PDF: A La Costa - Novela

Summary

El documento es un fragmento de la novela "A La Costa", ambientada en Ecuador. La historia se centra en el doctor Jacinto Ramírez y sus reflexiones sobre el pasado. El texto explora temas de memoria, preocupación y acontecimientos históricos.

Full Transcript

```markdown # A LA COSTA (COSTUMBRES ECUATORIANAS) ## 1 Aquella mañana de agosto, clara y llena de sol, el doctor Jacinto Ramírez habíase puesto a trabajar en su escritorio antes de la hora acostumbrada. Sentado en un viejo sillón de vaqueta estampada, teniendo delante varios legajos de papeles a...

```markdown # A LA COSTA (COSTUMBRES ECUATORIANAS) ## 1 Aquella mañana de agosto, clara y llena de sol, el doctor Jacinto Ramírez habíase puesto a trabajar en su escritorio antes de la hora acostumbrada. Sentado en un viejo sillón de vaqueta estampada, teniendo delante varios legajos de papeles amarillentos, y con su rostro enjuto, pálido y sombrío, y su larga barba gris, se asemejaba a los alquimistas de la Edad Media. Un rayo de alegre sol que entraba por una ventana abierta, iluminaba vivamente la figura del doctor, y dejando en una espesa penumbra lo demás de la habitación, daba a todo ese pequeño cuadro un aspecto casi fantástico. Profunda preocupación o tristeza contraía frecuentemente el rostro impasible del doctor. Algo como una idea penosa y pertinaz atormentaba su cerebro, porque a cada instante dejaba la pluma, volvía a tomarla, trazaba algunas palabras en el expediente que tenía delante, para volver otra vez a suspender el trabajo. Al fin abandonó el sillón y púsose a pasear lenta y maquinalmente por la larga y oscura sala, acariciándose con una mano la larga barba, los ojos distraídos y como sin vista clavados en el pavimento, señales todas de una grave preocupación. Un instante paróse en el cuadro de luz que entraba por la ventana y fijó sus ojos en un ennegrecido retrato de cuerpo entero que se difuminaba en el fondo de la sala, contuvo un involuntario suspiro, y algo como una lágrima brilló en la mejilla iluminada vivamente por el sol. Volvió a inclinar la cabeza sobre el pecho, metió las manos en los bolsillos del largo paletó que llevaba, y continuó el interrumpido y monótono paseo. ¿Qué era lo que atormentaba al doctor Jacinto Ramírez, abogado de Quito, en aquella mañana clara y soleada del mes de agosto? El recuerdo de una catástrofe espantosa, cuyos detalles rememoraban uno a uno como si se complaciera en ellos, era lo que le traía tan preocupado y abatido... El 16 de agosto de 1868, veintidós años antes, Jacinto Ramírez era estudiante de quinto año de leyes en la Universidad de Quito. Para esa fecha había ya rendido con buena votación sus exámenes, y preparábase a marchar, para pasar las vacaciones, a Ibarra en donde 21 ```