Teoría de la comunicación para una matriz estratégica PDF

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2021

Luciano H. Elizalde – Arturo Fitz Herbert

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communication theory strategic communication human communication social sciences

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This book introduces communication theory as a foundational element for strategic matrices. It examines the construction of shared meaning, the creation and sustenance of meanings and explores how communication works. It advocates for a strategic approach to communication in daily interactions and collaborations as a way of critically creating meaningful redundancies. It discusses the differences between physical and communicative realities, highlighting the role of interpretation and response in shaping communication.

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Teoría de la comunicación Fundamentos de una matriz estratégica Luciano H. Elizalde – Arturo Fitz Herbert Buenos Aires – 2021 1 2 Introducción El problema existencial que tenemos los seres humanos podría ser resumido en cómo (...

Teoría de la comunicación Fundamentos de una matriz estratégica Luciano H. Elizalde – Arturo Fitz Herbert Buenos Aires – 2021 1 2 Introducción El problema existencial que tenemos los seres humanos podría ser resumido en cómo (técnica y moralmente) construir la realidad en la que debemos cohabitar y convivir. Y dentro de ese gran problema, se filtra constantemente otro: el de cómo crear, mantener, cambiar, modificar y sostener los significados compartidos o individuales, privados o públicos, que nos permitan darle sentido a esta realidad. En este problema insertamos a la comunicación. Desde Platón y Aristóteles hasta Habermas y Sloterdijk, sin quererlo la mayoría de las veces, los mejores pensadores de la humanidad se han chocado con el problema de la comunicación en su búsqueda de cosas “más importantes”. La comunicación humana es el proceso por medio del cual una persona intenta que otra re-construya cierto significado que la primera tiene sobre algo o sobre alguien. La construcción paralela de estas redundancias semánticas sería el caso, para Gregory Bateson. Producir patrones de redundancia sería otra forma de nombrar lo que pasa con la comunicación. Más allá de cómo se hace para generar significados redundantes en otros o para que otros produzcan estos significados redundantes con los nuestros, la mayoría de los especialistas consideran que la comunicación es un proceso para crear estas redundancias de significados, de un cerebro a otro cerebro. La redundancias pueden ser semánticas, emocionales, representacionales, de comportamiento, actitudinales o relacionales. Sin lugar a dudas, las ciencias sociales han entendido que los significados que nos rodean y que tenemos en nuestro sistema “mente-cerebro”, que encontramos en los textos de nuestra cultura, o en las conversaciones con otras personas, son entidades relevantes. Si es cierto que como seres humanos tenemos que construir una realidad en la que podamos existir juntos con otros seres humanos y no humanos, esta realidad siempre contiene sustancias de significado que permiten dar sentido y saber qué somos, qué queremos ser, qué es lo que hay afuera nuestro, etcétera. La comunicación se ha transformado en algo relevante porque nos dimos cuenta de que debemos crear, distribuir y mantener ciertos significados compartidos, y luego, cambiarlos, distribuirlos y sostenerlos por un tiempo. En este proceso interviene un poco, por lo menos, la comunicación como mecanismo consciente. Pero no es lo único que puede crear significados compartidos. En esta realidad en la que vivimos, hay cosas, artefactos, animales, vegetales, minerales, reglas, expectativas, ficciones, basura, residuos, etc., etc. Todo esto es construido y articulado porque le damos significados, y esto mismo produce significados. 3 La comunicación es un mecanismo de gestión de significados, pero no es el único. Es uno que puede manejar la “interioridad” de un texto y de un mensaje; es uno que es dirigido muchas veces de modo consciente y buscado hacia la reproducción de ciertos significados. La comunicación suele terminar como proceso cuando alguien tomó una decisión. La decisión y la acción que produce, es resultado de una mente no de un mensaje. Pero la comunicación se entremezcla constantemente en la construcción de la realidad con mecanismos que activan motivos en la mente, con aquellos que causan efectos (físicos y biológicos) y con los que producen razones que deben ser consideradas solo por humanos. A continuación haremos un recorrido por algunos autores y sus ideas con el fin de com- prender cómo funciona la comunicación humana. El objetivo no es explicar los autores que se citan. Hemos realizado una interpretación bastante libre de los autores y de sus teorías. No queremos hacerles decir otra cosa a estos autores. Pero tampoco nos interesa contarles lo que ellos y ellas quisieron decir. En realidad, lo que queremos es decir algo nosotros. Y para este fin, usamos una serie de teorías y de conceptos que creemos que nos facilitan explicar cómo comprendemos la comunicación y sus efectos en la realidad humana. Debemos saber más y ponernos de acuerdo en cómo funciona porque de otra manera, no podremos usarla estratégicamente. Y éste es el cometido: transformar la comunicación diaria, cotidiana, es algo estratégico. ¿Por qué? Porque incluso para entendernos, para encontrar colaboraciones y coordinaciones, necesitamos estrategia, es decir, necesitamos elaborar un camino crítico que nos permita saber de qué manera debemos crear redundancias significativas en otros a los que queremos beneficiar con una decisión o decirles que los apreciamos, y que nos crean porque es verdad. Los fundamentos teóricos de la teoría de la comunicación La ontología de la comunicación. La realidad de la comunicación Aquél que pretenda analizar y determinar qué es la comunicación y cómo funciona en la realidad no puede hacerlo del mismo modo que lo hace el físico o el médico cuando estudian los objetos de investigación. En primer lugar, estos dos observadores tratan con realidades que son mucho más independientes del propio observador, realidades que existen en un mundo óntico (aquello que es existe sin necesidad de un sujeto observador). Realidades que existen por sí mismas sin necesidad de relaciones de interdependencia con el observador. En cambio, el análisis de la comunicación humana implica otro tipo de realidad: una realidad producida y reproducida por el comportamiento, por el pensamiento y por las relaciones entre los seres humanos. La realidad en la que funciona la comunicación está formada por percepciones, por 4 conductas y por pensamientos de los individuos que en ella participan, y por la relación entre ellos con el contexto en el que se encuentran. Se podría decir, entonces, que existen dos realidades básicas, es decir, dos objetividades diferentes. Una primera objetividad que puede ser llamada fisicalista y que es altamente independiente de los observadores. Y un segundo tipo de objetividad que puede denominarse comunicacional, en la que los observadores tienen una participación activa en su constitución, reproducción, variación y cambio. El mundo fisicalista es el mundo de los sistemas físicos, químicos y biológicos. Los cambios y las determinaciones en estos niveles no implican procesos de comunicación simbólica. Los cambios en la composición de la estructuras cuánticas, atómicas y mo- leculares; las modificaciones en las composiciones químicas de la realidad inorgánica y los cambios evolutivos en las especies biológicas son parte de la realidad no comunica- cional. El mundo comunicacional es el mundo de los sistemas psíquicos, sociales y culturales. En esta realidad, los cambios y las estabilizaciones del cambio, las variaciones y los con- flictos son producidos por el efecto de procesos de interpretación de mensajes en de- terminados contextos. La evolución sociocultural es el resultado de complejos procesos semiótico-comunicativos. Y esto se puede observar si se tiene en cuenta las similitudes y diferencias entre tres seres humanos que han vivido en diferentes épocas de la historia: uno que fue esclavo en el Egipto de la Antigüedad y trabajó en la construcción de las Pirámides de Keops; otro vivió en la Edad Media y luchó en una de las Cruzadas para recuperar Jerusalén y un tercero, del siglo veinte, ocupa su vida en trabajar en una empresa de software y en consumir productos de la cultura del entretenimiento. Las similitudes más importantes entre los tres, seguramente, son biológicas. Y las diferencias deberían concentrarse en los aspectos psíquicos, sociales y culturales que forman sus modos de comportarse, de pensar, de sentir, de relacionarse. Son todos homo sapiens. Todos tienen una composición genética que los define como homos. Sin embargo, todos tienen diferencias que son centrales para su forma de vida. Sus diferencias acerca de lo que era real e irreal, su moral, sus criterios de belleza, la relación con sus familias, los significados de la vida íntima o pública dependen de sus mundos comunicacionales. Los cambios que se producen en el mundo comunicacional provienen de la compleja actividad que desarrollan los mecanismos de comunicación y de semiosis (transformar ‘algo’ en signo de otra cosa, y darle sentido). Estos dos mecanismos producen las es- tructuras, las funciones y los efectos de los mitos, del arte, del juego, de la ciencia, de la religión, etc. Todos estos son productos simbólicos del ser humano. Y la prueba está en que han cambiado a lo largo del extenso desarrollo sociocultural del hombre. Y no es 5 extraño pensar que seguirán cambiando en tanto exista actividad simbólica de comu- nicación y de semiosis. Estos dos mundos se diferencian no sólo por sus elementos, es decir, las entidades que en ellos existen, sino por la perspectiva que el observador toma de cada uno. Sus diferencias más importantes son las siguientes: Mundo fisicalista Mundo comunicacional Se compone de objetos y de cosas físicas. Se compone de mensajes, de percepciones, de significados, conductas y reacciones a las conductas. El modelo que se utiliza para explicarlo El modelo que se utiliza para explicarlo es el de CAUSA-EFECTO. es: ESTÍMULO-(interpretación)- RESPUESTA-(interpretación)- REFUERZO. El modelo es de determinismo físico. El modelo es el del determinismo mental, y semiótico-simbólico. Ejemplo: El impulso dado sobre una piedra Ejemplo: La patada a un perro hace que, o sobre una bola de billar. éste reaccione, que modifique su estado de ánimo y que produzca una conducta de respuesta. Lo óntico está compuesto de Su ontología se compone de experiencias materia y de energía. individuales y sociales de los seres de animales y seres humanos. La división entre el observador No es muy clara la diferencia entre el y lo observado es muy clara. observador y lo observado. 6 Las observaciones del observador Las observaciones del observador afectan no afectan (o lo hacen en muy reducidas al objeto observado. situaciones) al objeto observado. Los “mensajes” no tienen realidad: todo Sólo existen “mensajes”, es decir, se reduce a ondas sonoras, tinta de imprenta entidades que existen en tanto un sujeto o feromonas (comunicación olfativa). las reconoce y es afectado por ellas. Lo “real” es lo físico y biológico. Los “real” es el contenido de la conciencia individual, las relaciones sociales y los patrones de sentido culturales. Ejemplos: Ejemplos: Ondas visuales de la película Fulp Fiction. Reacción emotiva cuando matan al protagonista después de levantarse del inodoro. Ondas sonoras en las que llega Las diferentes representaciones mentales Las Bodas de Fígaro, de Mozart. que permiten a diferentes personas comprender distintos niveles de la ópera. Un hombre peinado con un rodete. El significado sagrado para un samurai de su coleta o rodete. Un conjunto de personas corriendo Un partido de fútbol Boca-River. detrás de una pelota. Antropología de la comunicación. La definición de ser humano 7 Estas funciones que la comunicación cumple en las sociedades humanas se han iden- tificado por medio de una imagen de ser humano que debería ser explicitada. La co- municación humana es un elemento característico y esencial de la definición de homo, es decir, de ser humano. A continuación se analizarán las imágenes de hombre más utilizadas en las ciencias sociales y sus consecuencias sobre la observación de la realidad y sobre las conclusiones que se obtienen de la relación entre estas imágenes y la teoría social. Imágenes del ser humano (1) Homo sapiens En general, las ciencias antropológicas y sociales, pero también las que tienen algún tipo de apoyo en la biología (antropobiología o paleontología) realizan sus investigaciones teniendo como base o supuesto a un ser humano que tiene como principal característica el hecho de que cuenta con una alta capacidad mental y cerebral. El ser humano es un ser racional, en acto o en potencia. Las acciones son teleológicas en su totalidad y cualquier alteración de esto es una patología. (2) Homo biologicus Muchos investigadores, inclusive en las ciencias sociales, consideran que la imagen de hombre que más se ajusta a la realidad que deben estudiar es la de un ser humano como continuación del reino animal. El hombre está determinado por su herencia biológica en tanto es parte de una especie y por sus aptitudes o deficiencias corporales en un nivel individual de la conducta. Esto no permite explicar la realidad cuando se observan las diferencias grupales, históricas e individuales de los hombres que tienen patrones biológicos comunes. (3) Homo aeconomicus Esta imagen impuesta por el desarrollo de una de las ciencias sociales más evolucionadas, se sustenta en la idea de que el ser humano es racional (sapiens) y en que esta racionalidad es de un tipo que podría definirse como utilitaria. El ser humano sólo actúa por interés, éste es individual siempre y no hay otra explicación del origen de las conductas. (4) Psychological man La psicología y su importancia en el desarrollo de las ciencias sociales llevaron a que se tratará de pensar al ser humano con el atributo de una psiquis. Esta idea tiene dos versiones, por lo menos. Una, que considera al hombre como un ser individual y separado de otros. El ser humano y sus obras pueden ser explicados a partir del análisis 8 individual de su mente y de su comportamiento. La otra versión de la imagen del hombre es la que dice que el ser humano está controlado, determinado o sólo condicionado por el inconsciente. El hombre no puede controlar su conducta, que en realidad está producida por la actividad de ideas, reglas y mecanismos que el hombre no conoce o que le resulta difícil conocer. En esta segunda versión, el psychological man es también un ser irracional (Freud, Nietzche, Shopennhauer, etc.). (5) Homo faber El representante más importante de esta idea ha sido el marxismo en todas sus formas. Su antropología existencialista se sustenta en la idea de que el trabajo es la actividad y la realidad esencial del ser humano, aquello que lo distingue del reino animal y que lo eleva. Su visión de que el trabajo es sólo trabajo material derivó en un reduccionismo del cual fue difícil salir. El homo faber llevó al materialismo, aunque no es necesario que esto suceda. (6) Homo ludens Esto es una imagen poco común de ser humano. Fue introducida por el medievalista Johann Huizinga y considera que el ser humano es un ser caracterizado por el juego y las actividades lúdicas. (7) Homo sociologicos Karl Darendorf consideró en los años sesenta que las ciencias sociales debía dejar de lado todas las imágenes anteriores y debía introducir la de un ser humano que actuaba de acuerdo con los roles (papeles) y con el status social (posición social) que adquiría en la sociedad en la que vivía. (8) Zoon politikon Una versión más amplia de lo anterior fue definida antes por Aristóteles y retomada por Hannah Arendt. Para ellos, el hombre es un ser social en esencia. Y esto se prueba en que es el único ser que tiene lenguaje. Es decir, un lenguaje desarrollado y articulado, que le permite discusión (función argumentativa o crítica). Esto define la esencia del ser humano. Homo communicativus Sobre la base de las definiciones anteriores, es posible ahora reconstruir una imagen de ser humano que permita estudiarlo como un ser que entra en relación con otras realidades, que se trasciende. 9 El intento por llegar a una definición de homo communicativus está guiada por la necesidad de contar con una imagen de ser humano que permita ser aplicada en la ciencia social y humana y así explicar la conducta social de los humanos. Los anteriores conceptos de naturaleza humana son especialmente deficientes ya que sólo hacen hincapié en algunas de las capacidades humanas pero olvidan otras igualmente centrales para alcanzar un concepto que refleje con exactitud la realidad. (1) El ser humano es una persona. Los anteriores conceptos de naturaleza humana no se refieren a los seres humanos como “personas” sino como ‘individuos’, ‘sujetos’, ‘agentes’, ‘ego’, etc. El hecho que se comience con el concepto de persona es la consecuencia de haber concluido en que no existe otro concepto dentro de la ciencia social y de la filosofía con una carga semántica que permita integrar al ser humano en una noción amplia. La idea de persona incluye la dimensión del cuerpo, de la conciencia, de la conducta y de la relación con otras personas y con el mundo no humano con los cuales difiere. La primera característica central del ser humano en tanto persona es que se trasciende. La trascendencia natural y sobrenatural son rasgos particulares de los humanos. No es sólo la idea de que el ser humano se expresa –situación en la que se encuentran también los mamíferos (Bühler, 1966:48 y ss.; Fotus, 1999) y muestra sus vivencias. La trascendencia implica esto pero va más allá: es el hecho de incluir la interioridad propia en la relación con otro ser humano. (2) El ser humano como homo simbolicus. Esta es la imagen de Ernst Cassirer o la de los pragmatistas: consideran que el hombre actúa, siente y piensa en forma de signos y sistemas de signos. Toda la realidad cultural y social, inclusive la realidad psíquica, está constituida por signos con sentido, es decir, por símbolos (en el sentido general del término). El ser humano es el único que puede generar, cambiar o consolidar una realidad en tanto orden simbólico. (3) La interdependencia entre la persona y la sociedad. El ser humano no puede ser considerado como lo hace la psicología o la economía, como un ser individual, cerrado, autónomo, autosuficiente. Tampoco es posible continuar con una imagen de ser humano que no dé cuenta de sus acciones personales porque se las considera irreales: las visiones colectivistas o estructuralistas afirman que la realidad esencial del ser humano no es otra que la que se forma de manera institucional y colectiva. No podría existir un ser humano sin la coo- peración y la coordinación con otros seres humanos que le permite sobrevivir y auto-desarrollarse. La individualización y la personalización son resultados de la socialización. Y la socialización humana es un proceso individual, y sobre todo, 10 personal, de aprendizaje y desarrollo de la interioridad. Sólo la imagen de un ser humano que permita la adaptación y el aprendizaje puede superar la dicotomía entre individualistas y colectivistas. En resumen, los seres humanos son seres libres porque tienen capacidad de controlar sus emociones y sus impulsos no racionales. Pero la manera de desarrollar y mejorar esta competencia natural es por medio de la convivencia con otros seres humanos. Y la “coexistencia humana” es un radical antropológico porque los seres humanos dependen unos de otros para ser personas, plenamente racionales, con interioridad y con capacidad de comunicar su interioridad. Y esta es una idea que se encuentra en autores de diferente origen. Por un lado, para la antropología personalista, la interdependencia se resuelve con el concepto de “communio”. En el concepto de comunión está implícita la idea de “ayuda” mutua entre los seres humanos. La primera relación, la relación originaria entre seres humanos, debió ser esta relación de comunión. Por otro lado, desde el punto de vista de cierta ciencia social –la psicología, la sociología o la antropología—los seres humanos se desarrollan sólo por medio de esta interdependencia básica que debe ser definida como un radical antropológico. Los seres humanos son seres personales con características individuales, pero que necesitan permanecer en abiertos a la influencia de otros seres humanos. (4) Variabilidad. Por medio de la comunicación y la acción simbólica, del aprendi- zaje individual y de lo que éste puede cambiar sobre lo colectivo es que se es- tructura una de las principales características del ser humano: su constante va- riabilidad psíquica, social y cultural. Si bien el ser humano cuenta con una naturaleza invariable, ésta tiene como principal característica el hecho de que permite que el ser humano pueda adquirir y desarrollar las formas más extrañas y de comportamiento cultural. (5) Apertura versus aislamiento. El ser humano, como ser biológico, nace en unas condiciones desventajosas en relación con los animales. Tiene muy pocas o nulas posibilidades de sobrevivir sin el apoyo o la colaboración de otros seres humanos. Esto hace que deba adaptarse, con las mismas condiciones genéticas a ambientes físicos, tecnológicos, sociales y culturales completamente diferentes. Desde esta perspectiva, los seres humanos no pueden vivir en un estado más o menos permanente de aislamiento físico, social o psicológico. Ni cuando son recién nacidos ni cuando son adultos. El aislamiento es el estado menos relacionado con la vida en sentido amplio. Y la comunicación, por el 11 contrario, permite salir de ese estado de aislamiento desde que un ser humano toma contacto con la realidad al nacer. (6) Transmisión cultural. Cuando un tipo de comportamiento es aprendido pero también enseñado por medio de un proceso de aprendizaje social no genético se lo denomina cultural. Los seres humanos son seres culturales. La única manera, hasta ahora, para transferir saber cultural es el uso de la comunicación. (7) Productividad. El ser humano puede producir nuevas realidades materiales, mentales, sociales y culturales sobre la base de viejas y antiguas realidades. El pensamiento abstracto, la simbolización (semiosis) y la comunicación son los instrumentos humanos de productividad más eficaces con los que cuenta el ser humano. (8) Lenguaje articulado. Si bien no es el único medio de comunicación que tiene a su disposición, es tal vez el sistema que más consecuencia ha traído para la organización psíquica, social y cultural de los seres humanos. (9) Intercambiabilidad. Cualquier elemento de comunicación puede ser cambiado por otro, de otro medio diferente para significar lo mismo. En síntesis, la imagen más realista de un ser humano está mucho más cerca de un homo aperti que de un homo clausus (Elias). El llamado comportamiento espiritual (Rahner y Overhage) o simbólico (Cassirer) tiene como característica el hecho de que es completamente aprendido, lo que lleva a que puede ser completamente creado y recreado, para bien o para mal de sus afectados. En definitiva, los puntos que definen los rasgos centrales del homo comunicativus son: 1. Impulso para dejar el estado de aislamiento. El ser humano está básicamente orientado a salir de su estado de aislamiento interno (transmitir, expresividad) y externo (relacionarse, acceder y conocer). 2. Continuo proceso de relación, conocimiento y expresión. El aislamiento se pierde por medio del contacto con la realidad del mundo social, del mundo objetivo (naturaleza) y del mundo interno propio. 3. Permanente estado de interpretación. Las relaciones con las realidades objetivas, sociales y subjetivas se realizan porque del acto de dar y de 12 encontrar sentido. Se puede considerar como ser por algo, porque se puede considerar aquello que transciende esa misma cosa. 4. Dramatización o representación de una imagen simbólica que forma la persona. La antropología filosófica ha observado que el ser humano no es fácil de definir como “individuo de una especie”. En realidad, por eso se ha dicho que el ser humano es una “persona”, porque cuenta con el mayor grado de interioridad conocido entre los seres vivientes, es ser racional –que puede conceptualizar el mundo exterior y su propia interioridad—y porque, finalmente, tiene la capacidad de comunicarse con el mundo exterior, en el que se introduce, con su mundo interior (Wojtyla, 1979: 14 y ss.). El ser humano se comunica con el mundo precisamente gracias y por medio de su interioridad. El cuerpo y sus sistemas sensitivos son medios de comunicación como lo es también para los animales. Pero para el ser humano, su mundo interior, su interioridad es el medio genuino y particular de comunicación con el mundo y con otros seres humanos. La vida interior es el modo genuino de comunicación humana. Y es la dramatización la manera en que se puede expresar y traducir la interioridad del ser humano. Al actuar, al expresarme delante de otros seres humanos por medio del cuerpo y del habla, transparento parte de mi ser interior, de mi intencionalidad. 5. Acción en ámbitos públicos y privados. El ser humano se encuentra constantemente evaluando sus acciones entre dos criterios: lo que debe y puede ser mostrado a otros y lo que debería aparecer sólo dentro del círculo de personas de relaciones íntimas y de confianza personal. Aquello que puede ser mostrado o lo que debe ser escondido a la vista y oídos de todos condiciona y limita las posibilidades de realización de una forma de vida. 6. Conciencia de ser inacabado o no terminado. La necesidad de salir de su estado de aislamiento como una condición existencial de toda su vida (inclusive esto sirve para quiénes se aíslan conscientemente como los religiosos, en realidad lo hacen para comunicarse mejor con quienes o Quién quieren) está fundamentado en la idea de que el hombre es un ser sin terminar, “inacabado” dice Nietzsche, que por esto necesita “autointerpretarse” agrega Gehlen. Se alcanza a terminar en tanto interpreta cada una de sus acciones y productos. Y esto sólo lo puede alcanzar en relación o en comunión con otros. 13 7. Intuición de la unidad de la vida de los seres humanos, al mismo tiempo que se rehacen continuamente nuevas formas de vida. Por medio de este proceso de comunicación (relación, transmisión, acceso, significación) se alcanza una continuidad en la vida de los hombres como también diversas formas de vida de características históricas particulares. 8. Vida. La vida ha sido definida como algo biológico (Aristóteles), como algo moral o práctico (presocráticos) y como algo metafísico (Dilhey, Simmel, Heidegger, Ortega y Gasset). La vida como lo continuo en el ser humano, como lo que limita la relatividad de las formas de vida histórica, pero que adquiere sentido por las diferentes formas de vida que tiene el ser humano. 9. Formas de vida. La comunicación no sólo permite la continuidad y la estabilidad, también permite la diferenciación y la variación entre las relaciones de los hombres. Bibliografía Bühler, Karl. Crisis de la psicología. Ediciones Morata, Madrid, 1966. Fouts, Roger. Primos hermanos. Lo que me ha enseñado los chimpancés acerca de la condición humana. Ediciones B, Barcelona, 1999. Juan Pablo II. Varón y mujer. Teología del cuerpo. Ediciones Palabra, Madrid, 1996. Wojtyla, Karol. Amor y responsabilidad. Estudio de moral sexual. Editorial Razón y Fe, Madrid, 1979. 14 Epistemología de la comunicación Desde hace más de medio siglo se viene construyendo una nueva forma de analizar y de comprender los problemas humanos desde el punto de vista de la comunicación. Está vinculada con el hecho de haber descubierto mayores implicancias de la comunicación y de la significación de las conductas, las relaciones humanas y las ideas sobre la organización de la realidad humana. La nueva perspectiva de análisis ha modificado la manera de estudiar los fenómenos psicológicos, sociales y culturales: se pasó de tratarlos como hechos análogos a la naturaleza física o biológica, a considerarlos como fenómenos significativos o informativos. Esta nueva perspectiva puede resumirse en cuatro disciplinas que aportan –cada una por separado pero de manera integrada— una forma diferente de analizar la realidad humana: (a) Perspectiva de la primera cibernética. La cibernética es una disciplina o teoría que fundó el matemático Norbert Wiener alrededor de los años cuarenta del siglo XX. Su idea central es que las máquinas, los seres vivos y sobre todo, los seres humanos son sistemas de información y de comunicación. Esto significa que el comportamiento y las reacciones que desarrollan máquinas, plantas, animales y seres humanos no son determinados por causas físicas sino que son el resultado de cierta computación de cierta información que les llega. Los seres vivos, y fundamentalmente el ser humano, tienen sistemas de retroalimentación que les permite controlar y responder de acuerdo con patrones y criterios propios los estímulos del mundo externo. Por esto, la cibernética es una manera de explicar la realidad humana: observa que los hombres “son” y “participan en” sistemas de conocimiento y de información; y lo hacen al responder a los estímulos del mundo por medio de conductas producidas por sí mismos. A esto se le denomina retroalimentación. Los sistemas cibernéticos son, entonces, los que cuentan con un subsistema de entrada o receptor, un sistema “sensor” (que informa al sistema sobre sus propias reacciones) y un sistema de salida o emisor. Y de los tres subsistemas, el que cumple la función de informar al sistema es el más complejo ya que tiene la posibilidad de “aprendizaje” o de “memoria”. Este aprendizaje es el que produce la respuesta o conducta que deberá realizar el subsistema de salida. El aprendizaje, las conjeturas y las expectativas de los sistemas de conocimiento son, de acuerdo con esta estructura, los que determinan las conductas y de los comportamientos. Es decir, que hay un proceso de selección entre la información que entra en el sistema y la información que finalmente se 15 selecciona. Esto establece la circularidad entre la entrada y la salida del sistema. Por otro lado, este proceso no podría realizarse si el sistema no dependiera de una “historia” de relaciones, conductas y selecciones anteriores. El tipo de preguntas que establece la cibernética de primer orden es: ¿de qué modo el sistema seleccionará la información producida por un estímulo (sea propio o de otro sistema)? ¿cuáles son los fines del sistema? ¿qué funciones debería cumplir? (b) Perspectiva de la segunda cibernética. El iniciador de esta perspectiva es el ma- temático austríaco Heinz von Foerster. Se concentra en la explicación del com- portamiento de aquellos sistemas que tienen capacidad de observar sus propias observaciones y sus propios criterios de observación. Es decir, los sistemas que no sólo pueden aprender sino que además tienen capacidad de aprender a aprender. Se trata de sistemas que no sólo tienen capacidad de responder por medio de comportamientos creados por ellos, sino que además, algunos de ellos tienen las competencias necesarias y suficientes para observar y analizar las pautas básicas por las cuales producen y crean sus comportamientos (tal es el caso de los sistemas psíquicos y sociales humanos). A partir de este análisis es posible aprender a aprender. Los sistemas cibernéticos de segundo orden son aquellos que pueden y tienen capacidad para auto-observar y aprender de sus propias conductas, de hacerlas conscientes. Son sistemas que cuentan con una epistemología propia. Esto significa que tienen un modo particular de observar dos cosas: la realidad y las observaciones que ellos y otros observadores hacen de la realidad. Y así, la cibernética no sólo se encarga de explicar el funcionamiento de los sistemas que observan, sino que parte del supuesto que los observadores del sistema no pueden ser separados del sistema: de este modo, cada conducta está integrada a un modo de conocer; y el modo de conocer de un sistema es interdependiente de los modos habituales de comportarse y relacionarse. Por eso, el tipo de pregunta que establece la cibernética de segundo orden es: ¿Qué propiedades tiene el observador para observar? ¿Qué características o diferencias impone el observador sobre lo que observa? ¿Cómo observa lo que observa? (c) Perspectiva sistémica. La teoría general de los sistemas se organiza a comienzos de los años veinte del siglo pasado y su fundador más famoso es Ludwing von Bertalanffy. Explica, entre otras cosas, la relación entre las cosas individuales y las estructuras colectivas que forman las partes relacionadas. Sin hacer hincapié sobre ninguna de los dos conceptos, la teoría de los sistemas integra en una sola 16 explicación la relación entre los elementos del sistema y el sistema como un todo. Por otro lado, la teoría de los sistemas se refiere a la realidad desde una perspectiva funcional: se trata a la realidad de acuerdo con las funciones que ésta cumple y no con lo que esta realidad es. La ventaja de la explicación sistémica es el hecho de abarcar, con una misma teoría, la complejidad de los sistemas físicos, biológicos y sociales. Fue central para la explicación cibernética ya que le permite dar cuenta de la noción de interdependencia de los elementos individuales. La pregunta más importante de la teoría de los sistemas es: ¿qué elementos forman el sistema y qué sistemas son entorno? ¿qué funciones cumplen los elementos? ¿cómo se relacionan las partes del sistema? (d) Perspectiva pragmática. La pragmática es una disciplina que se encarga de la relación entre los signos y los intérpretes o usuarios de los signos. Considera como objeto de estudio las reacciones que el usuario tiene al interaccionar con otros usuarios ya sea a través del lenguaje como de las acciones. En síntesis, la realidad que estudia la pragmática es la interacción y la comunicación como realidad en sí misma. La pragmática debe determinar cuáles son las transacciones más comunes y más extrañas dentro de los sistemas sociales. Las acciones y las reacciones son interdependientes, no sólo entre sí sino con el ambiente o contexto de interacción. El interrogante que la pragmática genera es del siguiente tipo: ¿qué interpretación harán los usuarios X del signo o del conjunto de signos Y? ¿cómo reaccionará cierto grupo de personas ante cierto mensaje? Estas cuatro perspectivas marcan un cambio de visión de la comunicación. La visión del mundo que se obtiene al combinar los puntos de vista de la cibernética de primer y segundo orden, la teoría de los sistemas y la pragmática considera a la realidad como un proceso de producción y de reproducción, de transmisión y de selección de conductas, de información y de sentido. La comunicación como intercambio de signos y como proceso existencial o relacional Introducción. El problema de la comunicación ha sido tratado desde varios puntos de vista dentro de las ciencias sociales y humanas: desde la psicología, la antropología filosófica, la filosofía del lenguaje, la semiótica (Ferrater Mora, 1999). Por otro lado, ha sido tema de análisis para las ciencias naturales y exactas: la matemática, la teoría de los sistemas y la teoría de juegos se han interesado en los problemas de comunicación. En la actualidad, la comunicación es una teoría más o menos difusa que se aplica para 17 resolver cuestiones de negociación en conflictos de intereses (Ury, Fisher, etc.), problemas de relación familiar (Jackson, Watzlawick, Nadone, Beck, Erikson, etc.), explicación de procesos de opinión pública y de efecto de los medios de comunicación (McQuail, Wolf). A estas cuestiones, se le suman el uso de algunas categorías de la comunicación (información, expectativa, transacción, reputación, etc.) para explicar procesos económicos y financieros. “Comunicación”. El término tiene raíces que serán las que luego produzcan la división entre dos modelos explicativos. El primer significado es el de “transmitir”, “trasladar” y “contagiar”. Estos términos refieren a la idea de un ser que “tiene algo” propio y que se lo da a otro. Mientras que “transmitir” puede connotar intención, “contagiar” podría ser un término que connote no intención de transmitir algo a alguien. El contrario de esta idea es “aislamiento”. Segundo, en la raíz latina communicare también se encuentra la idea de “descubrir”, “manifestar”, “hacer saber” o “dar acceso”: esto implica un proceso de apertura, de transparencia de lo que se encuentra en lo profundo y que está escondido por lo superficial. La idea contraria es la de “silencio”. En tercer lugar, el término puede denotar “vínculo” y “relación”: la posibilidad de estar unido a algo o a alguien es considerado como una comunicación. El término que denota el contrario es “independencia”. Significados Contrarios (1) Transmitir, trasladar, contagiar. Aislamiento (2) Descubrir, manifestar, hacer saber, dar acceso. Silenciar, esconder, cerrar. (3) Vínculo, relación. Independencia. El concepto que está directamente relacionado con el de comunicación es el de comunión. En la antigüedad, comunicación significaba lo mismo que comunión. Comunión es un término que integra a los demás significados de comunicación, aunque ninguno de ellos de modo individual alcanza a darle sentido completo. Comunión significa “participación en lo común”. Para que sea posible esta participación en lo común es necesario un vínculo, una relación, aunque también, 18 participar en convivencia con otros puede ser la manera de acceder a lo velado o escondido. Los dos puntos de vista. De acuerdo con el análisis de las ciencias sociales, la comunicación ha tenido dos modelos básicos: un modelo denominado “lingüístico” y otro llamado “existencial”. La opinión de algunos estudiosos acerca de la posibilidad de que un modelo se integre con el otro es, por lo menos, dudosa: los intentos por hacerlo sólo han producido ideas generales, pero ningún modelo preciso (Ferrarter Mora: 1999:611). Modelo lingüístico. La comunicación es transmisión de información, transferencia de símbolos. La comunicación es de tipo semiótico. Lo que importa en este modelo es que la relación o asociación que establece el receptor o el intérprete entre un signo, su significado y su referente sea homóloga a la que intentaba el emisor. Un modelo similar al lingüístico pero aplicado en un principio a problemas de ciencias exactas, se encuentra en la teoría matemática de la información y en la cibernética. Los problemas de intercambio económico de información, redundancia, ruido y ambigüedad son tratados por los modelos matemáticos y técnicos. A su vez, en este modelo se han tomado dos orientaciones en relación con la idea central: por un lado, hay teorías en las que la transmisión de los signos se considera como el proceso que decide el resultado de la comunicación; la transferencia simbólica se homologa a la transferencia física de las señales o mensajes: esto significa que del mismo modo en que se transfieren en el espacio y en el tiempo señales que pueden ser captadas sensiblemente, los significados también pasan de una conciencia a otra; por otro lado, la segunda versión utiliza el término transformación para explicar el proceso central que caracteriza a la comunicación humana. Lo importante no es la transmisión de signos sino la transformación de los mismos que realizan los participantes por medio de los códigos que les aplican. Modelo existencial. La comunicación se produce dentro de un contexto existencial u “horizonte”. Dentro del existencialismo, el filósofo Karl Jaspers le ha concedido mucha importancia al problema. Para Jaspers, la comunicación que surge en la existencia humana no se puede reducir al problema de la comunicación empírica, es decir, al problema de los intercambios de signos. La comunicación existencial es la forma de comunicación que más caracteriza a los seres humanos porque implica que en el proceso de comunicación haya una apertura de los “si-mismo” de quienes participan. La comunicación existencial no descarta otras formas menos profundas, sino que éstas se encuentran subordinadas a la primera. La comunicación en la que se pone en juego los “si- mismo” de los participantes es una comunicación en la que no se representa a 19 otros ni a ideas que se originan en otra realidad que no sea la persona (por ejemplo, la comunidad, la familia, la nación, etc.). La realización del “si-mismo” no equivale al aislamiento: la única manera de realizar el “si-mismo” es por medio del contacto y de la relación con otros “si-mismo” en libertad. El punto de vista existencialista coloca en el centro del problema el hecho de que un ser humano sea y se presente en su interioridad para otro ser humano. El lenguaje no sólo permite que un ser humano se relacione subjetivamente con otro: antes permite comprender que uno mismo es un ser-para-otro (Ferrater Mora: 1999:613; Wisser, 1970: 49). Estas ideas aparecen, en forma de psicología social, en George H. Mead: la comunicación realizada por gestos lingüísticos y no lingüísticos se desarrolla dentro de la realidad de los “si-mismo” de los sujetos participantes. Para el existencialismo –y algo similar ocurre con el interaccionismo simbólico de Mead— la comunicación es lo que pone en relación lo interno con lo externo: sólo por medio de la comunicación es posible conocerse y realizarse a sí mismo; es decir, personalizarse en el contexto de una sociedad histórica. No sería posible la vida humana sin la comunicación ya que no es verosímil plantearse la vida humana dentro de la incomunicación y del aislamiento. Resumen y consideraciones. Los dos puntos de vista, aunque parezcan irreconciliables, se refieren a aspectos de la comunicación complementarios. En realidad, la posibilidad de que se desarrolle un proceso de intercambio de símbolos con información para ambas partes y que continúe el proceso o se rompa ante el primer intercambio depende, en alguna medida, del contexto existencial y de la historia de ambos. Por otro lado, para que exista contexto existencial tuvo que haberse producido un intercambio simbólico: el reconocimiento de un mundo –de un marco de existencial común que precede, actualiza y continúa existiendo después del intercambio de símbolos— es posible porque el lenguaje y el habla lo objetivan delante de las personas. Bibliografía citada Ferrater Mora, José. Diccionario de Filosofía. Editorial Ariel, Madrid, 1999. Wisser, Richard. Responsabilidad y cambio histórico. Respuestas de Jaspers, Buber, von Weizsäcker, Guardini, Heidegger. Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1970. Chiodi, Pietro. El pensamiento existencialista. U.T.E.H.A, México, 1962. 20 La evolución y el desarrollo de la comunicación y de los medios Pensar a la comunicación como proceso estratégico implica comprenderla como un mecanismo de cambio de los usados por los seres humanos para producir cambios en su realidad, implica profundizar en dos líneas de trabajo: a) Por un lado, desarmar el dispositivo “comunicación” tanto desde la perspectiva evolutiva o naturalista, como desde la perspectiva culturalista, para conocer sus mecanismos internos, sus debilidades y sus efectos. b) Por otro, es necesario analizar en detalle pero con una intención sintética, qué significa “medio de comunicación”. La perspectiva evolutiva de la comunicación y de los medios de comunicación lleva a hacer dos preguntas en el nivel antropológico (de la especie) del problema: 1) ¿Cómo comunicamos? ¿De qué manera funciona la comunicación como dispo-si-ti-vo para modificar, construir y estabilizar la realidad que vivimos? 2) ¿Para qué comunicamos? ¿Qué funciones cumple la comunicación? ¿Cuáles son más importantes para el desarrollo de la humanidad en cada momento de su historia? ¿Cuáles han sido permanentes a lo largo de la historia natural del ser humano? Estos dos interrogantes se necesitan mutuamente. Aunque nuestro contexto nos pide resultados sobre la primera pregunta, no podemos responderla del todo sin responder en pro-fundidad y detalle la segunda. Comunicación y medios de comunicación son conceptos fundamentales dentro del programa de pensamiento estratégico de la comunicación humana. La pregunta que nos hacemos es: primero, ¿qué deberíamos observar de la comunicación? Y segundo, ¿cómo han nacido y se han desarrollado los medios de comunicación que usamos hoy para comunicarnos? Primera parte: La comunicación desde una perspectiva evolutiva y cultural En primer lugar, la evolución de la comunicación humana (1.1.) desde los primates hasta el desarrollo pleno del lenguaje articulado, basado en una gramática. En esta evolución, Michael Tomasello considera que la comunicación ha aportado a uno de los principales logros de la especie humana: conseguir la cooperación como base evolutiva. Comunicamos mejor porque cooperamos desde un principio evolutivo, y cooperamos porque cambiamos nuestra forma de comunicación. Para aquéllos que se preocupan por el hecho de que la cooperación les parezca un leit motiv demasiado idealista, les decimos que en realidad, los humanos cooperamos no solo para lo bueno, sino que también lo hacemos para cosas diabólicas. La cooperación es un logro de la comunicación, pero también de la cognición humana y de la cultura desarrollada gracias a la cognición y a la comunicación. 21 Sobre la base de esta perspectiva evolutiva, vamos a dirigirnos hacia una forma y función básica de la comunicación: el desarrollo de relaciones (1.2.). Este segundo paso lo daremos con el aporte de la Escuela de Palo Alto o escuela de psicoterapia sistémica, centrada en la investigación de las relaciones y vínculos que los seres humanos desarrollamos, de modo consciente y de forma inconsciente también. El marco que nos da la teoría de Tomasello, nos permite partir de un problema que Gregory Bateson identificó en los mamíferos: la meta-comunicación como función clave de la comunicación; esto es central para cualquier estrategia de comunicación ya que es realmente estratégico y trascendente para los sujetos (personas, grupos y organizaciones) desarrollar relaciones con otros que estabilicen sus decisiones, sus expectativas mutuas y sus proyectos en común. Para alcanzar a tener una “relación con alguien” necesitamos manejar alguna forma de meta-comunicación, es decir, de comunicación que tiene como referente la comunicación que están llevando a cabo los participantes o jugadores. Pero además del desarrollo y manejo de relaciones, esta teoría nos aporta la concepción cibernética y sistémica para comprender mejor la comunicación estratégica. La perspectiva cibernética nos lleva hacia la importancia de los procesos de control, autocontrol, aprendizaje y feedback que se necesita para desarrollar mensajes y mensajes-sobre-mensajes. El descubrimiento de la existencia de entidades que pueden autocontrolarse y que esto les permite ser más eficaces y eficientes en la producción de decisiones y de acciones, es clave para una concepción científica de la comunicación estratégica. Sobre todo, porque esta premisa general fue aplica a la tecnología hace casi ochenta años y pudo comprobarse que además de ser una idea teóricamente fructífera, también era práctica. La otra perspectiva que se incorpora a la comunicación como relación es la sistémica. Esto también es trascendente porque los mensajes (verbales, no verbales, conscientes, inconscientes, emitidos y recibidos) suceden en tanto y en cuanto somos parte de diferentes sistemas sociales. Uno de los principales hallazgos de la Escuela de Palo Alto fue que ciertos cambios de conducta o de actitud en ciertas personas, eran producidos por cambios no buscados en el conjunto de las personas con las que vivían o trabajaban, aunque éstas no lo sabían o no lo podían observar. La importancia de la comunicación aumenta a partir de considerar que la unidad de observación del psicólogo o del psiquiatra era la relación de la persona con alguien y no la persona en su unidad o individualidad. En definitiva, estos autores nos dicen que “nadie comunica individualmente” (Ray Birdwhistell); nadie puede generar una comunicación como quiere. La comunicación funciona como una actividad de adaptación o de ruptura de la adaptación usada por alguien como mecanismo de articulación y de coordinación con el resto de los humanos (y no humanos) con los que vive. 22 Una vez comprendido el problema de la comunicación como relacionamiento, entraremos de lleno al problema de la comunicación intencional y representacional (1.3.). Las representaciones de cualquier realidad pueden se producidas, distribuidas y usadas por diferentes participantes de una comunicación. Las representaciones se “arman” o construyen por medio de ciertas funciones que el lenguaje humano viene cumpliendo desde hace mucho tiempo. Y cuando la lingüística se combinó con la teoría de la información y la cibernética (Roman Jakobson), quedó claro que para que se pueda dar ciertas formas o modalidades de comunicación era necesario que se cumplieran ciertas funciones. Este modelo funcional, sin embargo, estuvo siempre definido con las premisas de los modelos de “transmisión” o de “transferencia”. El éxito del modelo es que es muy atractivo para el sentido común. Sin embargo, este modelo no funciona y ha sido uno de los principales motivos para poner en crisis a la propia teoría de la comunicación. Más que un problema de transmisión, cuando pensamos en comunicación deberíamos estar pensando en una serie de decisiones y de acciones orientadas a proponer, exponer y expresar intenciones, formas de significados, uso de comportamientos aceptados y aprendidos, etcétera, que permitirían que alguien obtenga conclusiones, inferencias de lo que el otro está pretendiendo hacer, decir o querer en relación con uno. Entonces, el modelo de la reconstrucción realizada por un receptor de los significados expresados por un emisor se puede explicar basado en dos modelos: primero, en el modelo del código como sistema de reglas de traducción, de codificación y decodificación (sintetizado en el modelo de Jakobson); segundo, con un modelo de inferencia y relevancia desarrollado por Dan Sperber y Deirdre Wilson. La importancia del modelo de Sperber y Wilson es su desesperada búsqueda por encontrar un modelo que explique de manera detallada y precisa el funcionamiento de la comunicación humana. No se conforman con encontrar algunos patrones de redundancia entre el emisor, su mensaje y el receptor. Quieren llegar a saber cómo el receptor obtiene un significado preciso que obtuvo del mensaje que había puesto el emisor antes. Con una idea más o menos precisa de cómo se desarrollan las relaciones que permiten comprender, expresar y usar ciertos significados que aparecen en mensajes que atendemos, entonces, podemos pasar al uso estratégico (1.4.) que se le da tanto al proceso de establecer relaciones como al proceso de interpretar representaciones. El uso estratégico de la comunicación en sentido amplio o el manejo estratégico de aquella información que le brindamos a los otros se puede sintetizar en la teoría dramatúrgica de Erving Goffman y en la teoría del posicionamiento de Rom Harré. Si partimos de la base de que las personas nos relacionamos, entablamos interacciones cara-a-cara o de manera mediada, casi de forma constante, y lo hacemos produciendo representaciones (textos, mensajes, signos, señales), también debemos saber que todo 23 esto sucede de forma buscada, es decir, consciente, o sea, estratégica. Llegamos aquí a la esencia del concepto de estrategia aplicada a las relaciones micro-sociales, al análisis de las formas en que interactuamos, nos mostramos ante los demás, “leemos” a los otros, sacamos conclusiones y volvemos a dar información o a decir algo dentro de una situación. Goffman comienza con esta perspectiva de análisis concentrándose en las situaciones o encuentros en los que participan las personas; las situaciones condicionan y limitan, aunque también dan posibilidades a las personas para mostrar una “línea”, es decir, una imagen a lo largo de un tiempo, que les permita “cuidar su cara”. “Cara” es una metáfora de reputación, de imagen personal. A partir de este problema que le interesa a Goffman, Harré considera que la visión goffmaniana de la vida social, define de manera novedosa al ser humano como alguien que toma decisiones inteligentes, basadas en el autoconocimiento y en la auto-representación de sus propias acciones. Esto lo llevó a aplicar una teoría del sujeto basada en el posicionamiento que una persona genera en ciertas ocasiones de conversación. Harré considera que cualquiera que participa en una conversación decide cómo posicionarse según los participantes (quiénes son, cuánto los conocen, qué quieren, etc.). Entonces, desarrolla una teoría del posicionamiento psico-discursivo. Aunque no aparece en las citas de Harré, el proceso de posicionamiento puede ser explicado por la teoría de la relevancia y de la inferencia. No vemos estos puntos de vista como contradictorios, sino como complementarios. Tanto Harré como Goffman, antes que él, observan los aspectos conscientes y el manejo calculado que hacen las personas tanto para salir bien posicionados de una situación como para desarrollar una posición más estable, que le permita llegar a la próxima conversación con alguna ventaja comparativa con el resto de los participantes. Pero la comunicación estratégica que presentan Goffman y Harré también puede tener que ser realizada en contextos más amplios, colectivos, públicos o privados. Estos contextos más amplios, macrosociales, los presenta Niklas Luhmann (1.5.) cuando se refiere a la función de la comunicación en la sociedad humana. La comunicación es presentada por Luhmann como un mecanismo autopoiético: es decir, un proceso o mecanismo de autoproducción de cierto sistema. Para Luhmann la comunicación es un proceso autopoiético de todos los sistemas sociales, o en definitiva, de la “sociedad” (como sistema de sistemas sociales). Desde esta perspectiva, es difícil lograr que la comunicación cumpla con un cometido estratégico. Aunque la comunicación puede ser estratégica, también es muy improbable que se dé como la piensan los actores sociales dentro de los sistemas sociales porque la lógica sistémica manda y decide, determina, los procesos intencionales y orientados estratégicamente. La tensión entre comunicación personal (intencional, buscada, consciente, centrada en un actor o sujeto 24 social como la pensaron Goffman y Harré) y la comunicación impersonal o sistémica se nota en Luhmann. Y en esta tensión, la que gana es la comunicación sistémica. Finalmente, cerramos la primera parte ubicando el funcionamiento de la comunicación en un nivel macro-social, colectivo, impersonal y sistémico (1.6.). Para esto hemos considerado a tres autores que nos permiten comprender a la comunicación como mecanismo que impacta no solo los niveles relacionales y micro- sociales, sino porque tiene una función clave en la cultura (Yuri Lotman), en la construcción de hechos institucionales (John Searle) y en la evolución de la sociedad y de sus sistemas sociales (Niklas Luhmann). Para Lotman, la cultura es un sistema semiótico con sus propias reglas. Y dentro de este sistema, la unidad de reproducción y de distribución es el texto. Pero el texto, o el autor del texto, se sustentan en un marco institucional que permite aumentar la autoridad y las bases legítimas sobre las que se producen los significados que los textos llevan hasta los receptores. Los hechos institucionales y las intencionalidades colectivas (Searle) son un elemento central para que se produzcan estos procesos de producción, distribución y reconocimiento textual. En este proceso colectivo, la comunicación es el principio de diferenciación y de desarrollo de la sociedad (Luhmann). Aunque para Luhmann, los procesos dinámicos de comunicación son más importantes y comunes que los estáticos y los estables (Searle). Segunda parte: Los medios de comunicación desde una perspectiva antropológica-institucional El punto de partida de nuestra perspectiva de los medios de comunicación es antropológica (2.1.). Eso nos permite analizar los medios como extensiones de la evolución natural de la especie humana. Desde este punto de vista, los medios de comunicación tienen dos funciones muy fuertes: por un lado, funcionan como envases que llevan cosas, como paquetes que envuelven sustancias, como canales o “caños” por dónde corren o pasan contenidos (Peter Sloterdijk); pero también funcionan como “entornos” o “ambientes”, es decir, como cosas que están alrededor de otras cosas y de otros seres humanos, y que por estar “cerca” (física, psicológica y culturalmente) producen cambios; en realidad, el estar “cerca” se une con ser “necesarios-para-algo”; esta doble posibilidad lleva a que las personas los usen, identifiquen otros recursos necesarios para usar mejor a esos medios, y poco a poco, se va construyendo un “ambiente” en el que se reacciona de cierta manera (Ernst Knapp, Arnold Gehlen). Un concepto de medio está definido por la historia de la ciencia, de la tecnología y la economía que permite el desarrollo de las otras dos. Y el otro concepto de medio surge de una concepción evolutiva, bio-antropológica, en la cual las cosas y las personas son 25 medios porque las usamos para hacer algo o porque reaccionamos a ellas de cierta manera. Para llegar a este sistema mediático y a la era de la información en la vivimos ahora, se pasó por un proceso de evolución de los medios de comunicación (2.2.) (Niklas Luhmann). Si interpretamos la evolución de la sociedad como la manera en que la forma de comunicar modifica las estructuras de expectativas y de formas de comprensión de los sistemas sociales; y consideramos con Luhmann que la evolución y el cambio de los medios de comunicación han generado estos cambios en la comunicación que cambia a la sociedad, entonces, podemos atar la idea de los medios como “instrumentos para hacer algo” que, una vez que cumplen muy bien con su cometido, entonces, pasan a estar en un ambiente o entorno o “mundo” del usuario, que casi pasa desapercibido como dice McLuhan. Los medios de comunicación (lenguaje, escritura, imprenta, medios de difusión, medios digitales) se articulan de diferentes maneras con la triple selección que necesita la comunicación para que se realice. La selección de información, de notificaciones y de procesos de comprensión posibles se hace de diferente forma en cada uno de los medios. Por otro lado, pero dentro de la reflexión de los medios de comunicación, específicamente Luhmann, introduce un concepto diferente de medio de comunicación: los “medios de comunicación simbólicamente generalizados” (MCSG). Estos medios deberían ser analizados como formas de diferenciar los sistemas sociales (político, económico, jurídico, cultural). ¿Qué produjo este proceso evolutivo? Generó un proceso de mediatización (2.3.) (Eliseo Verón). La evolución de los medios no es solo la transformación de la tecnología y de su uso. La evolución es también el proceso de cada vez más instancias de mediatización que vive la especie humana. Los medios son instrumentos de producción y de circulación de mensajes pero sobre todo, de gestión del sentido de los mensajes. El fenómeno mundial de la mediatización ha ido en aumento. La mediatización es un proceso que se ha acelerado y ha cambiado a la humanidad. No solo los mercados, los Estados, las empresas y sus productos, los hospitales y las rutas, las redes de cloacas o los aeropuertos. El mundo se ha modificado porque se ha producido un fenómeno de mediatización en aumento. El impacto de la mediatización (ya sea por los medios como “prácticas sociales” que utiliza Verón pero que viene de Raymond Williams o por la concepción de Niklas Luhmann) sobre la vida humana es enorme en estos momentos. No ha quedado actividad o fenómeno alguno sin mediatización en alguna dimensión. Esta perspectiva de los medios, nos lleva además a pensar en qué es lo que sucede en estos momentos con los medios de comunicación. Durante los últimos años, el planeta y sus habitantes entramos en una era cultural que podríamos denominar “mediática”, una era que está guiada por la lógica o las premisas de funcionamiento de los medios 26 de información (2.4.) (Scott Lash). Seguimos en esta hipótesis a Scott Lash. La era mediática se ha generado de la combinación entre los medios masivos de comunicación, la industria de la computación y el sector de las telecomunicaciones. Creemos con él que los medios periodísticos y toda la industria cultural en general, han enseñado a la industria de contenidos de segundo o tercera generación a funcionar en la nueva economía y en la nueva sociedad de la información. Y este cambio de jerarquía del lugar de los medios –de pasar de ser intermediadores a ser definidores de la realidad— hace que debamos también cambiar la teoría en la que nos basamos para explicar la realidad. Por eso pasamos de una teoría de la acción a una teoría de los medios según Lash. La teoría de los medios puede suplantar a la teoría de la acción. La teoría de los medios puede explicar en la actualidad qué es lo que está pasando en la pandemia del coronavirus. Porque estamos no solo “rodeados” sino “cruzados” por los medios, “atravesados” por ellos. No solo por medios de comunicación, sino por medios de interacción, de reproducción de representaciones, de almacenamiento (Gianfranco Bettetini), de transmisión de representaciones; además, estamos definidos por medios bioquímicos que nos permite o no estar sanos; y para eso, nos alejamos de las personas; porque las personas son medios de contagio. Siempre, los humanos han sido medios de comunicación biológica (esperma, virus, bacterias) o de comunicación simbólica (información, datos, conductas que se copian, vestidos, objetos usados, actos de habla). En definitiva, los medios han inoculado a la cultura actual para transformarla en una cultura de la información. Toda la cultura y sus organizaciones, sus usuarios y sus contenidos están estructuradas con la lógica de la información. Esto es central comprenderlo porque hasta ese momento, había una contradicción o una dialéctica entre la lógica representacional y la lógica informacional. Dentro de este proceso de mediatización, la imagen visual se recorta o se separa especialmente del resto de las sustancias y formas expresivas. Consideramos que el ambiente visual, el imaginario visual, se ha transformado en este proceso de mediatización (2.5.) (Hans Belting). Y como vimos antes en el caso de la era de la información, no solo se ha modificado la realidad sino que se modifica la teoría con la cual se analiza y se explica esta realidad. Desde la perspectiva de los medios, las imágenes han cambiado de categoría, por lo menos desde la perspectiva teórica. La teoría de la imagen ha encontrado un camino diferente a partir de una discusión ontológica. Una discusión que parecería abarcar a las ciencias sociales en general, pero que se concentra de modo especial en algunos teóricos actuales de la teoría de la imagen. La imagen ha sido estudiada desde la teoría del arte; ha sido estudiada como representación visual; y ha sido estudiada como medio de comunicación. Ahora se define como “cosa”. La imagen como una cosa real. Algo que presenta algo y que al mismo tiempo, está presente delante del receptor, y no solamente algo que representa 27 otro algo como sucede en la teoría semiótica. La imagen es una de tres partes del proceso de comunicación visual: Belting relaciona la imagen, el medio de la imagen y la realidad; por otro lado, Mitchell vincula a la imagen, con el medio y con el objeto. Ambos autores ponen el foco del análisis en la experiencia, en la presencia y en la praxis del proceso de relación con las imágenes. De esta manera, las imágenes son interdependientes de la realidad y de los medios, pero no son ni totalmente independientes ni completamente dependientes. Para controlar las imágenes debemos controlar los medios de las imágenes; pensemos en el caso de la iconofobia o de la iconoclasia, de la ruptura de los medios de las imágenes (esculturas, edificios, cuadros, fotos, grabados, libros). Por otro lado, en lugar de colocar a las imágenes en contextos comunicacionales, Didi Huberman considera que las imágenes son “principios activos”, generadores de su propia significación. Ciertas imágenes pueden hacer esto porque están vinculadas directamente en la percepción del receptor con una realidad y pueden ser producidas por cierto medio (las imágenes del avión chocando contra las Torres Gemelas). La tríada “imagen-medio-realidad” es la que produce el impacto. No es la representación ni la semiosis visual lo que genera el efecto. Lo que se pone en juego en este enfoque de análisis de las imágenes es la matriz de analítica usada. No es la de la lingüística ni de la semiótica. Es la de la presencia existencial de las imágenes. Y para esta presencia se necesita de medios y de realidad. Las imágenes vienen con cosas y el efecto que generan es gracias a estas tres dimensiones que se sintetizan en la experiencia del usuario. El nuevo enfoque hace hincapié en la capacidad de activación de la imagen: no representan, no ilustran, no acompañan: son medios activos de pensamiento. Para Belting, el proceso de influencia de las imágenes sobre la existencia de las personas se realiza por la praxis. No es un proceso de representación. Es la relación entre un imaginario conceptual y la existencia de las personas. Para Belting, el significado de la imagen no es del autor, ni del medio. El que le da sentido a la imagen es el “ser”, la praxis, la relación entre la imagen, la realidad y el medio en el que aparece. Por otro lado, cuando entramos en el mundo de la imagen queda en evidencia el problema estético de la comunicación. No porque lo escrito o lo verbal no tenga una dimensión estética (2.6.). Sino porque lo visual y lo estético ha estado históricamente muy vinculados. Para Groys lo que viene ahora es la necesidad de pensar a los medios y a las apariciones personales desde la perspectiva poética: es decir, el diseño y la producción de un medio y de un mensaje a partir del emisor. Mientras que lo estético es el espacio del receptor, lo poético es una decisión del emisor. La cuestión de la actual comunicación pública es la circulación de “objetos poéticos no artísticos” que compiten por la atención de los receptores. La politización de la estética y la estetización de la política son dos caras de la misma moneda. Pero en lugar de analizarlo como un 28 problema es necesario pensar esto como una situación normal, no solo contemporánea, sino histórica. A la dimensión icónica de la imagen, entonces, le debemos agregar la dimensión poética y estética de los medios. El último tema trata del modo en que los medios (como prácticas sociales) se articularon con las circunstancias políticas, económicas e internacionales, para generar diferentes efectos, que además, han sido interpretados de acuerdo con las teorías que han estado de paradigmas oficiales en cada momento (2.7.). Los “medios de comunicación de masas” (imprenta, prensa de masas, radio, cine, televisión) y los nuevos medios de comunicación de masas (Internet, aplicaciones y redes sociales personales) generan efectos psicológicos, sociales, culturales que tienen impacto sobre la economía, la política, la familia, la educación, la religión, etc. Cada vez resulta más difícil predecir el efecto que podemos conseguir con los mensajes producidos y distribuidos desde y con estos medios de comunicación. El sistema mediático y la mediatización han colaborado en transformar a la sociedad, pero en diferentes tiempos, circunstancias y con distintos mecanismos. En este texto nos limitamos a reunir los mecanismos comunicacionales, psicológicos, sociales, culturales que surgen de las principales teorías que intentan explicar el efecto de los medios. Estas teorías tienen fundamentos antropológicos, epistemológicos y ontológicos diferentes. Pero si nos olvidamos de estas especificidades académicas por un momento, observamos a cada mecanismo como algo independiente, entonces, podemos reunir una “caja de herramientas” suficientemente amplia como para aplicarla o usarla en diferentes contextos y necesidades problemáticas. 29 Primera parte: La comunicación desde una perspectiva evolutiva y cultural Origen evolutivo de la comunicación (Michael Tomasello). La comunicación tiene un origen evolutivo junto con la cognición y la cultura del homo sapiens. La comunicación ha tenido una evolución orientada a la cooperación. La cooperación ha posibilitado una ventaja competitiva en los seres humanos que no han podido desarrollar otros grupos de grandes primates. La comunicación existencial (Gregory Bateson, Paul Watzlawick, Ray Birdwhistell). La comunicación humana evolucionó hacia la convencionalización y hacia la representación pero no solo se quedó con estas ventajas. La comunicación humana también tiene mecanismos de relacionamiento, de generación de vínculos que son muy importantes para comprender y representar ideas, intenciones y pasar señales importantes a otros seres humanos. Pero esto se hace sobre la base de haber desarrollado antes vínculos. Estas relaciones son la base de la comunicación. La teoría sistémica, la cibernética y la pragmática se han reunido junto con la teoría de la información para transformar todo sistema vivo, humano y tecnológico en sistemas de comunicación. La comunicación intencional (Roman Jakobson, Dan Sperber, Deidre Wilson). La comunicación orientada por el modelo lingüístico tiene en la base una teoría funcional del lenguaje (Bühler, por supuesto Jakobson, después Popper y Habermas) que consideran que cuando se hacen mensajes, éstos cumplen funciones que permite que otros seres humanos pueda procesar información adecuadamente para establecer los patrones de comunicación adecuado con la situación. Por otro lado, las funciones o intenciones intencionales de dar información y de comunicarla a otros (Grice, tomado por Sperber y Wilson) se realiza gracias a la percepción de las intenciones. En resumen, la comunicación relacional y la comunicación intencional orientada a la codificación y decodificación terminan teniendo un punto en común: la comunicación es un proceso borroso de tanteos, de propuestas y de conjeturas, que se cierran usando percepciones, conocimiento del otro, pero también por medio de la decodificación (recepción) de los mensajes escuchados o leídos, vistos o tocados (sistema Bradley). La comunicación puede comprenderse como un proceso de ensayo-error, de propuestas, de conjeturas interpretativas. Los intentos de imposición de la validez de un mensaje no corresponde a un proceso comunicacional en sí mismo, sino a las circunstancias y a los contextos que deben ayudar a que una comunicación sea válida. La comunicación como fenómeno y como proceso puro es un transacción sistémica, dentro de unas relaciones o vínculos más o menos establecidos, pero con dependencia de ellos. 30 La comunicación estratégica (Erving Goffman y Rom Harré). Con estos dos caminos usados por la comunicación, caminos que son diferentes pero complementarios, es posible plantearse una estrategia para aquellos que deben interactuar para resolver ciertos problemas o alcanzar ciertos objetivos. Para Goffman, las personas actúan en escenas dentro de situaciones, dando impresiones y generando expresiones que tienen como objetivo “salvar la cara”, es decir cuidar su reputación siempre. Para Goffman, las personas interactúan con estrategias de información y solo algunas veces de “comunicación”. Para el autor, la comunicación es solo una parte de todas las acciones, gestos, movimientos y expresiones verbales que hacen las personas para incidir en la interacción con otros, y así conseguir objetivos. Por otro lado, Rom Harré, sigue la perspectiva de Goffman, pero desarrolla una teoría de la construcción de la identidad del sujeto basada en la pragmática del lenguaje y de la acción. Para Harré, las personas desarrollan sujetos diferentes por medio de una técnica o procedimiento de “posicionamiento”. Cada conversación es una ocasión para tomar una posición. Tomar una posición es establecer y expresar derechos y deberes propios, argumentos que los defiendan, dentro de una biografía propia, pero que el otro debe conocer de alguna manera y en alguna medida. Las pautas morales, los argumentos y la narrativa se deben exponer en forma de actos de habla y con mecanismos indexicales que les permita construir además, el contexto de esa conversación. La estrategia de posicionamiento de Harré es la estrategia para establecerse en una conversación como sujeto. Esto puede ser aplicado a otras dimensiones de la realidad (organizaciones, empresas, Estado, partidos, grupos sociales, gremios, etc.). La comunicación sistémica como autopoiesis de la sociedad (Niklas Luhmann). Para Luhmann, la comunicación no puede ser explicada como un proceso de transmisión porque definitivamente en la comunicación no hay transmisión de nada. Tampoco se produce un proceso de intersubjetividad (como lo expone Habermas y que Luhmann critica). La comunicación es un proceso de triple selección (de actos de información, de actos de notificación y de actos de comprensión) que se produce por procesos sistémicos de la propia comunicación. El cierre del proceso de comunicación es la comprensión porque es el acto de procesar sentido, significados; esto es necesario para que la comunicación continúe en otros empalmes diferentes y que por esto, siga existiendo sociedad, o cierto sistema social específico. La comunicación es una realidad emergente. Nunca es posible controlar todos los efectos de la comunicación. No siempre (o es muy difícil) prever ciertos efectos teniendo en cuenta que el proceso de comprensión es un acto indeterminado, que produce un sin número de otros actos de información, de notificación y de comprensión. Este es un proceso de multiplicación que nadie de forma duradera puede controlar. 31 Los fundamentos institucionales y culturales de la comunicación (John Searle, Yuri Lotman). Finalmente, pero no porque se dé al final de la comunicación, ésta solo funciona (tal como lo expuso Tomasello) cuando se produce en un marco institucional (Searle), cultural (Lotman) y de manera sistémica (Luhmann). Tal como lo exponía Michael Tomasello, el origen de la comunicación humana está determinada con la posibilidad de crear “hechos institucionales” sobre la base de “intencionalidad colectiva”, es decir, de compartir ciertos contenidos de conciencia 32 Primera parte: la comunicación desde una perspectiva evolutiva y cultural Origen evolutivo de la comunicación (Michael Tomasello) La comparación del ser humano con el resto del mundo animal arroja dos sorpresas: a) esta especie no está adaptada a ningún ambiente específico del planeta. b) Es la única especie que posee lenguaje. Esta particularidad ha llamado la atención de muchos pensadores a lo largo de la historia y hoy constituye uno de los ejes del debate acerca de la evolución de los humanos como especie. En las últimas décadas, los estudios comparados entre especies han identificado otra característica extraordinaria que está íntimamente relacionada con las anteriores: el ser humano tiene una capacidad sobresaliente para cooperar, al menos dentro de una escala grupal. Michael Tomasello es un psicológico estadounidense que ha hecho algunos de los principales aportes teóricos para vincular estas características tan particulares de la especie humana. Su planteo es que la adquisición del lenguaje es la instancia más refinada de un proceso evolutivo en el cual el ser humano fue aumentando su capacidad de cooperación y, por lo tanto, de supervivencia. El lenguaje es un dispositivo de comunicación especialmente importante para la cooperación, porque nos permite indicar perspectivas y porque nos permite expresar sentimientos y emociones que nos vinculan intersubjetivamente. En este capítulo revisaremos la explicación de Tomasello acerca del proceso de evolución de la comunicación humana. Para ello, tomaremos como punto de partida una comparación entre los humanos y otros organismos complejos. Como se verá, el ser humano ha dado saltos evolutivos a partir de características compartidas con otras especies. Los organismos con sistemas cognitivos de intencionalidad individual Todos los organismos tienen reflejos que están organizados a partir de relaciones de estímulo-respuesta. Los organismos complejos, además, poseen intencionalidad individual, es decir, la capacidad de autorregularse a partir de situaciones deseadas, buscando de manera flexible las mejores conductas que los lleven a ese fin. La intencionalidad individual requiere de un sistema cognitivo más evolucionado, que pueda pensar las situaciones de antemano, sin la necesidad de ejecutarlas. En otras palabras, el organismo tiene que poder imaginar una serie de alternativas de acción y vincular a cada acción con determinados efectos; y luego tiene que comparar si los efectos imaginados lo acercan o lo alejan más de las situaciones que desea alcanzar. La 33 imaginación de situaciones también puede incluir el efecto de acciones no realizadas por el propio organismo (ejecutadas por otros seres o incluso por fuerzas naturales). Como dice Tomasello, este sistema cognitivo tiene un funcionamiento inferencial, que le permite extraer conclusiones novedosas a partir de relaciones causales conocidas y, de este modo, realizar experimentos mentales de prueba y error. La capacidad de imaginar cursos de acciones y efectos y de comparar esas situaciones con las situaciones deseadas no implica que, una vez que el organismo decida entre uno de los cursos de acción imaginados, se vuelque ciegamente a él. Al ejecutar la acción, los organismos complejos tienen la capacidad de tomar los efectos de sus acciones como información; es decir, que tienen mecanismos de feed-back o retroalimentación. Esta información también se compara con la situación deseada, y si la información indica que el organismo se está alejando de sus objetivos, esto le sirve para corregir el rumbo. Un organismo que se autorregula de este modo se llama cibernético, como veremos en el capítulo sobre la comunicación existencial. Por ejemplo, un niño puede haber visto a un adulto rompiendo una pared con un martillo. A partir de esa experiencia, establece relaciones de causa y efecto: si golpeo con un martillo, tengo más fuerza para romper algo. Si el niño encuentra un caramelo en un recipiente de plástico cerrado, puede imaginar distintos cursos de acción y, entre ellos, evaluar que el martillo podría romper el recipiente y permitirle obtener el caramelo (funcionamiento inferencial). Si en el primer intento, el niño ve que el martillo tiene tanta fuerza que podría romper la caja y aplastar el caramelo, el niño dejará el martillo y buscara otra vía para acceder al caramelo (funcionamiento cibernético). El sistema cognitivo de la intencionalidad individual también permite un monitoreo constante de la situación actual respecto a las situaciones deseadas. La comparación entre la realidad y los objetivos hace que los sistemas evalúen constantemente la relevancia1 de las situaciones para sus objetivos. Según Tomasello, una situación es relevante para el organismo cuando éste la representa como una oportunidad u obstáculo para la obtención o mantenimiento de sus objetivos 2. Una última característica destacable de estos sistemas cognitivos es su capacidad de esquematización. El organismo tiene que poder realizar inferencias que vayan más allá de la situación concreta y que definan a sus experiencias como “tipos”. Este implica 1 Este es un concepto muy importante para la teoría de la comunicación, que se seguirá desarrollando en Tomasello, pero que se verá con detalle en el capítulo sobre comunicación intencional. 2 De la definición se desprende que la determinación de la relevancia es propia de cada organismo en cada situación. Puede ocurrir que dos organismos muy similares no perciban una misma situación como relevante, ya sea por tener objetivos diferentes (por ejemplo, un concierto de Radiohead no es igual de relevante para un seguidor de la banda que para alguien que no los conoce); o por tener diferentes capacidades de representación (por ejemplo, dos personas pueden compartir el objetivo de ganar más dinero, pero captar de distinta manera la relevancia de que los Estados Unidos cambien su tasa de interés por tener distintos conocimientos acerca de los mercados) o acción (puede pasar que las dos personas entiendan la relevancia del cambio en la tasa de interés, pero que para una no sea relevante porque está inhabilitada para operar en la bolsa de valores). 34 un grado de abstracción, en la cual cada experiencia que se tiene se etiqueta como una expresión particular de una categoría, esquema o modelo más abarcador. La cognición social de los grandes primates La intencionalidad individual ya implicaba una adaptación a entornos más complejos. En ambientes previsibles, los organismos pueden sobrevivir bajo mecanismos de estímulo-respuesta. Cuando estos entornos son más cambiantes, los organismos requieren mayor flexibilidad para adaptarse a los desafíos ambientales. El sistema cognitivo de los grandes simios es una adaptación a un ambiente social más complejo. Además de las intenciones individuales, los primates también evolucionaron en su cognición del mundo social. Probablemente empujados por la competencia por alimentos o parejas con otros de su especie, comenzaron a reconocer individualmente a miembros de su grupo, lo cual les permitió establecer lazos de dominio o afiliación con ellos; y reconocer también las relaciones sociales que establecían entre sí otros individuos. De este modo, los primates lograron establecer coaliciones y predecir mejor la conducta de los otros, habilidades fundamentales para mejorar las probabilidades de supervivencia en este contexto de competencia. En el caso de los grandes primates3, esta capacidad es aún más profunda, porque entienden que los otros individuos también son agentes intencionales. Esto quiere decir que pueden comprender que, así como ellos tienen ciertas situaciones como objetivos, los otros también pueden fijarse objetivos y prestar atención a su entorno para buscar oportunidades de realizar estos objetivos. En algunas ocasiones, inclusive, los grandes primates pueden tratar de manipular la experiencia de los otros. Esta habilidad cognitiva de los grandes simios les permite utilizar ciertas formas de comunicación comunes a los humanos, pero inexistentes en otras especies. Los chimpancés pueden señalar objetos que están dentro del campo de atención de otro individuo para exigir ayuda. Y también ritualizan ciertos signos que abrevian interacciones sociales frecuentes para proponer esas actividades. Por ejemplo, levantan el brazo -una abreviatura de la acción de levantar el brazo y luego golpear levemente a otro para jugar- para significar “juguemos”. Tanto el señalar como este tipo de gestos icónicos implican la manipulación de la atención de los otros para lograr objetivos individuales. Cabe destacar que estas formas de comunicación son realizables por animales con sistemas cognitivos enfocados en sus objetivos individuales. En efecto, Tomasello cree 3 Los grandes primates incluyen a los gorilas, orangutanes, chimpancés, bonobos y humanos. Se diferencian del resto de los primates por su mayor capacidad intelectual, que les permiten utilizar herramientas y vivir en entornos sociales complejos. 35 que esta es una característica fija en los grandes simios: en estas especies, la flexibilidad en la comunicación que supone poder llamar la atención de otros a través de gestos se hace sólo para lograr objetivos que le sirven a uno. La habilidad extraordinaria de los grandes simios no se limita a su cognición social, sino que también abarca a su capacidad de auto regulación. Estos primates pueden controlar mejor sus acciones en la búsqueda de una situación objetivo: pueden demorar premios menores en pos de mayores premios futuros; pueden inhibir un comportamiento que fue exitoso para responder a una situación cambiante; pueden hacer algo no placentero para obtener un fin; pueden persistir a pesar de los errores y pueden concentrarse en medio de distracciones. El primer salto evolutivo del ser humano Desde el punto de vista de Tomasello, la capacidad para colaborar es la diferencia más importante a favor de los seres humanos respecto a los otros grandes simios. La historia evolutiva del cerebro humano es la del desarrollo y profundización de sus capacidades para cooperar. Los primeros seres humanos en diferenciarse de los grandes primates desarrollaron una serie de capacidades cognitivas que mantenemos hasta la actualidad. De este primer salto evolutivo heredamos algunas características distintivas de la especie que hacen de los humanos seres ultrasociales. Una primera característica importante es: 1) la posibilidad de pensar intenciones conjuntas. Éstas se diferencian de las intenciones individuales porque: 1a) A tiene una intención X; 1b) B tiene una intención X; 1c) A y B tienen conocimiento mutuo -o, como lo llama Tomasello, terreno común- de que cada uno conoce las intenciones del otro y de que la intención X es compartida. Esta forma de pensamiento supone una lectura de mentes recursiva: es decir, yo te leo la mente y sé que sabes que te leo la mente y que sabes que yo sé que te leo la mente y tú también me lees la mente y sabes que yo sé que me lees la mente. Además, la capacidad para producir intenciones conjuntas implica dos consecuencias importantes: 1d) Permite participar en actividades conjuntas que implican un sentimiento de compromiso, que los seres humanos evidencian ya a los 3 años de edad 4. 4 Tomasello cita experimentos en los cuales los niños se comprometían a un juego y luego eran distraídos por un adulto con una actividad más entretenida. Los niños de 3 años dudaban en dejar su actividad, y si lo hacían, antes pedían disculpas. Los chimpancés, en cambio, dejaban la actividad automáticamente. 36 1e) La participación en una actividad conjunta implica una sintonización mental en la cual los participantes comparten los criterios de relevancia. Es decir, que a partir de los mismos objetivos comparten un criterio similar para evaluar las oportunidades y amenazas que presentan las situaciones. En conjunto, estas características hacen que los humanos pueden involucrarse en actividades que implican un “nosotros” como principal referencia cognitiva. Ahora bien, aunque los participantes puedan pensar en una intención común y sintonizar sus mentes, lo natural sería que siguieran viendo a la actividad desde una perspectiva individual. Sin embargo: 2) Los humanos pueden comprender que una actividad colaborativa implica división del trabajo y múltiples roles, y que esos roles son intercambiables. A diferencia de los chimpancés, los niños que participan de una actividad colaborativa pueden intercambiar su rol con otros individuos y desempeñarlos con bastante éxito. Esto implica que los niños no sólo entienden que hay distintos roles, sino que pueden salirse de sí mismos y ver la situación “a vuelo de pájaro” para tomar la perspectiva del otro e intercambiar el rol con él si es necesario. Ésta es una diferencia sustancial con los grandes primates, que no logran salir de una visión centrada en sí mismos y, por lo tanto, en sus propios objetivos. La posibilidad de ver a la situación desde múltiples perspectivas es la base para: 3) la “mirada objetiva” o la neutralidad. Ésta es otra capacidad netamente humana que significa que los individuos pueden ver las situaciones no sólo desde su perspectiva y desde la del otro con quien colaboran, sino imaginarlas desde la perspectiva de todos los individuos posibles. Esta capacidad es la que luego fundamentará la creación de normas culturales e instituciones. Ahora bien, todas estas capacidades para sintonizarse mutuamente, ver la situación desde múltiples perspectivas y poder intercambiar roles es una ventaja para el individuo en tanto y en cuanto los otros cumplan con sus tareas y compartan los resultados. Si los otros individuos participan de la actividad colaborativa para, al final, llevarse todos los objetivos, las capacidades son perjudiciales. Por lo tanto, otra habilidad importante de los humanos es la de 4) hacer juicios sobre el comportamiento de los otros y, al mismo tiempo, preocuparse por cómo los otros evalúan los comportamientos de uno. A esto Tomasello lo llama la “autorregulación social”, que implica una primera sensación de normatividad, basada en la preocupación por lo que los otros creen que debería y no debería pensar y hacer uno. Así como los individuos juzgan a otros para evaluar si colaborarán o no, y por lo tanto si son dignos de participar en una actividad conjunta; también saben que los otros están haciendo los mismos juicios, y por lo tanto aprenden a comportarse públicamente de manera que esos juicios sean favorables. 37 Finalmente, una última capacidad humana que será importante para explicar su capacidad de colaboración -y probablemente también derivada de la mayor necesidad de interdependencia- es la extraordinaria capacidad para la imitación. Los humanos son muy eficientes para aprender de otros. Hipótesis evolutiva del primer salto Para Tomasello, el primer salto evolutivo de los humanos probablemente estuvo relacionado con la necesidad de cooperar para hacer frente a la creciente competencia por comida que supuso la expansión territorial de los primates. Sobrepasados por otras especies primates, como los babuinos, en el acceso a las frutas y vegetales preferidos, los primeros humanos comenzaron a cooperar para acceder a nuevos alimentos. Por ejemplo, pueden haber armado coaliciones para la rapiña, ahuyentando en grupos a otros animales que tuvieran el mismo objetivo. De estas primeras experiencias, que mejoraron las probabilidades de supervivencia de los miembros de la coalición, habrían evolucionado otros comportamientos más complejos, como la caza cooperativa y su combinación con la recolección de frutas y vegetales. Estas actividades requerían tanto de una mayor capacidad de coordinación como del mutualismo: es decir, ayudar para ser ayudados. Tomasello considera que la colaboración en la búsqueda de alimentos se volvió una estrategia estable de los primeros humanos a partir de la interacción entre dos procesos: la interdependencia y la selección social. En primer lugar, los humanos tuvieron que elegir entre las opciones de colaborar o morir de hambre, ya que la única forma de superar a los competidores era en grupos. Por lo tanto, existió una presión selectiva hacia el desarrollo de las capacidades y motivaciones para la intención conjunta. En segundo lugar, el aumento de la interdependencia empujó a los individuos a hacer mejores juicios acerca de sus pares, de manera que pudieran elegir como “socios” a aquellos que presentaran mayores probabilidades de cooperar. El desarrollo de la habilidad para evaluar a los pares llevó a que los primeros humanos necesitaran empezar a preocuparse no sólo por evaluar a los otros, sino por cómo los otros los evaluaban a ellos como potenciales socios. Es decir, que empezaron a preocuparse por su presentación pública y su reputación. En este primer momento, hay actividades y objetivos conjuntos, pero una vez que cesan, el “nosotros” se acaba también. Esto es diferente de los vínculos grupales que vemos en los seres humanos modernos. El primer salto evolutivo y el nacimiento de la comunicación cooperativa La intención conjunta supone un primer terreno común, que se compone del objetivo compartido que se fijan las partes, las situaciones a las cuales están prestando 38 atención para cumplir esos objetivos y el conocimiento de que ambas partes saben que están en una intención conjunta. Dentro de este marco psicológico, tiene sentido que los participantes ayuden a los otros a desempeñar su rol. De este modo, si dos humanos están en la actividad conjunta de recolectar alimentos y el individuo A percibe que hay un predador que B no identificó, es conveniente que A lo alerte para que pueda ocultarse y, de ese modo, continuar con

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