La obra narrativa de César Vallejo PDF
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2011
Antonio González Montes
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Este documento analiza la obra narrativa de César Vallejo, con énfasis en las obras Escalas y Fabla Salvaje. El texto explora los nexos temáticos y estilísticos de estas obras con otras, como Trilce, y explora el contexto histórico y personal del autor.
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La obra narrativa de César Vallejo1 Antonio González Montes I. Etapa inicial Cuentos andinos; vida y costumbres indíge-...
La obra narrativa de César Vallejo1 Antonio González Montes I. Etapa inicial Cuentos andinos; vida y costumbres indíge- nas (Lima, 1920) de Enrique López Albújar; Vallejo se inicia como narrador con dos libros Los hijos del sol (cuentos incaicos) (Lima, publicados en 1923: Escalas 2 y Fabla salva- 1921) de Abraham Valdelomar. Y al año si- je. 3 El primero de ellos es un volumen con guiente de la aparición de Escalas, Ventura dos secciones (“Cuneiformes” y “Coro de García Calderón dio a conocer La venganza vientos”) de narraciones breves, que caben, del cóndor (Madrid, 1924). con algunas observaciones, dentro del géne- ro del cuento;4 y el segundo es una novela Para realizar un análisis textual completo de también breve, muy al estilo de otras obras Escalas es necesario poner de manifiesto que pertenecerían, según Edmundo Bendezú, sus nexos temáticos y estilísticos con Trilce a la novelística modernista peruana.5 (1922). Ambos libros se nutren, en gran parte, de una misma experiencia vital y de una concepción estética semejante. Según Escalas Trinidad Barrera “la gestación de Escalas está signada por dos acontecimientos singulares: Entre los más notables libros de cuentos la muerte de la madre (1918) y el periodo car- que se publicaron desde inicios del siglo XX celario (1920-21), dos sucesos que invaden su hasta la aparición de Escalas, podemos ci- vida y su obra, marcándolas para siempre y tar: Cuentos malévolos (Barcelona, 1904), reforzando un sentimiento de orfandad que de Clemente Palma; con ediciones nuevas ya aparecía en Los heraldos negros y que, a o reediciones en 1912 y 1913; Dolorosa y partir de este momento, dominará dramática- desnuda realidad (París, 1914) de Ventura mente el futuro de su poesía”.6 García Calderón; La justicia de Huayna Ccapac (Valencia, ¿1918?) de Augusto Aguirre Morales; El caballero Carmelo, cuentos (Lima, “Cuneiformes” (l.a sección) 1919) de Abraham Valdelomar; Cuentos Una lectura de los textos de Escalas nos per- (Lima, 1919) de Lastenia Larriva de Llona; mite comprobar que, en efecto, los dos acon- 1 Fragmento del prólogo del libro La obra narrativa de César Vallejo, de Antonio González Montes, publicado por el Fondo Editorial de la Universidad de Ciencias y Humanidades. Lima, 2011. 2 Vallejo, César (1923). Escalas. Lima: Talleres Tipográficos de la Penitenciaría. 3 Vallejo, César (16 de mayo de 1923). Fabla salvaje. Prólogo de Pedro Barrantes Castro. Colección La Novela Peruana. Año I, núm. 9. Lima. 4 Cf. Reyes Tarazona, Roberto (2004). La caza del cuento. Lima: Universidad Ricardo Palma. 5 Bendezú, Edmundo (1992). La novela peruana. De Olavide a Bryce. Lima: Lumen. 6 Barrera, Trinidad. “Escalas melografiadas [sic] o la lucidez vallejiana”, en Cuadernos Hispanoamericanos. Vol. I, 454-457, pp. 317-328. UN VICIO ABSURDO 109 tecimientos mencionados actúan a modo en evidencia la incapacidad de los jueces y de ejes temáticos que ayudan a descifrar la tribunales para establecer la exactitud de la compleja significación de la escritura narra- culpabilidad del recluso, pues mientras la jus- tiva de Vallejo. La primera sección del libro, ticia formal y legal ha determinado su condi- “Cuneiformes”, constituida por “seis prosas ción de ladrón, el narrador lo acusa, además, poéticas”, muestra una vinculación explícita de asesino por su responsabilidad indirecta con el periodo carcelario. El narrador escribe en un hecho que concluyó con la muerte de desde y sobre la cárcel, y los títulos de cada otro ser humano. una de las prosas aluden a las paredes que conforman la celda en la que discurre la vida Las referencias al universo familiar nutren del preso. el desarrollo argumental de dos textos de “Cuneiformes”. En “Alféizar” la escritura inicia un reconocimiento de la situación de postra- Trinidad Barrera ha explicado con bastante ción en la que se encuentra el propio sujeto detalle y acierto el modo en que la estructura productor de la escritura, que llega a creer- espacial de la celda carcelaria ha sido sugeri- se muerto. Su compañero de celda, mientras da por los títulos de las “prosas”, incluyendo tanto, prepara el austero desayuno que se dentro de esta singular homología, la presen- servirán como cada mañana. cia del recluso que acompaña al narrador y la ventana por la que se comunican con el La escena misma del desayuno posee la ca- mundo exterior. pacidad de hacer recordar la niñez feliz del personaje, en la que este se ve rodeado por Algunos de los temas específicos han sido el afecto familiar de sus hermanos y, en es- motivados por la situación de enclaustra- pecial, de su madre que dispensa cariño y miento y de pérdida de libertad en que se en- protección al pequeño hijo y aun presagia los cuentra el personaje narrador. Por ejemplo, momentos difíciles que este vivirá en el futu- en “Muro Noroeste” una pequeña anécdota ro “cuando […] sea grande y haya muerto su ocurrida a su compañero de celda le sirve madre”. La evocación concluye con la imagen para desarrollar una meditación, con preten- de “dos ardientes lágrimas de madre, que siones filosóficas, acerca de la naturaleza úl- empapaban mis trenzas nazarenas”. tima de la justicia y de la imposibilidad de que el ser humano pueda alcanzarla. “Muro antártico” muestra, otra vez, la emer- gencia del yo narrativo, dando curso libre a “Muro dobleancho” se nutre de la misma sus deseos eróticos hacia una hermana in- preocupación acerca de la justicia. En este nominada. La complejidad significativa de caso el narrador, al referir una historia que este texto obedece a que en él se mezclan le ha contado su compañero de celda, pone el pasado y el presente, el sueño y la vigi- 110 septiembre 2012 lia, la pureza y el pecado, según señala Sonia Mattalia.7 En efecto, “Muro antártico” desenvuelve el controvertido tema del amor incestuoso des- de una doble perspectiva. De un lado, el na- rrador, consciente del carácter pecaminoso de dicho amor, se resiste a aceptarlo; pero, de otro lado, asume de un modo radical y totali- zador sus impulsos afectivos y llega a anhelar un máximo de fusión con su h ermana: “¡Oh mujer! Deja que nos amemos a toda to- talidad. Deja que nos abracemos en todos los crisoles. Deja que nos lavemos en todas las tempestades. Deja que nos unamos en alma y cuerpo. Deja que nos amemos absoluta- mente, a toda muerte”.8 existencia de un mundo del cual él depende El personaje narrador (símil del Vallejo autor) en términos de vida y muerte, intenta dirigir a través de una alucinada remembranza ubi- la manifestación de una serie de sucesos, al ca los orígenes de esta relación incestuosa parecer encaminados a destruir físicamente a en los remotos días de la niñez, evocados con aquel enunciador”.9 particular fruición y entusiasmo. “Muro occidental” es un texto brevísimo, her- “Muro este” es uno de los textos más her- mético y que desafía la capacidad de exégesis méticos del libro. El enunciador de la prosa de cualquier lector. Es tan conciso como el fa- esboza “los contornos difusos de un mundo moso relato de Augusto Monterroso, “Cuando en el que están ausentes personajes, y en despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”, cambio se registra la ocurrencia de una serie pues solo enuncia: “Aquella barba al nivel de de acciones misteriosas y enigmáticas, que la tercera moldura de plomo”. Es un minitex- no son fáciles de ubicar en ningún nivel de to que describe un detalle del rostro de un realidad conocido”. Además, “asumiendo la individuo, y según Eduardo Neale-Silva se re- 7 Mattalia, Sonia. “Escalas melografiadas [sic]: Vallejo y el vanguardismo narrativo”, en Cuadernos Hispanoamericanos. Vol. I, núms. 454-457, pp. 329-343. 8 Vallejo, César (1970). Novelas y cuentos completos. Lima: Moncloa Ediciones. 9 González Montes, Antonio (2002). Escalas hacia la modernización narrativa. Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos, p. 155. UN VICIO ABSURDO 111 laciona con “Muro noroeste” y de esta vincu- una imagen más compleja, más fantástica y lación extrae su sentido de incertidumbre”.10 más simbólica de la madre. El relato nos presenta a un personaje-narra- “Coro de vientos” (2.a sección) dor, cuyo referente es el propio Vallejo, en viaje hacia la ciudad de Santiago, después de La sección “Coro de vientos” agrupa, a su “once años de ausencia”. El motivo del via- vez, un conjunto de textos más extensos que je es el reencuentro con la madre ya difunta los de “Cuneiformes”. Todos ellos responden y enterrada “bajo las mostazas maduras y mejor al concepto de relato y poseen una rumorosas de un pobre cementerio”. El re- estructura narrativa más sólida y variada, a corrido que lleva a cabo el personaje asume la vez que abordan una diversidad de temas, una significación más trascendental, pues dentro de los cuales se puede constatar un el reencuentro entre la madre y el hijo se claro predominio de lo fantástico y lo miste- produce en una atmósfera irreal e increíble, rioso. como la califica el propio narrador, en la que la primera no está muerta sino viva y aún El primer relato de esta sección se denomi- llega a afirmar que su propio hijo no está vivo na “Más allá de la vida y la muerte” y ofrece sino muerto. muchos puntos de contacto con textos poéti- cos y narrativos vallejianos, en tanto se nutre Esta situación paradójica y fantástica es la de aquel acontecimiento singular que es la que justifica la elección del título del relato, muerte de la madre del escritor, ocurrida en pues según el narrador, el suceso que le tocó agosto de 1918, y que causó un gran impacto vivir es “rompedor de las leyes de la vida y la emocional en Vallejo, perceptible a lo largo muerte, superador de toda posibilidad, pala- de su vida posterior. bra de esperanza y de fe entre el absurdo y el infinito, innegable desconexión de lugar y En relación con “Cuneiformes”, son evidentes tiempo; nebulosa que hace llorar de inarmó- las vinculaciones entre “Más allá de la vida y nicas armonías incognoscibles”.11 la muerte” y “Alféizar”, pues en ambos textos aparece la imagen de la madre, aunque en el En realidad, el viaje que realiza el personaje segundo de los mencionados el recuerdo es narrador posee un simbolismo trascenden- más fugaz y surge a consecuencia de la es- talista, en la medida en que se asemeja al cena del desayuno en la celda carcelaria. En motivo del viaje a los reinos de ultratumba, cambio en “Más allá….” nos encontramos con 10 Neale-Silva, Eduardo (1987). César Vallejo, cuentista. Escrutinio de un múltiple intento de renovación. Barcelona: Salvat Editores, p. 101. 11 Ibídem. 112 septiembre 2012 presente en muchas obras de la literatura están durmiendo para siempre”. Esta triste occidental. Y este simbolismo se ve reforza- comprobación apena no solo al personaje do por el hecho de que el personaje, como narrador del texto poético, sino al propio ca- bien señala Trinidad Barrera, recorre a caba- ballo que termina por compenetrarse con el llo “tres estadios o círculos concéntricos: 1) sentimiento de resignación que invade a su Santiago de Chuco (la casa familiar, la con- amo, ante la puerta de su casa familiar cerra- versación con su hermano, los relámpagos, da y solitaria.13 primera prueba); 2) la posada (la conversa- ción con la anciana, la sangre, la segunda El poema “LXV” es tan ambicioso en sus pro- prueba) y el tercero y último, en el corazón pósitos expresivos y simbólicos como el an- de la montaña, la hacienda, “mansión solita- terior. El yo poético abre el discurso lírico con ria, enclavada en las quiebras más profundas una enunciación dirigida a la madre, a quien de la selva“ y el encuentro con la madre: “una le comunica su inminente viaje: vez más,… ese timbre bucal…. Me dejó de punta a la Eternidad”.12 “Madre, voy mañana a Santiago, A mojarme en tu bendición y en tu llanto”. Cabe recordar que el tema del viaje a la ciu- dad natal y el consiguiente reencuentro con la madre (viva, muerta o resurrecta) se desa- En las primeras estrofas del texto poético, el rrolla también en algunos importantes poe- hijo se dirige a su progenitora como si ella mas de Trilce, sobre todo “LXI” y “LXV”. En estuviera viva y esperara la llegada del via- el primero, nos encontramos con el mismo jero. Las dos últimas estrofas, en cambio, personaje que se apea del caballo frente a la muestran la aceptación de la muerte de la casa paterna, que parece estar vacía, pues madre y, al mismo tiempo, plantean su condi- nadie le abre. En ese contexto surge la evo- ción de inmortal (“muerta inmortal”), que es cación de la madre y de los demás integran- lo que también propone el relato “Más allá de tes de la numerosa familia y aparece, ade- la vida….”.14 más, una referencia al signo de duelo que se observa sobre la portada y que es, sin duda, El tema amoroso, uno de los más importantes un índice de la desaparición de la madre. en la poesía vallejiana, es objeto de un tra- tamiento sumamente singular en dos relatos El poema, de gran intensidad emotiva, con- que integran la segunda sección de Escalas. cluye con la constatación de que “Todos En “El unigénito”, Vallejo nos narra una histo- 12 Vallejo, César. Op. cit., 1970, p. 27. 13 Cf. “Trilce LXI”, en Vallejo, César (1991). Obras completas. Tomo I. Obra poética. Edición crítica de Ricardo González Vigil. Lima: Banco de Crédito del Perú, p. 375. 14 Ibídem, p. 383. UN VICIO ABSURDO 113 ria en la que el protagonista, Marcos Lorenz, haber satisfecho la curiosidad del frustrado ama en silencio a Nérida del Mar, quien igno- esposo de Nérida. ra totalmente la pasión secreta de Lorenz y se compromete con Walter Wolcot, un pre- En realidad, el niño resulta ser el insólito fruto tendiente que carece de la aureola romántica del beso de Marcos a Nérida, que así como e idealista de Marcos. provocó la muerte de ambos personajes, también tuvo la capacidad de engendrar ex- La historia amorosa se vuelve más patéti- trañamente al niño, cuyo enigmático origen ca e increíble en los momentos previos a parece adivinar el sorprendido Wolcot. Todo la proyectada boda de Nérida con Wolcot. esto confiere al relato una dosis de mayor Marcos Lorenz abandona su habitual timidez fantasía y demuestra la afición de Vallejo, en y llega a interrumpir la inminente ceremonia esta etapa de su trayectoria de narrador, por nupcial mediante la táctica de estamparle un los temas fantásticos e insólitos. inesperado beso a Nérida. Este beso fugaz provoca una doble tragedia: muere Marcos A su vez, Trinidad Barrera ha señalado que “El y luego la propia Nérida; con lo cual queda unigénito” es “una alegoría religiosa en torno frustrada la boda. al tema del Hijo de Dios, unigénito del Padre, en clave de parodia… El amor platónico entre La secuencia final del relato le otorga una Nérida del Mar y José Matías “engendran” al mayor dosis de inverosimilitud a “El unigéni- unigénito, un niño “extrañamente hermoso y to”, pues nos presenta sucesos ocurridos va- melancólico”.15 rios años después de las dos muertes y que guardan una extraña relación con la historia El relato “Mirtho” es ilustrativo de otra de las inicial. Se trata de un encuentro casual entre predilecciones y obsesiones del Vallejo escri- dos personajes que son los únicos sobrevi- tor y que se manifiestan en su poesía como vientes de la tragedia amorosa. en su narrativa. En efecto, el tema del doble o de la doble identidad en la relación amoro- Uno de ellos es el ya conocido Walter Wolcot, sa encuentra una realización convincente en quien hallándose de paseo por céntricas el mencionado relato. calles de la ciudad de Lima se tropieza con un niño que le alcanza su bastón caído y, a Vallejo resuelve el problema de la verosimili- la vez, le trae a la memoria el recuerdo de tud de la extraña historia planteando una es- Nérida y de Marcos. Pese a sus esfuerzos, tructura narrativa en tres secuencias que nos Wolcot no logra averiguar nada acerca del introducen progresivamente en el misterio misterioso origen del niño y este se aleja sin del personaje Mirtho y de su joven enamo- 15 González Montes, Antonio. Op cit., 2002, p. 204. 114 septiembre 2012 rado. En esencia, el misterio consiste en que de la extraña identidad de Mirtho, pero, a su Mirtho parece poseer una doble personalidad vez, esta acusa de infiel a su enamorado y la no perceptible para su enamorado, pero sí historia concluye poniendo de manifiesto la para quienes son amigos de la pareja. conflictividad y probable ruptura de la rela- ción amorosa entre estos dos personajes sin- En la primera secuencia nos encontramos de gulares, que ejemplifican el interés de Vallejo lleno con el lenguaje del joven, quien se au- por los temas psicológicos que escapan a la todefine como “orate de amor”. Esta condi- normalidad.16 ción explica el carácter retórico, altisonante y hasta hermético de las palabras pronuncia- Los relatos que hemos examinado nos permi- das y que permiten conocer la extraña psico- ten comprobar que, en efecto, Vallejo gusta logía de este joven integrante de una bohe- de los asuntos fantásticos, misteriosos y pa- mia citadina, que nos recuerda al Vallejo de tológicos, referidos a personajes acentuada- los años juveniles de Trujillo. mente individualistas y conflictivos. Pero el “orate de amor” es el amigo de otro Los otros relatos de “Coro de vientos” mues- joven que es, en la estructura del cuento, el tran similares preferencias a los ya citados. narrador que nos cuenta, mediante el proce- “Liberación” confirma la obsesión de Vallejo dimiento de transcribir el discurso del “orate”, por el tema de la justicia y en ese sentido la historia completa de la extraña relación de es conectable con varias de las prosas de amor de este relato. “Cuneiformes”, entre ellas “Muro noroeste” y “Muro dobleancho”. El cuento “Los Caynas” En las secuencias segunda y tercera de enfoca el problema de las relaciones entre la “Mirtho” se devela el misterio de la identidad cordura y la locura; y, desde otra perspectiva, del personaje femenino, cuya característica puede ser vinculado con aquellas narraciones reside en ostentar dos personalidades o iden- en las que se aborda el tema del doble; por- tidades, una de las cuales mantiene oculta que el personaje principal y los secundarios a su enamorado, pero no a los personajes se debaten entre una doble identidad: animal cercanos a la pareja y que creen descubrir o humana.17 una conducta de infidelidad en el joven, al observar que se pasea, con frecuencia, con El relato “Cera” tiene una estructura narrativa dos mujeres distintas. más formal que los demás de la sección a la que pertenece, aunque también en él se El final de la narración es doblemente sor- percibe una atmósfera de misterio. Un logro prendente porque permite el descubrimiento fundamental de este texto es que crea un 16 Cf. González Montes, Antonio. Ibídem, p. 224. 17 Cf. Ibídem, p. 214. UN VICIO ABSURDO 115 universo diegético en el que son importantes Vallejo hizo, pues, modificaciones de todo ca- el narrador mismo, los personajes, los am- libre a su libro publicado el año de su viaje a bientes en que ocurren los hechos más signi- Europa y las hizo por la misma época en que ficativos y su desenlace. En cuanto al narra- preparó una segunda edición de su poema- dor, “Cera” nos presenta uno que evoluciona rio Trilce, el único volumen que llegó a tener desde el protagonismo hasta la condición de una segunda edición en vida del propio au- simple testigo de lo que ocurre en la ficción; tor. Aunque hizo cambios radicales en Escalas los personajes ilustran bien el devenir de la no llegó a publicar una nueva versión. Y con acción: el propio narrador innominado; el po- respecto, por ejemplo, a los cambios que in- deroso y admirado Chale, hacedor de dados y trodujo en su relato “Cera”, los estudiosos gran jugador. Y finalmente, el personaje des- peruanos Ricardo Silva-Santisteban y Cecilia conocido, a quien se llama “el recién llegado” Moreano afirman lo siguiente: “Corregido que destruye al poderoso Chale.18 desde la óptica realista, Vallejo asesinó su mejor cuento. Es probable que la versión pri- El manuscrito de Couffon migenia sea menos perfecta y menos atilda- da pero, ciertamente, es mucho más pertur- Antes de ofrecer nuestra lectura de la pri- badora y palpitante”.20 mera novela de Vallejo, debemos dar cuenta de una información no tan reciente (1988 y Años después del anuncio de la aparición del 1994) acerca de Escalas, el libro que acaba- ejemplar de Escalas revisado y corregido por mos de comentar.19 En 1988, Claude Couffon, el propio Vallejo, Claude Couffon editó el libro un estudioso de Vallejo, dio a conocer que con una introducción suya, “Escalas melogra- había llegado a sus manos un ejemplar de la fiadas [sic], un cuerpo vivo” y tres partes: en primera edición del volumen de 1923, de pro- la primera reproduce la primera edición de piedad del propio autor, quien había introdu- la obra, “tal y como aparece en las diferen- cido, de puño y letra, correcciones mayores y tes ediciones publicadas hasta ahora”. Luego menores en casi todos los textos de la obra. presenta la nueva versión establecida por El único que se salvó de la poda efectuada Couffon, que consigna los cambios realizados por Vallejo, probablemente en 1930, fue “El por Vallejo en el ejemplar que le perteneció y unigénito”, que no destaca, precisamente, que llegó a manos del crítico francés, a través por ser una de las mejores creaciones narra- de terceras personas. Por último, nos ofre- tivas de nuestro escritor. ce el “facsímil del ejemplar de Vallejo con las 18 Ibídem, p. 232. 19 Ibídem, p. 127. 20 Vallejo, César (1999). Narrativa completa. Silva-Santisteban, Ricardo y Cecilia Moreano. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, Edición del Rectorado, p. XXX. 116 septiembre 2012 correcciones manuscritas hechas por el gran mite que el lector siga con mayor interés el poeta”.21 desarrollo de la singular anécdota. En la edición que estamos prologando se pre- En síntesis, esta novela corta nos relata una sentan solo las versiones que se han publi- extraña historia amorosa protagonizada por cado desde 1923 hasta antes de la aparición una pareja de esposos campesinos: Balta y del citado ejemplar corregido descubierto Adelaida, quienes viven en una zona rural por Couffon. Para un lector no especializado serrana, dedicados a las labores agrícolas y es suficiente con que conozca los relatos tal mantienen una relación conyugal bastante como Vallejo los concibió para la primera edi- armoniosa y satisfactoria para ambos. ción del libro. En cambio, los lectores espe- cializados sí están en la obligación de cotejar La armonía de Balta y Adelaida se ve súbita los dos estados de los textos vallejianos: el y definitivamente truncada por lo que deno- minaríamos el fantasma del doble. En efec- de 1923 y el de 1994, año de la publicación to, en cierto momento del desarrollo de los cuidada por Couffon.22 Por ello es que algu- acontecimientos se produce la rotura de un nos volúmenes que dan a conocer la produc- espejo en el patio de la casa y, en ese mismo ción narrativa incluyen las dos versiones ya momento, Balta creyó ver reproducida, en la citadas o la última de ellas.23 imagen fragmentada del vidrio, la figura de un hombre que estaría acechándolo y provo- Fabla salvaje cando la infidelidad de Adelaida. Pasamos ahora a examinar la primera nove- La novela nos muestra el proceso psicológico la publicada por César Vallejo, Fabla salvaje del personaje en su búsqueda obsesiva de (1923), que plantea un problema similar al una cara desconocida que solo existe en su que hemos observado en “Mirtho”. Empero, imaginación cada vez más obnubilada. Nadie, aunque Fabla se publica en el mismo año que aparte de Balta, ha visto nunca al invisible Escalas, se advierte un notorio progreso del fantasma que persigue al campesino y a su narrador en lo que se refiere al uso de sus esposa; y el drama psicológico de aquel se materiales novelescos y su misma prosa se acentúa cuando Adelaida le comunica que torna más transparente y fluida;24 y ello per- está embarazada. 21 González Montes, Antonio. Op. cit., p. 129. 22 A propósito de ella, algunos filólogos han señalado reparos razonables a la edición del crítico francés. Cf. Vargas Ugarte, Luis (1994). Boletín de la Academia Peruana de la Lengua 24. Lima, pp. 229-237. 23 En este caso están las ediciones de Ricardo González Vigil Novelas y cuentos completos. Lima: Ediciones Copé, 1998; y la ya citada de Ricardo Silva-Santisteban y Cecilia Moreano. 24 Zavaleta, Carlos Eduardo (1997). “La prosa artística de Vallejo”, en El gozo de las letras (Ensayos y artículos). Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, Fondo Editorial, p. 51. UN VICIO ABSURDO 117 La esquizofrenia de Balta aumenta conside- en su trato con aquel, las obsesiones del pro- rablemente a partir de la noticia del adveni- tagonista se inician al mismo tiempo que la miento de un hijo. En vez de producirle una gravidez de su esposa y el nacimiento del hijo alegría comprensible, dada su condición de elimina la posibilidad de una relación circuns- recién casado, se deprime más, desatiende crita a los dos esposos. sus labores habituales, se entrega a inter- minables cavilaciones, vaga sin rumbo, se A su vez, Edmundo Bendezú considera que distancia de Adelaida y cae en un mutismo “la pérdida de la imagen del yo y su substitu- extremo. ción por la imagen del otro en el espejo, (es) el eje temático sobre el que gira toda la his- La interrogante que plantea el comporta- toria de Fabla salvaje”. Como el propio autor miento anormal del protagonista de Fabla lo explicita, su lectura de la novela se nutre salvaje ha llevado a algunos críticos a for- de “una formulación teórica propuesta desde mular algunas interpretaciones acerca de las una perspectiva psicoanalítica, por Jacques razones profundas que explican la conduc- Lacan sobre la fase del espejo como forma- ta excepcional del personaje. En todo caso, dora del yo, en la que la instancia del yo se pensamos que las diversas explicaciones no sitúa desde su origen en un espacio de fabu- son contradictorias entre sí, y, por el contra- lación como base de toda relación social”.26 rio, confirman el carácter abierto y polisémi- González Vigil plantea que “Fabla salvaje co que poseen las obras literarias. constituye una tragedia (aspecto subrayado por Paoli) en la que la parte salvaje […] del Alan Sicard señala que “es curioso que, al re- ser humano y, en general, de la naturaleza ferirse a Fabla salvaje, ningún crítico haya lla- (fuerzas oscuras del universo), se apoderan mado la atención sobre lo que constituye su de la mente del protagonista, destruyendo su verdadero tema que no es la descripción de dicha hogareña”.27 un caso patológico sino la escenificación por medio del doble, del drama de la orfandad”.25 Agrega este crítico que tanto en Escalas como en Fabla salvaje, Vallejo asume un punto de La interpretación propuesta por Sicard se vista discrepante con respecto a los criterios apoya en algunos datos que la novela ofre- de la razón aristotélica y cartesiana según los ce: Balta es huérfano de padre y madre; cuales habría que calificar de esquizofrénica Adelaida muestra muchos rasgos maternales la conducta de Balta. Asimismo, puntualiza 25 Sicard, Alain (1988). “El doble en la obra de César Vallejo”. César Vallejo. La escritura y lo real. Cincuentenario de Vallejo. Madrid: Ediciones de la Torre, p. 276. 26 Bendezú, Edmundo. Op. cit., p. 136). 27 González Vigil, Ricardo. Prólogo a Fabla salvaje, en Vallejo, César (1992). Obras completas. Tomo 10. Lima: Editora Perú. 118 septiembre 2012 que ni la noción de locura ni la de supersti- tamente, sino a través de la superficie de un ción, mencionadas en diferentes pasajes de espejo o del agua, llega, sin embargo, a pro- la novela, son asumidas como óptica de la vocar la muerte del obsesionado esposo.30 narración. “Por el contrario, Fabla salvaje tra- za una cadena de asunciones del fatum, el En segundo lugar, la novela que estamos cual supone el triunfo de la parte salvaje de examinando ofrece al lector la posibilidad de Balta”.28 observar la manifestación de un complejo no resuelto en la personalidad del escritor y que, En suma, podríamos señalar que esta novela, también, lo encontramos diseminado en al- susceptible de diferentes interpretaciones, es gunos poemas de Los heraldos negros, Trilce reveladora de ciertas constantes vallejianas, y de sus poemarios póstumos. Se trata del detectables no solo en la narrativa sino en complejo edípico. la poesía. Nos referimos, en primer lugar, a la constatación de que la relación amorosa En el poema “V” de Trilce encontramos desa- muestra casi siempre una índole conflicti- rrollados los aspectos más característicos de va y pesarosa. Bastaría recordar el tono de este comportamiento afectivo-sexual tan sin- varios poemas del libro Los heraldos negros gular. En dicho poema, el yo poético aboga (1918) en los que se patentiza esta óptica tan por una relación amorosa inmanente y autó- propia de Vallejo (“Nervazón de angustia”, noma, que no desemboque en la procreación “Medialuz”, “Ausente”, “El poeta a su amada”, de un hijo, pues este vendría a quebrar la “Setiembre”, “Idilio muerto”, etcétera).29 autosuficiencia de la pareja e incluso se cons- tituiría en la negación del padre.31 Lo particular en Fabla salvaje sería que la vi- sión no armónica del amor se traduce en la Son estos temores los que explican la con- necesidad de inventar un tercer personaje, ducta de Balta, quien, a su vez, es un perso- “el otro”, que justifique el comportamiento naje con muchos rasgos del propio autor de conflictivo y apesadumbrado de Balta. Pese la novela. A propósito del extraño proceder a que este personaje nunca es visto direc- del protagonista, recordemos que su obse- 28 Ibídem. 29 Cf. Vallejo, César (1991). Obras completas. Tomo I. Obra poética. Edición crítica, prólogo, bibliografía e índices de González Vigil, Ricardo. Lima: Banco de Crédito del Perú, Biblioteca Clásicos del Perú. 30 Cf. González Montes, Antonio (1994). “El amor en la narrativa de Vallejo”, en Vallejo. Su tiempo y su obra. Actas del Coloquio Internacional. Tomo I. Lima: Universidad de Lima, pp. 263-272. 31 Ballón Aguirre, Enrique (1972). “Una lectura semiológica del poema “V” de Trilce de César Vallejo”, en Literatura de la Emancipación y otros ensayos. Edición del Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana. Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos, p. 158. UN VICIO ABSURDO 119 sión por la presencia del “otro” se inició casi En cuanto a su ubicación en el proceso de simultáneamente a la noticia de que iba a ser la novela peruana contemporánea, agrega- padre. ríamos dos ideas propuestas por dos críticos peruanos. González Vigil señala que, aunque Por ello, Balta, al presentir la llegada de Fabla salvaje se publica dos meses después quien lo sustituirá inventa en su imaginación de Escalas, es menos vanguardista que esta; la existencia de aquel “doble”; cuya supues- y en el manejo del argumento, de los per- ta presencia le permitirá justificar su actitud sonajes, del espacio y del tiempo la primera negativa hacia Adelaida. Agreguemos un de- novela corta de Vallejo es muy tradicional, talle. En cuanto a su estructura, Fabla sal- pues sus modelos narrativos proceden del vaje consta de ocho capítulos y en el último siglo XIX. Esta observación lleva a plantear- de ellos ocurre, a la vez, el nacimiento del se el problema de la fecha de composición hijo temido y la muerte del padre. El número de las obras que forman parte de la etapa ocho estaría simbolizando, precisamente, el inicial del autor; asunto no resuelto hasta el momento.33 fin del embarazo y la llegada del niño al nove- no mes, acontecimiento que coincide con el Edmundo Bendezú, a su vez, al proponer un deceso (suicidio o asesinato) de Balta. nuevo esquema evolutivo de la novela pe- ruana, ubica a Fabla salvaje en la etapa del Sicard señala al respecto que “El hijo por ve- Modernismo, que vendría a ser cronológica- nir es ese alguien misterioso que sustituye a mente posterior al Romanticismo, movimien- Balta en el espejo, sustitución en el sentido to que en la concepción de Bendezú domina completo de la palabra, ya que, al nacer el prácticamente todo el panorama del siglo hijo, morirá el padre. Lo que le revela a Balta XIX. El Realismo recién se iniciaría en el siglo el espejo es el nacimiento como muerte, un XX con la obra de Ciro Alegría. nacimiento que ratifica su muerte definitiva como hijo y su entrada en orfandad”.32 En Al examinar lo que él denomina las novelas conclusión, Fabla salvaje es una novela valio- modernistas considera que sus características sa en el conjunto de la producción narrativa principales son la perfección formal del estilo, inicial de César Vallejo, en tanto expresa a la atracción del misterio y la fascinación por la cabalidad las concepciones vitales y estéticas ficción, entre otras. Y entre los autores mo- que el escritor esgrimía por aquellos años, in- dernistas cita a Enrique Carrillo, Valdelomar, tensamente vividos. Vallejo, López Albújar y Martín Adán.34 32 Sicard, Alain. Op. cit., pp. 275-284. 33 González Vigil, Ricardo. Op. cit., 1992, p. 8. 34 Bendezú, Edmundo. Op. cit. Prólogo. 120 septiembre 2012