LENGUA ESPAñOLA PDF
Document Details
Uploaded by Deleted User
Tags
Summary
Este documento analiza las familias lingüísticas, con un enfoque en las lenguas indoeuropeas y románicas, incluyendo un resumen de las lenguas de España y la historia de la península Ibérica. Se explora el concepto de la lengua y la lingüística, así como el sistema de la formación de las palabras.
Full Transcript
Las familias lingüísticas Hacia finales del siglo XIX algunos lingüistas se dieron cuenta de que las lenguas se podían clasificar en familias, como sí tenían una relación de parentesco las unas con las otras. Las semejanzas léxicas y entre constituyentes lógicos sugiere las “lenguas hermanas” proced...
Las familias lingüísticas Hacia finales del siglo XIX algunos lingüistas se dieron cuenta de que las lenguas se podían clasificar en familias, como sí tenían una relación de parentesco las unas con las otras. Las semejanzas léxicas y entre constituyentes lógicos sugiere las “lenguas hermanas” proceden de una lengua original común, desde la cual se distanciaron cuando evolucionando cambiaron sus formas y estructuras fonéticas. A través de la observación de las estructuras, el léxico, la fonética y la morfología de lenguas de una misma familia es posible reconstruir la lengua común original. La familia de las “lenguas indoeuropeas”, lenguas que proceden del “indoeuropeo”, la lengua de un pueblo que venía de la zona euroasiátic, incluye la mayoría de las lenguas europeas y de parte de Asia (lenguas bálticas: letón, lituano; lenguas eslavas: búlgaro, ruso, serbio-croata, polaco, ucraniano, checo, esloveno; lenguas celtas: galés, bretón, escocés, irlandés; lenguas germánicas: alemán, danés, inlgés, noruego, sueco; griego; albanés; lengua itálica: osco, latín, umbro; armenio; lenguas indoiranias: iranís, indoario;). Dentro de la familia indoeuropea se encuentran también las “lenguas románicas”, che proceden del latín (área iberorromanica: portugués, español/castellano, gallego, catalán; área galorrománica: francés; área retorromanica: ladino, friulano, romanche; área italorromanica: italiano, sardo; área románica oriental: rumano). Estas son las lenguas consideradas oficiales en los países en que se hablan. También tenemos que recordar que en el área italorromanica existen los “dialectos” de la lengua italiana, que, desde un punto de vista puramente lingüístico, se pueden considerar lenguas hermanas del italiano, hecho que no proceden de la lengua italiana, si no directamente del latín. Las lenguas de España Generalmente, “español” y “castellano” se pueden considerar sinónimos. Con más precisión, se habla de español para indicar el español peninsular y lo de América, y castellano para indicar solo la variedad de español que se habla en España. Del punto de vista filológico, hasta el siglo XVI solo existía el castellano, porque se trataba de una lengua que no tenía las características del español actual. Desde finales de la Edad Media, cuando el castellano se enriqueció de elementos, el español se configuró como lengua oficial del Reino de España. La lengua española procede del latín. El gallego y el catalán son lenguas autónomas e independientes que tiene una historia propria. Historia de la península ibérica La península ibérica era una provincia del imperio romano. Cuando los romanos llegaron ahí, la situación lingüística estaba muy variada: al norte de España se hablaban lenguas celtas, que eran indoeuropeas, y el vasco; en el sur estaban los íberos, que hablaban una lengua no indeoeuropea; en la costa mediterránea estaban los fenicios y los griegos, que ahí habían construido sitios comerciales y convivían pacíficamente con la población local. La presencia romana se remonta a las guerras púnicas, entre los fenicios y los romanos. Las poblaciones de España no se sometieron tan fácilmente: la guerra de conquista de la península ibérica terminó en la época del emperador Augusto, y tardó 200 años. Al caer del imperio romano, una serie de pueblos entraron en la península ibérica para conquistarla militarmente: los vándalos, los suelos, los alanos y los visigodos. Todas estas poblaciones hablaban lenguas germánicas, indoeuropeas. En particular, los visigodos venían de la actual Francia, de hecho, su cultura y su lengua incluían elementos de la cultura latina. Los visigodos llegaron a España cuando los francos llegaron a Francia y los echaron. Ahí, los visigodos establecieron un reino autónomo con capital a Toledo. En el siglo VI los visigodos conquistaron toda España. En el año 587 los reyes y la nobleza visigoda se convertieron al cristainismo católico. Lingüísticamente, los visigodos aportaron modificaciones sobretodo de matriz lexical, pero el núcleo del español se queda el latín. En 711 el ejército árabe invadió la península ibérica, en la batalla de Guadalete. La conquista árabe se completó muy rápidamente, en 716. La población local tuvo que convertirse a islam. La conquista árabe de Europa llegó hasta lo Pirineos, después de que los árabes fueron derrotados por los francos en la batalla de Poiters (732). Solo al norte, en España, se quedaron algunos asentamientos hispanorromanicos y visigodos, y el norte se convirtió en el refugio de las menorías cristianas, de donde partí la Reconquista. Aquí al norte existían reinos distintos: el reino Vasco, el reino visigodo cristiano, La lengua La “lengua” es un sistema de comunicación proprio de una comunidad humana, que cuenta generalmente con escritura. No todas las lenguas cuentan con la escritura, pero todas las lenguas tienen la misma dignidad, de echo, desde el punto de vista lingüístico, no hay diferencia entre una lengua que cuenta con escritura y una que no: las lenguas son principalmente orales, la escritura vino mucho más después. El “lenguaje” es la capacidad de utilizar un sistema de comunicación. Es una capacidad propria de los seres humanos y de los animales. Un conjunto de símbolos vocales arbitrarios por medio del cual los seres humanos comunican se llama “lengua natural”. Existen 15 rasgos definitorios que nos permiten definir cuál es el sistema de comunicación más completo entre los empleados en la naturaleza: el único sistema capaz de manifestar de manera simultánea estos 15 rasgos es el medio de comunicación humano. Los 15 rasgos son: - La “vía vocal-auditiva”. Los seres humanos emplean el apardo fondado para comunicar y el canal auditivo y visual para recibir las comunicaciones. Los sonidos emitidos por la vía vocal-auditiva se llaman “segmentos”, y la modulación del acento, del timbre, la cantidad y la intonation se llaman “suprasegmentos”. Emplear la vía vocal-auditiva ha permitido a los seres humano tener las manos y el cuerpo libres y comunicarse en falta de luz; - La “doble articulación”. Se pueden identificar dos niveles de articulación en cada acto comunicativo. El primero es lo de las palabras en morfemas, las “unidades de la primera articulación”: los morfemas forman un inventario abierto, de hecho, se pueden formar continuamente palabras dentro de una lengua. La segunda articulación es la de las sílabas en fonemas, las “unidades de la segunda articulación”: los fonemas forman un inventario cerrado (en español: 22, 23, 24). Es importante que el sistema fonológico de una lengua no cambie demasiado veloz para que los hablantes sigan entendiéndose. La doble articulación le permite a la lengua de ser económica; - La “arbitrariedad”. Cada “signo lingüístico” tiene: un “significado”, la imagen mental que produce; un “significante”, la secuencia de sonidos que compone la palabra. La relación entre significante y significado es de tipo arbitrario, convencional, que no se fonda en alguna relación de causa-efecto. La relación entre en signo y el referente es también arbitraria. Gracias al arbitrariedad es posible generar un número infinito de signos lingüísticos. La arbitrariedad presupone un proceso de abstracción por parte del hablante para entender y usar un signo lingüístico. Prueba de esta arbitrariedad es que significante y significado pueden evolucionar separados; - El “desplazamiento” o “libertad de estímulo”. Un sistema es desplazado o libre de estímulos cuando no es necesario tener un objeto enfrente para hablar de eso. Gracias al desplazamiento los seres humanos pueden hablar también de algo que nunca han visto o solo han imaginado. Este rasgo permite: formar hipótesis; crear ficción; hablar de ciencia en forma de teorías y de mundo posibles; - La “historicidad”. La lengua que hablamos es la herencia de un pasado que nos hace depositarios de la cultura y de la visión del mundo de los seres humanos que la utilizaron antes de nosotros; - La “prevaricación”. A través de la lengua se pueden inventar realidades inexistentes. Es un rasgo que permite que la lengua sea versátil y nos deje hablar no solo de referentes que tenemos enfrente de nosotros; - La “transmisión irradiada” y la “recepción dirígida”. Cuando hablamos la onda sonora se expande de manera radial en todas las direcciones a través del aire, de hecho, el hablante tiene libertad de moverse. Por el contrario, oyemos de manera dirigida, lineal, solo lo importante de lo que nos comunican, filtrando todo el “ruido” que nos puede confundir, de echo, la comunicación es más rápida y efectiva; - El “desvanecimiento rápido”. La onda sonora deja muy pronto el canal oral libre para seguir con la comunicación. Este rasgo permite una alta eficiencia comunicativa; - La “retroalimentación total”. Los que hablan son capaces de oírse a sí mismos mientras hablan. El hablante es capaz de ser hablante y oyente de manera simultánea. Este rasgo garantiza estabilidad en la comunicación; - La “especialización”. La lengua es un sistema especializado: las consecuencias físicas o energéticos de su empleo son irrelevantes; - El “carácter discreto”. La comunicación se ordena según un criterio y un número limitado de fonemas que es posible emplear. Los fonemas no tienen gradación: o son fonemas, o no lo son; - La “reflexividad”. La lengua es capaz de hablar de sí misma: nos permite reflexionar sobre cómo nos comunicamos y sistematizar el uso de la lengua; - La “productividad”. El hablante puede crear mensajes nuevos y el oyente es capaz de intenderlos. La productividad siempre debe estar de acuerdo con la gramática de la lengua. La productividad, junto a la creatividad, posibilitan el cambio lingüístico; - La “semanticidad”. No existen signos y mensajes lingüístico sin significado. Cuando hablamos siempre hay una intención comunicativa: la transmisión de significados es el objectivo fundamental de la lengua; - La “intercambiabilidad”. Los seres humanos ejercen una doble función: emisores y receptores se alternan durante la comunicación. Este rasgo permite que la comunicación sea fluida. La ciencia que estudia las lenguas y el lenguaje es la “lingüística”. Dentro de la lingüística está la “gramática”, una disciplina prescriptiva cuya función es la de ofrecer normas para utilizar una lengua. La gramática es una disciplina combinatoria, compuesta por distintos ámbitos, que comprende: la “fonología”, que estudia los “fonemas”, unidades mínimas sin significado, que sirven para diferenciar significados; la “morfología”, que estudia los “morfemas”, unidades que componen las palabras (forma); la “sintaxis”, que se ocupa de todo lo que tiene que ver con el ámbito de la combinatoria, como las palabras se combinan entre sí para formar oraciones y como estas oraciones se van ordenando. Son disciplinas complementares de la lianguisyica, aún independientes: la “semántica”, que estudia los significados de las palabras; la “pragmática”, que analiza el hijo que hacen los hablantes de los “recusrsos lingüísticos”; la “ortografía”, que describe las normas para la escritura de una lengua. FONÉTICA Y FONOLOGÍA La “fonología” estudia las unidades mínimas a las que podemos reducir las sequencias fonéticas de una lengua. Esas unidades se llaman “fonemas”, no tienen significado, pero son las que diferencian los significados de las palabras. La “fonética” estudia los “sonidos” en su producción, naturaleza física y percepción. Cuando hablamos de sonidos estamos hablando de la realización concreta de un fonema. El sonido es una realidad física, el fonema una realidad abstracta. El número de los sonidos es superior que el número de los fonemas, porque un singolo fonema puede tener realizaciones físicas diferentes: esas diferentes formas de articular y pronunciar un fonema se llaman “alófomos”. Los seres humanos son capaces de hablar por tener unas características anatómicas que facilitan la articulación de los sonidos. Los elementos fisiológicos que participan en la pronunciación y articulación de los sonidos son: las cuerdas vocales; la lengua; el velo paladar; el paladar, que se divide en duro y blando; los alveolos; los dientes; los labios; la cavidad nasal, en las consonantes nasales. El único elemento que no cumple otra función sino la producción de los sonidos son las cuerdas vocales. Para emitir sonidos y para que estos lleguen al destinatario es necesario un flujo de aire: ese flujo parte de los pulmones, pasa a través de la tráquea, de la laringe, donde hay las cuerdas vocales, la faringe y en fin llega en la boca y en la cavidad nasal. Esos son los elementos del aparato fonador humano. Clasificaciónes de los sonidos Por el “modo de articulación” los sonidos se dividen in: “sonidos vocálicos”, cuando el flujo de aire no encuentra algún abstaculo en la cavidad bucal y puede salir libremente; “sonidos consonánticos”, cuando el aire encuentra un obstáculo en la cavidad bucal en su salida. El sistema fonológico español está formado por 5 fonemas vocálicos y 19 consonánticos, por un total de 24 fonemas. Por el lugar de articulación, las vocales se dividen en: “anteriores” o “palatales”, cuando el aire se desplaza hacia la parte anterior de la boca, la zona del paladar duro; “medias” o “centrales”, cuando el aire se desplaza hacia la parte central de la boca; “posteriores” o “velares”, cuando el aire se desplaza hacia la parte posterior de la boca, la zona del velo paladar; Por el modo de articulación, las vocales se dividen en: “abiertas”, cuando la lengua está bastante alejada del paladar (abertura máxima de la cavidad bucal); “medias”, cuando la lengua está un poco más cerca del paladar (abertura media); “cerradas”, cuando la lengua está muy próxima al paladar (abertura mínima). El sistema articulatorio de las vocales se puede representar gráficamente a través del “triángulo vocálico”. En las vocales, los rasgos fonológicos pertinentes son solo dos, el modo y el lugar de articulación, porque todas las vocales son “sonoras”: para articular las vocales las cuerdas vocales tienen que vibrar. Por el lugar de articulación, las consonantes se dividen en: “velares”, cuando la lengua se retrasa hasta el velo paladar; “palatales”, cuando la lengua se apoya en el paladar duro; “alveolares”, cuando la punta de la lengua toca los alveolos, situados detrás de los dientes; “interdentales”, cuando la lengua sale ligeramente entre los dientes superiores e infoeriores; “dentales”, cuando la lengua se apoya en los dientes superiores; “labiodentales”, cuando los dientes superiores se apoyan ligeramente sobre del labio inferior; “labiales”, cuando los dos labios se tocan. Por el modo de articulación, las consonantes se dividen en: “oclusivas”, cuando los órganos articulatorios se cierran completamente; “africadas”, cuando los órganos articulatorios se cierran como en las occlusivas, pero en la segunda fase de la articulación el aire no sale de forma explosiva, sino de forma continuada; “fricativas”, cuando los órganos articulatorios no se cierran completamente; “orales”, cuando el aire solo sale por la cavidad bucal; “nasales”, cuando el aire sale también por el canal nasal; “líquidas”, cuando el aire encuentra un obstáculo que no es suficiente para impedir su salida de la cavidad bucal (las líquidas se dividen también en: “laterales”, cuando el aire sale por uno o ambos los lados de la cavidad bucal, cerca de los bordes de la lengua; “vibrantes”, cuando la punta de la lengua chica en los alveolos produciendo una vibración.). Por la acción de las cuerdas vocales las consonantes se dividen en: “sordas”, cuando las cuerdas vocales no vibran; “sonoras”, cuando las cuerdas vocales vibran. Los fonemas se caracterizan por oponerse el uno con el otro. Un sistema fonológico funciona gracias a estas oposiciones. Cada fonema se puede describir como un conjunto de rasgos. Todos los fonemas están representados en el Lafabeto Fonético Internacional (AFI), pero en España se emplea el alfabeto fonético de la Revista de Filología Española (RFE). LA MORFOLOGÍA La “morfología” es la ciencia que estudia la estructura interna de las palabras. Sus objectivos son: clasificar las unidades que componen las palabras, los morfemas; describir los mecanismos de combinacion de dichas unidades. Las palabras se pueden dividir en unidades más pequeñas, los morfemas. Los “morfemas” son unidades gramaticales mínimas, la unidad más pequeña en que se puede dividir una palabra. Un morfema puede ser: “libre”, independiente, que solo ya representa una palabra (preposiciones, conjunciones artículos…); “ligados”, que no se pueden usar separadamente. El morfema es un concepto abstracto: su realización concreta se llama “morfo”. Cada morfema se puede realizar de maneras diferentes: estas formas distintas se llaman “alomorfos”, y su variabilidad depende de la palabra a la que se añade el morfema. La palabra es la unidad lingüística con significado proprio, separadas de las demás. Una palabra puede ser: “monomorfemica”, compuesta por un solo morfema; “polimorfemicas”, compuesta por más morfemas; “variable”, o “flexiva”; “invariable”; “simple”; “compleja”; “derivada”; “compuesta”. La estructura interna de una palabra presenta un orden jerárquico: la “raíz”, es un elemento constante, que no cambia dentro de las palabras en las que se repite, y es el elemento más estable de la palabra (las palabras que tienen una raíz común forman una “familia de palabras”); los “afijos”, todos los elementos que se le añaden a la raíz para formar una palabra, que cuando no poseen valor gramatical se juntan con la raíz a formar el tema; el “tema”, se obtiene quitándole a la palabra todos las desinencias gramaticales, llamadas “afijos flexivos” (marcas de género, número, persona, tiempo, modo y aspecto), y puede ser “simple”, cuando coincide con la raíz, “derivado”, cuando está formado por la raíz y un afijo derivativo, o “compuesto”, cuando hay más de un tema que forma la palabra. Los “afijos derivativos” se utilizan para crear palabras nuevas a través de un mecanismo llamado “derivación”. Una serie (cerrada) de palabras formadas por afijos flexivos sobre el mismo tema se llama “paradigma flexivo”. La flexión y la derivación interesan el tema, no la forma básica de la palabra. El tema de la palabra puede coincidir con la palabra misma (forma singular de sustantivos y adjetivos sin variación de género). Existen también temas que no existen solos como palabras, y solo aparecen en combinación con un afijo u otro tema. La “base” es una unidad más genérica que la raíz y el tema, el constituyente de la palabra sobre el que se puede operar un proceso morfológico de creación de una palabra. La noción de base resulta útil cuando las de raíz y tema no son suficientes para explicar un mecanismo de creación de la palabra. Los procesos de formación de las palabras Las Reglas de Formación de Palabras (RFP) son pautas de las lenguas para renovar el léxico. Mediante estas reglas, es posible también analizar palabras ya existentes. Se pueden distinguir dos procesos principales en la formación de nuevas palabras: - la “adición”, el proceso mediante del cual se encrementa la base con elementos externos de ella. Se habla de “afijacion” cuando a la base se le añade un afijo. Los afijos se dividen en tres grupos según el lugar de la palabra donde se añaden: los “prefijos”, que preceden la raíz; los “sufijos”, que siguen la raíz, y pueden tener valor derivativo, como valor gramatical (“sufíjos flexivos”); los “circunfijos”, que rodean la base, son la combinación de un prefijo u un sufijo mutuamente dependientes, y se emplean en la formación de palabras “parasintéticas”, palabra que resultan de la combinación de mecanismos de derivación y composición simultáneos. Se habla de “composicion” cuando se le añade a la base otra base (a formar una palabra compuesta); - la “modificación”, el proceso en el que se altera la base misma para crear una palabra nueva, a través de un mecanismo de “repetición”, cuando se reproduce la base o parte de la misma (no existe en español), “sustitución”, cuando se transforma algún segmento de la base, “sustracción”, cuando se eliminan elementos de la base, o “conversión”, cuando se cambia la clase a la que se ascribe una palabra. Estos procesos morfologicos, que son de número limitado, se pueden mezclar y repetir, para multiplicar las posibilidades de formación de palabras nuevas. El proceso de derivación puede ser: “homogéneo”, cuando los nuevos temas pertenecen a la misma clase de la base; “heterogéneo”, cuando los nuevos temas no partenecen a la misma clase (o subclase) de la base. Es más común que un sufijo cambie la clase de una base. Hay algunos sufijos muy importantes que solo operan en la “sufijación homogénea”: los “sufijos ativos”, sufijos con una productividad muy alta que se pueden aplicar a qualquier palabra para añadirle un matiz expresivo, y se dividen en “diminutivos, “aumentativos” y “peyorativos”. La composición La “composición” es un tipo de adición que consiste en añadir a una base otra base, y puede ser: “composición de bases repetidas”, cuando se juntan más de dos bases en una palabra sola; “composición combinada”, cuando se actúa el proceso de “parasíntesis” (afijacion + composición). La composición puede ser también: “homogénea”, cuando se juntan bases que pertenecen a una misma clase de constituyentes y se obtiene otra palabra de la misma clase; “heterogénea”, cuando se juntan bases que pertenecen a clases de constituyentes diferentes y se obtiene otra palabra que pertenece a una de las clases de las bases originales. Las bases que componen el nuevo tema se pueden combinar de: una “relación de coordinación”, cuando los elementos que se combinan están en un mismo nivel sintáctico; una “relación de subordinación”, quando uno de los elementos depende del otro. En la combinación se pueden unir bases que pertenecen a categorías gramaticales distintas o iguales: la combinación entre dos sustantivos es la más frecuente (S+S), y en algunos casos genera “compuestos imperfectos”, que a nivel morfológico no se funden completamente (y pueden estar representadas por un guión -); también son muy frecuentes las combinaciones de dos adjectivos (A+A), que siempre pueden formar composiciones imperfectas, y las entre un sustantivo y un adjectivo (S+A); en las composiciones entre verbos y sustantivo, la marca de género y número viene del sustantivo, que generalmente se encuentra detrás del verbo (V+S); de las uniones de nombres y verbos (N+V), muchas se han lexicalizadas en verbos; en los casos de combinación entre adverbios y verbos, a causa del influjo del latín, el normal orden de los constituyentes (V-Adv) se envierte (ADV+V). Las combinaciones posibles constituyen un inventario cerrado. Cuando de la composición deriva una nueva base léxica, el compuesto se nomina “compuesto léxico” o “proprio”. Cuando no se juntan bases léxicas, sino construcciones más complejas, se crean “compuestos sintagmaticos” que designan un concepto unitario y específico y se van cristalizando en la lengua. Cuando se juntan temas de origen culto y palabras nativas, se obtienen “compuestos híbridos”. En primera posición las palabras cultas eliden la vocal final, en segunda posición se presentan con su forma plena. Si el elemento concatenado empieza por consonante, el tema aparece fonológicamente si errado en -o si es un tema griego, nativo, o si el segundo elemento del compuesto inicia por vocal, y en -i si el tema es latino. Cuando se juntan dos (o más) raíces españolas, el único cambio fónico es que el primer componente vuelve atóno y el acento de la palabra compuesta depende del segundo elemento. Las palabras compuestas sufren algunos cambios gráficos cuando hay contacto entre dos vocales o consonantes: la variación solo interesa la grafía, que se adapta para mantener igual el sonido de la palabra. Hay cambios fonéticos en palabras compuestas cuando una de las bases es de origen culto (griego o latín) (generalmente se añaden los morfemas -o u -i). En algunas palabras compuestas mantienen sus sílabas tónicas todos los elementos que forman la palabra nueva. En la escritura, los elementos suelen ser separados por un guión. Es el caso de: los “topónimos”, los nombres de lugares; los “adjectivos relaciónales”, que expresan una característica del sustantivo en relación a un grupo (la forma si guión resulta modificada por el morfema de composición -o, que se une directamente al segundo elemento del compuesto); los “sustantivos”, donde la presencia del guión es obligatoria si los dos componentes están en el mismo nivel semántico; los “compuestos fijos o circunstanciales”, cuando se quiere expresar de forma sintética una relación. Muchas veces, si el compuesto está separado por un guión, es el segundo elemento el que posee la desinencia que se corresponde a la concordancia: los morfemas flexivos se colocan siempre al final de la palabra. El “supletivismo” consiste en la substitucion de una base por otra con el mismo significado. A veces existen dos palabras que tienen el mismo significado, y generalmente tienen también una forma muy parecida. Está doble presencia se puede justificar estudiando la historia de estas palabras: en estas parejas un término se dice “palabra patrimonial”, la que tiene un origen más antiguo, forma parte del patrimonio léxico de una lengua y ha sugiero muchos cambios fonéticos y fonológico a nivel diacrónico; el otro término se dice “palabra culta” o “cultismo”, la que tiene un origen culto (derive directamente de la lengua latina y se parece más a esta forma original) y fue entroducida en la lengua después. De estas parejas de palabras pueden derivar también dos bases de derivación distintas. El supletivismo es un fenómeno que interesa también los verbos (“supletivismo verbal”). La “haplologia” es un fenómeno de alteración de las raíces en que se verifica la supresión de una consonante o una sílaba en las formas derivadas o compuestas. Muchas veces el fenómeno se debe a cuestiones fonéticas o a la adición de un sufijo. La haplologia es un fenómeno sin reglas fijas. Según sus morfemas afijales las palabras se pueden dividir en: “primitivas”, cuando no llevan afijos; “derivadas”, cuando añaden un afijo (sufijo o prefijo, según la posición); “compuestas”, cuando se han formado con dos o más raíces; “parasinteticas”, cuando presentan un circunfijo (y no podrían existir en la forma con solo el prefijo o solo el sugpfijo), o incluyen dos (o más) elementos compositivos. La afijacion La “afijacion” es un tipo de adición que consiste en añadir un afijo, un morfema que especifica el significado de la raíz. Los prefijos El mecanismo de la “prefijacion” es uno de los medios más productivos en la formación de palabras nuevas en español. Los “prefijos” son morfemas afijales que preceden una raíz y carecen de autonomía, no suelen cambiar la categoría de una palabra (derivación homogénea) (hay también prefijos que alteran la categoría de una palabra, anti-, multi-, post-, sustantivo – adjectivo, derivación heterogénea) y le añaden un matiz de significado nuevo. Los prefijos no suelen alterar el acento de la base. En la prefijacion no se suelen suprimir vocales, ni siquiera si son iguales (esto nos permite analizar más fácilmente las palabras). Hay palabras que llevan más de un prefijo. Algunos prefijos son “polisemicos”, tienen un significado diferente según el contexto. Es importante distinguir entre prefijos propriamente dichos y “prefijoides”: los prefijos se encuentran siempre al principio de una palabra; los “prefijoides” son formas parecidas a los prefijos, y se pueden encontrar a la izquierda o a la derecha de la raíz. Los prefijos pueden presentar alomorfos, entre los cuales elegir según el contexto morfológico. La variación puede ser: “libre”, cuando se puede elegir ligeramente cuál alomorfo utilizar, porque ambas las opciones son aceptadas; “condicionada”, cuando el utilizo de un alomorfo es lexicalmente o fonológicamente condicionado. A veces esta preferencia por una forma u otra está motivada por la condición “culta” o “popular” de la palabra a la que se adjunta el prefijo, o para evitar de confundirse con otro prefijo homófono con significado distinto. La alternancia fonológica de los alomorfos de un prefijo puede también tener el objectivo de preservar la identidad distinta del predico y de la raíz. La variación puede tambien indicar un ligero cambiamento de significado. Según el valor semántico que aportan en una palabra los prefijos pueden tener valor: de “negación” (a-, des-, de-, dos-, in-, i-, im-, extra-); “contraposición” (anti-, contra-); “locativo” (entre-, inter-, sobre-, sub-, trans-); “temporal” (ante-, per-, post-); de “cuantificación” (uni-, mono-, bis-, pluri-, multi-); de “intensificación” (extra-, hiper-, hipo-, infra-, sobre-, super-, re-, ultra-); de “compañía” (con-, co-); de “repetición” (re-); de “privación” (ex-). Para distinguir los diferentes significados de los sufijos homófonos se tiene en consideración los “tratos suprasegmentales”: el contexto lingüístico; la entonación de la palabra y la frase en que se encuentra; la memoria lingüística. Algunos prefijos proceden da una palabra independiente que se ha vuelta en prefijo. Lo que puede ocurrir es: la caída del sufijo hasta producir un final consonántico, al que se añade el morfema de composición -o; una “elisión”, la eliminación del sufijo hasta producir un final vocálico, al que no se añade ningún morfema de composición; en las palabras compuestas, se elimina la última parte de la palabra, y la primera se convierte en un elemento de composición como si fuera un prefijo. Los sufijos Los sufijos son morfemas afijales que se añaden por detrás de la raíz. Se pueden añadir más sufijos, a formar una “cadena sufijal” al final de la palabra. Los sufijos se pueden dividir en dos clases: los “sufijos derivativos”, que junto a la raíz construyen el tema de una palabra, son obligatorios y aportan un significado léxico; las “desinencias”, que solo tienen un significado gramatical, informan sobre el valor y función gramatical de una palabra, son presentes en todas las palabras, y nunca cambian la clase de la palabra a la que se añaden (derivación homogénea). El significado global de una palabra se obtiene de: el significato de la raíz, que es el principal y más general; el significado del sufijo, que es más específico. Algunos sufijos derivativos poseen un “género inherente”, o sea incorporan también la marca de género (-ero, -e) (que normalmente se da con la desinencia). Los sufijos derivativos pueden tener significados distintos: de “origen y procedencia”, que forman los “gentilicios”, que pueden funcionar de sustantivos y adjectivos (-ano/a, -eno/a, -ense, -eño/eña, -es/esa, -ol/ola, -i, -in/ina, -ino/a, -o/a); de “colectividad”, que forman “nombres colectivos”, que indican un conjunto de elementos y suelen ser “unigeneres” (solo masculinos o femeninos (-ada, -aje, - ambre, -ado); “locativo” (-ada, -ario, -dromo, -ería, -torio, -dor, -teca, -ar); de “acción” o “efecto”, que por la mayoría son “sufijos deverbales”, es decir que se aplica a una base verbal para derivar sustantivo y adjectivos (-a, -ada, -ado, -eo, -aje, -mento, -miento); de “profesión”, “dignidad” o “cargo”, muy productivos y en continuo cambiamento (-ado, -ato, -ero/a, -ista); de “actor” o “agente” (-dor/a, -nte, -ario/a, -in/a, -ero/a); de “cualidad”, que tratan describir cualidades (-eza, -ería, -ía); de “semejanza” (-eo, -ado, -uzco); de “relación”o “pertenencia” (-ineo, -estre, -ico); de “instrumento” (-dera, -dor/a); de “golpe” o “acción violentos”, que pueden indicar la parte con la que se da el golpe, o la que la recibe (-ada, -azo); de “abundancia” (-oso, -udo); de “modalidad”, que se usan para formar adverbios (-mente). Los sufijos derivativos son obligatorios porque aportan otro significado léxico a la palabra. Los únicos sufijos que no son “obligatorios” son los “apreciativos”, que son “opcionales”, aparecen prevalentemente en la derivación de sustantivos y adjectivos, no cambian la categoría gramatical de la palabra a la que se añaden, y sirven para darle un matiz semántico a lo que designa la raíz. Los apreciativos pueden ser: “diminutivos” (-ete/a, -illo/a, -ito/a), que suelen vehicular valores de afecto y cariño, no solo la idea de pequeñez o disminución, y se utilizan para mover la voluntad del oyente (algunos diminutivos se han lexicalizado y se consideran palabras propriamente dichas, y no derivadas); los “aumentativos” añaden generalmente un valor de énfasis, aumento (-azo/a, -ón/ona, -ote/a); los “despectivos” sirven para modificar en sentido negativo el significado de la base (-ucho/a, -aco, -acho/a, -ejo/a, -astro/a, -arro/orro/orrio). Cuando se encuentran en una palabra una cadena de sufijos de la misma categoría, el fenómeno se llama “recursividad”. Cuando un sufijo opcional se convierte en obligatorio, porque pasa a designar una realidad nueva, puede pasar también que se convierta en una palabra independiente. El fenómeno se llama “lexicalizacion”. Los interfijos Los “interfijos” son “afijos mediales”, que se encuentran entre le raíz y el sufijo o (más raramente) entre un prefijo y la raíz. Por tanto, se pueden ubicar dentro deñ tema. La “interfijacion” es precisamente el añadido de un interfijo dentro de una palabra, y afecta todas las clases de palabras. Generalmente, no aportan significado, más bien son elementos que funcionan como enlace dentro de la palabra y nos ayudan a distinguir parecidas. Para identificar un interfijo es suficiente eliminar dentro de la palabra todos los sufijos derivativos y flexionales, dejando solo la base y otro elemento: si la palabra no existe de esta forma, hay un interfijo. Todas las palabras con interfijos tienen también otro afijo. La flexión Las Reglas Flexivas (RF) se superponen a las RFP. Las RF aportan información de tipo gramatical, sobre el genero, el número, la persona, el tiempo, el modo y el aspecto. Las palabras se pueden dividir en 3 clases léxicas: los “sustantivos”; los “adjectivos”; los “verbos”. Cada raíz se considera como si pertenezca, en primero lugar, a la clase cui pertenece en su origen. Desde esta raíz original que pertenece a una dada clase, se pueden derivar trámite flexión otras palabras que pertenecen a otras clases: a partiré de una misma base se pueden formar “cadenas” de palabras. Los afijos flexivos son obligatorios y se apuntan al tema. Los afijos flexivos no determinan un cambio semántico radical dentro de la palabra, entonces no contribuyen a la creación de palabras nuevas: solo añaden a la raíz los elementos lógicos necesarios para construir un enunciado. El conjunto de los afijos flexivos constituye, junto con el tema, el paradigma flexivo de la palabra. Las partes de la oración La palabra es uno de los elementos fundamentales de una lengua. Las palabras pueden tener dos formas: pueden ser “variables”, que significa que pueden experimentar variaciones morfológicas en el uso concreto, y de echo poseen un paradigma flexivo proprio; pueden ser “invariables”, cuando no sufren algún tipo de adaptación a la hora de emplearse. De las partes de la oración, los 9 elementos que aparecen en una frase, 5 son viariables y 4 invariables: las variables son los sustantivos, los adjectivos, los pronombres, los verbos y los artículos; las invariables son los adverbios, las conjunciones, las preposiciones y las interjecciones. Los sustantivos La palabra “sustantivo” viene del latín “substancia”, que en su doble enterpretacion filosófica significa “conjunto de características” y “algo que permanece en proprio. Los sustantivos indican una realidad autónoma, resultado de un conjunto de características. Desde el punto de vista morfológico, el sustantivo admite variación de género y número (es variable), y está implicado en procesos de derivación y composición. En su mayoría los sustantivos son palabras tónicas. Los sustantivos pertenecen a una “clase abierta”: el inventario està en continua evolución. Los sustantivos pueden designar entidades reales y conceptos abstractos: objetos físicos; cualidades; acciones; situaciones o propiedades; sentimientos; tiempo; relación; número. Hay algunos criterios formales que nos permiten reconocer y analizar el sustantivo como categoría gramatical. El sustantivo puede aparecer: con artículos o determinativos; con algunos cuantificadores (mucho, tanto y cuanto en sus respectivos paradigmas flexivos y formas apocopadas). Los sustantivos forman una clase abierta: en la lengua pueden aparecer continuamente sustantivos nuevos. Cada sustantivo se puede asignar a uná de estas categorías: - “sustantivos contables”, que designan unas realidades que se pueden contar y de que la cuántidad se puede expresar a través de numerales. Los sustantivos contables aparecen en plural. En la forma singular, tienen que aparecer con un determinante, mientras que el plural admite también la construcción sin determinante; - “sustantivos no contables”, que designan realidades que no se pueden contar. Constituye una excepción el proceso de “interpretación individualizadora”, en que, en lugar de referirse a la materia o la sustancia designada por el sustantivo no contable, se le refiere a una clase particular de esta materia. Así se contabiliza un sustantivo no contable. Los sustantivos no contables pueden aparecer como complementos directos, sujetos de pasivas riflesivas y de construcciones pasivas con se + participio; La división entre sustantivos contables y no tiene “carácter intergramatical”: puede aparecer también en otras lenguas. - “sustantivos abstractos”, que no designan un objeto real, sino una cualidad del ser; - “sustantivos concretos”, que designan seres reales y cosas perceptibles a través de los sentidos; Esta división entre sustantivos concretos y abstractos no es sempre tan clara. - “sustantivos individuales”, que designan entidades individuales; - “sustantivos colectivos”, que designan conjuntos de entidades y se combinan en singular con el adjectivo pospuesto; - “Nnombres proprios”, etiquetas identificativas de seres u objetos. Son nombres propios: los “antroponimos”, nombres de personas; los nombres de pila, que se asignan al bautismo; los apellidos; los “apodos”, o alias; los nombres que significan por antonomasia; los títulos de obras; los nombre de empresas, instituciones… y sus “acrónimos”; los topónimos; - “sustantivos comunes”, que no identifican un ser concreto, sino designan todas las cosas o personas de una misma clase; - “sustantivos animados”, que designan seres vivientes; - “sustantivos no animados”, que indican cosas, lugares, cualidades…; Las relaciones entre sustantivos comunes Los sustantivos comunes establecen entre sí relaciones léxicas de: - “hiperonimia”, cuando el significado de una palabra está incluido en lo de otras. Un hiperonimo es una manera más general de referirse a algo; - “hiponimia”, - “sinonimia”, cuando dos sustantivos tienen el mismo significado o significados parecidos; - “antonimia”, cuando dos sustantivos tienen significados totalmente opuestos; El género de los sustantivos Los sustantivos poseen un género gramatical que puede ser masculino o femenino (en español no existen sustantivo de género neutro). Es importante no confundir el género gramatical con el sexo: el género es un rasgo gramatical, el sexo es un rasgo biológico, y los dos pueden coincidir o no, de echo existen sustantivos en los que el género es un rasgo gramatical “inherente”, arbitrario, que no tiene ningún reflejo en la realidad. Existen también “sustantivos bireferenciales”, que pueden referirse a seres de sexo masculino o femenino. Hay, en fin, sustantivos que tienen el género dependiente de la terminación, es decir cambian de género según el sufijo flexivo que presentan: generalmente, los sustantivos que acaban en -a, -esa, -una, -triz al singular son femeninos, los en -o, -e, o sin marca propria (ø, terminan en consonante) son masculinos (la distinción no es siempre tan marcada). En algunos casos de sustantivos no animados, la diferenciación entre masculino y femenino puede diferenciar otros rasgos que el sexo (tamaño, forma, material, relación árbol/fruto…). Cuando hay dos palabras distintas para indicar el masculino y el femenino de una misma entidad, el fenómeno se llama “heteronimia. Estas firmas completamente diferentes pueden proceder de un proceso de “resemantuzacion”, en que de dos palabras que indicaban cosas distintas en una lengua más antica, han venido las formas del masculino y del femenino de una misma entidad. En cuanto al género, los sustantivos pueden ser también: - “sustantivos comunes”, que carecen de género proprio, y diferencian el sexo mediante artículos u otros determinativos (-ista, -a, -e…). Hay sustantivos comunes que hoy en día suelen diferenciar el género: han adquirido formas femeninas; - “sustantivos ambiguos”, que se pueden considerar masculinos y femeninos, y se pueden acompañar con artículos y determinativos de los dos generes; - “epicenos”, sustantivos inherentemente masculinos o femeninos que designa personas o animales sin diferenciar el sexo; - “adjectivos episódicos”, que indican el resultado de un proceso. El número de los sustantivos Los sustantivos presentan variaciones de número. Las dos formas posibles son: el singular y el plural. El singular no tiene desinencia propria (ø), mientras que e l plural sí, y, generalmente, se puede formar por las dos desinencias: -s, si la forma del singular termina en vocal (átona y tónica); -es, si la forma del singular termina por consonante. En español hay algunas reglas en la formación del plural, además de los casos generales sobredichos: cuando la forma del singular termina en -ú, el plural se puede formar con -s o -es; cuando la forma del singular termina en -s y -x, si la palabra tiene “acentuación aguda” (el acento de la palabra cae en la última sílaba), se añade -s para formar el plural, en vez si la palabra al singular es “llana” (acento cae en la penúltima sílaba) u “esdrújula” (acento cae en la antepenúltima sílaba), la palabra no varía en formar el plural; cuando la forma del singular acaba en -y, en la formación del plural se le añade -es. Las mismas reglas se siguen en la formación del plural de los compuestos lexicalizados (palabras conouestas que han adquirido autonomía igual a las palabras independientes), o si el compuesto acaba en -s es invariable. Algunas veces la marca de plural a se puede encontrar en el primer elemento de la composición, o en los dos (más raro). En las unidades léxicas, el plural le forma añadiendo la desinencia solo al primero elemento, quando el segundo elemento solo funciona come modificador del primero, y a los dos elementos, cuando el segundo elemento funciona como atributo del primero. En las palabras extranjeras, llamados “préstamos” o “extranjerismos”, no hay reglas académicas puntuales para la formación del plural. En general: en los “extranjerismos crudos”, que no sufren ninguna adaptación morfológica, ortográfica o fonética a la lengua de acogida, el plural se forma como en la lengua de origen; en los “extranjerismos adaptados”, que han sufrido alguna adaptación morfológica, ortográfica o fonética a la lengua de acogida, el plural se forma como en las palabras patrimoniales, según las reglas de la lengua de acogida. Según la misma lógica de los préstamos, los “latinismos crudos” son invariables, y los “latinismos adaptados” siguen las reglas generales. Hay también latinismos que tengan solo la forma del singular (“singularia tantum”), o solo la forma del plural (“pluralia tantum”). En general, el número no comporta variación de significado. Pero hay sustantivos que en singular significan algo, y en plural otra cosa. Para algunos sustantivos no contables, el plural indica una clase. Los adjectivos La palabra “adejectivo” viene del verbo latino “adicere”, que significa “añadir”. Los adjectivos completan los sustantivos. Los adjectivos son siempre palabras tónicas (llevan acento), pueden presentar afijos (prefijos, sufijos o interfijos), y pertenecen a una clase abierta. Lo que hacen es modificar un sustantivo: se denominan también “modificadores”. Los adjectivos permiten emplearse en formas apocopadas. Género y número de los adjectivos Según el fenómeno de la “concordancia”, los adjectivos toman el género y el número de los sustantivos a los que se añaden: los adjectivos no tiene género y número proprio, la variación depende del sustantivo al que se refieren. Según el género, hay dos clases de adjectivos: los “adjectivos invariables”, que poseen una sola terminación; los “adjectivos variables”, que tiene dos terminaciones posibles, una para la forma femenina y una para la forma masculina. Los adjectivos pueden declinar también al singular o al plural. Para formar el plural, todos los adjectivos añaden la desinencia -s, excepto: los que terminan en consonante, y los que terminan en vocal acentuada, que añaden -es. Forman una excepción también los adjectivos que acaban en -s y no son palabras agudas, que se mantienen “invariables”. Los adjectivos admiten combinarse con las formas apocopadas adverbiales “tan”, “cuán”, y “muy”. Clasificación de los adjectivos según el significado Los adjectivos son palabras que expresan una cualidad. Las principales clases de adjectivos según sus significados son: - los “adjectivos cualificativos”, que expresan una cualidad de un sustantivo; - los “adjectivos relaciónales”, que expresan una relación o pertenencia, un vínculo existente entre el adjectivo y el sustantivo al que se refiere; - los “gentilicios”, que expresan una origen o procedencia; - los “adjectivos cuasideterminativos”, cuyo significado está muy cercano a lo de algunos determinativos o adverbios; - los “adjectivos especificativos”, que delimitan la extensión significativa del sustantivo al que se refieren; Los grados de los adjectivos El “grado” es un rasgo exclusivo de los adjectivos. Existen 3tipos de grado: - el “grado positivo”, que expresa una cualidad sin cuantificar; - el “grado comparativo”, que expresa una cualidad en relación a otro término de comparación, mediante de los adverbios de cuantidad “más”, “menos”, y “tan”. Existen 3 clases de adjectivos comparativos: los “comparativos de superioridad” (más + adjectivo + que +segundo término de comparación); los “comparativos de inferioridad” (menos + adjectivo + que + segundo término de comparación); los “comparativos de igualdad” (tan + adjectivo + como + segundo término de comparación, o igual de + adjectivo + que + segundo término de comparación); Hay algunos adjectivos que no permiten el grado comparativo, porque ya son en sí mismos comparativos: se llaman “comparativos sintéticos”. Solo existen comparativos sintético de siperioridad o inferioridad. Los comparativos sintéticos viene del latín. - el “grado superlativo”, que expresa una cualidad en el grado más alto de la escala. Existen 2 clases de adjectivos superlativos: los “superlativos absolutos” (adverbio “muy”, o sufijos “-isimo/a”, “-errimo/a”, prefijos re-, súper-, archi-, extra-); los “superlativos relativos”, que comparan la cualidad de alguien o algo con la de un conjunto (artículo + más/menos + adjectivo, o artículo + comparativo sintético). Existen también los “superlativos sintéticos”. Los superlativos sintéticos también vienen del latín. Los superlativos sintéticos solo se pueden utilizar en sentido absoluto. Funciones de los adjectivos Un adjectivo puede funcionar como complemento o modificador del sustantivo de 2 maneras: como “modificador directo”, cuando el significado vehiculado por el adjectivo incide directamente en el sustantivo que acompaña; como “atributo” (adjectivo) o “predicativo” (adjectivo predicativo), cuando se avale de un verbo (“copulativo” o “semicopulativo” en el primer caso y “” en el segundo). El atributo no puede ser eliminado, el predicativo si se puede eliminar. Adjectivos y determinantes Los adjectivos pueden ir acompañados por determinativos (artículos, posesivos, demostrativos, indefinidos…): este fenómeno, noto como “sustantivación”, el adjectivo cambia categoría y se vuelve en sustantivo. Cuando el artículo neutro “lo” está seguido por un adjectivo y el relativo “que”, no se trata de un caso de sustantivacion, sino de una construcción que intensifica el valor semántico del adjectivo mismo. La posición de los adjectivos Existen algunos adjectivos que presentan significados distintos según la posición que ocupan en la frase, antepuestos o pospuestos al sustantivo. Además, existen ciertos adjectivos de posición fija, que forman con ciertos sustantivos unas unidades conceptuales de forma fosilizadas. Adjectivos y verbos Según la regla general, los adjectivos que expresan una cualidad inherente y propria del sustantivo o una característica más o menos permanente suelen acompañarse al verbo “ser” (adjectivos relaciónales y gentilicios y adjectivos con sujetos oracionales), mientras que los adjectivos que expresan una situación transitoria u el resultado de un proceso o devenir suelen acompañarse al verbo “estar” (participios y adjectivos episódicos). Los determinativos La función principal de los “determinativos”, o “determinantes”, es la “función actualizadora”: hacen funcionar el sustantivo como sujeto de la oración. Los determinativos constituyen una clase cerrada (no se pueden crear determinativos nuevos), siempre preceden a los sustantivos y los adjectivos (a excepción que con los nombres propios, una frase no tendría sentido sin determinativos), no admiten afijos no adverbio de grado (salvo “mucho” y “poco”). Los determinativos se dividen en 7 subclases: los “artículos”; los “demostrativos”; los “posesivos”; los “indefinidos”; los “numérales”; los “distributivos”; los “interrogativos” y los “exclamativos. Los artículos Los artículos actualizan el sustantivo, siempre lo preceden, son siempre átonos, de echo se apoyan fonéticamente en la prima sílaba de la palabra que viene después, y se diferencian por género y número: “el”, masculino singular; “la/el” (son “dobletes léxicos”, derivaciones distintas de una palabra latina), femenino singular (según la regla general, todos los sustantivos femeninos que empiezan por a- o ha- tónicas se combinan con la forma del femenino “el”, a excepción ); “los”, masculino plural; “las”, femenino plural; “lo”, neutro, solo existe el singular. Los artículos pueden tener también un “valor deictico” o “señalador”: pueden señalas a una realidad que designa un sustantivo concreto. El fenómeno se llama “deixis”. Otro valor que pueden tener los artículos es lo de “generalizador”: pueden entroducir sustantivos que designan un concepto general conocido por el hablante y por el hoyente. Los artículos pueden tener también una “función sustantivadora”: pueden cambiar la categoría gramatical del elemento que sigue en sustantivo. Se pueden sustantivar adjectivos, grupos preposicionales o oraciones enteras. Los artículos pueden servir también para “enfatizar” adjectivos (al grado positivo y comparativo, que se convierte en superlativo, es/estar + de + lo + adjectivo al grado comparativo de superioridad) y adverbios. En fin, los artículos pueden tener también un “valor posesivo”, deducible del contexto. Los demostrativos Los “demostrativos” son “elementos deicticos”: su función es mostrar o señalar algo o alguien en el espacio, en el tiempo, y dentro de un contexto enunciativo. Los demostrativos tienen tres formas de género (masculino, femenino y neutro), dos formas de numero (singular y plural), y se distinguen también según la lejanía entre el hablante y lo de que se está hablando (cerca, lejos): “este/a/o/os/as” indican algo o alguien que se encuentra cerca del hablante; “ese/a/o/os/as” indican algo o alguien que se encuentra lejos del hablante y cerca del oyente; “aquel/la/lo/los/las” indican algo o alguien que se encuentra lejos del hablante y del oyente. Las formas neutras de los demostrativos pueden tener: “valor anafórico”, cuando se refieren a algo dicho anteriormente; “valor cataforico”, cuando se refieren a algo que se dice después. Los demostrativos tienen 3 funciones: son “actualizadores” cuando preceden el sustantivo para que funcione de sujeto de la frase; son “modificadores” cuando siguen el sustantivo y modifican su significado; son “pronombres” cuando no acompañan a ningún sustantivo. Las formas neutras solo desempeñan esta última función. Los demostrativos son elementos muy versátiles, que pueden combinarse con varias categorías de palabras: con artículos, solo cuando los demostrativos siguen el sustantivo; con posesivos, numerales, algunos indefinidos (poco, otro y mucho), siempre con el demostrativo que precede. Los posesivos Los “posesivos” se utilizan para indicar a quien pertenece algo. Los posesivos no acompañan nunca a adverbios. Los posesivos se pueden dividir en 2 grandes grupos: las “formas apocopadas” y las “formas plenas”. Las formas apocopadas han perdido algún elemento y por tanto son formas reducidas. Las formas apocopadas presentan variación de número, pero no de género: “mi”, “tu”, “su” (singular), y “mis”, “tus”, “sus” (plural). Las formas apocopadas son átonas y necesitan apoyarse fonéticamente en otra palabra. Las formas apocopadas permiten intercalar adjectivos, adverbios, y grupos con preposiciones entre sí y el sustantivo. Las formas apocopadas siguen el sustantivo, y son compatibles solo con: los demostrativos, también en combinación, que se le anteponen al posesivo; los indefinidos “otro” y “mucho”, que se le postró en al posesivo, y “todo”, que se antepone al posesivo; los numérales, que se le posponen al posesivo. Los posesivos de forma apocopada no se pueden combinar con los artículos. Las formas apocopadas funcionan siempre de actualizadores. Las formas plenas diferencian por género y número: mío/a/os/as; tuyo/a/os/as; suyo/a/os/as; nuestro/a/os/as; vuestro/a/os/as. Las formas plenas son tónicas, llevan acento. Las formas plenas pueden sustantivarse mediante un artículo y eliminando el sustantivo. Las formas neutras de estas sustantivaciones tienen valor enfático. Las formas plenas siguen el sustantivo, que se actualiza con otro determinativo. Las formas plenas funcionan: de modificadores; de atributos, dentro del predicado nominal, donde se pueden acompañar a adverbios cuantificadores. Los “posesivos relativos” relacionan el sustantivo al que se refieren con otro sustantivo llamado “antecedente”. Los posesivos relativos son formas átonas que se apoyan fonéticamente a la palabra que sigue y tienen la función de actualizadores. Los posesivos relativos presentan variación de género y número y siempre preceden el sustantivo, con el cual concuerdan en género y número: cuyo/a (singular) y cuyos/as (plural). Los posesivos relativos se pueden combinar con los numerales. Los indefinidos Los “indefinidos” añaden a los sustantivos el valor semántico de una cuantidad indefinida. Los indefinidos no son compatibles con los sustantivos no contables en plural. La mayoría de los indefinidos funcionan como actualizadores, pero pueden funcionar tamb8en como pronombres. Son indefinidos: un/a/os/as; algún/o/aos/as; ningún/o/a; cualquier/a/cualesquiera; demás; otro/a/os/as; varios/as; mucho/a/os/as; poco/a/os/as; cierto/a/os/as; más, menos; bastante/es; todo/a/os/as; cada. Los indefinidos “algún” y “ningún”, de forma apcopada, siempre preceden a un sustantivo masculino singular y funcionan como actualizadores. Las formas masculinas singulares plenas se encuentran detrás del sustantivo. Las formas femeninas y la forma masculina plural se pueden encontrar delante o detrás del sustantivo. “Un”, “ningún” y “algún” y sus variantes no son compatibles con artículos, demostrativos y posesivos, pero pueden ir seguidos de “otro” y sus variantes. Estos indefinidos, en sus formas plenas, pueden funcionar de pronombres cuando el sustantivo no está explícito. “Un”, “ningún” y “algún” y sus variantes también pueden ser sustantivados. En las oraciones negativa, “algúno” y “ninguno” se pueden utilizar indistintamente. El indefinido “cualquiera”: en su forma apocopada “cualquier” funciona solo como actualizadores de los sustantivos masculinos y femeninos que precede, y solo es compatible con el determinativo “otro/a”; en su forma plena “cualquiera” funciona como modificador, pero tiene que ser actualizado por el indefinido “un/a” y sus variantes , y como pronombre cuando no acompaña a ningún sustantivo (en estos caso el indefinido “cualquiera” siempre es singular); en su forma plural “cualesquiera” actúa como modificador del sustantivo o puede referirse a un sustantivo plural a través del verbo “ser”; en su forma plural “cualequieras” existe solo como sustantivo. El indefinido “demás” significa “lo que queda, el resto de un conjunto” y es una forma invariable de género y número. “Demás” siempre precede al sustantivo y está generalmente acompañado por artículos: así emplea una función actualizadora. Además, se puede acompañar también con el indefinido “todo” y sus variantes.