Antropología y Trabajo Social 1 - PDF

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This document provides an introduction to social anthropology, covering fundamental concepts, theories, and methodologies. It discusses the nature of culture and its importance for social interaction. The document also touches on different theoretical currents in the field.

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Antropología y Trabajo Social 1 Profa. Ixone Fernández de Labastida BLOQUE 1. ANTROPOLOGÍA SOCIAL: CONCEPTOS FUNDAMENTALES, TEORÍAS Y METODOLOGÍA ORIENTADA AL TRABAJO SOCIAL Antropología y Trabajo Social 2...

Antropología y Trabajo Social 1 Profa. Ixone Fernández de Labastida BLOQUE 1. ANTROPOLOGÍA SOCIAL: CONCEPTOS FUNDAMENTALES, TEORÍAS Y METODOLOGÍA ORIENTADA AL TRABAJO SOCIAL Antropología y Trabajo Social 2 Profa. Ixone Fernández de Labastida Tema 1. Antropología. ¿Qué es la antropología?. Índice de contenido 1. Antropología, ¿qué es la antropología? 1.1. La antropología social 1.2. El objeto de estudio de la antropología social: la Cultura y la diversidad cultural. 1.3. El método antropológico 1.3.1.La fase descriptiva o etnográfica del método antropológico 1.3.2.La fase analítica o etnológica del método antropológico 1.4. Principales corrientes teóricas dentro de la antropología: historia de la antropología y las teorías sobre la cultura. 1.4.1.Evolucionismo 1.4.2. Difusionismo 1.4.3. Particularismo histórico 1.4.4.Funcionalismo británico 1.4.5.Estructuralismo 1.4.6. Antropología simbólica 1.5. Bibliografía Antropología y Trabajo Social 3 Profa. Ixone Fernández de Labastida 1.1. La antropología social El significado etimológico de la palabra ‘antropología’, de origen griego, es ‘estudio del hombre’. Dada la amplitud significativa del término y atendiendo, sobre todo, a intereses prácticos y de efectividad, éste se específica mediante el uso de otros adjetivos tales como ‘física’, ‘lingüística’, ‘médica’ o ‘social’, entre otros. Con ello se indica que el estudio del ser humano queda acotado a una determinada área de conocimiento. A pesar de lo anterior, las sub-disciplinas indicadas también ocupan una vasta área de conocimiento. En el caso concreto que nos ocupa, la antropología social, cuyo objeto de estudio es la Cultura y la diversidad cultural, se divide a su vez en otras tales como antropología urbana, antropología rural, antropología del desarrollo, antropología de la alimentación, etc. En definitiva, la antropología es una amplia disciplina cuyo eje central es el ser humano. La antropología social estudia al ser humano en sociedad. El interés general de la antropología social es el estudio de la diversidad de rasgos culturales propios de las personas como miembros de un determinado grupo o colectivo. En este sentido, la antropología social al igual que la sociología, la psicopedagogía o la historia, entre otras, es una ciencia social en tanto que todas ellas se ocupan de aspectos relacionados con las diversas actividades o manifestaciones tanto materiales como inmateriales (simbólicas) del ser humano como miembro de la sociedad. Sin embargo, lo que diferencia a la antropología social del resto de ciencias sociales son tanto su objeto de estudio como la metodología que emplea para llegar al conocimiento. Sobre los mismos hablaremos más adelante. La antropología como ciencia social nació en la segunda mitad del siglo XIX, concretamente, en el contexto colonial. La antropología, en sus comienzos, ofreció a las metrópolis europeas, principalmente, información muy valiosa respecto a la estructura social y las costumbres de los pueblos colonizados. El conocimiento profundo sobre aquellas culturas exóticas tenía un interés práctico para estos países europeos. Aquellos primeros antropólogos obtuvieron información relevante sobre el sistema de parentesco, la región, las creencias, la economía o los sistemas de gobierno locales, entre otros. Por lo tanto, la antropología social, surgió como una disciplina cuyo ámbito de conocimiento residía en las sociedades no occidentales en contraposición a la sociología, que se dedicaría al análisis de las sociedades complejas o de Occidente. A partir de mediados del siglo XX, sin embargo, la antropología comenzó a investigar, indistintamente, sociedades simples y complejas. Antropología y Trabajo Social 4 Profa. Ixone Fernández de Labastida Existen numerosas definiciones sobre antropología social aunque todas ellas comparten algunos aspectos comunes. Los más reseñables son que se trata de una disciplina empírica, comparativa, transcultural y holística. La antropología social es una disciplina empírica en tanto que las conclusiones que obtiene respecto a la naturaleza de los seres humanos y las sociedades, en concreto, no proviene de deducciones abstractas sobre la realidad sino de un conocimiento derivado de observaciones sistemáticas. La antropología es empírica en tanto que el conocimiento que produce proviene siempre de la experiencia y la propia realidad. Cuando decimos que la antropología social es comparativa, en realidad, nos referimos a un aspecto fundamental de su metodología. La antropología social compara sociedades o mejor dicho, la diversidad de rasgos culturales que se pueden encontrar en los distintos colectivos o grupos humanos. Esta comparación es sistemática en tanto que proceso ordenado, regular y controlado y por ello constituye un principio o característica fundamental del método antropológico. La antropología también es transcultural porque no sólo realiza comparaciones entre elementos característicos de una misma cultura sino que también establece conexiones con rasgos similares de otras culturas. De esta forma, la antropología social da cuenta de la diversidad cultural y contribuye, mediante la comparación, a encontrar similitudes y diferencias entre pueblos y comunidades de todo el mundo. El enfoque transcultural de la antropología social contribuye a descubrir la diversidad cultural y reconocer así que no existe un único modelo cultural. En consecuencia, todos los rasgos culturales y todas las culturas son igualmente importantes e interesantes para la antropología social en tanto que forman parte de su objeto de estudio. Finalmente, la antropología ayuda a reconocer que a pesar de la diversidad existen también ciertas similitudes entre las culturas producto de nuestra propia condición humana. En definitiva, las necesidades y los deseos de las personas pertenecientes a diferentes grupos sociales son bastante similares en el fondo. Finalmente, la antropología social mantiene un enfoque holístico ya que para realizar el análisis de cualquier fenómeno social, ésta siempre tiene en cuenta las múltiples interacciones que tienen lugar en el mismo. El estudio de un determinado fenómeno en su totalidad implica tener en cuenta criterios temporales (perspectiva sincrónica y diacrónica), económicos, políticos e ideológicos, entre otros. Sólo así llegaremos a obtener un conocimiento completo y realista sobre el fenómeno estudiado. Antropología y Trabajo Social 5 Profa. Ixone Fernández de Labastida 1.2. El objeto de estudio de la antropología social: la Cultura y la diversidad cultural Lo que distingue a la antropología del resto de ciencias sociales son, por un lado, su objeto de estudio y por otro, la metodología que emplea para su análisis. Dicho en pocas palabras, el objeto de estudio de la antropología social es la Cultura y la diversidad de sus formas. Pero la auténtica dificultad consiste en determinar qué es, por lo tanto, la cultura. El término cultura proviene del término en latín ‘cult’ que etimológicamente significa “cultivo”, “culto” o “cultivar”. El uso del mismo por parte de las ciencias sociales fue considerablemente posterior. Sin embargo, existen tantas definiciones de cultura como corrientes antropológicas o incluso, sería más adecuado decir, como antropólogos y antropólogas. Por ello, lejos de intentar producir una única definición sobre este término resultará mucho más adecuado y fructífero recoger aquellas características o aspectos irrefutables sobre el mismo. En primer lugar, debemos tener en cuenta que la cultura es una característica específica y particular de los seres humanos, concretamente aquella que nos diferencia del resto de los animales. Para que exista cultura es necesario disponer de un sistema cognitivo previamente establecido. Este sistema que existe a priori sólo entre los humanos es su capacidad para simbolizar, es decir, para construir significados sobre una serie de significantes y proceder de esta manera a interpretar la realidad circundante. En segundo lugar, la cultura es grupal y colectiva, no es un rasgo particular del individuo. La cultura existe en tanto que el ser humano es un ser social que vive inserto en una sociedad. Como consecuencia de esta característica, la cultura permanece en el tiempo y no desaparece con las personas ya que forma parte del conocimiento y de la forma de vida del grupo. En definitiva, la cultura se transmite de generación en generación y sin embargo, estos rasgos y características comúnmente compartidas están por encima de las individualidades. La cultura es, por lo tanto, un rasgo característico del ser humano, el cual, junto con las características biológicas y psicológicas, compone la totalidad de la esencia humana. Tal y como se ha afirmado, la cultura es compartida colectivamente y transmitida de una generación a otra lo que significa que la cultura es aprendida. Al proceso de aprendizaje de una determinada cultura se le denomina enculturación. Este aprendizaje de la cultura se produce de manera tanto consciente como inconsciente. A menudo, las personas aprendemos aspectos relevantes de la cultura en la que nos desarrollamos de manera mecánica o automática cuando interactuamos con el resto de miembros del grupo o desempeñamos con normalidad las tareas cotidianas. Antropología y Trabajo Social 6 Profa. Ixone Fernández de Labastida El hecho de que la cultura se transmita generacionalmente dentro del grupo no significa que ésta sea estática y se mantenga inalterable en el tiempo. La cultura es una realidad estable y cambiante al mismo tiempo. Las culturas cambian porque así lo hacen las personas y la realidad social en la que éstas se desenvuelven. Sin embargo, para que una determinada cultura siga siendo identificada como tal a lo largo del tiempo a pesar de los cambios producidos dentro de la misma, resulta indispensable que ciertos elementos o características de la misma permanezcan inalterables durante más tiempo. Otras características de la cultura, sin embargo, cambiarán a mayor velocidad. Los elementos que permanecen estables durante más tiempo dentro de una misma cultura representan la estructura social del grupo (el sistema de parentesco, la religión o la lengua son sólo algunos de ellos). Cuando hablamos sobre cultura debemos tener en cuenta si lo hacemos con mayúscula o con minúscula. La Cultura tal y como hemos comprobado, es una característica universal de la especie humana, concretamente, aquella que nos distingue del resto del mundo animal. Todos los grupos humanos han desarrollado la cultura a lo largo de la historia y esto ha dado como resultado la creación de las culturas. Cada colectivo desarrolla su propia cultura o lo que es lo mismo, su manera particular de adaptarse al medio en el que habita y de entender las formas de interacción entre los miembros que lo componen. Así, las diferentes tradiciones culturales representadas por sociedades específicas producen culturas particulares. La descripción y el análisis de estas particularidades culturales es, precisamente, lo que le interesa a la antropología social. Finalmente, debemos tener en cuenta que la cultura es integral en el sentido de que moldea o condiciona la totalidad de los aspectos que tienen que ver con la vida de las personas. La antropología no interpreta la cultura como refinamiento, educación o entendimiento sino que considera que cualquier pequeño detalle de la vida cotidiana de las personas (un gesto, la forma de sentarse, qué se come y cómo, la ropa, las formas de entretenimiento, etc.), constituye un rasgo cultural importante digno de ser estudiado. Se puede llegar a estudiar la cultura particular de una determinada sociedad a partir del día a día de sus miembros ya que la cultura moldea o condiciona notablemente la forma de pensar, de sentir y actuar de las personas. Por ello, necesariamente, la antropología social tiene que ser una disciplina holística. Para terminar con este punto, hay que saber que los aspectos o elementos que componen una determinada cultura son tanto materiales como inmateriales. Entre los componentes materiales de una cultura se encuentran todos los objetos producidos o empleados para el desarrollo de la misma (vivienda, utensilios de cocina, medios de Antropología y Trabajo Social 7 Profa. Ixone Fernández de Labastida transporte, vestimenta, objetos para el ocio, etc.). Por su parte, la cultura inmaterial se compone de todos los conocimientos, formas de actuar, sentimientos e ideas propias y características del grupo. 1.3. El método antropológico: etnografía y análisis. La palabra metodología proviene del griego y su definición etimológica significa ‘más allá’ (metá), “camino” (ados) y “estudio” (logos). El ‘camino para el estudio’ de la cultura (como objeto de estudio) que emplea la antropología social, es el segundo elemento que distingue la misma del resto de ciencias sociales (tal y como recordareis el primero es el propio objeto de estudio). Esto se debe a la particularidad y la especificidad de este método. El método antropológico consta de dos fases claramente diferenciadas y dentro de cada una de ellas se desarrollan una serie de técnicas de investigación diferentes. La primera fase del método es la fase descriptiva o fase etnográfica y la segunda, la fase analítica o fase etnológica. 1.3.1. La fase descriptiva o etnográfica del método antropológico La etnografía consiste en el estudio personal y de primera mano de cualquier fenómeno cultural. El estudio debe realizarse in situ, es decir, en el propio lugar de producción cultural por lo que el o la antropóloga deberá desplazase durante un tiempo determinado a la comunidad estudiada. Este hecho determina, tal y como veremos, la principal técnica de recogida de información etnográfica, el trabajo de campo. Tal y como ya se ha afirmado, la antropología social es una disciplina empírica. El conocimiento que produce procede de la propia experiencia y para ello, se basa en el análisis de la práctica social. Esta primera etapa del método antropológico consiste en la descripción de la totalidad de la realidad que se va a estudiar. Para elaborar tal descripción, previamente se realizará una observación sistemática sobre la misma. Con sistemática nos referimos a que el o la antropóloga realizará un seguimiento pautado del grupo en cuestión recogiendo y registrando normativamente toda la información relevante para el análisis del objeto de estudio. Las principales técnicas de recogida de información durante la primera fase etnográfica son el trabajo de campo, la observación participante, el cuaderno de campo, la entrevista en profundidad, el trabajo con informantes privilegiados, el relato de vida o los grupos de discusión. Las técnicas de recogida de información en antropología, consisten en un conjunto de procedimientos que se emplean con el fin de determinar los pasos que hay Antropología y Trabajo Social 8 Profa. Ixone Fernández de Labastida que seguir para obtener los datos etnográficos. Los datos etnográficos son un conjunto de enunciados que contienen información acerca de las características de nuestro objeto de estudio. El trabajo de campo es la técnica de recogida de información característica del método antropológico y dentro del contexto de estudio creado por la misma, se desarrollan el resto de técnicas. El trabajo de campo consiste en la recogida de información in situ sobre la realidad que queremos analizar. Esto, a menudo, supone el desplazamiento del antropólogo o antropóloga a la comunidad de estudio en cuestión. Esta estancia que será temporal, podrá realizarse de una manera más o menos intensa dependiendo si durante el tiempo que dure la fase etnográfica el o la antropóloga decide convivir con los miembros de la comunidad o por el contrario, prefiere realizar desplazamientos puntuales a la misma. Esta convivencia con la comunidad lo que pretende es favorecer el análisis del fenómeno social en cuestión, de una manera holística. En cualquier caso, durante el trabajo de campo se entra en contacto con otras personas las cuales representan nuestra fuente de datos. Así, las relaciones que mantengamos con el ‘otro’ determinará, al mismo tiempo, el tipo de relación que ese ‘otro’ mantendrá con nosotros. En cualquier caso, la responsabilidad final de construir tales relaciones siempre será del investigador o investigadora. Hay que tener muy presente que la naturaleza de los datos que se obtengan mediante el trabajo de campo dependerá, en gran medida, de nuestra actitud hacia las otras personas y del grado de confianza que consigamos establecer con ellas. De la aplicación de la técnica general del trabajo de campo, el o la antropóloga obtendrá dos tipos de datos etnográficos. En primer lugar, aquellos datos recogidos desde la perspectiva emic, es decir, a partir de las explicaciones producidas por los propios protagonistas acerca del fenómeno cultural que estemos estudiando y que recogeremos gracias también a otras técnicas como, por ejemplo, las entrevistas en profundidad. Por otro lado, los datos procedentes desde la perspectiva etic que es aquella en la que prevalece la explicación elaborada por el o la propia antropóloga como persona estudiosa de la cultura en cuestión. Un buen trabajo etnográfico es aquel que combina adecuadamente los datos procedentes tanto de la perspectiva emic como de la etic. Los dos pilares fundamentales del trabajo de campo son la observación participante y el cuaderno de campo. Cuando el o la antropóloga realiza observación participante, no sólo ve la realidad sino que la mira. Mirar implica intencionalidad, es decir, centrar la atención en uno o varios aspectos que se consideran relevantes o significativos por algún motivo. Realizar observación participante supone que la persona que va a estudiar una Antropología y Trabajo Social 9 Profa. Ixone Fernández de Labastida determinada cultura se introduce e integra en la comunidad estudiada participando en las actividades tanto cotidianas como excepcionales que tienen lugar en la misma. El objetivo final es conseguir una situación privilegiada que permita al antropólogo o antropóloga observar la comunidad desde su propio interior. Debido a la particularidad de esta técnica, hay que tener muy presentes todas las consideraciones éticas cuando vamos a analizar al ‘otro’. La persona que se adentre en una comunidad para investigarla debe saber que, por lo menos al principio, se le puede ocultar abundante información. Sólo cuando esa persona se haya ganado la confianza del grupo podrá llegar a conocer el mismo desde su interior. La técnica de la observación participante si bien parece sencilla, requiere mucha preparación previa así como ser rigurosos con la información recogida. Antes de introducirnos en la comunidad, debemos tener bien claro qué queremos estudiar sobre la misma (objeto de estudio e hipótesis de trabajo), cómo lo vamos a abordar (metodología de trabajo) y también, cómo vamos a sistematizar esa información (técnicas de recogida de información y análisis). Siguiendo con este último punto, el empleo del cuaderno de campo es una de las herramientas de recogida y sistematización de la información más ampliamente utilizadas en antropología. El cuaderno de notas o de campo es el instrumento que el o la antropóloga utiliza para apuntar toda la información relevante para su estudio durante el tiempo que dura el trabajo de campo. El principal criterio es recoger toda la información que se considere relevante para el estudio de manera detallada y concisa y a poder ser, en el mismo instante en el que los datos o acontecimientos tienen lugar. Por ello, es importante recoger los datos con rigurosidad y en la medida de lo posible, no dejar nada para después. Los datos que necesariamente deberán ser apuntados en el cuaderno de campo serán aquellos que hagan referencia al contexto de producción de los mismos. A menudo también se utilizan otros instrumentos de recogida de información como grabadoras de voz o cámaras de vídeo. En cualquier caso, todos los datos se recogerán de manera sistemática y todos ellos pasarán a constituir las fuentes de información primaria sobre las que posteriormente, el estudioso o estudiosa de la cultura deberá elaborar el texto etnográfico o descriptivo. Este texto constituirá la base o materia prima sobre la que posteriormente se realizará el análisis antropológico. Participar en la vida de la comunidad implica que el antropólogo o antropóloga se relaciona y comunica de manera constante con los miembros de ese grupo. Por ello, existen varias técnicas para dirigir las conversaciones y extraer así información relevante sobre las mismas. Las técnicas difieren, sobre todo, en base al grado de preparación de los encuentros o la profundidad e intensidad de las conversaciones. Antropología y Trabajo Social 10 Profa. Ixone Fernández de Labastida La entrevista es una técnica muy importante la cual tiene lugar dentro del trabajo de campo. Gracias a las entrevistas se obtiene información procedente de la perspectiva emic ya que el o la antropóloga recoge la opinión e interpretación personal de uno o varios miembros de la comunidad respecto al tema de estudio. Estas entrevistas pueden estar más o menos dirigidas según si se ha elaborado previamente un guión para su realización y también, dependiendo del nivel de apertura de sus ítems. En las entrevistas con guión o cuestionario, el antropólogo o antropóloga habla cara a cara con su informante. Las preguntas se basan en los ítems que necesariamente habrán sido previamente preparados según el objetivo del encuentro. El antropólogo o antropóloga anotará todas las respuestas y, en caso de que la persona entrevistada se lo permita, grabará el encuentro con una grabadora o incluso, con una videocámara. Se trata de ser lo más fieles posibles con la realidad. Dada la situación, la realización de una entrevista en profundidad a uno o varios informantes requiere disponer un grado de confianza mínimo previamente al encuentro. Ésta se habrá conseguido anteriormente durante el trabajo de campo. Las respuestas obtenidas tanto en las entrevistas en profundidad como toda aquella información acumulada mediante la aplicación del resto de técnicas de recogida de información, constituyen los datos etnográficos que el antropólogo o antropóloga analizara más adelante. Por ello, tal y como se ha dicho anteriormente, es importante ser fieles a la realidad durante su recogida. De aquí la relevancia de utilizar instrumentos de de apoyo como grabadoras voz y videocámaras. En todas las comunidades o grupos hay personas que debido a diferentes circunstancias poseen información más profunda o completa sobre uno o varios aspectos relacionados con la cultura local. Conseguir la confianza de estas personas es muy importante cuando vamos a estudiar una comunidad o colectivo. Si se consigue, estas personas se convierten en informantes privilegiados. Los encuentros que el antropólogo o antropóloga mantiene con sus informantes privilegiados es más habitual e intenso que los que realiza con informantes puntuales. A los informantes privilegiados se les puede aplicar las técnicas de la entrevista en profundidad, el relato de vida o biografía, las conversaciones informales, etc. Una vez más, en cada encuentro con la misma se anotarán en el diario de campo todos los datos que haya ofrecido así como la información relevante respecto a su contexto de producción. La técnica de los relatos o historia de vida parte de la premisa general de que aquello que es relevante para el grupo tiene también un significado especial para las personas o los individuos ya que tal y como se ha dicho antes, la cultura impregna la forma de sentir, actuar e interactuar de las personas. Teniendo en cuenta que a menudo suele ser Antropología y Trabajo Social 11 Profa. Ixone Fernández de Labastida muy difícil llegar al grupo en su totalidad, si encontramos lo que es significante para la vida de sus miembros al final podremos inferir lo que es importante también para el grupo. Por lo tanto, el objetivo final de esta técnica es conocer los aspectos relevantes de la cultura del grupo y por ello, no se puede reducir la misma a la elaboración de una biografía. La historia de la vida de una determinada persona nos interesa como ejemplo representativo de ese grupo no como un fenómeno particular. Esto implica la realización de un importante trabajo previo que consiste en elegir con rigurosidad y detenimiento a la persona informante. Para ello, hay que tener muy presentes tantos los objetivos del estudio como el contexto sociocultural particular de esa persona. Tal y como hemos dicho, el antropólogo o antropóloga cuando hace trabajo de campo, siempre está en contacto con las personas de la comunidad de estudio y ellas obtiene la información para su estudio. Los encuentros que el o la profesional mantenga con estas personas pueden ser individuales como en el caso de las entrevistas en profundidad o los informantes privilegiados o grupales. La principal técnica de recogida de información colectiva son los grupos de discusión. La base principal de esta técnica consiste en obtener información del debate generado dentro de un grupo artificial que hemos creado para la ocasión. Sin embargo, existen unos condicionantes previos necesarios para que los resultados sean satisfactorios. En primer lugar, se requiere un mínimo de confianza tanto entre los y las miembros del grupo pero también, entre éstos y el antropólogo o antropóloga. Esto facilitará el discernimiento y que las personas se expresen con mayor confianza. Otro requisito importante es que el o la conductora del grupo que en este caso se trata del antropólogo o antropóloga, posea un conocimiento mínimo sobre conducción de grupos y liderazgo. Como en el resto de técnicas de recogida de información con informantes, los criterios que se utilizarán a la hora de elegir a las persona que van a componer el grupo de discusión deben buscar, en todo momento, la representatividad de la muestra. Hay que intentar que el grupo de discusión esté compuesto por personas que por un motivo u otro, tengan un conocimiento lo suficientemente amplio sobre el tema que se quiere analizar. Finalmente, hay que ser conscientes de que la técnica de discusión en grupo es relevante en tanto que ofrece información complementaria a las encuestas y las historias de vida. Esto se debe a que la estructura grupal, a menudo, favorece que las ideas proliferen y que salgan nuevos temas que se encuentran de algún modo escondidos en el inconsciente individual. De ahí su relevancia como técnica complementaria a los testimonios particulares. Antropología y Trabajo Social 12 Profa. Ixone Fernández de Labastida 1.3.2. La fase analítica o etnológica del método antropológico Tras finalizar con la primera fase descriptiva se obtiene el texto o documento etnográfico. El informe etnográfico es el resultado de la aplicación de una o varias técnicas de recogida de información así como de la ordenación sistemática de los datos obtenidos. Una vez que se ha finalizado el trabajo de campo y se ha recogido y ordenado toda la información correspondiente a esta primera fase, el antropólogo o antropóloga deberá proceder a su análisis. Los datos etnográficos constituyen la materia prima sobre la cual la persona encargada de estudiar un determinado fenómeno dentro de una comunidad o colectivo realizará sus interpretaciones. En esta fase prevalece la perspectiva etic ya que el o la antropóloga, basándose en un amplio conocimiento teórico previo, interpreta y produce conclusiones generales sobre los datos que ha recogido de primera mano. Para realizar un análisis cultural sobre un conjunto de datos etnográficos resulta indispensable tener una buena base teórica. Esto se consigue realizando con anterioridad a cualquier estudio un vaciado bibliográfico sobre el tema en cuestión. Realizar un vaciado bibliográfico consiste en hacer una búsqueda dirigida sobre aquello que se ha escrito previamente en relación al objeto de estudio o la comunidad en cuestión. El objetivo de tal estrategia es múltiple. Por un lado, al disponer de un conocimiento previo sobre aquello que otros y otras profesionales han estudiado sobre nuestro objeto de estudio o comunidad de interés, se evitará la duplicación de trabajos favoreciendo así que el conocimiento avance. Por otro lado, el vaciado bibliográfico también permite obtener una idea bastante clara sobre las carencias de conocimiento que puedan existir sobre una o varias cuestiones relevantes para la investigación en cuestión. Esto ayuda al antropólogo o antropóloga a orientarse mejor en relación a aquello que quiere o tiene que conocer. Finalmente, los conocimiento científicos que se hayan producido previamente sobre el tema en cuestión constituirán el marco teórico del nuevo estudio y se convertirán en recursos importantes para proceder, en la fase analítica, a la interpretación de los datos etnográficos. Además, tal y como se ha dicho al principio, estamos ante una disciplina comparativa que necesita de otros referentes. Conocer otras realidades similares a las del presente objeto de estudio contribuye a proceder luego, mediante la comparación de las mismas, a la obtención de conclusiones importantes. La última fase del método antropológico, la etnología, consistirá, por lo tanto, en examinar, analizar y comparar lo datos etnográficos obtenidos en la fase anterior basándonos para ello, en el marco teórico previamente constituido. Este trabajo ya no se realizará en la comunidad de estudio sino una vez finalizado el trabajo de campo. Al final Antropología y Trabajo Social 13 Profa. Ixone Fernández de Labastida del proceso, el o la antropóloga obtendrá nuevas teorías o conclusiones generales respecto al fenómeno social estudiado. A menudo, este conocimiento constituye la base para identificar, evaluar y resolver posibles problemas sociales. Cuando esto es así nos situamos en el campo de la antropología aplicada. En el caso concreto que aquí nos ocupa, el trabajo social, la antropología aplicada ofrece al mismo un campo de conocimiento previo fundamental a la hora de diseñar cualquier programa de intervención social. 1.4. Principales teorías Hablar sobre la historia de la Antropología, en realidad, supone hablar sobre la historia de la cultura ya que el objeto de estudio de la Antropología es, precisamente, la cultura. Sin embargo, esta disciplina no ha producido una única definición sobre este concepto. Desde el surgimiento de la Antropología en el siglo XIX, se han desarrollado diferentes interpretaciones sobre el concepto de cultura. Todas estas teorías producen un conocimiento acumulativo lo que significa que continuamente surgen nuevos planteamientos y puntos de vista sobre el tema pero partiendo siempre de las aportaciones y descubrimientos realizados por las teorías anteriores. La disciplina antropológica surgió en las sociedades ‘civilizadas’ o ‘desarrolladas’ durante el siglo XIX. Como la mayoría de las ciencias, el origen de la Antropología se sitúa en las sociedades modernas de Europa y Estados Unidos. Sin embargo, la Antropología se diferenciaba del resto en que su ámbito de estudio se ubicaba fuera de las mismas. Hasta la mitad del siglo XX, la Antropología se dedicó al estudio de las ‘sociedades simples’ o no Occidentales mientras que la Sociología se encargó del estudio social de las sociedades modernas. Por lo tanto, aquello que caracterizaba a la Antropología era el estudio de las culturas lejanas. A partir de la fecha indicada y como resultado de la desaparición de numerosas culturas lejanas producto del largo proceso colonizador, la Antropología comenzó a desarrollarse también dentro de las propias sociedades modernas. En la actualidad, la Antropología estudia todo tipo de culturas, occidentales o no. El interés y el estudio sobre las culturas no comenzó con la Antropología, este se produjo mucho antes. Con anterioridad al surgimiento de la disciplina científica antropológica, ya se habían producido numerosas descripciones y algunos estudios sobre diferentes culturas de la mano de viajeros, geógrafos, religiosos, etc. Los libros sagrados (hebreos, musulmanes o hindús) también recogen abundante información sobre la cultura de los pueblos antiguos. Más adelante, hacia el siglo V a.C., los geógrafos griegos realizaron descripciones concisas sobre los pueblos y culturas que iban descubriendo. También los filósofos y viajeros romanos recogían información sobre las Antropología y Trabajo Social 14 Profa. Ixone Fernández de Labastida costumbres de los pueblos que conquistaban. Más adelante, con el Renacimiento, se produjeron varios acontecimientos a nivel mundial fundamentales para el surgimiento de la disciplina antropológica. Entre los siglos XV-XVI, durante el Renacimiento, la configuración espacial mudial cambió como consecuencia de la comprensión por parte de viajeros europeos, de la estructura territorial mundial. La cultura europea de entonces comenzó a conocer y estar en contacto con otras culturas (la fecha reseñada de este proceso es el año 1492, cuando el viajero Cristóbal Colón llegó, de manera fortuita a América). Junto con esta nueva percepción espacial y territorial del mundo, también cambió la apreciación temporal. Se supo entonces que el origen del ser humano era mucho más antigüo de lo que se creía y junto con este descubrimiento surgió el interés por estudiar y descubrir la verdadera genealogía de la especie humana. Así se fueron gestando las primeras especulaciones sobre el origen de los seres humanos más allá de las teorías divinas de la Iglesia que lo relacionaba con un Dios creador. Más adelante, en el siglo XVIII, la Ilustración como movimiento sociopolítico y de pensamiento se caracterizó por el valor otorgado al razonamiento frente a cualquier otra forma de pensamiento. Comenzaron a realizarse los primeros estudios esperimentales sobre las personas que consistían en determinar la influencia que el medio natural y el contexto ejercían sobre los individuos. Así fue como se gestó la orientación sistémica en el estudio de la sociedad. Según la misma, todas las personas formamos parte de un sistema y todas las relaciones establecidas entre individuos tienen lógica sólo dentro de este contexto. Los pensadores más significativos de esta época fueron Jean-Jacques Rousseau (1712-1778), Adam Smith (1723-1790) y Montesquieu (1689-1755). Las aportaciones teóricas más reseñables realizadas por los mismos se resumen de la siguiente manera: Reconocimiento de la evolución. La evolución es unilineal y las ciencias deben descubrir las diferentes etapas o estadios que se han dado durante el proceso de evolución social. Convicción profunda en el progreso Creencia en la unidad psiquica de las personas, todas los individuos somos iguales. El poder del cambio (cultural) reside en las propias personas, no en Dios. Con la Ilustración comenzaron a realizarse los primeros estudios empíricos sobre diversas culturas. Aún no existía la Antropología como disciplina científica pero en esta época, el interés de los filósofos y pensadores hacia el objeto de estudio de la misma es cada vez mayor. Sin embargo, todos estos estudios mostraban importantes rasgos etnocéntricos e intolerantes debido, sobre todo, a la influencia positivista. Antropología y Trabajo Social 15 Profa. Ixone Fernández de Labastida Este interés por las culturas lejanas proliferó en Europa y Norte América también durante el siglo XIX. La curiosidad se centró especialmente en aquellas culturas que como consecuencia del colonialismo, estaban en peligro de extinción. La Antropología como disciplina surgió, precisamente, como consecuencia de este deseo por conocer y recoger los rasgos culturales de aquellos pueblos desaparecidos o que se encontraban en peligro de extinción. La profesión antropológica se gestó a partir de la segunda mitad del siglo XIX entre los discursos evolucionistas y la hegemonía política de Europa. Los resultados de las Ciencias Naturales fueron muy relevantes durante este siglo y éstos también ejercieron una notable influencia en los primeros trabajos antropológicos (nos referimos, por ejemplo, a la teoría biológica sobre la evolución de las especies de Charles Darwin). 1.4.1. Evolucionismo Según la teoría Evolucionista, el surgimiento de las culturas no guarda relación, todas y cada una de ellas han surgido de una manera independiente. Sin embargo, todas las culturas del mundo y trascurren por los mismos estadios de desarrollo. Esto se debe a que las sociedades se encuentran inmersas en un proceso de desarrollo unilineal que produce que las culturas vivan los mismos estadios de desarrollo. El primer exponente de la teoría Evolucionista fue el naturalista, filósofo y sociólogo, Herbert Spencer. Éste creó el concepto de Darwinismo Social que consistía en aplicar los descubrimientos realizados por Darwin sobre la evolución en el mundo natural y biológico, a la teoría social y cultural. Sobre esta relación entre Ciencias Sociales y Biología se construyó la analogía orgánica, es decir, explicar la sociedad como si de un cuerpo humano se tratara. Dentro de este esquema teórico, Spencer utilizó el concepto superorgánico para referirse a la cultura. La estructura superorgánica supera la individualidad, es el conjunto de ideas que residen más allá de los intereses personales (es decir, la cultura). Entorno a estas premisas de Spencer algunos antropólogos fueron construyendo diferentes planteamientos teóricos. Entre los más destacados se encuentran los dos grandes exponentes de la teoría Evolucionista, Lewis Henry Morgan (1818-1881) y Edward B. Tylor (1832-1917). LEWIS HENRY MORGAN fue un abogado newyorquino al que en su edad adulta se le despertó un gan interés por las culturas nativas americanas. Morgan fue el primer antropólogo que estudió estas culturas y produjo el primer trabajo etnográfico, Antropología y Trabajo Social 16 Profa. Ixone Fernández de Labastida concretamente, sobre la cultura de los Iroquois (League of the Iroquois). Los principales temas de estudio de Morgan fueron el origen de la humanidad, las relaciones de parentesco y el desarrollo y tecnología (técnicas). Como resultado del estudio de estas culturas americanas y sobre todo, partiendo de la teoría biológica de de Darwin, Morgan construyó su teoría antropológica sobre la cultura. Este antropólogo construyó un esquema sobre el desarrollo histórico de las culturas basado en siete estadios o fases evolutivas. Estadios o fases de desarrollo Salvajismo 1. Bajo (recolectores, recolección de frutos del bosque) 2. Medio (pesca, origen de la lengua, empleo del fuego) 3. Superior (utilización del arco y la flecha) Barbarie 4. Bajo (invención de la cerámica) 5. Medio (cuidado de plantas y animales, regadío, horticultura, construcciones de adobe y piedra) 6. Superior (utilización de armas y empleo de herramientas de metal) Civilización 7. Civilización (invención de la escritura y el alfabeto) Estos estadios del desarrollo son sucesivos por lo que en la base de esta teoría se encuentra la idea de progeso. Para Morgan, su propia sociedad y cultura (sociedad norteamericana de finales del siglo XIX) representaba, dentro del esquema anterior, la fase final de la civilización. EDWARD BURNETT TYLOR, antropólogo británico, fue coetáneo de Morgan y propulsor de la Antropología en Europa. Como el primero, su marco teórico fue el Evolucionismo y al igual que Morgan, éste también construyó un esquema evolutivo de las culturas. Tylor creía que las sociedades evolucionaban de simples a complejas y estableció tres fases diferentes dentro de este proceso; salvajismo, barbarie y civilización. El desarrollo de los estadios evolutivos es progresivo pero no ininterrumpido ya que en un mismo momento histórico coexisten sociedades en diferente nivel evolutivo. El progreso es, en opinión de Tylor, lo que promueve el desarrollo de las culturas. La civilización es la fase ideal del progreso y para llegar a la misma, necesariamente, las sociedades tienen que pasar por los otros dos estadios previos. Es decir, la civilización es resultado del desarrollo que se produce desde las fases inferiores (sociedades simples) a las superiores (sociedades complejas). De hecho, afirma, todos los rasgos culturales característicos de las sociedades complejas provienen de otras características simples. Antropología y Trabajo Social 17 Profa. Ixone Fernández de Labastida Tylor defiende que entre todos los seres humanos existe la unidad psiquica. Gracias a la misma, todos los pueblos del mundo transcurren por las mismas fases de desarrollo. En definitiva, Tylor cree en la Cultura como elemento universal, cualidad de todos los seres humanos por el hecho de serlo. Tylor produjo una importante definición de Cultura que ha sido utilizada en Antropologia en numerosas ocasiones debido a que resulta bastante completa: “Cultura… es ese todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, la costumbre y cualesquiera otros hábitos y capacidades adquiridos por el hombre como miembro de la sociedad” Según la definición anterior, la Cultura es una realidad única y universal y como la tenemos todos los seres humanos, permite que los estadios de desarrollo de las culturas sean similares en todas las partes del mundo. 1.4.2. Difusionismo La escuela antropológica Difusionista, junto con la Evolucionista, tiene un gran objetivo; construir la historia cultural de la humanidad. A finales del siglo XIX y comienzos del XX, cuando aún prevalecía la teoría Evolucionista, en Europa surgió una nueva teoría, el Difusionismo. Ésta parte del principio general de que las culturas tienen poca capacidad inventiva y su tendencia natural es imitar y copiar a otras culturas. En este sentido, el Difusionismo surgió como el primer intento teórico para explicar la diversidad cultural. La teoría Difusionista afirma que la diversidad cultural es el resultado del préstamo cultural. Pero no se refiere al préstamo de objetos o elementos sueltos sino el préstamo de ‘complejos culturales’ (parentesco, religión, sistemas de producción, etc.). Según la escuela difusionista alemana, además, existen unos determinados círculos culturales y el resto de culturas se han ido expandiendo a partir de los mismos a lo largo de la historia. De hecho, según esta tendencia, la mayor parte de los elementos civilizatorios se gestaron en Egipto y de ahí, gracias a los procesos migratorios y de comercio, se extendieron a lo largo del mundo. La escuela Alemana fue la más representativa para el desarrollo de la teoría difusionista. Dentro de la misma cabe mencionar al antropólogo Fritz Graebner (1877- 1934) y el sacerdote Fr. Wilhelm Schmidt (1868-1959). Entre las aportaciones de SCHMIDT nos encontramos con la idea de ciclos culturales. Según la misma, a lo largo de la historia se han producido varios ciclos culturales. Ciclos culturales 0. Ciclo arcaico Central (pigmeos de África…) Antropología y Trabajo Social 18 Profa. Ixone Fernández de Labastida Artico (los Inuit…) Antártico (tribus australianas, tasmanos…) 1. Ciclos del primer nivel Patriarcales (totemistas, cazadoras…) Matriarcales (agricultoras) Patriarcales (pastores nómadas) 2. Ciclos de segundo nivel Mixtos 3. Ciclos de tercer nivel Asia Europa America Como el objetivo principal del Difusionismo era descubrir la lógica de la expansión cultural en círculos y los complejos culturales transmitidos, estos antropólogos produjeron abundantes trabajos etnográficos. En el siglo XX, tras la Primera Guerra Mundial, proliferaron las teorías contrarias al Evolucionismo y el Difusionismo en Europa y Norte América. Con la intención de terminar con el punto de vista etnocéntrico y universalista de ambas, comenzaron a producirse nuevas teorías en torno a la diversidad cultural. Todas las teorías y antropólogos que se citan a continuación se enmarcan dentro de esta lógica. 1.4.3. Particularismo histórico El Particularismo Histórico y más concretamente, su fundador Franz Boas (1858- 1942) fue el detractor más importante del Evolucionismo. Su mayor crítica se dirigía a la idea de que la Cultura se basa en leyes universales. FRANZ BOAS, de origen aleman, desarrolló su carrera antropológica en Norte América. Allí, realizó importantes y abundantes estudios etnográficos sobre las culturas nativas y de los mismos concluyó la complejidad de las variaciones culturales. La conclusión más reseñable obtenida de su trabajo es que la diversidad cultural prevalece frente la universalidad y que lo que tienen en común todas las culturas es la diferencia y no la igualdad por lo que cada cultura, debe ser interpretada dentro de su propio contexto y sistema de valores. Boas intentó construir la historia de la cultura de la humanidad partiendo del análisis de la raza, la lengua y la cultura. En este sentido, sus estudios eran holísticos ya que planteaba el estudio de la complejidad y diversidad humana. Debido a esta perspectiva holística, Boas desarrolló diferentes ramas de la Antropología, la física, arqueológica y la cultural. Las conclusiones teóricas más reseñables obtenidas de su trabajo son las siguientes: Antropología y Trabajo Social 19 Profa. Ixone Fernández de Labastida i. Las culturas se componen de elementos recogidos de otras culturas pero adaptados al nuevo contexto. Reconoce por lo tanto, el principio básico del Difusionismo pero afirma que las características culturales se transmiten en todas direcciones y no de un determinado centro hacia las periferias. ii. Las condiciones geográficas y físicas no son determinantes de la cultura, sólo son factores condicionantes. iii. La cultura no surge para responder a las necesidades orgánicas de las personas. La cultura no es el resultado del desarrollo del pensamiento, por el contario, surge como resultado de la organización social y el proceso histórico. iv. La historia de la cultura, en definitiva, es el resultado de las relaciones y los préstamos entre pueblos y sociedades. Los elementos tomados en préstamo se modifican según el nuevo contexto surgiendo así una nueva característica cultural. v. Surge el concepto de relativismo cultural que consiste en analizar las costumbres y características de los grupos humanos según la propia cultura de producción. Sin lugar a dudas, este último término, el de relativismo cultural fue la mayor aportación teórica del Particularismo Histórico a la Antropología. Boas denunció la perspectiva etnocéntrica que la Antropología había mantenido hasta entonces y propusó una nueva actitud y una nueva forma de entender la diversidad cultural. En su opinión, el problema de todos los planteamientos anteriores es que éstos entendían la cultura como un ente estático. Por el contrario, Boas defendió una comprensión dinámica de cultura. Éstas cambian a lo largo de la historia, están interconexionadas y así es como surgen nuevas características o rasgos culturales. 1.4.4. Funcionalismo británico En el siglo XX, con la clara intención de superar los planteamientos teóricos evolucionistas y siguiendo con los principios de la sociología francesa, la Antropología continuó desarrollando estudios sobre el sistema sociocultural. Así fue como en Gran Bretaña surgió la teoría Funcionalista dirigida al estudio de los fenómenos sociales. Los Funcionalistas no creían en leyes universales, por el contrario, eran inductivistas y empiristas. Se basaban en la información obtenida de la observación de la realidad y creían en el orden social experimental. Antropología y Trabajo Social 20 Profa. Ixone Fernández de Labastida La contribución teórica más relevante fue la desarrollada en torno al concepto de estructura social aunque estas primeras interpretaciones, difieren considerablemente de las producidas más adelante por el Estructuralismo francés. Además de lo anterior, la teoría Funcionalista también contribuyó al estudio de las instituciones sociales. Según la misma, la cultura se compone de instituciones tales como el parentesco, la política, la educación, etc. Una institución es un conjunto de personas que comparten un objetivo común. Por otro lado, tal y como indica el propio nombre de esta corriente teórica, otro de los conceptos profundamente desarrollados fue el de función. Sin embargo, dentro de la propia teoría se desarrollaron diferentes formas de interpretar la idea de función dando así lugar a dos grandes escuelas. La primera tuvo como máximo exponente al antropólogo Bronislav Malinowski (1884-1942) y la segunda, a A. R. Radcliffe-Brown (1881-1955). Según el marco Funcionalista de BRONISLAV MALINOWSKI la función de cualquier característica cultural es responder a los intereses y necesidades de las personas. Por lo tanto, la cultura en sí misma, es un instrumento que responde a las necesidades biológicas y psicológicas básicas de las personas. Las necesidades personales se cubren, concretamente, mediante las instituciones culturales. Siguiendo con los planteamientos anteriores se fue gestando una rama particular dentro del Funcionalismo Británico, escuela teórica que se conoció como Funcionalismo Biológico. RADCLIFFE-BROWM, por el contrario, desarrolló una teória considerablemente distinta sobre la cultura y concretamente, sobre la función de sus componentes. Según el mismo, los fenómenos culturales no responden a los intereses personales sino que representan la base de la estructura social y son fundamentales para la permanencia de la misma. La función de las instituciones sociales es mantener la cohesión producida dentro de las relaciones sociales. Así, gracias a la cultura, las personas se congregan en estructuras sociales que hacen posible la adaptación interna y externa. Todo lo anterior es posible porque tal y como hicieran antes los sociólogos franceses, la sociedad era interpretada como un sistema integrado. Cada elemento o unidad que compone este sistema cumple una determinada función y gracias a la misma, el todo, la sociedad, tiene continuidad. En definitiva, la cultura no responde a los intereses personales de los individuos como afirmaba Malinowski y de hecho, ocurre algo más bien contrario; la cultura subordina a los individuos en beneficio y según las necesidades de la sociedad (del grupo). Todo lo anteriormente dicho se debe a la estructura social. La estructura social organiza e interrelaciona individuos y grupos siempre en beneficio de la propia sociedad (función primordial de la misma). Una de las características importantes que difiere de la Antropología y Trabajo Social 21 Profa. Ixone Fernández de Labastida intepretación Estructuralista del concepto de estructura social es que el Funcionalismo, lo ubica en la práctica social mientras que la primera, lo sitúa en el mundo de las ideas. Es decir, según esta interpretación, la estructura social es una realidad social que se puede observar empíricamente. Para distinguir la propuesta teórica de Radcliffe-Brown de la teoría Estructuralista francesa, se le denominará escuela Estructural- Funcionalista. Tal y como se viene apuntando, todas las teorías hasta ahora expuetas estaban totalmente influenciadas por el positivismo ya que buscaban el modelo teórico de análisis para las Ciencias Sociales, en las Ciencias Naturales. De aquí surgió, concretamente, la idea del cuerpo humano como metáfora de la sociedad. El objetivo final de todas ellas era encontrar leyes universales para explicar las sociedades y las culturas (a excepción del Particularismo Histórico) y con este fin, realizaron abundantes trabajos de campo. Gracias a las aportaciones de las teórias anteriores, se recogió cuantiosa información sobre culturas lejanas. Los datos etnográficos sobre culturas desaparecidas o en peligro de desaparición como resultado de la colonización eran abundantes. Sin embargo, a partir de la segunda mitad del siglo XX, proliferó, sobre todo, la Antropología ideacional. A partir de la Segunda Guerra Mundial comenzó a estudiarse la cultura como un sistema de ideas. Las corrientes antropológicas que mejor desarrollaron esta visión fueron el Estructuralismo francés, la Antropología Simbólica y la Etnociencia. A continuación vamos a ver las dos primeras. 1.4.5. Estructuralismo El máximo fundador de la corriente teórica Estructuralista fue el antropólogo francés, Claude Leví-Strauss (1908-2009). CLAUDE LEVÍ-STRAUSS, nació en Bruselas y era de origen judió por lo que en 1940 se vió obligado a exiliarse en Estados Unidos. De formación filósofo, a lo largo de su carrera, sobre todo desarrolló temas antropológicos. El Estructuralismo, como el resto de teorías antropológicas, tiene por objeto de estudio la cultura e interpreta la misma como expresión de la estructura social. Sin embargo, lejos de los planteamientos de Radcliffe-Brown, no creía que la misma pudiera ser inferida de la realidad social o empírica ya que ésta sólo se encuentra en la mente de las personas, en el mundo de las ideas. La cultura es un sistema simbólico. Se trata, en concreto, de un sistema de comunicación y por ello, para su interpretación se propone utilizar las leyes y normas de la lingüística. Además, la cultura, en tanto sistema simbólico, produce lo que se conoce como unidad psíquica de los seres humanos. Esta unidad es producto de las invariantes, es decir, los elementos y características comunes que comparten todas las personas. La Cultura Antropología y Trabajo Social 22 Profa. Ixone Fernández de Labastida siempre es la misma pero surge la diversidad cultural debido a la variedad de interpretaciones que de la primera hacen las diferentes sociedades. La diversidad cultural diferencia culturas (pueblos) pero no personas ya que todas compartimos la misma estructura lógica e ideal. Por lo tanto, el criterio mental universal que une a todas las personas es, precisamente, su capacidad de hacer cultura. Además, gracias a esta capacidad mental podemos comprender e interpretar el resto de culturas. En definitiva, el Estructuralismo se encargará de estudiar las invariantes, es decir, aquellas cualidades y características comunes en todas las personas. Para comprender mejor lo anterior, Leví-Strauss construyó una metáfora relacionada con la música. Él decía que una sinfonía se recoge en una partitura y existe como partitura. Pero la misma sinfonía puede ser interpretada de diferentes formas ya que varias orquestas (culturas) tocarán la misma partitura de una manera desigual. Si la Sinfonía suena mal no será por culpa de la partitura ya que ésta se mantiene invariable, es, en realidad un problema de interpretación. Por lo tanto, aquello que une a todas las personas, esos criterios universales o invariantes son la partitura y la diversidad cultural, la pluralidad de interpretaciones sobre la misma. Levi-Strauss une todo esto con la idea de estructura social. La estructura social es un sistema de ideas y la relación que mantiene con la práctica social es la misma que entre la partitura y sus diversas interpretaciones. Por ello, analizando la realidad empírica no llegaremos a inferir la estructura social pero si interpretamos la cultura como un sistema simbólico, finalmente, conseguiremos descubrir el conjunto de normas universales que se encuentran debajo de esa realidad. 1.4.5. Antropología simbólica La Antropología Simbólica se desarrolló tanto en Europa como en Estados Unidos. En el primer caso, el máximo exponente fue el antropólogo Victor Turner (1920-1983) y en el segundo, Clifford Geertz (1926-2006). Según el plantemiento general de esta teoría, la cultura es un sistema simbólico y un conjunto de significados compartidos. Sin embargo, existirán diferencias en torno a la definición de símbolo. VICTOR TURNER, estaba fuertemente influenciado por el Funcionalismo Británico y por ello, no ubicó su teoría en el mundo de las ideas y las características universales. Turner analizó el uso que los sujeto hacían de los símbolos en contextos culturales concretos. Turner, por el contrario que Durkheim, no creía que el estado natural de la sociedad fuera la solidaridad sino el conflicto y las contrariedades. Pero lo que le Antropología y Trabajo Social 23 Profa. Ixone Fernández de Labastida interesaba era descubrir cómo era posible que se produjera solidaridad en este contexto particular. En este sentido, interpretó los símbolos como fuerzas sociales activas. Los símbolos impulsan la acción social y al mismo tiempo, son utilizados como instrumentos para satisfacer las necesidades de las personas. Turner estudió el uso de los símbolos mediante el análisis de la acción ritual del pueblo ndembu del Noroccidente de Zanbia y las conclusiones teóricas derivadas del mismo fueron las siguientes. Los símbolos, además de posibilitar la clasificación cognitiva del universo, también contribuyen a dirigir u orientar las emociones sociales. Es decir, sirven para conducir la acción social y de aquí deriva su naturaleza instrumental. El significado social de los símbolos se relaciona con las motivaciones inconscientes de las personas. El antropólogo americano CLIFFORD GEERTZ, al igual que Turner, también estudió la acción simbólica, es decir, el uso que los individuos hacen del sistema simbólico. Según el mismo, la cultura es un conjunto de mecanismos de control que conducen las características de la humanidad. Las características humanas, innatas, no se observan sólo en la estructura social, se pueden estudiar también en cada persona pero para ello hay que analizar las formas de vida de estas personas. Por ello, Geertz, al igual que Turner y en contra del Estructuralismo francés, no se queda en el mundo de las ideas y las características universales. Él también subrayó la importancia de analizar los símbolos (la cultura) en cada contexto. Con todo ello, Geertz analiza las diversas culturas como si de un texto se tratara. Así, en su opinión, la función de la Antropología será descifrar e interpretar dicho texto. En estos textos no sólo aparece información sobre el sistema de ideas, también se recogen datos sobre las acciones simbólicas en las que a diario participan las personas. Por lo tanto, según Geertz, las acciones sociales son simbólicas y el trabajo del antropólogo es saber interpretarlas. En esto consiste la Teoría Interpretativa. La corriente simbólica se gestó, principalmente en Europa. El desarrollo norteamericano tomó un nuevo sentido y dirección tal y como hemos podido comprobar en el caso de Clifford Geertz. La Antropología Simbólica derivó en la teoría Interpretativa de la cultura. A partir de la década de 1970 algunos antropólogos como el anterior, pusieron el interés en la capacidad interpretativa de la Antropología y en la imposibilidad de describir y medir los fenómenos culturales de forma objetiva y no sesgada. 1.5. Bibliografía De la Cruz, Isabel (Coord.). (2002). Introducción a la antropología para la investigación social. Tirant lo Blanch: Valencia Harris, Marvin. (1998). Introducción a la antropología general. Alianza: Madrid. Antropología y Trabajo Social 24 Profa. Ixone Fernández de Labastida Kottak, Conrad Phillip (2007). Capítulo 1. La antropología y sus aplicaciones. In: Introducción a la antropología cultural. Madrid: McGrawHill, 1-10. - Capítulo 2. Códigos éticos y métodos de investigación. In: Introducción a la antropología cultural. Madrid: McGrawHill, 21-41. Martínez Veiga, Ubaldo. (2010). Historia de la Antropología, Formaciones socio- económicas y praxis antropológicas. Teorías e ideologías. UNED Madrid Rossi, Ino & O’Higgins, Edwar. (1981). Teorías de la cultura y métodos antropológicos. Anagrama: Barcelona. Antropología y Trabajo Social 25 Profa. Ixone Fernández de Labastida Tema 2. El concepto de Cultura, diversidad y sistemas simbólicos Índice de contenido 2. El concepto de cultura 2.1. Cultura y culturas 2.2. Cultura material y cultura ideacional 2.3. Definiciones de cultura 2.4. Símbolo y sistema simbólico 2.5. Bibliografía Antropología y Trabajo Social 26 Profa. Ixone Fernández de Labastida 2.1. Cultura y culturas: perspectiva universalista Vs. perspectiva particularista En este capítulo vamos a estudiar aquellos que se consideran que son algunos de los conceptos estratégicos y fundamentales de la antropología social. El conocimiento sobre los mismos ofrecerá al alumnado el marco teórico fundamental para el estudio y comprensión de los temas posteriores. El concepto de cultura es central para la disciplina antropológica. En el primer tema hemos adelantado algunas de las características fundamentales de sobre éste por tratarse del objeto de estudio de la antropología social. A continuación, se recogen de nuevo de manera resumida para posteriormente, seguir avanzando en el conocimiento de este término. La interpretación científica del concepto cultura nada tiene que ver con aquella visión popular del término que lo concibe como sinónimo de civilización y de excelencia estética. De hecho, a la antropología social no le interesa esta particular concepción de la cultura entendida como refinamiento o desarrollo racional. En realidad, la cultura, desde la concepción antropológica del término, está en todas partes (Hannerz 1998: 55). Este hecho conlleva importantes implicaciones metodológicas ya que implica que se puede conocer una determinada comunidad o colectivo analizando aspectos relacionados con su vida cotidiana. Como consecuencia de esta idea se ha producido una definición de cultura que aunque simple, resulta a su vez bastante concisa: la cultura es el modo de vida de un pueblo (Maestre 1983: 80) La concepción antropológica de cultura ha producido dos grandes orientaciones teóricas en torno a este término: la perspectiva universalista y la perspectiva particularista. La primera entiende la Cultura (en mayúscula y singular) como una característica única y específica del ser humano. A la segunda, por el contrario, lo que le interesa es la concreción de cada cultura en su determinado contexto espacio-temporal, en definitiva, las culturas (en plural). 2.1.1.1. La interpretación universalista sobre la Cultura. La interpretación universalista sobre el concepto Cultura tiene su origen en el movimiento cultural europeo de la Ilustración (el siglo XVIII). En concordancia con los principios humanistas característicos de este movimiento burgués, el objetivo final en relación a la Cultura era el de determinar qué aspectos comunes unían a la especie Antropología y Trabajo Social 27 Profa. Ixone Fernández de Labastida humana, en definitiva, establecer los universales culturales a través del análisis comparativo. De esta forma lo que realmente se pretende es poder llegar a una definición generalmente válida de Cultura. La primera gran premisa que orienta la interpretación universalista es que Cultura es todo aquello que se contrapone a Naturaleza. Los seres humanos somos los únicos animales que poseemos la capacidad de adaptarnos a nuestro entorno y dar respuesta así a las exigencias del medio mediante la Cultura. Pero a diferencia de la adaptación biológica, la adaptación cultural nunca es pasiva ya que también permite la transformación del medio para adaptarlo a las necesidades de las personas. La invención y el desarrollo de la tecnología es lo que permite que esto ocurra. Por ello, para ser concisos la relación entre Cultura y Naturaleza es dialéctica porque se produce en ambas direcciones. En cualquier caso, la Cultura es lo que diferencia a los seres humanos del resto del mundo animal. A modo de ejemplo. Se dice que los miembros de la cultura Inuit propia de los pueblos indígenas que habitan el Ártico (popularmente conocidos como Esquimales) utilizan más de 30 palabras diferentes para referirse al color que nosotros identificamos como blanco. En relación a esto, también son capaces de identificar 20 estados diferentes de la nieve. Este conocimiento totalmente localizado es fundamental tanto para el desarrollo de la economía local como para la propia supervivencia del grupo en este medio especialmente hostil. La adaptación a las exigencias del lugar ha condicionado la cultura del grupo el cual ha desarrollado un sistema simbólico específico para ello al tiempo que interviene el mismo para su propio beneficio. Afirmamos, por lo tanto, que la Cultura es un fenómeno exclusivamente humano. De hecho, es imposible hablar de la existencia de un ser humano sin cultura (Maestre 1983:79). En este sentido, la Cultura (en mayúscula y singular) no es sólo una característica específica y particular de los seres humanos sino que en realidad, es inherente a la propia condición humana. En este sentido, la cultura representa una cualidad universal porque responde a una necesidad primordial de la especie humana, nos referimos a la necesidad de adaptación. Ulf Hannerz (1998) siguiendo a Robert Redfield (1957) opina que el ser humano es un animal inacabado en tanto que biológicamente resulta ineficaz para desarrollarse satisfactoriamente en su entorno. Por ello, los humanos cubren el vacío informacional mediante su participación en la vida social momento en el que adquieren la cultura del grupo. En definitiva, los seres humanos se completan por medio de la cultura entendida ahora no como universal sino por las formas concretas que la cultura adquiere dentro de cada grupo o comunidad (Hannerz 1998:64). En definitiva, la especie humana se completa mediante la inmersión en el mismo momento en el que nacen los individuos en un entorno determinado con una cultura concreta en la que aprenden a partir de un amplio abanico de oportunidades. Antropología y Trabajo Social 28 Profa. Ixone Fernández de Labastida Algunos antropólogos han definido de manera muy simple aunque no menos aclaratoria, el concepto de cultura. Una de las definiciones ofrecidas en este sentido afirma que la cultura es la ‘herencia social’ (Linton en Maestre 1983:79). Al definir la cultura como todo aquello que se transmite de generación en generación se está haciendo hincapié en un aspecto fundamental de la misma. Por un lado, en que se trata de una realidad que es grupalmente compartida y por otro, que la forma de transmisión es el aprendizaje. Tal y como han defendido Redfield y Hannerz, la cultura no se adquiere biológicamente. De hecho, se podría definir la Cultura, en términos generales, como todos aquellos elementos o características que adquirimos mediante el aprendizaje en tanto que seres humanos y que no forman parte de nuestra biología. La existencia de la Cultura requiere, por lo tanto, la existencia en las personas de una capacidad a priori que es la capacidad de aprender de otras personas. Por lo tanto, la Cultura no pertenece al individuo, es supraindividual (Maestre 1983:127), es decir, grupal y colectiva. Efectivamente las personas aprenden la cultura de su grupo pero en todo proceso de aprendizaje entran siempre en juego condicionantes personales que tienen que ver con aspectos psicológicos de las personas. Este hecho produce que el resultado de ese proceso de aprendizaje resulte siempre genuino y se establezcan pequeñas variaciones en cada caso. En consecuencia, la adquisición cultural o el aprendizaje de la cultura no es un proceso pasivo. Este aprendizaje tiene siempre lugar en un contexto y una situación histórica concreta y por ello, los resultados son diferentes. Las personas integramos los mensajes de nuestra cultura pero al mismo tiempo, gracias a nuestra práctica diaria también adecuamos ese aprendizaje y lo ubicamos en nuestro propio contexto. La acción social, por lo tanto, transforma la cultura. Así, al proceso de aprendizaje de una determinada cultura al que todos los seres humanos estamos sometidos desde el mismo momento en el que nacemos y que nunca cesa a lo largo de nuestra vida se denomina enculturación o socialización. Siguiendo con los rasgos característicos de la Cultura como característica exclusivamente humana debemos de hablar de enculturación. Este término se refiere al proceso mediante el cual las personas integramos la tradición cultural de nuestro grupo. Resumiendo lo hasta ahora dicho, la enculturación es la transmisión de generación a generación de la propia cultura que se efectúa gracias a un proceso de aprendizaje tanto consciente como inconsciente. En este sentido, el valor de la cultura es indiscutible para poder conocer y valorar tanto las propias actitudes, acciones y sentimientos como los ajenos. La cultura está presente en todos los ámbitos de la vida de las personas, tal y como recogíamos antes de Hannerz, la cultura está en todas partes (1998:55). Por ello, la Antropología y Trabajo Social 29 Profa. Ixone Fernández de Labastida enculturación es un proceso que nunca cesa y que se produce en todos los ámbitos de la vida de las personas. A modo de ejemplo. Las dos instituciones más importantes para la transmisión y el aprendizaje de la cultura en nuestra sociedad son la familia y la escuela a pesar de que cada vez toman mayor relevancia otros, especialmente relacionados con las nuevas tecnologías o los medios de comunicación (la televisión, internet, las redes sociales, etc ). Algunas formas posibles de enculturación consciente son los cursos, charlas o seminarios impartidos por una o varias personas expertas en temas relacionados, por ejemplo, con aspectos de la cultura de ese grupo. También se produce cuando el maestro o la maestra enseña a su alumnado a comportarse de una determinada forma en cada contexto; en el patio, en el aula, en la biblioteca, en el museo, etc. Algunas formas posibles de enculturación inconsciente se producen cuando participamos en un grupo y se establecen los diferentes roles dentro del mismo de manera no explícita, cuando al interactuar con otras personas, observamos y aprendemos la disposición de su cuerpo respecto a nosotros y al resto, etc. Otra característica universalmente compartida por la Cultura es que se trata de una realidad estable y cambiante al mismo tiempo. El cambio es, sin lugar a dudas, un rasgo fundamental de cualquier cultura pero para que una cultura se mantenga como tal y perdure en el tiempo resulta fundamental que las creencias, valores y características centrales de la misma permanezcan inmóviles en el tiempo. Precisamente estas creencias, valores y características centrales que permanecen durante más tiempo a pesar de los cambios son las que contribuyen a distinguir y diferenciar unas culturas de otras. Representan, dicho de una manera concisa, la esencia de esa cultura. En consecuencia, la reafirmación de la identidad grupal se basará precisamente en estos rasgos por ser los que más claramente contribuyen a diferenciar un determinado grupo del resto. Toda cultura, por lo tanto, participa de una cierta dosis de permanencia y otra de cambio. Sin embargo, cuando los cambios vividos influyen en los valores, ideas o creencias centrales, entonces debemos de hablar de transformación cultural y no sólo de cambio. A modo de ejemplo. La invención de la primera lavadora eléctrica en el año 1901 por el ingeniero estadounidense Alva John Fisher supuso un importante cambio para la cultura occidental que afectó especialmente a las mujeres más privilegiadas que consiguieron uno de estos aparatos en sus hogares. Ya no era necesario emplear tanto tiempo y esfuerzo para realizar la dura tarea que consistía la colada familiar. La lavadora eléctrica permitía limpiar más ropa empleando menos tiempo. Estas mujeres ganaron tiempo y esfuerzo que en la mayoría de los casos invirtieron en la realización de otras tareas domésticas. A pesar del cambio que la lavadora propicio en el día a día de algunas mujeres occidentales, aquello en ningún momento supuso una transformara para la cultura occidental. Este importante avance tecnológico no liberó a las mujeres de la época de la responsabilidad de seguir encargándose de realizar la colada familiar incluso, ese ahorro de tiempo que ofrecía el inventó se destinó a la realización de otras tareas del hogar. La invención de la lavadora eléctrica no cambió el sistema de valores y creencias fundamentales de la sociedad occidental por lo que el sistema continuaba estructurado según la división sexual del trabajo el cual otorgaba a las mujeres la responsabilidad del trabajo reproductivo entre el que se encontraba la limpieza de la ropa. La invención de la Antropología y Trabajo Social 30 Profa. Ixone Fernández de Labastida lavadora eléctrica en ningún momento favoreció que los hombres de la época también lo utilizaran quedando así repartida esta tarea doméstica. La última característica de la Cultura es que es holística. Todos los elementos que componen la cultura (las costumbres, las creencias, los valores, las instituciones, los objetos, etc.), se encuentran estrechamente interrelacionados componiendo así un sistema integrado. El concepto de sistema es estratégico porque implica que cuando uno de los elementos que lo compone cambia, esto repercute también en el resto del conjunto. Esto se debe a que la conexión entre todos esos elementos no es algo casual sino que se trata de un sistema lógico bien integrado e integral que asegura el funcionamiento del conjunto. En definitiva, la cultura es integral porque llena la vida de los miembros del grupo en tanto que comprende los detalles más mínimos (la postura en el sueño, la forma de cocinar los alimentos, la canalización de los impulsos eróticos o la forma de sentarse a la mesa) (Maestre 1983:131-132). A modo de ejemplo. Siguiendo con el ejemplo anterior, en la segunda mitad del siglo XX muchas mujeres de sociedades industrializadas comenzaron a salir de sus hogares para trabajar también fuera de ellos. Es decir, se introdujeron en el sistema productivo. Esta introducción en el trabajo productivo por parte de las mujeres se produjo de manera masiva y en poco tiempo supuso una importante transformación de la norma que regía la división sexual del trabajo. Esta introducción en el trabajo productivo por parte de las mujeres conllevo la transformación de los roles históricamente atribuidos a las mujeres dentro de la cultura occidental. Este cambio que en primer término se produjo en el sistema laboral, en poco tiempo generó también otro tipo de cambios en otros ámbitos sociales como el modelo familiar o los roles de género. Este hecho evidencia la interconexión entre los componentes de la cultura y su disposición sistémica. 2.1.1.2 La interpretación particularista y la diversidad cultural Para seguir avanzando, vamos a retomar de nuevo la doble perspectiva teórica en torno a la cultura para ubicarnos ahora en la concepción particularista del término. La interpretación particularista del concepto cultura tiene su origen en el movimiento cultural y político alemán del Romanticismo (siglo XIX). El principio general que lo caracterizó fue la ruptura con la búsqueda de reglas estereotipadas característico de la Ilustración, entre las que se encuentran, la búsqueda de los universales de la Cultura. Por el contrario, a la concepción particularista lo que le interesa es la concreción de cada cultura en su contexto espacio-temporal particular. Todas las personas nos desarrollamos con la presencia de un conjunto particular de reglas culturales transmitidas de generación en generación. Estas son las culturas específicas o tradiciones culturales que más adelante, Antropología y Trabajo Social 31 Profa. Ixone Fernández de Labastida estudiarán los y las antropólogas (Kottak 1997:22). Para ello, las culturas se analizarán como universos autónomos cada con su propia esencia que deriva de su propia concreción histórica. La teoría antropológica que ha llevado al extremo esta orientación es el Particularismo Histórico de Franz Boas. Tal y como podremos comprobar en el siguiente tema, este antropólogo realizó una importante contribución teórica al estudio de las culturas con la creación del concepto de relativismo cultural. Sin embargo, cuando se lleva al límite este concepto surgen problemas teóricos y metodológicos que derivan del hecho de interpretar las culturas de manera aislada, sin interconexión alguna entre ellas. Más allá de esta concepción autónoma y esencialista de las culturas que tal y como comprobaremos más adelante, en la fase actual de la globalización tiene aún menos sentido que nunca, esta interpretación particularista de la cultura ofrece aportaciones muy interesantes para el análisis de la diversidad cultural. Según la misma, las culturas representan la concreción histórica de la Cultura. La diversidad cultural surge, por lo tanto, como resultado de la tradición histórica de cada grupo social en cada contexto determinado. Por ello, el desarrollo cultural ha producido diferentes realidades en distintos espacios y momentos históricos. Por lo tanto, lo auténticamente verdadero, lo que sí que podemos afirmar sin miedo a equivocarnos es que aquello que nos une como espacie humana es la diversidad de las formas culturales. Esto implica, en primer lugar que no existe una única definición generalmente válida sobre Cultura. En segundo lugar, que a pesar de las diferentes características de las culturas estas nunca serán cuantitativamente comparables ni medibles. Las diferencias entre las culturas nunca consisten en diferencias de grado sino en diferencias cualitativas que deberán ser interpretadas en su propio contexto y por ello, todas las culturas tienen la misma importancia. En tercer lugar, aunque la diversidad está presente y es un hecho más o menos observable, para identificarla y comprenderla adecuadamente resulta necesario realizar análisis antropológico sobre ello. El estudio antropológico sobre la diversidad cultural favorece la eliminación de los posibles prejuicios que pudieran surgir en torno a una determinada realidad cultural. Finalmente, las culturas no representan entidades autónomas y herméticas y por lo tanto, no es posible estructurarlas jerárquicamente. En realidad, la realidad mundial no se encuentra fragmentada en culturas diferentes, lo que se produce es un continuo sin fronteras pero con una gran variedad de características (Hannerz 1998: 59). La diversidad cultural forma parte de la realidad mundial actual, las grietas, las fracturas y la fragmentación cultural, por el contrario, no existen. Antropología y Trabajo Social 32 Profa. Ixone Fernández de Labastida 2.2. Cultura material y cultura ideacional Además de los dos principios generales u orientaciones teóricas en torno a la interpretación de la cultura (la universalista y la particularista), existe otra doble explicación en relación al análisis del contenido de la cultura. Nos referimos al materialismo y al idealismo (Buxó 1982: 150). El primero antepone el papel de los artefactos y la tecnología en la constitución cultural mientras que el segundo pone el acento en los elementos intangibles e ideales que componen la misma. El componente ideacional o intangible de la cultura se refiere a los ideales, objetivos, significados, valores y normas que la componen. La base principal de las ideas que componen la cultura son los símbolos y los sistemas simbólicos. En consecuencia, para que haya cultura tiene que preexistir cierta capacidad entre las personas que es el pensamiento simbólico. Esta habilidad, la de simbolizar, sólo existe entre la especie humana por ello también, se dice que la cultura es una característica exclusiva de nuestra especie. La orientación ideacional afirma que la cultura se compone de símbolos y sistemas simbólicos. Más adelante estudiaremos qué es un símbolo. Por otro lado, el materialismo antepone la materia tangible y la tecnología como principios definidores de la cultura. Toda cultura se compone de utensilios y tecnología que hacen posible que se produzca la interacción entre las personas que componen el grupo (el teléfono, el coche, los instrumentos de música…) así como aquellos artefactos que expresan y sostienen los elementos de la cultura no material (Rossi & O’Higgins 1981:45) Los antropólogos simbolistas y cognitivistas creen que todos los objetos materiales que componen la vida social de los grupos humanos son producto de las ideas, es decir, de la cultura ideacional. En consecuencia, para ellos la cultura material, en realidad, es un componente secundario de la cultura. Sin embargo, la cultura material no sólo adapta el grupo a su entorno físico sino que también produce cambios en ese entorno para que las necesidades sociales y biológicas del grupo se vean satisfechas. Por ello, posee un papel central en el desarrollo de las culturas. Los artefactos y la tecnología de un determinado grupo siempre dejan constancia de las ideas políticas, científicas, económicas o religiosas del mismo. En consecuencia, entendemos la cultura como una característica específicamente humana que incluye por igual un componente mental o ideacional (significados, valores y normas) y un componente material (artefactos y tecnologías). Antropología y Trabajo Social 33 Profa. Ixone Fernández de Labastida 2.3. Definiciones de la cultura Tal y como hemos afirmado al comienzo de este punto, existen tantas definiciones de cultura como corrientes antropológicas o incluso, como antropólogos o antropólogas. Por ello, nuestra pretensión en las líneas que siguen no es la de elaborar una definición de cultura sino recoger algunas de las definiciones más significativas que se han producido sobre este término en antropología. En el próximo tema, cuando hablemos sobre las diferentes corrientes teóricas en antropología, tendremos ocasión de profundizar más sobre ello. Por el momento, vamos a recoger algunas de las definiciones de cultura más completas que se han producido dentro del marco de esta disciplina. El antropólogo evolucionista Edward Burnett Tylor elaboró la primera definición científica sobre el término cultura en el año 1871 (Primitive Culture). A la misma se refirió como: Aquel todo complejo que incluye conocimientos, creencias, artes, normas éticas, leyes, costumbres y otras capacidades y hábitos adquiridos por el hombre en cuanto miembro de una sociedad. El interés antropológico de esta definición perdura aún en la actualidad ya que en ella se incluyen varias de las características citadas hasta ahora sobre cultura. Por un lado, respecto al contenido de la cultura, Tylor asume que ésta se compone tanto de aspectos materiales (“artes”) como no materiales (“conocimientos, creencias… normas éticas, leyes, etc.”). Por otro lado, la cultura es una característica particular del ser humano al mismo tiempo que es supraindividual ya que la misma aparece en la colectividad, en la sociedad, y no en el individuo. Finalmente, cuando dice “adquiridos” se refiere al aprendizaje como la forma de transmitir la cultura entre los miembros del grupo. Otra interesante definición de cultura producida por el antropólogo Alfred Kroeber en el año 1948, se refiere a ésta como: El conjunto de ‘cosas’ relativas al hombre que se encuentran por encima de lo biológico, orgánico y psicológico. Kroeber subraya el carácter de la cultura como realidad contrapuesta a la naturaleza. La cultura, dice, es todo aquello que no es biológico, orgánico ni psicológico. Sin embargo, y a pesar de Kroeber, estos tres ejes se encuentran profundamente interrelacionados ya que gracias a la capacidad inventiva de las personas y su viveza psicológica, éstas crean y transforman la propia cultura. En cualquier caso, lo que él quiere resaltar es la dicotomía original, cultura Vs. naturaleza. Más adelante, Clifford Geertz (1992) definió la cultura de esta manera: La cultura, se refiere a estructura, es decir, a un sistema simbólico o un conjunto de símbolos. Aquí la característica más importante es que se trata de Antropología y Trabajo Social 34 Profa. Ixone Fernández de Labastida fuentes de información externa. Con ‘externa’ entiendo que por el contrario que los genes, se sitúa fuera de los límites de nuestro organismo y que se encuentra en un mundo intersubjetivo donde se entienden, viven todos los seres humanos, desarrollan sus propios caminos y finalmente, al morir la abandonan. La contribución que hace Geertz a la definición del término se refiere al hecho de que según el mismo, la cultura se compone de un sistema simbólico, es decir, de ideas, valores y creencias. De la misma manera que Kroeber, se refiere de nuevo a la dicotomía cultura Vs. naturaleza para afirmar que en el caso de los seres humanos, ambas esferas resultan igualmente indispensables para asegurar su supervivencia. Por otro lado, Marvin Harris (1986), basándose en gran medida en aquella primera definición de cultura ofrecida por Tylor, se refiere a la misma como: … Estilo de vida total, socialmente adquirido, de un grupo de personas que incluyen los modos pautados y recurrentes de pensar, sentir y actuar. El interés en la definición anterior reside en el hecho de que Harris une cultura y sociedad. En su opinión, la cultura va más allá de los estilos de vida de un determinado grupo y alude también a su propia estructura y organización grupal. Por ello, Harris subraya el carácter colectivo de la cultura y la relevancia que el aprendizaje compartido tiene a la hora de su adquirirla. Hemos recogido a modo de ejemplo tres definiciones sobre el término cultura las cuales han sido producidas en diferentes momentos históricos del desarrollo de la antropología social. El interés general de éstas consiste en poder vislumbrar en las mismas cómo cada uno de estos antropólogos ha integrado en su definición aquel o aquellos aspectos o características fundamentales de la cultura. Pero sobre el desarrollo histórico de este concepto en antropología hablaremos más detenidamente en el tema 3. 2.4. Símbolo y sistema simbólico El análisis del concepto de símbolo y sistema simbólico resulta indispensable en antropología social. En primer lugar, porque la cultura compone, en gran medida, de símbolos y en segundo lugar, porque para que exista cultura resulta indispensable poseer antes pensamiento simbólico. Esta última es una característica exclusiva de los seres humanos. A modo de introducción diremos que un símbolo es una cosa que está en un lugar de otra, sustituyéndola, y con ‘cosa’ nos referimos a cualquier idea, objeto, concepto, gesto, etc. Los sistemas simbólicos, por su parte, consisten en conjuntos de significantes que representan a conjuntos de significados. Es decir, el conjunto de símbolos de una cultura Antropología y Trabajo Social 35 Profa. Ixone Fernández de Labastida constituye un sistema simbólico y cada símbolo particular debe ser interpretado siempre dentro de su sistema correspondiente. Todo lo anterior sólo es posible gracias a la preexistencia del pensamiento simbólico el cual permite a las personas comunicarse con otras personas con las que comparten una misma cultura. En nuestra sociedad multicultural confluyen diferentes culturas y esto, a menudo, produce la incomprensión mutua. Cuando los miembros de diferentes culturas no consiguen entenderse o interpretar adecuadamente los símbolos producidos por la otra cultura se produce lo que en antropología social se conoce como ‘choque cultural’. El choque entre culturas es producto, por lo tanto, de la imposibilidad de interpretar adecuadamente el significado que tienen ciertos símbolos dentro de una cultura desconocida. Esto se debe a la arbitrariedad (no natural) de los símbolos que siempre son producto del consenso social. Es decir, los símbolos y los sistemas simbólicos son el resultado de una convención acordada por los miembros de una determinada comunidad o colectivo. A modo de ejemplo. Que los coches circulen cuando el semáforo se pone de color verde es producto del consenso social. El color verde en nuestra cultura y en este determinado contexto es un símbolo ya que transmite un significado socialmente compartido. Como resultado también de la arbitrariedad, un mismo símbolo puede tener diferentes interpretaciones dentro de una misma cultura y en este caso, deberemos atender especialmente al contexto de producción. A modo de ejemplo. En un principio, el águila coronada era un símbolo representativo del poder monárquico en Polonia. Con el advenimiento del comunismo, este símbolo, no de desapareció pero en su lugar se convirtió en símbolo de la independencia y del orgullo nacional. El mismo referente (el águila coronada) cambió de significado. Otro ejemplo lo encontramos en el acto (simbólico) de estrechar la mano izquierda. Dependiendo del contexto, este gesto puede ser algo solemne y comunicar, por ejemplo, el cierre de un importante acuerdo económico. Sin embargo, si desarrollamos el mismo gesto en otra cultura como la hindú, estaríamos transmitiendo un mensaje repugnante con ello ya que en este contexto, la mano izquierda se está reservada, por consenso, para el desempeño de tareas higiénicas personales. Otro ejemplo lo encontramos en numerosas frases hechas que dichas a alguien ajeno a nuestra cultura podría no interpretarlas adecuadamente. Por ejemplo, ‘Vete a freír espárragos’. “agarrarse a un clavo ardiendo”, “De Oca a Oca y tiro porque me toca”, etc. Las culturas se componen, en gran medida, de símbolos los cuales condensan significados sobre la propia cultura, es decir, congregan en sí mismos una parte importante de una determinada cultura. En este sentido, la primera característica de los símbolos es su cualidad representativa. Los símbolos poseen la capacidad de representar una idea, realidad, valor, norma, objeto, etc. por medio de otra (el cual actúa como referente). Pero los símbolos, además de representar, también establecen Antropología y Trabajo Social 36 Profa. Ixone Fernández de Labastida asociaciones entre elementos. En realidad, los símbolos y más concretamente los sistemas simbólicos, establecen clasificaciones. Esta clasificación por medio de los símbolos construye unos determinados sistemas explicativos sobre la realidad. El hecho de que las personas seamos capaces de interpretar adecuadamente esos sistemas explicativos de la realidad depende de la enculturación. La enculturación de la personas como miembros de un grupo social determinado supone que éstas adquieren, mediante el aprendizaje, el conocimiento sobre los símbolos y los significados a ellos adheridos propios de su cultura. Esta es la forma en la que las personas se constituyen en miembros de una misma comunidad cultural y construyen su identidad. Así se entiende, por lo tanto, la falta de comprensión mutua que puede producirse entre personas que cuya enculturación se ha producido en sociedades diferentes. Por ello, cuando vamos a interactuar con personas o grupos procedentes de culturas ajenas a la nuestra debemos ser conscientes de los posibles mal entendidos o incomprensiones mutuas que pueden generarse como consecuencia del choque cultural. Para evitarlo, deberemos de interpretar cada símbolo en su propio contexto de producción. Esto implica tener en cuenta tanto el espacio como el tiempo concretos en el que ese determinado símbolo ha sido producido. A esto, el antropólogo Victor Turner lo denomina contexto simbólico. A modo de ejemplo. No es lo mismo clavar clavos en un taller de ebanistería que hacerlo en una obra de teatro. Como tampoco es lo mismo ponerse de rodillas en la clase de gimnasia como hacerlo durante la misa de domingo. Cada contexto determina el sentido simbólico del acto en sí mismo. Tal y como hemos afirmado, la cultura es una realidad dinámica y en tanto que ésta se compone en gran medida de símbolos, éstos también son cambiantes. Esto implica que el significado transm

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