Primeras Civilizaciones Ibéricas

<p>Se distribuyeron principalmente en la costa este y sur, desde Cataluña hasta Andalucía. (D)</p> Signup and view all the answers

<p>Una influencia destacada de la cultura fenicia, visible en sus técnicas y diseños. (C)</p> Signup and view all the answers

<p>Aproximadamente entre el 800 y el 200 a.C. (B)</p> Signup and view all the answers

<p>Las fuentes griegas y fenicias que describían la región como rica y avanzada. (A)</p> Signup and view all the answers

<p>La necrópolis de La Joya en Huelva y el Tesoro de El Carambolo en Sevilla. (A)</p> Signup and view all the answers

<p>Tribus o confederaciones de pequeños reinos independientes entre sí. (D)</p> Signup and view all the answers

<p>Los celtas se asentaban en castros fortificados en colinas, mientras que los íberos tenían asentamientos urbanos. (C)</p> Signup and view all the answers

<p>Instrumentos musicales complejos (B)</p> Signup and view all the answers

<p>La ganadería y la agricultura a pequeña escala. (B)</p> Signup and view all the answers

<p>El uso de la escritura alfabética (D)</p> Signup and view all the answers

<p>El arte íbero era realista y detallado, mientras que el celta se caracterizaba por diseños geométricos y abstractos. (B)</p> Signup and view all the answers

<p>Culto a deidades locales y el uso de exvotos en santuarios, además de prácticas funerarias como la incineración y inhumación. (D)</p> Signup and view all the answers

<p>La fundación de bases militares y comerciales, influyendo en el ámbito militar y técnicas agrícolas. (B)</p> Signup and view all the answers

<p>Castros, con estructuras de piedra en colinas (A)</p> Signup and view all the answers

<p>Cambios profundos en su cultura y estructuras, aunque sus legados permanecieron visibles. (C)</p> Signup and view all the answers

Las primeras civilizaciones de la Península Ibérica, como los Tartesios, los Íberos y los Celtas, se desarrollaron entre el final de la Edad del Bronce y el inicio de la Edad del Hierro, aproximadamente desde el 1,000 a.C. hasta la llegada de los romanos en el siglo III a.C.

Los Tartesios fueron la primera gran cultura de la Península Ibérica. Se ubicaron en el suroeste, en el valle del río Guadalquivir y en la zona de Huelva, Andalucía.

La cultura Tartésica tenía una organización social compleja, posiblemente con una monarquía liderada por un rey poderoso llamado Argantonio.

Los Tartesios eran expertos en la explotación de metales como oro, plata y cobre, y comerciaban con fenicios y griegos.

Los Tartesios eran conocidos por su cultura material, incluyendo sus trabajos en metales preciosos, cerámica y joyería.

Los Íberos ocuparon la costa este y sur de la Península Ibérica, desde Cataluña hasta Andalucía.

Se cree que los Tartesios tenían una religión politeísta, influenciada por los fenicios, con cultos a dioses de la naturaleza y la fertilidad.

Los íberos, a pesar de no tener una cultura urbana, desarrollaron asentamientos fortificados como Ilici, Cástulo y Sagunto.

La economía íbera se centraba en la agricultura, especialmente el cultivo de cereales, la vid y el olivo. También eran expertos en metalurgia.

El arte íbero se caracteriza por esculturas en piedra, cerámicas decoradas y figuras antropomorfas, como la Dama de Elche y la Dama de Baza.

Los celtas se establecieron en el noroeste de la Península Ibérica, en Galicia, Asturias y León, y en algunas partes del interior.

A diferencia de los íberos, los celtas no desarrollaron ciudades. Sus asentamientos eran castros, aldeas fortificadas en colinas.

La economía celta se basaba en la agricultura y la ganadería, pero también explotaban recursos minerales.

La cultura celta en la Península es parte de un movimiento cultural más amplio, conocido como la cultura de Hallstatt y la cultura de La Tène, provenientes de Europa Central.

Los fenicios establecieron colonias en la costa sur de la Península, como Gadir (Cádiz), e introdujeron la escritura alfabética y técnicas de navegación.

Los griegos fundaron colonias en la costa este, como Emporion (Ampurias), y aportaron elementos culturales y comerciales.

Los cartagineses llegaron al sureste de la Península, donde fundaron Qart Hadasht (Cartagena), e influenciaron el ámbito militar, la agricultura y prepararon el terreno para las Guerras Púnicas.