Formación del Imperio Bizantino PDF
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Este texto resume la formación y evolución del Imperio Bizantino, destacando sus características políticas y la figura clave de Justiniano. Examina su expansión y conflictos posteriores.
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Apartado 2.- El Imperio bizantino: Origen y evolucion La formación del Imperio bizantino En el año 395, el emperador romano Teodosio había dividido el Imperio en un sector occidental, con capital en Roma, y otro oriental, con capital en Constantinopla. A diferencia de lo ocurrido en Occidente, donde...
Apartado 2.- El Imperio bizantino: Origen y evolucion La formación del Imperio bizantino En el año 395, el emperador romano Teodosio había dividido el Imperio en un sector occidental, con capital en Roma, y otro oriental, con capital en Constantinopla. A diferencia de lo ocurrido en Occidente, donde se asentaron los pueblos germánicos, el Imperio romano de Oriente resistió las invasiones y fue el origen del Imperio bizantino. Su nombre provenía de Bizancio, antigua colonia griega donde el emperador romano Constantino había fundado un asentamiento en el siglo IV d. C. con su nombre. El Imperio bizantino perduró durante toda la Edad Media. Una de las razones que explican su larga duración fue su eficiente organización política. Al frente se situaba el emperador, o basileus, que era también el jefe militar y la máxima autoridad religiosa. Para gobernar, se apoyaba en una red de funcionarios especializados y en un cuerpo de diplomáticos que gestionaban las relaciones con otros territorios. Además, el Imperio bizantino conto con un poderoso ejército. Su época de mayor esplendor coincidió con el reinado de Justiniano, que gobernó junto con su esposa Teodora entre los años 527 y 565. Ambos aparecen representados en estos mosaicos de la iglesia de San Vital de Ravena. La evolución del Imperio bizantino Al considerarse heredero de la tradición romana, Justiniano se propuso restablecer la unidad del antiguo imperio, para lo que conquistó amplias zonas del Mediterráneo occidental. Entre ellas, se hizo con el control de la península Itálica, donde la ciudad de Ravena se convirtió en la segunda capital del imperio. A la muerte de Justiniano se produjo un repliegue en el que el Imperio bizantino tuvo que resistir el ataque de persas y musulmanes. A finales del siglo x, una nueva dinastía logró recuperar parte de los territorios perdidos, pero desde el siglo XI la presión de los turcos y de los reinos cristianos occidentales, que incluso saquearon Constantinopla, provoco la descomposición del imperio.