Revisión Bibliográfica Sobre Manejo de Bajo Estrés en la Clínica Veterinaria PDF
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Facultad de Ciencias Veterinarias - UBA
Viviana Maria Velasquez Archila
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Summary
Esta revisión bibliográfica analiza el manejo de bajo estrés en la clínica veterinaria, enfocándose en reducir el estrés en animales durante las visitas. Se examinan las causas del estrés, como la experiencia previa negativa, las feromonas de alarma y los procedimientos incómodos. Se destaca la importancia de la salud emocional tanto del animal como del propietario, y se proponen técnicas para crear una experiencia más positiva en la clínica.
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REVISION BIBLIOGRAFICA SOBRE MANEJO DE BAJO ESTRÉS DENTRO DE LA CLINICA VETERINARIA Viviana Maria Velasquez Archila INTRODUCCION En su mayoría las personas que trabajamos con animales lo hacemos porque nos gustan, y sentimos una empatía especial hacia ellos; uno de nuestros objetivos es ayudarlos en...
REVISION BIBLIOGRAFICA SOBRE MANEJO DE BAJO ESTRÉS DENTRO DE LA CLINICA VETERINARIA Viviana Maria Velasquez Archila INTRODUCCION En su mayoría las personas que trabajamos con animales lo hacemos porque nos gustan, y sentimos una empatía especial hacia ellos; uno de nuestros objetivos es ayudarlos en sus problemas de salud comportamental o física, pero una vez estamos en la clínica veterinaria nos encontramos con animales que con tan solo acerarse a unas calles de la clínica veterinaria despliegan comportamientos de miedo o ansiedad que indica que la visita al veterinario les causa emociones negativas y a veces incluso un sufrimiento psicológico, en ese momento caemos en cuenta que la ayuda que anhelamos brindar a nuestros pacientes es difícil de proporcionar. Encontramos en la literatura muchos reportes que confirman que las visitas al veterinario causan estrés, miedo y ansiedad en un gran número de perros y gatos (Stanford, 1981; Döring et al., 2009; Glardon, 2010; Mariti et al., 2015; Dawson et al., 2016; Scalia et al., 2017; Moody et al., 2018; Edwards et al., 2019; Feilberg et al., 2021). Estas emociones negativas podrían atribuirse a varias causas, para empezar cuando un animal visita la clínica puede tener sensación de malestar o enfermedad esto ya hace que la visita se asocie a una emoción negativa (Merskey y Bogduk, 1994), también muchos animales que ya han tenido experiencias negativas en una clínica veterinaria muestran el "efecto de bata blanca”. (Kallet et al., 1997; Belew et al., 1999; Quimby et al., 2011; Lind et al.,2017). La percepción de feromonas de alarma de otros animales que han estado en consulta y verse obligado a estar en presencia de otros animales (Siracusa et al., 2007; Scotney, 2010; Rodan et al., 2011), procedimientos dolorosos o incomodos como aplicación de vacunas, corte de uñas, una desfavorable manipulación con posible castigo verbal positivo por parte de su cuidador o del equipo veterinario y la ansiedad misma del propietario que hace que aumente la ansiedad del animal (Merola et al., 2012), todos estos factores entre otros, contribuyen a que la visita sea asociada negativamente. Los perros tienen la habilidad de detectar y procesar la información de muchos estados humanos, no nos debe sorprender que los perros específicamente sean susceptibles al contagio emocional por parte de su propietario (Harvie et al., 2020). Todo esto se suma y genera un cumulo de circunstancias desfavorables en el que podemos y debemos intervenir para que el tipo de emociones que los animales perciban en la visita a la clínica veterinaria sean positivas. Si lo miramos en globalmente hay miles de clínicas veterinarias alrededor del mundo, y cada una atiende decenas o cientos de pacientes al día, lo que hace del miedo y el estrés en las visitas al veterinario un problema mundial y muy extendido que afecta el bienestar animal (Feilberg et al., 2021). En esa misma vía, los propietarios de mascotas muestran una inmediata renuencia al acudir al veterinario para no causar molestia en el animal. En un estudio del 2011 se les pregunto a los propietarios sobre los factores que influencian la frecuencia de visita al veterinario, a lo que el 22% de los dueños de perros reportaron que ellos harían más visitas al veterinario si sus perros estuvieran menos estresados. Este retraso en la intervención médica puede significar un empeoramiento de la enfermedad o retrasa la administración de medidas profilácticas necesarias como la vacunación o la desparasitación (Volk et al., 2011; PDSA, 2019). En el mismo estudio encontraron que el 28% de los dueños de gatos y el 22% de los dueños de perros asistieron o consultaron al veterinario basados en que su mascota tuvo niveles bajos o nulos de estrés en consultas anteriores. Una consecuencia del estrés agudo sufrido por el animal en la visita al veterinario puede generar cambios fisiológicos transitorios que los veterinarios podrían atribuir a enfermedad y pueden resultar en un sobre tratamiento, tratamientos innecesarios, subtratamientos o retraso en la recuperación de la enfermedad. Esto da como resultado un bienestar deficiente del paciente y preocupación o implicaciones financieras para el propietario (Vonderen et al., 1998; Rodan et al., 2011; Bragg et al., 2015). También tratar a las mascotas ansiosas representa un riesgo de salud ocupacional para los profesionales veterinarios ya que esta profesión es una de las de mayor riesgo para mordeduras y arañazos. Cuando el miedo progresa a agresión esto supone un riesgo para la seguridad del equipo veterinario. Un estudio encontró que el 16% de los perros presentaron agresión por miedo durante el examen veterinario. Esto sugiere que la mejora del bienestar animal y reducción de niveles de miedo y ansiedad inmediatamente mejora el bienestar para el equipo veterinario (Glardon et al., 2010; Epp y Waldner, 2012; Owczarczak-Garsteka et al.,2019). En cuanto a gatos se refiere, se está dando el fenómeno del aumento de gatos domésticos en la mayoría de los países, sin embargo, los gatos reciben menos atención veterinaria que los caninos. Para la mayoría de los propietarios es difícil introducir al gato en un transportin en casa y llevar el gato a la clínica, todo esto supone una situación muy estresante y ruidosa, esto resulta en que el propietario solo llevara el gato a la clínica veterinaria cuando sea estrictamente necesario y no lo llevara a visitas de rutina o control donde se pueden detectar o diagnosticar patologías insipientes; también podría ocurrir que el propietario busque una clínica que asegure un manejo más compasivo y delicado del animal donde esta experiencia sea menos traumática y estresante tanto para el gato como para él, ya que los dueños de gatos tienen la capacidad de ser muy sensibles y notaran cuando el equipo de la clínica tiene consideración y empatía con sus animales, lo que generara que el propietario se fidelice con el servicio que le cause menos estrés (Rodan et al., 2011; Carney et al., 2012; Reevy y Delgado, 2015). La comunidad veterinaria (médicos veterinarios, enfermeras, y técnicos) está dando pasos lentos hacia la comprensión del estrés y miedo que causamos en nuestros pacientes durante nuestras intervenciones. Casi nunca se toma en cuenta dentro de la ecuación de la salud la salud mental y salud emocional, pero estamos ante el aumento de una nueva generación de investigadores y médicos que toman estos aspectos en cuenta dentro del estado de salud del paciente (Overall, 2020). Los veterinarios están cada vez más obligados a considerar no solo el aspecto físico, sino también la salud emocional de sus pacientes. La creación de visitas veterinarias de bajo estrés tiene beneficios inmediatos y a largo plazo para el bienestar y la salud de los pacientes, además de reducir el riesgo de lesiones al personal (Riemer et al., 2021). Las consideraciones van desde adaptaciones estructurales (por ejemplo, configuración de la sala de espera y salas de hospitalización) hasta utilización de técnicas de bajo estrés en la que se reconocen signos de estrés y se ajusta el procedimiento en consecuencia (Riemer et al., 2021). Pero no es suficiente evitar las emociones negativas en la visita a la clínica, sino que se deben promover emociones positivas y la resiliencia emocional con el uso de incentivos (alimentos, juguetes o caricias) para crear asociaciones positivas durante la estadía del animal en la clínica. Se ha identificado que los obstáculos más difíciles de superar al adoptar Practicas de Bajo Estrés son las limitaciones físicas de las clínicas y la percepción por parte del personal de que se requiere tiempo adicional para el manejo de los animales (Arhant et al., 2019). Hoy en día, la mayoría de las clínicas veterinarias tienen como objetivo hacer la experiencia de la visita lo más positiva posible para los perros y gatos, por ejemplo, ofreciendo salas de espera y examen cuidadosamente preparadas, no mezclando diferentes especies en las salas de espera, y ofreciendo los pacientes diferentes tipos de recompensas (Väisänen et al., 2005; Siracusa et al., 2008; Rodan et al., 2011). OBJETIVO El objetivo de esta revisión es analizar y unificar los aspectos que hasta el día de hoy se conocen para generar una visita a la clínica veterinaria lo más positiva posible para todos los actores involucrados (animal, propietario, equipo veterinario). BENEFICIOS PARA EL ANIMAL, EL PROPIETARIO Y EL EQUIPO VETERINARIO Los beneficios de implementar un manejo libre de miedo con técnicas de bajo estrés son muchos para todos los involucrados. Para la clínica veterinaria: Dar este tipo de manejo compasivo, respetuoso y gentil al animal conlleva a una fidelización por parte del propietario (Rodan et al., 2011). En países como Colombia en donde la práctica libre de miedo es nueva, las clínicas que inicien este tipo de manejo podrían tener unas tarifas diferenciales que con gusto serian pagadas por propietarios consientes del bienestar de sus mascotas. En las clínicas con esta metodología los cambios fisiológicos causados por estrés agudo afectaran en menor medida los análisis de laboratorio y las constantes fisiológicas, por tanto, los tratamientos serán más efectivos. El equipo médico tendrá menos accidentes relacionados con mordeduras, arañazos, o agresiones por parte de los pacientes (Stanford, 1981). Se presentaran menos incidentes de intentos de escape o pérdida de los pacientes. La relación propietario-veterinario-paciente será mucho más cercana. Las visitas de rutina se incrementarán (Volk, 2011). Se podrán ofrecer otro tipo de servicios como visitas blancas o exitosas, asesoría para propietarios anterior a la adopción de un animal, clases a los propietarios de nuevos cachorros o gatitos etc., esto genera entrada de recursos económicos y aumentara el flujo de clientes por la clínica. Mejora el ambiente de trabajo por la ambientación, la música suave, olores agradables y mejores relaciones con clientes y pacientes. Animal: La visita a clínicas veterinarias con esta metodología genera niveles de ansiedad bajos, promueve emociones positivas lo que genera un impacto nulo o positivo sobre la salud del animal y no la desmejora. Facilidad de manejo por parte del equipo veterinario y menor manipulación del animal. Técnicas de exploración física y toma de muestras más gentiles. Mejor diagnostico por lo tanto tratamientos más efectivos. Condicionamiento positivo (premios, caricias, juegos, juguetes) con la clínica y el personal de la clínica. Mayor adaptabilidad y resiliencia emocional en caso de hospitalización o guardería. Propietario: Capacitación al propietario en rutinas que debe hacer en casa antes de la visita, y durante el camino de la casa a la clínica, esto le dará herramientas al propietario para que el transporte a la clínica no sea una situación estresante y ruidosa. Fortalecimiento del vínculo Animal-Propietario La estadía o tránsito por la clínica será mucho más tranquila y satisfactoria. El diagnóstico de la patología será más certero porque no se enmascararán síntomas por cambios provocados por estrés El dinero invertido será mejor utilizado ya que se reducirá la probabilidad de hacer un diagnóstico erróneo por cambios generados por estrés. En caso de hospitalización la recuperación será más corta esto se traduce en satisfacción del propietario, y en menos dinero invertido en hospitalización. FEROMONAS Los productos de feromonas sintéticas a menudo se sugieren como intervención complementaria. Ellos están disponibles como aerosoles y difusores para perros y gatos y como collar para perros. Son sintéticos análogos de la "Feromona apaciguadora del perro" (DAP) de la glándula mamaria de la perra lactante (Nombre comercial Adaptil®) y para gatos es el sintético de la feromona facial felina F3 (Nombre comercial Feliway®) y se reporta que tienen un efecto calmante en las respectivas especies (Mills et al., 2012; Rooney et al., 2016). En un estudio en Inglaterra, el 78% de las clínicas veterinarias generales utilizan regularmente la feromonoterapia. Kim y colaboradores en el 2010 informaron que el uso de DAP (Dog Appeasing Pheromones) disminuye el estrés en la sala de espera y también mientras los perros están en hospitalización (Kim et al., 2010; Feilberg et al., 2021; Reimer et al., 2021). Estudios de Taylor y Mills en 2006 y Pereira y colaboradores en 2016, indicaron efectos positivos del Adaptil® y Feliway® sobre los signos de estrés (pero no sobre signos de agresión) en perros y gatos en el veterinario (Taylor y Mills, 2006; Pereira et al., 2016). La respuesta favorable de los gatos a un análogo sintético de feromona facial felina(FFP) es un ejemplo de cómo la enfermería y la atención puede mejorar los resultados de los pacientes en un hospital veterinario. En las hospitalizaciones de gatos en donde se usó un análogo de la FFP se aumentó significativamente el comportamiento de acicalamiento y consumo de comida y los gatos que se expusieron a FFP estuvieron más tranquilos en la venopunsion. De acuerdo a estos estudios se extrae que el uso de feromonas es recomendable en general en las zonas de la clínica donde haya presencia de animales para disminuir las expresiones de estrés y hacer más confortable su estadía (Carney et al., 2012). MUSICA Varios estudios en medicina humana afirman que la implementación de la música dentro de las terapias de recuperación mejora las funciones motoras/cognitivas y ayuda a reducir la ansiedad asociada a la realización de exámenes, también se encontró que la música puede reducir la agitación, mejorar el sueño, mejorar el estado de ánimo, reducir el estrés y la ansiedad (Updike, 1990; Bensimon et al., 2008; Kogan et al., 2012; Bradt et al., 2016; Hampton et al., 2020). Ya en estudios en medicina veterinaria se sugiere que en animales la necesidad de anestesia y analgesia, el tiempo de recuperación y el tiempo de hospitalización se puede reducir cuando la musicoterapia es añadida a los protocolos de rehabilitación (Bradt et al., 2016). Específicamente la música ha mostrado ser efectiva reduciendo el estrés y promoviendo comportamientos de calma en varias especies animales, perros, gatos, monos titi, etc. (Snowdon and Teie, 2010 ; Kogan et al., 2012 ; Bowman et al., 2015 ; Bowman et al., 2017 ; Hampton et al., 2020). Por ejemplo, los perros mantenidos en perreras con DAP vocalizaron menos y redujeron los temblores por nerviosismo, pasaron más tiempo echados e incrementaron la respuesta parasimpática, como se comprobó midiendo constantes fisiológicas mientas escuchaban música clásica (Kogan et al., 2012; Bowman et al., 2015). También se debe tener en cuenta que Bowman encontró que los efectos positivos de escuchar música clásica tienden a perderse una vez se genera una habituación, hacia el segundo día de escuchar este género musical, por lo que el mismo autor concluye que la mezcla de distintos géneros musicales con música clásica podría reducir la habituación y así obtener un efecto parasimpático o comportamientos de calma por más tiempo (Bowman et al., 2015; Bowman et al., 2017). Además de sus efectos en el bienestar y la calma de los animales la música clásica o tranquila en la veterinaria también genera una buena impresión en el propietario, ya que un estudio informó que los propietarios que visitaron clínicas con música tranquila como ambientación percibieron que sus perros estaban más tranquilos, menos ansiosos, de esta misma manera los percibieron los veterinarios que los atendieron, comparados con perros en clínicas sin música (Engler and Bain, 2017). En ese mismo estudio se reportó que los propietarios se sintieron más satisfechos cuando en la sala de espera había música que cuando no la hubo. La satisfacción del cliente es muy importante ya que reduce la ansiedad del propietario y previene el contagio emocional al animal, y aumenta la probabilidad de repetición de las visitas. Existe una música hecha específicamente para gatos que contiene sonidos de actividades afiliativas y positivas como ronroneos y maullidos suaves, cuando esta música se agregó al ambiente de los consultorios para gatos, estos presentaron menor ansiedad y fueron más manipulables durante el examen (Hampton et al., 2020). VISITAS BLANCAS O VISITAS EXITOSAS Según Riemer y colaboradores la desensibilización / contra condicionamiento y la realización de "visitas felices” también llamadas visitas blancas o visitas exitosas, están altamente recomendadas tanto para la prevención como para el tratamiento de los miedos asociados con las visitas al veterinario (Riemer et al., 2021). En adición los especialistas en conducta animal consideran indispensable una intervención temprana sobre el desarrollo conductual de los cachorros para evitar o minimizar problemas futuros ya que el manejo temprano promueve el desarrollo de emociones positivas durante la ontogenia y mejora la reactividad endocrina en el adulto (Bowen y Heath, 2005; Boissy et al., 2007; Godbout et al., 2007). Las Visitas Blancas, Visitas Exitosas o Visitas Felices se definen como visitas a la clínica veterinaria donde se buscará generar solamente emociones positivas en varias áreas de la clínica, se puede dejar que el animal explore libremente el sitio y salude a varias personas pertenecientes al equipo de la clínica , no se debe realizar ninguna manipulación dolorosa o incomoda, se deben dar bocados pequeños de alto valor (muy sabrosos), y según el carácter del animal se le ofrecerá lo que para él sea muy valioso, ya sean caricias, juegos, juguetes o interacciones positivas con otros animales; de esta forma si estamos hablando de un perrito o gatico que tiene sus primeras visitas al veterinario su recuerdo será positivo, y si por el contrario es un animal con experiencias negativas previas, este tipo de visitas generaran una ruptura en la contingencia de la asociación negativa del animal, y al cabo de varias visitas de este tipo el animal va a mostrar menor ansiedad y miedo cuando asista a la clínica. Las primeras visitas serán solo para entrar a la clínica saludar recibir golosinas, jugar un rato y recibir caricias y mimos, y luego podemos aumentar el grado de complejidad pesando el animal y premiándolo, luego subirlo a la mesa de exploración y premiarlo, luego hacer un examen físico completo y premiarlo y poco a poco ir presentándolo a nuevas situaciones que podría vivir en una clínica pero siempre asociadas a un premio (Moffat, 2008; Döring et al., 2009). De esta manera Hunthausen recomienda trabajar con cachorros para prevenir el desarrollo de agresión. En la primera visita de un cachorro, se debe dar muchas golosinas durante el examen, y ser muy reiterativos con los premios, si se toca al cachorro inmediatamente se le da golosina, se ausculta su corazón se le da una golosina, se examinan sus orejas se le da una golosina. Siguiendo esta rutina a lo largo del examen el animal asociara la visita a la veterinaria con algo positivo, reduciendo la probabilidad de que desarrolle agresividad por miedo. Se debe animar a los propietarios de cachorros a pasar la clínica veterinaria una o dos veces por semana con sus nuevos cachorros para establecer una relación con los veterinarios y personal de apoyo y darle caricias y golosinas. (Hunthausen, W, 2012). En los gatos la socialización y la habituación al manejo humano se da en el periodo entre las 2 y 7 semanas de edad, por lo tanto, esta sería la etapa ideal para iniciar las visitas blancas con los gatitos (Rodan et al., 2011). Lo mismo pasa con los perritos, es muy importante informar a los dueños que deben llevarlos lo más temprano posible, ya que la intervención humana temprana sobre los cachorros debería enfatizarse especialmente durante el periodo de socialización desde la semana 2 a la 8 (Seksel, 2010). Durante las visitas a la veterinaria el papel del propietario es fundamental, debe transmitir emociones positivas y de confianza además puede ayudar trayendo la comida favorita, golosinas, juguetes y una manta que le agrade mucho al animal para que la visita sea más placentera para su animal y además no haber alimentado al animal antes de la visita para que reciba las golosinas con mayor interés (Yin, 2007; Moffat, 2008; Pratsch, 2009; Rodan, 2011; Koscinczuk et al., 2014; Reid, 2019). Si bien los animales son capaces de aprender y modificar su conducta durante toda su vida, durante tal ‘periodo sensible’ los procesos de aprendizaje ocurren con mayor facilidad y son susceptibles de persistir a largo plazo (Beaver, 1999; Dehasse, 2002). Ya que en ese periodo el animal aprende todo lo que le será útil en su vida: reconocer a qué especie pertenece, identificar cuáles son las especies amigas, reconocer a los humanos como integrantes de su nuevo grupo social –o a los extraños– y aprender a adaptarse a diferentes situaciones generadas en contextos diversos (Lindsay, 2000; Pageat, 2000; Uzunova et al., 2007), por lo que debemos utilizar este periodo para generar una muy buena asociación con la atención veterinaria. Los castigos positivos verbales o físicos no deben ser utilizados nunca y menos aún durante las visitas Exitosas ya que generan una emoción negativa, miedo o agresión redirigida. (Rodan et al., 2011). DESENSIBILIZACION Y CONTRACONDICIONAMIENTO La desensibilización y el contra condicionamiento son las principales técnicas de modificación de conducta, son extremadamente útiles y pueden ayudar a los animales a superar el miedo y la ansiedad (Westlund, 2015; Poggiagliolmi, 2018). La desensibilización se hace exponiendo al animal al estímulo estresante pero este estímulo debe estar a un nivel que no cause ninguna reacción negativa, y a medida que el animal va soportando este estímulo la intensidad se aumenta muy lentamente. Mientras el contra condicionamiento es la técnica donde a un estímulo que genera una emoción negativa, se le asocia una recompensa buscando generar una emoción positiva. Es muy importante que en el contra condicionamiento se siga el orden de primero presentar el estímulo negativo y luego dar la recompensa para lograr una correcta asociación (Kamprath et al., 2004; Reid, 2019). De esta manera se van intercalando estas dos técnicas durante toda la visita del animal a la clínica y se asocian con otro tipo de estrategias (técnicas de bajo estrés, feromonas, música, fármacos ansiolíticos), el equipo de la clínica debe realizar manipulaciones pequeñas y premiar en todo momento al animal por cada pequeña acción que se realice (Firnkes et al., 2017). Esta desensibilización y contra condicionamiento debe iniciar en la casa del propietario cuando se va a iniciar el traslado a la clínica veterinaria. Un estudio mostro que este tipo de técnicas aplicadas en gatos para entrar en el trasportín mejoro y facilito el traslado del gato e incluso mostro que los gatos con un buen acostumbramiento al trasportín tuvieron una consulta veterinaria más corta porque fueron más fáciles de manipular (Pratsch et al.,2018). Lo que se busca lograr con este tipo de manejo es que en cada repetición o visita del animal a la clínica los estímulos causen poco o nulo estrés (Overall, 2013). Es importante aplicar estas técnicas en diferentes situaciones y lugares, así el aprendizaje no quedara limitado a un solo contexto, sino que podrá ser extrapolado a varios contextos diferentes, esto se llamara generalización del aprendizaje. La generalización es un factor muy importante en la extinción del miedo (Affenzeller et al., 2020). De acuerdo Westlund en el 2015 Cuando los animales ya tienen un miedo alto producido por la visita al veterinario se debe hacer un programa de desensibilización y contra condicionamiento en sesiones a parte de la visita regular al veterinario, donde no haya muchos estresores y el nerviosismo del animal se mantenga al nivel más bajo, de otra manera en la consulta regular no habrá ningún tipo de aprendizaje ya que serán muchos los estresores en el mismo tiempo y lugar (Westlund, 2015). Como conclusión podemos resaltar que el contra condicionamiento es una técnica que podemos usar en todo momento, aunque el paciente con el que estemos tratando no presente ningún tipo de señal de nerviosismo, tenemos que utilizar premios orales, verbales y físicos, y si el paciente que estamos atendiendo tiene nerviosismo, con más razón debemos utilizar este tipo de herramientas (Overall, 2013). PLANTA FISICA Sala de espera Ya en la sala de espera los animales muestran perdida de bienestar, incluso haciendo actividades inofensivas, en un estudio del 2015, 52% de los animales que se pesaron mientras estaban en sala de espera incrementaron sus señales de estrés, en otros estudios perros y gatos se vieron intimidados o asustados por la presencia de otro animal y el no poder huir de la situación incremento el malestar (Moesta y Crowell, 2011; Casey et al., 2013; Hammerle et al., 2015). Puntos a tener en cuenta en sala de espera: Tomando esto en cuenta la sala de espera debería ser separada para cada especie, y cada una lo suficientemente amplia para mantener la mayor distancia entre cada animal, o con barreras visuales entre pacientes; sería ideal que el piso fuera de goma o de algún material que absorba ruidos molestos, el piso debe ser mate para que los reflejos de las lámparas no asuste a los perros, debe tener un olor agradable pero no muy fuerte esto principalmente para confort del propietario, y debe tener permanentemente feromonas DAP y F3 como también música de diferentes géneros que llame a la tranquilidad (Riccomini, 2008; Moffat, 2008; Overall, 2013; Casey et al., 2013; Edwards et al., 2019;Pratsch et al., 2020). La sala de espera para gatos debe tener superficies o plataformas donde se puedan poner los trasportines de los gatos y mantas limpias disponibles para cubrir los mismos (Riccomini, 2008; Rodan et al., 2011). Las charlas del personal o ruidos innecesarios deberían ser evitados al máximo en la sala de espera (Lefman et al., 2019; Feilberg et al., 2021). La separación de salas de espera para cada especie es considerada de gran importancia para los profesionales veterinarios (Dawson et al., 2018; Williams et al., 2019), pero solamente el 11% de las clínicas veterinarias del Reino Unido tienen salas de espera separadas, la dificultad en la división de estas áreas es un obstáculo en la implementación de las técnicas de bajo estrés, parece que, aunque muchas clínicas veterinarias están luchando por lograr esto podría verse imposibilitado por falta de presupuesto, y /o restricciones de espacio. (Arhant et al., 2019; Feilberg et al., 2021). Cuando por tema de infraestructura no se puede ofrecer salas de espera para diferentes especies se sugirieron barreras visuales entre animales o tiempos de consulta diferentes para cada especie, pero estudios muestran que solo el 28,8% ofreció barreras físicas, y el 4,3% ofreció diferentes horarios de consulta para las diferentes especies. Estas alternativas parecen adecuadas para disminuir la contaminación auditiva y olfativa de animales de especies diferentes para algunas clínicas (Rodan et al., 2011; Williams, 2019; Feilberg et al., 2021). Si la locación de la clínica tiene la posibilidad de adecuar un jardín fuera de la clínica esta también sería una buena opción ya que los perros que esperaron en un jardín con sus dueños durante 20 minutos tuvieron frecuencia cardiaca baja y niveles más bajos de cortisol que los perros que pasaron el mismo tiempo en la sala de espera interna (Perego et al., 2014). Si se tiene la información de que el perro que se va a atender tiene problemas con otros perros, se les puede indicar a los propietarios que esperen en el automóvil o que den un paseo hasta que sea su momento de ingresar a consulta para que no tenga que esperar en sala de espera (Amat et al, 2016). A continuación, algunos puntos para tener en cuenta en sala de espera: Programe citas para minimizar el tiempo de espera y encuentros con animales y personas que causen estrés. En caso de que la separación de salas de espera sea imposible, separe los horarios de citas para perros y gatos. Diferentes horarios y / o días para admitir gatos y perros para cirugía. Si la sala de espera es conjunta minimice la interacción gato-gato o perrogato por medio de barreras visuales o mantas para cubrir el transportin. Mantenga los trasportines para gatos fuera del piso, lo suficientemente alto para que no los pueda molestar algún perro. Tenga toallas / mantas disponibles para cubrir el transportador si es necesario (Rodan et al., 2011). Adecue la báscula con superficie antideslizante y ubíquela separada de las esquinas (Overall, 2013; Lloyd, 2017). Los propietarios pueden traer masticables o juguetes para que el perro se ocupe durante el tiempo de espera, siempre y cuando no estén otros individuos cerca para no generar agresiones por protección de recurso (Overall, 2013; Moffat, 2008). Consultorio La mesa del consultorio debe ser firme y estar cubierta con un material antideslizante (Overall, 2013). En el tiempo de atención entre paciente y paciente y al final del día se debe además limpiar el consultorio y la mesa de exploración con un jabón enzimático para retirar rastros de feromonas de alarma de pacientes anteriores (Pageat et al., 2003; Rodan et al., 2011; Mills et al., 2012; Herron y Shreyer, 2014). Reducir el ruido ambiental dentro del consultorio, hablando con voz suave, evitando charlas innecesarias, realizar procedimientos en otras habitaciones y mover pacientes ruidosos a otras áreas de la clínica puede ser una manera y poco costosa de disminuir causas de estrés (Lefman et al., 2019; Stellato, 2019). También se puede lograr mediante medidas estructurales, por ejemplo, el uso de materiales absorbentes de sonido en paredes, pisos y puertas (Herron y Shreyer, 2014). Además, se recomienda utilizar música de fondo suave para favorecer relajación de todos los actores y atenuar el ruido que pueda asustar al animal (Herron y Shreyer, 2014; Hampton, 2020). En cuanto a la secuencia de la exploración deben comenzar con la manipulacion menos desagradable, y terminar con el procedimiento más desagradable y ofrecer recompensas en todo momentos (Rodan et al., 2011; Hunthausen, 2012). Cuando algún paciente muestra angustia o miedo y el procedimiento no es urgente es preferible suspender manipulación para respetar la salud psicológica del animal y del propietario, y no exponer al equipo a posibles agresiones. Se debe reprogramar otra cita y entre tanto se podría hacer un trabajo de desensibilización y contra condicionamiento con el animal. También podría recomendarse medicación ansiolítica antes de la visita. (Hunthausen, 2012; Herron y Shreyer, 2014). El uso de sedación es preferible que crear una experiencia traumática, pero o para tomar la decisión de sedar, no se debe esperar a que el nerviosismo o la ansiedad aumenten ya que la sedación es menos eficiente en ese estado. (Herron y Shreyer, 2014). Cuando se sabe que los animales tienen miedo o que reaccionan agresivamente se debe preparar todo el equipo necesario antes de intentar manipular al paciente y ser consciente de las posibles "zonas problemáticas" al manipular al animal, ya que el dolor o la expectativa de dolor aumentan la probabilidad de agresión (Yelland y Whelan, 2011). Al iniciar el examen lo ideal sería que el animal inicie el primer contacto con el veterinario por sí solo (Yin, 2007). Es importante tener en cuenta que algunos de los gestos realizados por humanos con intenciones amistosas pueden ser percibidos como amenazantes por los animales, como el contacto visual directo, un acercamiento frontal e inclinarse sobre el animal (Herron y Shreyer, 2014). Entonces es importante que el veterinario tenga conocimiento sobre señales de apaciguamiento, para poderlas detectar y para generar un acercamiento menos amenazante como por ejemplo girarse hacia los lados al saludar a un animal o acercarse desde el costado. Los perros nerviosos pueden ser recibidos sentado o en cuclillas, con el peso corporal alejado del animal. Por razones de seguridad, la cara debe mantenerse fuera del alcance de la cara del animal (Casey et al., 2013; Herron y Shreyer, 2014). Durante la interacción en el examen podemos favorecer un sesgo positivo facilitado por el uso de golosinas, juegos o caricias. Estos no deben limitarse al final de la visita, sino que se pueden usar generosamente durante el examen o el tratamiento, tanto para distraer al animal como para provocar emociones positivas ya que el uso de alimentos mejora la cooperatividad del animal, de modo que la sujeción mínima suele ser suficiente (Yin, 2007; Herron ,2015; Lloyd, 2017). Por ejemplo, los animales pueden ser distraídos y premiados al lamer una pasta deliciosa sobre la mesa de exploración mientras reciben una inyección, o el propietario puede ofrecer un puñado de golosinas mientras el medico hace el examen físico (Moffat, 2008). Con perros seguros, las golosinas se pueden entregar directamente en la boca; con animales tímidos, deben tirarse al suelo (Arhant et al., 2017). En la medida de lo posible sea flexible en su elección de dónde se realiza el examen (p. Ej., Mesa de examen, silla, sofá o piso) donde el animal se sienta cómodo y se tenga que usar la menor sujeción posible (Rodan et al., 2011). Durante el contacto, se debe evitar soltar y tocar repetidamente al animal. En cambio, las manos se pueden deslizar suavemente a lo largo del cuerpo hasta el área de interés (Herron y Shreyer, 2014). Mientras que la mayoría de los perros durante el examen podrían ser motivados por los premios comestibles, muchos gatos no se ven atraídos por las golosinas, pero podría ser posible distraerlos en la clínica usando un juguete interactivo, como un ratón de juguete en un alambre, también es importante permitir que los gatos se sientan seguros mientras están en la consulta veterinaria, utilizando elementos como toallas o trasportines, esto facilita su manipulación (Rodan et al., 2011). Todo el equipo veterinario debe tener en cuenta que la agitación humana, el manejo brusco, los movimientos repentinos o las voces fuertes pueden causar una reacción inesperada o repentina de miedo o agresividad en el gato, ya que, como animales depredadores y presas, los gatos a menudo muestran miedo o actitud defensiva en entornos desconocidos o con personas desconocidas y también deben saber que la mayoría de los gatos prefieren que las caricias se den en cabeza y el cuello, algunos gatos pueden molestarse o incluso generar agresión cuando las personas intentan acariciarlos en otras áreas (Rodan et al., 2011), sin embargo aunque el contacto físico y las caricias pueden tener un efecto calmante en los animales, esto solo debe hacerse si el animal obviamente lo disfruta (Hennessy et al., 1998; Pratsch et al., 2020). El reconocimiento temprano de signos de estrés o miedo en gatos y perros permite tomar medidas para prevenir la escalada a una respuesta completa de agresión por miedo; el despliegue de señales de calma en perros y el lenguaje corporal en gatos (posición de las orejas hacia los lados o hacia atrás, pupilas dilatadas, la postura del cuerpo y el movimiento de la cola) son indicadores útiles del estado mental del animal en consulta (Rodan et al., 2011). En cuanto a la mesa de exploración, las superficies frías pueden causar molestias, que pueden evitarse mediante el uso de alfombrillas antideslizantes o almohadillas de espuma suave o mediante la provisión de toallas y mantas (utilizando una nueva y limpia para cada paciente) (Herron y Shreyer, 2014; Herron, 2015). Para algunos perros o propietarios con asociaciones negativas graves con el consultorio, realizar el examen al aire libre puede ser la opción menos estresante (Herron y Shreyer, 2014) no se recomienda hacer esto con gatos por probabilidades de escape. Los gatos nunca deben ser arrastrados o incluso sacados de sus jaulas, es una situación extremadamente aterradora debido a la pérdida total de control, según Firnkes y colaboradores más bien se debe tener paciencia y dejar que el mismo gato salga y luego explore el sitio de la consulta, se aconseja que esto se haga mientras se toma la historia clínica al propietario, este sería un momento perfecto para dar al gato golosinas juego o caricias, esto facilitara mucho la exploración física (Rodan et al., 2011; Firnkes et al., 2017; Pratsch et al., 2018). El transportin debe quedarse con la puertecilla abierta en caso de que el gato se asuste y quiera volver, ya que a más del 90% de los gatos les gusta usarlo como refugio durante el examen clínico se puede colocar una toalla sobre la parte inferior del transportin cubriendo al gato, esto hará sentir al gato más seguro (Anseeuw et al., 2006; Firnkes et al., 2017). Si el manejo en consulta es difícil, no se debe dejar que la ansiedad o la molestia del gato aumente, debe aplicarse una sedación acorde al paciente, esto debe hacerse antes de que el gato o el perro estén muy excitados o ansiosos, ya que pone en riesgo al personal, causa emociones negativas en consultas posteriores y disminuye el efecto de la sedación, la sedación debe realizarse antes de que la situación empeore (Döring et al., 2009; Rodan et al.,2012; Amat et al., 2016) Durante toda la estadía en la clínica, pero sobretodo en la consulta debemos evitar por parte del equipo veterinario y por parte del propietario reacciones tales como un estricto "no", castigos o sujetar al animal muy fuerte ya que esto aumenta aún más el riesgo de comportamiento agresivo y de mal comportamiento en las próximas visitas a la clínica. Por lo tanto, tanto para el bienestar animal como para la seguridad del personal, el uso de Técnicas de Manejo de Bajo Estrés deben constituir una parte esencial de la práctica veterinaria diaria, y si estas no son suficientes para permitir un examen seguro, los ansiolíticos y la restricción química deben ser considerados siempre que una situación pueda implicar un miedo excesivo o la demostración de comportamiento de agresividad (Moffat, 2008; Herron et al., 2009). Durante la manipulación de gatos y perros pequeños se recomiendan el uso de mantas o toallas para sujetar, para proteger a los animales de los estímulos visuales y crear una sensación de escondite, además esto también genera una barrera protectora entre la persona y el animal de garras o mordiscos (Moffat, 2008; Herron et al., 2009). En cuanto a los bozales, son una herramienta importante que garantiza la seguridad de las personas que manipulan al perro, lo ideal sería que el perro reciba previamente un entrenamiento y habituación al bozal; el bozal se debe usar solamente para revenir mordidas, y nunca para realizar un procedimiento forzado a pesar de la lucha del perro. Si este es el caso se deben usar medidas restrictivas químicas previas a la consulta o una sedación en la consulta. (Moffat, 2008 ; Yin, 2009 ; Herron y Shreyer, 2014 ; Arhant et al., 2017; Owczarczak-Garstecka et al., 2019). Cuando se va a hacer procedimientos dolorosos como aplicación de un medicamento etc., se pueden utilizar distracciones táctiles (por ejemplo hacer presión en otro sitio diferente al de la aplicación) como las distracciones cognitivas (dar un juguete interactivo, o dar un tapete de silicona untado de una pasta muy apetitosa) esto han demostrado ser eficaz para reducir el dolor percibido (DeMore y Cohen, 2005). También es importante que el personal tenga como rutina siempre utilizar la aguja o el catéter del menor calibre posible, y que no haya penetrado nada anteriormente (por ejemplo, inyectar con una aguja diferente que con la que se extrajo el medicamento), esto para garantizar un filo nuevo que genera menos dolor a la hora de la aplicación (Overall, 2013; Edwards et al., 2019). En cuanto a toma de muestras de sangre se recomienda el uso de agujas de mariposa (Edwards et al., 2019), la autora también recomienda el uso de aguja sin utilización de jeringa para dejar gotear la sangre al tubo de muestra directamente. Para medicamentos vía oral se recomienda esconderlos en comida muy apetitosa o administrarlos con pistola administradora de píldoras para que el medicamento tenga el mínimo contacto con la cavidad oral (Herron y Shreyer, 2014). Hospitalización El estrés generado durante la hospitalización puede tener un efecto negativo en la cicatrización, salud cardiovascular, sistema gastrointestinal e inmune (Hekman et al., 2014). La hospitalización, la separación del propietario, la misma enfermedad, la presencia de animales desconocidos y ambiente nuevo representan factores de estrés para el animal.Por tanto, las medidas de reducción del estrés son especialmente importantes para los pacientes hospitalizados. Al igual que en la sala de espera, los perros y gatos deben hospitalizarse por separado (Stella et al., 2014). En cada una de las salas de hospitalización se recomienda que las jaulas y perreras estén dispuestas de tal manera que no haya contacto visual entre los animales. Las salas de hospitalización debe ser un espacio de bajo ruido, evitando charlas innecesarias o muy ruidosas, se debe minimizar el ruido de equipos o de instrumentos de limpieza, si es posible ubicar los animales más ruidosos en una habitación aparte (Lefman et al., 2019). El equipo médico debe estar al tanto que durante la hospitalización, el estrés puede provocar que los gatos se escondan, tengan conductas de escape y evitación, y que se observen cambios en los parámetros fisiológicos por lo que es muy importante proveer dentro de la jaula, cajas de cartón o estanterías, o cubrir una parte de la jaula, para generar sensación de seguridad, esto le dará al gato control sobre la situación y disminuirá los niveles de ansiedad. (Godbout et al., 2007; Quimby et al., 2011; Heckman et al., 2012; Vinke, et al., 2014; Lloyd, 2017; Lind et al.; 2017; Moody et al., 2019). Siempre se deben utilizar Técnicas de bajo estrés, uso de fuentes de calor, manejo suficiente del dolor, proveer comodidad, comida y agua a disposición según indicaciones médicas, perreras y areneras limpias, en el caso de los perros generar horarios para caminatas dos o tres veces al día (de acuerdo a indicación médica y estado de salud del animal) y en el caso de los gatos generar horarios para proveer interacción con el humano y caricias, siempre y cuando el gato lo disfrute, incluso se puede dejar salir al gato de la jaula y explorar la sala de hospitalización mientras algún miembro del equipo interactúa positivamente (Stella et al., 2014; Kry y Casey, 2017; Feilberg et al., 2021). Las vocalizaciones de perros y gatos indican falta de bienestar, se deben implementar diferentes formas de enriquecimientos, por ejemplo, música suave de diferentes géneros a un volumen de bajo a moderado, juguetes interactivos dentro de la jaula, caminatas, interacción positiva con humanos, etc., todas estas medidas se asocian con bajos niveles de estrés durante la hospitalización (Schipper el al., 2008; Kogan et al., 2012; Lloyd, 2017). Especialmente para pacientes hospitalizados, se recomiendan olores familiares, se le puede solicitar a los propietarios una manta o prenda de ropa de la persona más cercana, en el caso de los gatos se puede dejar el transportin dentro de la jaula, o un juguete para dar un olor familiar y generar seguridad (Arhant et al., 2019). Es muy importante señalar la perrera o la jaula de animales agresivos, para proveer los cuidados necesarios y proteger al personal, el personal veterinario no debe ser menos compasivo con animales que reaccionan agresivamente que con aquellos que son abiertamente temerosos (Riemer et al., 2021). La iluminación de la sala de hospitalización debe ser muy buena para los diferentes procedimientos que se hagan, pero debe tener la posibilidad de disminuir para ser cálida suave y promover el descanso de los pacientes (Rodan et al.,2012) y se debe apagar totalmente durante la noche. La jaula para gatos y perreras deben ser amplias, y el equipo médico debe crear un entorno diseñado para cada paciente tomando en cuenta las preferencia y temperamento de cada paciente. Y usar jaulas lo suficientemente grandes para proporcionar un lugar para esconderse y donde se pueda mantener la caja de arena separada de la comida, la cama y el agua (Carney et al., 2012; Kry y Casey, 2017). Proporcione mantas, juguetes, comida que provengan de la casa del animal para que su olor lo conforte, solo se deben cambiar cuando sea realmente necesario. La comida que se proporcione debe ser de acuerdo con la patología del animal, debe ser fresca, si es comida húmeda debe estar levemente tibia y ser administrada al animal en pequeñas porciones, y si el animal muestra aversión al alimento se debe retirar (Carney et al., 2012). ESTRÉS EN LA CLINICA En una encuesta hecha en el 2020 en el reino unido Feilberg y colaboradores encontraron que en las clínicas veterinarias solo el 30% tomaban en cuenta el estado psicológico o emocional de los pacientes, el 41,8% tenían información disponible para los propietarios sobre el tema y el 34,1% habían generado protocolos para reducir el estrés, mientras que en todas las clínicas de la encuesta se utilizaban escalas de dolor y se tenían protocolos para manejo del dolor. Esto puede ser el resultado de la falta de conocimientos y formación del personal en este campo o la percepción de que el bienestar psicológico es menos importante que el bienestar físico de los pacientes veterinarios (Feilberg et al., 2021). En el mismo estudio los signos de sufrimiento mental se tratan con urgencia de acuerdo con 92% de los encuestados, sin embargo, solo el 30% siempre o regularmente realizan una evaluación del estrés como parte de sus exámenes de rutina. Esto sugiere que los miembros del equipo reaccionan según sea necesario en lugar de implementar un protocolo formal. Las documentaciones de los desencadenantes conocidos de estrés en el registro del paciente solo se implementaron regularmente en el 41% de las prácticas, lo que limita la planificación de interacciones futuras para evitar el efecto acumulativo de repetidas experiencias estresantes. Del mismo modo, registrar con regularidad las actividades reductoras de estrés con éxito puede ayudar para garantizar que las visitas futuras sean más favorables para los pacientes (Feilberg et al., 2021). Es muy importante que el equipo técnico conozca muy bien el lenguaje corporal de los animales en este caso perros y gatos, y además que estén entrenados en diferentes técnicas para reducir o manejar animales con signos aumentativos de estrés. En el caso de los perros es muy importante desde el ingreso del animal a la clínica tener en cuenta las señales de calma, ya que estas nos indican que tan incómodo se siente el perro en esta situación, también el personal médico puede realizar estas señales que como su nombre lo indica buscan el apaciguamiento de los individuos involucrados en la situación (Firnkes et al., 2017). Es muy importante que captemos, leamos, atendamos y respetemos las señales de calma y actuemos en consecuencia, tratando de generar seguridad en el animal, ya que si no atendemos estas señales el perro dejara de desplegarlas y se dispondrá a tener una actitud defensiva/ofensiva que causara estrés en el animal y nos pondrá en riesgo de una agresión (Moffat, 2008 ; Hammerle et al, 2015 ; Firnkes et al, 2017). En cuanto a los gatos, tienen un lenguaje postural muy claro que indica cuál es su estatus emocional en ese momento, es importante que todos los que conforman el equipo de la clínica estén en capacidad de interpretarlo y que sepan qué tipo de manejo dar a los gatos en situaciones de estrés. Los gatos temerosos suelen hacerse más pequeños, las orejas se dirigen hacia atrás, hacia los lados o aplanados, y las pupilas están agrandadas. Al estar acostado o sentado, la cola está mantenido cerca del cuerpo. El balanceo de la cola en los gatos indica agitación, molestia o mucha excitación; a menudo se puede observar una alta vigilancia a partir de los movimientos del oído. Cuando se muestra a la defensiva comportamiento, los gatos pueden agacharse, mantener las orejas hacia abajo o hacia los lados y silbar, gruñir o chillar, pero también pueden ponerse de puntillas, sosteniendo la cola rígidamente hacia arriba o hacia abajo, y parecer más grande debido a la piloerección. La agresión será inminente cuando las orejas estén totalmente hacia atrás y las pupilas estén totalmente dilatadas (Moffat, 2008; Rodan et al., 2011; Overall, 2013; Lloyd, 2017). Si bien congelarse y huir suelen ser las principales estrategias de afrontamiento cuando se tiene miedo, cuando no es posible escapar en un entorno hospitalario, el animal puede sentirse cada vez más amenazado y eventualmente puede recurrir a la agresión (Rodan, 2011; Lloyd, 2017). Tanto en perros como en gatos el estado emocional puede mejorarse con una restricción suave y gentil, al sentirse menos acorralado el riesgo de agresión y de posibles lesiones para el personal veterinario esta reducido (Riemer et al, 2021). En algunos animales que presentan agresividad a la manipulación veterinaria también puede haber un componente aprendido, esto pasa si esta estrategia agresiva tuvo éxito en detener una situación desagradable durante una visita anterior (Moffat, 2008). Si esto lo sabemos de ante mano a este animal se le puede recetar una medicación para que sea administrada un día antes o el mismo día de la consulta, y hacer un trabajo de contra condicionamiento posteriormente en varias sesiones. Debe evitarse al máximo el manejo de alto estrés, ya que solo se refuerza la respuesta agresiva del animal y esto hace que las posteriores visitas sean muy traumáticas tanto para el propietario, el animal y el veterinario. Algunos pacientes tienen tanto miedo que el único objetivo realista, tanto durante la visita al veterinario y durante el entrenamiento en casa, es enseñarles a tolerar las medidas necesarias para la sedación intramuscular (Howell y Feyrecilde, 2018). USO DE MEDICACION ANSIOLITICA La medicación ansiolítica es una herramienta que debemos aprender a utilizar, identificar en qué casos se debe usar y cuál es el momento más indicado para su administración, esto disminuye en general la ansiedad y el miedo del animal, del propietario y del equipo veterinario. Algunos animales tienen un miedo moderado y el abordaje puede ser meramente comportamental por medio de técnicas de modificación de conducta, medidas de bajo estrés, golosinas, feromonas etc., sin embargo, animales con miedo moderado a severo las técnicas de modificación no funcionaran inmediatamente, y tendremos que utilizar la medicación ansiolítica. Cuando el animal tiene mucho temor a la consulta y se acerca una visita al veterinario se aconseja que el propietario le administre un agente ansiolítico un día antes y el mismo día de la visita, este ansiolítico que debe ser formulado por el médico veterinario. Este tipo de mascotas también deben programarse para terapias conductuales donde se trabaje específicamente este problema con técnicas de desensibilización y contra condicionamiento (Hammerle et al., 2015; Howell y Feyrecilde, 2018; Riemer et al., 2021). Puede percibirse que los animales agresivos o extremadamente nerviosos son clientes “difíciles” sin embargo el tomarse el tiempo, generar una atención personalizada y permitir que el animal se sienta seguro dará como fruto una mayor eficiencia en la realización de exámenes y tratamientos a largo plazo, se reducirá el riesgo de lesiones en el personal, sin contar que este tipo de manejo dedicado aumenta la fidelidad del cliente y mejora la satisfacción del equipo de la clínica (Döring et al., 2009; Rodan et al., 2011; Hammerle et al., 2015; Howell y Feyrecilde, 2018; Mandese et al., 2020). Para lograr el mejor efecto, la medicación ansiolítica idealmente, debe administrarse antes de que el animal se excite y estrese demasiado (Herron y Shreyer, 2014). Por tanto, una buena relación entre el equipo veterinario, los propietarios y sus mascotas conduce a una mejor atención médica (Pratsch et al., 2020; Affenzeller et al., 2020). Es importante enfatizar que el uso de medicamentos psicotrópicos nunca debe reemplazar el manejo y las interacciones responsables que cumplan con el bienestar del animal. Más bien, es una medida de apoyo con el objetivo de reducir el miedo/estrés y reducir el sufrimiento animal, mejorar su bienestar y facilitar el entrenamiento conductual (Overall, 2013; Howell y Feyrecilde, 2018). A continuación, algunos de los agentes ansiolíticos más comúnmente utilizados en el manejo en consulta, hospitalización y recuperación: Trazodona: La trazodona pertenece a la clase de antagonistas e inhibidores de la receptación de serotonina (SARIs). Las dosis altas tienen efectos antidepresivos, mientras que se utilizan dosis bajas y medias para el contexto del miedo al veterinario y otros estados de miedo; se tienen estudios que confirman su efecto en perros y gatos en consulta y en hospitalización disminuyendo signos de estrés y mayor docilidad durante el examen clínico, sin tener efectos fuertes de adormecimiento, un estudio informo que incluso puede ser usada en protocolos postquirúrgicos para que los pacientes toleren mejor el reposo y confinamiento necesarios para su recuperación. También es bien tolerada con una variedad de medicamentos concomitantes. Debe evitar administrarse junto con IMAO el fármaco mas comunde este grupo es la Seleginina (Gruen et al., 2014; Gilbert-Gregory et al., 2016; Stevens et al., 2016; Amat et al., 2018; Crowell-Daviset al., 2019). Gabapentina: Su principal uso es para problemas de dolor neurogenico, pero se ha utilizado con éxito en gatos para reducir la ansiedad y miedo en situaciones puntuales como visita al veterinario o viajes. También se utiliza en perros. Se puede administrar una primera dosis la noche anterior a la visita y una segunda antes de la visita. Los propietarios deben ser informados de que existe un mayor riesgo de caídas desde áreas elevadas y que los gatos deben permanecer bajo supervisión después de la administración (van Haaften et al., 2017; Amat et al., 2018; Shafford, 2020; Hudec and Griffin, 2020). Dexmedetomidina: Esta ampliamente recomendada en caninos. Se comercializa en forma de gel que se absorbe en mucosa oral se debe administrar cuando el perro este en estado de tranquilidad ya que el efecto es mínimo o nulo si el perro esta excitado o nervioso. Se puede observar vomito o sedación. Estudios confirman que este medicamento reduce significativamente signos asociados a miedo. No esta abiertamente recomendada en gatos ya que aún no hay presentación comercial especifica y hacen falta estudios del uso de este medicamento en felinos. (Korpivaara et al., 2017; Korpivaara et al., 2017; Amat et al., 2018) Benzodiazepinas: Son fármacos ansiolíticos de rápido inicio de acción que son adecuados para uso a corto y mediano plazo. Pueden producir amnesia que podría ser deseable en algunos casos. Las benzodiazepinas más importantes son alprazolam, lorazepam y diazepam (este último es adecuado solo para perros, ya que puede causar necrosis hepática en gatos). Son recomendados para condiciones similares al pánico y miedos al ruido, ataques de ansiedad o viajes. Se pueden presentar reacciones paradójicas, como aumento de la excitación, inquietud e insomnio y en animales con agresividad por miedo puede haber desinhibición de la agresividad, siempre se deben hacer pruebas para ver qué efectos indeseables se pueden producir. Se está reduciendo su uso y reemplazándose por fármacos ansiolíticos sin tantos efectos secundarios indeseables (Crowell-Davis et al., 2003; Moffat, 2008; Amat et al., 2018; CrowellDavis et al., 2019; Riemer 2020). CAPACITACION A LOS PROPIETARIOS Una de las mayores causas de perdida de bienestar animal se da por falta de capacitación, esto genera irresponsabilidad por parte del propietario y un manejo incorrecto de las necesidades físicas, psicológicas y sociales de los animales, por esto para buscar la mejora del bienestar de las mascotas lo primero que se debe hacer es una correcta capacitación y educación del propietario (Buckland et al., 2014; Iliopoulou et al, 2017). Los profesionales de la salud animal tenemos un deber con el bienestar y con la información y capacitación que les damos a los propietarios. Debemos ayudarlos a aprender a interpretar comportamientos desde la perspectiva del animal, es decir, "pensar como un gato o como un perro”. Debemos dar conceptos básicos de comportamiento felino y canino. Los propietarios de mascotas acuden al veterinario como fuente importante de información sobre cuidado y necesidades de los animales, por eso debemos brindar asesoría general sobre temas que son importantes para el bienestar de un animal, nutrición, enfermedades, y debemos dar una asesoría muy clara en el aspecto comportamental, enseñando sobre la lectura e interpretación del lenguaje corporal, señales de ansiedad, miedo, señales de calma en perros, y necesidades de comportamiento, ejercicio y juego (Mariti et al., 2012; Dawson et al., 2016). Los veterinarios deben asegurarse de que los clientes puedan discutir en la consulta sobre problemas de comportamiento y se les debe proporcionar el apoyo adecuado. Si esto no es posible la clínica puede remitir el propietario a un servicio etológico especializado, esto es importante para el bienestar de las mascotas y también para la satisfacción del tutor (Herron & Lord, 2012). Con este tipo de orientación se busca generar expectativas reales sobre la mascota, que sus necesidades en todos los aspectos estén cubiertas para que de esta manera la relación animal-cuidador sea cercana y confiable. (Rodan et al., 2011; Edwards et al., 2019; Pratsch et al., 2020). Se debe brindar asesoría en, como transportar a la mascota en el camino de casa a clínica y viceversa, como minimizar el estrés en los recorridos y como gestionar conductas problemáticas, y específicamente a los propietarios de gatos se debe dar un protocolo de reintroducción de nuevo a su hogar en caso de que habiten con otros gatos. Además ofrecer literatura con ese tipo de temas a los propietarios (Quimby et al., 2011; Feilberg et al., 2021). También es importante capacitar a los dueños de perros y gatos en el uso del refuerzo positivo ya que esto mejora el bienestar y mejora la visitas al veterinario y disminuyen el tiempo del animal en el consultorio (Pratsch et al., 2018). Toda esta capacitación al propietario busca reducir el miedo en el animal y también reducirá efectos fisiológicos que pueden generar resultados de laboratorio confusos que pueden derivar en tratamientos innecesarios o ineficaces. (Rodan et al., 2011). Dentro de este rango de información y capacitación al propietario la autora propone generar un servicio donde en una consulta previa a la adopción o compra de una mascota se analicen y se determinen las características de la mascota que más se acomode al tipo de propietario, también dar capacitaciones grupales o individuales a propietarios de perritos o gaticos recién llegados a casa para indicar a los propietarios pautas de manejo y así asegurar la satisfacción del propietario y el bienestar del animal. CONCLUSIONES El manejo libre de miedo en la clínica veterinaria nos da a los médicos veterinarios de pequeños una perspectiva más amplia y nos obliga a tener en cuenta el área mental/psicológica junto con el área física, esto aparentemente en principio es más complicado pero una vez se establece este tipo de manejo se generan mejores condiciones para el animal y todo el entorno. También se genera una mayor satisfacción del cliente cuando ve este tipo de manejo gentil con su mascota y esto aumenta la fidelización. Además es indudable que es una tendencia ya que cada día la conciencia ambiental está aumentando y con ella los estándares de bienestar animal están cambiando y como profesionales debemos ser los que demos los primeros pasos. Por último, se debe incluir este tipo de prácticas de Bienestar Animal en las universidades para que la próxima generación de veterinarios y técnicos la apliquen durante toda su vida profesional y se generalice a nivel mundial, esto según el concepto One Welfare mejorara las condiciones de bienestar animal y el bienestar humano (Pinillos, 2018). REFERENCIAS Affenzeller, N; Pratsch, L; Windschnurer, I; Arhant, C; Riemer, S; Estrategias para evitar el miedo en la práctica de pequeños animales Parte 2- Medidas para miedos existentes, medicación ansiolítica, prevención. Kleintierpraxis 2020, 66, 24–43. Amat, M; Camps, T; García-Morato, C; Manteca Vilanova, X; Handling Aggressive Dogs. Clin. Brief 2016, 18–22. Amat,M; Camps,T; Le Brech, S; (2017) Manual practico de etologia clinica en el gato. (Ed.) Multimedica ediciones veterinarias. Amat,M; Camps,T; Le Brech, S; Tejedor, S.(2018). Manual practico de etologia clinica en el perro. (2ª ed.) Multimedica ediciones veterinarias. 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