Fase Pre-Grupo o Fase Planificación de Grupo (PDF)

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Universidad de Concepción

Prof. Ma. Teresa Sánchez Fernández

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social work group planning group dynamics social intervention

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This document provides an overview of the pre-group phase in social work, focusing on planning and preparation for group interventions. It emphasizes the importance of pre-intervention activities and discusses key aspects like goal setting, group context consideration, member selection, and resources.

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UNIVERSIDAD DE CONCEPCIÓN Facultad de Ciencias Sociales Trabajo Social Fase Pre-Grupo o Fase Planificación de Grupo La denominada fase de planificación o fase pre-grupo, abarca el periodo en...

UNIVERSIDAD DE CONCEPCIÓN Facultad de Ciencias Sociales Trabajo Social Fase Pre-Grupo o Fase Planificación de Grupo La denominada fase de planificación o fase pre-grupo, abarca el periodo en el que el trabajador social prepara el proceso de intervención del grupo que desea establecer. Se trata de un proceso reflexivo, deliberado y racional diseñado para garantizar la consecución de los objetivos establecidos. Exige conocimientos sobre “los procesos de grupo y las dinámicas, y de la capacidad para proyectar su reflexión y evaluación en una situación de grupo que aún no existe1. Esta acción programática le permite al profesional preparar el grupo que desea llevar a cabo, adelantándose a los posibles imprevistos que puedan surgir. Si bien, su realización no asegura el éxito del programa, en la mayoría de las situaciones, su utilización puede evitar dificultades no anticipadas en el grupo. La importancia de esta fase es fundamental ya que las decisiones que el trabajador social toma en esta etapa inciden en todo el proceso. Para Brown2, la efectividad o el éxito de un grupo dependen tanto de lo que ocurre antes que el grupo nazca, como de lo que pasa durante su vida; afirma además, que algunos grupos fracasan antes de empezar o mueren tempranamente porque los trabajadores sociales han subestimado el tiempo y el cuidado que se requiere para una adecuada preparación. En lo mismo, Kurland3 destaca la relevancia de la planificación, señalando el alto precio que se tiene que pagar cuando ésta se elude: “una intervención de grupo poco, mal o no planificada puede producir efectos tales como: asistencia esporádica e irregular, débil participación en las actividades, baja cohesión, no logro de los objetivos, elevado índice de abandono, incluso el fin prematuro del grupo”. Es esencial que previo al primer encuentro todo esté preparado para que el grupo pueda funcionar de modo armonioso y comenzar a trabajar en sus objetivos, y es al trabajador social a quien le corresponde establecer estas condiciones. Sin embargo, esta tarea no solo es a menudo descuidada, sino más bien no realizada por el profesional. Al respecto, Kurland señala que una de las razones por las que pueden obviar la planificación del grupo se deriva de una interpretación errónea del “principio de autodeterminación y no directividad”, relevante en la práctica del trabajo social, al creer que la directividad que puede sugerir un proceso de planificación, es contraria a la deliberación del grupo. Ante ello agrega, que estos mismos argumentos son los que validan la necesidad de planificar. La reflexión sobre los elementos que pueden configurar una intervención de éxito mejora las oportunidades para la autodeterminación de las personas, la planificación minuciosa, la claridad del propósito y de los medios que se utilizarán, aumenta la capacidad de los miembros para tomar una decisión clara e informada sobre su participación en el grupo proyectado. 1 Heap, 1981. 2 1988 3 2006 Prof. Ma. Teresa Sánchez Fernández Trabajo Social UdeC Apunte Tema 5 – Planificación Grupo /2019 La planificación y preparación de un grupo requieren del trabajador social tres condiciones entrelazadas: 1) certeza de que existe una situación de dificultad compartida por varias personas para las cuales se pueden encontrar objetivos comunes, 2) seguridad de que el “grupo” es más adecuado que cualquier otra forma de intervención para abordar esa situación y 3) analizar el entorno y el contexto institucional para comprobar si existe el suficiente apoyo para formar el grupo. Toseland y Rivas4 estudiaron los diferentes modelos de planificación de una intervención de grupo, concluyendo que todos ellos tienen en común mostrar cuán importante es: precisar el propósito de intervención, tener en cuenta el contexto organizacional y prestar atención a la formación del grupo; además, que el propósito es siempre señalado como el primer paso. Se diferencian en aspectos más de forma que de fondo, tales como el lugar que hay que conceder a determinadas etapas, la subdivisión o integración de ellas, el establecimiento del programa de actividades. Este modelo de planificación presenta un conjunto lógico de procedimientos, pero estas acciones no son necesariamente secuénciales; en la práctica, algunas pueden ser realizadas en forma simultánea (por ej. reclutar, establecer contrato y preparar el medio). En otras ocasiones, el desarrollo de un paso puede influenciar la forma en que se maneje el siguiente por ej., la evaluación de miembros potenciales puede hacer variar la composición del grupo originalmente determinada y, además, influir en la preparación del ambiente y arreglos financieros. Puede ser empleado tanto en grupos de tratamiento como de actividad, y considera las siguientes pasos o actividades: 1. Establecimiento del Propósito inicial del grupo. 2. Análisis del Contexto y de la Afiliación potencial del grupo. 3. Reclutamiento de los miembros. 4. Determinación del Formato del grupo (Estructurar el Grupo). 5. Selección y Orientación de los miembros hacia el grupo. 6. Contratación 7. Preparación del medio ambiente del grupo. 8. Preparación Personal del Trabajador Social5. 1. ESTABLECER EL PROPOSITO INICIAL DEL GRUPO. La determinación del propósito (y posteriormente de los objetivos) es una etapa muy importante en el proceso de intervención, ya que de ello se derivan decisiones posteriores sobre diversos aspectos. El propósito del grupo debe formularse mediante una declaración general que proporcione a los potenciales participantes información sobre lo que pueden esperar del grupo. Según Shulman6, una declaración precisa del propósito del grupo evita la frustración generada por 4 1998 5 Esta actividad no corresponde a este modelo, se incorpora para efectos de la asignatura. 6 2011 Apunte – Tema 5 Planificación Grupo / 2019 una falta de orientación y ayuda a los miembros a responder la primera y más importante pregunta que puede hacerse una persona sobre un grupo propuesto: ¿Cuál es el motivo de este grupo? ¿Por qué es la reunión de grupo? La declaración es amplia en su esencia, pero entrega a los miembros información que les ayudará a identificarse y comprometerse con el grupo. Una declaración del propósito incluye información sobre:  Por qué el grupo se reunirá.  Cómo puede desarrollar su trabajo, y  Cuál podría ser la variedad de objetivos y tareas/actividades dentro del grupo. Evidentemente, al principio, el propósito elegido es el del trabajador social, por ello, es importante que sea general para permitir que los miembros se reconozcan en él y darles la libertad de precisarlo posteriormente durante los primeros encuentros, ocasión en que los miembros discutirán y clarificarán el propósito del grupo, a través de la interacción entre ellos y con el trabajador social. Es importante que sea compartido con los miembros en el momento de las primeras reuniones para ser expresado en objetivos grupales y particulares, a partir de los cuales se hará la evaluación de los resultados del grupo. El propósito del grupo puede determinarse considerando el origen desde donde se generó la demanda o petición de establecer el grupo, el que puede surgir de 3 fuentes: Trabajador social: El Trabajador Social propondrá la intervención grupal, cuando detecte que una necesidad, situación, problema afecta a varias personas a la vez. Organismo - miembros de un equipo: La intervención grupal puede ser solicitada por la Dirección o Jefatura de un organismo, que desea responder a necesidades específicas. Como también, los miembros del equipo profesional de la organización pueden proponer que determinadas tareas, situaciones, personas de la institución podrían ser mejor atendidas a través de la modalidad grupal. Comunidad o miembros potenciales: organismos de la comunidad o los futuros participantes del grupo, pueden sugerir que sus necesidades personales comunes y/o su necesidad de lograr ciertas tareas, podrían ser abordadas a través de un grupo. Cuando se confía al trabajador social la responsabilidad de conformar un grupo, es importante que esclarezca qué es lo que se le está pidiendo, con el fin de poder adaptar su intervención a las expectativas y preocupaciones de los solicitantes; focalizar su acción en delimitar lo que la fuente que hace la solicitud, considera como: el problema principal, encuentra como explicación a este problema, contempla como solución y espera como resultado de la intervención. Puede hacerlo hablando directamente con las personas interesadas, pero, la mayoría de las veces, es de modo indirecto y encubierto que se expresan las preocupaciones y las expectativas. Por tanto, el trabajador social debe estar muy atento a las declaraciones de las personas que presentan la solicitud. No hay que olvidar que estas personas tienen creencias, prioridades y preocupaciones que pueden llevarles a concebir la intervención grupal en una perspectiva totalmente diferente de la del profesional. El trabajador social debe estar alerta ante este tipo Prof. Ma. Teresa Sánchez Fernández Trabajo Social UdeC Apunte Tema 5 – Planificación Grupo /2019 de motivación para evitar encontrarse ante una misión imposible de cumplir o verse forzado a realizar una intervención grupal que no concuerda con sus convicciones. 2. ANALISIS DEL CONTEXTO Y DE LA AFILIACION DE MIEMBROS POTENCIALES. Aunque ambos aspectos pueden ser vistos como separados, están intrínsecamente ligados. Tanto el contexto donde funcionará el grupo, como la apreciación de los posibles integrantes, permiten hacer una primera estimación de la viabilidad potencial del grupo. Este análisis es importante de realizar porque lleva a decidir si la propuesta tiene factibilidad de implementarse. No se puede planificar correctamente una intervención sin tener en cuenta el contexto en el que se realizará, ello implica considerar el marco en el que ésta se desarrollará para apreciar las posibilidades y los límites. Las personas que serán parte de la intervención forman parte de una comunidad que influye en sus valores, sus actitudes y sus comportamientos. En el análisis de la comunidad, el trabajador social debe poner atención a elementos concretos tales como las características sociodemográficas de la población y los recursos disponibles. También debe fijarse en aspectos más sutiles tales como los valores, las sensibilidades culturales, y la historia local. Por su parte, la evaluación de la organización se realiza para determinar el nivel general de apoyo hacia el grupo; un buen análisis de sus características puede revelar barreras u obstáculos potenciales para la intervención. Debe estudiarse el ajuste entre la misión y las políticas de la organización (valores formales), su cultura (valores informales) y el propósito y objetivos del grupo que piensa implementarse. El apoyo no solo considera recursos económicos, sino también otros recursos o condiciones que son necesarias para una adecuada intervención grupal. La evaluación de los recursos necesarios para la realización de las actividades del grupo no puede descuidarse en el momento de la planificación de una intervención, ya que, este elemento tiene un efecto considerable sobre el desarrollo del grupo y el proceso de las reuniones. Si el trabajador social hace una mala evaluación inicial de los recursos que necesitará, tendrá que reajustar su intervención durante el proceso y tomar medidas adicionales. Si, inicialmente, siente que no puede contar con los recursos que necesita para llevar a cabo su intervención, debe revisar su planificación. Los principales recursos respecto de los cuales el Trabajador Social debe ocuparse de considerar (y discutir con el organismo, cuando corresponda), son: a) el impacto de la intervención de grupo en su carga de trabajo, disponibilidad de tiempo. b) la colaboración de otros trabajadores sociales y/o profesionales, c) la infraestructura (local de reunión y equipamiento), d) otras necesidades materiales y/o económicas que se deriven de determinados servicios que se ofrecerán a los miembros. Apunte – Tema 5 Planificación Grupo / 2019 El Análisis de los miembros potenciales, se da en forma paralela. Esta primera evaluación ayuda al trabajador social a “reflexionar” sobre el propósito del grupo y los posibles integrantes que pudieran incorporarse a éste. En este punto es necesario indicar que, para diseñar una intervención que sea eficaz y atractiva para los miembros potenciales, es esencial evaluar las fortalezas y necesidades de la población objetivo, ya que en este análisis se apoyará la definición de los objetivos de la intervención. Las fortalezas corresponden a las competencias personales, interpersonales y los recursos del contexto en los cuales las personas pueden apoyarse para controlar su situación de vida. Pueden ser clasificadas en tres categorías: las características personales o individuales, las habilidades sociales que están involucradas en las relaciones interpersonales y los recursos del entorno. La noción de necesidades generalmente corresponde a una carencia, una diferencia entre lo que es y lo que debería ser. Malekoff, distingue tres tipos de necesidades: las necesidades normativas, las necesidades particulares y las necesidades contextuales. Las necesidades normativas están presentes en una población dada: por ejemplo, los niños, los adolescentes, las personas de edad (adultos mayores). Las necesidades particulares surgen de situaciones en las que se encuentran algunas personas, como crisis situacionales (pérdida de trabajo, acoso escolar o laboral, …) o transiciones (separación, jubilación, migración, …). Finalmente, las necesidades contextuales están vinculadas a los intercambios entre una persona y su entorno: falta de apoyo social, relaciones familiares disfuncionales, etc. Para evaluar las fortalezas y necesidades, es esencial: 1) Identificar la forma en que los problemas mencionados se reflejan en la realidad cotidiana de las personas involucradas; 2) Determinar qué necesidades están generando estos problemas; 3) Identificar las competencias y los recursos que se pueden aprovechar para dar respuesta a las siguientes preguntas:  ¿Cómo son percibidos los problemas por las personas involucradas?  ¿Cuáles son las habilidades o competencias personales e interpersonales de las personas involucradas?  ¿Qué recursos están disponibles en el entorno de estas personas?  ¿Cómo activar las fortalezas de las personas para resolver necesidades no satisfechas? Esta etapa se encuentra directamente relacionada con la siguiente (Reclutamiento); en ocasiones son realizadas simultáneamente, ya que los procedimientos relativos a la identificación de los miembros potenciales y el reclutamiento deben permitirle al trabajador social entrar en contacto, motivar e interesar a un número suficiente de personas para posteriormente poder seleccionar a los que formarán definitivamente el grupo. Prof. Ma. Teresa Sánchez Fernández Trabajo Social UdeC Apunte Tema 5 – Planificación Grupo /2019 Afiliación Forzosa. Existen instituciones y/o situaciones donde se requiere que el trabajador social forme y/o conduzca grupos de personas que participarán en él no por decisión propia, situación en la que debiera anticiparse una posible resistencia. En este caso, y a efectos de superarla, es de utilidad sostener entrevistas individuales o grupales donde la discusión se centre en las razones de la obligatoriedad de participación en el grupo. El trabajador social puede pedir a los integrantes que discutan sus percepciones sobre el “por qué” se les exige asistir, sus sentimientos sobre la participación obligada y “cómo” pueden usar la experiencia de grupo de la mejor forma posible para su beneficio. Es recomendable que el trabajador social previamente enumere los beneficios de la participación, para comentarlos en las entrevistas. 3. RECLUTAMIENTO7 DE LOS INTEGRANTES. Los procedimientos relativos a la identificación de potenciales integrantes deben permitirle al trabajador social, interesar a un número suficiente de personas para poder seleccionar a quienes serán parte del grupo. En la elección de estos procedimientos, debe considerar las fuentes que pueden proporcionar a los potenciales participantes. Entre las Fuentes de donde pueden provenir los potenciales integrantes del grupo, están:  Organismo (institución patrocinadora)  Derivación (de trabajadores sociales u otros profesionales)  Organizaciones de la comunidad.  Personas claves.  Presentación voluntaria de Integrantes. Una vez que se dé a conocer la intención de formar un grupo con un propósito determinado. Cuando los miembros potenciales son identificados, es mejor reunirse o comunicarse personalmente con ellos, ya que el contacto directo es el método de reclutamiento más efectivo. Estrategias o Métodos de Reclutamiento: Se destacan 2 tipos, no excluyentes entre sí, Directos e Indirectos. Métodos Directos Presenciales: No Presenciales:  Carta Invitación  Entrevista en Oficina.  Contacto telefónico  Visita Domiciliaria.  Correo Electrónico Métodos Indirectos  Avisos en lugares estratégicos.  Anuncios por Radio, Televisión local, páginas web (internet/intranet).  Comunicados por prensa, revistas locales, boletines.  Información en reuniones. 7 Reunir personas para un fin específico Apunte – Tema 5 Planificación Grupo / 2019 Es importante asegurarse que los métodos están siendo utilizados adecuadamente, ello implica que: a) la información está bien presentada (Diseño), b) las referencias son exactas, y c) incluye los 4 aspectos claves que debe contener la convocatoria. 4. FORMATO DEL GRUPO (ESTRUCTURACION DEL GRUPO) La determinación del formato del grupo está estrechamente relacionada con el propósito y objetivos. Los principales elementos de carácter estructural sobre los cuales debe reflexionar el trabajador social en el momento de la planificación son: el tamaño, la composición, la apertura, y la temporalidad. Tamaño: El Trabajador Social determinará el número de integrantes, mínimo y máximo, que el grupo debiese tener, considerando: el propósito, el efecto en los integrantes, el logro de la tarea de manera efectiva, entre otros. En esta evaluación debe tener presente las características, fortalezas y debilidades asociadas al tamaño de un grupo. Es fundamental de considerar es que el tamaño del grupo tiene un gran impacto sobre las interacciones de los participantes. A medida que el tamaño del grupo aumenta las discusiones se centran generalmente en los aportes de él o los participantes habituales, quienes asumen un papel dominante; como resultado, la diferencia en el tiempo de participación aumenta entre el/los participantes más frecuentes y los otros miembros del grupo - los más retraídos; algunos integrantes tienden a permanecer pasivos e incluso a retirarse, así, la eficacia del grupo se ve disminuida, entre otros. Aunque los grupos pequeños suelen tener una mejor valoración, también presentan debilidades, si el número de miembros es demasiado reducido no se producirá la masa crítica necesaria de interacciones interpersonales. No habrá suficientes oportunidades para una amplia validación consensuada de diferentes puntos de vista y los miembros tenderán a interactuar más con el conductor que mutuamente. Sus participantes pueden sentirse agobiados por una responsabilidad excesiva y sobrecargados de trabajo; el temor a que de su asistencia y buena voluntad dependa la supervivencia y la marcha del grupo les resta libertad de acción, por lo mismo, las ausencias pueden causar un efecto desmotivador. Grinberg añade que los grupos demasiado pequeños tienden a languidecer debido a la falta de estímulos. Si bien no hay una regla absoluta respecto al tamaño del grupo, el trabajador social también debe tener presente que cada individuo tiene una preferencia en cuanto al número de personas con las que se siente a gusto en grupo, por ello, puede ser útil abordar este tema con ocasión del contacto pre-grupo. Ello considerando que el grupo debe ser lo suficientemente grande como para permitir que todos se sientan cómodos para expresarse libremente y estar expuestos a diferentes perspectivas, y lo suficientemente pequeño para dar lugar a la intimidad, a la participación de todos y a la formación de un sentimiento de pertenencia. Apertura: Considerando el propósito y su impacto en el funcionamiento del grupo, debe determinar el tipo de límites (abierto-cerrado) que se requiere. Ambos tienen características que les son propias, y que deben ser evaluadas previamente. Prof. Ma. Teresa Sánchez Fernández Trabajo Social UdeC Apunte Tema 5 – Planificación Grupo /2019 Grupo Cerrado en trabajo social es aquel que se inicia y finaliza con los mismos integrantes, y se reúne durante un número predeterminado de sesiones. No permite la incorporación de nuevos integrantes una vez iniciado el proceso de intervención; por ello, todos los miembros tendrían que estar real y confiablemente preparados, para permanecer durante todo el desarrollo. Este compromiso es un tema que debe tratarse con los miembros potenciales en la entrevista de Selección y Orientación, pues su salida del grupo pondrá en riesgo la intervención. En la práctica del trabajo social grupal, se presentan variaciones. En grupos de muy reducido número podría remplazarse a los miembros que inesperadamente lo abandonen, a fin de evitar que número de integrantes llegue a ser menor que el adecuado, pero ello tiene un límite temporal, sólo en las etapas muy iniciales y si el propósito lo permite. Foulkes propone otra variación del grupo cerrado, al que denomina “grupo abierto-lento”, en el que se pueden incorporar nuevos miembros de forma programada. Esta modalidad presenta ventajas sobre el grupo completamente cerrado: por un lado, tiene grandes semejanzas con la vida misma, donde, las personas no están juntas por siempre, sino que van y vienen. Por otro, el movimiento lento pero constante al que el grupo debe adaptarse puede ser beneficioso para este, y para las personas que se incorporan a un grupo que ha alcanzado un alto nivel de madurez. Con relación al grupo abierto, el grupo cerrado, presenta ventajas en lo que tiene relación con la confianza entre los miembros, con la cohesión dentro del grupo, con la estabilidad de los roles y de las normas, así como con el compromiso. Las normas son más precisas, los roles más estables y los vínculos más estrechos. El compromiso de los miembros es más intenso, debido a la continuidad y a la proximidad de las relaciones que mantienen entre ellos. Los miembros son más abiertos y abordan más fácilmente aspectos personales de sus vidas. Por lo tanto, este tipo de grupo es particularmente adecuado a los objetivos de apoyo y terapia. En contrapuesto, las ausencias y los abandonos generalmente tienen un mayor efecto sobre el funcionamiento del grupo; incluso pueden poner en peligro su existencia, en particular cuando el grupo tiene un número reducido de integrantes. Además, debido a la cohesión más fuerte, corren el riesgo de ejercer presiones importantes en el sentido de una uniformidad de opiniones y comportamientos. En tanto, el grupo abierto con la llegada constante de nuevos miembros, se enriquece con nuevas ideas, nuevos valores y nuevos recursos de modo que puede ser más creativo. Además, la accesibilidad es mayor porque las personas pueden unirse al grupo en cualquier momento. Este tipo de grupo se adapta mejor a ciertos contextos de intervención, como los centros de transición o grupos de duración no determinada, en los que hay continuamente ingresos y salidas. En contraposición, es más difícil desarrollar un sentido de pertenencia y asegurar la cohesión. La llegada de nuevos miembros también puede lentificar o incluso interrumpir el progreso del grupo8. 8 Galinsky y Schopler, 1989, Schopler y Galinsky, 2005. Apunte – Tema 5 Planificación Grupo / 2019 Composición: Grado de Homogeneidad y Heterogeneidad (H-H) que se requiere para el grupo, considerando su propósito. En este aspecto el trabajador social determina las características que deben tener los miembros que participarán de acuerdo a los requerimientos del grupo. Un grupo funcional debe tener cierto grado de homogeneidad a fin de que la cohesión se desarrolle. “La similitud entre los miembros puede conducir a un alto grado de cohesión, que a su vez permite la exploración abierta de las situaciones comunes, los miembros pueden expresar abiertamente sus vivencias y relacionar sus circunstancias de vida”9. Cuando los miembros son demasiado diferentes unos de otros, la integración en el grupo es más difícil y la formación de subgrupos es más probable. En contraste, un grupo compuesto de personas demasiado semejantes tendrán dificultades en pensar de forma diferente acerca de cómo ver y hacer las cosas y tornar al grupo aburrido. Por ello, también es necesario un cierto grado de heterogeneidad para hacer posible el dinamismo esencial para el funcionamiento eficaz del grupo10. En consecuencia, el grupo debe tener una cierta homogeneidad para permitirles a los miembros identificarse con otros, pero, al mismo tiempo, también tener una cierta diversidad para dar lugar al intercambio, la comparación, el aprendizaje y la estimulación. Siempre es un gran desafío encontrar el justo equilibrio entre homogeneidad y heterogeneidad. Al respecto, Heap plantea que la cuestión fundamental en torno a este dilema es pensar la casi imposibilidad de componer un grupo homogéneo, por lo que, en el momento de pensar en la composición, el trabajador social debe reflexionar en especial, en relación a las diferencias que se pueden dar durante el proceso, diferencias que denomina zonas de “desemejanza”. Según la ley de la distancia óptima, "el grupo debe ser homogéneo bajo suficientes aspectos para asegurar su estabilidad y heterogéneo bajo suficientes aspectos para asegurar su vitalidad"11. En la apreciación de esta distancia entre los miembros potenciales, es virtualmente imposible considerar todas las características de las personas, por tanto, es importante identificar aquellas que son las más críticas para el funcionamiento del grupo. Obviamente, depende de cada trabajador social, según el grupo que quiera establecer, determinar las características relevantes que deben considerarse en la elección de los miembros. A menudo es útil comenzar por hacer una lista exhaustiva de las características de los miembros, luego seleccionar las que sean más relevantes. Por ej.: edad, nivel socioeconómico, etnicidad, género, tipo de dificultades, habilidades sociales, etc. Algunas variables merecen especial atención. Por ej., con niños, se debe tener en cuenta el nivel de desarrollo, madurez, la capacidad de introspección y de habilidades sociales. El bagaje sociocultural es también un elemento importante a considerar. En adultos el nivel socio- económico puede ser una barrera difícil de superar para la integración de los miembros del grupo. Demasiada diferencia entre las personas puede perturbar las interacciones y la 9 Corey & Corey, 1987. 10 Bertcher y Maple, 1996, Heap, 1994. 11 Northen y Kurland, 2001 Prof. Ma. Teresa Sánchez Fernández Trabajo Social UdeC Apunte Tema 5 – Planificación Grupo /2019 comunicación dentro del grupo12, aunque en contrapartida la diversidad puede facilitar la comprensión y el aprendizaje mutuos. Temporalidad (Duración y Frecuencia de los Encuentros/reuniones): ¿Con qué frecuencia debe reunirse un grupo? ¿Es preferible reunirse dos veces a la semana durante una hora o, por el contrario, una vez por semana durante dos horas? ¿Por cuánto tiempo? Es difícil generalizar respuestas a estas interrogantes porque las decisiones dependen del tipo de grupo, del propósito, de la magnitud de sus objetivos y en algunos casos del entorno institucional que acoge al grupo. Lo que sí se puede afirmar con mayor precisión, es la necesidad de saber con antelación al inicio del grupo cuánto tiempo va a existir, cuándo se van a realizar y cuánto tiempo durará cada encuentro. La proyección en el tiempo de las reuniones facilita que los miembros se puedan situar en un proceso con un final. Es necesario conocer de antemano la duración del grupo, los miembros deben tener una idea clara de los límites de tiempo. Y estos límites, dependerán en gran medida de la posibilidad que proporcione la dimensión temporal para el cumplimiento de los objetivos. El grupo deberá durar lo suficiente para que se puedan alcanzar los objetivos. Algunos grupos pueden lograrlos en algunas reuniones, mientras que otros necesitan mucho más tiempo. La utilización de grupos de corto plazo se apoya, por una parte, en la idea de que un límite de tiempo puede ser un factor importante de motivación y, por otra, sobre el que las personas hacen demandas para resolver problemas para los cuales esperan cambios rápidos. El grupo a corto plazo tiene algunas ventajas: es más fácil de aceptar para la organización y para los miembros potenciales, ya que requiere una menor participación y es más atractivo para los miembros, que lo ven como una ocasión de mejorar rápidamente su situación. En cambio, es más exigente para el trabajador social en el plan de sesión y en su concentración durante su ejecución. Otro aspecto es la duración y la frecuencia de las reuniones. Esta elección debe basarse en los objetivos del grupo y las necesidades de los integrantes. El trabajador social debe especialmente considerar el tiempo que pueden dedicarle al grupo. El momento de los encuentros es otro factor a considerar, el día y la hora de su realización, van a influir la dinámica del grupo, no solo en cuanto a actitud y productividad, sino también en la presencia de los participantes Las decisiones sobre el formato del grupo generalmente no son fáciles de tomar, especialmente porque deben ser lo relativamente flexibles para ser eventualmente modificados por los miembros. Pero son esenciales para establecer los parámetros de la oferta del grupo que se propone, para el reclutamiento de los miembros del grupo. 12 Klein, 1972 Apunte – Tema 5 Planificación Grupo / 2019 5. SELECCIÓN Y ORIENTACION DE LOS MIEMBROS. Una vez que las personas interesadas en el grupo han sido identificadas, hay que proceder a la orientación y selección de los miembros que lo conformarán. Esta tarea debe ser efectuada con el mayor cuidado, ya que tendrá una influencia determinante sobre el desarrollo y los resultados de la intervención. Como la intervención de grupo obtiene su riqueza de la ayuda mutua que se brindan los miembros, es necesario asegurarse que éstos sean capaces de mostrar aceptación, tolerancia y respeto hacia los demás. Orientación está diseñada para:  Explicar el propósito del grupo.  Familiarizar a los miembros con los procedimientos grupales.  Observar a los miembros en cuanto a su adecuación al grupo. Puede ser realizada a través de una entrevista individual o grupal (en un reducido número de participantes potenciales). En ella, el trabajador social estudia: como los miembros visualizan sus problemas y la tarea del grupo, cómo y por qué fueron seleccionados, y, qué beneficios esperan obtener con su participación en el grupo. Durante esta actividad el trabajador social tiene la oportunidad de observar a los miembros potenciales y de recoger información complementaria al respecto, como también puede detectar ciertas características susceptibles de ser un obstáculo a la dinámica del grupo. En la presentación del propósito y de las modalidades de funcionamiento, el trabajador social debe velar porque los potenciales integrantes sepan con precisión lo que se les ofrecerá y lo que se esperará de ellos en el grupo. Debe así:  Comunicar su concepción del propósito y del contenido del grupo en un lenguaje claro, concreto y accesible;  Especificar las expectativas mutuas (por ejemplo, ser activo, estar presente, expresar su opinión, etc.);  Dar a conocer las posibilidades del grupo;  Destacar la contribución que cada uno puede proporcionar al grupo;  Delimitar las razones que podrían llevar a una persona a rechazar el planteamiento propuesto;  Evitar dejarse llevar por su deseo de convencer; más bien debe procurar promover la motivación. Klein sugiere que, en el momento de la selección, el trabajador social adopte una posición pragmática y se asegure que los miembros tengan las habilidades necesarias para comunicarse entre ellos, que se interesen en trabajar en sus problemas, que no tengan comportamientos de tal naturaleza que puedan generar desconfianza o rechazo y que no presenten características que puedan exceder el umbral de tolerancia personal o cultural de los otros miembros del grupo. Algunos factores que pueden hacer a una persona inadecuada para afiliarse al grupo son:  Necesidades, expectativas u objetivos, no concordantes con la orientación del grupo y/o con los demás potenciales integrantes. Prof. Ma. Teresa Sánchez Fernández Trabajo Social UdeC Apunte Tema 5 – Planificación Grupo /2019  Atributos personales muy diferentes a los de otros miembros. Incapacidad de relacionarse, no tolerante, dificultad para empatizar, agresividad, nivel de escolaridad, entre otros.  Problemas de movilización, disponibilidad de tiempo u otras consideraciones generales. Puede serle difícil en esta etapa el informarle a una persona que ella no podrá unirse al grupo, pero esto lo será aún más, después de dos o tres sesiones. Por ello es preferible estar muy atento en el momento del contacto pre-grupo, la precaución y cuidado al seleccionar miembros es mucho mejor que el relajamiento. En el momento de la elección de los criterios de selección, el profesional debe tener en cuenta que, para sobrevivir y evolucionar, un grupo debe trabajar en un clima positivo y avanzar hacia el logro de su propósito y objetivo. Una persona bien organizada, con liderazgo o que posee conocimientos particulares puede aportar mucho al plan de trabajo; las personas cuya actitud está marcada por la tolerancia, el respeto, la escucha y el sentido del humor pueden contribuir al mantenimiento de un clima positivo dentro del grupo. Bertcher y Maple señalan que los grupos efectivos son aquellos cuyos miembros interactúan, son compatibles y se muestran reactivos. Los miembros interactúan cuando hablan entre ellos e intercambian ideas y puntos de vista; son compatibles cuando comparten un interés común y demuestran una preocupación por los demás; al final, son reactivos cuando están interesados en lo que está sucediendo en el grupo y activos en términos de ayuda mutua. Si bien las decisiones en materia de selección de miembros siempre tienen algo de desconocido, hay algunas pautas que pueden guiar al trabajador social en su tarea. En general, los miembros deben respetar las condiciones mínimas para integrarse en un proceso grupal: deben ser capaces de comunicarse con otros, de identificarse con otros miembros y de aceptar opiniones, posiciones y comportamientos diferentes a los suyos. Además, estar dispuestos a colaborar, ser capaces de comprender su propio comportamiento y querer aprender de los demás13. Las personas que no tienen estas características corren peligro de permanecer aisladas, de generar conflictos y de frenar la dinámica del grupo. Por tanto, es importante evaluar la capacidad de cada persona para funcionar en un grupo y beneficiarse de él. 6. CONTRATO INICIAL Este contrato es un acuerdo verbal o escrito entre el trabajador social y cada uno de los miembros. Aunque el acuerdo verbal es el más corriente, el contrato escrito presenta la ventaja de permitir que los miembros, el trabajador social y el grupo, se remitan a él en cualquier momento durante el proceso, con el fin de clarificar o modificar los aspectos en conflicto o imprecisos. Los contratos resultan generalmente de la interacción entre el trabajador social y los miembros durante la etapa inicial del grupo, pero ciertos procedimientos de contrato se inician antes del 13 Toseland y Rivas, 2012. Apunte – Tema 5 Planificación Grupo / 2019 comienzo real del grupo. Se dan dos formas de contratación durante la fase de planificación del trabajo grupal. 1. En relación a procedimientos grupales. 2. En relación a objetivos individuales. En la decisión del contrato inicial o contrato pre-grupo, el trabajador social puede invitar a cada miembro a indicar aquello en lo que le gustaría trabajar en el grupo. A partir de esta información, es posible reformular el propósito y los objetivos del grupo en términos que recojan las preocupaciones personales de los miembros. El contrato inicial de procedimientos grupales. debe contener información sobre la modalidad de funcionamiento del grupo, por ej.: duración y frecuencia de las reuniones, exigencias de asistencia y puntualidad, normas de confidencialidad, función que desempeñará el trabajador social, contribución esperada, gastos y servicios ofrecidos o cualesquiera otras exigencias asociadas a su funcionamiento. También es la ocasión de precisar ciertos aspectos éticos; los miembros deben saber qué uso se hará de la información divulgada en el grupo. En este sentido, el trabajador social puede indicar a los miembros que la divulgación de los intercambios fuera del grupo es perjudicial, y sugerir que el uso de teléfonos celulares esté restringido durante las reuniones. En grupos de tratamiento en los que se trabaje en situaciones personales complejas, el contrato también puede especificar qué información se mantendrá en los registros de la organización, cómo se utilizará, las políticas en materia de consulta y de conservación de los registros. El contrato inicial es muy importante ya que es una primera oportunidad para que los miembros potenciales contribuyan a la definición del grupo. La intención es: “Permitirles a los miembros potenciales expresar su punto de vista sobre lo que esperan de su participación en el grupo de manera que los objetivos, la estructura y las exigencias del grupo correspondan a sus necesidades”. También debe tenerse en cuenta que los elementos del contrato pre-grupo, se retomarán durante las primeras reuniones del grupo. 7. ENTORNO FÍSICO PREPARACION DEL AMBIENTE El entorno físico en el que se realizarán los encuentros es otro elemento que afecta el desarrollo de una intervención grupal. El grado en que el trabajador social puede controlar estos factores es en ocasiones limitado, sin embargo, si intenta considerarlos en el proceso de planificación se aumentarán las posibilidades de un desarrollo grupal exitoso. Considera:  Preparación del Ambiente Físico (instalaciones - local de reunión).  Asegurar Apoyo financiero. El trabajador social deberá preocuparse de cómo van a financiarse los gastos asociados al grupo (servicios que se entregarán), por lo que deberán hacerse los arreglos necesarios, previo al primer encuentro.  Asegurar Arreglos especiales. Deberá estar alerta ante cualquier arreglo especial que deba hacerse para comodidad de los miembros del grupo. Asegurarse de que no habrá obstáculos que impidan o dificulten la asistencia de los miembros al grupo. Prof. Ma. Teresa Sánchez Fernández Trabajo Social UdeC Apunte Tema 5 – Planificación Grupo /2019 En lo que tiene relación con las instalaciones (local de reunión), el trabajador social debe ocuparse de elegir un lugar de reunión siempre disponible, que tenga el tamaño adecuado y que proporcione intimidad. El grupo se tiene que convertir en un contexto seguro y el espacio es un elemento que contribuye a ello. Idealmente el grupo debe poder reunirse siempre en el mismo lugar; esta estabilidad favorece el surgimiento de un sentimiento de identidad y de continuidad. El tamaño de la sala debe adaptarse a los objetivos del grupo y a las actividades planificadas. Un espacio demasiado grande será fuente de distracciones y podrá dar la ilusión que el grupo no tiene fronteras; por otro lado, uno muy pequeño creará incomodidad y ansiedad entre los miembros. Igual de importante es la calidad y organización del espacio (comodidades que ofrece el local y distribución del mobiliario), ante lo cual debe guiarse por la preocupación de reducir las distracciones, de favorecer las interacciones directas entre los miembros y de crear cohesión y hacer que los participantes se sientan cómodos y agradados. Asimismo, se deben considerar otras necesidades materiales (costos de transporte, guardería, pago de profesionales, fotocopias, café, …). Por lo tanto, el trabajador social debe prestar especial atención a las necesidades de las personas a las que va dirigida la intervención, en particular con respecto al transporte, accesibilidad física o servicios de guardería. Nunca se debe olvidar que las condiciones materiales brindan información a los miembros del grupo sobre cómo son percibidos por la organización y por el mismo trabajador social14. 8. PREPARACION PERSONAL La última etapa de la planificación consiste, para el trabajador social, en prepararse para el primer encuentro con el fin de no encontrarse desprevenido ante el grupo e incapaz de demostrar empatía y comprensión con respecto a los miembros. Esta preparación final contiene un aspecto emocional. El trabajador social debe reflexionar sobre las experiencias de los miembros respecto de su situación y la intervención que está por comenzar. Puede esforzarse por imaginarse lo que estas personas sienten ante la idea de comprometerse en un proceso de grupo y prever sus reacciones y sus resistencias. También debe estar consciente de su posición personal con relación a la realidad de los miembros y de sus propios sentimientos frente al grupo. Mtsf/13 ene. 2020 14 Toseland y Rivas, 2012.

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