Summary

This document provides an overview of terrorism, including its definition, different forms (like extremist terrorism), and motivations. It also examines the characteristics and profiles of terrorists, the process of involvement in terrorist organizations and offers various perspectives and background information from different sources. It is suitable for undergraduate level study.

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TEMA 5. TERRORISMO 1. Introdución 2. Definición de terrorismo 3. Principales formas de terrorismo en Europa y España: el Terrorismo de extrema izquierda, el terrorismo de extrema derecha y el terrorismo islamista 3.1. El terrorismo de extrema izquierda y el anarquista 3.2. El terrorismo de extr...

TEMA 5. TERRORISMO 1. Introdución 2. Definición de terrorismo 3. Principales formas de terrorismo en Europa y España: el Terrorismo de extrema izquierda, el terrorismo de extrema derecha y el terrorismo islamista 3.1. El terrorismo de extrema izquierda y el anarquista 3.2. El terrorismo de extrema derecha 3.3. El terrorismo yihadista 3.3.1. Al Qaeda y el Estado Islámico 4. La motivación terrorista 5. El perfil del terrorista y características de personalidad. 6. El proceso de implicación en organizaciones terroristas Fuentes bibliográficas utilizadas para el TEMA 5: Alonso-Fernández, F. (2002). Fanáticos terroristas. Claves psicológicas y sociales del terrorismo. Barcelona: Salvat. Cisneros, C. (2004). Terrorismo internacional. En red [www.monografias.com/trabajos16/terrorismo-internacional/terrorismointernacional.html] Fernández-Millán, J. M., y Seijo, D. (2007). El terrorismo: una explicación del fenómeno desde la psicología social. Publicaciones, 37, 171-189 GTD (2020). Global terrorism Index 2020 briefing. Measuring the imact of terrorism. Recuperado de GTI-2020-Briefing.pdf (visionofhumanity.org Mohamed, N., Mohamed, L., y Seijo, D. (2007). La educación como estrategia de lucha contra el terrorismo. En R. Arce, F. Fariña, E. Alfaro, C. Civera, y F. Tortosa (Eds.) Psicología Jurídica: Evaluación e Intervención, (pp. 291-294). Valencia: Diputación de Valencia. San Juan, C., y Vozmediano, L. (2018). Psicología Criminal. Madrid: Síntesis. Páginas web de interés: GLOBAL TERRORISM DATABASE: https://www.start.umd.edu/global-terrorism-database-gtd-2020update TERROR PERISCOPICO: http://terror.periscopic.com/ 1 1. Introducción El terrorismo no es ni mucho menos un fenómeno reciente, remontándose, como poco, a las acciones de los ismailí o los asesinos del siglo XII, aunque es a lo largo del siglo pasado y en lo poco que va de éste cuando el tema se ha popularizado debido, en parte a la globalización y, en parte, a la magnitud de los actos terroristas. Podemos establecer los atentados de Septiembre Negro durante la Olimpiada de Munich en 1972, como uno de los hechos que lanzó a la “popularidad” a los grupos terroristas. Pero, desgraciadamente, los actos terroristas, por muy crueles que parecieran, siempre han quedado ensombrecidos por los que se han producido posteriormente ya que una característica de este fenómeno es su necesidad de publicidad, su voracidad informática. Teniendo en cuenta los tipos y naturaleza de la violencia tal y como es representada por la OMS (2002), el terrorismo se concibe como un tipo de violencia colectiva en la que puede haber actos violentos de naturaleza física, sexual, psicológica y de negligencia (ver cuadro 1). Cuadro 1. Tipos y naturaleza de la violencia (OMS, 2002). 2 Del mismo modo, también resulta de interés abordar la similitud entre el crimen organizado y el terrorismo. Makarenko (2004) entiende que no siendo lo mismo, en determinadas ocasiones se pueden llegar a confundir. Señala el autor que ambos fenómenos pueden llegar a compartir características o incluso actividades o propósitos comunes (Cuadro 2). Cuadro 2. Continuo entre crimen organizado y terrorismo (Makarenko, 2004) 2. Definición de Terrorismo Se han ofrecido diferentes definiciones de terrorismo, como por ejemplo: - La Cumbre Internacional sobre Democracia, Terrorismo y Seguridad (Madrid, marzo de 2005): el terrorismo es un acto que obedece a la intención de causar la muerte o graves daños corporales a civiles no combatientes con el objetivo de intimidar a una población u obligar a un gobierno (...) a llevar a cabo, o abstenerse de llevar a cabo, una determinada acción. - Noam Chomsky (2002) reconocido lingüista e historiador alienta la polémica al afirmar que existe una definición operativa de terrorismo. La que se usa actualmente implica que el terrorismo que ellos utilizan en nuestra contra es terrorismo, y nada más atraviesa el filtro. - Para Romero (2001) es un método, un medio, no un fin en sí mismo; no es un tipo de guerra, sino una táctica que es empleada por los que son, en términos relativos, más débiles militarmente, frente a adversarios más poderosos en cuanto a la capacidad bélica se refiere. 3 - Cisneros (2004) concluye que el terrorismo es el uso real o amenaza de recurrir a la violencia con fines políticos que se dirige no sólo contra víctimas individuales sino contra grupos más amplios y cuyo alcance trasciende con frecuencia los límites nacionales. Otros autores se centran más en el objetivo de los actos terroristas, esto es, mantener en un estado de terror a la sociedad diana de forma que se desestabilice el poder de la misma. - El Consejo de la Unión Europea define como delito de terrorismo: Artículo1: …los actos intencionales que se refieren las letras (a) a (i), tipificados como delitos en la legislación nacional que, por su naturaleza o contexto, puedan perjudicar gravemente a un país o a una organización internacional cuando su cometido se realice con el fin de intimidar gravemente a una población u obligar indebidamente a un gobierno u organización internacional a realizar o abstenerse de realizar un acto o desestabilizar gravemente o destruir las estructuras fundamentales políticas, constitucionales, estructuras económicas o sociales de un país o de una organización internacional, se considerarán como delitos terroristas: (a) atentados contra la vida de una persona que puedan causar la muerte; (b) atentados contra la integridad física de una persona; (c) secuestro o toma de rehenes; (d) destrucción masiva de instalaciones gubernamentales o públicas, sistemas de transporte, infraestructuras, incluyendo sistemas de información, plataformas fijas emplazadas en la plataforma continental, lugares públicos o propiedades privadas, que puedan poner en peligro vidas humanas o producir graves pérdidas económicas; (e) incautación de aeronaves, barcos u otros medios de transporte público bienes; (f) fabricación, posesión, adquisición, transporte, suministro o uso de armas, explosivos o de armas nucleares, biológicas o químicas, así como la investigación y desarrollo de armas biológicas y químicas; (g) liberación de sustancias peligrosas, o provocación de incendios, inundaciones o explosiones cuyo efecto ponga en peligro la vida humana; (h) perturbación o interrupción del suministro de agua, electricidad u otro recurso natural fundamental cuyo efecto sea poner en peligro la vida humana; (i) la amenaza de cometer cualquiera de los actos enumerados de la (a) a (h). 4 - El Código Penal español, en el artículo 573, establece: 1. Se considerarán delito de terrorismo la comisión de cualquier delito grave contra la vida o la integridad física, la libertad, la integridad moral, la libertad e indemnidad sexuales, el patrimonio, los recursos naturales o el medio ambiente, la salud pública, de riesgo catastrófico, incendio, contra la Corona, de atentado y tenencia, tráfico y depósito de armas, municiones o explosivos, previstos en el presente Código, y el apoderamiento de aeronaves, buques u otros medios de transporte colectivo o de mercancías, cuando se llevaran a cabo con cualquiera de las siguientes finalidades: o a. Subvertir el orden constitucional, o suprimir o desestabilizar gravemente el funcionamiento de las instituciones políticas o de las estructuras económicas o sociales del Estado, u obligar a los poderes públicos a realizar un acto o a abstenerse de hacerlo. o b. Alterar gravemente la paz pública. o c. Desestabilizar gravemente el funcionamiento de una organización internacional. o d. Provocar un estado de terror en la población o en una parte de ella. 2. Se considerarán igualmente delitos de terrorismo los delitos informáticos tipificados en los artículos 197 bis y 197 ter y 264 a 264 quater cuando los hechos se cometan con alguna de las finalidades a las que se refiere el apartado anterior. 3. Asimismo, tendrán la consideración de delitos de terrorismo el resto de los delitos tipificados en este Capítulo (De los delitos de terrorismo). De estas, y de otras definiciones, se deduce que el fenómeno es sumamente complejo y requiere, explicaciones interdisciplinares que huyan de simplificaciones y que se basen en un análisis funcional y sistémico del terrorismo. Post (2005) advierte que debe hablarse de terrorismos en plural y de psicologías terroristas, entendiendo cada terrorismo en su contexto político, cultural e histórico. 5 Se deben aclarar varios tópicos que se suelen tener sobre la relación entre personalidad y terrorismo: - El primero es que el terrorista no obedece al estereotipo del criminal patológico, el psicópata. Aunque es posible que en una organización terrorista se dé cabida a un sujeto de estas características, no es la norma general. Además, el psicópata, por sus características definitorias, suele durar poco tiempo dentro de este tipo de organización - Un segundo tópico respecto al comportamiento terrorista es que se trata de un sujeto en el que está especialmente agudizada la naturaleza violenta del ser humano. Existen una serie de argumentos específicos que echarían por tierra la idea del terrorista como ser impulsivamente violento. El primero es que las acciones terroristas, lejos de ser impulsivas, suelen ser deliberadas y conscientes, previamente estudiadas y organizadas, de ahí viene, en parte, la dificultad de la lucha antiterrorista. Un segundo hecho es que la violencia terrorista no es azarosa, sino que es coherente con la definición estratégica del grupo. El terrorista no atenta de forma instintiva, reactiva, inmediata, pasional, sino que realiza su acto violento buscando un fin y siguiendo un método, esperando el momento que facilite su supervivencia y/o maximice su impacto. La violencia terrorista es a menudo deliberada, no impulsiva, estratégica e instrumental. Por otra parte, si la conducta terrorista obedeciese a un impulso violento innato en el ser humano debería aparecer de forma homogénea en todas las sociedades y en cualquier momento; lo que, por otro lado, es totalmente incierto, ya que depende del contexto social e histórico. Los atentados terroristas son más numerosos en sociedades caracterizadas por condiciones estructurales altamente conflictivas como son la desigualdad, la injusticia social extrema, la ausencia de libertades políticas, las confrontaciones ideológicas o religiosas o los problemas de territorialidad e identidad, por lo que propone que el terrorismo no es más que la expresión más intensa de determinadas tensiones internas. En ocasiones el detonante es el sentido colectivo de injusticia humillación social. 6 histórica, sometimiento político y 3. Principales formas de terrorismo en Europa y España: el Terrorismo de extrema izquierda, el terrorismo de extrema derecha y el terrorismo islamista Cuando se estudia el fenómeno terrorista desde la organización y los objetivos perseguidos es cuando se observa más claramente que bajo este singular se engloban fenómenos distintos a los que, por tanto, hay que dar respuestas diferentes (Cuadro 3). Cuadro 3. Clasificación de los distintos grupos terroristas según sus objetivos (Tomado de Fernández-Millán y Seijo, 2007). Denominación Grupos De izquierdas o Facción revolucionario Armada Roja social (Alemania), Brigadas Rojas (Italia), Ejercito Rojo (Japón), Sendero Luminoso, Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (Perú), Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (Chiapas, Méjico) Nacionalista IRA, ETA, separatista Tigres de Liberación de Tamil Ealam (Sri Lanka), Abu Nidal (Palestina), Frente palestino por la liberación del comando general palestino Extremismo Frente Islámico religioso: Mundial, Al Fundamentalismo Qaeda, Hamas, Jihad Islámica. Objetivos Derribar orden económico social capitalista Toma de Inhibición hacia decisiones actos indiscriminados el Fuera de las Alto. Al causar células de bajas en la propia y acción población. Sólo se realizan actos discriminados contra gobierno o símbolos capitalistas. Establecer un La cúpula. A Alto hacia los nuevo orden veces, la actos político o célula. indiscriminados Estado basado muy violentos. en el dominio u Bajo en territorios homogeneidad sin presencia de étnica. sus integrantes. Mantener o crear un orden religioso, social y político. Expulsar al occidente 7 El líder Bajo: Buscan (clérico crear inseguridad radical y pánico. carismático) Extremismo religioso: Extremistas religiosos tradicionales De derechas 3.1. modernizador y secular Grupos Mantener o apocalípticos- crear un orden milenarios: religioso, social no Aum Shirinkyo y político. Luchar contra un enemigo demonizado. KKK, grupos Preservar el neonazis. dominio de una mayoría étnica amenazada o devolver a la sociedad una “hora de oro” idealizada. El lider (que se ve como Dios). Con total dominio sobre sus seguidores Aumenta al acercarse los finales de milenios o con anuncios apocalípticos. El lider. Baja sobre determinados grupos: gente de color, trabajadores extranjeros. El terrorismo de extrema izquierda y el anarquista Todo terrorismo tiene un mismo objetivo inmediato: intimidar a una audiencia lo más amplia posible. No obstante, los objetivos finales cambian en función del terrorismo del que estemos hablando. En algunos casos se trata de intimidar a la población no combatiente para que exija la modificación del statu quo, ya sea en la dirección de conseguir la independencia de un determinado territorio o en la liberación de una determinada clase social oprimida. Estos objetivos son propios del terrorismo que surge en la década de los 60 en Europa, Oriente próximo y otros lugares (ETA, IRA, Brigate Rosse, RAF…). Es un terrorismo laico y sus miembros se perciben como soldados pertenecientes a una vanguardia revolucionaria que lucha por motivos políticos contra sus opresores. Sus objetivos son meramente laicos. Son grupos fuertemente jerarquizados (ordenes de arriba-abajo), se ven como representantes de una entidad de referencia (el pueblo, la clase social, etc.) que considera oprimida y que hay que liberar. Tienden a calcular los efectos letales de sus atentados para que esta entidad de referencia nos les quite su apoyo, así siguen la máxima: “matar a pocos, para asustar a muchos”. No obstante, estos pocos suelen tener una fuerte carga simbólica al tratarse de personas muy representativas (políticos, periodistas, miembros de cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Esto no significa que en ocasiones sus atentados no sean indiscriminados, pero siempre como estrategia secundaria. Por su parte la 8 Europol (2020) define el terrorismo de extrema izquierda y el anarquista como “Los grupos terroristas de izquierda persiguen a través de medios violentos desencadenar la revolución contra el sistema político, social y económico de un Estado, con el fin de introducir el socialismo y finalmente establecer una sociedad comunista y sin clases. Su ideología es a menudo marxista-leninista. Ejemplos de grupos terroristas de izquierda son la Brigate Rosse italiana ("Brigadas Rojas") y la Organización Revolucionaria Griega el 17 de noviembre”. Por su parte, “El terrorismo anarquista, es un término general, se utiliza para describir actos violentos cometidos por grupos (o en menor medida por individuos) afiliados a diferentes ideologías anarquistas. Promueven una agenda política revolucionaria, anticapitalista y antiautoritaria. Ejemplos de grupos terroristas anarquistas son la Federazione Anarchica Informale italiana ("Federación Anarquista informal") o la Synomosia Pyrinon tis Fotias griega ("Conspiración de células de fuego"). 3.2. El terrorismo de extrema derecha Cabría mencionar dentro de este apartado, por la gran relevancia que está adquiriendo en los últimos años en Europa y Estados Unidos el terrorismo de extrema derecha, aunque no se trata, en absoluto, de un fenómeno nuevo. Además, se trata de un terrorismo que, en ocasiones, incorpora elementos religiosos y, por lo tanto, su laicidad, a diferencia del terrorismo de extrema izquierda, se vería cuestionada. Este terrorismo es definido por Europol (2020) como “El terrorismo de derecha se refiere al uso de violencia terrorista por parte de extremistas de derecha. Variantes del extremismo de derecha son el neonazismo, neofascismo y formaciones ultranacionalistas. El terrorismo de derecha busca cambiar todo sistema político, social y económico en un modelo de extrema derecha. Un concepto central en el extremismo de derecha es el supremacismo o la idea de que cierto grupo de personas que comparten un elemento común (nación, raza, cultura, etc.) es superior a todas las demás personas. Viéndose a sí mismos en una posición suprema, el grupo particular considera que es su derecho natural a dominar el resto de la población. Además, las ideologías de extrema derecha se alimentan de una variedad de subculturas de odio, comúnmente luchando contra la diversidad en la sociedad y la igualdad de derechos de las minorías. 9 Comportamiento racista, autoritarismo, xenofobia, misoginia y hostilidad hacia lesbianas, gays, bisexuales, comunidades transgénero y queer (LGBTQ) y la inmigración son actitudes comúnmente encontradas en extremistas de derecha. 3.3. El terrorismo yihadista Por su parte, Europol (2020) define el yijadismo como “como una subcorriente violenta del salafismo, un movimiento musulmán sunita revivalista que rechaza la democracia y los parlamentos electos, argumentando que la legislación humana está en desacuerdo con el estatus de Dios como único legislador. Los yihadistas pretenden crear un estado islámico gobernado exclusivamente por la ley islámica (sharia), según la interpretan ellos. Los principales representantes de los grupos yihadistas son la red al-Qaeda y el llamado Estado Islámico. A diferencia de otras corrientes salafistas, que en su mayoría son quietistas, los yihadistas legitiman el uso de la violencia con una referencia a las doctrinas islámicas clásicas sobre la yihad, un término que literalmente significa 'esforzarse' o 'esfuerzo', pero en la ley islámica se trata como guerra autorizada por la religión. Utilizan la comparación histórica con las cruzadas cristianas de la Edad Media para describir situaciones actuales: se cree que el islam sunita está siendo atacado por una alianza global no musulmana, que comprende cristianos, judíos y otras religiones como budistas e hindúes, pero también secularistas. Los gobiernos del mundo musulmán aliados con estos "enemigos del Islam", por ejemplo a través de la membresía de las Naciones Unidas (ONU), son declarados no musulmanes - un acto conocido como takfir - y, por lo tanto, objetivos legítimos. Algunos yihadistas incluyen en su espectro de enemigos percibidos chiíes, sufíes y otras minorías musulmanas. En resumen, el término yihadismo se refiere a una ideología violenta que explota los conceptos islámicos tradicionales. Es preferible al término más vago "terrorismo de inspiración religiosa". Representa la forma más antigua de terrorismo, que reverdeció en los años 70-80 del siglo pasado. Debido a que inicialmente era aplicado dentro del marco nacional o en territorios ocupados, muchos expertos entendían que sus objetivos eran similares a los de ETA o del IRA. Esto no es así. Si bien es cierto que tienen objetivos políticos, estos son muy peculiares: lo que pretenden es 10 que el Islam vuelva a la política, con el fin de depurarla de elementos ajenos que están provocando un gravísimo deterioro en el modo de vida auténticamente islámica, que se vertebra en la sharía (legislación divina). Existe una gran diferencia entre el Cristianismo y el Islam, el primero diferencia claramente entre la vida íntima de la fe y la esfera pública en la que la conducta se ajusta a lo socialmente establecido. En el Islam no existe esta separación, el auténtico musulmán no sólo cree, sino que actúa conforme a la sharía que se desprende del Corán y de los Hadices (dichos y hechos comprobados del Profeta). Es mucho más que una religión, es un modo de vida. El cristiano cree en la omnipotencia divina, mas entiende que el hombre puede y debe hacer construcciones sociales que giren en torno a él y no entorno a dios, por ejemplo, la democracia (gobierno del pueblo, en definitiva del ser humano). Por el contrario, para el musulmán esta conciliación entre asuntos mundanos y religiosos es imposible, porque atenta contra la omnipotencia de Dios: si Dios lo puede todo, de él debe depender todo y nada pode girar en torno a la voluntad del ser humano; a Dios debes someterte y no a otro hombre. La democracia atenta contra la esencia misma de su religión. Todo depende de Dios y todo debe estar regulado por el Islam, tanto es así que en el Sunismo se llega a aceptar que “ante los malos gobernantes, no cabe más que aguantar, porque Dios así lo quiso: Dios impuso esos malos gobernantes como castigo para purgar los pecados”. Se habla del retorno del Islam a la política porque se entiende que los gobiernos como el de Nasser, Sadat y Mubarak en Egipto, o los del partido Baaz en Irak y Siria fueron secularizadores, al importar modos de vida ajenos. Y, ¿cómo retorna el Islam a la política? El Islamismo entiende que es necesario exiliarse de la sociedad no auténticamente musulmana, la barbarie ignorante (Yahiliya). Manteniendo la necesidad de crear contrasociedades, grupos islamistas que llevaran a la práctica con todo el rigor el Islam como forma de vida. Para ello, trataran de combatir los gobiernos yahili mediante dos vías: la educación y la violencia. La primera será llevada a cabo por grupos menos radicales que entienden que la sociedad yahili es recuperable mediante la palabra, la segunda será llevada a cabo por grupos más radicales que consideran absolutamente preciso que el islam vuelva lo antes posible a la 11 política. En un principio el retorno del Islam a la política será llevado a cabo a través de un terrorismo perpetrado por grupos nacionales, procurando erradicar los gobiernos nacionales yahili y creando estados islámicos. Pero, en la década de los noventa del siglo pasado aparece una organización transnacional, al Qaeda, y más recientemente el Estado Islámico (Isis, Daesh…) 3.3.1. Al Qaeda y el Estado Islámico Para acabar con los gobiernos apóstatas, pretenden cortar el apoyo que les presta occidente atacándolos directamente. Su objetivo es provocar un choque de civilizaciones entre occidente y el mundo musulmán, del que saldría derrotado occidente, allanándose así el camino a la unidad musulmana. Es importante diferenciar unidad musulmana a unidad árabe. Los panarabistas han intentado reemplazar el islam por un elemento secular o laico (el árabe), mientras que para los islamistas el único elemento común importante es el Islam. De ahí que se sientan la vanguardia de una comunidad de creyentes (umma), percibiéndose también como soldados. Siguiendo los mandatos del Corán, el verdadero musulmán ha de defender el Islam, y esto puede hacerlo mediante la palabra pero también es legítimo hacerlo mediante la espada, en ambos casos estamos ante una Yihad (lucha sagrada o santa de defensa del Islam). No obstante, el islamista que opta por la violencia, no cree sólo en una yihad defensiva, para él es un deber extender el Islam hasta alcanzar una umma universal. Con esta base ideológica, ha de tener un modus operandi claramente distinto del terrorismo laico, no tiene la cortapisa de un pueblo de referencia que pueda quitarle su apoyo: el sólo se debe a dios, y sólo ante dios, no ante los hombres, ha de dar cuenta de unos actos que él considera legítimos y acordes con las exégesis más correctas de las fuentes sagradas del islam. De este modo, quien entregue su vida matando a otros no se estará suicidando en un acto ofensivo, sino defendiendo el Islam, más que matarse será matado por sus víctimas, quienes lo obligaron a actuar como actuó, de ahí que no sea un suicida sino un mártir. El terrorista que tiene este tipo de creencias no teme matar. Habrá que matar a centenares o miles para aterrorizar a millones. Esto es lo que caracteriza al terrorismo islamista, su letalidad surge de su propia base 12 ideológica. Las víctimas carecen del valor simbólico que si pretende el terrorismo laico. Para el terrorismo islamista y, sobre todo, para el terrorismo de al Qaeda y del Estado Islámico, el valor simbólico lo tienen los escenarios de los atentados (Las Torres Gemelas, la estación de Atocha, el Puente de Londres, las Ramblas de Barcelona, los espacios ocio occidental en París –Bataclán-.... Así, es común que este tipo de atentados suelan perpetrarse sincrónicamente contra varios objetivos, ya que de este modo mayor será el terror inducido y mayor será el despliegue informativo. 4. La motivación del terrorista La motivación es un constructo que corresponde a la supuesta fuerza direccional que permite o impulsa al sujeto a realizar una acción. Es el fin que persigue el individuo con su acción. Desde este punto de vista, es asumible que el terrorista debe tener una motivación que lo dirija a la acción. En este caso se han propuesto tres tipos de motivaciones o niveles a los que opera: la motivación racional, la motivación psicológica y la motivación cultural (véase el Cuadro 4). a. La motivación racional hace referencia a que el terrorista, antes de cometer el atentado, hace un análisis sobre los costos y los beneficios que el acto va a significar para él mismo y para el grupo. En este análisis sopesa las capacidades defensivas del objetivo. b. Por otro lado, el terrorista se ve motivado por variables más volitivas, emocionales, que se derivan de su desencanto, su frustración respecto a su vida y sus realizaciones. El terrorismo se idealiza y se convierte en una razón de ser para sujetos cuyo autoconcepto es negativo o bajo y que no encuentran otra forma de realizarse. En este proceso va a proyectar sus motivaciones antisociales sobre otros y a crear una perspectiva polarizada (nosotros-ellos). Ello va unido a la atribución de motivos malvados al exogrupo, lo que le permite finalmente deshumanizar a la víctima y eliminar cualquier ambigüedad que pueda aparecer. Por otra parte, y como ya se mencionó, las personas, como seres gregarios, presentamos una necesidad de pertenecer a un grupo. Esta pertenencia al grupo conlleva, en el caso de grupos terroristas, la 13 necesidad de cometer actos violentos para obtener el prestigio dentro del mismo y demostrar su compromiso, a la vez que mantiene la autoestima y la legitimidad del grupo. Psicológicamente, el grupo presiona al sujeto hacia la unanimidad siendo intolerante con las disensiones. Esto provoca un fenómeno que, a la larga, se vuelve contra el propio grupo y dificulta la finalización de la violencia. En esa necesidad de demostrar el compromiso, se produce una escalada que tiende al extremismo y que acaba fracturando al grupo en facciones más violentas e incontrolables. c. Pero como se ha insistido, el terrorismo no es un fenómeno que se dé y se pueda explicar sin tener presente el contexto social y cultural en el que se desarrolla. Junto a las motivaciones racionales y psicológicas, deben existir variables culturales, valores compartidos, que motiven hacia la acción, que excusen, cuando no premien, el hecho de segar vidas. Por eso, en aquellas sociedades en las que el individuo se valora en términos de la calidad de los miembros de su grupo (sea éste su familia, su clan, su tribu), es donde es más probable que se precie y se tienda al autosacrificio. Esto explicaría que, en ciertas culturas, el terrorista esté “impaciente” por dar su vida por la organización o la causa, sabedor de que ello elevará su imagen en la sociedad, convirtiéndose en un héroe para la población. Por tanto, es importante conocer qué formas de canalizar la violencia son aceptadas por el grupo cultural y, si es “caldo de cultivo” para la idealización de un confundido sacrificio heroico, para modificarlo en la medida de lo posible. La propaganda en las escuelas (las polémicas ikastolas o las madrassas, por ejemplo), los personajes idealizados o los símbolos de los medios de comunicación de masai o religiosos, son algunos de los medios que el grupo de referencia tiene para motivar culturalmente al sujeto de forma insidiosa. Junto a ellos, existe otro mecanismo de mayor impacto, más directo, más explícito, nos referimos a la manipulación a través del mensaje de la “exterminación cultural” supuestamente perseguida por el exogrupo. 14 Cuadro 4. Factores que facilitan la motivación hacia la acción terrorista (Tomado de fernandez-Millan y Seijo, 2007) - Desencanto Frustración respecto a su vida -Autoconcepto negativo Pertenenci a al grupo Personajes idealizados Influencia de: -Escuelas, -MCM, -Líderes Amenaza de “exterminación cultural” Perspectiva polarizada MOTIVACIÓN Racional (análisis de costos/beneficios) Volitiva (Idealización, razón de ser) Cultural (valores compartidos) ACCIÓN Todas estas variables motivadoras van a causar, en aquellos sujetos de la sociedad más predispuestos (al igual que ocurre con la captación de las sectas), que se vean tentados, motivados, a optar por el camino de la violencia terrorista (Cuadro 2). Pero además hay que tener en cuenta que la radicalización no suele iniciarse por efecto de una única motivación sino por una combinación de necesidades o motivos básicos, emociones y sentimientos, y por las experiencias vitales que funcionan como antecedentes causales de aquéllas. Nadie puede radicalizarse si no parte de un interés por conocer y explorar 15 ideas o ideologías extremistas, frecuentar ambientes radicales y entablar relación con individuos o grupos radicalizados. Las principales necesidades son: - Necesidades de pertenencia y de reconocimiento social pueden estimular la integración en redes o grupos radicalizados, así como el desarrollo de conductas recompensadas por muestras de aceptación o admiración por parte de los líderes y compañeros de grupo. - Necesidad de significación o sentido puede estimular a buscar información y explorar nuevas formas de interpretar el mundo y de atribuir valor y propósito a la propia existencia. - Otros motivos que también pueden promover el acercamiento a entornos y círculos extremistas son la búsqueda de sensaciones o de aventuras, el afán de notoriedad, etc.. Las emociones y sentimientos más frecuentemente relacionadas con la radicalización (por ejemplo yihadista) son la frustración, la humillación, la indignación, la ira, el odio e incluso la culpa (Atran, 2010; Speckhard, 2012). Además de generar deseos de revancha, castigo y restauración de la justicia, venganza o redención, esas experiencias afectivas también puedan aumentar la receptividad hacia las ideas, argumentos e imágenes del salafismo yihadista, dada su capacidad para ofrecer una explicación sencilla a los problemas sociales, políticos o personales que las originaron y proponer una solución (moralizadora y violenta) a los mismos. A saber, la conversión al islam “verdadero” y la yihad. Entre las vivencias y circunstancias personales que pueden activar las anteriores motivaciones se incluyen experiencias de marginación o exclusión social; episodios (puntuales o reiterados) de discriminación interpersonal o intergrupal; maltrato o abuso por causa de la propia identidad nacional, étnica o religiosa; vivencias traumáticas de origen sociopolítico (represión y persecución, conflictos armados); y crisis familiares (pérdida de parientes) o personales (caída en la delincuencia, desengaños sentimentales). 5. El perfil del terrorista y características de personalidad. 16 La primera pregunta que cabe hacerse desde el ámbito de la psicología criminal en relación con el terrorismo está relacionada con las razones que llevan a un individuo a dar el primer paso y tomar la decisión de alistarse, o involucrarse de alguna forma, en un grupo terrorista: ¿Acaso posee ese individuo alguna predisposición psicológica específica que podamos identificar a priori y que haga más probable esta decisión? Estos individuos atesoran cuando menos un alto compromiso con la causa que defienden. Pero esta deducción, aparte de que no siempre es correcta, nos considerando aporta que el un escasísimo abanico de conocimiento motivaciones para psicológico ejercer tal compromiso puede ser ciertamente muy variado. Sin disponer todavía de respuestas claras a la primera pregunta, pronto nos va a asaltar una segunda quizá más intrincada que la primera. Pongámonos en la situación de que el individuo en cuestión ha dado el paso, por diferentes razones, de explorar la experiencia de pertenecer a un grupo terrorista y ha tenido la oportunidad de contrastar si esa experiencia, que incluso ha podido conllevar la concepción, diseño y ejecución de un atentado, realmente da respuesta a sus motivaciones íntimas ideológicas, políticas o religiosas: De acuerdo, pero... ¿por qué continúa siendo terrorista? Probablemente no estemos hablando de un tipo concreto de personalidad que ante una determinada situación o llamada interior encuentra en el terrorismo la repentina respuesta a sus necesidades vitales. Debemos necesariamente concebir el terrorismo como el resultado de un proceso de compromiso con un grupo o una idea, y en diametral oposición a otro grupo y otra idea que representa genéricamente "el enemigo", en el que la asunción de riesgos, la lealtad, la inercia a la venganza y el aislamiento social provocan que en ese proceso se adquiera únicamente un billete de ida de difícil retomo. Este proceso, por otra parte, puede explicar las razones por las cuales incluso si las circunstancias objetivas cambian en favor de los intereses del grupo terrorista, o carece de un nulo respaldo social, este se empeñe en perdurar hasta que sea el propio paso del tiempo el que sepulte su discurso o, llegados al extremo, sean eliminados o encarcelados. 17 Los terroristas no padecen necesariamente un trastorno de personalidad antisocial ni una psicopatía. PSICOPATÍA A) Los psicópatas son sujetos que, a pesar de su extraversión, son personas inestables, no son capaces de establecer relaciones interpersonales profundas dadas su incapacidad para formar una verdadera relación. De hecho, los grupos y las organizaciones terroristas con regularidad rechazan a los individuos emocionalmente inestables dado que representan un riesgo para la seguridad. Sin embargo, hay que admitir que ciertos roles, en ciertos tipos de organizaciones terroristas, sí pueden ser idóneos para ser ocupados por sujetos que presenten características psicopáticas. Nos referimos al líder carismático, mesiánico, de las organizaciones terroristas de carácter religioso-sectario. Frente a ello, el terrorista “de a pie” suele ser un sujeto extremadamente leal a su grupo y a su causa, radical en sus actuaciones y decisiones, suspicaz y vengativo. Sus motivaciones son antisociales, desarrollando estrategias para no involucrarse emocionalmente en las consecuencias de sus acciones y careciendo de la capacidad de empatizar (que dificultaría su “trabajo”). B) Si el psicópata se caracteriza por una incapacidad para pertenecer a un grupo, el terrorista se encuentra al otro lado del espectro, presentando una necesidad pronunciada de pertenencia al grupo que es para algunos individuos un motivador más fuerte que los propios objetivos políticos. Esta necesidad de pertenencia a un grupo es más acusada en los sujetos con baja autoestima, baja autorrealización y autonomía y que miden su estatus social por la aceptación del grupo. Por otra parte, esta necesidad está en la base de la creación de lazos emocionales entre los miembros de los grupos operativos que forman el entramado terrorista llegando a crear una “familia ficticia”. Por su parte, Alonso-Fernández (2002), dibuja la personalidad de estos sujetos como fanáticos combativos caracterizados por un hipernarcisismo que sufren ideas delirantes de persecución. Yánez 18 (2007) propone como perfil general de la personalidad terrorista cuatro rasgos: el fanatismo, que lo lleva a la crueldad; el mesianismo, que lo impulsa a redimir a la sociedad; la intolerancia, ya que se cree en posesión de la verdad y el odio y resentimiento, que los lleva a matar sin piedad. Podemos definir genéricamente cualquier fenómeno terrorista en términos de poder. El terrorista desea el poder que, por lo general, considera que se le ha arrebatado de forma ilegítima. Parte inicialmente de un déficit de poder que debe resolver por la fuerza. Esta aproximación que iguala las motivaciones visibles en la superficie del conflicto, a saber, una patria, una religión, una estructura social, pero también minimiza una etiología anclada exclusivamente en problemas psicológicos. Lógicamente los tiempos cambian y las estrategias de captación y adoctrinamiento también. Desde el punto de vista del terrorista, la recompensa no es personal, al menos en este mundo, sino que la sitúa en los beneficios que conllevará su propio suicidio para la causa o, quizá, en la creencia de que, tras la muerte, se alcanza una nueva dimensión de inconmensurable felicidad y serenidad. Respecto a este extremo, si bien es compartido por muchas religiones, no siempre sus feligreses consideran la inmolación una opción razonable, por lo que, desde un punto de vista psicológico, tampoco es un argumento que nos ayude a entender el proceso de persuasión aludido. En este sentido debemos recalcar que el comportamiento de personas pertenecientes a grupos terroristas no estaría determinado tanto por un balance a nivel de costes personales, sino por la intensidad del compromiso con los valores que comparte con su grupo. Con el fin de superar, siquiera en parte, este amplio margen de incertidumbre, Luis de la Corte (2015) plantea una serie de consideraciones orientadas a entender (en este caso, el movimiento yihadista que, en su generalidad, bien podría extrapolarse a cualquier grupo terrorista): a. Las explicaciones en clave sociopolítica son relevantes pero insuficientes. La lista de factores causales potenciales, reales o percibidos, que podemos identificar a este nivel incluye una gran diversidad de desigualdades situaciones sociales, tales conflictos 19 como persecución armados, política, discriminación, prohibiciones, etc. La limitación de estas explicaciones es que un grupo terrorista puede decir actuar en nombre de un "pueblo" que, lejos de opinar monolíticamente, acoge en su seno sensibilidades y pareceres en ocasiones antagónicos a los defendidos por dicho grupo terrorista. b. No existe un único perfil que predisponga a la radicalización. Esta consideración no tiene que ver únicamente con el perfil sociodemográfico, sino también con el perfil psicológico. Entre los miembros de los grupos terroristas existe una gran variedad de niveles educativos y socioeconómicos, los hay casados y solteros o pueden pertenecer, o no, a familias desestructuradas, una parte de las personas radicalizadas en Europa está bien integrada desde un punto de vista social. c. La radicalización como proceso. La radicalización solo puede ser el resultado de un proceso gradual y, en todo caso, únicamente viable en sujetos con un determinado estado mental abierto a recibir y tomar en consideración un discurso con el que otorgar un nuevo sentido a la propia existencia. Este proceso estaría conformado por una serie de etapas que transcurren desde la sensibilización y la asunción de una determinada perspectiva moral a partir de la cual el mundo queda dividido entre un "nosotros", poseedores de la verdad, y un "ellos", el enemigo a batir, pasando por un progresivo distanciamiento de las amistades y grupos previos de referencia hasta, finalmente, sustituirlos por una red social de miembros ya radicalizados o en proceso de radicalización que van a cubrir en el sujeto diferentes necesidades emocionales y materiales, pero también con funciones de control y persuasión. En este proceso cabe decir que Internet va a adquirir una creciente importancia, ya que permite a los sujetos en proceso de radicalización percibir la impresión de pertenencia a un grupo de escala planetaria. Sea como fuere, en todo caso, pueden ser muchas las personas que inician este proceso, pero no todas lo culminan. d. Múltiples motivaciones. Como acabamos de comentar, nadie inicia un proceso de radicalización desde cero, sino que parte de un interés previo por conocer y explorar una determinada ideología extremista. 20 e. La brecha entre radicalización y acción violenta. No todas las personas que inician el proceso de radicalización lo culminan, pero, además, no todas las personas que acaban radicalizadas dan el paso a la acción violenta 6. El proceso de implicación en organizaciones terroristas Como se ha visto, es necesario que acudamos a los factores objetivos o socioestructurales para comprender por qué un miembro de la sociedad decide convertirse en un terrorista llegando, incluso, a suicidarse en uno de sus actos. El factor psicosocial clave que va a permitir a un sujeto realizar la desconexión moral necesaria para realizar actos terroristas, deshumanizando a la víctima y difuminando su responsabilidad, es la aceptación de una ideología, entendida como un sistema de creencias y valores compartido por el grupo que va a determinar el modo en que éste trata de afectar a la configuración de poder socialmente establecido. Por su parte, la aceptación de una ideología supone un cambio en la percepción o representación de la realidad social, la interiorización de unos fines y valores morales y de un conjunto de medios señalados por el grupo (líder) como imprescindibles para realizar la acción. Lo que va a caracterizar a la representación social del terrorista es su maniqueísmo (legitimización de los medios –el terror y la violencia- a partir de los fines) y su dicotomía, con pensamientos “todo o nada” que reduce el mundo a un campo de fuerzas en el que se oponen el bien (representado por ellos) y el mal (representado por el resto de la sociedad o el poder). Esta “autoexplicación” le permite deshumanizar a los sujetos del “bando” contrario, a la vez que, transferir a la víctima, la culpabilidad de sus actos (Cuadro 5). Sin embargo, la ideología, aunque indispensable, no es suficiente para la aparición de un grupo terrorista en un contexto social, sino que también es necesario que se den o se perciban un conjunto de factores desencadenantes o propicios: a) Que el terrorista anticipe que las consecuencias de la aplicación de su estrategia serán más positivas que negativas para los fines que persigue. Para captar la atención pública, incidir en las actitudes de la población 21 diana, provocar una reacción violenta del grupo contrario, destacar sobre otros grupos terroristas y/o reforzar la moral del propio grupo. b) La certeza de disponer de los recursos necesarios para realizar sus atentados (humanos, sociales, económicos y materiales). Cuadro 5. Análisis de los factores psicosociales que permiten la desconexión moral del terrorista (Tomado de Fernandez-Millan y Seijo, 2007). SITUACIÓN Creencia y valores compartidos Difuminación de la responsabilidad IDEOLOGÍA AUTOEXPLICACIÓN Distorsión de la realidad Deshumanización de la víctima Maniqueismo Dicotomía Interiorización de fines Aprendizaje y aceptación de medios señalados como imprescindibles por el líder ACCIÓN 22 AUTOPERCEPCIÓN: - Agente moral - Héroe - Servidor de un Dios Tras estos factores desencadenantes que propician la conversión o el deseo de formar parte de un grupo terrorista, aparecen otras variables que sirven para que el sujeto permanezca en el grupo. Se trata de los factores mantenedores. - La organización terrorista debe ser comprendida como un sistema que satisface las necesidades básicas de sus miembros y que tiende a perpetuarse a sí misma a través de un conjunto de procesos, a saber: captación y reclutamiento, socialización o adaptación al grupo y aprendizaje de sus normas y valores, diseño de la estructura y funcionamiento del grupo (normas, roles, objetivos, sanciones…), actitud del líder, sistema de incentivos tanto económicos, como morales y sociales (grupales), establecimiento de relaciones informales (lazos de amistad, camaradería, encaminadas a etc.), abastecerse involucramiento en las acciones económicamente (robos, extorsión, secuestro, negocios legales e ilegales), formación de una red de contactos tanto con otros sectores de la población, como con otras organizaciones terroristas. - Dentro de la organización, el grupo presiona al miembro con mecanismos típicos de la dinámica grupal. Así, se practica un extremismo endogrupal a través del llamado “efecto oveja negra” (Ver cuadro 6). Según este fenómeno, el grupo tiende a castigar de forma más extrema a los miembros de su propio grupo, a la vez que sobrevalora la “buena conducta” de éstos. Una conducta positiva realizada por un sujeto del propio grupo (enfrentarse a varios enemigos) será calificada de “muy buena”, mientras que el calificativo perderá el superlativo, reduciéndolo a “buena” si es realizada por un miembro del exogrupo. A la vez, una acción negativa (confusión del objetivo del atentado) será calificada de forma más indulgente si la comete el miembro terrorista que si la realiza algún enemigo. 23 Cuadro 6. Comparación entre el extremismo y el favoritismo endogrupal (Tomado de Fernandez-Millan y Seijo, 2007). Efecto “oveja negra” Muy bueno Muy malo Extremismo endogrupo bueno endogrupal malo exogrupo Teoría de la Identidad Social Muy bueno malo endogrupo Favoritismo endogrupal bueno Muy malo exogrupo Junto a estos mecanismos valorativos, se aprecian dos sesgos cognitivos que, si bien se presentan en otros grupos, en los grupos terroristas adquieren una marcada potencia al ser tan cerrados: - Sesgo de falso consenso. Hace alusión a la creencia de que los demás miembros del grupo coinciden en las mismas opiniones, creencias y conductas que nosotros. Este sesgo permite defender la autoestima al ofrecer la sensación de ser normal y no desviado o raro. Este proceso es más fuerte cuanto más desviada o minoritaria es la postura o conducta del sujeto y se ve favorecido en las siguientes situaciones: a) cuando el sujeto se relaciona sólo con otras personas con opiniones similares a las propias; b) cuando se focaliza la atención sobre los propios actos; y c) cuando se atribuye la conducta a causas situacionales, externas. - Sesgo de ignorancia pluralista. En ocasiones complementario al anterior, consiste en creer erróneamente que una norma social es dominante aunque realmente la mayoría, de forma privada, la rechace. Esto ayuda a 24 que se mantengan ideas, creencias, o conductas abandonadas privadamente (“Cómo voy a decir que dialoguemos… se me echa el grupo encima”, “Muchos creíamos en que había llegado el momento de acabar con la violencia, pero no nos atrevíamos a decirlo”). Este sesgo se hace más potente en los grupos en los que una minoría (cúpula) tiene una gran capacidad de discurso público e impone su actitud. Dado que los individuos emitimos nuestra opinión en función del apoyo social que percibimos, es normal que en estos casos se produzca el fenómeno de la “espiral de silencio” por la que los que creen que su opinión es minoritaria no la expresan, lo que refuerza la idea de la verdadera minoría de que su opinión es apoyada por la mayoría. Un último proceso psicosocial que puede observarse en los grupos terroristas y que explica la permanencia del sujeto en el mismo es la exposición selectiva o tendencia a preferir la información consonante con las propias creencias y actitudes y rechazar la información disonante con ellas. La conjunción de estos sistemas de calificación de las acciones, de los sesgos perceptivos y de la exposición selectiva fomenta la cohesión y minimiza las escisiones dentro del grupo (Ver cuadro 5: Análisis de las variables implicadas en el proceso de conversión en terrorista, Tomado de fernandez-Millan y Seijo, 2007). 25 Situación social propicia: Percepción de injusticia, humillación y/o sometimiento Satisfacción de la necesidad de permanencia a un grupo Moldeamiento y modelado Formación de lazos emocionales Desequilibrio psicológico Desconfianza en el sistema legal la Presión/cohesión grupal Frustración / Privación relativa Vulnerabilidad Agresividad potencial Exposición a modelos sociales violentos idealizados Influencia del líder de Desindividualización (Reducción de la inhibición) Satisfacción de necesidades básicas CRISIS Estrés Dispersión o difusión responsabilidad IDEOLOGÍA C A P T A C I Ó N REALIZACIÓN DE ACTO TERRORISTA Justificación de la violencia PERMANENCIA EN EL GRUPO Victimización Aparición de fenómenos grupales: - efecto oveja negra Favoritismo endogrupal - Sesgo de falso consenso - Sesgo de ignorancia pluralista. Exposición selectiva Deshumanización de la víctimas Atribuciones erróneas Distorsiones perceptivas Generalización Dicotomía Visión túnel Justificación moral 26 Reajuste cognitivo Atribución de la culpa al propio agredido Superioridad ética TEMA 5.TERRORISMO Grado en Criminología-Psicología Criminal II 27

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