Morfología de Treponema pallidum

Study Notes

El Treponema pallidum es una bacteria espiroqueta que causa la sífilis.
Presenta una forma de sacacorcho (helicoidal) y es muy delgada, lo que dificulta su observación sin microscopía especializada.
La tinción de campo oscuro o la inmunofluorescencia son necesarios para su visualización
Es un microorganismo microaerófilo, lo que significa que puede sobrevivir en condiciones de baja concentración de oxígeno: 1 a 4%.
Se mantiene viable a 25°C durante 3 a 6 días, lo que plantea un riesgo potencial de infección en transfusiones de sangre.

El T. pallidum es sensible al calor y perece rápidamente a 42°C.
Es sensible a la deshidratación, lo cual limita su supervivencia fuera de un ambiente húmedo.
Es susceptible a desinfectantes comunes como el cloro y el alcohol, pero el tiempo de exposición y la concentración son cruciales.
Es altamente sensible a varios antibióticos.
Los detergentes aniónicos y los solventes orgánicos pueden dañarla.

La pared celular del T. pallidum es delgada y contiene peptidoglicano, aunque es más sencilla que en otras bacterias.
Sus principales antígenos son glicoproteínas y lipoproteínas, ubicadas en la membrana externa.
Estos antígenos interaccionan con el sistema inmunitario del huésped.
La proteína de superficie Tpr y otras proteínas relacionadas con la virulencia son de particular interés.
El T. pallidum exhibe variabilidad en sus antígenos de superficie, lo que le permite evadir la respuesta inmune del huésped.
A diferencia de otras bacterias, no tiene antígenos capsulares ni endotoxinas típicas, lo que contribuye a su evasión del sistema inmune.

La infección por T. pallidum se limita al humano y se transmite, generalmente, por contacto sexual.
La lesión infectante se ubica en la piel y mucosas genitales.
En un 10% a 20% de los casos, la lesión primaria puede aparecer en el recto, área perianal o la boca.
La bacteria penetra, probablemente, a través de mucosas intactas o por disolución de continuidad en la epidermis.
Se multiplica en el sitio de entrada y se propaga a los ganglios linfáticos cercanos y luego a la sangre.
Dos a diez semanas después de la infección aparece un chancro, una úlcera indolora en el sitio de entrada.
La inflamación, caracterizada por linfocitos y plasmocitos, cicatriza espontáneamente.
Las lesiones secundarias, maculopápulas rojas en la piel, aparecen de dos a diez semanas después del chancro.
Dichas lesiones pueden afectar cualquier zona del cuerpo, incluidas manos, pies, axilas y boca.

La sífilis congénita se transmite de la madre al feto a través de la placenta, generalmente entre la décima y la decimoquinta semana de gestación.
Puede ocasionar abortos espontáneos o muerte fetal.
Los bebés nacidos vivos pueden presentar síntomas como queratitis intersticial, dientes de Hutchinson, periostitis y anomalías del sistema nervioso central.

Síntomas sistémicos: fiebre, malestar general, pérdida de apetito, linfadenopatía.
Manchas rojas o marrones en la piel, sobre todo en el tronco y extremidades.
Es una fase altamente contagiosa.

Asintomática: no hay síntomas visibles.
La infección persiste en el cuerpo, pero no hay síntomas.
Pueden continuar los síntomas o desarrollarse más adelante.
La sífilis latente se divide en: latente temprana (<2 años) y latente tardía (≥2 años).

Puede ocurrir a partir de la infancia hasta décadas después de la infección.
Daño severo a órganos internos, como el corazón, el cerebro, los vasos sanguíneos, el hígado, los huesos y las articulaciones.
Síntomas: aneurismas aórticos, neurosis, degeneración de la médula espinal, ceguera, etc.
Puede ser fatal si no se trata.