TEMA 6 – MALTRATO Y ABUSO SEXUAL A MENORES PDF
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This document analyzes the various aspects of child abuse and maltreatment, including characterization, prevalence, theories, and prevention strategies. It discusses different types of abuse, such as physical, psychological, and neglect. It also covers child development and societal factors contributing to the problem.
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TEMA 6 – MALTRATO Y ABUSO SEXUAL A MENORES 1. MALTRATO INFANTIL (Lectura 1) Convención de Derechos del Niño (20 de noviembre de 1989): entrada en vigor el 2 de septiembre de 1990, el Artículo 2 dice “los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas para garantizar que el niño se vea protegido...
TEMA 6 – MALTRATO Y ABUSO SEXUAL A MENORES 1. MALTRATO INFANTIL (Lectura 1) Convención de Derechos del Niño (20 de noviembre de 1989): entrada en vigor el 2 de septiembre de 1990, el Artículo 2 dice “los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas para garantizar que el niño se vea protegido contra toda forma de discriminación o castigo por causa de la condición, las actividades, las opiniones expresadas o las creencias de sus padres, o sus tutores o de sus familiares”. 1.1. Caracterización y prevalencia El maltrato infantil afecta a niños y niñas de todas las edades, etnias y niveles socioeconómicos. Suele suceder en el hogar y provenir de una persona que el/la menor conoce y confía. El maltrato infantil tiene múltiples definiciones; es un concepto dependiente del contexto socio-cultural. “Cualquier acto o serie de actos de comisión u omisión, por parte de un padre u otro cuidador que resulta en daño o representa una amenaza de daño para el niño” (Häuser et al., 2011). Hay distintos tipos de maltrato: maltrato físico, negligencia, maltrato psicológico/emocional, abandono psicológico/emocional, abuso sexual… Hay problemas para conocer la incidencia y prevalencia, ya que se usan diversos métodos de evaluación (autoinformes, denuncias, etc.), hay una tendencia a silenciar el problema (se guarda en la intimidad) y también una reticencia de profesionales a denunciar. Datos sobre prevalencia (Centro Reina Sofía, 2011) • 4,25% entre 8-17 años en el ámbito familiar. • Prevalencia más alta entre 8 y 11 que entre 15 y 17 años. • Tipo más frecuente de 0 a 7 años, el físico (un 59,68%). • Entre 8-11 años el psicológico (un 60%). • En la adolescencia las tasas son similares entre el físico y psicológico (un 54,44 físico). • Cada año mueren en España 12 menores a manos de sus padres, la mitad de 0 a 24 meses. 1 Estadísticas maltrato infantil (2018) Distribución de las notificaciones de maltrato infantil según tipología. Andalucía, 2018. Distribución de las notificaciones de maltrato infantil según tipología y sexo. Andalucía, 2018. Distribución de las notificaciones de maltrato infantil según tipología y edad. Andalucía, 2018. 2 1.2. Teorías sobre el maltrato • Perspectiva del control social: o Teoría de la ecología social. o Teoría del vínculo social: compromiso, apego y creencia. • Teoría de la clase social, estrés y frustración. • Teorías del aprendizaje social. • Teorías del apego y de la interacción padres-niño. • Teorías integradoras: procesos y transacción: o Precursores que llevan al maltrato o a su mantenimiento. o Interacción entre factores de riesgo y factores de protección. o Modelo del estrés y del afrontamiento de Hillson y Kuiper o Teorías transaccionales: teoría de Wolfe, modelo ecológico evolutivo de Belsky y modelo transaccional de Cicchetti y Rizley. 1.2.1. Modelo del estrés y del afrontamiento de Hillson y Kuiper El Modelo de Estrés y Afrontamiento de Hillson y Kuiper se basa en varios componentes clave: los antecedentes del maltrato y factores de estrés que pueden ser parentales, del niño o ecológicos, estos factores pueden contribuir al estrés experimentado por el cuidador. Luego tenemos la evaluación cognitiva (un proceso de 2 pasos, en la evaluación cognitiva primaria, el cuidador determina si los factores antecedentes son estresantes o no a través de atribuciones, en la evaluación secundaria, el cuidador evalúa los recursos internos y externos disponibles para manejar el estrés). Después están las estrategias de afrontamiento, que son las tendencias disposicionales que el cuidador utiliza para manejar el estrés, y finalmente las conductas de crianza, que son las acciones tomadas por el cuidador en respuesta al estrés. El modelo sugiere que las evaluaciones y estrategias de afrontamiento pueden ser funcionales o disfuncionales, las evaluaciones y estrategias de afrontamiento funcionales conducen a interacciones facilitativas, mientras que las evaluaciones y estrategias de afrontamiento disfuncionales pueden resultar en una alta probabilidad de maltrato. 3 1.2.2. Teorías transaccionales Modelo transicional de Wolfe La teoría de Wolfe explica la etiología del maltrato como el resultado de un proceso en 3 fases, en el que factores desestabilizadores llevan a unas consecuencias negativas en la relación de los padres con el niño o, por el contrario, factores compensatorios hacen posible un resultado positivo. - 1ª fase → se caracteriza por una reducción en la tolerancia al estrés y una desinhibición de la agresión. Factores desestabilizadores que pueden llevar a unas consecuencias negativas son los sucesos vitales estresantes y una preparación inadecuada para la crianza de los hijos. Entre los factores compensadores se incluyen la estabilidad socioeconómica y el apoyo social. - 2ª fase → se caracteriza por un manejo inadecuado de las crisis agudas y las provocaciones del menor; factores desestabilizadores son las múltiples fuentes de cólera/agresión y la percepción de que el comportamiento del niño es dañino o representa una amenaza. - 3ª fase → establecimiento de un modelo habitual de fuerte activación y agresión con los miembros de la familia; los factores desestabilizadores son la escalada en el comportamiento problemático del niño y el éxito de las técnicas de control estricto utilizadas por los padres, mientras que los factores compensatorios incluyen la insatisfacción de los padres con sus métodos y la disponibilidad de recursos comunitarios. Modelo ecológico evolutivo de Belsky Enfatiza la contribución de diversos factores independientes al maltrato infantil. ordena los factores y procesos que contribuyen a la etiología del maltrato en 4 niveles: Desarrollo ontogenético de los padres → Historial de crianza de los padres; nivel evolutivo; sentimientos hacia el niño; conocimientos sobre el desarrollo infantil (expectativas); salud mental. Exosistema → parientes próximos, comunidad, estructura económica…; trabajo (desempleo/falta de satisfacción): económico, identidad…; apoyo social (aislamiento). Microsistema → Naturaleza del ambiente familiar; salud y el temperamento del niño; tamaño de la familia; calidad de la relación matrimonial; incidentes inmediatamente anteriores. Macrosistema → actitudes sociales hacia la violencia; expectativas de la sociedad acerca de los métodos de disciplina en el hogar y en la escuela; nivel general de violencia en el país y en la comunidad. 4 Modelo transaccional de Cicchetiy y Rizley Este modelo reconoce también la naturaleza multicausal del maltrato, incluyendo factores potenciadores del abuso infantil y factores compensadores. A su vez, los dos tipos de factores se pueden clasificar como transitorio o como permanentes. Factores potenciadores Factores compensadores Duraderos - Biológicos (anomalías físicas o de la conducta). - Históricos (historia de malos tratos). - Psicólogos (psicopatología). - Ecológicos (altos niveles de estrés). Pauta de crianza adecuadas de los padres. Transitorios Condiciones y factores de estrés en un momento determinado (enfermedad física, problemas familiares). Mejora de la economía familiar, periodos de armonía matrimonial… Según este modelo, los malos tratos sólo tienen lugar cuando los factores potenciadores superan a los compensadores. En definitiva, las teorías transaccionales se caracterizan por describir diversos factores que contribuyen al maltrato infantil, pero enfatizando también el papel de la interacción entre dichos factores en la etiología del abuso (Miller-Perrin y Perrin, 2007). 1.3. Factores de riesgo Características de víctimas y maltradores/as • Características del/la menor: o Edad → Existen evidencias de que el riesgo de maltrato disminuye a medida que aumenta la edad, de manera que los menores de tres años son el grupo más vulnerable y los que sufren las consecuencias más significativas (lesiones más graves y muerte). o Sexo → los niños (vs. niñas) sufren con más frecuencia maltrato físico, la gravedad de sus abusos es mayor y tienen un mayor riesgo de abandono emocional, aunque sólo en el caso de los mayores. o Otro factor de riesgo es la diversidad funcional (física, intelectual o sensorial), los problemas de salud física y los problemas de conducta (incluida la hiperactividad). 5 • Características de quien maltrata: o NO HAY UN PATRÓN o La psicopatología sólo explica un pequeño porcentaje (alrededor del 10%) de casos de abuso infantil. o Los estudios han encontrado que los maltratadores (vs. padres no abusivos) es más probable que presenten ciertos rasgos, como distorsiones cognitivas, síntomas depresivos, estrés, baja autoestima, consumo de drogas, problemas de control de la cólera, dificultades en la crianza e hiperreactividad fisiológica. Factores de riesgo Los estudios han demostrado cómo sus expectativas irrealistas y atribuciones de intencionalidad negativa (atribuyen la conducta negativa del niño a causas internas y estables, y la positiva a externas e inestables) les llevan a utilizar más el castigo físico y a confiar menos en la inducción. Por una parte, el niño merece el castigo y, por otra, hay que utilizarlo para poder controlar su conducta. Hay un desconocimiento de funciones. En definitiva, sus creencias distorsionadas y expectativas irrealistas sobre los hijos y sobre sus propias funciones de crianza les llevan a percibir interpretar erróneamente la conducta del hijo y, consiguientemente, a responder de forma inapropiada. Su falta de empatía cognitiva y afectiva les impide reconocer y satisfacer las necesidades del otro y aumenta el riesgo de agresión. Además, percibía más emociones negativas u hostiles (cólera, disgusto) en su cara, probablemente debido a un sesgo de atribución hostil y a una actitud vigilante a las señales de amenaza. Las evidencias empíricas han destacado el historial de maltrato físico y emocional infantil del propio maltratador, inmerso en un ciclo de transmisión intergeneracional de la violencia; las personas abusadas cuando niños es más probable que lleguen a convertirse en padres abusivos. En su revisión, Kaufman y Zigler (1989) llegaron a la conclusión de que la tasa de transmisión intergeneracional se sitúa entre el 25% y el 35%. Los mecanismos responsables de la transmisión pueden ser el aprendizaje social, el modelo interno operativo (apego), las creencias sobre los métodos más adecuados de disciplina o una personalidad hostil, consecuencia de sus experiencias infantiles. Thornberry y Henry (2012) concluyeron que alrededor de un 77% de los niños maltratados no se convierte después en padres maltratadores. 6 |Transmisión intergeneracional del abuso| Mecanismos responsables de la transmisión: • Aprendizaje social → modelado, • Las creencias sobre la disciplina y la legitimidad de ciertas formas reforzamiento directo, (e.g. el castigo físico). entrenamiento en la coerción y en la inconsistencia. • A través de su influencia en la formación de un tipo de • Teóricos del apego → el modelo personalidad hostil. interno de trabajo. Factores de riegos (asociados a) El bajo estatus socioeconómico, a nivel familiar, hace referencia a variables como la pobreza, subempleo y bajo nivel educativo, que desempeñan un papel importante en el maltrato infantil (especialmente en el abandono). También tiene que ver con la estructura familiar, ya que los niños que viven en hogares monoparentales tienen un mayor riesgo de sufrir malos tratos físicos y abandono, probablemente por el estrés acumulado, menores recursos y oportunidades de ayudas en la crianza e inferior estatus socioeconómico. El maltrato físico también se da con más frecuencia en familias con mayor número de miembros y en hogares reconstituidos, que implican más tareas, responsabilidades y necesidades económicas. También se puede presentar conflictividad y violencia de pareja. A nivel comunitario, cobran importancia determinados aspectos estructurales del vecindario y de la comunidad. Nos encontramos con la accesibilidad a los servicios, los contextos sin servicios coordinados para la prevención e intervención del maltrato y entornos en exclusión social. También desempeñan un papel importante las oportunidades laborales y el desempleo, que explican en gran medida las tasas de maltrato físico y abandono registradas oficialmente. A nivel social, la discriminación y desigualdades son dos variables importantes. Las dimensiones sociales y culturales que pueden contribuir más al maltrato infantil son la pobreza, el aislamiento social y la aceptación del castigo corporal. Ausencia de redes de apoyo. Por otra parte, la movilidad de las familias abusivas es mayor que las del mismo estatus socioeconómico sin abuso infantil. La accesibilidad a los servicios (por ejemplo, formas de comunicarse, solución a barreras de idioma) desempeña un papel importante, ya que estos padres suelen tener una actitud negativa a la hora de buscar ayuda, haciéndolo cuando se ven forzados o el problema se agrava. El ambiente físico puede constituir también un riesgo de maltrato si presenta ciertas características como la falta de alojamiento estable, condiciones inadecuadas o inseguridad del vecindario. A nivel familiar, la carencia de vivienda y de un ambiente familiar estable aumentan el riesgo de abuso y de abandono infantil. 7 1.4. Consecuencias y desarrollo de los menores maltratados 1.4.1. Consecuencias a corto plazo La investigación ha demostrado que las víctimas de maltrato presentan un nivel inferior de funcionamiento cognitivo, tanto en medidas de tipo general como específicas de capacidad verbal, memoria, lenguaje verbal, capacidad de comunicación, habilidades de solución de problemas y perceptivo-motoras. Asimismo, tienen un peor rendimiento académico y se encuentran peor adaptados al ambiente escolar. A nivel conductual, tienen un mayor riesgo de comportamiento agresivo y antisocial, incluso después de controlar la inestabilidad familiar, la pobreza o la violencia de pareja, de abuso del alcohol y/o consumo de drogas, una actitud desafiante y agresiva, tanto dentro como fuera del hogar, robos y un historial de detenciones. Las víctimas de maltrato infantil es más probable que desarrollen un apego inseguro, especialmente apego tipo D o Desorganizado/Desorientado, asociado a la pérdida de confianza en los demás y a unos problemas socioafectivos más graves a corto y largo plazo. Es más probable que presenten déficits de conducta prosocial, dificultades para establecer amistades y, consiguientemente, que sean rechazados por el grupo de iguales. Estos problemas en las relaciones sociales podrían deberse a déficits en habilidades cognitivo-sociales, como falta de capacidad de perspective taking (toma de perspectiva), incapacidad para generar soluciones alternativas ante un problema social y dificultad para comprender y expresar adecuadamente sus emociones en situaciones interpersonales. También presentan dificultades para comprender y expresar emociones. Asimismo, es más probable que tengan una baja autoestima y que experimenten sentimientos de indefensión, síntomas depresivos, ideas e intentos suicidas y escasa autovaloración. Los niños maltratados tienen un mayor riesgo de trastornos clínicos. Alrededor de un 40% cumpliría los criterios del desorden depresivo en algún momento de su vida, y un 30% desórdenes de conducta disruptiva (conducta desafiante, desorden de conducta). También es más probable que presenten problemas de hiperactividad/déficit de atención, así como personalidad borderline. Asimismo, las evidencias empíricas indican que tienen una tasa mayor de desorden de estrés postraumático (DEPT); se ha informado que alrededor de un 36% de los niños maltratados cumple los criterios de este trastorno. Finalmente, el maltrato supone un riesgo de problemas de salud física como alergias, asma, hipertensión, trastornos somáticos, elevadas tasas de mortalidad infantil y retrasos en casi todas las áreas de desarrollo físico y conductual. Existen evidencias del papel mediador desempeñado por las representaciones que construye sobre sí mismo, los demás y el mundo en general y su afectación. 8 1.4.2. Consecuencias a largo plazo Una de las consecuencias más frecuentes es la conducta delictiva. Además, los adultos que sufrieron malos tratos físicos es más probable que sean violentos en sus relaciones interpersonales y que tengan un mayor riesgo de convertirse en víctimas o perpetradores de VDP (violencia de pareja). Los resultados de los estudios apoyan una relación entre historial de maltrato y el abuso del alcohol y consumo de drogas. El maltrato infantil también se ha relacionado con dificultades socioemocionales durante la etapa adulta (mayor incidencia de conductas autodestructivas, pensamientos e intentos de suicidio, ansiedad, depresión), con un mayor riesgo de disociación, bajo autoconcepto, sentimientos negativos sobre interacciones interpersonales y desórdenes de la comida. Un alto porcentaje informó también de abuso de alcohol y consumo de drogas. Sugaya et al. (2012) demostraron que el historial de maltrato físico en una muestra representativa de la población adulta de Estados Unidos se relacionaba con un amplio rango de trastornos psiquiátricos, especialmente déficit de atención, hiperactividad (HTDA/TDAH), DEPT (desorden de estrés postraumático) y trastorno bipolar. Finalmente, son muchos los estudios que han llegado a la conclusión de que los jóvenes y adultos tempranos que fueron víctimas de maltrato y abandono durante la infancia presentan una menor capacidad intelectual y un funcionamiento académico más bajo que los no maltratados. Hart et al. (2011) concluyeron en su revisión que el maltrato psicológico se relacionaba con trastornos del pensamiento, emocionales y conductuales, incluidas la ansiedad, depresión, baja autoestima, perspectiva negativa sobre la vida, autocrítica y otros estilos cognitivos negativos que aumentan la vulnerabilidad a la depresión y las ideas de suicidio. Consecuencias: alteración desarrollo y procesos alostáticos El niño maltratado es probable que presente un desarrollo atípico en los procesos neurobiológicos, de respuesta fisiológica, reconocimiento y regulación emocional, relaciones de apego, desarrollo del yo, procesos representacionales, procesamiento de información social, relaciones entre iguales, funcionamiento escolar y relaciones sentimentales. Estas dificultades suponen un riesgo para el desarrollo de consumo de drogas y de psicopatología a lo largo del ciclo vital. Los niños maltratados y abandonados tienen también un mayor riesgo de maltratar a sus propios hijos; esa transmisión intergeneracional del maltrato, aunque no es inevitable, supone un coste enorme para futuras generaciones de niños y familias, y para la sociedad. 9 La carga alostática se refiere al coste que le supone al organismo tener que enfrentarse de manera repetida a intensos factores estresantes y las secuelas fisiológicas de la exposición crónica a respuestas neuronales y neuroendocrinas fuertes y sostenidas (Cicchetti, 2012). Los procesos alostáticos de los niños maltratados pueden iniciarse en una etapa muy temprana y originar dificultades en la regulación de los sistemas fisiológicos de estrés. Esta carga alostática puede lastrar la potencialidad del niño, debido a las secuelas negativas del estrés durante períodos tempranos sensibles del desarrollo cerebral y por la acumulación progresiva de dificultades que se extienden a otros sistemas de estrés (por ejemplo, sistema nervioso simpatético; sistemas inmunológicos y endocrinos, límbico, y el epigenoma1). 1.5. Prevención e intervención (Diapositivas) Objetivo general de la intervención → establecer prácticas positivas de socialización, adecuadas a los cambios situacionales y evolutivos (cambios del menor) y que hagan innecesario el uso de la fuerza. Hay que planificar estrategias que mejoren la competencia de madres/padres y del niño/a, y reduzcan los factores de estrés (en su caso). Maternidad/paternidad competente: • Recursos de los progenitores o tutores. • Características del niño/a. • Contexto familiar. Prevención primaria Objetivo → modificar estructuras y situaciones sociales vinculadas al origen y mantenimiento del problema. Dirigidas a la población general. Ley Orgánica 8/2012, de 4 de junio, de protección integral a la infancia y a la adolescencia frente a la violencia. El epigenoma se compone de compuestos químicos que modifican, o marcan, el genoma de manera que le dice qué hacer, dónde hacerlo y cuándo hacerlo. 1 10 Ejemplos: actuaciones dirigidas a… • Reducir situaciones que potencian la aparición del alcoholismo y toxicomanías. • Eliminar situaciones de pobreza. • Proveer mayores oportunidades de empleo y garantizar unos ingresos económicos mínimos. • Reducir la tasa de embarazos no deseados. • Disminuir el estrés asociado a la crianza (guardería…). • Fomentar el conocimiento del desarrollo infantil, los derechos y necesidades de lxs niñxs, las demandas ligadas a la paternidadmaternidad y las formas apropiadas de tratar a lxs menores. • Disminuir las situaciones de aislamiento social. • Sensibilizar a la ciudadanía frente al maltrato infantil y su prevención (medios de comunicación). Prevención secundaria Detección e intervención con familias de alto riesgo. Este tipo de prevención trata de combinar distintos tipos de medidas e instrumentos: preferible falsos positivos a falsos negativos. Sistema de Información sobre Maltrato Infantil de Andalucía (SIMIA): servicios sociales y personal de los servicios públicos de los sistemas sanitarios, educativos, sociales, policiales o judiciales andaluces; servicios de prevención y apoyo a la familia y servicios de protección de menores. Teléfono de notificación de situaciones de maltrato infantil: 900 851 818 Programas de intervención de prevención secundaria: • Entrenamiento de • Programas de apoyo a progenitores/tutores en el manejo madres/padres primerizos. del menor. • Programa de apoyo a progenitores • Entrenamiento en el manejo de la adolescentes. cólera y del estrés. • Programas • Programas cognitivo-conductuales multiservicio/comprehensivos: dirigidos a progenitores. intervención centrados en el hogar. • Intervención de apoyo social. • Tratamiento de determinadas condiciones familiares. 11 Prevención terciaria (intervención) Este tipo de prevención es útil para minimizar las secuelas del maltrato. Principales problemas de lxs niñxs maltratados: • Apego inseguro (intervención • Problemas de adaptación más específico). frecuentes: agresión, impulsividad, escasa competencia • Problemas cognitivo/conductuales y cognición social, problemas en todas las áreas del desarrollo afectivos. (no perfil característico). • Tratamientos utilizados: • Evaluación/intervención entrenamiento en autocontrol y individualizada. habilidades sociales. 2. VIOLENCIA DE GÉNERO (Diapositivas) Violencia familiar/doméstica Violencia familiar → “cualquier forma de abuso ya sea físico, psicológico o sexual, que tiene lugar en la relación entre los miembros de la familia” (Corsi, 1994, p.23). Artículo 173.2. Código penal de violencia doméstica → aquel que “habitualmente ejerza violencia física o psíquica sobre quien sea o haya sido su cónyuge o sobre persona que esté o haya estado ligada a él por una análoga relación de afectividad aún sin convivencia” o sobre una persona con la que tenga “cualquier otra relación por la que se encuentre integrada en el núcleo de su convivencia familiar”, con especial foco en personas vulnerables por ser dependientes. Violencia de pareja “Aquellas agresiones que se producen en el ámbito privado en el que el agresor, generalmente hombre, tiene una relación de pareja con la víctima. Dos elementos deben tenerse en cuenta en la definición: la reiteración o habitualidad de los actos violentos y la situación de dominio del agresor, que utiliza la violencia para el sometimiento y control de la víctima” (FernándezAlonso et al., 2003, pp. 11-12). 12 Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. Se trata de una violencia que se dirige sobre las mujeres por el hecho mismo de serlo, por ser consideradas, por sus agresores, carentes de los derechos mínimos de libertad, respeto y capacidad de decisión. Artículo 1. 1. Las presente Ley tiene por objeto actuar contra la violencia que, como manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aún sin convivencia. 2. Por esta ley se establecen medidas de protección integral cuya finalidad es prevenir, sancionar y erradicar esta violencia y prestar asistencia a las mujeres, a sus hijos menores y a los menores sujetos a su tutela, o guarda y custodia, víctimas de esta violencia. 3. La violencia de género a que se refiere la presente Ley comprende todo acto de violencia física y psicológica, incluidas las agresiones a la libertad sexual, las amenazas, las coacciones o la privación arbitraria de libertad. 4. La violencia de género a que se refiere esta Ley también comprende la violencia que con el objetivo de causar perjuicio o daño a las mujeres se ejerza sobre sus familiares o allegados menores de edad por parte de las personas indicadas en el apartado primero. Evolución del número de mujeres víctimas mortales por violencia de género en España. Años 2003 a 2023. Total de mujeres asesinadas por violencia de género desde 2003 hasta el 1 de diciembre: 1237. 13 2.1. Menores expuestos a violencia de género (Diapositivas) La exposición a violencia de género (física y/o psicológica) tiene efectos psicológicos adversos sobre los menores. Muchos menores también sufren violencia directa o los efectos de la violencia sobre la madre. Para explicar el maltrato se podría usar el modelo de relación de abuso y desigualdad. En números… Estos son los menores huérfanos por violencia de género en España (los datos de 2021 son provisionales) 60 TOTAL (UNIDADES) 50 40 30 51 20 42 43 39 29 10 46 26 26 19 0 2013 2014 2015 2016 2017 2018 2019 2020 2021 Menores huérfanos por violencia de género Fuente: Ministerio de Igualdad, www.epdata.es Violencia de género: víctimas menores de edad Desde que en 2012 se comenzaran a contabilizar en España los niños y niñas víctimas de violencia de género hasta el verano de 2021, 41 han sido asesinados, bien por las parejas o exparejas de sus madres o, en el caso de chicas jóvenes, por su propia pareja. La violencia vicaria es, una forma de violencia contra la infancia, en el contexto de la violencia de género ejercida contra sus madres, de la que los niños y niñas, son víctimas directas. 14 Consecuencias de la exposición a violencia de género • Muchos son víctimas directas de violencia (efecto acumulativo). • Caso extremo: orfandad. • Consecuencias negativas en todas las áreas: o Física: salud, neurodesarrollo. o Emocional. o Social. o Cognitiva. o Académica. o Transmisión intergeneracional. • El impacto y su curso no siempre es lineal. 3. ABUSO Y MALTRADO SEXUAL A MENORES (Lectura 2 y diapositivas) Buena parte de quienes han investigado los abusos sexuales, instrumentalizan y criminalizan la actividad sexual infantil. Participan de esta actitud sexofóbica numerosos profesionales y buena parte de la sociedad. Se trata de la actitud predominante que durante siglos ha negado la sexualidad infantil. En efecto, desde esta postura no se reconoce una sexualidad infantil normalizada, aceptable y saludable, sino que se persiguen sus manifestaciones, consideradas impropias o indicadores de que han sufrido abusos sexuales. Se persiguen conductas normales como la masturbación o los juegos entre menor de similar edad y no se hace educación sexual. Esta actitud también obsesiona a los menores con la sexualidad. Desde el punto de vista de la población general, aún permanecen entre nosotros abundantes falsas creencias sobre los abusos sexuales. Estas contribuyen a ocultar el problema y tranquilizar a quienes no desean afrontarlo, en unos casos. En otros, a alarmar a la población y provocar reacciones inadecuadas de la familia y de los profesionales. Pero todo esto tiene muy poca efectividad. Lo que se habría de hacer es pasar de un modelo de déficit a un modelo de derechos. 15 Frente a esta actitud creemos que hay que defender derechos básicos de la infancia, incluyendo también los referidos a la sexualidad. Entre ellos, proponemos los siguientes: • El derecho a disponer de su cuerpo, a descubrir y explorar sus posibilidades, también las de placer sexual. • El derecho a hacer preguntas y a que estas le sean respondidas con informaciones adecuadas. • El derecho a involucrarse en juegos con los iguales. • El derecho a la educación sexual dentro de la familia y la escuela. Educación sexual en la que se presente la sexualidad como una dimensión positiva, como una necesidad humana básica, la necesidad de contacto íntimo y vinculación afectiva. • El derecho a ser protegidos de cualquier forma de maltrato sexual, como las que tratamos en este libro. Este derecho general lo desglosamos en otros más concretos, para que ninguna forma de maltrato sexual sea olvidada: o Derecho a la integridad corporal, de forma que ningún órgano sexual sea mutilado o dañado2. o Derecho a la propiedad del propio cuerpo, de manera que nadie pueda explotarlo o instrumentalizarlo. o Derecho a la propia intimidad sexual, a que nadie la imponga experiencias a través de la coerción o el engaño. o Derecho a decir “no” y derecho a no ser manipulado para decir “sí” a un adulto o a otro menor que recurra a cualquier tipo de coerción sobre él. • Derecho a que sea reconocida su identidad sexual, también en los casos de transexualidad. • Derecho a que sea reconocida su orientación del deseo heterosexual, homosexual o bisexual. • Derecho a decidir de adultos sus relaciones amorosas y compromisos matrimoniales, frente a los matrimonios de menores convenidos por los padres. • Derecho a no ser instrumentalizados y no explotados sexualmente bajo formas como la prostitución infantil, la pornografía infantil y la exposición a productos comerciales con sexualidad explícita. • Derecho a ser niño o niña, de forma que se respeten las características propias de su edad, su forma de vivir la sexualidad, no inundándolos con problemas o formas de vivir la sexualidad propios de adultos. La Ley 4/2023, de 28 de febrero, para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI, prohíbe todas aquellas prácticas de modificación genial en personas menores de 12 años, salvo en los casos en que las indicaciones médicas exijan lo contrario en aras de proteger la salud de la persona. 2 16 3.1. Caracterización, definición y prevalencia Definición de abuso sexual Desde nuestro punto de vista, los abusos sexuales deben ser definidos a partir de 2 grandes conceptos, el de coerción y el de asimetría de edad. La coerción (con fuerza física, presión o engaño) debe ser considerada, por sí misma, criterio suficiente para que una conducta sea etiquetada de abuso sexual de menor, independientemente de la edad del agresor. La asimetría de edad impide la verdadera libertad de decisión y hace imposible una actividad sexual común, ya que los participantes tienen experiencias, grado de madurez biológica y expectativas muy diferentes (5 años o más). Por consiguiente, consideramos que siempre que exista coerción o asimetría de edad (o ambas cosas a la vez), en el sentido propuesto, entre una persona menor y cualquier otra, las conductas sexuales deben ser consideradas abusivas. Este concepto tiene la ventaja de incluir también los abusos o las agresiones sexuales que cometen unos menores sobre otros. Según Save the Children, el abuso sexual “es una forma de violencia que consiste en la imposición por parte de un adulto o de otro menor de una actividad de carácter sexual a un niño o niña aprovechando la desigualdad de poder para obtener una satisfacción”. Prevalencia/incidencia Ausencia de datos fiables: • Intimidad (muchas veces estos casos pasan en la intimidad). • No revelación (no salen a la luz). • Metodología (definiciones, recogida de información…). • Alta prevalencia y baja incidencia (la mayor parte de los casos de abusos no son denunciados). • Los estudios sobre la prevalencia (casos de abusos sexuales que la población adulta reconoce haber sufrido) son más representativos de lo que realmente ocurre que los datos sobre la incidencia. Finkelhor (1994) considera que aproximadamente un 20% de mujeres (con una variabilidad de entre el 6% y el 62% según la fuente de investigación citada) y un 10% de hombres (entre el 3% y el 31%) dicen haber sido víctimas de abusos sexuales en la infancia, antes de cumplir los 16 o 17 años. 17 Estudio de López (1994) Encontramos una prevalencia del 19%: 15% de varones y 23% de mujeres. En este sentido, por ejemplo, es significativo que el 9% de los varones que han sufrido abusos declaren que su agresor fue un religioso. Este estudio es uno de los más representativos a nivel internacional y uno de los realizados con metodología más exigente, entrevistas personales de larga duración realizadas por especialistas. Limitándonos a datos sobre nuestro país, el 55,8% de los casos de abuso ocurrieron sólo una vez, pero el 44,2% se repitieron entre 1 y 25 veces más. Informe Fundación ANAR (2020) 6.183 casos reportados entre 2008 y 2019. La mayoría de agresores (90%) son varones de mediana edad, aunque no hay perfil característico de “agresor”; la mayoría de víctimas son chicas. Informe del Defensor del Pueblo (2023) Según la última encuesta, se encontraron 8.013 personas. • 11,7% había sido víctima de abuso sexual (antes de los 18 años); 7% mujeres, 6% hombres. • Personas abusadas en el ámbito religioso, 1,13% personas adultas; 64,6 sexo masculino. Abusos en España (Informe Fundación ANAR) Basado en un registro de 6183 casos de abuso sexual a menores de edad notificados del 2008 al 2019. Distribución de las víctimas según el tipo de abuso sexual. 18 Distribución de las víctimas de abuso sexual según el sexo del menor de edad. Distribución de las víctimas de abuso sexual por tramos de edad. 19 Duración de los abusos en años. ¿Hay violencia física o intimidación? Lugar donde suceden los abusos. 20 Perfil del agresor Familiares o conocidos. Alrededor del 84% de los abusadores son conocidos, en mayor o menor grado, por los niños y las niñas. Entre los espacios más comunes destaca el entorno familiar con casi la mitad (49,5%) de los casos analizados donde alguno de los perfiles de abusador más frecuentes son: el padre (24,9% del total del entorno familiar y 12,3% del total), otro familiar no identificado (19,7% del entorno familiar y 9,7% del total), la pareja de la madre típicamente masculina (18,8% del entorno familiar y 9,3% del total), el abuelo (12,2% del entorno familiar y 6% del total) o el tío (6,6% dentro del entorno familiar y 3,2% sobre el total). En el análisis de agresores conocidos, pero fuera del entorno familiar (que supone el 34,5% de casos), destacan 9,7% amistades o compañeros de la víctima (19,8% del total de los casos del entorno ajeno a la familia), en un 8,6% de los casos son conocidos de la familia (17,5% del total de los casos del entorno ajeno) y educadores con un 6% de los casos (12,3% del entorno fuera de la familia). 3.2. Consecuencias • Efectos a corto plazo: entre el 60 y el 80% de los casos. o 20-30% sin síntomas. o 17-40% presenta cuadros clínicos. o 30% presenta síntomas de distintos tipos. • Efectos a largo plazo: aproximadamente en el 30% de los casos. • Difícil estimar por el impacto de otros factores: depresión, ideación, intentos de y suicidio. Sentimientos de estigmatización, aislamiento, marginalidad, baja autoestima; ansiedad, tensión, TCA; dificultades en las relaciones interpersonales; dificultades en la sexualidad. 21 Consecuencias del abuso sexual (r.m.). Porcentajes sobre el total de respuestas. ¿Qué ha fallado en el entorno (respuesta múltiple3)? Porcentaje sobre el total de respuestas. * Nota. Las opciones de respuesta posibles eran: 1. Negación del entorno, 2. Justificar/ tapar al agresor, 3. Negligencia o desatención, 4. Culpabilizar a la víctima. 3 22 Factores asociados a la gravedad del abuso sexual infantil • Mayor riesgo intimidad del hogar. • Contextos de una relación afectiva o de cuidados. • Más graves los cometidos por la familia: o Más probabilidad de contacto físico. o Mayor continuidad y duración. o Mayor intimidad y confianza. o Se inicia a una edad más temprana y los abusos pueden ir progresando a mayor gravedad. o Algunas prácticas, como el sexo oral, aparecen con mayor frecuencia hacia niños/as infantil vs. primaria y adolescente. 3.3. Factores mediadores del impacto del abuso Factores de vulnerabilidad • Características del acto → abuso frecuente y duradero, empleo de amenazas y de fuerza, penetración vaginal, anal o bucal. • Relación víctima-agresor → nivel de intimidad emocional. • Maltrato físico. • Género → mujeres más ansiedad, depresión y TEP; hombres más trastorno antisocial de la personalidad, abuso de alcohol y drogas. • Edad del agresor → adolescentes menos traumatizantes. • Funcionamiento de la familia → ambiente disfuncional, conflictividad y falta de cohesión. • Participación en el proceso judicial → suele suponer un incremento de estrés, ansiedad y salud mental. Preparación adecuada. • El examen médico y el tiempo de espera hasta la celebración del juicio. • Estilo de afrontamiento, atribuciones de responsabilidad o culpa y sentimientos provocados por el abuso. • Evitación (negación, distanciamiento, aislamiento) → peor ajuste. • Aproximativas (reevaluación, búsqueda de apoyo) → contradictorios. • Consecuencias derivadas de la revelación: o Falta de apoyo parental. o Dudas sobre el testimonio de la víctima. o Significación afectiva de las personas incrédulas. o Falta de apoyo emocional. o Situaciones de estrés adicionales como consecuencia de la revelación. 23 Factores amortiguadores • Buena adaptación escolar (académica, social o deportiva). • Relaciones adecuadas con el padre en la infancia o con los chicos en la adolescencia. 3.4. • Apoyo de amistades íntimas. • Apoyo de una pareja apropiada. • Trabajo gratificante. Prevención (Diapositivas) Principios generales de los programas de prevención (López, 2014) • La intervención con el alumnado en la escuela no debe ser la única ni la prioritaria. • Intervención a través de acciones sociales y políticas generales dirigidas a familia, profesionales y menores centrándose no solo en la posible víctima sino también en posibles agresores. • Las niñas y niños NO son responsables de los abusos que sufren. No debemos hacer recaer la responsabilidad sobre ellas y ellos sino sobre adultos. • No es cierto que la incidencia disminuya interviniendo solo en los menores. No está claro que los menores puedan “resistirse” ni denunciar. • Fundamental intervenir con la familia y la sociedad en general. • Los programas deben tener en cuenta e incluir mensajes dirigidos a evitar que quienes los reciban se conviertan (o sean en la actualidad) agresores. • La intervención con varones adolescentes es prioritaria ya que, según los estudios, en torno a la mitad de agresores cometen su primera agresión antes de los 16 años y es fundamental intervenir lo antes posible. • El apoyo social de la familia es fundamental (más que los programas) para los menores. • Los programas dirigidos a menores deberían desarrollarse formando parte de un proyecto de desarrollo personal, social y educación para la salud, dentro de un programa de educación sexual. • Hablar solo de abuso sexual lleva a la connotación de que las niñas y niños no tienen sexualidad y que toda actividad sexual es externa y nociva. 24 Niveles de prevención • Primaria → estrategias de prevención en la familia, en la escuela y en la sociedad con objeto de reducir la incidencia de nuevos casos de abuso sexual; Tea Consent. • Secundaria → detección temprana y denuncia; educar a los profesionales relacionados con la infancia en la detección temprana del problema. • Terciaria → atender a las víctimas (reducir las consecuencias); tratar psicológicamente a los agresores; adoptar medidas sociales correctoras (prevención secundaria y terciaria). Hay que evitar la hipersensibilización y la minimización. |PREGUNTAS DE EXAMEN| 25