Psicología Familiar y Agresividad

Es un proceso que ayuda a identificar los factores que contribuyen al comportamiento violento y a desarrollar estrategias para controlarlo.

La sensación de control sobre la situación que se genera al ejercer violencia, ya sea de forma instrumental (para obtener algo) o reactiva (como respuesta a una amenaza).

Son las razones subyacentes que impulsan a un individuo a cometer un acto violento.

Comportamiento que se sale de los estándares sociales y morales, provocando un daño a otros o a bienes. No se refiere a un trastorno en sí mismo, sino a un comportamiento aprendido y que puede modificarse.

Se refiere a la capacidad de las intervenciones para cambiar el comportamiento violento de un individuo.

Un conjunto de rasgos estables y consistentes en el tiempo y en diferentes situaciones que se caracterizan por un patrón recurrente de violar normas y expectativas sociales, sin importar la gravedad. Se diferencia de un comportamiento aislado.

Un nivel de conducta antisocial que se caracteriza por una serie de rasgos, incluyendo la evitación de responsabilidades, la búsqueda de gratificación inmediata y una baja capacidad de control emocional. Es un patrón de comportamiento que se mantiene a lo largo del tiempo.

Son factores que cambian con el tiempo y pueden influir en la probabilidad de que una persona actúe de manera violenta.

Un nivel de conducta antisocial caracterizado por un comportamiento que busca la satisfacción inmediata de las necesidades sin considerar las consecuencias a largo plazo.

Son factores que no cambian con el tiempo y pueden influir en la probabilidad de que una persona actúe de manera violenta.

Son factores que incrementan la probabilidad de un comportamiento violento.

Un nivel de conducta antisocial donde la persona no tiene un control emocional adecuado, ya sea porque no experimenta emociones o porque las intensifica para sentirlas

La antisocialidad se presenta en tres niveles, desde la conducta problemática hasta el trastorno de conducta antisocial.

Es un proceso que implica evaluar la salud mental y la personalidad de una persona para identificar posibles factores de riesgo.

Es un proceso formal que utiliza instrumentos psicológicos para evaluar la presencia de trastornos mentales o problemas de comportamiento.

Es la capacidad de una persona para entender y responder a la situación en la que se encuentra, incluyendo el espacio y el tiempo.

La tendencia de los miembros de la familia a mantener comportamientos coercitivos, lo que prolonga los conflictos y los perpetúa a través de diferentes situaciones.

Los problemas de conducta de los niños tienen como raíz la discontinuidad en la interacción social. Los niños aprenden que las conductas disruptivas les ayudan a recuperar temporalmente esa continuidad.

La falta de normas claras crea un ambiente donde el niño toma el control y se desenvuelve sin límites.

La falta de disciplina en la primera infancia lleva a problemas de conducta. Sin intervención, estos problemas se agravan en la segunda infancia y aumentan el riesgo de fracaso social y académico.

Se refiere a la inconsistencia en el estilo de crianza, creando un ambiente de estrés tanto para los niños como para los padres. Esta inconsistencia hace que las acciones disciplinarias sean menos efectivas.

Un instrumento que evalúa el riesgo de reincidencia en menores. Estudia la historia criminal del menor, la gravedad del delito, y el entorno familiar.

Un inventario de 20 ítems para evaluar el riesgo de reincidencia en violencia intrafamiliar. Actualmente, se utiliza principalmente para evaluar la violencia de género.

Evaluar el riesgo de reincidencia en menores, teniendo en cuenta factores como la historia criminal, la gravedad del delito, y el entorno familiar.

Evaluar el comportamiento delictivo y las características del individuo en la violencia de género.

Estudia la historia y comportamiento delictivo del menor, especialmente en el ámbito de la violencia.

Un instrumento utilizado para evaluar las características de la personalidad psicopática en menores.

Es una escala utilizada para evaluar la psicopatía en adultos.

Un instrumento para evaluar la psicopatía en adolescentes, con una escala de 0 a 40 puntos.

Evalúa la presencia o ausencia de rasgos psicópatas en los jóvenes.

Se utiliza para evaluar la psicopatía en adolescentes, considerando características como la manipulación, la falta de empatía y la impulsividad.

El estilo parental se centra en la manera en que los padres o cuidadores interactúan con sus hijos y cómo transmiten las normas y valores.

Los padres de este estilo son flexibles y escuchan a sus hijos, pero también imponen límites claros y firmes.

Los padres de este estilo se centran en el cumplimiento de las normas y suelen recurrir a castigos o recompensas para mantener el orden.

Este estilo parental se caracteriza por una falta de límites claros y una permisividad excesiva, con el riesgo de que el niño no desarrolle habilidades de autocontrol.

Este estilo parental se centra en la supervisión atenta y constante del comportamiento del niño.

Este estilo parental implica una falta de atención, cuidado y apoyo emocional hacia el niño, lo que puede llevar al maltrato y a problemas de desarrollo.

Es un instrumento psicométrico que evalúa el estilo parental a través de la perspectiva de los padres.

Es un instrumento psicométrico que evalúa el estilo parental a través de la perspectiva del adolescente.

Evaluar el estilo parental de una persona consiste en determinar cómo esta persona actúa y se relaciona con sus hijos.

Los instrumentos psicométricos como CUIDA y ESPA29 son herramientas valiosas para evaluar el estilo parental y obtener información sobre la dinámica familiar.