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Administración de la Ciudades coloniales La ciudad en Latinoamérica constituye la realización de un modelo de pensamiento y de costumbres que proviene de Europa, y que fue utilizado como instrumento de orden dentro del proceso de colonización de las tierras descubiertas...

Administración de la Ciudades coloniales La ciudad en Latinoamérica constituye la realización de un modelo de pensamiento y de costumbres que proviene de Europa, y que fue utilizado como instrumento de orden dentro del proceso de colonización de las tierras descubiertas en el Nuevo Mundo. Se presenta una cartografía de la ciudad latinoamericana, teniendo en cuenta tres ejes: a. la fundación de ciudades b. la ciudad en la Colonia c. la crítica a las representaciones que sostienen las instituciones de las ciudades. La idea de ciudad en la Historia Entre los siglos II y IV, el Imperio romano lograba asentar y defender su limites, pese a las constantes invasiones, desde entonces, las influencias romanas penetran el mundo bárbaro, como dejan ver los hallazgos arqueológicos, pero también los bárbaros entran pacíficamente al imperio e incluso son puestos, en ocasiones, al servicio de Roma para luchar contra sus enemigos , a del fin del siglo IV, los límites no pueden contener los asaltos de sus enemigos: la resistencia romana se reduce a algunas cuantas ciudades y castillos. Desde sus inicios, el Imperio romano había logrado convertirse en una confederación de ciudades reunidas administrativamente, estas, no obstante, mantenían su autonomía interior, podemos decir que, en su labor urbanizadora, el imperio integraba unas ciudades y fundaba otras tantas a lo largo del mediterráneo, obedeciendo, la mayoría de las veces, al mismo plan geométrico que agenciaba los diversos elementos arquitecturales. En un vasto imperio geográfico se extendían las formas homogéneas de puentes, parcelas agrícolas, caminos y canales, como las partes de un mismo cuerpo de escala europea. Sin embargo, cabe constatar que el mundo cristiano se desarrolló, desde el siglo V hasta el siglo X, fuera de los márgenes de la organización urbana, que había caído en desgracia a partir del derrumbe de un extremo del Imperio romano. Solamente a partir del siglo VII se volvieron a ver destellos del viejo esplendor en la zona occidental europea, donde se desarrollaron algunos centros urbanos importantes como Constantinopla, Bagdad, Córdoba y Palermo, en la zona donde confluían el Imperio bizantino y el califato árabe. La parte occidental de Europa, sin embargo, permanecerá incomparablemente pobre y sin ningún poder político. Luego de la caída de los referentes políticos, culturales y religiosos que predominaron durante siglos en la cristiandad medieval, y gracias al redescubrimiento del pasado, la Europa sapiente se empapará de una nostalgia por ese tiempo para siempre perdido, lejano y ejemplar; más noble, comparado con el presente hundido en la división. Así pues, tal deseo, que cobrará por primera vez forma en el movimiento humanista, aparecía justo en un momento crítico para Europa, principalmente frente a la devastación causada por las guerras. Territorio y ciudad en Latinoamérica Un hecho inquietante: el lugar del Nuevo Mundo es un hecho flagrante que en la empresa europea de conquista y fundación de ciudades se trenzaran lo moderno y lo arcaico, un claro ejemplo de ello es que las cartas de navegación “objetivas” de los aventureros están teñidas simbólicamente por narraciones extraordinarias que representan las tierras descubiertas, testimonio de que el dominio 1 racional del orbe se combina con la representación fabulada de los confines del mundo: “lo normal era imaginar el mundo, no examinarlo”. El conocimiento del mundo era una empresa arriesgada, ya que un mero hecho descubierto podía enfrentarse a la autoridad del saber, con lo cual todo intento de justificar la razón de la alteridad pasaba por someterse al juicio de alguna autoridad, la astucia de Colón se dirige en esa dirección, la empresa del genovés y el consecuente derecho sobre lo descubierto, todavía una incógnita para el propio aventurero, se asentaba en ciertas profecías o relatos indiscutibles, como el abatimiento del Diluvio o la existencia del paraíso. Es así como los primeros viajeros zarparon obnubilados por la imagen de la riqueza y generosidad de las tierras del Nuevo Mundo, con lo cual se forjó, tal vez originalmente, el “sueño americano”, retratado en “El Dorado”, tierra de esperanza para los desheredados, o en el “País de Jauja” para los pobres, de los alemanes. Estos viajeros ayudaron a extender la indeterminada imagen del salvaje bueno y también execrable, el primero fue Colón, que en una carta a Luis de Santángel retrata la desnudez y la ingenuidad de los habitantes como signos del descubrimiento de un ser edénico, al mismo tiempo, escribirá en su diario, que ve en ellos a esclavos en potencia, pero además a futuros cristianos , no obstante, el viraje hacia la descripción de un ser aborrecible, un Otro absoluto que hay que combatir y dominar, se conoce ya desde el siguiente viaje de Colón. La empresa colonizadora, a través de la fundación de ciudades, estuvo comandada desde lo alto por los monarcas españoles, con el fin de asegurar la extensión de los dominios del cristianismo y, por medio de ello, las fuerzas del imperio. Es el Papa quien ha concedido lo descubierto por Colón a una monarquía católica, pues la religión cristiana era la única fuente de derecho, por lo tanto, el deber de la monarquía consistía en extender el cristianismo en contrapartida a la asignación de la titularidad de las tierras descubiertas en el Nuevo Mundo. En 1508, el papa Julio II concedió a la Corona española, a través de la bula Universalis Ecclesiae, el patronato de la Iglesia en América, y tras los conocidos episodios de esclavismo y matanza, protagonizados por los primeros capitanes en América, la empresa misionera quedó en manos de las órdenes religiosas por medio de dos Bulas papales. La fundación de una red de ciudades La fundación de ciudades en América se gesta como una rápida y no por ello menos concienzuda empresa de urbanización del territorio, donde se conjuga el sincretismo religioso, el derecho, las teorías de la arquitectura y el cálculo económico. Sin embargo, en un comienzo, para la vista y la sensibilidad de todos, las ciudades “reales” tenían escaso carácter urbano: mero trazado de calles “a cordel” en la tierra virgen poblada por “indios” para la repartición de los solares, desde la plaza mayor, que figura imaginariamente en su centro vacío, hacia la periferia. 2 Para el espíritu, en cambio, tales garabatos sobre el suelo guardaban más valor que todas las piedras y muros de las ciudades reales, pues estos se aproximaban a la creación de un orden humano y territorial, sentado gracias a la ley que instituía la ciudad como un símbolo de orden. Pues en el punto en que se encuentran el derecho, la religión y la cultura se juega prácticamente el valor de la fundación como un acto mediante el cual se pone a prueba la realización de la ciudad celeste, un caso ejemplar podemos verlo en la ciudad de Quito: La fundación de ciudades implicaba el traslado de los ideales hispanos de civilización, ellas eran asiento del gobierno de las “repúblicas” – civil y religiosa– y del orden jurídico que el Monarca –o su representante– encarnaba. La fundación de Quito suponía lo anterior, la creación de ese centro religioso o sacralizador, reproducción de la corte, en cuanto sede del poder real y de la administración de justicia. Así, el primer hito que se ha destacado en gran parte de los estudios acerca de la historia de la ciudad en América es la concepción y realización del damero a partir de un modelo ya conocido desde antiguo como la cuadrícula. El damero, con una economía interesante, permitió, en primer lugar, una distribución y diferenciación de los espacios de la ciudad, tomando en cuenta la dimensión de las cuadras, diámetro de las calles y jerarquización de los solares, comenzado del centro a la periferia y, en segundo lugar, su adaptación más o menos rígida en relieves diferentes a lo largo de todo el territorio de Hispanoamérica, el modelo clásico de ciudad se define por: a. Un trazado en damero, cuadrada o rectangular b. La plaza, generalmente en el centro, estaba formada por una manzana sin edificar. c. Alrededor de la plaza se designaba el cabildo, la iglesia y la gobernación, y distintos puntos, terrenos para las órdenes religiosas. La red de ciudades en forma de damero se convierte al poco tiempo en un medio para imponer, a la par, una matriz sobre el territorio y un orden comunitario, ya que sobre ambos deberán brillar los principios cristianos de orden y virtud. En primer lugar, aun cuando los nativos tuviesen sus “ciudades” y sus formas de organización, era necesario “urbanizarlos”, de manera que las jerarquías sociales fuesen, desde un primer momento, aprehendidas. En Segundo lugar, era necesario insertarlos en una red vertical de ciudades, pues se presume que entre ciudades deberán existir diferencias y jerarquías, al modo como entre los hombres se dan justas diferencias de virtud y riqueza. En suma, desde un primer momento, la ciudad en Latinoamérica fue concebida por la Corona española como un vital instrumento “civilizador”, con lo cual se renovaba la concepción clásica que veía en la ciudad el elemento donde debían confluir un adecuado orden social con su respectiva realización territorial: “La medida del éxito de la colonización española fueron sus ciudades”. “la ciudad americana representa una imagen de ciudad abierta, que podía crecer infinitamente, en un mundo infinitamente ilimitado”. 3 Desde el siglo XVI, este modelo fue usado como un dispositivo que impuso, en primer lugar, una geografía, e hizo visibles los tópicos de una religión, una política y una economía prescritas por la Corona. Incluso si la conquista fue una empresa llevada a cabo por particulares, sucesivos cuerpos de leyes fueron transmitidos a los aventureros que emprendieron el viaje a las Indias. La detallada organización contenida en las instrucciones otorgadas a los adelantados es ejemplo de este fenómeno, donde podemos destacar lo siguiente: descubrir, fundar, poblar y regir son acciones que van de la mano, por lo tanto, tales actos no pueden ser sino respetados por cualquiera que se digne a emprender ese largo viaje hacia las nuevas tierras que aguardan al otro lado del Atlántico. Así lo exponen claramente las instrucciones de los años 1513, 1521, 1523, que culminan con las ordenanzas de Felipe II de 1573, testimonio icónico de las órdenes dadas a los adelantados. El modelo clásico de la ciudad colonial hispanoamericana es esencialmente un modelo urbanístico arquitectónico que respondió a una idea cultural europea traída desde España a América, y que experimentó un proceso paulatino de perfeccionamiento que, con el tiempo, fue sancionado legalmente, la relevancia de cada ciudad dependía de su función precisa en la administración territorial, que comenzaba con la capital de Virreinato y terminaba con pequeñas ciudades esparcidas por el continente con poco interés económico o político. En el fondo existió un número limitado de metrópolis que tuvo impacto en la administración de la justicia, el comercio y la religión, y muchas otras que dependieron siempre del acontecer de las primeras. Dado que la conquista y colonización de América fue una empresa eminentemente práctica, impulsada por los países europeos envueltos en ella, las ciudades cumplieron con requerimientos puramente funcionales. La ciudad fue vista como un “extenso mercado”., la “ciudad mercado” del interior, la “ciudad puerto” y la “ciudad minera” fueron meros puntos de un ciclo fundamental: desde la colonia (productora de recursos naturales) a la “madre patria” (el consumidor, procesador y distribuidor de productos manufacturados en la madre patria). En aquel círculo vicioso del colonialismo, el mercado y las ciudades portuarias constituyeron los ejes alrededor de los cuales giraban por completo la economía y la administración colonial. El intercambio entre las ciudades de Latinoamérica y Europa será esencial para la consolidación del Imperio español, que desde un principio endosa su suerte en la evangelización y en la explotación de los recursos de las nuevas tierras. La aparición de la ciudad en Latinoamérica aspira a cumplir el canon de ciudad modelo y santa, imponiendo un uso extensivo de tiempo y espacio en cada hito de la red, donde se destina, por una parte, cada individuo a su función y plaza específica, según el reparto de cargos y funciones vitales para la comunidad, y, por otra, cada ciudad en el lugar que le corresponde, según su función específica en la jerarquía de ciudades. 4 ADMINISTRACION COLONIAL La corona española administró sus colonias americanas mediante un sistema basado en dos principios fundamentales: 1. No existía concentración específica de labores para las instituciones y sus funcionarios 2. Las distintas instituciones debían fiscalizarse unas a otras en forma constante. Este método era empleado por la Corona con el fin de evitar los abusos de poder y la corrupción entre sus funcionarios; para realzar este efecto, los funcionarios reales en forma eran frecuentes sometidas a una serie de restricciones orientadas a mantener alejados de los círculos sociales y así procurar que actuaran con imparcialidad, las instituciones españolas destinadas a normar los asuntos coloniales estaban ubicadas en territorio peninsular: el Consejo de Indias y la Casa de Contratación. El monarca Carlos V, en 1524, definió una administración para las Indias, creando instituciones que funcionarían en territorios españoles y otros en territorios americanos: Los organismos que administran en América fueron: Consejo de Indias Casa de Contratación Virreinatos Capitanías generales-Gobernaciones Audiencias Consulado Cabildo El Consejo de Indias, era, además, la máxima autoridad judicial y por efecto de las disposiciones papales, poseía atribuciones sobre la Iglesia americana ya que se ocupaba de garantizar el derecho de patronato. La Casa de Contratación atendía los asuntos comerciales entre la metrópoli y sus dependencias coloniales y, además, controlaba el tránsito de pasajeros hacia América, fue una institución compuesta por un importante número de funcionarios, fue creada para llevar a cabo la política de Monopolio comercial de España. Ésta legitimó su dominio. intentó impedir que otro reino europeo pudiese obtener las eventuales riquezas a descubrir. En el territorio americano la autoridad directa del rey era representada por los virreyes y los gobernadores, los que tenían un cargo circunscripciones de variadas extensiones Los virreyes fueron designados como propuesta del Consejo de las Indias, la corona española eligió sus mejores servidores para que ocuparan este cargo que significaba una gran responsabilidad, el virrey era el representante personal del rey y por lo tanto depositario del Poder real. Las capitanías generales fueron territorios dirigidos por un jefe militar que desarrollaba el poder civil y judicial. Durante la Colonia hubo cuatro capitanías generales: Santo Domingo, Guatemala, Venezuela y Chile. Las gobernaciones eran gobiernos creados en territorios ya pacificados, el poder lo ejercía el presidente de la Real Audiencia, como era el caso de Ecuador y Bolivia. 5 Teniente de gobernador: Era el encargado de ejecutar soberanía y establecer poblados en nombre del Gobernador. La Real Audiencia era el organismo encargado de administrar la justicia real, aparte de asesorar y colaborar con los virreyes y gobernadores en sus respectivas reparticiones. Los miembros de la Real Audiencia eran denominados oidores y uno de ellos ejercía el cargo de presidente; la relevancia de esta institución, en ocasiones, le permitía a su presidente implemente las funciones correspondientes al gobernador, sobre todo en el caso del fallecimiento en el cargo de este último. Las urbanizaciones que poseían la categoría de ciudad debían contar con un cabildo para el manejo de los asuntos vecinos. El cabildo era una institución pluripersonal, compuesta por los vecinos de la ciudad y entre sus prerrogativas estaba el velar por el correcto ejercicio de trabajos de carácter público, como el aseo y el ornato de la ciudad. Los cabildos, además, representaban los intereses políticos de los vecinos frente a las autoridades reales y de esta manera otorgan una cuota mínima de participación ciudadana para los súbditos de la Corona. Los miembros del cabildo fueron elegidos en votación popular. En los sectores rurales colindantes a las ciudades existía la figura del corregidor, el cual estaba comisionado para supervisar el bienestar de los indígenas y para administrar la justicia real. LOS CABILDOS La base política de la colonia la formaban los cabildos, instituciones municipales que en su día constituirían la base de los movimientos emancipadores. El cabildo americano era un organismo dedicado al gobierno de las ciudades de la América hispana, en teoría estaba elegido por los vecinos, pero estuvo muy mediatizado por los virreyes, tenía carácter colegiado y estaba basado en el modelo español de ayuntamiento o cabildo castellano medieval, cada cabildo estaba constituido por un conjunto de vecinos elegidos por sus conciudadanos cabezas de familia, que en la mayoría de los casos fue sólo un planteamiento teórico, estaba formado entre de 6 a 12 regidores y dos alcaldes mayores. A partir de 1591, los cargos también podían ser adquiridos a través del sistema de venta de oficios, hasta convertirse en vitalicios y hereditarios. Los cargos de alcaldes y regidores se elegían anualmente, para controlar este sistema de cabildos colegiados, eran nombrados por el rey o el virrey los llamados corregidores o alcaldes mayores, que no podían ser vecinos de la ciudad en la que ejercían ni poseer tierras ni en ella ni en su distrito, también había corregidores de indios, dedicados al gobierno de las poblaciones indígenas, algunos de estos corregidores fueron nativos. Durante los primeros años de la vida de las ciudades, los cargos del cabildo fueron ocupados por los encomenderos, que posteriormente fueron sustituidos por las elites económicas hasta convertirse en muchos casos en monopolio de las oligarquías, cuyos componentes se iban eligiendo entre sí un año tras otro, estas oligarquías, poseedoras de grandes capitales, formaron el germen de las tendencias independentistas en el siglo XIX, estos cabildos, que se consideraban depositarios de la autoridad de la nación, fueron el preludio de la independencia de la América hispana. 6 AUDIENCIAS Como eslabón intermedio entre los cabildos y el virrey, estaban las audiencias, que eran un organismo colegiado integrado por jueces, denominados oidores, con la función de administrar justicia y actuar como tribunales de apelación en las diferentes provincias. Más tarde se añadió un fiscal. En el orden jerárquico, ocupaba un lugar por debajo del virrey, aunque mantenía un alto nivel de independencia. Las audiencias americanas tuvieron mayores competencias que las españolas, que sólo actuaban como tribunales de justicia. Con el título de audiencias gobernadoras, ejercieron el mando en las primeras áreas conquistadas, antes de la formación de los virreinatos. Su principal cometido fue reforzar la autoridad real frente al poder que reclamaban los conquistadores, así como consolidar el gobierno colonial tras un periodo inicial de formación. En estos casos, desempeñaban al mismo tiempo la función de gobierno y la de justicia, llegando a veces a hacer funciones de virreyes. Con precedentes en el bajo Imperio Romano (audientia principis, audiencias episcopales) y en el aula regia de los visigodos, las audiencias o chancillerías aparecen en los reinos hispánicos en la baja Edad Media como tribunales inapelables y generadores de legislación en los que el rey, asesorado por miembros de la Corte, imparte justicia personalmente. La audiencia se componía de juriconsultos (oidores para asuntos civiles, alcaldes del crimen para causas criminales) bajo la presidencia del representante real, el regente. Trasplantadas a América, la fundación de las audiencias americanas represente el paso de la conquista a la colonización, controlada por la Corona española. Audiencias en el siglo XVI: ✓ Audiencia de Santo Domingo (actual República Dominicana) actuó desde 1524 hasta 1527. ✓ Audiencia de México (1527) ✓ Audiencia de Panamá (1530) ✓ Audiencia de Lima (1542) ✓ Audiencia de Los Confines o Guatemala (1543) ✓ Audiencia de Santa Fe de Bogotá (Colombia) (1549) ✓ Audiencia de Nueva Galicia o Guadalajara (México) (1548) ✓ Audiencia de Charcas (1559) ✓ Audiencia de Buenos Aires (1561) ✓ Audiencia de Quito (1563) ✓ Audiencia de Chile (1563) Al final se formaron once audiencias en tierras americanas y una en Manila (Filipinas). El papel que desempeñaba la audiencia en su relación con el virrey era fundamentalmente consultivo y de asesoramiento. Pero su función fundamental era la judicial y actuaba con independencia del propio virrey, en cuanto a la Hacienda, la audiencia tenía la misión de cuidar de los intereses de la Corona, la audiencia asumía las funciones del virrey en caso de muerte en activo de éste. GOBERNACIÓN En algunos países, territorio que depende del gobierno nacional: las gobernaciones en la antigua América hispánica gozaban de competencias administrativas, legislativas y judiciales. 7 Circunscripción gubernativa de la América Colonial, dependiente judicialmente de las Audiencias y administrativamente de los Virreinatos. El gobernador realizaba funciones administrativas, legislativas y judiciales, ayudado por un teniente de gobernador y por un asesor letrado si no sabía de leyes. Ambos cargos solían ser nombrados por el propio gobernador. Generalmente el gobernador recibía también el cargo de capitán general, que aparejaba el mando militar. La gobernación fue sobre todo un instrumento de control de la Corona, el primer gobernador de una provincia era el conquistador que la había sometido, el cargo de gobernador se incluía en las capitulaciones. Cuando fallecía el primer gobernador (conquistador), el rey recobraba el cargo y nombraba un funcionario para ejercer la gobernación por un periodo de tres u ochos años, el gobernador era la máxima autoridad administrativa y judicial de una región, su cargo incluía también el control militar de la provincia, aunque esta función la desempeñaba a veces la Capitanía general, cargo que desempeñaban militares profesionales. VIRREINATOS En la Edad Media, en los antiguos reinos de la corona de Aragón, el virrey gobernaba en ausencia del rey, asumiendo sus funciones como “otro yo” del soberano. Este cargo aparece a principios del siglo XV en España y tiene muchas veces carácter transitorio, respondía a las necesidades de la administración de la Corona de Aragón, en la que el monarca era rey de todos y cada uno de los diferentes reinos que quedaban incorporados a la Corona: Aragón, Cataluña, Valencia y Mallorca, así como de las conquistas realizadas fuera de los límites peninsulares. Al residir los reyes en Castilla, durante el siglo XVI, la institución del virreinato o virreino se hizo permanente, si bien se tendió a reforzar su carácter administrativo, como lugarteniente general, el cargo pasó a la América colonial a partir de 1535, el título recayó en miembros de la nobleza castellana, y conllevaba amplios poderes y elevada dignidad. Ya antes del descubrimiento de América, el convenio que los Reyes Católicos firmaron con Cristóbal Colón en las Capitulaciones de Santa Fe (1492) otorgaba a Colón los oficios de almirante, virrey y gobernador en cuantas islas o tierra firme descubriera, a pesar de este nombramiento y del que mantuvo su hijo Diego Colón, el título y sus definitivas competencias no quedaron fijados hasta 1535. Los virreyes eran elegidos entre los miembros de la nobleza española, en especial la castellana y solamente en casos muy contados fueron nombrados para desempeñar el cargo personajes nacidos en América (criollos), a veces y con carácter interino, ocupaban este puesto eclesiástico, especialmente arzobispos, mientras llegaba desde España el nuevo virrey nombrado por el monarca, el periodo de mandato estuvo limitado a seis años y luego a tres, con posibilidad de renovación. Las atribuciones de los virreyes eran amplias, pero estaban oficialmente muy controladas, los virreyes carecían de la independencia necesaria para actuar con iniciativa propia, a veces se originaban disputas por la competencia por la confusión de funciones con los gobernadores y capitanes generales, al final de su mandato eran sometidos a una inspección denominada juicio de residencia. La Corona instituyó las “visitas” para controlar a sus funcionarios, incluido el virrey. El “visitador” era nombrado para el caso por el mismo rey y tenía que informar al rey sobre los abusos cometidos por las autoridades, proponiendo las reformas necesarias, el virrey estaba obligado a rendir al rey de España cuentas de todos los asuntos importantes de su gobierno, incluidos los de carácter religioso. 8 Etapas del desarrollo político de Hispanoamérica: La América de los Austrias; siglos XVI-XVII Durante los siglos XVI y XVII sólo existieron dos virreinatos: Virreinato de la Nueva España (1535) desde México a Panamá, tras la conquista de México y transcurridos los primeros años del gobierno de Hernán Cortés, el emperador Carlos V nombró a Antonio de Mendoza virrey de Nueva España y presidente de la Real Audiencia de México. Sus sucesores tendrían además el título de capitán general, que en aquella época todavía pertenecía a Cortés. La jurisdicción del virreinato novohispano llegó a incluir desde La Florida y California hasta Panamá, y desde las Antillas y parte de Venezuela hasta las islas Filipinas. Virreinato del Perú (1542) resto del continente, excepto la costa venezolana y las Antillas, que pertenecían a la antigua Audiencia de Santo Domingo (1512), en 1542 se fundó el virreinato del Perú, cuyo primer virrey, Blasco Núñez Vela, fue nombrado el 28 de febrero de 1543, y su jurisdicción se extendió desde Panamá hasta los actuales territorios de Chile y Argentina. La América de los Borbones > siglos XVIII-XIX Virreinato de Nueva Granada (1719-1724, 1740) con Venezuela, Colombia y Ecuador, en 1717 se creó el virreinato de Nueva Granada, que fue disuelto en 1723 y vuelto a crear, ya definitivamente, en 1739. Virreinato del Río de la Plata (1776) Argentina, Uruguay, Paraguay y parte de Bolivia. En 1776, finalmente, se creó el virreinato del Río de la Plata, estos dos últimos virreinatos se formaron a partir de una subdivisión del virreinato del Perú. CIUDADES Y CABILDOS La Fundación de ciudades expresó el propósito de asentamiento permanente que caracterizó la colonización Ibérica. Las ciudades fueron el núcleo básico del modelo de colonización; centros de una red que articulaba el poder político, administrativo, religioso, y militar de la empresa colonial. La ciudad instituyó un modelo cultural de larga duración: una forma de vida, una manera de ocupar el espacio y de organizar la vida social y política. Las ciudades que edificaron los conquistadores muestran una afinidad morfológica notable: un mismo trazo regular de calles que se cortan en ángulo recto, delineado a partir de una plaza central alrededor de la cual se habían construido los edificios que ostentaban los poderes civiles y religiosos. No obstante, esta Comunidad de rasgos, todas las ciudades adquirieron particularidades propias. Las ciudades se asentaron en zonas ya ocupadas por población nativa sedentaria. Quito fue un ejemplo de esta predisposición colonizadora. Artículo un entorno de sociedades nativas que aseguraron su sostenibilidad, con el abastecimiento agrícola y una reserva de mano de obra, fuente de la apropiación de excedentes. En este sentido las ciudades señalan una continuidad y, a la vez, una ruptura con el pasado precolombino. La continuidad está marcada por la persistencia en la ocupación de un mismo territorio. La ruptura se desprende de la manera radicalmente distinta de ocupar el espacio. La Fundación y crecimiento de las ciudades dependió de las negociaciones que emprendieron los conquistadores con los grupos nativos, sin las cuales no hubieran perdurado. Sin embargo, en las ciudades se institucionalizó el despojo, seis semanas más tarde de haber ejecutado la Fundación de Quito, Sebastián de Benalcázar ordenó que se destruyeran todas las 9 casas de nativos, dentro del perímetro de la ciudad con el fin de tener espacio para las casas de los conquistadores, poco después el Cabildo asignó a cada europeo un lote de tierra, cinco años más tarde toda la tierra cercana a Quito había sido ya repartida. Luego de la Fundación de Quito los colonizadores españoles se asentaron en la Sierra y parte de la costa del Ecuador actual y fundaron ciudades que existen hasta hoy o no lograron subsistir. Se asentaron también en poblados indígenas; el 12 de marzo de 1535 Francisco de Pacheco fundó la ciudad de San Gregorio de Portoviejo. El mismo año luego de un intento de Benalcázar de establecer la ciudad de Santiago de Guayaquil, qué fue destruida por los nativos, fue fundada por Francisco de Orellana en 1538, pero la urbe destinada a ser un puerto afrontó muchos peligros y tuvo que ser refundada en 1538, en tierras de los nativos paltas Alonso de mercadillo fundó la ciudad de Loja, desde donde partieron los expedicionarios que fundaron Zaruma y Zamora en 1550. La Tomebamba Inca, Gil Ramírez Dávalos fundó la ciudad de Santa Ana de los cuatro ríos de Cuenca el 12 de abril de 1557. La actual Riobamba surgió en el mismo sitio en que los españoles fundaron Santiago de Quito el 15 de agosto de 1534, desaparecida muy pronto. En 1557 se autorizó el establecimiento de un poblado 11 o 12 años más tarde que fue elevada a la jerarquía de Villa con el nombre de villa del Villar don Pardo, que finalmente no prosperó. La última gran fundación fue de Ibarra, el 28 de septiembre de 1606, por la necesidad de ubicar a los colonos blancos y contar con un punto para abrir un camino hacia el océano Pacífico. 10 CIUDADES y CABILDOS PATRICIO CARRERA ORIGEN y EVOLUCION CABILDOS CABILDOS : ORIGEN y EVOLUCIÓN Cabildos fueron corporaciones municipales creadas por el Imperio español para la administración de las ciudades y villas. Fueron creadas por una adaptación a un nuevo medio de los ayuntamientos medievales de España, que en ocasiones también habían sido llamados cabildos, en similitud con los cabildos eclesiásticos de las iglesias catedrales. El término "cabildo" proviene del latín 'capitulum' "a la cabeza". Eficaz mecanismo de representación de las elites locales frente a la burocracia real. Disposiciones reales pretendieron someterlas a la autoridad de los representantes del rey de España La lejanía con la metrópoli las doto de HISTORIA cierta autonomía. Las reformas borbónicas en el siglo XVIII, les dieron atribuciones para crear intendencias. Representaban a la comunidad, aunque debe reiterarse que no eran un instrumento de la voluntad popular. Para quitarles atribuciones se crearon Audiencias. La Corona no podía prescindir de los Cabildos. En estas instituciones se concentró la aristocracia de cada reino americano, HISTORIA único sector social que en aquellos años era capaz de un pensamiento y una acción de tipo política. Por eso, de los cabildos surgieron las agitaciones que culminarían con la Independencia. FUNCIONES Designaban entre sus integrantes a regidores perpetuos Remataban puestos del cabildo con carácter hereditario. Velaban por el aseo, ornato; calles, plazas y paseos; servicios públicos como el de agua potable; higiene, etc., de la ciudad. También por el estado de las cárceles. Control de la calidad y precios de los alimentos, de la medicina y la farmacia. Poseía atribuciones judiciales. FUNCIONES Intervenía en la distribución de tierras vacantes en los alrededores de la población o de solares al interior de la misma. Podía imponer gravámenes. Organizaban la policía local Reclutamiento para proveer a la defensa de la ciudad o de su territorio cuando fuese necesario. Dictar normas para la edificación. Inspección y controlar de hospitales. Administraban el estado de los caminos Abastecimiento local y control de precios de productos esenciales. CABILDOS : ORIGEN y EVOLUCIÓN ¿Qué importancia tenían los cabildos para las colonias de América? Ordenaban funciones en la vida social y economía de la ciudad, Administraban la venta y reparto de tierras. Regulaban el comercio de mercaderías Ordenaban el pago de impuestos, Organizaban fiestas cívicas y religiosas Aprorovisión de agua. QUIENES VIVIAN EN LOS CABILDOS Solamente los vecinos blancos, adultos, propietarios y con prestigio social podían formar parte del Cabildo. Los llamados de las “castas”, los pobres y las mujeres no podían ser miembros. Las personas que vivían fuera de la ciudad tampoco podían ser representados. ¿Cuáles fueron las primeras ciudades fundadas por los españoles en Ecuador? Quito (1534) Portoviejo y Guayaquil (1535) Popayán y Cali (1536) Pasto (1539) Loja (1548) Zaruma y Zamora (1550) Cuenca (1557) Baeza (1559) Tena (1560) Riobamba (1575). CHIMBORAZO Levantamiento indígena Siglo XVIII, los levantamientos más importantes y con mayor trascendencia fueron: Pomallacta Alausí Riobamba Guano Guamote Columbe 1760 1776 1778 1791 1803 Guasuntos, Tomás Guano y anejos Guano contra el Pungalá, incendian Guamote y Asitimbay insulta circundantes, censo y aduanas, casas, cárcel a Columbe; Julián al cura y huye a contra los blancos atacan hacienda de nativos. Quito y Lorenza Alausí: forman Eugenio Urquizo, Avemañay, x mejor tumulto y atacan al dueño de obrajes, reparto de tierra y sacerdote. represión mejor trato a nativos, represión. Cicalpa, contra mita Chambo, Puculpala, , se refugian en Ainche, Ulpán, santuario, entre 10 y contra trabajo 13 nativos, caudillo San Juan y Calpi, obligado, nativos Antonio Ovando, Calpi y Yaruquies, contra el trabajo en mueren represión contra “aduanas”. las minas. despeñados. 1764 1777 1784 1797 1760 Segundo levantamiento en Alausí El cobrador de tributos de Alausí apresó a un nativo huido del pueblo de Guasuntos Tomas Asintinbay, que acuso a un cura de cometer abusos. Cura de Guasuntos entrega a Tomas Asitimbay, refugiado en iglesia. Nativos y mestizos en la plaza frente a la iglesia, impiden se aprese a Tomas Asitimbay. Atacan a tropas españolas y lograron el objetivo Para que no se generalice liberan al líder Triunfo nativo y mestizo contra autoridad militar y eclesiástica. El alcalde Andrés de Fuenmayor ordenó a los blancos atacar los levantados. Al refugio de la imagen de la Virgen de Sicalpa, los españolesdispararon sobre la muchedumbre. Los caciques reunieron a más de 10.000 personas sitiando la villa de Riobamba. Los curas de Cajabamba y Riobamba apaciguaron a la muchedumbre. 3.000 nativos atacaron la ciudad en doscolumnas y en orden de batalla. Blancos y mestizos pedían desconocer a las autoridades españolas y nombrar dos reyes indios. Años se iniciaron las guerras por la independencia. El último levantamiento de la RAQ fue en el año de 1803, conocido como la Rebelión contra los diezmos en Guamote y Columbe. Diezmo impuesto eclesiástico, para la evangelización. Para este cobro existieron los diezmeros. Febrero de 1803, los nativos del Corregimientode Riobamba se encontraban intranquilos, esperaban nuevos impuestos en retaliación a los levantamientosanteriores. 27/02/se leyó en la iglesia del pueblo el rendimiento del diezmo, interpretado por los nativos como un documento de aduana. Atacaron a los blancos, victimaron a Orozco. En Guamotemataron a blancos huidos de Columbe. Los curas exhortaron sin resultado, se dio muerte a 13 blancos refugiados en haciendas. El caudillo Julián Quito, nativo columbe, proclamó el reparto tierras y ordenó luchar contra los blancos. El Corregidor de Riobamba con soldados, milicianos blancos y auxiliares nativos llegaron a Guamote derrotan a los nativos. Apresaron a 20 nativos y los acusaron de crímenes, por atacar y dar muerte a blancos. No capturaron a Julián Quito. Se afirmó que Quito, estaba complotado con la revuelta en Quito protagonizada por blancos y mestizos que habían decidido formar una nueva república separada de España. Los levantamientos ocurridos en RAQ, tuvieron participación de indios, mestizos e inclusive de blancos, claro está que estos últimos tenían otros intereses. Participaron mujeres nativas, más allá de los castigos que. Circunstancias 1725, nativos de Pomallacta, no permiten el paso de españoles o mestizos hacia Quito o Lima. 1730, Esteban Joseph Rodríguez de Egüez, pretendíaadjudicarse unas tierras vacantes. Gaspar Lema lidero este levantamiento Nativos de: Asuay. Sumyd, Sul y Totora, contaban con 4000 indios, convocados por música de churos ygritos acudieron 500, armados con piedras, palos y ondas, reprimieron a 20 hombres y al teniente de Alausí, lo hicieron retroceder hasta el rio Guasuntos. El mismo año existió un motín en Pomallacta, por la cobranza de tributos, estos eran un real asalto, provocando la resistencia indígena. El capitán García de Bustamante junto con su hijo ordenó la cobranza inmediata, obligatoria y autoritaria, a llegar el capitán y su hijo al pueblo de Gonzol, se encontró con la noticia de que todos los caciques estaban congregados de forma pacífica en Pomallacta. Un militar ordeno a Ambrosio Tenesala comunicar a nativos que se cobraría tributos pacíficamente. Nativos reunidos señalaron que No conocían Rey, ni lo obedecían. Los indios permanecieron en estado de defensa y formaron escuadrones armados imposibilitando la acción a los cobradores. Pese a la orden judicial de la RAQ, los cobros no se ejecutaron, dando pie atrás en este intento. 1760 tumulto en el asiento deAlausí, el motivo la discrepancia entre el curade Guasuntosy los indios. Pablo Silbeyra, acusado por sus feligreses,salió indemnizado, se extendió la voz de la venganza del cura, varios lideres huyeron a otros lugares Otro motivo fue la enemistad de los pobladores de Alausí y Guasuntos con los curas. En diciembre de 1760, Joseph Guillén, cobrador de tributos apresa a Thomás Asitimbay, huido de pueblo de Guasuntos y acusador del cura Silbeyra, este indígena fue absuelto por el cabildo eclesiástico de Quito. Silbeyra ordeno a Guillen cobrar 9 pesos y obligar a Asitimbay, retornar a su hogar yse reúna con su mujer a quien la había abandonado. El 5 de diciembre, el fray Joseph de Ullaury, se resistió a capturar al indígena aduciendo que este se había refugiado en la iglesia del pueblo El cura de Guasuntos aseguró que no harían castigo. Una muchedumbre pedía al cura no entregar a su líder amenazando actuar con fuerza. Asitimbay fue conducido a casa del teniente la cual estaba rodeada por indígenas mientras tanto otro grupo cerro las salidas y de la población y se interpusieron, taponarón el camino a Tixán y Guasuntos Thomás Asitimbay junto al cura Ullaury y algunos vecinos fue conducido a Tixán. Al pasar la quebrada de Aipán, fueron atacados posibilitando la huida de su líder. Las autoridades señalaron que este levantamiento, fue una sublevación formal en contra Real Justicia. “Francisco de Vida y Roldán, en su informe a la audiencia, manifiesta que se ha exagerado al catalogar el tumulto como sublevación”. “porque ni los indios se conspiraron en forma que puedan llamarse alzados, o sublevados, ni en ellas se hacia el cometimiento de este delito: sólo se le puede llamar un alboroto, en que cometieron desacato contra personas eclesiásticas. En 1764 en la villa de Riobamba se producen un nuevo hecho, el cual se lo conoce como la sublevación de las mitas en la villa de esta ciudad. 6/03/1764, Félix de Llano, en Calpi, leyó comunicado para ser publicado al día siguiente en la villa de Riobamba, este obligaba a sus vecinos enviar “las gracias y mercedes para que cumplan sus funciones y si no lo hacen quedarían disueltas, todas las tierras de los nativos deberán ser justificadas de lo contrario se redistribuirían a otras gentes El miércoles de ceniza, el cura dio lectura al documento, recibiendo el rechazo nativo, al refugiarse en una casa esta fue destruida. Curas franciscanos salieron a controlar el tumulto. El alcalde Andrés de Fuenmayor y Salazar, en acudió a contener el tumulto, en tanto los indígenas se tomaron el convento de San Francisco, prosiguiendó la algazara diciendo: ya estamos alzados, mueran el Rey, muera curas y numerador. Fuenmayor apresó a dos indígenas, uno escapo al convento de las monjas, el otro fue conducido a la cárcel pública. El alcalde ordenó sacar la horca Por toda esta presión se liberó al nativo, por lo que Ordenó a los vecinos españoles y nativos se defender la Real Justicia. retiraron pacíficamente. Al llegar el alguacil, disparo a dos nativos, El vicario ordenó quitar la reaccionaron los curas y horca. reprocharon a españoles y nativos. Los españoles armados fueron atacados por los nativos, se refugiaron en el templo, muchos fueron heridos. Análisis Histórico sobre la Gran Colombia Síntesis. Colombia fue un estado que existió de 1819 a 1831, abarco territorios del Virreinato de nueva Granada, hoy Venezuela, Colombia, Ecuador, su acto constitucional fue el Congreso de Angostura de 1819. En el marco de su corta existencia se realizaron importantes reformas de carácter social y político, sentando las bases para lo que serían los nuevos estados. Esta joven republica enfrento muchas dificultades, la división de opiniones e intereses complicaron la consolidación de Colombia, en el marco internacional se evidenciaron problemas pues miraban con recelo el surgimiento de un estado independiente en América del Sur. Para 1820 los problemas se agudizaron por guerras con sus vecinos, en 1828, Colombia se enfrentó a una coalición de Perú y Bolivia, la derrota marco entre otros aspectos el inicio del fin de Colombia, para 1831 Colombia esta disuelta y surgieron los estados de Venezuela, Nueva Granada y Ecuador. Colombia, es parte de nuestra historia, los pueblos de América Latina, mantienen vivo el anhelo de la integración. Contexto Internacional Independencia de las 13 colonias 1776 Debido a la Guerra de los Siete Años (1756-1763), donde el Reino Unido y Francia pelearon por expandir sus colonias en América e India, Gran Bretaña se encontraba atravesando por dificultades económicas. Para solucionarlo, el Rey Jorge de Inglaterra, decidió elevar los impuestos en las 13 colonias de Norteamérica, situación que desencadenó una serie de manifestaciones entre la población. Estas Leyes Intolerables, incrementaban impuestos a productos como el azúcar, el té, el papel y el tabaco. Las compañías inglesas recibieron una condonación a sus impuestos, mientras que, para los colonos, se elevaban para reponer lo perdido en la guerra. El parlamento británico no contaba con representantes de las colonias americanas. El 4 julio de 1776, los independentistas promulgaron un documento unificando las 13 colonias en los Estados Unidos de América y separándose de Gran Bretaña, este documento fue suscrito por: John Adams, Benjamín Franklin, Alexander Hamilton, Thomas Jefferson, John Jay, James Madison, George Washington. Revolución francesa Julio 1789 Mucho se ha escrito y especulado sobre la influencia de La Revolución Francesa en la Revolución de Independencia de América Latina. La historiografía liberal latinoamericana se ha empeñado 1 particularmente en destacar esa influencia, relievándola al punto de mostrar a nuestro proceso emancipador como un efecto histórico de la gran transformación francesa. Empero, un análisis objetivo de aquellos fenómenos muestra que esa influencia no fue tan decisiva, y que la independencia de nuestros países, fue sustancialmente el resultado de una larga crisis colonial y de una creciente toma de conciencia de los pueblos latinoamericanos respecto de su destino histórico AHITI 1804 La insurrección se gestó entre 1790 y 1804, y estuvo marcada por revueltas de los esclavos negros que eran explotados en las plantaciones. Su independencia se logró el 1 de enero de 1804, fue un hito en la historia de América y el mundo, pues fueron los esclavos negros los que alcanzaron la independencia de un imperio colonial europeo El gobierno haitiano acepto apoyar las campañas de independencia en nuestros territorios con el compromiso de emancipar a los esclavos una vez lograda la independencia. ESPAÑA 1808 La crisis En el año 1808 se produce la crisis de la monarquía española la cual inicia con el motín de Aranjuez, Carlos IV es obligado a abdicar en favor de su hijo Fernando VII. Estos sucesos son aprovechados por Napoleón Bonaparte emperador de Francia, a actuar como juez sobre la sucesión. Carlos IV y Fernando VII, son trasladados a Bayona en donde abdican a favor de Napoleón Bonaparte, quien nombra a José Bonaparte, como rey de España. Las cortes de Cádiz 1811 España se debatía entre liberales republicanos, monárquicos y afrancesados; en 1811 en la ciudad de Cádiz, se reúnen un grupo de republicanos para proponer la creación de un cuerpo legislativo de carácter liberal con el fin de crear un nuevo orden social que acabara con la sociedad estamental que había caracterizado a España hasta ese momento. Entre 1808 y 1810, por orden de esta corte se constituyeron juntas en: Chuquisaca, La Paz, Quito, Caracas, Buenos Aires, Santa Fe y Santiago; las tres primeras pro monárquicas y las restantes independentistas. Constitución 1812 El estado tiene tres poderes: E-L-J La monarquía es hereditaria pero no absoluta Libertad de pensamiento y de prensa Igualdad de derechos entre americanos y peninsulares. Suprimió la santa inquisición y torturas. Libertad de cultivo y comercio. Sufragio universal y soberanía nacional Prohibición de las mitas y repartos mercantiles. 2 Las Cortes decretarán la soberanía nacional, la división de poderes, el reconocimiento del rey Fernando VII, la igualdad entre españoles y americanos, pero establecerán una segunda categoría para privar de la ciudadanía a los negros y a las castas, que constituían la mayoría de la población americana. Contexto americano Los ilustrados y la independencia Eugenio Espejo 1747- 1795 En la Real Audiencia de Quito surgió el más importante representante de la Ilustración en América “Eugenio de Santa Cruz y Espejo” quien en 1792 redacto la propuesta para la independencia de América: 1. Alzamiento en las principales ciudades de Hispanoamérica 2. Constitución de gobiernos autónomos y soberanos 3. Igualdad Jurídica de los ciudadanos 4. Autoridad exclusivamente puesta en manos de americanos 5. Prohibición de intervenir en la vida pública a los españoles que quisieran permanecer en América, sujeción al nuevo orden establecido. 6. Confiscación de las excesivas propiedades de las comunidades religiosas a favor del estado 7. Nacionalización del clero y la jerarquía eclesiástica CRIOLLISMO Deseo de los criollos por participar en la política de las colonias americanas. Aplicación de los conocimientos que los criollos lograban obtener a través de sus estudios en Europa. Interés de los criollos: lograr sus derechos, no una sociedad igualitaria. Las guerras por nuestra independencia El proceso de independencia de los territorios que formaron parte del Virreinato de Nueva granada es sin lugar a dudas una serie de hechos promovidos por sectores del criollismo acomodado y con anhelos de reemplazar a las autoridades que en su inmensa mayoría eran españoles. Venezuela Proceso entre 19 de abril 1810 5 de julio de 1811, los miembros de la Sociedad Patriótica, declaran la independencia el acta de independencia fue aprobada el 7 de julio. 24 de junio de 1821 se desarrolla la batalla de Carabobo, en donde el ejército comandado por Simón Bolívar, derrotó a Miguel de La Torre, consolidando la independencia de Venezuela. 24 de julio de 1823 con la Batalla naval del Lago de Maracaibo se consolida la independencia de NUEVA GRANADA 1810, en un movimiento iniciado por Antonio Nariño quien estaba en contra del centralismo español y que impulsó la oposición contra el virreinato. Campaña Libertadora de Nueva Granada, comandada por Simón Bolívar, quien proclamó la independencia definitiva en 1819. La resistencia realista fue derrotada finalmente en 1822 en el actual 3 territorio de Batalla más importante la de Boyacá 7 de agosto de 1819 con participación directa de Simón Bolívar La Batalla de Boyacá que se desarrolló el 7 de agosto de 1819, dio el triunfo al ejército comandado por Simón Bolívar, Francisco de Paula Santander y José Antonio Anzoátegui, tras un rápido movimiento el ejército realista fue cercado y tanto su vanguardia, que pretendía llegar a Bogotá, como su retaguardia fueron sometidas, las fuerzas realistas de Barreiro fueron derrotadas. Con esta los patriotas controlaron Santa Fe de Bogotá, capital de Nueva Granada, aunque no se pudo captura al virrey Juan de Sámano, pues alcanzo a huir. El triunfo en la Batalla de Boyacá permitió la formulación del proyecto de creación de la República de Colombia o Gran Colombia, que la historia se ha encargado de señalar para diferenciarla de Colombia, en el Congreso de Angostura de 1819. La Batalla de Carabobo (24 de junio de 1821) Choque del ejército patriota, comandado por Simón Bolívar y compuesto por cerca de 6.500 soldados, y el ejército realista, dirigidos por Miguel de la Torre, que contaba con 4.279 solados. Luego del enfrentamiento, el ejército realista perdió fue derrotado, la rendición permitió declarar la independencia de Venezuela, aunque se considera a la batalla del lago de Maracaibo como la que sello la independencia de lo que fue la Capitanía General de Venezuela. Real Audiencia de Quito Proceso de “independencia por etapas, que se extendió desde 1809 hasta 1822, año en que culminó su esfuerzo liberador en la batalla de Pichincha. En ese lapso, se desarrollaron tres campañas militares (1809- 1810, 1811-1812 y 1820-1822), se constituyeron varias Juntas de Gobierno para sustituir al poder colonial y el pensamiento quiteño evolucionó desde un “fidelismo con autogobierno” hasta un ideario plenamente republicano. Quito fue la primera colonia en Hispanoamérica en iniciar acciones por la independencia y eso determinó, en buena medida, que los primeros insurgentes carecieran de un proyecto único y fluctuaran entre una opción monárquica y otra republicana. Tras la masacre de la elite criolla, efectuada por los realistas el 2 de agosto de 1810, el proceso se radicalizó, con lo que se abrió paso la opción republicana, que tuvo su mayor expresión en la “Constitución del Estado de Quito”, aprobada en 1812 por un Congreso Constituyente de diputados de los barrios de la ciudad y de las ocho provincias de su distrito que formaron el “Congreso de los pueblos libres de la Presidencia”. Proclamaba la soberanía popular y la independencia política del Estado quiteño, aunque abierta ésta a una posible confederación de Estados hispanoamericanos. Instituía un gobierno “popular y 4 representativo”, con tres poderes independientes y garantizaba a los ciudadanos la inviolabilidad de sus derechos civiles y políticos, de su religión y de su fuero civil. En la práctica, dicho estatuto legal tuvo poquísimo tiempo de vigencia, en razón de la derrota militar que los patriotas sufrieron ese mismo año a manos del “pacificador” Toribio Montes, lo que dio paso a la restauración del poder colonial. Mientras un sector del criollismo luchaba por la emancipación y veía morir a sus mejores cuadros, en Cuenca, Guayaquil y Pasto – satisfechas con los beneficios del libre comercio– colaboraban con el poder colonial en la represión de los insurgentes de 1809–1812. Fue solo ocho años más tarde que Guayaquil y Cuenca optaron por la independencia, como medio de liberarse de las extorsiones que el Consulado de Lima había impuesto al libre comercio de cacao y cascarilla. El 9 de octubre de 1820, los criollos del puerto, liderada por la logia masónica “Estrella de Guayaquil”, proclamaron su independencia y dictó un Reglamento de Gobierno liberal, que consagraba el libre comercio, la libertad de imprenta y las garantías individuales, y suprimía la Inquisición. Poco después, la Junta legislativa dictó un Reglamento Constitucional que, en lo sustancial, proclamaba que la provincia de Guayaquil era “libre e independiente”, pero estaba “en entera libertad para unirse a la grande asociación que le convenga de las que se han de formar en la América del Sur”. El 3 de noviembre de 1820, el criollismo de la Sierra Sur se adhería a la independencia y proclamaba la efímera “República de Cuenca”, aplastada, al poco tiempo, por las fuerzas realistas. En medio de esa marejada regionalista, la integración nacional se sostuvo gracias a la acción unificadora de la Junta de Gobierno de Guayaquil, que organizó un ejército y abrió una campaña militar para liberar al resto de la Real Audiencia de Quito. La República del Ecuador nació como Estado el 13 de mayo de 1830, tras concluir un período de inestabilidad política luego del proceso de independencia de España que culminó en la gran batalla del Pichincha el 24 de mayo de 1822. Durante el primer gobierno comandado en ese momento por el general Juan José Flores en la primera constitución de la nueva república, se creó oficialmente la «República del Ecuador», que, en ese entonces, estaba constituida por los territorios correspondientes a los departamentos de Guayaquil, Azuay y Quito COLOMBIA hecho Histórico Un actor fundamental de la independencia hispanoamericana fue la original República de Colombia, denominada por la historia como la Gran Colombia. 5 Fue un notable país, que organizó y lideró las luchas de independencia en el norte y centro de Sudamérica, aunque tuvo una existencia realmente efímera, que apenas se extendió entre 1819 y 1830, año en que se extinguió definitivamente, por efecto de las fuerzas centrífugas que operaban en su seno y que finalmente impulsaron su disolución. Durante su breve existencia, Colombia jugó un papel trascendental en la historia americana, organizando, coordinando y apoyando los esfuerzos emancipadores surgidos en su territorio o en otros territorios próximos, promoviendo el modelo republicano de gobierno y estimulando la unidad e integración de los nuevos países surgidos en Hispanoamérica. Una vez culminada la independencia las fuerzas políticas que emergieron de tal proceso instituyeron el principio de la legitimidad de la guerra para solucionar las diferencias políticas. FORMACIÓN DE COLOMBIA El congreso de Angostura 15 de febrero 1819 La primera forma de organización de las nuevas naciones libres se tuvo en el Congreso de Angostura, instalado el 15 de febrero de 1819, lo más importante de este Congreso fue la reunión de Venezuela y Nueva Granada, bajo el nombre de república de Colombia, la elección del General Bolívar como Presidente de Colombia, y la convocatoria a un Congreso General en Villa del Rosario de Cúcuta, el 1º de enero de 1821, para consolidar la unión pactada. En el seno del Congreso de Angostura se expidió la Ley Fundamental de la República de Colombia, el 17 de diciembre de 1819, y en ella se decretó la unión de las repúblicas de Venezuela y Nueva Granada en una sola bajo el título de República de Colombia, como se llamó realmente, pero en el artículo 5º se estableció la división de la República en tres departamentos, incluido para entonces el Ecuador como parte del proyecto político Colombiano: Venezuela, Quito y Cundinamarca, con capitales en Caracas, Quito y Bogotá, respectivamente: En ese momento el actual Ecuador estaba bajo el dominio español, y solo tuvo una representación puramente nominal en el Congreso, en relación a Venezuela y Nueva Granada, la unión ya era un hecho cumplido. Es preciso anotar que en el Congreso de Angostura no se adoptó un gobierno y una nación definitiva, esto se logró dos años después en el Congreso de Cúcuta, reunido el 6 de mayo de 1821. CONGRESO DE CUCUTA 1821 Conocida como la constitución de Cúcuta, tuvo como objeto la creación de la Gran Colombia mediante la unificación de Colombia, Panamá y Venezuela., en el que se ratifica como Presidente de la República a Simón Bolivar y como Vicepresidente a Francisco de Paula Santander. La Constitución del año 21 se terminó de escribir en Cúcuta el 30 de agosto de ese año y fue promulgada el 1º de enero de 1822, para esta fecha, Quito aún permanecía en manos de los españoles. 6 Una de las disputas políticas que permaneció vigente a lo largo de la construcción de la república, y que fue revivida en Cúcuta fue la relativa a la forma centralista o federativa de gobierno, “José Manuel Restrepo, Pedro Gual, Alejandro Osorio, entre los más sobresalientes, se alinearon al lado del centralismo. La gran discusión en torno a la adopción de un sistema federal o central de gobierno concluyó con la aceptación de la forma centralista de gobierno y de administración, lo que sería a posteriori uno de los argumentos más importantes para los futuros desacuerdos entre los hombres de la política nacional, entre los habitantes de los territorios anexados, y a consideración del mismo Simón Bolívar, que señalaba La primera república de Colombia caminó cada vez más hacia el liberalismo, especialmente hacia el liberalismo económico que promulgaba la libre empresa, el libre comercio y la nacionalización económica. La crisis causada por las guerras de independencia llevó a la escasez de mano de obra, a la paralización de las minas y al decaimiento de la industria artesanal; la agricultura llegó a ser la actividad más importante durante este periodo a lo largo del cual la apertura del mercado interno, hacia un mercado externo de gran orientación hacia Inglaterra, estimuló la exportación de algunos productos como el tabaco, la quina, el añil y el algodón. El nuevo Estado creó un sistema dotado de un aparato político, que le permitiera gobernar; un aparato jurídico, que le permitiera organizar a su nación, y un aparato económico, encargado de controlar y dirigir la recaudación de los impuestos y manejar el gasto público. El objeto de especificar las funciones del Estado dio lugar a la adopción de tres ramas del poder en Colombia: la ejecutiva, la legislativa y la judicial. Para la administración General del Estado se crearon las Secretarías del Interior, Relaciones Exteriores, Guerra y Marina, y Hacienda, cada una atendía los asuntos de su competencia. Otros acuerdos a los que se llegaron en Cúcuta fueron la elección de Bolívar como Presidente, y de Santander como Vicepresidente; la escogencia de Bogotá como capital de la república, y la aprobación de la libertad de los esclavos como medida para terminar progresivamente con dicho problema, ésta última propuesta provino de don José Félix de Restrepo, uno de los promulgadores de la Ley de Partos y uno de los más claros defensores de los derechos de los esclavista: CONVENCION DE OCAÑA Asamblea constituyente que se desarrolló en la ciudad de Ocaña entre el 9 de abril y el 10 de junio de 1828. Primer objetivo reformar la Constitución de 1821 o incluso reemplazarla, se habían presentado sublevaciones contra el gobierno central, la Gran Colombia incluía territorios que habían tenido en el pasado gobiernos federalistas y que al aceptar la integración desaparecían, para pasar a ser gobernados por un gobierno centralista y absolutista que con el tiempo dejó de ser satisfactorio para muchos, esta convención surgió como reacción a múltiples levantamientos que venían presentándose desde 1826 y se buscaba que las regiones llegaran a acuerdos para terminar con insurgencias. 7 DISOLUCION DE COLOMBIA Causas Territorio era muy extenso y se dificultaba la comunicación Estragos causados durante la Guerra de Independencia dejaron al país arruinado. Producción y el comercio estaban paralizados por la Guerra Independentista Caudillos locales estaban en desacuerdo con el liderazgo de Bogotá. Ausencia de Bolívar por encontrarse luchando por la Liberación del Sur. Las diferencias existentes entre las costumbres, intereses y carácter de las poblaciones. Sus habitantes no llegaron a sentirse nunca colombianos. La existencia de sectores económicos y políticos que no estaban de acuerdo con la integración. Los venezolanos querían mayor autonomía en su territorio. Los caudillos regionales no estaban de acuerdo con un gobierno central. La oligarquía desde un comienzo se opuso a la Constitución de Cúcuta, por medio de la prensa y de las Municipalidades. Los venezolanos que habían desempeñado un papel protagónico durante la Guerra de Independencia, se sentían relegados a un segundo plano, como consecuencia de la creación de República de Colombia y la escogencia de Bogotá como capital en vez de Caracas. Discrepancias políticas entre Bolivaristas y Santanderistas Repercusiones de la división Creación de estados independientes: Colombia, Venezuela, Ecuador, Panamá Fin de la integración La promulgación de las constituciones de Venezuela y Ecuador, en 1830, y la de la Nueva Granada, en 1832. La gravitación alcanzada por Páez en Venezuela, quien gobernó intermitentemente el país hasta 1863. Venezuela General Antonio Paéz Colombia General Francisco de Paula Santander Ecuador General Juan José Flores Panama General José Domingo Espinar Lecciones históricas que dejo Colombia Se puede desarrollar procesos de integración 8 COLOMBIA HECHO HISTORICO MSc. Patricio carrera Independencia 13 colonias 1776 Constitución Revolución 1812 francesa 1789 Contexto Internacional Cortes de Cádiz Disputa 1811 imperialista Crisis española Haití 1804 1808 Contexto Americano Ilustración e independencia Eugenio Espejo RAQ 1747- 1795 Nueva Granada Criollismo Capitanía General de Venezuela FORMACIÓN DE COLOMBIA Congreso de Angostura 1819 Congreso de Cúcuta 1821 Convención de Ocaña 1828 DISOLUCION Causas Repercusiones Lecciones DISOLUCIÓN Oficialmente se dio en las asambleas de 1829 en Valencia y Caracas, separándose, Panamá, Tras la separación de Venezuela y 22/09/1830 se aprobó la nueva constitución Ecuador; Colombia formaban Colombia y que fijaba a Venezuela como estado Panamá, en 09 1830, esta región anunció su independiente. separación 1829 Mayo 1830 1830 Ecuador, La primera declaración de independencia, se dio en mayo de 1830, la constitución de septiembre de ese año oficializó la separación. La crisis de 1859 Miguel Ángel González Leal* La crisis de 1859 que antecedió al comienzo de la época de García Moreno (1860-1875) fue un episodio que muestra una circunstancia de fragmentación del Estado nacional. En este artículo se propone una reflexión metodológica sobre el significado de una crisis política desde la perspectiva de su alcance regional en Guayaquil. Adicionalmente, expone algunas indicaciones para el trabajo con las fuentes. Hacer historia Historiar es una hermosa palabra. Nos remite a una de las características esenciales y que mejor definen al ser humano: la de animal contador de historias. Puede que desde que exista el lenguaje una de sus principales funciones haya sido la de comunicar vivencias. Desde las personales relatadas a una reducida audiencia contemporánea, hasta las ajenas transmitidas ampliamente de generación en generación. A través del relato oral, la vivencia individual se convirtió en colectiva y en su persistencia en el tiempo, contada y vuelta a contar, recreada y reinterpretada, se asentó en forma de mitos, leyendas o historias; asumiendo en su camino funciones prácticas, normativas, rituales o meramente lúdicas. Sujetas a la reinterpretación constante de los narradores, las historias se debatieron entre lo imaginario y lo fáctico, aunque sometidas en último término a la preferencia de los oyentes que esperaban, como esperan los niños, que el cuento oído cien veces sea cada una de ellas el mismo cuento una y otra vez. Fue sin embargo la invención de la escritura la que permitió fijar y establecer las versiones canónicas de las historias en la volátil memoria colectiva. Y, obviamente, sirvió al poder establecido, ensalzando unos hechos y olvidando otros. De la mano del poder surgió la Historia, con mayúscula, como una forma específica de contar historias verdaderas del pasado. En los primeros tiempos, estas historias fueron casi indiscernibles de la ficción, en tanto se sustentaban en otras narraciones o en vivencias a las que el simple hecho de ser convertidas en Historia ya las sancionaba como verdaderas. Luego, sustentadas en documentos, en otras historias escritas, en fuentes de las que se alimentaba la narración del pasado, permitió la comprobación de lo historiado y la reescritura de los mismos hechos bajo nuevas perspectivas y reinterpretaciones. Finalmente, la expansión de la imprenta y de la alfabetización asentó definitivamente a la Historia como disciplina académica y científica. Historiar, en suma, es contar el pasado. Y la labor del historiador, contador vocacional de historias, es la de recuperar los hechos del ayer y contarlos en el presente; o reinterpretarlos a la luz de nuevos hechos o consideraciones. Lo más fidedignamente posible. La Historia hoy día se reivindica como ciencia. No una ciencia rigurosamente basada en los hechos observables, cuantificables y reproducibles, como pudiera ser la física; sino como una disciplina que estructura sistemáticamente sus conocimientos, que utiliza el método científico en la medida de lo posible y que es consciente de sus propias limitaciones en este ámbito. Evidentemente, como historiadores no podemos reproducir el pasado, ni todos los hechos que analizamos pueden ser cuantificados; ni siquiera podemos observar todos los hechos que sospechamos sucedieron y a los que nos acercamos de forma indirecta. Nos enfrentamos a una materia siempre fragmentaria, huidiza, y a partir de ahí, rescatándola y analizándola exponemos nuestras interpretaciones, narramos nuestras historias. Siempre provisionalmente, a la espera de nuevos datos, de nuevos análisis. Ningún escrito histórico es eterno, el concepto de texto definitivo no corresponde sino a la religión o al cansancio, como atinadamente sentenció Borges. Ahora bien, ¿cómo historiamos? Una investigación histórica parte de un conocimiento previo. Bien de unos hechos más o menos exhaustivos, bien de un problema o cuestión que intentamos examinar en el contexto de un pasado determinado. Ello centra el foco de nuestro interés y traza las fronteras de lo que queremos investigar. Nos hacemos preguntas y buscamos respuestas. Qué sucedió, por qué sucedió, qué consecuencias tuvo; son las preguntas básicas que inician una investigación histórica. Partimos de un pre conocimiento y de unas cuestiones que nos llevan a plantear unas hipótesis que respondan a los dilemas planteados. A partir de estos preliminares es cuando comenzamos realmente la investigación. En una primera fase realizamos el rastreo y recopilación, incluso feliz hallazgo, de las fuentes que necesitamos; tanto escritas (en archivos, bibliotecas, hemerotecas, recopilatorios...); como orales (si es que podemos contactar con actores vivos). El objetivo último es encontrar el sustento que nos permita afirmar, o rechazar, las hipótesis planteadas. Recuperadas las fuentes, comienza una segunda fase de la investigación que consiste en el análisis e interpretación del material recopilado. Durante la misma se contrastan continuamente, y afinan, las hipótesis de partida con los datos obtenidos. Finalmente, toca emprender la fase de redacción del relato, la construcción de la Historia propiamente dicha. Labor cuyo éxito, en definitiva, depende de la habilidad que tenga el narrador para armar un discurso coherente y atractivo que presente los hechos analizados, las hipótesis planteadas y el resultado de la investigación. Siempre desde una perspectiva científica que en síntesis se resumiría a aplicar estrictamente estas dos recomendaciones básicas: proporcionar el sustento documental necesario a nuestras afirmaciones, evitando la especulación; y ofrecer la posibilidad de comprobación y refutación de nuestro trabajo, indicando cuidadosamente de dónde se han obtenido las fuentes utilizadas en la narración. Como ejemplo de este proceder, en las siguientes páginas vamos a ilustrar el desarrollo de las diferentes fases acabadas de apuntar para un estudio de caso concreto: la coyuntura conocida como Crisis de 1859; uno de los episodios más significativos de la historia del Ecuador en el siglo XIX. La intención es abordar el estudio de esta crisis para comprobar la existencia de factores regionales y regionalistas en su origen, transcurso y resolución, y como parte de una investigación más amplia sobre el regionalismo guayaquileño. Nuestra investigación histórica comienza por sistematizar el conocimiento previo de los hechos a investigar, comenzando por echar un vistazo al contexto internacional a fin de situar los acontecimientos del Ecuador en un marco que ofrezca una perspectiva más amplia ¿Influyó el 49 contexto internacional en los hechos analizados? ¿En qué medida? ¿Se sitúan éstos en una corriente regional o general de acontecimientos? O por el contrario, ¿constituyeron un momento peculiar y distintivo de la historia ecuatoriana? El contexto Hacia 1859 los cambios económicos y sociales inducidos por la Revolución Industrial en Europa y EEUU entraban en un proceso franco de expansión y comenzaban a sustentar la nueva ola colonizadora del viejo continente que se apropiaría en pocas décadas de África, Asia y Oceanía e impondría su influencia en todo el mundo. Comenzaba la llamada Era de los Imperialismos, liderada por Inglaterra, que se prolongaría durante casi un siglo. Los europeos iban completando poco a poco la exploración de África y tras los viajeros llegaban las tropas, comerciantes, hacendados, empresarios y la robusta maquinaria de la burocracia colonial. Las disputas entre las potencias occidentales por la posesión de los territorios africanos, en especial de los corredores estratégicos, desencadenaron diversas guerras periféricas que se solventaron sobre el terreno sin llegar a provocar una conflagración generalizada. Con el tiempo, el agravamiento de estas disputas obligó a negociar una salida diplomática en la Conferencia de Berlín (1884) que sancionaría el reparto del continente. En Asia, Japón había abandonado su secular aislamiento forzado por las tropas de EEUU y afrontaba diversos conflictos civiles que desembocarían en la Época Meiji (1868) durante la cual el país llevaría a cabo su propia revolución industrial y la modernización consiguiente. En el continente el milenario imperio chino era sometido por Inglaterra tras la segunda Guerra del Opio (1856-60) y su economía pasaba a depender de la metrópoli. En el norte, Rusia consolidaba su expansión hacia el este a través del territorio siberiano hasta el Pacífico. Y al sur, el subcontinente indio era agregado al imperio británico de la mano de la todopoderosa Compañía Británica de las Indias Orientales tras la Rebelión de los Cipayos (1857). Oriente Medio, por su parte, permanecía bajo la influencia del imperio turco. En Europa, el largo combate que durante el siglo XIX va a enfrentar a liberales y conservadores absolutistas, a nacionalidades y a imperios, había finalizado en la etapa de las grandes revoluciones liberales. En la mayoría de los casos, las fuerzas conservadoras y absolutistas habían ganado la batalla. No obstante, la semilla del triunfo liberal estaba sembrada y a lo largo de las siguientes décadas se iniciarían intensos procesos de cambios políticos y económicos. Los obreros y artesanos del continente, crearon organizaciones que poco después alumbrarían la Primera Internacional (1864). La unificación alemana estaba a punto de concretarse en torno al trono de Prusia y comenzaba el período de gobierno del canciller Bismarck. Italia también culminaba las largas luchas de la unificación que cristalizarían en el Reino de Italia regido por Víctor Manuel II. Y en Francia, el II Imperio de Napoleón III, surgido tras la Revolución de 1848 y un breve interludio republicano, extendía su influencia sobre el continente e impulsaba la expansión colonial francesa. España, la vieja potencia imperial en América, tras la pérdida de sus colonias languidecía sumergida en una sucesión de guerras civiles que enfrentaba a isabelinos y carlistas y a liberales y conservadores, sucediéndose los gobiernos y los pronunciamientos militares. El estancamiento económico y social generalizado era apenas roto por el surgimiento de algunos polos de desarrollo industrial y minero. Hacia 1859, el gobierno liberal de O’Donnell emprendió una serie de operaciones de prestigio en el plano internacional que desencadenaron la Primera Guerra de Marruecos (1859-60), comenzando una nueva aventura colonizadora en el norte de África, y la Guerra Hispano-Sudamericana (1865-66) contra Chile y Perú. En América del Norte, los EEUU prácticamente habían completado el proceso de expansión continental y estaba a punto de estallar la sangrienta Guerra de Secesión que enfrentaría durante cuatro años a los Estados Confederados del sur, agrícolas y esclavistas, contra los Estados de la Unión en el norte, de economía industrial. Latinoamérica vivía en esa época una etapa convulsa, atravesada por disputas territoriales y guerras civiles o internacionales; caracterizada por el estancamiento económico de muchas naciones, la de pendencia de actividades de monoexportación y las deudas contraídas en las guerras de independencia; con conflictos sociales no resueltos surgidos del proceso de descolonización; y con la pugna de diversos grupos de poder regionales o estatales en pos del predominio político -social. Un panorama de estados-nación en proceso de formación y consolidación. En México, se iniciaba la presidencia itinerante de Benito Juárez enfrentada al Imperio mexicano de Maximiliano I, sostenido por Francia; quedaba atrás la omnipresente figura de Santa Anna que caracterizó las primeras décadas de la nación mexicana. Más al Sur, en Centroamérica, se acababa de librar la guerra de la alianza de naciones centroamericanas contra los filibusteros de Walker que a la postre supuso la consolidación como naciones de Nicaragua, Costa Rica y Guatemala, Honduras y El Salvador. En 1859 comenzaba la devastadora Guerra Federal en Venezuela que confrontaría a liberales y conservadores durante cuatro años. En Argentina, las guerras civiles que ocuparon buena parte de la historia del siglo XIX de ese país se exacerbaron tras la participación rioplatense en la fallida Revolución Uruguaya de 1858; y poco después tendría lugar la Guerra de la Triple Alianza (1864) que enfrentaría la alianza de Argentina, Brasil y Uruguay contra Paraguay. En Brasil continuaba el Imperio brasileño de Pedro II y en Chile, por su parte, finalizaban los últimos años de los gobiernos conservadores que habían gobernado la nación desde 1829 para iniciar un período de dominio liberal. Lindando con Ecuador, en Colombia, la Confederación Granadina (1858) dejará paso a los Estados Unidos de Colombia (1863), tras una guerra civil más en la sucesión de conflictos armados entre libera les y conservadores, unionistas y federalistas que marcó el devenir histórico de este país durante el siglo XIX. Y en Perú, por su parte, concluía en 1858 la guerra civil entre liberales y conservadores iniciada tras la Revolución de Arequipa (1856) y rematada con la victoria de las tropas gubernamentales, respaldadas por buques franceses y británicos y comandadas por el mariscal Ramón Castilla ; quien sería elegido presidente constitucional de la República. Los hechos Una vez esbozado el contexto hay que exponer los hechos concretos que se investigan. Se trata de trazar el mapa temporal de los acontecimientos en los que se circunscribe la investigación, partiendo de lo ya conocido; puesto que lo desconocido será, en último término, el territorio exclusivo en el que 51 nuestra labor historiadora deberá lograr expresarse. Para ello nos sustentamos en el trabajo previo de otros historiadores, cuyas obras constituyen las fuentes secundarias en las que se apoya nuestro trabajo. En el presente caso, utilizaremos diversas obras de la historiografía ecuatoriana relativas al siglo XIX complementados por algunos estudios específicos. Cuando sea necesario, algunos de los hechos expuestos en la crónica contarán con una referencia explícita que nos remitirá a otras fuentes secundarias. Recordemos que el foco de interés del que parte la investigación es comprobar si en la crisis de 1859 existieron expresiones políticas del regionalismo guayaquileño. Anteriormente, tanto en 1833 (Revolución de los Chihuahuas) como en 1845 (Revolución Marcista), se proclamaron sendos gobiernos seccionales en Guayaquil. El hecho de que ambos constituyeran intentos revolucionarios iniciados en dicha ciudad, con el objetivo de acceder al poder de la nación, y el escaso contenido regionalista presente en las fuentes históricas consultadas al respecto, obliga a no considerarlos como manifestaciones históricas del regionalismo guayaquileño. En 1859 se produjo la debacle generalizada del Estado ecuatoriano. La profundización de la crisis económica de la post independencia, la incapacidad de consolidar en forma efectiva las estructuras estatales y el progresivo debilitamiento de los líderes y postulados de la Revolución Marcista, en el poder desde 1845, provocaron finalmente la confrontación civil ent re las diversas facciones personalistas, ideológicas y territoriales. Como desencadenante del conflicto actuó el bloqueo peruano de las costas del Ecuador por cuestiones de límites fronterizos. La situación desembocó en la división del país en varios gobiernos autónomos enfrentados entre sí y, coyuntural mente, resurgió la cuestión federalista, con especial intensidad en la autoproclamada Provincia Federal de Loja 5 y en determinados círculos liberales herederos de los Marcistas. En 1855 Ecuador había comenzado a negociar el pago de su parte de la deuda contraída con Inglaterra para sostener las guerras de independencia. A tal fin suscribió en 1857 el Convenio Icaza - Prichett, por el que se comprometía a entregar grandes extensiones de terreno en la costa de la provincia de Esmeraldas y en la Amazonía como pago a los tenedores de los bonos internacionales de la deuda. Tras hacerse públicas las condiciones del convenio, Perú protestó oficialmente contra la decisión del gobierno ecuatoriano, alegando que los territorios amazónicos cedidos a los acreedores estaban bajo su soberanía. Tras una serie de diversos incidentes diplomáticos, que desembocaron en la expulsión del embajador peruano Juan Celestino Cavero, a finales de 1858 la armada peruana bloqueó el acceso marítimo al Ecuador. Para enfrentar el bloqueo, el presidente Francisco Robles solicitó al Congreso, obtuvo y asumió facultades extraordinarias y trasladó la capital a Guayaquil en enero de 1859; hechos que provocaron las protestas de la oposición y el ofrecimiento de mediación internacional por parte de los gobiernos de Chile y de la Confederación Granadina. A lo largo de los siguientes meses los acontecimientos se suceden vertiginosamente. En Guayaquil se produjo en el mes de abril una intentona fracasada de golpe de estado protagonizada por el general Tomás Maldonado; y en mayo una asamblea popular proclamó en Quito un gobierno plural encarnado en las figuras de Gabriel García Moreno, Pacífico Chiriboga y Jerónimo Carrión. Este último se proclamó presidente en Cuenca pero fue derrocado al día siguiente por las tropas del gobierno de Robles. Las provincias del norte del país, por su parte, respaldaron inmediatamente al nuevo gobierno, el cual organizó una fuerza armada que se dirigió hacia Guayaquil. Fue derrotada sin embargo en junio por las tropas de Robles al mando de José Mª Urbina; quien continuó hacia Quito y restableció el gobierno de Robles. Tras la derrota, García Moreno se dirigió a Lima con el objetivo de mediar en el conflicto y obtener la ayuda del presidente Castilla para derrocar a Robles. En agosto, el comandante militar de Guayaquil, general Guillermo Franco, suscribe un acuerdo de paz con la escuadra peruana (Tratado Franco-Mariátegui) con el fin de convocar elecciones; Robles y Urbina lo desautorizan y poco después Robles dimite. En el interior del país las tropas del gobierno de Quito se reorganizan y emprenden una nueva ofensiva desde Ibarra al mando de Rafael Carvajal. Al mes siguiente, un nuevo levantamiento en Quito volvió a proclamar el gobierno provisorio, al tiempo que en la sierra sur del país, Cuenca, bajo el mando de Ramón Borrero, se adscribió al nuevo gobierno quiteño aunque reclamando mayor autonomía regional. Y en Loja, Manuel Carrión Pinzano instauró la Provincia Federal de Loja. Paralelamente a los acontecimientos interioranos, en Guayaquil el general Guillermo Franco se proclamó a su vez Jefe Supremo. El prolongado bloqueo de la ciudad, unido a la situación de caos de las instituciones ecuatorianas, reanimó las posturas pro peruana de una parte de su población, aunque también avivaron las tendencias federalistas e, incluso, aparecieron llamamientos para recrear la Gran Colombia bolivariana. Ante la creciente desorganización del país, el presidente peruano Ramón Castilla toma el mando de las operaciones de la escuadra peruana y zarpa hacia Ecuador. Desde Paita realiza en octubre una proclama que insta a las diferentes facciones ecuatorianas a formar un gobierno unificado con el que pueda tratarse la cuestión de límites que originó el conflicto. Durante los siguientes meses los diferentes gobiernos seccionales del Ecuador debaten sobre la cuestión y, finalmente, acuerdan el 1 de enero de 1860 delegar en Guillermo Franco las negociaciones con Castilla, bajo la condición de no modificar las fronteras existentes. Franco rechazó estas condiciones y expulsó de Guayaquil a los representantes de los otros gobiernos, suscribiendo el 25 de enero el Tratado de Mapasingue, en el que se reconocía al Perú buena parte de sus reclamos territoriales. Dicho acuerdo diplomático, sin embargo, impactó directamente sobre uno de los escasos referentes sobre los que se sustentaba la endeble nacionalidad ecuatoriana de aquella época, el territorio, y fue sonoramente protestado en todo el país coadyuvando al entendimiento entre las facciones en pugna en su interior, las cuales reconocieron al gobierno provisorio de Quito y a su presidente, Gabriel García Moreno, con plenos poderes para alistar un ejército unificado que marchara hacia Guayaquil con la intención de derrocar al gobierno de Franco. El levantamiento del bloqueo peruano de Guayaquil, una vez suscrito el tratado, y el retorno de Castilla a Perú, facilitó el avance del ejército interioriano hacia la ciudad. Al frente de las tropas se situó el viejo general Juan José Flores, quien en septiembre dirigió la victoria final sobre las tropas de Guillermo Franco que permitió la reunificación del país. 53 En octubre de 1860 se decretó finalmente la convocatoria de una Convención Nacional encargada de redactar y proclamar una nueva constitución para el país. La convención se instaló en enero de 1861 y en marzo siguiente entregó la presidencia constitucional de la república a Gabriel García Moreno. La crisis había sido superada y comenzaba el llamado Período Garciano en la historia del Ecuador. Las hipótesis Las preguntas constituyen la materia primordial que estimula y anima a emprender una investigación histórica. Con ellas trazamos las guías iniciales que nos permitirán conducir las primeras fases del trabajo para, con posterioridad, articularlas de manera detallada en forma de hipótesis: planteamientos estructurados en los que suponemos reside la explicación de los hechos que estudiamos. O dicho en pocas palabras: planteamos posibles respuestas a las preguntas iniciales. Nuestro trabajo como historiadores, por tanto, consiste en poner a prueba estas suposiciones contrastándolas con los hechos investigados. Suposiciones que también pueden resultar ser falsas, por supuesto, pero ello no supone un fracaso ya que el proceso de descartar hipótesis también es un aspecto importante de la investigación. Y al respecto, cabe señalar que una parte significativa de las investigaciones históricas que se realizan consiste en falsar hipótesis anteriormente dadas por ciertas; en refutar afirmaciones instaladas en el imaginario histórico colectivo. Ya apunté en la introducción que el interés que me suscita el episodio histórico de la Crisis de 1859 proviene de un interés más amplio sobre las expresiones políticas del regionalismo guayaquileño en el siglo XIX. Lo que expuesto en forma de pregunta sería: ¿Se expresó políticamente el regionalismo guayaquileño en dicho episodio? En base a esta pregunta inicial, en los anteriores apartados se relacionaron los conocimientos previos sobre la coyuntura de estudio, hechos y contexto internacional, de forma que permitieran trazar el plano histórico a partir del cual pudieran establecerse las siguientes hipótesis de trabajo. La regionalización del Ecuador en la causa y desarrollo de la crisis La crisis de 1859 es generalmente abordada en la historiografía subrayando sus aspectos de conflicto internacional de límites y señalando la amenaza que supuso la regionalización interna del conflicto para la supervivencia del Ecuador como estado. Si bien numerosas investigaciones consideran y valoran la importancia de los aspectos regionales en los hechos, podemos constatar que esta dimensión no ha sido estudiada hasta el momento con la suficiente profundidad. Hemos comprobado que antes y durante la crisis el Ecuador de la época era un país fuertemente regionalizado ¿Constituyó la regionalización del país una de las causas de la crisis? Y dicha regionalización, ¿cómo fue percibida durante los acontecimientos? Al respecto, cabe plantear que el regionalizado Ecuador de mediados del siglo XIX enfrentó la necesidad de consolidar las estructuras estatales de una forma efectiva o afrontar la disgregación del país por el agotamiento de un modelo incapaz de resolver las necesidades moderni zadoras ni de satisfacer las diferentes aspiraciones regionales. 1 Este dilema fue ciertamente percibido por los protagonistas de los hechos quienes, conscientes de lo cerca que había estado el país de desaparecer, renunciaron a buena parte de sus aspiraciones regionales en favor de conservar y fortalecer la nación unida. Al respecto son muy ilustrativas las palabras de Manuel Carrión Pinzano al disolver el Gobierno de Loja en favor de la Convención Nacional de 1861: Era preciso atender a la conservación antes que a la reforma, afianzar las garantías públicas y los derechos individuales, gérmenes de ese porvenir que hoy empieza para vosotros, más bien que emprender en nuevas labores que, sin la descentralización completa, serían tal vez estériles ensayos. La crisis como expresión fallida de las ideas federalistas Las ideas federalistas en el Ecuador estaban presentes desde la época grancolombiana y fueron esgrimidas y propuestas en diversas ocasiones aunque nunca llegaron a concretarse. 13 Al contrario que en sus países vecinos, no se produjo por esta causa un enfrentamiento armado destacable entre partidarios de la federación o de la unión de los territorios y, formalmente, el Ecuador nunca constituyó una federación. Sin embargo, durante la crisis hubo propuestas en este sentido, destacando en especial el intento por la vía de los hechos plasmado en la proclamación de la Provincia Federal de Loja. Durante la coyuntura analizada, además del caso de Loja, ¿existió algún otro intento a favor de instaurar un sistema federal en el Ecuador? Por otro lado, ¿en qué medida se vieron afectadas las ideas federalistas en la resolución de la crisis? Desde los orígenes de la República, en Ecuador estaba instaurado un sistema distrital de facto: la representación política en los órganos estatales estaba dividida paritariamente entre las tres grandes regiones del país: Sierra Norte, Sierra Sur y Costa. Esta solución se reveló como la opción más eficaz y de compromiso para lograr la articulación del nuevo Estado durante las primeras décadas de su existencia. Permitía satisfacer ciertas aspiraciones regionales y al mismo tiempo sustentar el incipiente aparato estatal. Durante ese período el federalismo no sobrepasó su status de mera propuesta ideológica, agitada de vez en cuando durante las convulsiones revolucionarias. El único intento de organización federal durante los acontecimientos tratados fue el realizado por la provincia de Loja, existiendo solamente algunos llamamientos públicos anónimos a favor del federalismo en Guayaquil, los cuales no llegaron a concretarse como una acción decidida de gobierno en esa dirección. Llegado el momento de reorganizar el país, los federalistas o bien hicieron una tímida defensa de sus ideas o bien se retiraron renunciando a presentar sus propuestas. El federalismo en el Ecuador quedó progresivamente arrinconado en los postulados más radicales y eclipsado por el proyecto centralista garciano. El gobierno seccional de Guayaquil como expresión regionalista Tal y como se ha expuesto, durante la crisis se erigieron hasta cuatro gobiernos seccionales simultáneos en el Ecuador. Dejando de lado el gobierno provisorio de Quito, que desde el principio se autoproclamó como gobierno de toda la nación, hemos podido observar que el gobierno seccional de Cuenca, aunque comprometido con el de Quito, reclamó mayores niveles de autonomía para su 55 región; y que Loja se declaró provincia federal en una clara apuesta por un modelo de estado diferente que diera satisfacción a sus aspiraciones regionales. Pero ¿y el gobierno seccional de Guayaquil? ¿No presentó caracteres regionalistas como los otros dos? ¿Podría considerarse el gobierno seccional de Guayaquil como una expresión regionalista de esta región? Durante el período en que Guayaquil estuvo sometida al bloqueo de la flota peruana y a los gobiernos de Robles y Franco, existieron diferentes corrientes que se posicionaron ideológicamente sobre la cuestión. Así, se manifestaron posturas pro peruanas, que habría que matizar si formaron parte de la propaganda de guerra o bien constituyeron una revivificación de las existentes durante las guerras de independencia; algunos llamamientos liberales en defensa del federalismo; y ciertas demandas en favor de disolver el estado y reinstaurar la unión con la Confederación Granadina. Al respecto, es necesario plantear que el gobierno de Guayaquil, el de Robles primero y el de Franco después, no puede considerarse estrictamente un gobierno seccional. Sus gobernantes, en todo momento, sostuvieron que eran el gobierno legítimo de toda la República y como tal asumieron la carga de enfrentar el bloqueo peruano y de negociar la salida a la crisis internacional a través de la vía diplomática. El gobierno de Guayaquil, más que un gobierno seccional, se consideró como el último reducto territorial del gobierno de la mermada nación ecuatoriana. No constituyó, por lo tanto, una expresión regionalista clara, aunque presentó ciertos rasgos en su administración que lo hicieron merecedor de este calificativo por parte de los otros gobiernos del Ecuador. Efectos de la resolución de la crisis sobre la regionalización preexistente La Historia no está hecha de trozos inconexos entre sí, aunque pueda resultar interesante, a efectos explicativos o comparativos, realizar un corte sincrónico para examinar un hecho concreto. Su verdadera característica es la diacronía, entendiéndola como un fluir de acontecimientos y situaciones a lo largo del tiempo. Desde esta perspectiva, inherente a lo histórico, una de las partes

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