Tema 8 - El Camino hacia la Gestalt - PDF
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Universidad Camilo José Cela
Dr. Francisco Pérez Fernández
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Este documento PDF analiza el renacimiento del asociacionismo en la psicología, explorando el funcionalismo europeo y las ideas de Ebbinghaus, Külpe y la Escuela de Würzburg, así como los debates sobre el enfoque positivista y cientificista. El texto describe distintos enfoques y pensadores de la historia de la psicología.
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TEMA 8 El Camino hacia la Gestalt Dr. Francisco Pérez Fernández (Historia de la Psicología) Índice Introducción: El El funcionalismo Ebbignhaus, Conclusión: renacer del europeo Külpe y la Desarrollos...
TEMA 8 El Camino hacia la Gestalt Dr. Francisco Pérez Fernández (Historia de la Psicología) Índice Introducción: El El funcionalismo Ebbignhaus, Conclusión: renacer del europeo Külpe y la Desarrollos asociacionismo Escuela de fenomenológicos Würzburg Renace el asociacionismo ¡No estaba muerto, La psicología propuesta inicialmente por Wundt tenía un profundo sesgo asociacionista que implicaba “pasividad” que estaba de mental y, por tanto, dificultaba el estudio de procesos no parranda! directamente observables, como la memoria o el pensamiento. Se pensaba que tras la síntesis kantiana los problemas del asociacionismo habían quedado resueltos, pero el surgimiento de la escuela positivista en el siglo XIX los había “resucitado”. Los avances psicofisiológicos, y la tendencia reduccionista que provocaron, motivaría que se pensara que la psique podría –y debería- estudiarse materialmente, y que cualquier otra postura era simplemente “acientífica”. Muchos no estaban dispuestos a aceptar este punto de vista. Positivismo La conciencia es Entre asociacionismo y Nuestras ideas se un plagio en ciencia existe un claro producen o existen en Los cielos proclaman paralelismo: en el orden en que nuestro interior existen las realidad los contenidos la gloria de Kepler y del gobierno que mentales se combinan sensaciones de las que Newton. existe fuera de igual que los son reproducciones nosotros. elementos químicos. James Mill Alexander Bain John Stuart Mill Auguste Comte (1773-1836) (1818-1903) (1806-1873) (1798-1857) El prejuicio cientificista La vinculación extrema de asociacionismo- positivismo y ciencia hacía que se pudieran enlazar, sin distorsiones aparentes, las teorías metafísicas de la mente y los avances fisiológicos y biológicos. Por ello fue el camino elegido por Wundt y Titchener. Autores como Pavlov, Watson o Thorndike, todos capitales en la historia de la psicología, asumieron este parecer, lo cual generó líneas de trabajo reduccionistas que desencadenaron graves controversias escolásticas que tardarían décadas en resolverse. Positivismo y cientificismo no son lo mismo: El primero es un posicionamiento argumentado ante el mundo. El segundo es el prejucio dogmático de que solo la ciencia puede explicarlo todo, y de que lo que no explica la ciencia es simplemente falso o mera invención. James Ward (1843-1925) Fue uno de los psicólogos pioneros en la reacción contra el asociacionismo-reduccionismo: Si las tesis asociacionistas fueran ciertas, la vida mental no podría ser continua (argumento kantiano). Tendría huecos. La división de la mente en átomos que se asocian a posteriori –ya sean materiales o espirituales- impide que se puedan explicar fenómenos como el recuerdo o el sentimiento, que requieren de una unidad de la conciencia a la que llamamos “sujeto” o “yo”. Cualquier presupuesto reduccionista es inaceptable porque, de un modo u otro, termina convirtiéndose en asociacionismo. La psicología no necesita ampararse en la fisiología u otras ciencias afines para ser ciencia por sí misma, pues habla de otra cosa. George Frederick Stout (1869-1944) Discípulo de Ward en Cambridge, fue muy importante como generador de una ciencia estrictamente psicológica frente al empuje de las apuestas positivistas. Una idea que, en Gran Bretaña, como cuna del empirismo, no era cosa fácil. Propugnó la idea de una “psicología “pura, ajena al reduccionismo y al fisiologicismo, que estimaba innecesarios. Una de sus frases más célebres define perfectamente este planteamiento: “Para ellos [los asociacionistas], el todo presente es simplemente la suma de sus componentes presentes” (Stout, 1902). El funcionalismo europeo Paralelamente a lo que estaba ocurriendo en los Estados Unidos, o en el contexto de otras ciencias emergentes como la sociología, pronto surgieron en la psicología europea preguntas similares a las que se hacían al otro lado del Atlántico, partiendo siempre de los planteamientos de Charles Darwin. Si las capacidades psicológicas (funciones psíquicas) contribuyen a los procesos adaptativos de la vida: ¿Cómo lo hacen? ¿Cuánto “pesan” en cada caso? ¿Qué es la memoria y cómo funciona? ¿Y el pensamiento o la inteligencia? ¿Cómo puede contribuir la psicología a la vida diaria de las personas? Estas cuestiones prácticas necesitaban de un abordaje peculiar y requerían de un instrumental adecuado: la medida psicométrica. Hágase francófono… Fue principalmente en Francia, Suiza y Bélgica donde este tipo de investigación psicológica, basada en el control psicométrico, se convirtió en el centro mismo de la psicología científica. Ello tiene explicación: la psicología científica francófona, desde el comienzo y con escasas excepciones, siempre tuvo un marcado carácter experimental y renunciaba a la especulación teórica en vacío. El grueso de los psicólogos se preguntaba antes por la utilidad y propósito de la psicología que por la cuestión acerca de qué era. Entendieron, pues, que era central encontrar caminos para “medir” y “controlar” variables. Desde mediados del siglo XIX, ya los psiquiátras francófonos se habían concentrado en la investigación aplicada de la función psíquica, centrando sus esfuerzos en los ámbitos clínico, educativo, social y fisiológico, huyendo de los planteamientos especulativos tópicos en las corrientes alemanas. La Universidad de la Sorbona, por ejemplo, ofrecía cursos de psicología experimental ya en 1885, dirigidos por Théodule Ribot… En 1889, Binet y Beaunis fundaron el primer laboratorio psicológico en dicha universidad. Alfred Binet (1857-1911) Nació en Niza. Hijo de un médico. Licenciado en CC. Naturales por la Universidad de La Sorbona (París) y discípulo de Jean-Martin Charcot. Excelente matemático y estadístico. Gran lector de psicología. Estuvo muy influenciado por el pensamiento de asociacionistas como Alexander Bain. En 1895 fundó, junto con Beaunis y Ribot, la revista L’Année Psychologique, primera publicación especializada de carácter nétamente experimental. Durante la primera parte de su carrera se interesó por los llamados “fenómenos anormales” (como hipnosis, sugestibilidad y etcétera). Posteriormente se centró en la inteligencia y su medida, siendo su aportación capital. Binet en La Sorbona ¿Imágenes mentales? El concepto de “imagen mental” intrigaba a Binet, pues es básico para el asociacionismo: es el único modo de sostener que nuestras sensaciones e ideas son reproducciones internas de los objetos externos (Bain). Binet realizó varias experiencias con sus hijas y llegó a la conclusión de que las imágenes mentales no eran lo básico: las dos niñas, enfrentadas al mismo problema, lo abordaban de maneras diferentes… Y eran capaces de resolverlo. Las ideas NO son meras reproducciones o imágenes del mundo externo que surgen en la experiencia sino “otra cosa” que el asociacionismo no puede explicar. Wundt en esto tenía razón. A esas experiencias Binet las denominó pensées (o pensamientos). Necesitamos de palabras e imágenes para ser conscientes de lo que pensamos, pero el proceso es diferente de sus contenidos. Se trataría de una fuerza directriz organizadora interna… Kant no parecía tan desencaminado. ¿Cómo medir? El siguiente paso teórico de Binet es lógico: debería ser posible establecer una manera objetiva (matemática) de establecer en qué medida difieren esos procesos mentales entre las diferentes personas. A finales del XIX la psicometría era algo incipiente y poco desarrollado, pero el gobierno francés había implantado la escolarización obligatoria y surgían problemas: generar planes de estudio apropiados a cada edad, establecer contenidos curriculares, fijar rendimientos académicos, establecer capacidades por tramos y grupos, fijar la adaptación progresiva del sistema a las diferentes necesidades educativas… Se encargó este proyecto a Binet, ya por entonces, gracias a Théodore Simon sus publicaciones, un reputado especialista en psicopedagogía. Ayudado por su discípulo Théodore Simon, publicaría en 1905 (1872-1961) la primera batería de tests de inteligencia. “Edad mental” Binet quería “medir” la inteligencia infantil y su desarrollo “normal” a fin de poder separar a los “anormales educables” de los “no educables” por medios convenciones (educación especial). Elaboró para esto una serie de escalas con pruebas que los niños de cierta edad deberían resolver, lo cual ofrecía una idea bastante precisa de si el desarrollo psíquico del crío era adecuado o inadecuado. Se estableció así el concepto de “edad mental” (o capacidad), que no tiene por qué corresponderse con la “edad cronológica”. La primera escala de Binet-Simon se extendía entre los 3 y los 15 años. Se complementaba con otras 5 pruebas para adultos. ¿Los tests “miden”? El avance psicométrico generó entre los psicólogos una sensación de euforia: por fin se había logrado “objetivar” procesos más allá de la especulación y, al parecer, la psicología iba a dejar de ser una ciencia precaria. No obstante, para muchos, este optimismo era exagerado y generó polémicas: En realidad, las pruebas de Binet y Simon decían poca cosa acerca de lo que estaba pasando en la cabeza del sujeto sometido a las mismas: Se medía algo, sí, pero no estaba claro el qué. Ello motivó una intensa batalla escolástica. Muchos autores se opusieron a la cuantificación indiscriminada de los procesos psíquicos no sólo por dudas científicas, sino también por sus efectos sociopolíticos. Píldora roja, píldora azul… Los tests son la panacea, Sr. Anderson: Representan la manera particular en que Matrix, la medida de todo, se manifiesta dentro de nosotros y, por lo tanto, puede medirse. El problema no son los tests en sí mismos, Agente Smith. El problema es la “métrica”: ¿En qué unidades estandarizadas podemos medir fenómenos psíquicos? Los test “cuentan”, pero no tengo claro que “midan”. Hermann Ebbinghaus (1850-1909) Ebbinghaus, como Alfred Binet, supone una cierta paradoja histórica: Aunque sus planteamientos se basaban en la psicofísica y tenían cierto sesgo asociacionista, terminaron ayudando a la causa de los críticos del asociacionismo. No conforme con la propuesta de Wundt, limitada al estudio introspectivo de la conciencia, quisó centrarse en el estudio de un proceso superior: la memoria. Su obra culminó en 1902 con la publicación de una obra que sería muy importante en la psicología posterior: Fundamentos de psicología. Del asociacionismo al funcionalismo Ebbinghaus aportó a la psicología posterior cuatro ideas muy interesantes: Es posible medir objetivamente un proceso mental (como la memoria). Estableció una dura crítica a las leyes asociativas al mostrar que la mente es activa y no pasiva a la hora de establecer asociaciones entre los estímulos presentes y los remotos o mo presentes. Estableció un modelo matemático estandarizado para dar cuenta de sus hallazgos. Presentó un concepto que sería muy importante para el cognitivismo posterior: “silabas sin sentido”. Sílabas “sin sentido” Ebbinghaus estableció que la homogeneidad lingüística en un listado de las sílabas no tiene mayor importancia a la hora de su memorización, pues los resultados obtenidos memorizando sílabas de palabras con sentido eran análogos a los que se obtenían memorizando listados de sílabas inconexas. Cuando se aumenta la longitud de una lista de sílabas, también aumentab el tiempo de aprendizaje y recuerdo, pero no de forma sumativa. Aparecen procesos de interferencia, ahorro u olvido que modifican el trabajo de la memoria. Estos hallazgos serían importantísimos en las décadas de 1940 y 1950, cuando se estableciera toda la teoría del “procesamiento de información”. La Escuela de Würzburg Surgió en la Universidad de esta ciudad en torno a la figura de un antiguo ayudante de laboratorio de Wundt, Oswald Külpe (1862-1915). Külpe estaba muy influenciado por la metodología experimental de Wundt, pero durante su etapa de Leipzig, al experimentar con tiempos de reacción, descubrió que los resultados variaban intersujetos. Parecía influir lo que se llamó “efecto expectativa”: La preparación previa al experimento. Las condiciones del propio sujeto. Estas variaciones no podían explicarse desde el modelo wundtiano. Universidad Julius- Maximilians de Würzburg Figura y campo Interesado en los experimentos de Ebbinghaus y del fisiólogo Georg E. Müller sobre el “efecto expectativa”, Külpe y sus discípulos llegaron en 1904 a una conclusión: si a las personas se les pedía que se centraran en una figura específica de un conjunto, tendían a ignorar el resto de los elementos. En consecuencia, los sujetos respondían a la figura, pero no al campo en el que se insertaba. Los discípulos de Külpe (como Orth y Mayer) realizaron interesantes experimentos en los que mostraron el papel activo (creador) de la actividad psíquica: el sujeto experimental se anticipaba a la tarea que se le encargaba y respondía a ella de manera peculiar a partir de su motivación interna, la calidad de las instrucciones recibidas y etcétera. Georg Elias Müller El asociacionismo no podía explicar estos resultados que, por (1850-1934) cierto, provocaron una airada crítica de Wundt. La Fenomenología La fenomenología de Husserl se convirtió muy pronto en una de las corrientes intelectuales más importantes del continente europeo, con seguidores de la talla de Scheler, Heidegger, Merleau-Ponty, Jaspers, Sartre o Ricoeur. En España el pensamiento fenomenológico fue introducido por José Ortega y Gasset. La fenomenología pretende analizar la estructura de la conciencia a fin de encontrar un conocimiento inmediato que sirva de fundamento al resto de los saberes. Esto hizo que muy pronto fenomenología y psicología introspeccionista se encontraran y tuvieran que establecer sus puntos de conexión y divergencia. El fuerte carácter existencial del pensamiento fenomenológico José Ortega y Gasset motivó que también estableciera relaciones con la psicología (1883-1955) clínica y la psiquiatría. Carl Stumpf (1859-1938) Discípulo de Franz Brentano, fue el gran introductor de la fenomenología en el campo psicológico y, probablemente, uno de los grandes inspiradores de Edmund Husserl. Gran aficionado a la música –de cierto talento pues tocaba varios instrumentos e incluso compuso algunas piezas-, fue profesor en varias universidades (Würzburg entre ellas) donde realizó interesantes experimentos sobre psicología de la percepción musical. Entre sus discípulos más sobresalientes, y no es casual, se encontraron Wertheimer, Köhler y Koffka, luego fundadores de la Escuela de la Gestalt. Lo físico y lo psíquico En opinión de Stumpf, se debe distinguir entre los fenómenos constituidos por los datos sensoriales (fenómenos físicos) y las funciones psíquicas, que no se refieren a tales fenómenos, sino a actos propiamente mentales como percibir, desear o pensar. Siendo así, la psicología de Wundt se centraría en los fenómenos físicos, mientras que Stumpf pensaba que se debían tomar en consideración ambos elementos. Era lógico que el debate apareciera, y ocurrió en 1891, cuando un discípulo de Wundt publicó un experimento sobre la percepción de los intervalos musicales que Stumpf, verdadero especialista en la materia, no tardo en rebatir. Para Stumpf la comprensión de los actos psíquicos es materia propiamente fenomenológica: la filosofía debía analizar los contenidos de los actos psíquicos; la psicología debía estudiar su funciónalidad. Christian von Ehrenfels (1859-1932) Procedía de una familia de la nobleza austriaca. También discípulo de Franz Brentano en Viena, así como de Alexis Meinong, es considerado precursor inmediato de la psicología de la Gestalt, así como creador del concepto mismo al publicar en 1890 la obra Über Gestalqualitaten (sobre las cualidades de la forma). Se inspiró para crear el concepto en los textos literarios de Goethe y en los trabajos filosóficos de Ernst Mach. Trabajó practicamente toda su vida en la Universidad de Carolina (Praga), donde terminó siendo especialmente conocido por sus controvertidos escritos políticos y sexológicos sobre la utopía poligínica (el “poliamor”). Fue uno de los primeros autores que habló de la importancia para el bienestar psicológico y una vida sexual saludable. ¿Preguntas?