Los Reyes Católicos: La Restauración de España PDF

Summary

Este documento presenta un análisis de la 'Restauración de España' bajo los Reyes Católicos, destacando la unidad de fe católica como pilar de la organización política y la transformación cultural de la España de la época. Se incluyen referencias a eventos como la conquista de Granada y la expulsión de judíos.

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# Capítulo VI ## Los Reyes Católicos: La "Restauración de España" Al final de la Edad Media, el ideal de la unidad de fe católica se constituyó en el fundamento de la organización política, rompiéndose así la tradicional convivencia pacífica entre cristianos, musulmanes y judíos. Los Reyes Católic...

# Capítulo VI ## Los Reyes Católicos: La "Restauración de España" Al final de la Edad Media, el ideal de la unidad de fe católica se constituyó en el fundamento de la organización política, rompiéndose así la tradicional convivencia pacífica entre cristianos, musulmanes y judíos. Los Reyes Católicos realizaron el viejo ideal de la "Restauración de España" (16), con la incorporación de la Granada islámica a la Corona, y dieron comienzo a la extraordinaria empresa de la expansión imperial. El absolutismo real acabó con la tradicional división del poder. ## La cultura de la premodernidad La cultura medieval comenzó a ser sustituida por la renacentista, basada en la tradición grecorromana y, por tanto, de carácter antropocéntrico. Los artistas recuperaron el sentido clásico de las proporciones, los literatos comenzaron a interesarse por la condición humana, y las lenguas vulgares se convirtieron en vehículo de expresión literaria. El año 1492 marcó un hito en la Historia de España, pues tuvieron lugar el descubrimiento del Nuevo Mundo, la conquista de Granada, la expulsión de los judíos y la publicación de la *Gramática Castellana* de Elio Antonio de Nebrija. *La Celestina* y el estilo plateresco fueron las manifestaciones supremas de la literatura y del arte del ocaso de la Edad Media hispana. ## La quiebra del orden tradicional de valores Entre mediados del siglo XIV y finales del XV se produjeron en los reinos hispánicos graves conflictos sociales y guerras civiles. La crisis tuvo su origen en la desfavorable coyuntura económica local e internacional y en las mortíferas epidemias de peste negra de 1348, 1352 y 1381, que en algunas zonas acabó con la vida del 70% de la población. La producción y el comercio sufrieron un grave quebranto, y los monarcas, necesitados de dinero, tuvieron que aumentar los impuestos -el rey Alfonso XI de Castilla impuso la alcabala, gravamen sobre las transacciones que se mantuvo hasta 1845-. Los predicadores atribuyeron el origen de los males a los judíos, que en Sevilla, en 1391, fueron víctimas de la ira popular, hecho que marcó el comienzo de un grave conflicto cuyo desenlace final fue la creación de la Inquisición y la expulsión en 1492 de aquella minoría religiosa. En todos los reinos hispánicos hubo guerras civiles, movimientos sociales, antiseñoriales y antiabsolutistas. Revistieron singular gravedad el destronamiento en efigie del rey Enrique IV de Castilla, la revolución de los payeses de remensa catalanes, campesinos adscritos hereditariamente a la tierra, a los que la Sentencia Arbitral de Guadalupe (1486) les reconoció parte de sus derechos, y la guerra civil en Navarra. De los enfrentamientos civiles resultó triunfante el absolutismo real. Los monarcas se apoyaron en la burguesía para debilitar a la nobleza, pese a lo cual limitaron la tradicional autonomía de las ciudades. Ante la incapacidad de los poderes públicos para acabar con el bandidaje, las hermandades, organizaciones ciudadanas autodefensivas, pusieron en práctica métodos represivos. Al objeto de restablecer el orden en el campo, los Reyes Católicos crearon en 1476 la Santa Hermandad, que empleó métodos aún más violentos que las hermandades. El pueblo responsabilizó a los judíos de sus desgracias, lo que provocó el comienzo de una ola de antisemitismo violento que culminó con la creación de la Inquisición. La crisis se manifestó también en el orden espiritual. El alto clero constituía, junto con la nobleza, una elite dominante más atenta a los intereses materiales que a las cuestiones espirituales; sectores del bajo clero se habían alejado del modelo de vida evangélico, y el laicismo y las supersticiones se extendían entre la burguesía y los estamentos populares. Estas circunstancias propiciaron la prerreforma católica de Francisco Jiménez de Cisneros (1436-1517), cardenal y regente de Castilla, que restableció la regla original de los franciscanos y reformó el clero secular. ## La "Restauración de España" Los ideales políticos renacentistas, que animaban a los monarcas a engrandecer y extender sus dominios, reavivaron el deseo de restaurar la unidad política de la antigua Hispania. Este ideal se realizó con la unión matrimonial (1469) de los herederos de las coronas de Castilla-León y de Aragón-Cataluña, Isabel y Fernando, los Reyes Católicos, título que les fue otorgado por el papa Alejandro VI en 1494. Esto constituyó el punto de arranque de la España moderna, pues marcó el impulso final hacia la unión territorial peninsular. La "Unidad Nacional" (17) se completó con la conquista del reino islámico de Granada (1492), de las Canarias en 1496 -islas habitadas por un pueblo de cultura prehistórica, los guanches, cuya conquista había comenzado años antes- y con la incorporación del reino de Navarra en 1512-1515. ## El sistema político confederal Del matrimonio de los Reyes Católicos no surgió un Estado unitario. Por el contrario, y en línea con lo que había sido el propio devenir histórico hasta entonces, la Corona española sólo se hizo posible bajo la forma de una confederación de los reinos medievales, que mantuvieron sus fueros, libertades e instituciones. De un lado, Castilla siguió con sus Cortes, con representaciones de los estamentos castellanos, gallegos, asturianos, leoneses, extremeños, canarios y andaluces, así como de los señoríos vascos. Navarra continuó como un Reino con sus propias Cortes y su sistema autónomo. Una situación que subsistiría nada menos que hasta 1841. Aún en 1834 fue proclamada Isabel II de España como Isabel I de Navarra. La Corona de Aragón mantuvo sus Cortes "confederales", que coexistieron con las instituciones particulares de cada uno de sus territorios: las Cortes aragonesas, la Generalidad de Cataluña, la Generalidad Valenciana, y el régimen particular del Reino de Mallorca. Una vez lograda la unión de sus reinos, los Reyes Católicos reforzaron el poder de la Corona, reformaron el sistema judicial y el ejército, incorporaron el sur de Italia a la monarquía española y dieron comienzo a la expansión ultramariana. La época de los Reyes Católicos será evocada posteriormente, sobre todo en épocas de crisis, como una edad dorada y ejemplar. ## La expansión ultramarina Conquistada Granada, los pueblos hispanos aspiraban a proseguir la Reconquista por el norte de África, que consideraban prolongación natural de la Península Ibérica. Sin embargo, el descubrimiento de América vino a apartarles de su sueño africano. El apoyo de los Reyes Católicos al proyecto de Cristóbal Colón de viajar a Oriente navegando hacia Occidente permitió a los españoles descubrir el Nuevo Mundo: el 12 de octubre de 1492 los marineros españoles desembarcaron en la isla de Guanahaní, y poco después lo harían en el continente. ## El problema de las minorías étnico-religiosas. La Inquisición Las crisis de los siglos bajomedievales se tradujeron en el fin de la convivencia pacífica entre cristianos, musulmanes y judíos. A partir de entonces, los cristianos viejos -cristianos sin ascendientes semitas- consideraron enemigos del Estado y de su fe a los no católicos. Este hecho tuvo una importancia capital en el devenir histórico de la España moderna. Para los cristianos viejos, la unidad política no podía completarse hasta conseguir la religiosa, base fundamental y justificación última de su organización política. Esta peculiar concepción de la religiosidad, de origen oriental, como ya se ha dicho, movió a los Reyes Católicos a obligar a los judíos a convertirse al catolicismo y a decretar la expulsión de los no convertidos en 1492. La expulsión de los judíos -entre 100.000 y 200.000- significó la desaparición de un importante sector social de banqueros, comerciantes, médicos y artesanos, artífices del florecimiento económico de las ciudades en la segunda mitad del siglo XV. Muchos judíos se convirtieron al cristianismo, por lo que no les afectó el decreto de expulsión. Sus descendientes dieron a España nombres tan relevantes como Fernando de Rojas, Fray Luis de León, Miguel de Cervantes, Santa Teresa de Ávila, Baltasar Gracián y muchos otros. De ascendencia hebrea era incluso el propio Gran Inquisidor Torquemada, que tanto persiguió a los falsos conversos. El problema político-religioso no terminó con la expulsión de los judíos y la persecución de los sospechosos de herejía, sino que se prolongó con los moriscos, nombre que se dio a los musulmanes tras la caída de Granada. El Cardenal Cisneros puso tanto empeño en convertir a esta minoría étnico-religiosa que provocó una rebelión en Las Alpujarras (Granada). El problema se resolvió drásticamente a comienzos del siglo XVII mediante la expulsión de los no convertidos. Al objeto de vigilar a los cristianos nuevos o conversos, de quienes se sospechaba que continuaban practicando en secreto su religión, y de aislar socialmente a sus descendientes, los cristianos viejos establecieron un complejo sistema represivo que actuó con gran celo: el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición y las "pruebas de limpieza de sangre". El Tribunal de la Inquisición se instituyó por vez primera en la Corona de Aragón en 1238 con el fin de reprimir la herejía, y en 1480 comenzó a perseguir a los falsos conversos. En poco tiempo se convirtió en un eficaz instrumento de control ideológico del pensamiento y de las costumbres de los españoles. Cualquier disidencia o actitud que atentara contra el orden de valores establecido cayeron bajo su ámbito jurisdiccional. La Inquisición fue fruto del singular clima político y espiritual de la época. Su extensión a todos los territorios de la Corona le confirió gran fuerza y autoridad. Su permanente control sobre la sociedad española supuso un freno para el desarrollo del pensamiento científico y filosófico. Suprimida por las Cortes de Cádiz y restituida por Fernando VII, fue definitivamente abolida en 1834. ## Una economía intervenida Los Reyes Católicos intervinieron la economía y fijaron la paridad de las monedas, pero no crearon una unión económica complementaria de la política: las aduanas interiores se mantuvieron, los comerciantes catalano-aragoneses no tenían acceso a las ferias castellanas y quedaron excluidos del comercio indiano, que fue reservado en régimen de monopolio para Castilla. La demanda del mercado americano estimuló la producción. La ganadería ovina y el comercio de la lana eran las actividades económicas más rentables y las que a más amplios sectores beneficiaban: a ganaderos, mercaderes y navieros. Se calcula que a finales del siglo XV había en Castilla-León tres millones de ovejas. La abundancia de lana favoreció el desarrollo de la industria textil en Castilla y Andalucía. La industria de la seda, la de curtidos, vidrios y las ferrerías eran también florecientes. Así las primeras décadas del siglo XVI fueron una época de bonanza económica, excepto en la Corona de Aragón, donde llevó más tiempo superar la crisis de la centuria anterior. ## La cultura de la premodernidad. La Celestina Los ideales humanísticos del Renacimiento terminaron con el teocentrismo medieval. Los pensadores comenzaron a diferenciar lo sagrado de lo profano y a interesarse por el pensamiento clásico y por las creaciones del espíritu humano. El racionalismo laico y el cientificismo irrumpieron en el pensamiento español, como en todo el europeo. El nuevo orden de valores tuvo un reflejo directo en la literatura: los primeros humanistas cultivaron la prosa dialogada, la narración histórica erudita, las biografías, los libros de viajes y la prosa culta sobre los más variados temas. La corte castellana de Juan II (1406-1454) y la napolitana del aragonés Alfonso V (1416-1458) fueron importantes centros de actividad intelectual humanista. La poética italiana del *dolce stil nuovo* (18) se fusionó con la trovadoresco-provenzal y de ello surgió la poesía cortesana. Los poetas cortesanos exaltan a la mujer, se recrean en la artificiosidad verbal y, ante la crisis de los valores espirituales tradicionales, adoptaron una actitud entre frívola, irónica y pesimista. La poesía cortesana está recogida en cancioneros como los de Baena, Estúñiga y General. Entre los grandes poetas de la centuria, Jorge Manrique (1440-1479) es autor de las bellísimas y populares *Coplas a la muerte de su padre*, el maese Don Rodrigo. A finales del siglo XV comienza a tomar forma la tradición dramática de la que nacería el teatro de los Siglos de Oro. Juan del Enzina (1468-1529) creó la corriente dramática que haría del teatro un género autónomo: sitúa a los personajes en ambientes y escenarios adecuados a las situaciones, les hace hablar en el lenguaje del pueblo y les atribuye sentimientos y pasiones. La tradición épica de los cantares de gesta continuó con los romances, poemas narrativos de lenguaje sobrio sobre diversos asuntos. Se registraron por escrito desde principios del siglo XV, y en la siguiente centuria fueron recopilados en antologías o romanceros. Autores de los Siglos de Oro incluyeron romances populares en sus obras cultas, e incluso compusieron algunos al estilo tradicional, costumbre que prácticamente ha perdurado entre los poetas hasta nuestros días. En 1499 se publicó en Burgos *La Celestina*-*Tragicomedia de Calisto y Melibea*-, obra cumbre de la literatura española de la transición entre el Medioevo y el Renacimiento, "la primera obra occidental sin Dios ni providencia" (Juan Goytisolo). Es un texto en prosa entre novelesco y dramático. Su lenguaje es a la vez culto y popular, con abundantes refranes y latinismos. Todos los personajes son profundamente humanos, de carne y hueso, ajenos al simbolismo medieval. El tono moralizador es todavía un rasgo arcaizante; la pasión y el atrevimiento con que los personajes se enfrentan a los códigos morales son profundamente modernos. Se sabe poco de la vida del autor, el bachiller Fernando de Rojas, de origen converso, que, para algunos críticos, no habría sido el único autor de la obra. *La Celestina* fue reiteradamente imitada -género celestinesco- y su estilo y su forma de interpretar la realidad y de abordar la creación literaria se prolongaron en el género picaresco. ## El Arte de la Lengua Castellana y la Biblia Políglota Complutense En 1492 se publicó *El Arte de la Lengua Castellana*, del humanista Elio Antonio de Nebrija. El romance castellano se convirtió así en un verdadero idioma, enriquecido por una literatura notable. La unificación lingüística fue complementaria de la política, territorial y religiosa, y de la expansión ultramarina, pues "siempre la lengua fue compañera del imperio". Aunque Nebrija se refería con estas palabras al Imperio romano, es claro que era consciente del valor de la lengua como factor de cohesión entre todos los súbditos de la Corona. El cardenal Francisco Jiménez de Cisneros (1436-1517), fundador de la Universidad de Alcalá de Henares, gran centro del humanismo español, como la de Salamanca, dirigió otra gran empresa: la preparación y publicación de la *Biblia Poliglota Complutense*, la primera edición crítica y políglota en latín, griego y hebreo- de las Sagradas Escrituras. La impresión se llevó a cabo entre 1514 y 1517. ## Entre el goticismo y el clasicismo artísticos: el Plateresco En contraste con la austeridad del primer gótico (cisterciense), el tardío es fundamentalmente decorativo. A causa de la riqueza y del intenso movimiento de los elementos ornamentales, a este gótico tardío se le conoce con los nombres de "florido" y "flamígero". Monumento capital en el nuevo estilo es el monasterio toledano de San Juan de los Reyes. Más sobrias son las últimas creaciones del gótico catalán. La adición de elementos mudéjares al flamígero dio origen al estilo isabelino o Reyes Católicos. Los pintores tardogóticos sustituyeron los fondos dorados por los paisajes, humanizaron la temática, representaron escenas de la vida cotidiana y se interesaron por los detalles. Pedro de Berruguete es el pintor que mejor reflejó el cambio que se estaba produciendo en el arte. Los escultores, como los pintores, dudaron entre goticismo e italianismo. La combinación de la tradición gótico-mudéjar con elementos italianos se tradujo en el nacimiento del plateresco, un estilo arquitectónico de estructuras góticas y decoración renacentista. Como el mozárabe y el mudéjar, es un estilo local, con escasos paralelismos fuera de España. Surgió a finales del siglo XV y se mantuvo hasta mediados del XVI. La decoración plateresca es extraordinariamente rica y variada y se concentra sobre todo en las fachadas, que toman forma de retablo. Los decoradores platerescos recurrieron a una amplia gama de recursos ornamentales: figuras zoomorfas y vegetales, orlas, columnas, etc. Salamanca concentra un gran número de monumentos platerescos, entre ellos la Universidad y la Catedral. A finales del siglo XV se gestó la tradición musical que culminará en la próxima centuria, época dorada de la música culta española; se desarrolló la escuela polifónica y se consolidó la corriente popular de los villancicos y de los romances. Juan del Enzina, dramaturgo, poeta y sobre todo músico, elevó el villancico a la categoría de música culta.

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