Capítulo 1: Conceptos Generales Sobre el Fuego. El Fuego Forestal PDF

Summary

Este documento describe los conceptos generales sobre el fuego, incluyendo su definición como una reacción química rápida de oxidación. También se incluye una sección específica sobre el fuego forestal y su definición según la Ley 43/2003. El texto analiza la velocidad de reacción, identificando los conceptos de oxidación, combustión y deflagración. Finalmente, presenta modelos gráficos para describir el proceso de combustión y el triángulo del fuego.

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CAPITULO 1: CONCEPTOS GENERALES SOBRE EL FUEGO. EL FUEGO FORESTAL 1.1. DEFINICIÓN DE FUEGO. El fuego o combustión es una rápida reacción química de oxidación de carácter exotérmico (y de luz), autoalimentada, con presencia de un combustible en fase sólida, líquida o gaseosa. Otras definiciones del...

CAPITULO 1: CONCEPTOS GENERALES SOBRE EL FUEGO. EL FUEGO FORESTAL 1.1. DEFINICIÓN DE FUEGO. El fuego o combustión es una rápida reacción química de oxidación de carácter exotérmico (y de luz), autoalimentada, con presencia de un combustible en fase sólida, líquida o gaseosa. Otras definiciones del fuego son: Según las Normas UNE: el fuego es una combustión caracterizada por una emisión de calor acompañada de humo, llamas o ambos. Según el Diccionario de la Real Academia Española: El fuego es calor y luz producidos por la combustión. Químicamente, se trata de un proceso de reacción química rápida, fuertemente exotérmica de oxidación-reducción, en las que participa una sustancia combustible y una comburente, que se produce en condiciones energéticas favorables y en la que se desprende calor, radiación luminosa, humo y gases de combustión. 1.2. FUEGO FORESTAL. Aplicado a los incendios forestales, y según el artículo 6 de la Ley 43/2003, de 21 de noviembre de Montes, un incendio forestal es el fuego que se extiende sin control sobre combustibles forestales situados en el monte. El art. 5 de la citada Ley 43/2003, de 21 de noviembre, define “monte” como “todo terreno en el que vegetan especies forestales arbóreas, arbustivas, de matorral o herbáceas, sea espontáneamente o procedan de siembra o plantación, que cumplan o puedan cumplir funciones ambientales, protectoras, productoras, culturales, paisajísticas o recreativas. 1 Tienen también la consideración de monte: a. Los terrenos yermos, roquedos y arenales. b. Las construcciones e infraestructuras destinadas al servicio del monte en el que se ubican. c. Los terrenos agrícolas abandonados que cumplan las condiciones y plazos que determine la comunidad autónoma, y siempre que hayan adquirido signos inequívocos de su estado forestal. d. Todo terreno que, sin reunir las características descritas anteriormente, se adscriba a la finalidad de ser repoblado o transformado al uso forestal, de conformidad con la normativa aplicable. e. Los enclaves forestales en terrenos agrícolas con la superficie mínima determinada por la Comunidad Autónoma. 2. No tienen la consideración de monte: a. Los terrenos dedicados al cultivo agrícola. b.Los terrenos urbanos y aquellos otros que excluya la comunidad autónoma en su normativa forestal y urbanística.” Definición que así establece el Decreto 16/2007, de 15 de febrero, por el que se aprueba el Plan Especial de Protección Civil de la Comunidad Autónoma de Cantabria sobre Incendios Forestales (Infocant), en su anexo I. 1.3. VELOCIDAD DE LA REACCIÓN Según la velocidad de la reacción podremos establecer la siguiente clasificación:  Si la reacción es lenta, es OXIDACIÓN; no hay aumento de la temperatura (oxidación del hierro, amarilleo del papel). Se produce sin emisión de luz y poca emisión de calor que se disipa en el ambiente.  Si la reacción es normal, es COMBUSTIÓN; se produce con emisión de luz (llama) y calor, que es perceptible por el ser humano. El frente de llama tiene una velocidad de varios centímetros por segundo.  Si la reacción es rápida, es DEFLAGRACIÓN; combustión que se produce cuando la velocidad de propagación del frente de llama es menor que la del sonido; su valor se sitúa en el orden de metros por segundo. Ondas de presión 1 a 10 veces la presión inicial. 2  Si la reacción es muy rápida, es DETONACIÓN; combustión que se produce cuando la velocidad de la propagación del frente de llama es mayor que la del sonido; se alcanzan velocidades de kilómetros por segundo. Ondas de presión de hasta 100 veces la presión inicial. 1.4. EL TRÍANGULO Y EL TETRAEDRO DEL FUEGO El estudio de la dinámica del fuego y de su extinción supone la utilización de disciplinas tales como la mecánica de fluidos, las transferencias de calor y materia y la cinética química. Sin embargo, con frecuencia los textos (desde Lavoisier) emplean un triángulo o un tetraedro para representar los elementos básicos del fuego, siendo ésta una forma intuitiva del fuego y de sus métodos de extinción. Una simplificación gráfica habitual para describir el proceso de la combustión es el denominado triángulo del fuego. Con él se quiso significar que el fuego no podía producirse sin que se unieran tres elementos: el combustible, el comburente y la energía de activación (calor). Estos tres elementos se pueden definir de la siguiente manera: Combustible: Es cualquier sustancia capaz de arder en determinadas condiciones. Cualquier materia que pueda arder o sufrir una rápida oxidación. Comburente: Es el elemento en cuya presencia el combustible puede arder (normalmente oxígeno). Sustancia que oxida al combustible en las reacciones de combustión. El oxígeno es el agente oxidante más común. Por ello, el aire, que contiene aproximadamente un 21 % en volumen de oxígeno, es el comburente más habitual en todos los fuegos e incendios. Calor: Es la energía de activación que es preciso aportar para que el combustible y el comburente reaccionen. Es la energía necesaria para el inicio de la reacción. Para que las materias en estado normal actúen como reductores necesitan que se les aporte una determinada cantidad de energía para liberar sus electrones y compartirlos con los más próximos del oxígeno. Esta energía se llama “energía de activación” y se proporciona desde el exterior por un foco de ignición (calor). De la energía desprendida en la reacción parte se disipa 3 en el ambiente provocando los efectos térmicos derivados del incendio y el resto calienta a unos productos reaccionantes aportando la energía de activación precisa para que el proceso continúe. La humedad, la luz, forma de apilado, temperatura ambiente, etc.., son factores que junto con las características físicas de los combustibles, hacen variar la energía de activación necesaria. Esta sencilla representación en triángulo se aceptó durante mucho tiempo, sin embargo, se comenzaron a observar algunos fenómenos que no podían explicarse totalmente hasta que se descubrió un “nuevo factor”, la reacción en cadena. Reacción en cadena: es el proceso mediante el cual progresa la reacción en el seno de una mezcla comburente-combustible. Una vez incluido este cuarto elemento, la representación del fuego se realizo mediante el denominado tetraedro del fuego. En este tetraedro del fuego, cada cara representa uno de los elementos básicos para que se produzca la combustión. Por tanto, bastará con eliminar una cara del tetraedro para romper el equilibrio y extinguir el fuego. Podemos concluir señalando que un incendio forestal consta de las siguientes etapas: Precalentamiento: en esta etapa la fuente de calor eleva la temperatura del combustible. Cuando alcanza los 100º C comienza a perder humedad en forma de vapor de agua. Con una temperatura cercana a los 200º C los compuestos volátiles de las resinas comienzan a evaporarse. Combustión de los gases: Al llegar la temperatura hasta los 300º o 400º C se inicia la gasificación de los componentes estructurales y la ignición del material combustible. La temperatura sigue en aumento hasta los 500º / 600º C momento en que la combustión continúa por sí sola aún si se retirara la fuente de calor. Se emiten gases no quemados, vapor de agua y humos. 4 Fase sólida: esta etapa se caracteriza por la madera ardiendo con llama propia de color azulado, poco humo y baja emisión de gases de carbono. Cuando la combustión termina ya no queda combustible y solo se ven las cenizas. 5 CAPITULO 2: COMPORTAMIENTO DEL FUEGO FORESTAL 2.1. FORMAS DE PROPAGACIÓN La propagación del fuego tiene lugar desde un foco inicial, por medio de la transmisión del calor que se emite en la combustión, a los combustibles más o menos próximos que al calentarse pueden igualmente arder, y así sucesivamente. Existen cuatro formas de transmisión del calor y por tanto de propagación del fuego:  Radiación: el calor pasa a través del aire sin que exista movimiento del mismo y sólo tiene lugar a cortas distancias. Por ello, en los incendios forestales la propagación por radiación afecta únicamente a los combustibles que es tan próximos a los que están ardiendo. En este tipo de incendios, la radiación está directamente ligada a la longitud de las llamas.  Convección: el calor es transportado por las columnas de aire caliente que ascienden debido a diferentes densidades que resultan del gradiente de temperatura en la zona cercana al incendio. Las columnas convectivas combinadas con el viento colaboran a la dispersión de las partículas combustibles incandescentes que vuelan en su interior, llamadas pavesas.  Conducción: cuando el calor se transmite a través de las moléculas de los cuerpos sin que éstas se desplacen. A diferencia de lo que ocurre con los metales que transmiten muy rápidamente el calor, las maderas son malas conductoras, por lo que en los incendios forestales superficiales o aéreos, esta forma de transmisión de calor es la que tiene menor influencia. En los incendios forestales subterráneos la conducción es el modo más importante de propagación del fuego.  Pavesas: Partículas de combustible en ignición que son transportadas por el viento (volantes) o por efecto de la pendiente (rodantes). 6 2.2. FACTORES QUE INFLUYEN EN LA PROPAGACIÓN Existe un conjunto de factores que determinan el comportamiento del fuego y, por tanto, la forma en que va a evolucionar el incendio. Estos factores se agrupan del modo siguiente: Los combustibles vegetales. Los factores meteorológicos. La topografía del terreno. Los combustibles vegetales al ser un elemento del son indispensables para que el mismo se produzca y las condiciones que presenten como el tamaño, distribución, o el contenido en humedad, son decisivos para el comportamiento del fuego. Por otra parte, el factor combustible es el único de los tres sobre el que el hombre puede actuar para controlar o extinguir el incendio. 7 Los factores meteorológicos inciden sobre el estado de los combustibles a través de la humedad y la temperatura y sobre la propagación del fuego por el viento. Aunque no se pueden modificar, si se pueden predecir de manera fiable mediante los modelos existentes en la actualidad, por lo que se facilita la organización del operativo y en caso de incendio, contar con un pronóstico de como pueden influir estos factores en el comportamiento del fuego. En cuanto a la topografía es el mas constante de todos y modifica las características, tanto de los combustibles como del clima. A continuación vamos a pasar a describir cada uno de estos factores.  Los combustibles vegetales En el monte los combustibles vegetales existentes comprenden todas las clases de plantas vivas y los restos y despojos de estas plantas. Por tanto una primera clasificación de los combustibles vegetales puede ser la siguiente: Combustibles vivos: hierbas, matas, arbustos y árboles. Combustibles muertos: tocones, ramas caídas, hojarasca y pasto seco. Tanto unos como otros influirán sobre el fuego según presenten una serie de condiciones entre las que cabe destacar: Grado de combustibilidad. Cantidad de combustible. Densidad de la vegetación. Estratificación de la vegetación. Humedad del combustible. El grado de combustibilidad se refiere a la mayor o menor facilidad que tienen los combustibles para arder y atendiendo a la misma se pueden distinguir: Combustibles ligeros: Constituidos por hojas, hierbas, matorral, arbustos, etc.; que arden con gran rapidez. 8 Combustibles pesados: Formados por troncos, ramas, raíces, etc.; que son lentamente consumidos por el fuego. En un incendio, el avance del fuego dependerá de que en el tipo de vegetación predominen los combustibles ligeros o pesados. Así se tiene que la velocidad de propagación será decreciente según el siguiente orden: Pastos. Matorral. Vegetación arbustiva. Arboleda. También hay que tener en cuenta que el grado de combustibilidad aumenta en aquellas especies que contienen determinadas sustancias químicas volátiles. Así los pinos, por contener resinas, arden mejor que otras especies que carecen de este producto. Por esta razón el fuego se propaga mas rápidamente en las masas arboladas formadas por una sola especie, por ejemplo en un pinar, que en las que se mezclan pinos con otras especies frondosas. La cantidad de combustible, tanto vivo como muerto, por unidad de superficie, es otro factor a tener en cuenta pues cuanto más combustible haya mas intensidad alcanzara el fuego. Las acumulaciones de residuos y despojos formadas por los restos de podas y cortas, no eliminadas, pueden contribuir de manera decisiva a la propagación de los incendios. 9 De aquí la importancia de mantener los montes limpios de estos materiales muertos para disminuir el riesgo de incendios y facilitar la extinción. La densidad es el grado de cobertura del suelo por la vegetación existente sobre el mismo e indica la mayor o menor proximidad de unas plantas a otras, lo que condiciona la velocidad de propagación del fuego. Si la densidad es alta apenas habrá interrupción en el combustible (continuidad horizontal) y el fuego se propagará rápidamente a través del mismo. A medida que la densidad vaya disminuyendo, existirán áreas sin combustible y el fuego encontrará más dificultades para su propagación. La distribución de la vegetación según un plano vertical se denomina estratificación y se divide en una serie de niveles o estratos de diferentes alturas según se trate de pastos, matas, arbustos o arbolado. Simplificando pueden distinguirse dos casos: Estratificación continua (continuidad vertical): Los distintos estratos se superponen por lo que el fuego puede pasar de unos a otros. Con ello se favorece el que un incendio de superficie se transforme en un incendio de copas. Estratificación discontinua: No existe continuidad en los estratos, como sucede en una masa arbolada podada y limpia de matorral, pero que mantiene un tapiz herbáceo. En este caso si se inicia un incendio de superficie difícilmente pasar a las copas. El contenido en agua de los combustibles tiene gran importancia en el comportamiento de fuego por su influencia en la posibilidad que se inicie la combustión y en el posterior desarrollo de la misma. La aplicación de calor a un combustible con alto porcentaje de humedad ha de servir primero para evaporar el exceso de agua antes que se alcance el punto de ignición, y posteriormente cuanto más seco este el combustible más rápidamente se quemará y mayor altura alcanzarán las llamas, lo que favorecerá la propagación del fuego. Como los combustibles muertos tienen menor humedad que los vivos, arderán con más facilidad y, por tanto, su abundancia en el monte aumentará el riesgo de incendios. En las condiciones de humedad del combustible está basada la utilización del agua y los retardantes en el ataque indirecto al fuego, pues al humedecer o impregnar con estos productos la vegetación que no ha ardido, se impide el avance de las llamas a través de la misma. Las formaciones vegetales afectadas por los incendios con más frecuencia son las de matorral puro o su combinación con pastos y arbolado, siendo la especie arbórea más afectada el rebollo (Quercus pyrenaica) debido a su ecología y las condiciones en las que se desarrolla. En 10 líneas generales muchos de los incendios en Cantabria afectan a amplias extensiones de matorral de tojo (Ulex gallii y U. europaeus), formaciones originadas y mantenidas por la continua acción del fuego a lo largo de los años.  Los factores meteorológicos Los distintos factores que configuran la situación meteorológica de la zona en que se produce un incendio condicionan su evolución, debido a su influencia en los tres componentes del triángulo del fuego. Entre dichos factores los que tienen una mayor incidencia son los siguientes: El viento. La humedad. La temperatura. El viento es sin duda el más importante de los tres, especialmente por determinar, en gran medida, la velocidad de propagación del fuego. Debido a la distribución de las tierras y de los mares y el cambio de las estaciones del año, sobre la superficie de la tierra se producen diferencias de temperaturas de unas regiones a otras que originan movimientos horizontales de aire que constituyen los vientos generales. Por otra parte en áreas determinadas y debido también a diferencias de temperaturas entre el día y la noche o entre distintas situaciones topográficas surgen los vientos locales, cuya acción se sumará a la vez de los vientos generales. Estos vientos locales afectan muy directamente al comportamiento del fuego y a su vez las variaciones de calor del incendio modifican las características del viento local, produciendo corrientes ascendentes o remolinos. De estos vientos los que presentan mayor interés en la lucha contra el fuego son los vientos de ladera y los vientos de valle, cuya aparición está muy ligada a la topografía del terreno. El viento es un factor determinante de la intensidad, dirección y velocidad de propagación del fuego y, por tanto, significa un condicionante fundamental en la lucha contra los incendios forestales. Los principales efectos del viento sobre el incendio son los siguientes: Desecación de la vegetación, que no ha sido afectada por el fuego, adelantando el momento de su quema. Avivar el fuego mediante la aportación de mayores cantidades de oxígeno a la combustión. 11 Propagación de las llamas hacia el combustible que está sin arder provocando su ignición. Desplazamiento de pavesas a zonas no incendiadas que ocasionarán focos secundarios en el incendio. Cambios imprevisibles en el avance del fuego como consecuencia de las variaciones en la velocidad y la dirección del viento. En general, cuanto mayor sea la velocidad del viento mayor será la intensidad y velocidad de propagación del fuego. En relación a los cambios de dirección del viento sus efectos no siempre serán negativos, pues un cambio en el sentido contrario al avance del fuego puede contribuir a su extinción. Especial mención requiere, por su relación con los incendios forestales en Cantabria, el “viento sur”. Este es un viento terral con marcado efecto Foehn, en el que el aire húmedo y templado procedente del Océano Atlántico es empujado por este viento, ascendiendo la vertiente sur de la Cordillera Cantábrica superando altitudes de en torno a los 2000 m, lo que provoca un progresivo enfriamiento y condensación del vapor de agua y con ello precipitaciones en la ladera de barlovento (lluvias orográficas). Una vez superada la Cordillera, desciende rápidamente por la ladera de sotavento descargado de humedad, calentándose progresivamente a medida que aumenta la presión al descender. Como consecuencia el fuego encuentra en la ladera de sotavento condiciones idóneas para propagarse (elevada temperatura y velocidad del viento y baja humedad relativa). La humedad relativa del aire, que determina el contenido en vapor de agua del mismo, influye en el comportamiento del fuego en la medida en que determina la humedad del combustible. 12 Por consiguiente, cuanto menor sea la humedad relativa del aire los combustibles estarán más secos y, por tanto arderán más rápidamente, en cambio, si la humedad relativa es alta los combustibles estarán más húmedos y se quemarán con más dificultad. El hecho de que la humedad relativa suele ser menor durante el día que por la noche, favorece que la vegetación presente mayor facilidad para arder en las horas diurnas. Como en las áreas con vegetación arbolada se crea un microclima más húmedo que en las que están cubiertas de matorral, en estas será mayor el riesgo de incendios. La temperatura cuando alcanza valores elevados, como sucede en los meses de verano, puede contribuir a la iniciación y propagación del fuego al producir los siguientes efectos: La desecación de los combustibles que será mayor cuanta más alta sea la temperatura. El calentamiento del suelo que originará, por convección, corrientes ascendentes de aire. Estos efectos tendrán mayor incidencia en las horas de máxima insolación que son las primeras horas de la tarde y por tanto serán también las de mayor riesgo de incendios. La distribución climática en Cantabria está condicionada por la topografía y la influencia del mar, evolucionando paralelamente con el relieve. Se observa una variación climática desde la costa hacia el interior, pasando de un clima oceánico, suave y húmedo, en las comarcas litorales, a climas de tipo mediterráneo o continental, más seco y extremo, en zonas del sur de la región. Desde el punto de vista climatológico se pueden diferenciar tres zonas: El litoral y valles de la vertiente norte, caracterizada por vientos predominantes del Noroeste. Las oscilaciones diaria y anual de la temperatura son pequeñas. Las 2 precipitaciones anuales, en cambio, van aumentando desde los 1.200 l/m en las 2 comarcas costeras hasta los 2.500 l/m que se registran en las cuencas altas de los ríos Miera, Pas y Asón. Cantabria del Ebro, zona de transición entre Cantabria y la meseta, con inviernos muy 2 fríos y veranos cálidos. Las precipitaciones anuales, en torno a los 1.000 l/m en 2 Reinosa, descienden hasta unos 600 l/m en las áreas más secas de Valderredible La Liébana, abrigada de los vientos por las altas montañas que la circundan, disfruta de un clima de tipo mediterráneo con inviernos húmedos y veranos secos. La 2 precipitación anual varía desde los 700 l/m en los enclaves más secos de los 2 alrededores de Potes, hasta los 2000 l/ m en Tresviso. En Cantabria los vientos predominantes durante el verano provienen del NE, trayendo aire seco y despejando el cielo. A lo largo del otoño y del invierno se alternan los vientos húmedos y 13 frescos del NW con los vientos cálidos y secos del SW. Todos los años se presentan temporales tanto del NW como del SW, con rachas que superan los 100 Km/h.  La topografía del terreno Debido a que los terrenos forestales corresponden, en general, a zonas de montaña, suelen presentar una orografía muy complicada con pendientes elevadas, alternancia de crestas y valles, cortados, etc., lo que determina una gran influencia en el comportamiento del fuego, no sólo por sus efectos directos, sino también porque esta configuración del terreno condiciona las características de los otros factores: la vegetación y la climatología. Los tres elementos de la topografía más importantes para los incendios son: La pendiente. La exposición. El relieve. Los terrenos en pendiente favorecen la propagación del incendio ladera arriba por el efecto de la convección y favorecidos por la continuidad vertical de la vegetación y la aparición de los vientos de ladera ya considerados. Cuando el fuego avanza ascendiendo por una ladera, su velocidad aumenta al aumentar la pendiente debido a que: Los combustibles están más próximos. El viento ascendente va desecando la vegetación antes de que llegue el fuego. Aumenta la velocidad del viento. Se forman corrientes de convección. Se ha estimado que la velocidad de propagación se duplica en una pendiente del 10 por 100 y se cuadruplica en una del 20 por 100. El fuego puede también avanzar ladera abajo, bien porque sea un incendio de gran intensidad o bien porque los vientos sean descendentes, como suele ocurrir de noche. Entonces el avance se hace más lento. Respecto a la exposición, según que una ladera esté, orientada al Sur, solana, o al Norte, umbría, las cantidades de calor del sol que recibe son distintas y como consecuencia también tienen distinta cantidad de combustible. 14 En general las laderas orientadas al Sur (solanas) están sometidas a una mayor insolación por lo que tienen menor humedad y menos vegetación que las laderas orientadas al Norte (umbrías) y además en las solanas se formarán con más frecuencia corrientes de convección ascendentes, por lo que el fuego avanzar más rápidamente. Si el relieve forma valles estrechos o vaguadas el fuego puede pasar con facilidad de una ladera a otra y también hay que tener en cuenta que, pueden actuar como verdaderas chimeneas en las que los vientos de valle que se formen pueden alcanzar gran velocidad y con ellos las llamas del fuego que propagan. Esto puede crear situaciones de alto riesgo para el personal que trabaja en la extinción. El relieve de Cantabria se eleva gradualmente de Norte a Sur, desde la costa hasta la divisoria de la Cordillera Cantábrica, que discurre paralela al mar a unos 40-50 Km., para descender luego hacia el Sureste, siguiendo el Valle del Ebro. Pueden distinguirse cuatro zonas orográficas: La zona del litoral ocupa la tercera parte de la superficie regional. Es baja y llana, con valles suaves perpendiculares a la costa, recorridos por los ríos ya remansados. La zona media, con alturas que apenas llegan a los 1.000 metros, sirve de separación a los valles medios y altos de los ríos. La zona de montañas altas posee importantes macizos que conforman la Cordillera Cantábrica, destacando los Picos de Europa, que se levantan al Suroeste de la región con alturas superiores a los 2.600 metros. La zona del interior, en la que se produce la transición hacia la meseta a través de la depresión que forma el Valle del Ebro. Como conclusión podemos señalar que la intrincada orografía de Cantabria influye enormemente en la posibilidad de propagación y en el comportamiento de los incendios forestales, debido a las distintas exposiciones y pendientes y su influencia en la vegetación y los factores meteorológicos. Valga como ejemplo que en ocasiones los incendios se desarrollan exclusivamente en las laderas con exposición solana. 2.3. LA PREDICCIÓN DEL COMPORTAMIENTO DEL FUEGO Teniendo en cuenta la influencia de estos factores que se han analizado, se puede predecir de modo estimado, cual va a ser el comportamiento del fuego, lo que permitirá a los responsables de las tareas de extinción tomar una serie de decisiones como pueden ser: Métodos de ataque al fuego a emplear. 15 Estimación de recursos humanos y materiales necesarios. Despliegue de los recursos. Medidas de seguridad para el personal que interviene en la extinción. Las variables más importantes a considerar para esta predicción son las siguientes: Velocidad de propagación, definida por la distancia que recorre el fuego en un tiempo determinado, que será distinta para el frente, los flancos o la cola del incendio y que condicionan su crecimiento en superficie. Altura de las llamas, dependiente del tipo de combustible que arde y determinante de que el personal pueda acercarse o no al fuego. Intensidad de calor, que es la energía desprendida por el incendio y que igualmente influye en la posibilidad de acercarse al mismo. Así por ejemplo, si lo que arde es una zona de pastos, al ser un combustible ligero, se puede estimar que la velocidad de propagación será alta, y en cambio la altura de las llamas será pequeña, por tanto el personal podrá actuar directamente en el borde del incendio, sin grave riesgo de accidente. Por el contrario, cuando se produce un incendio en un área con gran acumulación de combustibles muertos, como los despojos de una corta, el fuego avanzará lentamente pero se producirán llamas altas y desprendimiento intenso calor. No será posible atacar directamente al fuego con el personal de tierra y habrá que considerar la intervención de otros medios como pueden ser los métodos indirectos. 2.4. FACTORES QUE PUEDEN PROVOCAR UN CAMBIO BRUSCO EN EL COMPORTAMIENTO DE UN INCENDIO FORESTAL A veces se producen cambios en el comportamiento de un incendio forestal, y cuando ocurre, éstos suelen ser muy rápidos. Estas variaciones están influenciadas por el tipo de combustible, la pendiente, el viento, etc. Por ello, en cualquier incendio forestal debemos prestar atención a:  El cambio a un combustible más fino o más seco hace más rápido el avance del fuego.  Los combustibles gruesos suelen producir reproducciones del incendio.  El aumento de la pendiente hace más rápido el avance del fuego. 16  En ausencia de otros factores, el viento marca la dirección, la velocidad de avance del fuego y su intensidad. cambios en el viento modifican totalmente las características del incendio.  En una ladera el viento varía según va avanzando el día, y cambia de dirección del día a la noche.  En valles estrechos el comportamiento puede cambiar rápidamente y de forma imprevista.  Los incendios muy intensos y algunos combustibles (encinas, robles, etc.) producen frecuentes reproducciones y focos secundarios.  Cuando hay mucho viento se pueden dar reproducciones y focos secundarios, especialmente en fuegos que se propagan por las copas de los árboles.  El tiempo muy seco y caluroso hace que los incendios sean más peligrosos. 2.5. PARTES Y FORMAS DE UN INCENDIO Iniciado el fuego en un punto, las llamas se van extendiendo a su alrededor formándose una línea perimetral que va ardiendo y quedando en su interior una zona ya quemada. Si el terreno fuese llano, la vegetación fuese uniforme y no soplase viento, el fuego avanzaría, por igual, en todas las direcciones, el perímetro del incendio sería entonces circular. Cuando sopla viento o el terreno es inclinado el perímetro en llamas suele adoptar una forma de elipse y el fuego tiene distinta intensidad y velocidad en distintos puntos de dicho perímetro. Por ello en el incendio se pueden distinguir las siguientes partes Borde: Perímetro del incendio que se encuentra en llamas. Cabeza o Frente: La parte del borde por donde el fuego avanza con más rapidez e intensidad. Cola: La zona que menos progresa. Flancos: Son los contornos laterales del incendio. Detectada la cola y la cabeza del incendio, se determinan los flancos, izquierdo y derecho, orientados en dirección de la cola a la cabeza. Dedos o lengua: Son estrechas extensiones de fuego que se proyectan desde el fuego principal. Focos secundarios: Son fuegos producidos por las pavesas o chispas y se establecen fuera del perímetro del incendio. 17 Bolsas o entrante: Son aquellas partes entre los dedos donde el fuego avanza con mayor lentitud Isla: Son porciones de vegetación que no fueron consumidos por el fuego. El frente avanza más rápido cuanto más fuerte es el viento o más inclinado el terreno pues las llamas van desecando el combustible, que está sin arder, lo que facilita su ignición, y al mismo tiempo la elipse se va haciendo más alargada. En los flancos y cola, por el contrario, el fuego no encuentra estas condiciones en la vegetación y avanza más despacio y por ello serán los lados por los que se pueda atacar el fuego directamente. Ahora bien, en general, la forma del fuego no será elíptica pues cambios en la composición de la vegetación, barreras naturales, o variaciones del terreno, harán que el borde del incendio adquiera un contorno irregular con la aparición de dedos o lenguas de frente y entrantes o bolsas en los que la progresión del fuego será menor. FLANCO IZQUIERDO COLA FRENTE FLANCO DERECHO Así, se pueden establecer las siguientes formas: Circular: en terreno llano, con poco viento y combustible homogéneo. Elíptico: en terreno llano, con viento de dirección constante y combustible homogéneo. Irregular: en terreno con pendiente, viento irregular y combustible heterogéneo. 18 2.6. CLASIFICACIÓN DE LOS INCENDIOS FORESTALES Debido a la singularidad y las características que presentan los incendios forestales podemos hacer las siguientes clasificaciones:  Según la situación que tiene el combustible que está ardiendo respecto al terreno, pudiendo así tener: Fuego de suelo o fuego de superficie: Se extienden quemando el tapiz herbáceo y matorral. Son los más frecuentes debido a que este tipo de vegetación acusa más rápidamente la falta de humedad y arde con facilidad. Gran número de incendios tienen su origen en este tipo de fuegos. 19 Fuego de superficie Fuego de copas: El que pasa desde la superficie hasta las copas de los árboles. Avanzan más rápidamente que el de suelo, le afecta el viento. Fuego de copas Fuego de subsuelo: Se propagan bajo la superficie, alimentados por materia orgánica seca, raíces o turba. Su desplazamiento es lento, yendo detrás de los de superficie.  Según el tamaño de la superficie a la que afecta: Conatos: incendios que afectan a superficies inferiores a 1 ha. Incendios: incendios que afectan a una superficie mayor o igual a 1 ha y menor de 500 ha Grandes incendios: incendios que afectan a superficies iguales o superiores a 500 ha.  Según quien lo rige: Combustible: incendios cuyo principal elemento que determina la dirección de propagación son los combustibles. 20 Topográfico: incendios cuyo principal elemento que determina la dirección de propagación es la pendiente. Conducido por el viento: incendios cuyo principal elemento que determina la dirección de propagación es el viento. 21

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