Neurodesarrollo y Sistema Nervioso

El cerebro reptiliano es la parte más antigua del cerebro y se encarga de las funciones básicas de supervivencia, como el ritmo cardiaco, la respiración y el tono muscular.

El tronco encefálico es la parte del cerebro reptiliano que controla las funciones vitales como el ritmo cardiaco y la respiración.

La estimulación sensorial, como el tacto, el movimiento y el equilibrio, es crucial para el desarrollo del cerebro reptiliano.

El sistema vestibular se refiere al sentido del equilibrio y la orientación espacial. Se estimula a través de movimientos como mecerse o columpiarse.

El sistema propioceptivo se refiere a la percepción de la posición y el movimiento del cuerpo en el espacio. Se desarrolla a través del movimiento activo como gatear o raptar.

La falta de estimulación sensorial puede causar problemas en el desarrollo del cerebro reptiliano, como bajo tono muscular, escoliosis y respiración superficial.

El tono muscular se refiere a la tensión o resistencia muscular en reposo. Un bajo tono muscular puede causar problemas como escoliosis y falta de movimiento.

La respiración superficial puede ser un signo de problemas en el desarrollo del cerebro reptiliano. Se relaciona con la falta de estimulación y el bajo tono muscular.

Un reflejo primitivo que se activa cuando el bebé se inclina hacia adelante o hacia atrás. Se activa al nacer y desaparece alrededor de los 3-4 meses. Si no desaparece, puede provocar problemas de postura, equilibrio, coordinación, músculos oculares y visión.

Este reflejo se activa cuando el bebé gira la cabeza hacia un lado. Se activa alrededor de los 6 meses y desaparece alrededor de los 11 meses. Si no desaparece, puede provocar problemas de gateo, postura corporal, equilibrio y visión.

Este reflejo se activa cuando el bebé gira la cabeza hacia un lado. Ayuda a desarrollar la habilidad de gatear y enfocar la visión de cerca y de lejos. Se activa alrededor de los 6 meses y desaparece alrededor de los 11 meses.

Un reflejo primitivo del cerebro reptiliano, que se activa al tocar la palma de la mano del bebé.

Un reflejo primitivo que se activa al presionar las palmas de las manos del bebé. Ayuda a desarrollar el control de la cabeza y la postura. Este reflejo desaparece alrededor de los 4 meses.

Un reflejo primitivo que se activa al tocar la columna vertebral del bebé. Se activa al nacer y desaparece alrededor de los 3 meses. Ayuda a desarrollar la conciencia corporal.

Esta etapa donde el bebé agarra cosas con la mano y se las lleva a la boca es crucial para el aprendizaje y el desarrollo motor fino. Es una etapa de exploración sensorial.

La dificultad en la coordinación ojo-mano y la visión binocular, como el estrabismo o la imprecisión en el seguimiento visual, pueden ser consecuencias de una falta de desarrollo adecuado del reflejo de agarre.

El bebé puede presentar dificultad para escribir un 8, problemas para coordinar movimientos finos y una fuerte presión al escribir. Puede ser un signo de la falta de desarrollo del reflejo de agarre.

El sistema límbico es una parte importante del cerebro mamífero que se encarga de nuestras emociones, como la alegría, la tristeza, el miedo, etc. También está relacionado con el procesamiento de la memoria y algunos aspectos sexuales.

El objetivo principal del sistema límbico es preparar el procesamiento de la memoria. Esto significa que esta parte del cerebro ayuda a que nuestra memoria funcione correctamente.

Este reflejo es una respuesta natural al miedo, causando una paralización del cuerpo. Es un mecanismo de defensa instintivo que nos protege de situaciones peligrosas.

Los reflejos primitivos son movimientos automáticos que el bebé realiza al nacer. Estos reflejos ayudan al desarrollo del sistema nervioso. Pero es importante que desaparezcan a su debido tiempo, ya que si persisten pueden afectar el movimiento y el desarrollo del niño.

Esta área del cerebro es responsable de la planificación, la predicción y la articulación del habla. También controla los movimientos del cuerpo.

Esta área del cerebro es responsable de la percepción del dolor, la temperatura y el tacto. También está involucrada en la lectura, el conocimiento de los números y las habilidades de aprendizaje.

Esta área del cerebro es responsable de la audición, la memoria y la integración de la información sensorial de la vista, el oído y el tacto.

Un reflejo que se activa ante un estímulo fuerte o desagradable, haciendo que el bebé respire hondo, se estire y se acurruque. Este reflejo se integra alrededor del cuarto mes de vida.

La falta de integración del reflejo de miedo paralizador puede llevar a una hipersensibilidad a la luz, dificultando la visión en penumbra y aumentando la sensibilidad a la luz fuerte.

La falta de integración del reflejo de miedo paralizador puede resultar en una mayor sensibilidad a los sonidos, provocando incluso malestar.

Si el reflejo de miedo paralizador no se integra correctamente, el bebé puede presentar dificultades para mirar a los ojos, ya sea por incomodidad o por una mirada fija y persistente.

Cuando el reflejo de Moro no se integra correctamente, puede aparecer una sensibilidad a la luz y al sonido, dificultando la visión en penumbra y aumentando la sensibilidad a los sonidos fuertes.

Si el reflejo de Moro no se integra completamente, el bebé puede presentar dificultades de visión como ojo desviado o visión borrosa.

La integración del reflejo de Moro es fundamental para que el bebé pueda manejar el miedo y las situaciones de estrés, aprendiendo a autorregularse y responder con mayor calma a estímulos.