Técnicas de Administración de Oxígeno

Cánulas nasales: Proporcionan oxígeno a través de las fosas nasales; flujo bajo (1-6 L/min).
Mascarilla simple: Administra oxígeno en mayor cantidad (6-10 L/min); adecuada para pacientes con mayor necesidad.
Mascarilla con reservorio: Ofrece oxígeno concentrado (10-15 L/min); ideal para situaciones de hipoxemia severa.
Ventilación mecánica: Útil en pacientes que requieren soporte respiratorio; puede ser invasiva o no invasiva.
Oxigenoterapia hiperbárica: Utiliza oxígeno a alta presión para tratar ciertas condiciones médicas.

Saturación de oxígeno: Medida a través de oxímetros de pulso; objetivo > 92% en la mayoría de los pacientes.
Frecuencia respiratoria: Evaluar cambios en la respiración y esfuerzo respiratorio.
Signos vitales: Controlar presión arterial, frecuencia cardíaca, y temperatura.
Evaluación clínica: Observar la coloración de piel, estado de alerta y esfuerzo respiratorio.

Toxicidad por oxígeno: Puede ocurrir a niveles altos (> 100% de FIO2); síntomas incluyen dolor torácico y tos.
Atelectasia: Colapso alveolar debido a una administración excesiva o inadecuada de oxígeno.
Sequedad de mucosas: Irritación de las vías respiratorias, particularmente con flujos altos.
Disminución de la ventilación: Puede causar hipoventilación en algunos pacientes.

Hipoxemia: O2 suplementario en casos de saturación baja.
Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC): Manejo de exacerbaciones y mantenimiento.
Neumonía: Mejora de la oxigenación en infecciones pulmonares.
Shock: Aumento del rendimiento tisular en situaciones de perfusión inadecuada.
Postoperatorio: Monitoreo y soporte en pacientes tras cirugía mayor.

Almacenamiento adecuado: Cilindros de oxígeno deben estar en posición vertical y asegurados.
Evitar fuentes de ignición: Prohibido fumar y limitar el uso de dispositivos eléctricos cerca del oxígeno.
Mantenimiento del equipo: Revisión regular de las conexiones y sistemas de administración.
Educación del paciente: Instruir sobre el uso seguro de oxígeno y lo que evitar.
Protocolos de emergencia: Tener procedimientos claros ante fugas o incendios.

Cánulas nasales: Administran oxígeno de manera continua a través de las fosas nasales a un flujo de 1-6 L/min, adecuado para pacientes con necesidades básicas.
Mascarilla simple: Ofrece un flujo de oxígeno mayor (6-10 L/min); ideal para pacientes que requieren una mayor concentración de oxígeno.
Mascarilla con reservorio: Proporciona oxígeno concentrado a un flujo de 10-15 L/min; recomendada para hipoxemia severa.
Ventilación mecánica: Apoyo respiratorio esencial para pacientes que no pueden ventilar adecuadamente; puede ser invasiva o no invasiva según la necesidad.
Oxigenoterapia hiperbárica: Emplea oxígeno a alta presión para tratar diversas afecciones médicas, promoviendo la cicatrización y el manejo de toxicidades.

Saturación de oxígeno: Se mide con oxímetros de pulso, siendo la meta una saturación mayor al 92% en la mayoría de los pacientes.
Frecuencia respiratoria: Importante para detectar cambios en la respiración y esfuerzo respiratorio del paciente.
Signos vitales: Control de parámetros vitales como presión arterial, frecuencia cardíaca y temperatura corporal para garantizar estabilidad médica.
Evaluación clínica: Implica la observación de la coloración de la piel, el estado de alerta y el esfuerzo respiratorio para identificar complicaciones.

Toxicidad por oxígeno: Riesgo que surge a niveles de más del 100% de Fracción Inspirada de Oxígeno (FIO2), manifestándose en síntomas como dolor torácico y tos persistente.
Atelectasia: Ocurre cuando hay colapso alveolar debido a una administración inadecuada o excesiva de oxígeno, dificultando la respiración.
Sequedad de mucosas: Irritación de las vías respiratorias, especialmente en pacientes que reciben flujos altos de oxígeno, provocando malestar.
Disminución de la ventilación: Puede llevar a hipoventilación en algunos pacientes, comprometiendo la efectividad de la oxigenoterapia.

Hipoxemia: Indicación principal para O2 suplementario en pacientes con niveles bajos de saturación de oxígeno.
Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC): Crucial para el manejo de exacerbaciones y mantenimiento del estado del paciente.
Neumonía: Mejora la oxigenación en pacientes con infecciones pulmonares, fundamental en su tratamiento.
Shock: Suplementar oxígeno aumenta el rendimiento tisular en situaciones de mala perfusión.
Postoperatorio: Monitoreo y apoyo vital en pacientes que se recuperan de cirugías mayores, garantizando una recuperación adecuada.

Almacenamiento adecuado: Los cilindros de oxígeno deben estar en posición vertical y asegurados para prevenir accidentes.
Evitar fuentes de ignición: Es esencial prohibir fumar y limitar el uso de dispositivos eléctricos en áreas cercanas al oxígeno.
Mantenimiento del equipo: Revisión regular de conexiones y sistemas de administración de oxígeno para asegurar su correcto funcionamiento.
Educación del paciente: Capacitación sobre el uso seguro de oxígeno y recomendaciones de seguridad para prevenir incidentes.
Protocolos de emergencia: Establecer procedimientos claros para actuar en caso de fugas o incendios relacionados con el oxígeno.