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Bouteflika fue un presidente de Argelia que llegó al poder en 1999. Se le encomendó la tarea de restaurar la paz en el país tras una década de violencia. Fue ministro de Asuntos Exteriores y miembro del FLN, el movimiento revolucionario argelino.

Los dos primeros mandatos de Bouteflika se enfocaron en la reconciliación y la construcción de la paz. Estos mandatos fueron considerados más democráticos, ya que se basaron en elecciones. La prosperidad económica del país, gracias a la subida del precio del petróleo, ayudó a su popularidad.

En su tercera parte, el régimen de Bouteflika se caracterizó por corrupción y gobernó por medio de redes corruptas.

El Hirark es un movimiento social que surgió en febrero de 2019 como una respuesta a los problemas de corrupción y falta de oportunidades en Argelia. Se inspira en la historia de resistencia del país y busca la paz y el cambio social.

El Hirark busca una transformación profunda del sistema político argelino. No se enfoca en una persona en específico o en un grupo político, sino en el sistema en su conjunto.

El movimiento Hirark se convirtió en un factor clave para erosionar la legitimidad del régimen en el poder, lo que se vio reflejado en las últimas elecciones presidenciales. Algunos analistas consideran que la baja participación en las elecciones es una señal del descontento popular.

A pesar de la presión del Hirark, el gobierno argelino continúa manteniendo una estrecha relación con el ejército. El pueblo argelino considera al ejército como una institución popular, lo que genera tensiones dentro del sistema político.

El desempleo, la modernización y la exclusión social son problemas que afectan a los jóvenes argelinos. El Hirark ha logrado conectar con esta generación y dar voz a sus necesidades.

La influencia del Imperio Otomano en la región, especialmente en Oriente Medio, dejó un legado duradero en las instituciones y la gestión de la diversidad. Este legado se puede comparar con otras potencias coloniales de Europa.

La desintegración del Imperio Otomano a finales del siglo XIX y principios del XX influyó en la formación de los estados modernos de la región. A pesar de que la formación de estos estados no fue inmediata, el periodo de entreguerras marcó un periodo de dominación externa e intervención que definió su carácter.

La ocupación de Turquía por los vencedores de la Primera Guerra Mundial condujo a tres formas de dominación externa europea en la región: colonias, protectorados y mandatos. Estas formas de control externo no eran diferenciadas por la población local. Cualquiera fuera el tipo de control, la población local era vista como un extranjero que gestionaba la administración, reemplazando al dominio otomano sin delegar en la población local. La experiencia de la dominación extranjera sigue presente en la memoria de la región.

Diferencias entre colonia, protectorado y mandato

El colonialismo, una forma de dominación adaptable, ha adoptado diversas formas a lo largo de la historia. La experiencia española en América, por ejemplo, fue diferente a la experiencia británica en América del Norte o la francesa en África.

El colonialismo, una forma de dominación adaptable, ha adoptado diversas formas a lo largo de la historia. La experiencia española en América, por ejemplo, fue diferente a la experiencia británica en América del Norte o la francesa en África.

Las formas de colonialismo se modificaron a lo largo de la historia. La experiencia española en América, con los Virreinatos, fue diversa a la colonización británica en América del Norte o la francesa en África.

La influencia del Imperio Otomano en la región, especialmente en Oriente Medio, dejó un legado duradero en las instituciones y la gestión de la diversidad.

El concepto de autodeterminación surgió con Woodrow Wilson, inicialmente pensado para los pueblos europeos y no colonizados.

La resolución 1514 de 1960, aprobada por la ONU, reconoció el derecho a la autodeterminación de los pueblos, incluyendo los territorios no autónomos (antes llamados colonias).

Los movimientos de autodeterminación podían manifestarse a través de distintas formas de acción colectiva, incluyendo movimientos culturales, de protección de la lengua, sindicales e incluso armados.

Los sindicatos jugaban un papel crucial en los movimientos de independencia, ya que las huelgas generales podían paralizar las estructuras coloniales. Estos movimientos se organizaban con un 'brazo político', un 'brazo sindical' y un 'brazo armado'.

El desarrollo de las comunicaciones, como la radio, permitió la interconexión entre movimientos de liberación en distintas regiones del mundo, propiciando el intercambio de experiencias y estrategias.

La presencia de movimientos sociales, corrientes ideológicas, individuos y otros actores no estatales ha sido un factor constante en las relaciones internacionales, incluso antes del auge de las redes sociales.

A pesar del auge de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), las ideas y experiencias de movimientos sociales de liberación se transmiten a través de distintos mecanismos, creando conexiones entre diversos grupos.

Un sistema en el que el poder político se divide entre diferentes grupos religiosos, cada uno con sus propias leyes y normas.

Un pacto que establecía la distribución del poder entre los diferentes grupos religiosos del Líbano, asegurando que el presidente siempre fuera un cristiano maronita.

La incapacidad del estado libanés para brindar servicios básicos a su población debido a la fragmentación política y la influencia de las instituciones comunitarias.

Un estado con una población y administración que se basan en diferentes grupos religiosos y étnicos, con poca cohesión nacional.

El grupo religioso más influyente en el Líbano, con un papel predominante en la política.

El período posterior a la independencia en el que las antiguas potencias coloniales continúan ejerciendo influencia económica y política sobre los países recién independizados.

La relación existente entre los estados colonizados y sus antiguas potencias coloniales, donde se establece una dependencia económica y política.

El proceso de formación de un estado independiente y su desarrollo como entidad política autónoma.

Las monarquías en el mundo árabe se presentan como más estables que las repúblicas, aunque históricamente han mostrado ser inestables.

Las monarquías árabes tienen un sistema constitucional que otorga pequeñas porciones de poder al órgano electo, manteniendo la figura del rey con un rol importante en la política exterior.

La mayoría de las monarquías árabes se ven como sistemas inestables, y para sobrevivir, se apoyan mutuamente y forjan alianzas con Occidente, aprovechando sus recursos financieros.

Las protestas árabes de 2011, impulsadas por la necesidad de cambios políticos y económicos, revelaron una tensión latente en los regímenes monárquicos.

Las monarquías árabes mantienen una línea de defensa con el apoyo de las fuerzas militares y el control económico. Se observa una tensión entre el poder del rey y las demandas del pueblo.

A pesar de las presiones por la democratización, las monarquías árabes siguen como sistemas constitucionales, sin avanzar a un modelo parlamentario. Algunas han implementado el pluripartidismo y elecciones, pero el poder del rey permanece.

Las monarquías ejecutivas son sistemas en los que el jefe de Estado participa activamente en las decisiones políticas, ejerciendo una influencia significativa en el gobierno.

Las decisiones de las monarquías árabes no siempre se comprenden desde un punto de vista racional. En ocasiones, sus acciones son dictadas por intereses estratégicos o circunstancias cambiantes.

En el contexto de Oriente Medio, la "equidistancia" se refiere a una política exterior que busca mantener una postura neutral y equidistante entre los diferentes actores y conflictos en la región, evitando tomar partido por alguna de las partes. Este término fue adoptado por Argentina durante la era de Perón para describir su política frente a la región.

La percepción de América Latina sobre Oriente Medio se ha visto influenciada por la inmigración de personas de Oriente Medio a la región, especialmente desde finales del siglo XIX. Estos inmigrantes, a menudo llamados "turcos", enfrentaron estereotipos y prejuicios. La política actual del presidente Milei de Argentina, con respecto a Oriente Medio, se considera como un cambio significativo en la relación histórica entre Argentina y la región..

El plan de partición de Palestina, propuesto en 1947, planteó un esquema para dividir Palestina en dos estados, uno judío y otro árabe. Esta propuesta generó un fuerte rechazo por parte del mundo árabe, y Argentina, bajo el gobierno de Perón, decidió apoyar a Reino Unido, que se abstuvo en la votación del plan, en un gesto de apoyo al mundo árabe.

Debido a su capacidad limitada de proyección de poder e intereses, Argentina tenía una mínima influencia en Oriente Medio durante la década de 1940. Esta distancia geográfica limitó el papel de argentina en la región.

La comunidad sirio-libanesa en Argentina ha tenido un impacto significativo en la política exterior del país hacia Oriente Medio. A finales del siglo XIX, un número considerable de sirios y libaneses emigraron a Argentina, integrándose a la sociedad y formando una comunidad influyente.

El surgimiento de nuevos estados nacionales en Oriente Medio, tras la desintegración del Imperio Otomano, se caracteriza por la centralización del poder y el desarrollo institucional. Estos estados, a su vez, implementan políticas para definir e imponer la identidad nacional, buscando crear un sentido de unidad. La transición hacia estos nuevos estados, marcada por la construcción de gobiernos centralizados, burocracias especializadas y fuerzas militares, ha sido un proceso complejo.

A pesar de que la región de Oriente Medio alberga diferentes formas de gobierno, como monarquías, repúblicas, parlamentarias y no parlamentarias, estas formas de gobierno no son estáticas y están sujetas a cambios y evolución a lo largo del tiempo. La transformación en la organización política de Oriente Medio está en constante movimiento. La región está en constante transformación en busca de una forma de gobierno ideal.

Las formas de gobierno en Oriente Medio son complejas y cambian constantemente. Monarquías, repúblicas, parlamentarias y no parlamentarias conviven, y se han adaptado a las diferentes tradiciones y contextos. Incluso dentro de una misma forma de gobierno, se observan variaciones en los sistemas de control, los poderes del estado y la participación ciudadana.