La Península Ibérica Antes de la Conquista Romana

La Península Ibérica Antes de la Conquista Romana

• La Península Ibérica, ubicada en el extremo occidental de Europa, ha tenido un papel crucial como frontera a lo largo de la historia.

• Diversidad geográfica: La península presenta una variada topografía que incluye cordilleras, valles, depresiones, mesetas, etc., lo que ha influido en la diversidad cultural del poblamiento.

• Orígenes del Poblamiento: Los primeros habitantes se establecieron hace 2,3 millones de años, con teorías que apuntan a migraciones desde Europa o África.

• Atapuerca y el Paleolítico: Los restos de Atapuerca, en Burgos, datan de hace 1,2 millones de años, marcando el comienzo de la prehistoria peninsular. El Paleolítico se caracteriza por un dominio de la economía depredadora, la aparición del Homo Sapiens, la vida en cuevas y las primeras manifestaciones de arte rupestre que sugieren un mundo mágico-religioso.

• Transición al Neolítico: Un aumento de la temperatura, mayor masa arbórea y mayor abundancia de recursos provocaron un crecimiento demográfico y cambios en los modos de vida con la aparición de la agricultura y la domesticación de animales.

• Economía Productora: El Neolítico marca el fin de la prehistoria, pasando de una economía depredadora a una productiva, basada en la agricultura y la ganadería. Las principales especies vegetales cultivadas fueron los cereales y las leguminosas, mientras que los animales domesticados para el consumo incluían ovejas, vacas, cabras, cerdos y perros.

• Desarrollo Cultural: El desarrollo de nuevas herramientas, la diversificación de materiales como el basalto, la perfeccionamiento de la industria ósea y la aparición de la cerámica marcaron el progreso del Neolítico.

• Ritos Funerarios: Las inhumaciones en el Neolítico se acompañaban de ajuares que sugieren diversidad de oficios y una temprana estratificación social.

• Megalitismo: La Península Ibérica cuenta con importantes ejemplos de megalitismo, como el crómlech de Oianleku (Guipúzcoa), el dolmen de Dombate (Galicia) y la Naveta de Tudons (Menorca).

Pueblos Prerromanos

• Diversidad de Poblaciones: Durante el primer milenio a.C., celtas, celtíberos e íberos habitaron la península, formando una gran variedad de pueblos prerromanos con diversas características culturales.

• Tartesos: Considerada la primera civilización genuinamente peninsular, floreció en las actuales provincias de Cádiz y Huelva durante el siglo VII a.C. Su economía se basó en el comercio con las colonias fenicias, intercambiando metales por productos de lujo. Tartesos recibió influencias culturales fenicias y griegas, y su organización política se caracterizaba por una monarquía sostenida por aristocracias militares. Su decadencia comenzó en el siglo VI a.C.

• Celtas y Celtíberos: Poblaron el norte y centro peninsular, respectivamente, organizados en tribus y dirigidos por aristocracias militares. Se asentaban en castros fortificados, como Numancia y Santa Tecla, y dominaban la metalurgia del hierro, el pastoreo y la agricultura rudimentaria.

• Íberos: Asentados en el Levante, los valles del Ebro y del Guadalquivir. Influenciados por fenicios y griegos, desarrollaron una rica cultura entre los siglos V y III a.C. Se caracterizaban por su idioma propio (no interpretable en la actualidad), una tradición artística notable (Damas de Elche y de Baza) y una estratificación social encabezada por una élite militar.

La Península Ibérica en el Siglo III a.C.

• Convergencia de Intereses: En el Siglo III a.C., la península se convirtió en objeto de interés estratégico para los dos grandes imperios del Mediterráneo: cartagineses y romanos.

• Guerras Púnicas: Las guerras entre Cartago y Roma, conocidas como guerras púnicas, marcaron el inicio de la presencia romana en la Península y su unificación cultural.