3º ESO Lectura Eficaz 1 PDF
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This document appears to be an excerpt from a Spanish language textbook or practice document. The passage details a young student's experience at a new school and includes dialogue. It includes questions. The target audience seems to be secondary school students.
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**3º ESO** **Lectura eficaz 1.** \"- Pásalo bien - dijo mi madre intentado esbozar una sonrisa -. Y haz amigos. Que no sea como la última vez. \- Lo intentaré, mamá - dije bajando los ojos y mordiéndome el labio. \- No lo intentes. Hazlo. No pienso volver a mudarme. ¿De acuerdo? Intégrate. \- S...
**3º ESO** **Lectura eficaz 1.** \"- Pásalo bien - dijo mi madre intentado esbozar una sonrisa -. Y haz amigos. Que no sea como la última vez. \- Lo intentaré, mamá - dije bajando los ojos y mordiéndome el labio. \- No lo intentes. Hazlo. No pienso volver a mudarme. ¿De acuerdo? Intégrate. \- Sí, mamá.\ Me miró como si anticipara la decepción. Suspiró y cerró con fuerza la puerta del coche y aceleró dejándome sola ante la puerta de otro instituto donde sería la nueva. Respiré hondo y me tragué los nervios haciendo con ellos una pelotita que guardé en mi estómago. Cuando por la noche estuviera en mi cuarto, la sacaría en forma de amargas lágrimas maldiciéndome por ser la fracasada que era. Pero ahora no era el momento. Una nueva aula llena de desconocidos que se fijarían en mis ojos rasgados de gata, en mi pelo rizado del color de ese oro viejo que se podía ver en algunos cuadros del museo del Louvre y que caía como una cascada algo más abajo de mis omóplatos, en mi figura que según Tea, una antigua amiga que murió atropellada por un tractor, recordaba a las de las modelos de lencería de los catálogos que su hermano mayor escondía en la cisterna del váter Eso decía ella, pero para mí mi cuerpo no era más que un trozo de carne lleno de curvas y ondulaciones que me convertían en una muchacha en la que todos se fijaban para reírse de ella. Apreté con fuerza mis libros contra mi demasiado generoso pecho buscando aunque fuera una pequeña protección ante un mundo hostil, y enfilé hacia la puerta del instituto. Abrí las puertas y entré. El sonido de risas, gritos y carreras me golpeó en la cara haciéndome sentir más insignificante y pequeña y poca cosa de lo que en realidad era. No pertenecía a aquel mundo. Aquellos no eran mis amigos, dudo que un día lo llegarán a ser. Estaba completa y absolutamente sola. No pude reprimir una pequeña lágrima. \- Hola - dijo una voz a mis espaldas. Lancé un grito y me giré. Ante mí había un chico alto, rubio, de ojos grandes y profundos. Llevaba una camisa abierta que mostraba unos fuertes y bien perfilados músculos donde no había ni asomo de vello. \- Hola - dije tímida.\ - ¿Cómo te llamas?\ - Samantha. Aunque mis amigos me llaman Sam\... - *si tuviera amigos*, pensé.\ - Entonces yo te llamaré Sam - y sonrió mostrando unos blancos y resplandecientes dientes que me recordaron las perlas que guardaba mi madre como su vida. Fueron un regalo de mi abuela en su lecho de muerte y mi madre siempre decía de ellas que un día salvarían mi vida.\ Le devolví la sonrisa, pero no podía dejar de preguntarme por qué un chico tan guapo perdía su tiempo hablando conmigo.\ - ¿No preguntas mi nombre?\ - Sí, perdona, ¿y tú? ¿Cómo te llamas?\ - Tom. Aunque mis amigos me llaman Tommy y mis admiradoras me llaman \"Oh, dios mío\". ¿Eres nueva? No te tengo vista por el instituto y no creo que una muñeca tan hermosa como tú se me pasara.\ *¿Ya han empezado a burlarse de mí?*\ - Sí. Hoy es mi primer día y estoy un poco despistada - *y asustada*.\ - ¿Qué clase tienes?\ - No lo sé. Deja que mire el horario que me mandaron a casa.\ Intenté abrir la carpeta mientras sostenía bajo un brazo los libros y con la barbilla mi agenda. Tommy no dejaba de sonreírme ¿Me dejaría llamarle Tommy? No seas ridícula. Esos pensamiento hicieron que suspirara con tanta fuerza que no pude conservar el equilibro y todo, libros, agenda, librera y yo misma cayera al suelo. Me sentí avergonzada y más cuando Tom dejó escapar una carcajada que me hizo subir los colores. ¿Por qué era tan patosa? Seguro que pensaba que era una torpe inútil que nunca encajaría en ningún sitio. Recogí como pude los libros y los papeles y me levanté azorada del suelo. No podía mirarle a la cara.\ - Lo siento yo\... - balbucí.\ - No pasa nada.\ - Tengo que ir a clase. Lo siento.\ Y me alejé corriendo de él.\ - Nos veremos por aquí, Sam.\ \ Por fin conseguí encontrar la clase me tocaba. Lengua inglesa en el aula 367 con el profesor King. Durante el camino al aula cuatro chicos más se ofrecieron a acompañarme a clase. Uno de ellos me invitó a ir con él al baile de fin de curso. Sentí suspiros y comentarios que alababan mi pelo, mis piernas largas y morenas, mis labios gruesos o la forma que tenía la blusa a ajustarse a mi pecho. Un grupo de chicas que debían ser las populares de esta escuela me preguntaron si comía con ellas y si quería ingresar en el equipo de animadoras. ¿Por qué todo el mundo sentía lástima de mí? ¿Tanto se notaba que era la nueva, la diferente, la rara? Conseguí entrar en clase aguantando a duras penas las lágrimas.\ \ Busqué con la mirada un sitio apartado y esperé a que empezara la clase intentando pasar desapercibida aunque sentía los cuchicheos de mis nuevos compañeros. No podía oír lo que decían pero seguro que era algo así como mira la nueva, seguro que extraña y rara y poco sociable. ¿Por qué habíamos tenido que venir a este pueblo? Tenía ganas de llorar, pero recordé lo que mi abuela me decía cuando me encontraba llorando en la alacena. Deja de llorar, niñata, y sírveme un vaso de ginebra. Recordando a mi nani, me tranquilicé. Aunque todo a mi alrededor se desmoronara al menos tendría su recuerdo.\ \ Al poco entró en el aula el señor King. Vestía el mismo traje que le había visto en la reunión de graduación y que a mi madre tanto la había alterado. Aun sentía la vergüenza de ver a mi madre coquetear con el que tenía que ser mi profesor. Con voz profunda y bien modulada nos dio los buenos días y pronunció las peores palabras que puede oír una adolescente del montón como yo.\ - Hoy tenemos una alumna nueva y estoy seguro de que a toda la clase le gustaría que se presentara. Samantha, por favor\...\ Sentí como me ruborizaba. Quería desaparecer. Fundirme con la silla y ser un mueble. Me levanté poco a poco y fui para la mesa del profesor King.\ - No me haga esto, por favor - susurré.\ - Te irá bien. Y le prometí a tu madre que haría todo lo que estuviera en mi mano para que te integraras.\ Me hizo girar y enfrentarme a toda la clase.\ - Háblanos un poco de ti, Samantha.\ -Yo\...\ Alcé la vista.\ Y lo vi.\ Se sentaba en la última fila. Tenía el pelo oscuro, despeinado, como si no le importara que sus largos mechones de cabello le cayeran por la cara. Ojos oscuros, penetrantes que me miraban atravesando mi alma. La boca llena y sensual. Manos grandes. Brazos musculados y expresión arrogante. Era el chico más guapo que había visto jamás y me miraba como si quisiera atravesarme el pecho. Se sentaba en la silla con una actitud como si estuviera allí por accidente.\ \ Me quedé sin habla. Sentí sus ojos fijos en mí, taladrándome, atravesando quién era, quién había sido y quién podría ser. El cerebro se me vació. Al sentir sus ojos fijos en mí, no sabía quién era ni dónde estaba. Sentí como el corazón se me aceleraba y las manos me empezaron a sudar. **Fragmento de *Te conozco*, una novela de Claudia del Moral**