Derechos y Deberes en Trabajo Social

Los profesionales del trabajo social deben asegurarse de que sus acciones se basen en las normas éticas establecidas en este Código Deontológico.

Los/as trabajadores/as sociales deben ejercer su profesión respetando los derechos humanos fundamentales de todas las personas, grupos y comunidades.

Las decisiones tomadas por los/as trabajadores/as sociales deben justificarse éticamente, respetando los principios de la FITS, los Criterios Éticos Internacionales y este Código Deontológico.

Protección de la privacidad, confidencialidad y uso responsable de la información, como se explica en un capítulo específico del Código.

Los/as trabajadores/as sociales tienen la responsabilidad de identificar y desarrollar las potencialidades y fortalezas de las personas, grupos y comunidades para promover su empoderamiento.

Se debe respetar la diversidad y brindar la mejor atención posible a todas las personas, sin discriminaciones por motivos de género, edad, capacidad, origen, etc.

Los/as trabajadores/as sociales deben colaborar estrechamente con la persona usuaria, motivar su participación y respetar sus intereses y los de las demás personas involucradas.

Los/as trabajadores/as sociales tienen la responsabilidad de ejercer su profesión con un alto nivel de profesionalismo y dedicación.

Los/las profesionales del trabajo social deben apoyar a las personas usuarias para que tomen decisiones sobre sus vidas, siempre y cuando no se violen los derechos de otros.

Los/las profesionales del trabajo social deben evitar el uso de la fuerza o la coerción legal, y solo la utilizarán como último recurso y con la debida evaluación.

El trabajo social no puede apoyar a grupos o personas que usan la violencia o el terrorismo.

Los profesionales del trabajo social deben apuntar a la igualdad de oportunidades y acceso a recursos para todos, especialmente para las personas vulnerables.

Se debe proporcionar al usuario información clara y precisa sobre sus derechos, obligaciones y recursos disponibles.

Cuando no se llega a un acuerdo, el profesional debe buscar el mejor proceso para garantizar que la decisión sea coherente con las necesidades del usuario.

Si es necesario derivar al usuario a otro servicio, se debe hacer de manera que asegure la continuidad de la ayuda.

Si hay riesgo para el usuario u otros, se puede limitar cautelarmente el derecho a la autodeterminación del usuario con su consentimiento.

El profesional debe promover un comportamiento adecuado en la relación profesional basado en el respeto.

El poder profesional no debe utilizarse en beneficio propio.

Se debe coordinar la intervención profesional con otros profesionales para garantizar la coherencia en el trabajo.

Se requiere el consentimiento del usuario para la presencia de terceros durante la intervención profesional.

Se debe promover el intercambio de conocimientos y experiencias entre colegas para mejorar la intervención social.

Los profesionales deben apoyar a sus colegas con orientación y atención.

La documentación debe archivarse para facilitar la continuidad del trabajo profesional.

Los profesionales del trabajo social deben informar a las autoridades competentes y a los colegios profesionales sobre cualquier violación de derechos humanos, maltrato o trato cruel, inhumano o degradante que presencien en el ejercicio de su profesión.

Los profesionales del trabajo social deben promover los derechos y deberes sociales dentro de las organizaciones donde trabajan, apoyando activamente la mejora de los servicios sociales.

Si la entidad en la que trabaja un profesional del trabajo social tiene objetivos contradictorios con los principios de la profesión, éste debe actuar en base al Código Deontológico.

Los profesionales del trabajo social tienen derecho a solicitar formación y actualización profesional para mejorar su desempeño.

La documentación profesional debe ser manejada de forma confidencial para proteger la privacidad de las personas usuarias.

Los profesionales del trabajo social deben establecer prioridades con criterios objetivos acordes a la misión de la entidad, considerando las necesidades sociales.

Los profesionales del trabajo social deben colaborar con entidades y organizaciones con objetivos afines para mejorar la calidad de vida de las personas usuarias.

Los informes realizados por profesionales del trabajo social deben ser confidenciales, solo para uso interno.

Ante prácticas no éticas en una organización que vulneren los derechos de las personas usuarias, los profesionales del trabajo social deben comunicar la situación a la Comisión Deontológica.

Los profesionales del trabajo social deben proponer cambios en las políticas, procedimientos y actuaciones de las entidades para mejorar la atención a las personas usuarias.

Si las entidades limitan la responsabilidad de los profesionales del trabajo social y se produce la vulneración de los derechos de las personas usuarias, deben buscarse alternativas para resolver la situación.

Los profesionales del trabajo social pueden ejercer el derecho a la objeción de conciencia cuando la aplicación de una norma o mandato institucional entra en conflicto con sus principios éticos, religiosos o morales.

Se refiere a la obligación de los/las trabajadores/as sociales de mantener en secreto toda la información personal que reciban de los/las usuarios/as durante su intervención social, por cualquier medio.

El secreto profesional se aplica a todos los/las profesionales del trabajo social, independientemente de su formación, área de actuación y tipo de práctica.

Toda información personal que la persona usuaria no quiere que se revele

Cuando hay duda sobre si la información es confidencial, el/la profesional debe confirmarlo con la persona usuaria, preferiblemente por escrito, o pedir asesoramiento a la Comisión Deontológica.

Durante la intervención social, el/la profesional del trabajo social debe informar a la persona usuaria sobre su derecho a la confidencialidad de la información y los límites del secreto profesional.

El deber de secreto profesional no tiene límite de tiempo, incluso después de finalizar la intervención o la muerte de la persona usuaria.

El/la profesional del trabajo social debe obtener la información necesaria de la forma más precisa y respetuosa posible.

El simple hecho de que la persona usuaria solicite la intervención profesional se entiende como su consentimiento para compartir información.

El/la profesional del trabajo social debe informar a la persona usuaria sobre cómo trabaja la organización y su derecho a aceptar, rechazar o retirar su consentimiento en cualquier momento.

Cuando se transmite información a otros profesionales, el/la profesional del trabajo social debe indicar por escrito que es confidencial y solo puede utilizarse para el fin solicitado.

Evitar comentarios o conversaciones sobre información de los/las usuarios/as en espacios públicos o sin privacidad.

Solo se debe compartir la información indispensable con otros profesionales para alcanzar un objetivo común.

Cumplir con todas las normativas en materia de protección de datos, administrativa o de la entidad en la que se trabaja para garantizar la confidencialidad y el secreto profesional.

La información obtenida solo debe utilizarse para el fin para el que se recopiló, salvo consentimiento expreso de la persona usuaria, autorización legal o petición judicial.

El/la trabajador/a social es responsable de custodiar los documentos e informaciones de la persona usuaria y evitar que se acceda a ellos sin autorización.