todos y cada uno de los alumnos (Ramírez et al., 2002). 14 Cuando en los centros se instaura un clima convivencial conflictivo resulta difícil y a veces imposible alcanzar dicho objetivo. En este contexto aprender a vivir juntos supone desarrollar la comprensión del otro, así como también la percepción de las formas de interdependencia (realizar proyectos comunes y estar preparados para hacer frente a los conflictos) respetando los valores de pluralismo, comprensión mutua y paz (Monge, 2009). Por tanto, el papel del orientador resulta clave para afrontar la difícil tarea de crear un proyecto pedagógico donde prevalezca la convivencia escolar y educativa, y que, de verdad, facilite el aprendizaje y el desarrollo de todos los agentes educativos. En este proceso de intervención el orientador no sustituye al tutor, sino que le apoya. Además, la tarea del tutor se llenará de contenido técnico y podrá afrontar tareas más complejas, ya que tendrá un apoyo especializado a su disposición. Así, en el camino de aprender a vivir juntos el orientador debe propiciar el desarrollo de una serie de destrezas facilitadoras de la convivencia y del buen clima escolar, tales como las siguientes: Figura 9. Destrezas facilitadoras de la convivencia y del buen clima escolar. Fuente: Monge, 2009. 5.5. La gestión del conflicto y resolución de problemas La gestión de conflictos y la resolución de problemas son procesos que se suelen activar cuando las personas experimentan algún tipo de disconformidad con respecto a sus necesidades y las formas de atenderlas. Podemos decir que existe un problema cuando se presentan discrepancias entre lo que se desea y lo que se tiene (Martín et al., 2011). 15 Algunos autores (García y Pintrich, 1994) señalan que el proceso mental de resolución de problemas posee dos dimensiones: Figura 10. Dimensiones del proceso mental de resolución de problemas. Fuente: García y Pintrich, 1994. El componente cálido de la resolución de conflictos puede dirigirnos a un enfrentamiento del problema o, por el contrario, a evitar hacer frente a la situación problemática, y a ser perseverantes o no en la resolución cuando las circunstancias difíciles sean muy evidentes. Este planteamiento nos señala que como individuos estaremos atentos a valorar el éxito alcanzado (lo frío) y a sustentar, tras esa autoevaluación, la idea autodefinida de quiénes somos (lo cálido). Al descomponer este proceso, los autores nos señalan tres fases en el proceso de resolución de problemas (véase tabla 1): comprensión-deliberación, resolución-volición y evaluación. Fases del proceso de Procesos fríos Procesos cálidos resolución de problemas Comprensión-deliberación Definición de la situación Motivación: problemática: 1. Valorar la deseabilidad. 1. Estado inicial. 2. Valorar la viabilidad. 2. Estado final. 3. Estado intermedio- subtema. 4. Plan de acción. Resolución-volición Desarrollo de un plan de acción. Volición: proteger la meta durante el desarrollo del plan. Evaluación Revisión de los resultados Autovaloración de los alcanzados con el plan de acción resultados obtenidos: a qué respecto del estado inicial, el cabe atribuirlos. estado intermedio-submetas y el estado final. Tabla 1. Resumen de los procesos fríos y cálidos de la resolución de problemas. Fuente: García y Pintrich, 1994. 16 Este modelo señala que un verdadero proceso de resolución de problemas ocurre siempre y cuando la comprensión de la situación preceda y oriente la acción, de lo contrario estaríamos hablando de ensayo y error, donde la acción precede a la conciencia. Así, desde el punto de vista cálido, en toda resolución de problemas podemos distinguir una variedad de procesos que acompañan a la comprensión de la situación problemática y que nos facilitan la valoración de si merece o no la pena implicarse en su resolución (deseabilidad y viabilidad). 5.5.1. El orientador y la resolución de conflictos Atendiendo a la resolución de problemas desde el punto de vista de quien debe proporcionar ayuda (asesor/orientador), su misión es la de contribuir a que los distintos procesos que hemos venido mencionando (fríos y cálidos) se activen en la mente de quien recibe la ayuda. Esto quiere decir que un asesor no puede resolver por él mismo la situación problemática, su función no es otra que la de facilitador, ayudando en todo el proceso para que quien pide ayuda logre alcanzar una solución; son ellos quienes deben tener conciencia de los distintos estados de la situación (inicial, intermedio y final), experimentar razones y creencias que mantengan la motivación en el proceso y quienes, finalmente, despliegan ciertos cursos de acción (Martín et al., 2011). Figura 11. La resolución de conflictos y problemas es un trabajo colaborativo. Partiendo de esta base, asesorar en la resolución de conflictos consiste en trabajar juntos o trabajar con el otro, lo que implica asumir dos grandes retos a quien asesora: 1. Estar seguros de encontrarse en un estado total o parcial de comprensión conjunta de la o las situaciones problemáticas y de las distintas posibilidades y medios para resolverlas. Todo esto teniendo la claridad de que nos encontramos ante procesos flexibles, cuyo cierre nunca debe ser definitivo y que los involucrados están sometidos a constantes progresos y regresos que los mantienen en un cierto grado de incertidumbre. 2. Otra meta deseable dentro de los procesos de resolución de conflictos a la que se ven los asesores sometidos consiste en intentar alcanzar una atmósfera de aprobación, tolerancia y reconocimiento recíproco entre los involucrados, que permite que esos avatares de los procesos (avances y retrocesos) que generan incertidumbre no sean percibidos como una amenaza personal por nadie. 17 A modo de síntesis, podemos decir que asesorar se puede encuadrar en un proceso de ayuda dirigido a abarcar tanto la dimensión fría —que representa la situación en sí que hace que surja el conflicto y por tanto hace necesaria la intervención— como la dimensión cálida, que se refiere a las personas, que se ven afectadas en la resolución de conflictos. Estos procesos de ayuda propician que se genere una relación de trabajo con quienes solicitan la ayuda, permitiendo con estas acciones que las personas involucradas se sientan comprendidas, escuchadas y tomadas en cuenta (Martín et al., 2011). Veamos cómo en la práctica este tipo de procesos puede irse desplegando por medio de un conjunto de sucesos que van ocurriendo en tiempos distintos, en los que pueden interactuar ciertos aspectos claves: Figura 12. Proceso de la resolución de conflictos. 18 Resumen A través de esta unidad didáctica hemos podido conocer un poco más sobre la orientación para la prevención y el desarrollo humano, aspectos que han sido atendidos por los anteriores ámbitos o áreas de la orientación educativa trabajados en las distintas unidades didácticas, cuya importancia le otorga un lugar relevante en esta asignatura y en la práctica orientadora. Igualmente, hemos comprendido el valor de las emociones y de la inteligencia y educación emocional, aspectos que permiten que la persona trabaje y desarrolle competencias emocionales o competencias para la vida, todas ellas indispensables para su integración y desarrollo intelectual y humano. Por otra parte, hemos atendido aspectos relacionados con la orientación y la convivencia, reconociendo la influencia de la práctica orientadora en elementos de suma importancia como el clima escolar y el clima del centro. Por último, hemos profundizado en aquellas funciones que se espera que el orientador lleve a cabo, atendiendo algunas actividades y lineamientos que pueden llevarse a la práctica en el centro escolar, y lo que se espera de esta figura ante un caso de resolución de conflictos. 19 Mapa de contenidos 20 Recursos bibliográficos Bibliografía básica Álvarez, G. M. y Bisquerra, A. R. (2012). Orientación educativa: modelos, áreas, estrategias y recursos. Wolters Kluwer. Monge Crespo, C. (2009). Tutoría y orientación educativa: nuevas competencias. Wolters Kluwer. Bibliografía complementaria Bisquerra, R. (2000). Educación emocional y bienestar. Wolters Kluwer Educación. Bisquerra, R. y Pérez Escoda, N. (2007). Las competencias emocionales. Educación XXI, 10, 61-82. Caplan, G. (1964). Principles of preventive Psychiatry. Basic Books. García, T. y Pintrich, P. R. (1994). Regulating Motivation and Cognition in the Classroom: The role of Self-Schemas and Self-Regulatory Strategies. En D. H. Schunk y B. J. Zimmerman (eds.), Self-Regulation of Learning and Performance. Issues and Educational Applications, 3, 127-153. Martín, E. y Onrubia, J. (coords). (2011). Orientación educativa. Procesos de innovación y mejora de la enseñanza. Graó. Ramírez Castillo, M. A. y Fernández Gálvez, J. D. D. (2002). El papel del orientador en la convivencia escolar. Revista Electrónica Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 5(1). Salovey, P. y Mayer, J. D. (1990). Emotional Intelligence. Imagination, Cognition, and Personality, 9(3), 185-211. Otros recursos Agulló Morera, M. J., Filella Guiu, G., García Navarro, E. López Cassà, E. y Bisquerra Alzina, F. (2010). La educación emocional en la práctica. Horsori-ICE. Álvarez González, M. (coord.). (2001). Diseño y evaluación de programas de educación emocional. Wolters Kluwer Educación. Bisquerra, R. (2009). Psicopedagogía de las emociones. Síntesis. Sastre, G. y Moreno, M. (2002). Resolución de conflictos y aprendizaje emocional. Gedisa. 21