Fin de la Guerra Fría y Nuevo Orden Mundial

Study Notes

El fin de la Guerra Fría marcó cambios importantes en el panorama global.
El derrumbe del Bloque Comunista permitió que países de Europa del Este adoptaran la economía de mercado y la democracia liberal.
La disolución de la Unión Soviética originó la aparición de nuevas repúblicas independientes.
La reunificación de Alemania modificó el equilibrio de poder en Europa.
Estados Unidos emergió como la única potencia en el sistema político mundial.

Estados Unidos se posicionó como la única superpotencia mundial, impulsado por su prosperidad económica, poder militar y alianzas estratégicas.
Surgieron nuevas potencias que buscaron alcanzar liderazgo e influencia regional, aspirando a rivalizar con Estados Unidos.

Su política exterior se enfocó en garantizar el nuevo orden mundial, incluyendo intervenciones militares en zonas donde sus intereses políticos, ideológicos o económicos se veían amenazados (ej. Guerra del Golfo en 1990).
Lideró acciones conjuntas con la OTAN contra el terrorismo internacional, interviniendo en Afganistán contra Al-Qaeda e invadiendo Libia por albergar campos de entrenamiento terrorista.
Sus relaciones con Rusia se deterioraron debido a la incorporación de países de Europa del Este a la OTAN, acciones militares contra rebeldes serbios en Bosnia, y el intento de integrar a Ucrania y Georgia a la OTAN.
Estados Unidos mantiene una postura expectante frente a las potencias emergentes (Rusia y China) y las tensiones en zonas críticas (Cercano Oriente, Corea del Norte, Cuba).

Alemania y Francia asumieron un liderazgo conjunto dentro de la Unión Europea, con el objetivo de mantener la seguridad, estabilidad y desarrollo regional.
Francia se convirtió en una importante potencia nuclear mundial, y Alemania ha experimentado un crecimiento industrial y comercial tras su reunificación.
Ambos países son los más grandes en población, territorio y gasto en defensa dentro de la Unión Europea, ejerciendo una importante influencia sobre sus miembros.

Rusia ha fortalecido su protagonismo internacional gracias a su crecimiento económico, inversiones extranjeras y mejora en la calidad de vida de su población.
Se opone a la hegemonía mundial de Estados Unidos y la OTAN, considerándolas un obstáculo para mantener su influencia sobre las antiguas repúblicas soviéticas.
Invadió y ocupó las regiones de Crimea y Donbás para apoyar a las poblaciones pro-rusas.
Desató la guerra con Ucrania, lo que deterioró sus relaciones con Estados Unidos y la OTAN.
Ha estrechado sus vínculos con China, Bielorrusia, Irán, Cuba y Siria para desafiar el dominio estadounidense.

China y Japón han experimentado avances significativos en sus acuerdos económicos, impulsando la dinámica comercial.
Sus relaciones bilaterales se caracterizan por el distanciamiento y la desconfianza, debido a controversias relacionadas con armas químicas, libros históricos, y disputas territoriales (ej. posesión de islas).

China ha aprovechado el auge de su economía para fortalecer su dominio interno y competir por un liderazgo global.
Ha expandido sus intereses económicos y comerciales a nivel internacional.
Posee un considerable arsenal de armas nucleares y mantiene una estrecha alianza con Corea del Norte.
Ha logrado una aproximación estratégica con sus vecinos, India y Rusia.
El tema de Taiwán genera tensiones con Estados Unidos, que mantiene una fuerte presencia económica en la región.

Desde el siglo XX mantiene una alianza con Estados Unidos, obteniendo acceso a materias primas y mercados a cambio de una posición privilegiada en Asia Oriental.
Su política económica ha impulsado un desarrollo industrial diversificado, contribuyendo al crecimiento económico y la alta competitividad en los mercados globales.
Ha reforzado su relación con Estados Unidos y aumentado su capacidad militar para obtener un mayor protagonismo en el escenario internacional.