Parto Prematuro

Situación donde el parto ocurre fuera del rango considerado fisiológico (37 a 41 semanas completas).

Estimación de la edad del feto basada en la fecha del último período menstrual.

Bebé nacido antes de las 37 semanas de gestación.

Bebé nacido antes de las 32 semanas de gestación.

Incertidumbres en la determinación de la edad del feto, usualmente causadas por irregularidades en el ciclo menstrual o por falta de registro preciso de la fecha de inicio del último período menstrual.

Pérdida fetal antes de las 20 semanas de gestación (según algunas interpretaciones).

Ciclos menstruales con un patrón constante en su duración.

Punto límite en la duración del embarazo para considerar a un niño como prematuro.

Periodo que abarca desde las 22 semanas de gestación hasta el nacimiento.

El parto que ocurre antes de las 37 semanas de gestación.

Muertes de recién nacidos durante las primeras semanas de vida.

Condiciones que incrementan la probabilidad de un parto prematuro.

Variedad de factores que contribuyen al inicio del parto prematuro.

Efecto negativo del estrés materno en el feto.

Es una hormona que induce el parto prematuro en respuesta al estrés.

Hormonas que causan contracciones uterinas y maduración cervical.

Infección bacteriana en las vías urinarias sin síntomas.

Infecciones que se propagan desde el tracto genitourinario hacia el útero.

Aumento de peso de la madre durante el embarazo.

Actividad física extenuante durante el embarazo.

Hormonas que aumentan las proteínas del miometrio y activan receptores de oxitocina.

El aceite de castor, que contiene ácido ricinoleico, se ha utilizado como un método para inducir el parto.

El ácido ricinoleico puede tener un efecto estimulante de la contractilidad uterina en ratas preñadas, lo que sugiere un posible uso para inducir el parto.

La progesterona vaginal, administrada en gel, ha demostrado reducir significativamente el riesgo de parto prematuro en mujeres con cuello uterino corto.

Los betamiméticos orales no han demostrado ser efectivos en la prevención del parto prematuro.

Se recomienda realizar un tamizaje de infecciones urinarias a todas las mujeres embarazadas en su primera visita, independientemente de la edad gestacional.

La vaginosis bacteriana, una colonización vaginal por bacterias anaeróbicas, se ha asociado con un mayor riesgo de parto prematuro.

La vaginosis bacteriana debe ser tratada porque se ha asociado con un mayor riesgo de parto prematuro.

Los antibióticos se utilizan en embarazos con riesgo de parto prematuro para prevenir o tratar infecciones.

Contracciones del útero que ocurren antes de las 37 semanas de gestación, caracterizadas por ser dolorosas y detectables por palpación abdominal o tocografía.

Número de contracciones uterinas que ocurren en una hora.

Valor que representa el límite superior normal de frecuencia de contracciones uterinas para una determinada edad gestacional.

Uso de fármacos uteroinhibidores para detener las contracciones del útero que amenazan un parto prematuro.

Cambios en el cuello uterino, como borramiento, dilatación y posición, que sugieren un parto inminente.

Evaluación del desarrollo del feto mediante ultrasonido, un factor importante para determinar la edad gestacional y el riesgo de parto prematuro.

Medida de la altura del útero desde el pubis hasta la parte superior del útero, un indicador de la edad gestacional.

Fluido que rodea al feto en el útero, que se analiza en caso de amniocentesis para determinar madurez fetal y riesgos.

La ayuda y el respaldo que las mujeres embarazadas reciben de su entorno familiar y profesional.

Hormona conocida por su utilidad empírica en el tratamiento de la amenaza de aborto, pero su eficacia para prevenir el parto prematuro aún está en debate.

La medida del largo del cuello uterino, que puede ser un indicador de la probabilidad de parto prematuro.

La apertura del canal cervical, que también puede estar asociada al riesgo de parto prematuro.

Elementos que se usan para predecir el riesgo de parto prematuro, pero su utilidad práctica aún está por confirmarse.

Se pueden utilizar para orientar medidas preventivas solo en casos específicos, como mujeres con una historia frecuente de partos prematuros.

El uso de marcadores biológicos en el seguimiento rutinario de embarazadas no es recomendado debido a su baja sensibilidad y valor predictivo.

Un bebé nacido entre las 34 y 36 semanas de gestación.

Un bebé nacido entre las 28 y 33 semanas de gestación.

Un bebé nacido antes de las 28 semanas de gestación.

Diversas condiciones que aumentan la probabilidad de un parto prematuro, incluyendo factores socioeconómicos, educacionales, étnicos y culturales.

Infección bacteriana en la orina sin síntomas en mujeres embarazadas, que aumenta el riesgo de parto prematuro.

Tratamiento con antibióticos que reduce el riesgo de parto prematuro en mujeres embarazadas con bacteriuria asintomática.

Se basa en la edad del embarazo, características de las contracciones uterinas y el estado del cuello uterino.

El factor liberador de la corticotrofina (CRF) es la principal causa de parto prematuro causado por estrés. Este factor proviene del hipotálamo y se encuentra también en la placenta, el amnios, el corion y la decidua uterina.

Las prostaglandinas, producidas por el CRF, causan contracciones uterinas y maduración cervical. También estimulan la producción de CRF en la placenta y la decidua, creando un ciclo de retroalimentación que acelera el parto.

El estrés eleva los niveles de cortisol y dehidroepiandrosterona, que se convierten en estrógenos en la placenta. Estos estrógenos aumentan las proteínas del miometrio y la sensibilidad a la oxitocina, lo que facilita las contracciones y el parto.

Las infecciones ascendentes del tracto genitourinario, como las infecciones urinarias y las infecciones vaginales, están fuertemente asociadas con el parto prematuro.

Existen factores relacionados con el parto prematuro que se pueden prevenir o controlar durante el embarazo, como la bacteriuria asintomática, las infecciones urinarias y las infecciones vaginales.