ANTARTIDA. VIVENCIA EN LA FRAGUA DEL HIELO.pdf

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Antártida Vivencias en la Fragua del hielo Antártida Vivencias en la Fragua del hielo Orlando Rubén Interlandi EUDE 2022 ISBN Edición Diseño y diagramación Corrección...

Antártida Vivencias en la Fragua del hielo Antártida Vivencias en la Fragua del hielo Orlando Rubén Interlandi EUDE 2022 ISBN Edición Diseño y diagramación Corrección ÍNDICE Fecha de catalogación: Antártida. Vivencias en las fraguas del hielo AGRADECIMIENTOS09 Primera edición 2022 PRÓLOGO11 © Editorial Universitaria del Ejército (EUDE) INTRODUCCIÓN13 Cabildo 65, Ciudad Autónoma de Buenos Aires LÍNEA DE TIEMPO 17 www.iue.edu.ar/eude/ La “Cultura Antártica”  23 Dirección editorial: Cn R (Mg) Omar A. Locatelli Corrección y edición: M. Ximena Riera - Juan Ignacio Cánepa Primera Parte  Diseño y diagramación gráfica: M. Gimena Gularte Reseña sobre la conformación de la Antártida 25 Fotografías: archivo EUDE. Los orígenes del Continente Blanco 27 Los primeros análisis y resultados de la Edición de 250 ejemplares existencia de otro continente 29 Queda hecho el depósito que establece la ley 11.723. Libro de edición argentina. Lacónica descripción de la Antártida 31 Precursores del descubrimiento No se permite la reproducción total o parcial, el almacenamiento, el alquiler, la trans- del Continente Blanco 35 misión o la transformación de este libro, en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos, sin Los países interesados en la Antártida 37 el permiso previo y escrito del editor. Nuestros precursores antárticos 39 En búsqueda de los 90° 41 Su infracción está penada por las leyes 11.723 y 25.446. ISBN: xxxxxxxxxxxxx Avances científicos 43 Situación política inicial 45 Segunda Parte  Pioneros e hitos antárticos argentinos  51 El primer argentino que izó la Bandera en la Antártida: Hugo Alberto Acuña 53 Historia de un héroe antártico: vicealmirante Julián Irízar 55 Un gran caballero, el general de división Hernán Pujato 61 5 Un defensor del espacio aéreo antártico argentino: el vicecomodoro Un 1.º de mayo con una navegación difícil 241 Mario Luis Olezza  69 Un mar agitado 247 Expedición Terrestre Invernal desde Base Esperanza a Base San Martín (1962) 73 Homenaje en el mar  251 La Conquista del Polo Sur: Operación 90 85 Izamiento de la Bandera Nacional Base Aérea Teniente Matienzo en emergencia 89 de la Libertad Civil 253 Primer vuelo transantártico tricontinental (1973) 93 Los maestros antárticos 259 Expedición técnico-científica al Polo Sur (2000) 99 La familia en el Continente Blanco 263 Radiografía de la presencia argentina en la Antártida 107 Médicos del hielo 267 Tercera parte Anexo 1 270 Vivencias de un pasado reciente 111 El Tratado Antártico270 El “frente interno” 113 Anexo 2 278 La obtención de agua en las bases antárticas  117 Protocolo al Tratado Antártico sobre protección del Medio Ambiente278 ¡Salgo a volar igual si usted no llega! 129 Anexo 3 296 La “Cruz de Pujato” 133 El rompehielos Almirante Irízar296 Una ceremonia por el cruce del círculo polar antártico  139 Retrato escrito de Gina y Felipe 145 GLOSARIO304 El “María” 149 BIBLIOGRAFÍA GENERAL 315 Un perro polar argentino llamado “Poncho” 151 El increíble destino de Simba, un perro antártico 157 Los túneles de la Base Belgrano en 1972 163 Nochebuena de 1972 en la Base de Ejército General Belgrano 169 Llegó la radio a la Antártida 173 Problemas de temperatura 179 Refugios Antárticos 183 Cocina gourmet internacional 185 Cuando la ayuda viene del mar 189 No siempre el camino jalonado es el mejor 193 Llega Papá Noel en la Nochebuena 197 Escuela Antártica Conjunta 201 Una búsqueda infinita 205 Bucear en el Continente Blanco 211 Mi primera aurora 217 Construir en la Antártida 219 Un baño refrescante en la Base Belgrano II 233 Concentración y música 237 6 7 AGRADECIMIENTOS En primer lugar, quiero agradecer a mi querida familia, mi esposa María Fernan- da y mis hijos María Noel y Augusto Jesús, por haberme entendido y apoyado en mis campañas antárticas durante el tiempo que estuve ausenté y fui cubierto por mis queridos cuñados Alba, Estela y Marta, Roberto y Pedro; y concuñados Sergio, Marisa, Coco y Laura; y al héroe de Malvinas y antártico, comodoro Jorge “Chato” Valdecantos. Al Ejército Argentino que me permitió obtener la capacitación de “Montaña” y “Antártico”. A mis queridos tíos Francisco, Vicente y Néstor; y a mis padrinos Juan y Porota. A mis primos del alma, y un recuerdo especial a mi querida prima Fabiana, que muy joven nos dejó y fue una excelente persona, madre y esposa. A los “Antárticos” que me hicieron llegar sus historias y relatos, y a los que aporta- ron para la confección de estos. A quienes dejaron sus registros en los archivos del Comando Antártico, de donde pude extraer datos y fotos de autores anónimos, imposibles de identificar y hacer mención. A mis amigos incondicionales de la infancia, del Barrio Aeronáutico y de la escuela primaria “Mariano Necochea”, de la provincia de Mendoza. A mis camaradas del Colegio Militar de la Nación, representados en algunos nom- bres todos ellos por Ulises, Mikelo, Lucio, Ricardo, “Turco”, Pinocho, Aldo, “Tito”, Pablo, “Chino”, Alejandro, Guillermo, etcétera. A los superiores que en mí confiaron. Por último, a mis queridos padres, que ya no están entre nosotros, José Orlando y Elsa Juana Tamborini, por haberme dado todo el apoyo para abrazar esta carrera que desde chico amé con pasión. A todos los que no mencioné, pero saben que les estoy agradecido por haberme puesto a prueba en esos valores que mis padres me inculcaron, que son los que en este libro resalto en cada relato y de los que aprendí y me enriquecí. Sin ellos, quizás, no hubiera sido capaz de enfrentar situaciones diversas y seguir adelante. Mis padres me aportaron herramientas como la fe, la confianza en uno y en los seres queridos que me rodean, el sacrificio y, por sobre todo esto, ser siempre como ellos, ba- sado en dos preceptos fundamentales: “obrar correctamente y ser buenas personas”. Gracias por ello. Coronel Orlando Rubén Interlandi 9 PRÓLOGO Es un honor que el autor de este libro, un coronel de la Nación, expedicionario al Desierto Blanco, me haya invitado a realizar el prólogo de estos relatos antárticos. Su vasta experiencia en aquellas extremas latitudes de la Patria lo motivaron a de- jar plasmado un importante trabajo. Mediante su esfuerzo, predisposición y buena voluntad, invitó a los antárticos para que contaran sus anécdotas y vivencias acon- tecidas en el Continente Blanco. En estas páginas se encontrará material histórico y geográfico, y el devenir político-científico relacionado con la Antártida. El escenario antártico tiene dos etapas claramente diferenciadas: la era heroica de descubrimientos, asentamientos y cuestionamientos políticos, todo ello en un ám- bito desconocido y hostil; y la era científica que ha potenciado la investigación en un ambiente único y privilegiado para esta actividad. A medida que avanzamos con la lectura nos encontramos con un amplio campo de información que, de manera sencilla y amena, satisface la curiosidad de aquellos lectores que se inician en la apasionante problemática antártica. El autor vuelve a recrear antiguos conocimientos de los expedicionarios de esas regio- nes polares, trayendo recuerdos y nostalgia de su permanencia en ese enigmático lugar. Es importante satisfacer el interés por este continente y que se brinden los cono- cimientos necesarios para que la opinión pública tenga una percepción más com- pleta de él; estas páginas lo cumplen acabadamente. Una obra de estas características siempre tendrá méritos y deficiencias, pero lo que es seguro es que viene a ocupar un lugar de privilegio en la biblioteca antártica. Mediante breves relatos de distintos protagonistas se le fue dando forma a esta edición, la cual debe ser enriquecida y aumentada en años venideros. No existe un ser humano que pueda vivir solo en la Antártida, y quienes han sido compañeros en ese continente hostil se hacen amigos para toda la vida. Puede ser que parte de los hombres que figuran en estas páginas, que libraron aquellas épicas batallas contra la adversidad, ya no estén entre nosotros, pero las consecuencias directas de sus acciones individuales y colectivas siguen percibién- dose en la actualidad. Coronel (R) EDB Daniel Guillermo Lorente 11 INTRODUCCIÓN Como autor del libro, deseo explicar el motivo por el cual lo titulé Antártida. Viven- cias en la fragua del hielo. “La palabra ‘vivencia’ ha sido introducida en el vocabulario español por los escritores de la Revista de Occidente, como traducción de la palabra alemana Erlebnis. Vivencia significa lo que realmente tenemos en nuestro ser psí- quico; lo que real y verdaderamente estamos sintiendo y teniendo, en la plenitud de la palabra ‘tener’”1. Para dar una mejor explicación del significado de “vivencia” tomaré el concepto que brinda Manuel García Morente en su obra Lecciones preliminares de filosofía, en la cual cita un ejemplo de Bergson: Una persona puede estudiar minuciosamente el plano de París; estu- diarlo muy bien; notar uno por uno los diferentes nombres de las ca- lles; estudiar sus direcciones; luego puede estudiar sus monumentos que hay en cada calle; puede estudiar los planos de esos monumentos; puede repasar las series de las fotografías del Museo del Louvre, una por una. Después de haber estudiado el plano y los monumentos, pue- de este hombre procurarse una visión de las perspectivas de París, me- diante una serie de fotografías tomadas de múltiples puntos de vista. Puede llegar de esa manera a tener una idea regularmente clara, muy clara, clarísima, detalladísima de París2. Según García Morente, “esta idea podrá ir perfeccionándose cada vez más, con- forme los estudios de este hombre sean más minuciosos; pero siempre será una idea. En cambio, veinte minutos de paseo a pie por París, son una vivencia”3. Además, agrega que hay un gran abismo entre una minuciosa colección de fotos y un paseo a pie, porque …la una es una mera idea, una representación, un concepto, una ela- boración intelectual; mientras que la otra es ponerse uno realmente en presencia del objeto, esto es; vivirlo, vivir con él; tenerlo propia y realmente en la vida; no el concepto que lo sustituya, no la fotografía, no el plano, no el esquema que lo remplace, sino él mismo4. 1 Manuel García Morente, Lecciones preliminares de filosofía, Buenos Aires, Losada, 1938, pág. 14. 2 Ibidem, pág. 14. 3 Ibidem. 4 Ibidem, pág. 15. 13 En cuanto a la palabra “fragua”, como sabemos, una de sus definiciones explica Brown, logró llegar hasta los 65° S; dándole impulso a esa incursión los navíos que es el lugar donde se forjan o trabajan los metales. Es entonces, en la “fragua foqueros o loberos con una gran cantidad de buques, entre 1817 y 1820. Por su par- del hielo” donde el hombre antártico se templa y se tornea para poder hacer frente te, el teniente coronel Luis Piedra Buena extendió la actividad hacia el sur desde al clima más duro del planeta. 1848 hasta 1852 y en 1867. Es por estas razones que unimos estos conceptos: “Vivencias en la fragua del hie- En las puertas del siglo XX, la Argentina participó de acontecimientos que son lo”, por lo que intentaré, por medio de las experiencias narradas, que puedan vi- reconocidos internacionalmente como, por ejemplo: adquirir las instalaciones y virlas como lo hicimos los que allí tuvimos la dicha de estar. aparatos de observación del investigador doctor William Speirs Bruce y rescatar a Ahora sí, cuando buceen en este libro verán que pretendo llegar a ustedes, siempre la expedición de Otto Nordenskjöld. y cuando que me lo permitan, con el objetivo de lograr despertar en los lectores En el aspecto político, se comenzaron a presentar las debidas justificaciones y los inquietudes sobre este apasionante continente antártico. fundamentos en los que la República Argentina, en numerosas notas oficiales y En la parte inicial encontrarán una línea del tiempo en la cual podrán visualizar la ante diversos foros, sostiene desde 1904 sus derechos sobre un sector del territorio cantidad de acontecimientos llevados a cabo desde 1902 en adelante, que ayudará a antártico. La Antártida Argentina fue establecida taxativa y legalmente en 1957, comprender los esfuerzos realizados por los argentinos, después de transcurridos entre los 25° y 74ºO, y desde el paralelo 60ºS hasta el polo sur geográfico, en una ciento dieciocho años de permanencia ininterrumpida en el territorio antártico. superficie de 1.461.597 km2. El libro se encuentra dividido en tres partes, a saber: Luego podrán apreciar cómo surgieron una serie de acciones que marcaron un La primera parte versa sobre la descripción de la conformación de la masa plane- precedente y que justifican la presencia argentina en el continente antártico, des- taria y cómo, con el paso de millones de años se crearon los continentes que hoy de hace más de cien años, en forma ininterrumpida. conocemos y, en particular, el antártico. En el pujante siglo XX se impulsó, definitivamente, la investigación en el sexto con- Podrán visualizar cómo los pensadores de los siglos a. C., tanto matemáticos y tinente y, además, se firmó el Tratado Antártico. El texto completo de este acuerdo astrónomos como físicos y filósofos, comenzaron a analizar la existencia de otro y sus documentos posteriores son expuestos en los anexos de este libro, a modo de continente con características particulares y fueron pioneros por sus firmes información general. conclusiones, ya que, sin saber cómo eran esas gélidas tierras, estaban conven- En la segunda parte encontrarán las vivencias de algunos de nuestros héroes an- cidos de su existencia. tárticos. Quizá, para muchos, sus nombres resulten desconocidos hasta ahora, Luego surgieron las posibilidades de ir en busca de nuevos rumbos, atravesan- pero fueron los que, de una u otra forma, jalonaron la ruta de los antárticos de hoy. do los mares. Así fue como en 1492 el navegante y cartógrafo Cristóbal Colón se Esos hombres fueron importantes en la incursión al continente antártico y sacar- transformó en punta de lanza para la seguidilla de expediciones hacia otras tierras los a la luz es uno de los propósitos del presente trabajo, ya que tomaron decisio- australes sudamericanas. nes fundamentales para que, en la actualidad, este territorio cuente con presencia Siglos más tarde, con el objetivo principal del comercio, basado en la búsqueda de argentina. Ellos fueron modelos de valores ejemplificadores para aquellos y estos focas y lobos marinos, que ya se estaban extinguiendo en la zona norte del con- tiempos, como por ejemplo el señor Hugo Acuña que, con tan solo 18 años, fue el tinente, innumerables expediciones se fueron trasladando hacia el Sur que, sin primer argentino en izar nuestro querido pabellón nacional en la Antártida, en 1904. ánimos de descubrir unas nuevas tierras, se mantenían en reserva. También conocerán a ejemplares hombres de armas: al señor vicealmirante Julián A fines del siglo XVIII se crearon empresas privadas para emprender la cacería de Irízar, que rescató a la dotación del geólogo Otto Nordenskjöld; al general Hernán esos mamíferos, pero, sigilosamente, también se fueron introduciendo los explo- Pujato, pionero de nuestro querido Ejército Argentino; como así también a uno de radores e investigadores que sí pretendían explorar ese gélido continente del que los defensores del espacio aéreo argentino, el señor vicecomodoro Mario Olezza. se hablaba, y no iban a dejar pasar esa oportunidad. Todos ellos, y muchos otros, contribuyeron a que nuestra bandera, una vez insta- Debieron transcurrir más de cuatro décadas para que, al fin, distintos países, lada en el sexto continente, flamee en lo más alto, con su brillante sol de treinta entre los que destacamos a la Argentina, se adjudicaran el ser los primeros en y dos rayos, acompañando el camino de los invernantes de hoy, en esas lejanas y descubrir la Antártida, algunos con más fundamentos que otros, pero sin mucho gélidas tierras antárticas. Es satisfactorio poder recordarlos e intentar darles con- sustento ni documentos que lo avalen. tinuidad a los valores y virtudes de esos hombres que nos antecedieron para que el Posteriormente, se iniciaron las investigaciones desarrolladas por experimenta- ayer sea leído hoy, con la sana intención de que su sacrificio no haya sido en vano. dos navegantes que, poco a poco, fueron incorporando datos hasta lograr el pri- En la última y tercera parte encontrarán historias, relatos y vivencias de personas, mer registro cartográfico titulado Continente antártico, el que quedó asentado por en donde destaco los valores y el sacrificio puesto de manifiesto por ellas. Porque es la expedición llevada a cabo en 1838-1842 por Charles Wilkes. importante, antes de tomar una decisión que alcanza a la familia, hablar del tema En 1815, una escuadrilla de la Armada Argentina, comandada por Guillermo con anterioridad, ya que ir al continente antártico implica un gran esfuerzo para 14 15 todo el grupo familiar. Como bien conocen ustedes, la Antártida es un continente ecuménico. Hombres, mujeres y matrimonios con sus niños toman la difícil decisión de ir a su encuen- tro, ya sea por pasión o aventura, o porque el destino les permitió abrir esa puerta LÍNEA DE TIEMPO hacia el lugar más inhóspito de nuestro planeta. Pero, fuera cual fuere la causa, vale destacar la entereza y el espíritu de sacrificio, y la entrega al seleccionarse unos pocos, entre muchos, para brindar ese profundo e inexorable servicio a nuestra patria durante más de un año. 1902 Cabe destacar que no soy un historiador y mucho menos un escritor, eso sería El primer argentino en la Antártida: alférez José María Sobral. faltarle el respeto a quienes portan esa grandeza o habilidad de expresar con la La corbeta Uruguay, al mando del almirante Irízar, rescata de la expedición pluma obras que nos deleitan, sea cual sea la trama. Solo pretendí reunir vivencias del doctor Nordenskjold. históricas, de un pasado reciente, de personas que pasaron un año en la Antártida –y en algunas oportunidades más tiempo– y acercárselas a ustedes con mucho 1904 respeto, esperando con esto lograr dejarles algunos conocimientos y enseñanzas La Bandera Argentina se iza por primera vez en la Antártida, positivas para su vida. a cargo de Hugo Alberto Acuña. Se podrán apreciar que estas anécdotas e historias de vida se encuentran plenas de Se instala el primer Observatorio Meteorológico antártico argentino. valores, virtudes y cualidades, las cuales consideré y me llevaron a escribir este libro. Nace en Diamante, Entre Ríos, el general Hernán Pujato. Por ello, creí necesario dejar plasmado en el papel tanto las aventuras de personas como la de dos perros fantásticos. Esta necesidad me ayudó a colaborar en la con- fección del presente texto, que es para los lectores y a quienes está dirigida esta obra. 1911 Me aventuré para que, al menos con la imaginación, conozcan las historias: cómo Roal Amundsen conquista el Polo Sur. vivimos, cómo sorteamos las situaciones difíciles, y otras no tanto; en donde la vida de un camarada depende a cada instante de uno y la de uno, del camarada; en 1912 donde uno trabaja y deja su mayor esfuerzo para que, al año siguiente, a la dota- El capitán Robert Falcón Scott conquista el Polo Sur. ción entrante le sea más placentera la experiencia. Una vez que se arriba a la base antártica nos atamos a una cuerda imaginaria que 1913-1942 se forma con la fusión de los “materiales” más resistente que conocemos: fe, ca- Se actualizan las cartas de navegación. Relevos de la Base Orcadas. Trabajos maradería, templanza, responsabilidad, sacrificio, entereza y amor a la patria; de hidrografía. siempre bajo la protección de Dios y la Virgen de los Hielos y Nieves Antárticas. Buques empleados a partir de este año: Uruguay, Pampa, Buques de la Esa cuerda que une de por vida a cada dotación, año tras año, la podrán apreciar Compañía Argentina de Pesca S.A., Rosita, 1.º de Mayo, Lancing, Chaco, en cada relato: es la justificación concreta del porqué hago tanto énfasis en ello. Rata, Patagonia, King, Murature, Don Samuel, Ministro Escurra, Granville, En este libro encontrarán el sentido de lo que significa ser parte de esta simple y Charrúa, Parker, Seaver, Chiriguano, Sanavirón, Punta Loyola y Ninfas. humilde cultura antártica y cómo se templa el carácter en la “fragua” de los hielos milenarios, en las temperaturas más baja y el clima más hostil del planeta. Podrán 1922 saber, además, lo que significó para varias dotaciones vivir diez metros bajo el La corbeta Uruguay realiza su último viaje. hielo por más de un año, salir de patrulla y sortear grietas profundas; conocer cómo conseguimos el agua, cómo concurren los chicos a la escuela a pesar de las tormentas; lo que implica bucear en el mar congelado, y otras vivencias que co- 1927 nocerán si se animan y se abrigan para introducirse en las tierras más heladas e Se inaugura la 1.ª Estación Radiotelegráfica antártica. inhóspitas. Están invitados. 1929 Nace el comodoro Mario Luis Olezza. El autor 16 17 1935 1955 A los 66 años, fallece el almirante Julián Irízar. El coronel Hernán Pujato funda la Base General Belgrano sobre la barrera de hielo Filchner. 1940 En su avión monomotor, el coronel Hernán Pujato descubre, al sur de los Se crea la Comisión Nacional del Antártico por Dec. 82º, la cordillera de Santa Teresita, el monte Diamante y la meseta Ejército N.º 61.852. Argentino. 1946 1958 Convención para la Regulación de la Caza de Ballenas. La FAA establece en forma permanente un apoyo por aire para tareas Se realiza el primer oficio religioso en la Base Orcadas. antárticas. 1947 1961 Se funda el Destacamento Naval Melchior. El presidente de la Argentina, doctor Arturo Frondizi, visita Bases Antárticas. Entra en vigor el Tratado Antártico. El coronel Hernán Pujato, siendo Agregado Militar en Bolivia, le presenta al presidente Perón un plan de cinco puntos: ir a la Antártida a instalar bases científicas; comprar rompehielos; llegar al Polo; crear un instituto de ciencias 1962 y llevar familias. El capitán Hermes Quijada, con un Douglas CTA-12 y CTA-15, arriba al Polo Mayor cantidad de unidades de la Armada Argentina con las siguientes Sur, donde se encuentra la Base Amundsen-Scott. embarcaciones: Almirante Brown, 25 de Mayo, Santa Cruz, Misiones, Entre El capitán Mario Luis Olezza, al mando de un Douglas TA-33 de la FAA, Ríos, San Luis, Mendoza, Cervantes, y con 3000 hombres. Por decreto aterriza en la Base Matienzo. 6752/48, el estrecho de Bransfield es designado Mar de la Flota Parte una patrulla, a cargo del teniente primero Giró Tapper, desde la Base San Martin con destino a la Base Esperanza y recorre más de 2000 km con 1950 trineos de perros. Se construyen refugios y se instala un mareógrafo en Melchior. 1965 1951 El comandante Mario Luis Olezza realiza un rescate en Base Belgrano. El coronel Hernán Pujato funda la Base San Martín. Al mando de un Douglas C-47 TA-05, el comandante Mario Luis Olezza vuela Se funda el Destacamento Naval Almirante Brown. hasta la Base MacMurdo, en el Polo Sur, e iza la Bandera Argentina. Por decreto 7338, se crea el Instituto Antártico Argentino. Se habilita el Destacamento Naval Almirante Brown. 1952 El capitán Jorge Leal funda la Base Esperanza. 1967 Se inaugura la Estación Aeronaval Petrel. 1953 Se crea el Destacamento Teniente Cámara. 1969 Fundación de la Base Marambio. El avión Cruz del Sur de la FAA vuela desde Río Gallegos hasta la Base San Martín para arrojar cargas y medicamentos. Se crea la Dirección Nacional del Antártico (DNA) a través de la ley 18513. 1954 Se obtiene el primer rompehielos: el General San Martín. 1970 Se abastece a la Base General Belgrano con el rompehielos General San Martín, el buque Bahía Aguirre y el buque polar Theron. 18 19 1973 2012 Primer vuelo transpolar tricontinental de la FAA. Cambia el nombre de la escuela en la Antártida y pasa a denominarse 1977 Escuela Provincial N.º 38 “Presidente Raúl Ricardo Alfonsín”. Fallece el vicecomodoro Mario Luis Olezza. 2013 1978 Por primera vez, con un MI-17, se realiza el cruce del Pasaje Drake. Nace el primer niño en la Antártida: Emilio Marcos Palma. 2015 1992 Se llevan a cabo los relevos de las bases antárticas del norte, con medios de la Son retiradas totalmente del continente antártico todas las razas de perros. ARA y medios alquilados. 1995 2017 Se crea la Escuela de Capacitación Antártica, única en el mundo en capacitar El rompehielos Irízar reinicia su navegación. al personal que invernará en la Antártica. Un DHC-6 Twin Otter de la FAA vuela 720 km para rescatar, por primera vez Se instala el primer observatorio astronómico polar en la Base Belgrano II y en 113 años, a un hombre accidentado en la Base Orcadas. una antena satelital para transmisión de datos. Fallece el primer argentino en conquistar el Polo Sur: el general Leal. 2000 2018-2019 Segunda llegada al Polo Sur, a cargo de una patrulla del Ejército Argentino. La ARA emplea los nuevos avisos Bahía Agradable, Puerto Argentino e Islas Malvinas. 2003 Fallece el general Hernán Pujato 2005 Dos hombres de la Base Jubany caen a una grieta en el Glaciar Collins. Son rescatados sin vida, después de cuarenta días. Personal del Ejército Argentino bucea por primera vez en la Base Jubany. Se produce un incendio en la Base Belgrano II, por lo que recibe abastecimiento por modo aéreo con un C-130 y con la compañía de apoyo aéreo del Ejército Argentino. 2006 Se construye una casa de emergencia en la Base Belgrano II. 2007 Un incendio en el rompehielos Irízar lo deja fuera de servicio. 2008-2010 Los relevos de las bases antárticas se realizan con medios alquilados. Se construye la casa principal en Belgrano II y se finalizan las obras. 20 21 La “Cultura Antártica”5 Por: Coronel Daniel Guillermo Lorente Si definimos “cultura” como el conjunto de condiciones materiales e intelectuales que caracterizan a una sociedad en cada etapa de su existencia, podemos expresar que la “Cultura Antártica” es darle a esa sociedad el desarrollo de su capacidad in- telectual mediante el conocimiento (estudio y ejercicio) de un tema determinado, en este caso: la Antártida. Cuando comenzamos a estudiar un continente, imaginamos un sinnúmero de paisajes nuevos y un territorio compuesto por países con grandes urbes y puertos; pequeñas poblaciones rurales; ríos, arroyos, valles y montañas; con una importan- te red vial que une grandes extensiones; por ferrocarriles que recorren distintas regiones, y aviones que surcan los cielos en todas las direcciones. También estamos predispuestos a escuchar con detenimiento su historia, las mo- das y tradiciones, los cultos religiosos que se profesan, su idiosincrasia, aspectos que nos harán conocer su manera de vivir. Estas cosas que nos enseña la geografía se repiten con diferentes matices en todo el mundo. Pero ahora vamos a estudiar y comprender un continente distinto, distinto a todo lo conocido: el continente antártico. Es aquí donde todo lo que imaginamos y ve- mos a diario en nuestro transitar no está. No crecen árboles y las plantas son muy escasas. La fauna, adaptada a las condiciones geográficas y climáticas, vive en la costa y alguna, en el interior. No hay ríos ni arroyos. No existen grandes ciudades ni pequeños poblados; ni fábricas ni ganadería, y nunca hubo población aborigen. La huella que deja una persona a su paso es borrada por el viento y la nieve. El continente antártico es un inmenso desierto de hielo, del cual emergen las cús- pides de las montañas más altas. Es el silencioso reino de las tormentas de viento y nieve, de las grandes sombras, del frío solitario. Entender todo esto es dificul- toso para quienes viven en otro tipo de geografía con condiciones meteorológicas más benignas. Formar parte de esta conquista, que aún no ha terminado, es algo irresistible, fas- cinante e impostergable. Para comprender lo expresado hace falta que tomemos 5 N. del A.: En uno de los tantos cruces de mensajes y llamadas telefónicas con el coronel Daniel Guillermo Lorente, le solicité si podía describirme la “Cultura Antártica”. No pasaron muchos días hasta que me llegó su contestación, ya que siempre tiene una pronta respuesta sobre temas antárticos. De esta manera, podrán leer e imaginar el significado de esta cultura, reflejado en las palabras de un experimentado hombre antártico. 23 conciencia de estos desafíos y conozcamos este misterioso continente: su flora y fauna, sus accidentes geográficos más importantes, sus mares y barreras de hielo, y la historia tan rica en acontecimientos que lo precede. Para ir descubriendo sus imponderables, la aventura debe ser cuidadosamente planeada: debemos partir provistos de algunos datos que nos ayudarán a comprender mejor cómo es la An- tártida. Esos datos referenciales son la “Cultura Antártica”. Primera Parte Reseña sobre la conformación de la Antártida 24 25 Los orígenes del Continente Blanco La Tierra, según estudios realizados, se formó hace aproximadamente cuatro mil quinientos millones de años. Estaba constituida por una gran masa terrestre ro- deada de un inmenso y único océano. En esos tiempos milenarios, surgió un gran continente llamado Pangea (toda la tierra), mientras que a la enorme masa de agua que la circundaba se la nombró Panthalassa (todos los mares). Avanzando a gran velocidad llegamos a los doscientos millones de años, cuando se produjo un suceso de gran trascendencia en la historia del planeta: la Pangea comenzó a fracturarse. Esto provocó que las aguas se desplazaran y partieran las tierras hasta dividir esas masas continentales firmes en dos partes a las que se las denominó Laurasia, al norte, y Gondwana, al sur. Esa separación originó una extensa franja marina denominada Tetis. La parte sur abarcó lo que hoy se conoce como América del Sur, África (incluida Madagascar), la India, Australia, Nueva Zelanda y la Antártida. La palabra Antártida proviene del griego antarktikos (opuesto al ártico), a su vez el vocablo “ártico”, del griego arktikos, significa “de la osa”, en referencia a la cons- telación boreal llamada Osa Menor. Este término es lo contrario a Antártico, que proviene de antarktos y cuyo significado es “sin osos”. Esta la razón por la cual se llamó Ártico al área alrededor del Polo Norte de la Tierra, que incluye parte de Rusia, Alaska, Canadá, Groenlandia, Islandia; la región de Laponia, en Suecia; Noruega, Finlandia y las islas Svalbard, así como el océano Ártico. Pasados unos ciento treinta millones de años, Gondwana se dividió y sus partes inmensas se desplazaron hasta ubicarse, hace aproximadamente veinte millones de años, de manera definitiva en donde hoy se encuentran los siete continentes. Esta división de Gondwana se desplazó al sur y una gran parte quedó en cercanías al Ecuador, en consecuencia, su clima era cálido al norte y templado al sur; lo que permitió el desarrollo, en la totalidad de su masa, de la diversa flora y fauna carac- terística de la zona. Así hoy, no obstante, el fraccionamiento sufrido y las grandes distan- cias que separan a sus masas terrestres originales, la teoría sobre su existencia y conformación se ve robustecida por las similares caracte- rísticas geomorfológicas y la fauna y flora fósil, propia de cada región independiente, de ese todo integrador inicial6. 6 Adolfo E. Quevedo Paiva, Medio siglo del Ejército Argentino en nuestra Antártida. 1951-2001, Buenos Aires, Editorial Dunken, 2001, pp. 25-27. 27 Esa unión o vecindad geológica continental, problema confirmado por los descu- brimientos de sistemas rocosos y prehistóricos semejantes, en los continentes a uno y otro lado de las costas coincidentes opuestas, en contraposición con la fauna y flora actual diferente. Los primeros análisis y resultados de la Testigos elocuentes de ese pasado común, son los ejemplares fosilizados de espe- cies desaparecidas, como fragmentos de árboles, plantas y helechos de hace tres- existencia de otro continente cientos cuarenta y cinco millones de años, encontrados entre otros lugares en las estribaciones antárticas del monte Flora (adyacente a la Base Esperanza) y en la isla Vega, en cercanías de la Base Marambio. Dada la descripción mencionada en el capítulo anterior, llegamos a los primeros Por su parte la fauna, se manifiesta en los restos de los dinosaurios, marsupiales análisis y resultados de la existencia de otro continente. Son justamente los grie- y pingüinos gigantes, a los cuales se agregan los de amonites, moluscos y crustá- gos los que, allá por el siglo VI a. C., intuitiva y aparentemente presagiaban que ceos extinguidos cerca de quinientos millones de años atrás, como los hallados en no estaban errados, apoyados más por los escritos de los filósofos que por los cál- abundancia en la isla Vicecomodoro Marambio (o Seymour). culos matemáticos u observaciones astronómicas. El lugar que ocupa la Antártida, como consecuencia del desmembra- Es así como en el 530 a. C. Pitágoras (natural de Samos) ya afirmaba que la Tie- miento del hipercontinente de Gondwana, al igual que la posición del rra era esférica; lo que fue totalmente refrendado, casi un siglo y medio después, resto de los demás continentes, lo explica la conocida tesis científica por el filósofo y primer científico geógrafo Aristóteles (nacido en Macedonia), que de “Tectónica Global” o de las “Placas Flotantes”, versión moderna de no solo confirmaba la esfericidad de la Tierra, sino que también daba sus argu- la inicialmente conocida “Deriva de los Continentes”; según la cual, el mentos justificados de la presencia de dos polos. En la misma línea, Parménides ascenso de los materiales eruptivos o magmáticos de los fondos oceá- (originario de Elea, Lucania) en el siglo V a. C. tomó el riesgo de dividir la esfera nicos, en las fallas o fisuras de la corteza terrestre, presiona , originan- terrestre en cinco zonas e incluyo las áreas de glaciares en los polos. do el desplazamiento, deriva o traslación de las masas continentales En el siglo III a. C., Aristarco (oriundo de Samos, al igual que Pitágoras), mientras vecinas; desplazamiento imperceptible e insensible, continuo, de alre- estudiaba las oscilaciones de las mareas en el océano Índico, hizo una nueva supo- dedor de 2,5 cm anuales, aproximadamente. sición en cuanto a la presencia de masas continentales en el sur. Por su parte, Eratóstenes (originario de Cirene), en el siglo II a. C., determinó por Este extraordinario fenómeno es la razón de la “navegación” de la An- medio de cálculos y con gran precisión el círculo de la tierra. Este acontecimiento tártida hasta su sitio polar austral del Planeta, mientras progresiva- fue confirmado por Posidonio (de Apamea), matemático, astrónomo, historiados, mente se cubría de hielo y congelaba al alejarse de las corrientes tem- filósofo, escritor, físico y geógrafo, y Estrabón (de Amasia), geógrafo y escritor, en pladas, adquiriendo su característico aspecto salvaje…, blanco…, inma- las postrimerías del siglo I a. C., cuando describieron al mundo como una inmen- culado…, brutal… y grandioso que la identifica, diferencia y distingue sa isla rodeada de un océano de tamaño considerado. incuestionable e indubitablemente. Cabe destacar que en aquellos tiempos solo se conocía el hemisferio norte, pero se presumía que, simétricamente a esa inmensidad de masa terrestre, debía oponer- No debemos omitir decir, que la última glaciación (nombre de los pe- se una tierra austral. Esta concepción era sostenida, allá por el 150 a. C., por Hi- ríodos de la historia geológica de la Tierra, durante los cuales los gla- parco, un astrónomo, geógrafo y matemático (de Nicea), quien mencionaba que, ciares cubrieron grandes superficies de la corteza terrestre), tuvo lugar de existir razones de equilibrio forzoso para la distribución de los continentes de en el Cuaternario, hace unos mil quinientos millones de años7. un modo homogéneo, solo se debía comprobar la presunción de la existencia de un gran continente en los mares del sur. Por otra parte, el cartógrafo, gramático y filósofo griego Crates, contemporáneo de Hiparco, dedujo que por causas armónicas debían existir continentes contrapuestos. Para demostrar esto se tomó el trabajo de diseñar un globo donde, imaginariamente, ubicó en el sur dos tierras australes: la Antípodas y la Antecos. La primera correspon- día a la actual zona polar austral y la segunda, a Australia. Es decir, aparecen dos conti- nentes meridionales: uno al oriente y el otro al occidente. Acerca de esto, el astrónomo babilonio Seleuco (de Seleucia), allá por el 140 a. C., también pronosticó con profunda 7 Ibidem, pp. 25-27. convicción la existencia de un continente austral. 28 29 Pomponio Mela (de Tingentera, Cádiz), geógrafo y escritor cuyas ideas eran de procedencia griega, realizó una descripción que se basó en dos esquemas: para la descripción de las costas siguió el procedimiento de los periplos, y para el in- terior de la costa, la periégesis. Además, describió, brevemente, la geografía de Lacónica descripción de la Antártida todos los países del Mediterráneo en De situ orbis, una geografía descriptiva de la Tierra, donde, además, visionariamente, delineó un particular primigenio mapa hemisférico del mundo en el que bosqueja el continente polar austral y le asigna su primer nombre Alter Orbis (otro mundo) en el año 43 de la era cristiana, mientras La Antártida resultó ser el último bastión del planeta Tierra que fue avistado por que a los habitantes de ese continente los bautizó con el nombre de Antichthones, sus descubridores y luego incursionado para, posteriormente, ser conquistado es decir Antípodas. por el hombre. En el año 729 de nuestra era, el benedictino sajón San Beda afirmó que las regio- En respuesta breve, sintética, e inequívoca, es: el “Imperio del Hielo”, el continente nes polares eran eternamente frías. Esta ocasión fue considerada como la primera único y diferente. Pero es, también, la región bravía y salvaje de hielo, nieve y roca vez que se formuló tal hipótesis, en la cual la región del norte era un océano, mien- que circunda al polo sur geográfico, con una masa continental de unos 14.000.000 tras que su opuesta, la del sur, consistía en una tierra vasta. de km2; […] sin población autóctona, ni vegetación arbórea. El nombre “Antípodas”, término acuñado por el griego Crates para designar a la El más lejano (su proximidad menor es el cabo de Hornos, a 850 km; mientras que zona austral, perduró en el tiempo hasta el siglo II de la era cristiana, cuando el la distancia a Oceanía es de 2150 km y África está a 3700 km); y el menos accesible alejandrino Claudio Ptolomeo realizó su propia presentación y sus aportes, en los de todos los continentes, situado en los confines de la Tierra, donde la naturaleza se cuales rebautizó como Terra Incógnita a esa gran masa continental unida al África defiende implacablemente de quien quiera introducirse o ultrajarla. y al Extremo Oriente, rodeada de un inmenso mar. Es el mundo de la soledad absoluta, del desierto helado más grandioso Respecto a la parte meridional de la Tierra, su designación se mantuvo por trece y del silencio total. Cercada por un mar sinfín, donde rugen gélidos siglos, hasta que el matemático y cartógrafo Oronce Finé (oriundo de Francia), en temporales, con impenetrables bancos de niebla, y gigantescos cam- el 153, le dio al continente helado, por primera vez, el nombre de Terra Australis, pos y moles de hielo pegados al borde o amenazantemente a la deriva10. georreferenciándola próxima al trópico de Capricornio8. Esta expresión fue ampliada por otros geógrafos, quienes la llamaron, genérica- Continente Blanco, el más frígido del orbe, con su récord mundial de 89,2 °C bajo mente, Terra Australis Incognita, Terra Firmorun, Magellanica o Magallánica y Frígida cero en el Polo del Frío (78° 28′ S - 106° 52′ E) del Planeta; el de mayor altura media, Zona, y su representación se plasmó en planisferios y mapas con contornos capri- 2040 m, donde señorea soberbia la inmaculada cumbre del monte Vinson (78° 35′ S chosos, exageradas proporciones con imaginativas ubicaciones. - 85° 25′ O) con sus 5140 m; el más seco, con precipitaciones menores que las del de- sierto del Sahara; el más tempestuoso, con vientos huracanados de hasta 333 km/h. En tanto el saber geográfico avanzaba, con los nuevos descubrimientos El del aire más libre y aséptico, el del Sol de Medianoche de verano con el atardecer del Estrecho de Magallanes y del cabo de Hornos, fundamentalmente, y la alborada de una noche inexistente. se alejó definitivamente más al sur el dibujo en los mapas y se separó Glaciar páramo yermo; continente intacto; tapizado en el 98 % de su superficie con la Terra Australis del resto del continente americano, cuya existencia y ubicación, sería recién corroborada y ratificada fehacientemente casi una gruesa capa de hielo y nieve, cuyo grosor promedio es de 2200 m y su espesor a fines del siglo XIII9. máximo llega a 4870 m (69° 56′ 17′′ S - 135° 12′ 09′′ E), conteniendo el 90 % del total del agua sólida de la Tierra con el 70 u 80 % del agua dulce potable del Planeta; el del espacio y suelo más biológicamente limpio del mundo; el más grande labora- torio natural de la humanidad; el de la fauna y flora polar exótica única. Este enorme continente, con corazón y cuerpo de hielo, equivale a más de cinco veces la superficie de nuestra Argentina, o lo que, comparativamente, sería lo mis- mo decir que en él entra casi toda Europa y la mitad de los Estados Unidos juntos, o también, aproximadamente, toda América. 8 Un vetusto mapamundi de 1555, del cartógrafo francés Guillaume le Testu, cuando el Ártico Su forma se asemeja a una pera gigante, con 23.380 km de perímetro, a la cual se estaba apenas explorado y la Antártida no se había descubierto, curiosamente, muestra la región del Polo Norte en un océano, y la región del Polo Sur como una masa de tierra. 9 Adolfo E. Quevedo Paiva, ob. cit., p. 29. 10 Ibidem, pp. 25-27. 30 31 hubieren dado dos mordiscones contrapuestos, quitándoles pedazos en sus partes Periódicamente, las barreras se fracturan por acción de las corrientes y los vien- abultadas. Uno corresponde al saco que forma el Mar de Weddell con su gran ba- tos. Las porciones que salen a “navegar” constituyen los témpanos (o icebergs) de rrera de hielo, y el otro al de la bolsa del mar de Ross y su importante barrera de hielo tabulares –peligrosos y fatales para los barcos– con forma regular, de cima hielo, mientras que el pedúnculo o cabillo lo representa la península Antártica; que plana y proporciones descomunales. El más grande que se ha registrado medía para los argentinos se llama Tierra de San Martín, de O’Higgins para los chilenos, más de 31.000 km2 (335 km de largo por 97 de ancho). de Graham le dicen los británicos, de Palmer según los EE. UU., y del rey Luis Felipe Existen también témpanos de glaciares, provenientes de estos campos, ríos, len- para Francia. guas o corrientes de hielo, que se originan en tierra y se deslizan hacia el mar; se Pero aquí decir “tierra” es hablar de un erial o estepas de hielo y nieve, que cir- desprenden en formas irregulares y son de tamaño mucho menor. cundan la altiplanicie o meseta polar y que terminan periféricamente en forma El mayor glaciar antártico es el Lambert (71° S - 70° E) que, incluida la barrera de abrupta sobre el mar en las denominadas Costas. hielo Amery, tiene una longitud total cercana a los 700 km y 64 km de ancho. Las montañas transantárticas, que se extienden a más de 3500 km, la dividen en dos regiones típicas, geológica y glaciológicamente bien diferenciadas: la oriental Ambos tipos de témpanos, con diferente composición, color y densidad, emergen obedeciendo al principio de Arquímedes. Los tabulares sobre- y la occidental. salen 1/5 parte de su altura, mientras los de los glaciares, 1/8 de su alto La Antártida Oriental o Mayor es la que enfrenta particularmente al océano Índico total, los dos tienen sus derivas regidas por las corrientes y no por los y es de tamaño más grande. Está formada por elevadas e interminables planicies vientos, por lo que son llevados “navegando” al norte, donde son destrui- cubiertas por la calota de hielo, con cordones montañosos de alturas que superan dos por el oleaje y las temperaturas más altas11. los 4000 m y un verdadero escudo o cratón de rocas estables. En ella se encuentra el polo sur geográfico. Como podemos apreciar, este continente presenta su resistencia y justifica ser el La Antártida Occidental o Menor es la más pequeña y enfrenta, en general, a los último en donde, hasta la fecha, el hombre continúa con sus investigaciones para océanos Atlántico y Pacífico. Está constituida por rocas deformadas y archipié- intentar conocer los misterios que se encierran entre sus hielos milenarios y las lagos de islas montañosas, en su mayoría tapadas y unidas entre sí por hielo, de temperaturas extremas, que lo hacen aún más interesante. altura y espesor menor, pero que, hacia el norte, en la península antártica, se pro- longan unos 1500 km en la cadena Antartandes, o Andes Antárticos, que es una extensión, en parte sumergida, de la cordillera de los Andes. Este desierto glacial tiene, curiosamente, un volcán activo: el monte Erebus (77° 32′ S - 167° 10′ E), de 3794 m, en la isla de Ross (77° 30′ S - 168° E), que se reactiva inter- mitentemente; y la isla Decepción que es el cráter de un volcán. También posee una depresión profunda, en el lecho rocoso de la fosa subglacial de Bentley (80° 30′ S - 110° O), que se encuentra a 2538 m por debajo del nivel del mar. La parte libre de hielo de la Antártida no supera en total los 200.000 km2. Por otra parte, la calota de hielo es de agua dulce y posee, soldada, adicionalmente, más de 2.000.000 de km2 de hielo permanente de barrera. El hielo marino, conocido como pack-ice, o simplemente pack, varía entre unos 3.000.000 de km2 en verano (marzo), cuando se contrae, y 20.000.000 de km2 en invierno (setiembre), cuando se expande; alcanzando entre 500 y 1500 km alrededor del continente. Su espesor de dos, tres o más metros es muy sólido y se origina por el congelamiento del océano que se solidifica por efecto del aire frío en invierno, lo que dificulta o impide la navegación aun de buques rompehielos. En tanto, las barreras son las terminales de las extensas plataformas flotantes de hielo originadas en tierra, que penetran en el mar como balcones oscilantes por acción de las mareas y cubren más de 1/3 de la línea costera. Tienen una superficie casi horizontal, con un espesor de hasta unos 200 m frente al mar y unos 1300 m en la unión continental, siendo las dos mayores: la de Ross, con 500.000 km2, y la de Filchner, con 400.000 km2. 11 Ibidem, pp. 31-34. 32 33 Precursores del descubrimiento del Continente Blanco Con el ansia de imitar esa gran aventura por los mares sur, como lo había hecho el genovés Cristóbal Colón en 1492, todos los rumbos indicaban ese camino a lo desconocido: el de las tierras australes sudamericanas. Iniciadas las navegaciones, Américo Vespucio (oriundo de Florencia, Italia) se puso al frente de una expedición portuguesa que, prácticamente, abrió la ruta a partir de la cual descubrió y navegó las costas sudamericanas y el puerto de San Julián. A su regreso, según las bitácoras, alcanzó latitudes más lejanas y, en 1502, llegó a las Georgias del Sur. Por otro lado, el autor Karl Fricker le adjudica a Vespu- cio ser el descubridor de las tierras antárticas. Aunque existen dudas sobre estos hechos, lo cierto y seguro es que el navegante florentino alcanzó el paralelo 50° S, es decir, las islas Georgias. Los sabios de Europa, allá por el siglo XVI, tomaron las influencias geográficas de los griegos que apuntaban la existencia de un inmenso continente al sur del Ecuador, problema que fue resuelto en 1520 por Magallanes. Muchos son los actores que participaron en el descubrimiento de la Antártida. Por ejemplo, Camille Vallaux, quien lo dejó plasmado en su informe sobre las Nuevas Indias (1503-1510), con la expedición del capitán Gonneville ubicó un vasto conti- nente en el océano Atlántico, al sur de los 50° de latitud, y dejó asentado que era “una tierra de clima templado y habitado por gente tímida y sociable”12, aunque no se pudo comprobar qué había descubierto y, mucho menos, dónde había estado. Gerhard Kremer (su apellido significa “comerciante”, en alemán), conocido como Gerhardus Mercator (comerciante, en latín), nació en Rupelmonde, Flandes (ac- tual Bélgica), fue matemático, geógrafo y cartógrafo. En 1587 decían sus cartas que el continente austral se extendía desde el polo a todas las regiones de las latitudes del sur, para esos tiempos, aún desconocidas por los navegantes. Para Kremer, en los océanos Índico y Pacífico el continente alcanzaba hasta los trópicos y se unía con la Tierra del Fuego en el océano Atlántico, lo que le daba un halo de fantasía a su análisis. Esa teoría fue sostenida aguerridamente para evitar su caída, custodiada por los defensores de la geografía especulativa hasta llegado el siglo XVIII. Su último “gladiador” fue Alejandro Dalrymple, quien aseveraba en el año 1760 que todas las tierras descubiertas al sur de los 40° latitud sur no eran otra cosa que los extremos del continente austral. 12 Camille Vallaux, Geografía general de los mares, Moscú, [s. e.], 1948, p. 93. 35 Luego se comprobó que la mayor parte de esta región era mar abierto. Este dato fue confirmado por el navegante capitán James Cook que, en su segundo viaje (1772-1775), se desprendió de lo que había realizado con anterioridad, en itinera- rios muy lineales, para llevar a cabo una exploración circular y detallada en donde: Los países interesados en la Antártida Cruza por primera vez el círculo polar antártico. Circunvala la Terra Australis sin dividirla. Se introduce hasta los 71° sur, pero es detenido por los hielos. Descubre el grupo mayor de las islas Sandwich del Sur. Al incursionar en los mares del sur, fueron varios los países que se aventuraron a descubrir la Antártida. Avezados geógrafos con experiencia en navegación y ansias A esta expedición le corresponde, como mérito mayor, haber confirmado la existen- de explorar lo desconocido emprendieron la travesía, aun a costa de perder la vida, cia del huraño y ambicionado continente polar buscado, como, asimismo, circuns- para ser el o los primeros, jugando por rivalidad política a imponerse y contar con el cribirlo aislado en su dimensión apreciada, pese a no avistarlo. Aunque Cook expre- privilegio de alcanzar el objetivo antes que cualquier otro expedicionario. só estar convencido de que debía existir una gran tierra austral totalmente cubierta En esta alocada carrera por el anhelado descubrimiento, representaba un papel de hielo, en razón de los grandes témpanos tabulares encontrados. muy importante en esas regiones el clima gélido, los mares tormentosos, los vora- Sin embargo, para llegar a este continente debieron transcurrir más de cuatro ces temporales y, por qué no, el azar. Creo que esos expedicionarios lo deseaban, décadas. La tierra austral supuesta parecía seguir siendo una quimera, una ilu- ya que es parte de la vida de los exploradores marinos, sin riesgos no era lo mismo. sión o ficción. A fines del siglo XVIII, los lobos marinos y focas estaban casi extintos por la cacería ¡Pero no! Ya se está próximo a encontrarla, avistándola primero y pisándola luego, en el hemisferio norte. Esto provocó que los barcos foqueros tomaran la deriva hacia en sus archipiélagos al comienzo y enseguida en sus tierras continentales. el sur, primero en las islas subantárticas y después continuaron más hacia el sur en Primacía, palma, y honor obtenidos por la Argentina, Inglaterra, EE. UU. o Rusia, busca de las deseadas pieles que se vendían en el mercado a precios muy altos. según la reclaman para la historia en base a sus probanzas disponibles. Los pioneros en organizar grandes flotas con compañías privadas y expediciona- rios que buscaban lugares para la captura de animales de la zona, detalle que no Para nosotros, los méritos y lauros pertenecen a nuestros criollos fo- compartían y se reservaban ese secreto, fueron Estados Unidos, Inglaterra, Aus- queros: la polacra San Juan Nepomuceno, capitaneada por Carlos tralia y Francia. Oliver Tidblom, o a la bricbarca Espíritu Santo, comandada por Pedro Lo importante de estas exploraciones fue lo comercial, la búsqueda de focas y lo- Nelson, entre 1817 y 1819, conforme a distintas fuentes documentales propias y extranjeras13. bos, quizás sin importarles descubrir tierras, ya que eso le impediría la caza, como intención primaria. Tal como lo hicieron en el norte, en el sur no sería diferente, cazaron hasta casi su exterminio. Los ingleses se los autoatribuyen al bergantín Williams, a órdenes de Pero, sigilosamente, se fueron incorporando exploradores que sí les interesaba William Smith, en 1819. En tanto los estadounidenses aseveran que lo descubrir tierras. Así se fueron agregando gran cantidad de países, flotas, perso- hizo el Hersilia, comandado por James P. Sheffield, en 1819, o el Hero, a nalidades difíciles de identificar y bitácoras egoístas imposibles de testificar por cargo de Nathaniel Brown Palmer en 1820. Y para los rusos, es el capi- tán de navío Fabián Gottlieb Bellingshausen, con la corbeta Vostok y la el faltante de registros que aseveren esos datos. fragata Mirny, en 182014. Durante la primera mitad del siglo XIX fueron los franceses, por intermedio de Freycinet y Duperrey, a los que se les despertó el interés científico en las tierras del sur e incorporaron en sus expediciones, zoólogos y botánicos que se encargaron de tomar muestras de diversos ejemplares para su estudio. Luego, cuando apareció el interés británico, estos enviaron a Henry Foster a obtener observaciones geomagnéticas y del péndulo, que fueron convalidadas por James Ross como un experimentado geofísico y biólogo. También se incorporó EE. UU. con Pend- lenton y Wilkes para realizar investigaciones en geología, vulcanismo y biología. El primer registro cartográfico titulado Continente antártico quedó asentado por la expe- dición llevada a cabo en 1838-1842 por Charles Wilkes. 13 Cfr. Quevedo Paiva, Adolfo E.: La Argentina y sus descubrimientos antárticos, Dirección A fines de siglo se produjo una nueva búsqueda en los mares del sur, esta vez para Nacional del Antártico, 1989. la cacería de ballenas, ya que, a la escasez de focas en el norte, se sumaba la de 14 Adolfo E. Quevedo Paiva, Medio siglo…, ob. cit., pp. 38-39. 36 37 este mamífero marino. Esta acción permitió el ingreso de buques especiales y la matanza alcanzó su registro más alto cuando cazaron 46 039 ballenas en un año. Dicho todo esto, paulatinamente se iban sumando exploradores y científicos para realizar sus observaciones, obtener muestras, registrar, recorrer y conocer, cuya Nuestros precursores antárticos intención era la de integrarlas a la Geografía, las ciencias y la historia del planeta. El avance por la obtención de datos fue tal que los hombres llegaron así a invernar en el gélido continente e incorporaron para los desplazamientos por tierra perros polares, globos, ponis y trineos. Los hombres más conocidos fueron: Weddell, Du- Según los registros históricos, el interés por el continente gélido se remonta a 1815, mont D’Urville, Ross, Larsen, Gerlache, Arctowsky, Amundsen, Scott, Shackleton. cuando una escuadrilla de la Armada Argentina comandada por Guillermo Brown Debieron transcurrir muchos años hasta que el sexto continente fuera tomado logró llegar hasta los 65° de latitud sur. Esa incursión les dio impulso a los navíos con seriedad y el mundo se diera cuenta que, a ese lugar, tan aislado y de difícil foqueros o loberos: San Juan Nepomuceno, Espíritu Santo, Pescador de Buenos Ai- acceso, se le debía prestar la atención correspondiente. res, Concepción, San Pedro, Carmen, Pescadora, Neptuno, Director, Jesús María, Los Congresos de Geografía Internacional, tanto el VI, en 1895, como el VII, en Campanera, Vicente, Despacho y, seguramente, muchos otros, entre los años 1817 y 1899, solicitaban que se efectuaran investigaciones científicas sistemáticas, me- 1820. Luego apareció el teniente coronel Luis Piedrabuena para extender la activi- tódicas y totalmente coordinadas para la exploración, estudios y análisis de la re- dad hacia el sur, entre los años 1848 al 1852 y en 1867. gión y los mares antárticos. Después, la presencia argentina continuó ganando terreno con la instalación, en La solicitud obtuvo una muy buena respuesta y en 1901 se inició la Expedición 1902, del observatorio en las islas Año Nuevo. Además, ofreció apoyo logístico y Antártica Internacional de la que participaron: Alemania, con el Gauss, bajo la di- tomó la decisión de ir con la corbeta Uruguay, al mando del capitán Irízar, al res- rección del profesor doctor Erich von Drygalski; el Reino Unido de Gran Bretaña cate de la expedición del doctor Otto Nordenskjöld, e Irlanda del Norte, con el Discovery, al mando del capitán Robert Falcón Scott; En cuanto a los aspectos legales y políticos y las cuestiones administrativas, la Re- Suecia, con el Antarctic, guiada por el doctor Nils Otto Nordenskjöld. pública Argentina dictó numerosas disposiciones en 1818 y estableció su autori- En 1902, Escocia inició sus incursiones con el Scotia, dirigida por el doctor Wi- dad en las islas subantárticas y antárticas en 1929. lliam Speirs Bruce, y en 1903 Francia hizo lo propio, con el Français, al mando del Además del apoyo ya mencionado, también brindo sus servicios logísticos a las expe- doctor Jean-Baptiste Etienne August Charcot. diciones de: Gerlache, en 1897; Bruce, en 1902 y 1904; Charcot, en 1903 y 1908; Filchner, Los alemanes y británicos acudieron por ayuda a la República Argentina, la cual en 1911; al primer conquistador del Polo Sur Amundsen, en 1911; al gran líder Shackle- instaló el observatorio magnético, meteorológico e hidrográfico, en la isla Obser- ton, en 1914; Byrd, en 1939, entre los más destacados. vatorio del grupo de islas Año Nuevo. El 22 de febrero de 1904, Argentina sentó un precedente en la historia de la Antártida En cuanto a los países exploradores de la Expedición Antártica Internacional, es- al ocupar el Observatorio Meteorológico y Magnético en las islas Orcadas del Sur, así tos afrontaron las siguientes vivencias: inició su ocupación permanente en forma ininterrumpida. Instaló la primer y única – Alemania con el Gauss, al quedar bloqueados, debieron invernar en Oficina de Correos oficial y en ese mismo día se izó la bandera argentina por lo que el mar antártico a 80 km de la Costa de Guillermo II (67° S - 90° E), se tomó esa fecha para celebrar el día de la Antártida en nuestro país. la cual descubren. Otro hecho importante fue que, finalizando el año 1904, un grupo de comerciantes – Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte con el Discovery creó la Compañía Argentina de Pesca S.A., instalando también una Oficina Meteo- abrazado por la fuerza de los hielos corren la misma suerte que los rológica nacional en el Puerto de Grytviken, en las islas San Pedro o Georgias del Sur. anteriores en la isla Ross, quedando como muestra de la invernada Desde 1904, Argentina asumió la responsabilidad de los relevos y abastecimien- una cabaña. to de las Bases, el señalamiento, balizamiento y el levantamiento hidrográfico en – Suecia con el Antarctic en donde seis de sus hombres, todos cientí- cada campaña antártica. ficos, entre los que se encontraba un argentino, el Alférez de Fragata Se inauguró en 1927 el Observatorio de las Orcadas y la primer Estación Radioeléc- José María Sobral, como meteorólogo, magnetólogo y geodesta, in- trica de todo el continente antártico. Durante los años 1947 y 1948 se instalaron ob- vernaron en la isla Cerro Nevado dos años ante la frustrada recupe- servatorios en los archipiélagos Melchior y Decepción. A partir de 1947, al transfor- ración del Antarctic que fuera aprisionada por los hielos e impidiera marse en Bases Antárticas, estas fueron consideradas dentro los censos nacionales. cumplir con su misión, finalizado el primer año de invernada y que También es importante destacar que desde ese año Argentina comenzó a instalar luego fueran encontrados por la hazaña de nuestros hombres de refugios en la Antártida para apoyar a las exploraciones. mar, con la Corbeta Uruguay al mando del Capitán Irízar en 1903. Otros organismos comenzaron a involucrarse con el avance antártico y con la nece- 38 39 sidad imperiosa de contar con cartografía propia y específica del continente, por lo que se reorganizó la Comisión Nacional del Antártico por medio del Decreto N.º 8507 de marzo de 1946, nombrando como representantes del Ministerio de Guerra al director general del Instituto Geográfico Militar, el general de brigada En búsqueda de los 90° Otto Helbling y al ingeniero militar, capitán Manuel José Olascoaga, perteneciente al Servicio Geográfico de Guerra. Para ese entonces, desde 1904 Argentina ya contaba con el Observatorio Meteo- rológico y Magnético en la Base Orcadas, que, hasta 1946, dependió de la Ofici- Se desarrollaron innumerables acontecimientos, algunos se pueden apreciar en na de Meteorológica Argentina, del Ministerio de Agricultura. Entre 1946 y 1950, la línea del tiempo del presente libro, y otros se pueden consultar en textos que perteneció al Servicio Meteorológico Nacional (SMN), que a su vez dependía del relatan estos sucesos y que será motivo para que los lectores incursionen sobre Ministerio de Asuntos Técnicos y, a partir de 1950, el SMN pasó a depender de la diversos temas antárticos. Fuerza Aérea Argentina. Luego de producidas las primeras incursiones en la Antártida, científicos, explora- En lo que respecta a la ciencia, desde 1915 estuvo presente a través del Museo Ar- dores, expedicionarios e investigadores comenzaron una nueva búsqueda seduci- gentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia”. Más tarde, en 1940, se in- dos por la pasión de ser los primeros. Así, se lanzaron dos experimentados hombres corporó un grupo de geofísica de la Dirección de Geofísica e Hidrografía y de la en un primer intento, en 1902: el capitán inglés Robert Falcon Scott, acompañado Universidad de la Plata. por el doctor Edward A. Wilson, y el teniente irlandés Ernest Henry Shackleton, En los años 1942 y 1943, se unió a este avance el Museo de Ciencias Naturales “Bernar- pero quedaron a tan solo 850 km del objetivo, ya que enfermaron de escorbuto. dino Rivadavia” y técnicos y científicos de la Dirección de Metrología, Geofísica e Hi- En 1908 Shackleton realizó un nuevo intento. En esa oportunidad su expedición drografía del Ministerio de Agricultura. Se agregaron en 1949 los botánicos y biólogos quedó a tan solo 179 km de su meta. El clima había castigado nuevamente a los de las universidades nacionales de Cuyo, La Plata y Córdoba; biólogos y vulcanólogos medios empleados y sus ponis manchurianos debieron ser sacrificados. Con la de la Universidad de Tucumán y geólogos de la Sociedad Científica Argentina. fuerza que les quedaban tomaron la carga, pero la crudeza del clima antártico les En 1950 se sumaron geofísicos del Observatorio Astronómico y de la Facultad de Cien- hizo claudicar en el intento. cias Naturales de la Universidad Nacional de la Plata, un geólogo de la Dirección Na- Los 90° continuaban esperando que algún avezado pisara por primera vez ese cional de Minería y biólogos pertenecientes al Museo de la ciudad de La Plata. hielo puro e inmaculado. Otros fueron los intentos, la esperanza de los porfiados exploradores se mantenía intacta. La carrera final hacia la conquista del Polo Sur fue llevada a cabo por dos patrullas en 1911 y 1912, respectivamente. La primera patrulla, comandada por el capitán Roald Engebereth Gravning Amundsen, acompañado por Olav Alavson Bjaaland, Helmer Julius Hansen, Sve- rre Helge Hassel y Oskar Wisting, arribó con tres trineos y diecisiete perros. Así plantaron en el hielo la bandera Noruega el 14 de diciembre de 1911. La otra expedición ocurrió el 17 de enero de 1912 y fue protagonizada por la patru- lla inglesa del capitán Robert Scott, el doctor Edward Wilson, el capitán Lawrence Oates, el teniente Henry Bowers y el suboficial Edgar Evans. La travesía sería trá- gica y conmovedora. Sus leales protagonistas acometieron la empresa con trineos tirados por ponis, pero la situación no fue la esperada y por diversos motivos los animales debieron ser sacrificados. En consecuencia, fueron los propios hombres los que tiraron de los trineos en medio de los temporales, el frío, la escasez de ali- mentos y el agotamiento, kilómetro tras kilómetros, hasta llegar al Polo donde, al lado de la bandera Noruega, izaron la de Inglaterra. Si a la expedición inglesa llegar al polo le resultó costosa, el regreso no iba a ser muy diferente. Sin saberlo, sus leales hombres iban a transcurrir sus últimos días en ese páramo, ya que fueron dejando la vida uno por uno: Evans en primer lugar, luego Oates, Bowers y Wilson, y, en última instancia, su capitán, Scott. 40 41 Según cuenta el diario que registró el propio jefe de la expedición y que fuera encontrado por exploradores que salieron años más tarde en su búsqueda, Scott escribió: Enero 17… el Polo. Sí, pero en circunstancias muy distintas de las espe- Avances científicos radas. ¡Mi Dios! Este es un lugar terrible, y lo suficientemente terrible para nosotros como para habernos esforzados sin la recompensa de la prioridad. Ahora de vuelta a casa y una lucha desesperada. Me pregun- to si lo lograremos […]15. La realización del Año Geofísico Internacional (AGI), que duró del 1.º de julio de 1957 al 31 de diciembre de 1958, implicó un esfuerzo inimaginable para la épo- Que gran ejemplo nos dejaron estos titanes del hielo, en donde el clima más duro ca, por su alcance en la historia científica del planeta. Más de 30.000 científicos y del planeta los sentenció a perecer ante su poderoso e implacable ambiente, de- técnicos de 66 países participaron de una serie de observaciones sobre la Tierra y mostrando su tremendo valor, espíritu de lucha, sacrificio, tenacidad, abnegación sus alrededores cósmicos. y, claro está, su heroísmo ante semejante hazaña. Cinco de las once ramas científicas estudiadas en el AGI se hallaban En otro intento por alcanzar el Polo Sur, en 1914, nuevamente el irlandés Shac- dedicadas específicamente a este tipo de investigación: actividad solar, kleton se embarca al mando de la Expedición Imperial Transantártica, cuya fi- rayos cósmicos, geomagnetismo, auroras boreales y australes y física nalidad era la de atravesar el continente de costa a costa y pasar por el Polo Sur. ionosférica. Sin embargo, el buque Endurance quedó atrapado por los hielos y su tripulación de veintisiete hombres fue obligada a abandonarlo y, a partir de ello, debieron sortear una larga odisea de diecinueve meses, nada más y nada menos que en el El Año Geofísico Internacional fue propuesto en 1952 por el Consejo Internacional de Uniones Científicas (ICSU, por sus siglas en inglés) Mar de Weddell. sobre el modelo de los Años Polares Internacionales de 1882-1883 y En un momento su capitán tomó la decisión de acondicionar uno de los botes salva- 1932-1933. Se pretendían utilizar varias tecnologías heredadas de la Se- dos, el James Caird, y, junto a otro cinco de sus hombres, salió en busca de auxilio. gunda Guerra Mundial con fines pacíficos, decidiendo concentrar los Finalmente, logró arribar a las islas San Pedro (o Georgias del Sur), lo que es digno esfuerzos en la Antártida, poco conocida en aquella época. de mencionar ya que su líder pudo recuperar a todos sus hombre sanos y salvos. Debieron transcurrir poco más de cuarenta años para que se volviera a montar En 1955 tanto EE. UU. como la URSS anunciaron públicamente su in- una expedición que realizara tal proeza. Fue así que la República Argentina, por tención de lanzar en los años siguientes satélites artificiales al espacio, intermedio de nuestro glorioso Ejército Argentino, el 10 de diciembre de 1965 se como contribución al AGI. Para la realización del Año Geofísico Inter- registró en la historia de los conquistadores del Polo Sur como la octava expedi- nacional se eligió el período comprendido entre julio de 1957 y diciem- ción del mundo y el tercer país en alcanzar los 90°. bre de 1958, ya que coincidía con un período de intensa actividad solar. El 5 de enero del 2000 se repetiría la hazaña con la Expedición Científico Técnica empleando motos para nieve. El Año Geofísico Internacional se realizó bajo los auspicios del ICSU, el cual creó un comité especial que a su vez invitó a las naciones partici- pantes a crear comités nacionales16. El AGI, debido a las investigaciones desarrolladas, permitió acceder a la firma del Tratado Antártico (TA) en 1959, que entró en vigencia el 23 de junio de 1961 (ver Anexo 1. El Tratado Antártico). Una de las preocupaciones de mayor importancia que evidenciaron los científicos e investigadores fue la necesidad de establecer 16 Colaboradores de Wikipedia. Año Geofísico Internacional [en línea]. Wikipedia, La enciclopedia libre, 2019 [fecha de consulta: 9 de diciembre del 2020] Dirección 15 Susana Rigoz, Hernán Pujato: el conquistador del desierto blanco, Buenos Aires, Editorial María URL: https://es.wikipedia. org/w/index.php?title=A%C3%B1o_Geof%C3%ADsico_ Ghirlanda, 2002. Internacional&oldid=117347019. 42 43 pautas fundamentales por la presencia del hombre y el impacto derivado de sus actividades. El objetivo era que su influencia en el territorio fuera mínima y así lograr que la Antártida conservase sus condiciones de pureza y fuera considerada como el único laboratorio natural existente en el planeta. Situación política inicial A partir de la entrada en vigor del Tratado Antártico, surgió en 1964 la Convención para la Protección de la Flora y la Fauna Antártica, en la cual se definió a la zona del TA como una Zona Especial de Conservación. En 1972 nace la Convención para la Conservación de las Focas Antárticas. Más tarde, en 1980, se establece la Con- En 1903, el doctor William Bruce, al mando de la Expedición Antártica Escocesa, vención para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos y seis años luego de invernar en la isla Laurie, archipiélago de las Orcadas del Sur, instaló una después se establece la Convención para la Reglamentación de las Actividades So- precaria edificación donde asentó su vivienda, el Observatorio Meteorológico y el bre Recursos Minerales Antárticos (1988). Observatorio Magnético. A su regreso, pasó por Buenos Aires, donde negoció con Debieron transcurrir treinta años desde la entrada en vigor del TA para que los el gobierno argentino la venta de esas instalaciones y se concretó la operación. países se reunieran y establecieran en Madrid, el 4 de octubre de 1991, el Protocolo La cesión de esos bienes había sido una transacción comercial particular del ins- al Tratado Antártico Sobre Protección del Medio Ambiente (ver Anexo 2). Tam- trumental e instalaciones, y la expedición no fue patrocinada ni subvencionada por bién conocido como “Protocolo de Madrid”, es la principal herramienta para la el gobierno inglés. No obstante, la transferencia del observatorio dio lugar, a partir protección del medio ambiente antártico y declara a la Antártida reserva natural del 29 de diciembre de 1903, a un intercambio de notas diplomáticas entre el repre- dedicada a la paz y a la investigación científica. Algunas de las medidas de pro- sentante del gobierno británico y la Cancillería de la República Argentina. Se puede tección implementadas fue el establecimiento de Zonas Antárticas Especialmente decir que al comienzo el intercambio fue genéricamente cortés, casi intrascendente, Protegidas (ZAEP) y Zonas Antárticas Especialmente Administradas (ZAEA). pero hacia el 23 de agosto de 1906 este adquirió, por parte de los ingleses, un tono Si bien todo el continente es una gran reserva natural protegida, el Tratado consi- aclaratorio prepotente, cuando el jefe de la Legación inglesa expresó que “el grupo deró necesario que determinadas áreas recibieran mayor protección. Para ello se de las Orcadas del Sur es territorio británico”. crearon las ZAEP: sectores terrestres o marinos con valores naturales o científicos Fue así que, en 1907, el Ministerio de Colonias inglés, en su libro Colonial List, incluyo a excepcionales, en los que se encuentra restringido el acceso humano. las islas Orcadas del Sur como dependientes de las Islas Malvinas (Falkland). El 21 de julio de 1908, el rey Eduardo VII expidió una Carta Patente donde crea las Solo los científicos o quienes deben realizar tareas de control o man- Dependencias de las islas Falkland (Islas Malvinas), que incluyen todos los terri- tenimiento pueden acceder a esta especie de pequeñas reservas natu- torios al sur del paralelo de 50° S entre los meridianos 20 y 80° de longitud O, con rales. Los primeros pueden trabajar con la fauna, la flora o allí donde

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