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El derecho a pasar por un terreno para acceder a una fuente de agua situada en la propiedad vecina. Este derecho se presume incluso si no se menciona en el título de propiedad.

Las obras necesarias para ejercer una servidumbre pueden realizarse, pero a cargo del dueño del predio dominante, a menos que se acuerde lo contrario.

El dueño del predio sirviente no puede alterar, disminuir ni hacer más incomoda la servidumbre, pero puede proponer variaciones a su costa si estas no perjudican al predio dominante.

Las servidumbres pueden ser naturales (basadas en la situación de los lugares), legales (impuesta por la ley) o voluntarias (establecidas por acuerdo entre las partes).

Un predio inferior está obligado a recibir las aguas que descienden naturalmente del predio superior, sin intervención humana.

No se puede construir un albañal o acequia sobre el predio vecino sin la constitución de una servidumbre especial.

El dueño puede usar las aguas que corren naturalmente por su propiedad para usos domésticos, riego, maquinaria, o animales, pero debe devolver el sobrante al cauce natural.

El uso de las aguas que corren naturalmente por una propiedad se limita a usos específicos como los menesteres domésticos, riego, maquinaria y animales.

Un derecho que permite a un vecino usar la propiedad de otro vecino para un propósito específico, definido por la ley.

Proceso de identificar y establecer los límites de un predio, especialmente en relación con otras propiedades vecinas.

Retirar un elemento físico que indica el límite entre dos propiedades.

Construir algún tipo de barrera para delimitar la propiedad, incluyendo paredes, fosos o cercas.

El dueño de un predio puede construir un cerco en su propia tierra sin afectar a los vecinos.

Un límite físico que separa dos propiedades adyacentes, y que es construido en conjunto por los propietarios.

El dueño de la propiedad que permite el paso debe recibir una compensación económica por permitir la servidumbre de tránsito.

El derecho de un propietario a abrir ventanas o claraboyas en una pared divisoria que no sea medianera para iluminar su vivienda.

Las ventanas o troneras deben tener rejas de hierro y una red de alambre con una abertura máxima de 6 centímetros. La parte inferior de las ventanas debe estar a 2.5 metros del piso de la vivienda.

Una pared que divide dos propiedades y pertenece por mitades a cada propietario.

No se puede abrir una ventana en una pared medianera sin el consentimiento del otro propietario.

El titular de la servidumbre de luz no puede impedir que se construya una pared en el predio vecino que le quite la luz.

La servidumbre legal de luz termina si la pared divisoria se convierte en medianera.

No se pueden tener ventanas, balcones, miradores o azoteas que den vista a las habitaciones, patios o corrales de un predio vecino sin una distancia mínima de 3 metros.

No existe una servidumbre legal para el paso de aguas lluvias. Los techos deben verter sus aguas lluvias sobre el predio a que pertenecen o hacia la calle pública.

La acción reivindicatoria se dirige contra   el actual poseedor de la cosa. Esto significa que si alguien reclama la propiedad de algo, deberá demandar a la persona que actualmente lo está usando o poseyendo.

El mero tenedor de una cosa es obligado a revelar la identidad y la residencia de la persona en cuyo nombre la tiene. Es decir, si alguien está cuidando un objeto pero no lo posee realmente, debe indicar quién es el propietario.

Si alguien falsamente se declara poseedor de una cosa que otro reivindica, será condenado a indemnizar cualquier daño que esto cause al demandante. La mala fe se refiere a la intención de engañar.

La acción de dominio puede también dirigirse contra quien vendió la cosa para la restitución del precio pagado, si la venta dificulta o imposibilita recuperar la cosa. Si el vendedor sabía que la cosa era ajena, deberá indemnizar al demandante.

La acción de dominio no se puede dirigir contra un heredero por la totalidad de la cosa, solo por la parte que posea. Las obligaciones del poseedor por frutos o deterioros se reparten entre los herederos.

Si alguien ha dejado de poseer una cosa por mala fe, la acción de dominio se puede intentar como si aún la poseyera. El antiguo poseedor de mala fe es responsable de los frutos, deterioros y gastos.

Si alguien paga el valor de la cosa y el dueño lo acepta, ese comprador heredará los derechos del dueño sobre la cosa.

El reivindicador no estará obligado a sanear la cosa cuando se la haya perdido por culpa del poseedor de mala fe, o por una acción similar del poseedor de buena fe.

Los beneficios que se obtienen de la propiedad durante el tiempo en que alguien está en posesión de ella.

Alguien que tiene la posesión de la cosa creyendo que es su dueño.

La persona que restituye los frutos debe pagar los gastos ordinarios para producirlos.

Los gastos invertidos para conservar la cosa en buenas condiciones, como reparaciones o mantenimiento.

Las expensas que se invierten en obras que se quedan fijas en la propiedad, como construir un muro.

Las expensas que se invierten en cosas que no dejan un resultado tangible permanente, como la defensa legal.

Los cambios que aumentan el valor de venta de la propiedad, como la construcción de una piscina.

Tiene derecho a que le paguen las mejoras útiles que hizo antes de que se le dijera que el verdadero dueño se estaba reclamando la propiedad.

El actor puede pedir que se secuestrando la cosa mueble en manos del poseedor si hay riesgo de que se pierda o deteriore.

El poseedor debe aceptar el secuestro o ofrecer una garantía suficiente para restituir la cosa si se declara su obligación de hacerlo.

Un poseedor de un inmueble sigue disfrutando de él mientras no se declare finalmente quien es su dueño legítimo mediante una sentencia firme.

El actor puede tomar medidas para evitar daños al inmueble y a los bienes muebles anexos si hay riesgo o si el demandado no ofrece una garantía suficiente.

Si el poseedor pierde, deberá devolver la cosa en el plazo fijado por el juez, incluyendo las cosas anexas y los títulos de propiedad.

El poseedor de mala fe responde por los deterioros que causó y debe restituir los frutos naturales y civiles de la cosa, incluso los que no obtuvo, pero que pudo haber obtenido.

El poseedor de buena fe no responde por los deterioros, excepto si se benefició del uso de la cosa, como vender la madera de un bosque.

La acción reivindicatoria se extiende al dinero que un tercero debe como pago por la cosa a quien la vendio o intercambió.