La Parábola del Buen Samaritano

¿Cuál fue la acción del sacerdote al ver al hombre herido?

¿Cómo reaccionó el levita ante la situación del hombre herido?

¿Qué acciones tomó el samaritano al encontrar al hombre en el camino?

¿Qué le pidió el samaritano al posadero cuando dejó al herido a su cuidado?

¿Cuál fue la enseñanza final de Jesús sobre la identidad del prójimo?

Parábola del Buen Samaritano

Un hombre viajaba de Jerusalén a Jericó y fue asaltado por bandidos, quienes lo golpearon y le robaron.
El hombre quedó semiinconsciente en el camino, expuesto a la negligencia de otros viajeros.
Un sacerdote pasó cerca, vio al herido, pero eligió ignorarlo y tomó el otro lado del camino.
Un levita también vio al hombre herido y optó por no ayudar, siguiendo el ejemplo del sacerdote.
En contraste, un samaritano, considerado un forastero, se detuvo al ver al herido y sintió compasión.
El samaritano aplicó aceite y vino a las heridas del hombre, vendando sus lesiones.
Lo llevó a una posada en su propio animal y se comprometió a cuidarlo.
Al día siguiente, el samaritano pagó al posadero dos monedas para asegurar la atención del herido y prometió cubrir cualquier gasto adicional al regresar.
Jesús preguntó a un maestro de la Ley quién de los tres había sido el prójimo del herido; la respuesta fue el samaritano por su compasión y acción.
Jesús concluyó instruyendo al maestro que debía actuar de la misma manera, enfatizando la importancia de la bondad y la misericordia hacia el prójimo.

Esta parábola, que Jesús enseñó, ilustra la importancia de la compasión y la ayuda al prójimo. A través de la historia de un hombre herido y los que lo ignoraron, enfatiza el valor de actuar con bondad más allá de las diferencias. Reflexiona sobre el papel de la misericordia en nuestras vidas diarias.