Amenaza de Parto Prematuro

Situación médica en la que una mujer embarazada presenta contracciones uterinas regulares y síntomas compatibles con un parto inminente antes de la semana 37 de gestación.

Causas desconocidas o sin explicación específica.

Aumento excesivo del tamaño del útero, a menudo por factores como polihidramnios o embarazos múltiples.

Infección en órganos fuera del útero, como apendicitis o pielonefritis, que puede provocar amenaza de parto pretérmino.

Inflamación o infección en el saco amniótico que no presenta síntomas claros.

Determinar la edad gestacional del embarazo.

Examen físico del sistema reproductivo de la mujer embarazada, incluyendo el útero, el feto y el cuello uterino.

Pacientes con cérvix corto y dinámica uterina regular, por lo que se corre el riesgo de un parto prematuro inminente.

Evaluación fetal durante la amenaza de parto pretérmino, incluyendo posición fetal, líquido amniótico, placenta y medición fetal.

Examen de sangre que busca infecciones o desequilibrios en el embarazo.

Identificación de Streptococcus beta-hemolítico del grupo B (SGB).

Examen de orina para detectar infecciones.

Imágenes del bebé para diagnosticar y evaluar la salud fetales.

Registro de la actividad cardíaca fetal para monitorear la salud del bebé.

Extracción de líquido amniótico para análisis, principalmente en infecciones intraamnióticas subclínicas

Infección del líquido amniótico que puede causar parto prematuro, especialmente en gestaciones tempranas.

En el parto establecido, se puede usar anestesia locorregional junto con tocólisis para ayudar al desarrollo pulmonar fetal.

Tratamiento para detener las contracciones uterinas.

No se recomiendan, ya que pueden aumentar el riesgo de parálisis cerebral en el bebé.

Infección dentro del líquido amniótico, identificada por evidencia microbiológica concreta (cultivo o tinción de Gram).

Ampicilina, ceftriaxona y claritromicina, inicialmente con cobertura amplia.

Teicoplanina, aztreonam y claritromicina.

Claritromicina.

Observación y espera en lugar de un tratamiento inmediato, especialmente en complicaciones.

Factores cruciales para decidir el manejo (finalización o espera) según el grado de gravedad, la etapa del embarazo y el microorganismo.

No se realiza de forma sistemática, ya que la infección intraamniótica es poco frecuente. Se considera solo si hay sospecha clínica de infección.

2 dosis entre las 24 y 34 semanas reducen la morbimortalidad neonatal. La betametasona (12 mg cada 24 horas por 2 días) se usa. Se puede usar entre 23 y 23.6 semanas, solo en casos muy específicos.

Solo se consideran si hay un nuevo riesgo de parto inminente. Máximo 3 tandas (6 dosis). Más de 14 días, repetir ambas dosis. 7 a 14 días, una dosis

Fármacos que inhiben la contracción uterina para retrasar el parto y permitir la maduración pulmonar o traslado a un centro de referencia, pero NO reducen el riesgo de parto pretérmino ni mejoran los resultados neonatales.

Sospecha de infección intraamniótica, problemas de la madre o del bebé. No usar si hay un riesgo para la madre o el bebé.

Bloqueantes del canal de calcio (nifedipino), antagonistas de receptores de oxitocina (atosiban), o inhibidores de las prostaglandinas (indometacina).

Retrasar el parto de 48 horas para la maduración pulmonar o traslado a UCI.

Embarazo que corre el riesgo de terminar antes de que el bebé este completamente desarrollado.

Proceso que permite el desarrollo de los pulmones del bebe para que puedan funcionar correctamente fuera del útero

Existen factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de parto prematuro. Se clasifican en dos categorías: factores de riesgo alto y factores de riesgo intermedio-alto. Los factores de riesgo alto, como el tabaquismo o la infección sistémica, requieren atención médica inmediata. Los factores de riesgo intermedio-alto, como el ingreso hospitalario o la trombofilia, requieren una evaluación minuciosa para prevenir un parto prematuro.

En caso de amenaza de parto prematuro, el manejo se basa en la estabilización del paciente. Esto incluye reposo en cama, hidratación, corticoides y medicamentos para inhibir las contracciones. La paciente debe ser monitoreada continuamente y se realizarán exámenes para evaluar el riesgo y la progresión del parto.

El parto prematuro se gestiona de acuerdo a la edad del feto y la causa subyacente. Si el feto es prematuro (<32 semanas) y la infección intraamniótica se confirma, se individualiza el caso. Si el feto es más maduro (≥32 semanas), se considera la finalización activa de la gestación, es decir, el parto.

Significa dar a luz al bebé mediante un parto vaginal o una cesárea. Esta decisión se toma cuando el riesgo para el bebé es mayor que los riesgos de continuar el embarazo.