El proceso de poblamiento PDF
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Summary
Este documento describe el proceso de poblamiento de Argentina, comenzando desde la presencia de grupos aborígenes hasta la colonización española. Se detallan las diferentes formas de asentamiento y las actividades de las diversas comunidades que habitaron el territorio.
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¡El proceso de poblamiento En el territorio argentino residen alrededor de 45 millones de personas: de ese total, la mayor parte se concentra en ciudades de distinto tamaño. Otra parte de la población vive agrupada en pequeños pueblos y caseríos o dispersa en el campo, en casas solitarias, en pues...
¡El proceso de poblamiento En el territorio argentino residen alrededor de 45 millones de personas: de ese total, la mayor parte se concentra en ciudades de distinto tamaño. Otra parte de la población vive agrupada en pequeños pueblos y caseríos o dispersa en el campo, en casas solitarias, en puestos de estancias, etcétera. Estas distintas formas de asentamiento se distribuyen, a Su vez, de manera desigual en el territorio. Esto se debe a diversas causas, entre las que se destacan, por ejemplo, el tipo de recursos naturales valorizados en diferentes áreas y el modo en que se transformaron y ocuparon esos espacios. En un mapa o en un cuadro de datos de población se puede obtener información sobre cómo varía la distribución de la población y de los asentamientos; por ejemplo, podemos ver que algunas áreas están más pobladas que otras o que tienen un mayor número de ciudades. El proceso de poblamiento nos permite comprender que la sociedad argentina no surgió de un día para el otro, sino que se fue formando a medida que distintas poblaciones, en diferentes momentos, ocuparon y poblaron determinados lugares. En estos espacios las familias crecieron, intercambiaron aspectos de su cultura, realizaron actividades, transformaron y crearon nuevos ambientes, tuvieron proyectos, conflictos y también intereses comunes que compartieron con otros tantos habitantes. Hace algo más de quinientos años esta parte de América del Sur, entre la Cordillera de los Andes y el océano Atlántico, era bastante diferente de lo que es hoy. No había divisiones políticas como las actuales, ni territorios pertenecientes a países. El espacio estaba ocupado por grupos aborígenes con culturas muy distintas. A partir de la llegada de los conquistadores españoles, las culturas europeas impusieron sus formas de organización de la sociedad y del espacio. Se pueden distinguir varias etapas en el proceso de poblamiento en esta parte de América, en la que se fueron formando una sociedad y un territorio argentinos. Cada etapa tuvo protagonistas y formas de asentamiento que dejaron su herencia para la etapa siguiente. Hasta que comenzó la colonización española, en esta parte de América habitaban poblaciones que hablaban diferentes lenguas, tenían costumbres distintas y vivían y se gobernaban de manera diversa. A través de su cultura y organización social se adaptaban a los medios naturales de determinadas áreas; por ejemplo, algunos vivían en las selvas, otros en valles montañosos muy secos, etcétera. En las extensas llanuras del este, en el Chaco \*, la Pampa\*, y en el sur más frío y árido, donde predomina el paisaje de mesetas, estaban las comunidades que obtenían su alimento de la caza, de la recolección de frutos y de la pesca. No tenían residencia fija, es decir, eran nómades. Se movilizaban periódicamente en busca de aquellos lugares donde pudieran encontrar una oferta de recursos naturales variada y abundante. Otras comunidades se habían asentado en forma más permanente y realizaban cultivos, entre los que se destacaba el maíz. Estas poblaciones agrícolas habitaban en las costas de los ríos de las llanuras (principalmente en el Pilcomayo, el Bermejo, el Paraguay, el Paraná, el Dulce y el Salado del Norte), en los valles de las sierras centrales (sierras de Córdoba y San Luis) y en los ríos de las planicies de Cuyo\*, al pie de la Cordillera de los Andes. Hacia el noroeste, en los valles y altiplanicies de la zona montañosa, había poblaciones agrícolas sedentarias cuya organización social era más compleja. Habían desarrollado diversas técnicas para construir sus poblados y para realizar los cultivos en los valles y en las laderas de las montañas. Estos diversos pueblos tenían algunas características comunes. Eran comunidades en las que las personas compartían la utilización del territorio que ocupaban y el uso de los recursos naturales. Las actividades tenían como objetivo prioritario abastecer a sus miembros, es decir, la subsistencia o autoconsumo. Algunos pueblos se desconocían entre sí; otros, por lo general vecinos, intercambiaban productos a través del trueque o estaban en guerra. Los nuevos pobladores españoles llamaron indios, aborígenes o indígenas a estos habitantes nativos; a su vez, los euro- peos y sus descendientes se constituyeron en la población "blanca", que dominaría desde entonces esta parte de América. ¡El poblamiento colonial Buscando riquezas, especialmente minerales, los españoles penetraron esta área, llamados patagones por noroeste, otra del oeste y otra del este). No encontraron yacimientos como los españoles. el del cerro de Potosí (en la actual Bolivia), pero valorizaron otros recursos. Fundaron ciudades y desde ellas organizaron las zonas rurales para obtener productos agrícolas y ganaderos. Gran parte de esa producción estuvo destinada a abastecer a las ciudades y asentamientos mineros del área de Potosí; algunos productos también se exportaban a Europa y a otras ciudades de América. Las ciudades coloniales y sus zonas rurales ocuparon principalmente los lugares que estaban habitados por poblaciones aborígenes sedentarias. Los españoles se apropiaron de sus tierras, establecieron haciendas e incorporaron a los aborígenes como trabajadores. Esto ocurrió sobre todo en el noroeste, en Cuyo y en las sierras centrales. En las llanuras, los asentamientos se ubicaron preferentemente en los lugares donde podía funcionar un puerto; por eso los principales asentamientos estaban Los aborígenes constituyeron el sector de trabajadores rurales y los españoles y sus descendientes, el sector de propietarios de la tierra, comerciantes, administrativos y gobernantes, que residían principalmente en las ciudades. La población española y los aborígenes se fueron mezclando y aumentó la proporción de población mestiza, especialmente en el noroeste. Los españoles ocuparon y poblaron los lugares que pudieron o que les interesaron. Grandes extensiones de tierra, si bien se las consideraba parte de la colonia y aparecían en los mapas como formando parte del territorio colonial de los virreinatos, no estaban efectivamente ocupadas. En ellas, denominadas áreas de frontera, dominaron por más tiempo las comunidades aborígenes. En el noreste se encontraba la frontera del Chaco; la frontera sur estaba formada por gran parte de la llanura pampeana y la Patagonia\*. ¡Una etapa de transición La etapa colonial duró poco más de tres siglos desde el siglo xvi hasta 1810; a partir de entonces. l== ciudades del virreinato del Río de la Plata fuero= rompiendo los lazos que las unían al poder colonia español. Algunas dieron origen a nuevos estados, como Asunción, a partir de la cual se formó un país: ParAguay. Otras ciudades se vincularon con el gobierno constituido en Buenos Aires, que se había independizado de España. Estas ciudades mantuvieron sus propios gobiernos, fueron delimitando sus territorios + formaron provincias. Pero pasaron varias décadas antes de que las autoridades de este conjunto de provincias se pusieran de acuerdo para organizar un estado nacional. Durante esta etapa de transición se diferenciaban dos grandes áreas las ocupadas y pobladas por la sociedad criolla (integrada por los descendientes de españoles y mestizos) y las extensas áreas de frontera aborígenes. En la primera se identifican las provincias del interior (Jujuy. Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja, San Juan, Mendoza, Córdoba y San Luis), las del litoral (Corrientes, Entre Ríos y Santa Fe y Buenos Aires. Después de la Independencia, las provincias del interior dejaron de estar conectadas con el mercado de Potosí. En general, sus producciones agrícolas y artesanales se estancaron y sólo se expandió la ganadería organizada en grandes propiedades de tierra, denominadas estancias. En el litoral también se expandió la ganadería en estancias, pero donde más prosperó esta actividad fue en los campos de la provincia de Buenos Aires. Las estancias bonaerenses fueron avanzando sobre el área de frontera; se fundaron fuertes y fortines para afianzar ese avance sobre la llanura templada. Además, el área prosperó por su cercanía al puerto y la Aduana de Buenos Aires, por donde entraban y salían mercaderías y se realizaba la mayor parte de las conexiones con el mercado exterior, en particular con los mercados europeos. En las áreas de frontera las poblaciones aborígenes no estaban tan desconectadas de la población blanca. En la frontera sur, por ejemplo, las comunidades habían organizado el comercio de ganado en pie con Chile y realizaban intercambios con la población de los fortines. ¡Un territorio nacional En 1861, los grupos dominantes de las provincias del interior, del litoral y de Buenos Aires acordaron reconocer una constitución nacional y organizar un estado nacional. Paralelamente a la organización política y a la definición del territorio nacional, se reorganizaron las actividades económicas, incentivadas sobre todo por la demanda del mercado externo. La llanura pampeana presentaba excelentes condiciones para responderá esa demanda; el clima, los suelos y los ricos pastizales permitían una producción agropecuaria (de carnes y cereales) de bajo costo, favorecida además por la cercanía y accesibilidad de los puertos de exportación. En la región se llevaron a cabo importantes inversiones -especialmente de compañías británicas--- para dotarla de los medios de transporte (sobre todo de ferrocarriles) y de la infraestructura necesaria en los puertos para despachar la producción agropecuaria. También se propició la inmigración de mano de obra, en especial del sur de Europa, y el poblamiento y la ocupación de nuevas áreas aptas para la agricultura, la ganadería, o para la obtención de productos para exportar. Los ejércitos nacionales se apropiaron de las áreas de frontera y las incorporaron como territorios nacionales. En el área chaqueña se inició la explotación del bosque para producir tanino para su exportación, y maderas y leña para el consumo interno. En la Patagonia se establecieron estancias ganaderas que producían lana para exportar directamente a través de los puertos patagónicos. En las provincias, las áreas productivas tradicionales no pudieron desarrollar sus actividades con igual éxito; esto se debió a que competían con los productos manufacturados provenientes de Europa, que entraban por el puerto de Buenos Aires. Sólo los productores de vino en Mendoza y San Juan, y los de azúcar en Tucumán, Salta y Jujuy pudieron prosperar, porque estos productos se podían vender mejor en el mercado interno (especialmente en el que crecía en el área pampeana) y porque el gobierno nacional impuso trabas a su importación. La red de ferrocarriles, que se extendió sobre todo entre las últimas décadas del siglo xix y las primeras del xx, muestra cómo se conectaron las diferentes áreas del país, es decir, cuáles fueron las más valorizadas en esa etapa. Las líneas troncales convergían en Buenos Aires, que tenía el puerto más importante, era la ciudad más grande y, desde 1880, fue designada como Capital Federal. La red de ferrocarriles hacia el año 1914. ¡El poblamiento del territorio argentino Hasta el siglo xv, los asentamientos del noroeste y el oeste habían concentrado, en conjunto, más población que los del litoral. Los datos proporcionados por el recuento de población ordenado por el virrey Vértiz en 1778 mostraron que representaban el 80 % de la población. Otro dato importante es que la ciudad de Buenos Aires era la que tenía mayor número de habitantes. Hacia mediados del siglo xix, en coincidencia con la etapa de expansión agropecuaria, comenzaron a llegar cada vez más inmigrantes y este hecho, junto a las transformaciones de las actividades económicas, produjo cambios en la composición y distribución de la población. Si bien desde la colonización española fue constante el arribo de españoles y otros europeos, el número más importante de inmigrantes del Viejo Mundo llegó a la Argentina entre las últimas décadas del siglo xix y las primeras del xx. La mayoría se radicó en la ciudad de Buenos Aires y en la llanura templada; allí se fundaron gran cantidad de ciudades. Un volumen menor se dirigió a los oasis agrícolas de Mendoza y pobló las nuevas áreas productivas de los territorios nacionales (la Patagonia, el Chaco y Misiones); los asentamientos del noroeste fueron los que recibieron una proporción menor de estas corrientes de población extranjera. En la etapa de mayores migraciones se registraron las más altas tasas de crecimiento, tanto de población urbana como rural, en la historia argentina. Gran parte de los migrantes formaban familias numerosas, cuyos hijos tuvieron otros tantos descendientes en estas tierras; esto contribuyó al aumento del crecimiento vegetativo o natural de la población en su conjunto. Si bien las actividades rurales constituyeron un gran incentivo para las migraciones, una parte importante de esta población se radicó en las ciudades, en particular en las ciudades-puertos. El censo nacional de población de 1914 demostró cuánto había aumentado la población urbana y rural del país; también mostró que el número de habitantes en los asentamientos urbanos ya era superior al de los rurales, y que el área más poblada era la llanura pampeana. ¡El poblamiento a lo largo del siglo xx Aproximadamente a partir de la década de 1930 se produjeron algunos cambios en las actividades económicas del país. La expansión agropecuaria se detuvo durante algunas décadas, en gran parte porque disminuyó la demanda de productos del mercado ex- terno. Por otro lado, la actividad industrial destinada a cubrir las necesidades del mercado interno (es decir, de la población del país), comenzó a adquirir mayor importancia. Las industrias se localizaron sobre todo en la ciudad de Buenos Aires, en las ciudades con puerto entre Rosario y La Plata y en la ciudad de Córdoba. Estas ciudades, que habían crecido mucho en la etapa anterior, concentraban un gran número de consumidores y contaban con la infraestructura necesaria para la instalación de fábricas. Además de las industrias, crecieron diversas actividades comerciales y de servicios. En los centros urbanos aumentaron las oportunidades de empleo, y esto atrajo a la población de otras ciudades y áreas productivas del país, e inclusive de los países limítrofes, donde las actividades económicas no ofre- cían las mismas oportunidades. En algunas provincias crecieron las actividades primarias, como la agricultura, la extracción de petróleo, etcétera, cuyos productos se destinaban al mercado interno o a proveer de materias primas a las industrias. Además de ser una etapa de industrialización, también continuó el proceso de urbanización, es decir, cada vez fue mayor la proporción de personas que vivían en asentamientos urbanos. Entre los años 1940 y 1970 se produjo una gran migración hacia las ciudades de personas que vivían y trabajaban en el campo. Este despoblamiento rural tuvo diversas causas, entre las que se destaca el abandono de la actividad agraria por falta de tierra suficiente recursos económicos; en la llanura pampeana, en especial, la introducción de maquinarias hizo que disminuyera el número de trabajadores necesarios para realizar las tareas agrícolas. Los procesos hasta aquí mencionados explican en gran medida cómo se distribuye actualmente la población en las distintas áreas del territorio. No obstante, en las últimas décadas se han producido nuevos cambios en lo que respecta a las actividades económicas del país y a los procesos de distribución de la población. ¡La distribución de la población La forma en que se distribuye la población en el territorio es el resultado de múltiples procesos; ya hemos mencionado algunos de los más importantes en las páginas anteriores. En términos generales, podemos reconocer tres grandes áreas: \+ En el oeste y el noroeste se encuentra el poblamiento del área de montañas y planicies. En la etapa colonial el área concentró la mayor parte de la población; las ciudades más importantes fueron fundadas entonces. Esta distribución es característica de las zonas secas o que no reciben lluvias suficientes; la población se concentra en ciertas áreas donde puede aprovechar el agua de los ríos, es decir, en valles y oasis. La actividad principal en estos asentamientos es la agricultura de riego, que permite obtener importantes cultivos en extensiones de tierra relativamente pequeñas. En las ciudades más grandes se destacan las industrias que procesan los productos de la agricultura. Fuera de los oasis, la población es menos numerosa y se asienta en forma dispersa; por lo general se dedica a criar un pequeño número de cabezas de ganado que puede ser alimentado con las escasas pasturas naturales. \+ En el este se encuentra el poblamiento de las llanuras, que alcanzó su mayor expansión a fines del siglo xix, con el desarrollo de la actividad agropecuaria. La población se concentra sobre todo en una franja entre la ciudad de Córdoba y el litoral del Río de la Plata y el río Paraná; se destaca el Área Metropolitana de Buenos Aires, el centro urbano más grande del país. En gran parte del área la población se distribuye en forma bastante regular, lo que se debe, entre otras razones, al relieve llano y a la disponibilidad de agua, aspectos que favorecen el desarrollo de las actividades agropecuarias. Se practica principalmente la agricultura de secano (la que se realiza sin riego, sólo con el aporte del agua de las lluvias), que cubre vastas extensiones de tierra. La disposición de los fortines, y en especial de las numerosas estaciones de ferrocarril, que dieron origen a gran parte de las ciudades, también contribuyó a la distribución regular de los asentamientos. Desde la latitud donde se encuentra la ciudad de Santa Fe podemos distinguir hacia el sur la llanura templada, el área más poblada del país, y hacia el norte la llanura cálida, menos poblada. Canal de riego que cruza los campos cultivados en el área del Alto Valle del río Negro. Los primeros asentamientos del Alto Valle fueron los fuertes que dejó la campaña al desierto. Luego llegó el ferrocarril y los inmigrantes, que organizaron cultivos con riego. \+ Al sur de la provincia de Mendoza y al sudoeste de la provincia de La Pampa se inicia el área sur del país, también denominada Patagonia; al igual que las otras áreas de frontera, fue la última en incorporarse al estado nacional. En la actualidad, aunque sigue siendo el área menos poblada del país, es la que ha tenido un continuo crecimiento debido a las migraciones provenientes de otras provincias. La población se concentra en pocos asentamientos; la mayoría se encuentra en los valles de los ríos, donde se han formado oasis de riego, y en la zona costera. Entre las ciudades más importantes se destacan Neuquén (en la zona del Alto Valle del río Negro) y Comodoro Rivadavia; en los valles cordilleranos del oeste, la ciudad de Bariloche. Densidad de población La densidad de población es la relación entre el número de habitantes y una unidad de superficie; se expresa en habitantes por kilómetro cuadrado. Consideremos el siguiente ejemplo: La ciudad de Buenos Aires tiene 2.965.503 habitantes y su superficie es de 200 kilómetros cuadrados. La densidad de población de esta ciudad es, entonces, de 14.827,5 habitantes por kilómetro cuadrado y se expresa: 14.827,5 hab./km?". 2.965.503 habitantes \_14.827,5 hab./km\* 200 km? (aprox) La densidad de población alude a una distribución ideal, como si en cada kilómetro cuadrado habitara la misma cantidad de población. No refleja la distribución real de la población dentro de la unidad de superficie tomada. Es importante tener esto en cuenta en áreas donde la población se encuentra muy concentrada, como es el caso de los oasis. La relación entre la población de Río Negro y la superficie total de la provincia (2,5 hab./km?) no refleja la alta concentración poblacional del Alto Valle del río Negro, cuya densidad es de 435 hab./km. La densidad de población, si bien no representa la realidad, permite realizar comparaciones entre las poblaciones de diferentes áreas; en general, se interpreta como indicador de mucha o poca población en un territorio. La cantidad de diputados nacionales está relacionada con el número total de habitantes del país. La proporción es de uno cada 33 000 habitantes (o fracción mayor que 16 500). Gracias a los censos de población, se puede actualizar la cantidad de representantes que se elegirán. Con esos datos, se puede aumentar -pero no disminuir- la cantidad de diputados. La organización política del territorio argentino La forma en que se organizó políticamente el territorio de nuestro país se relaciona con el sistema político imperante en cada etapa histórica y con las posibilidades que el Estado tuvo para implementar la organización institucional más conveniente. Luego de la reforma de la Constitución nacional de 1994, se produjeron cambios significativos en la organización política, ya que se otorgó autonomía a la ciudad de Buenos Aires. La Ciudad Autónoma de Buenos Aires es una entidad jurídico-administrativa independiente, con facultades para dictar su constitución y la legislación local, y que cuenta con su propia jurisdicción. Como la ciudad de Buenos Aires conservó su carácter de Capital Federal del país, el ámbito espacial en que se asienta no forma parte del territorio político-administrativo de la provincia de Buenos Aires, a pesar de que existe continuidad en los rasgos paisajísticos y urbanos entre la Ciudad Autónoma y las localidades del Gran Buenos Aires que la rodean. La organización política nacional La Argentina está conformada políticamente, en el ámbito nacional, por veintitrés provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que es la Capital Federal de la Nación. La Constitución nacional establece para el Estado argentino la forma representativa, republicana y federal, y organiza su gobierno en tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. El Poder Ejecutivo está representado por el presidente de la Nación, al que acompañan el vicepresidente y los ministros. El Poder Legislativo es el Congreso nacional, que está compuesto por la Cámara de Diputados y la de Senadores. Su principal función es elaborar y aprobar las leyes que serán aplicadas en todo el país. Los diputados son elegidos por el voto directo del pueblo; su número se determina en función de la cantidad de habitantes que tiene cada una de las jurisdicciones. Los senadores representan a las provincias y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La cifra establecida es de tres senadores por cada provincia, y otros tres por la Ciudad Autónoma. El Poder Judicial está constituido por la Corte Suprema de Justicia y los tribunales inferiores. Su función es aplicar las leyes a los casos de litigio. La organización política provincial En un Estado federal, como el nuestro, el Estado nacional se divide en entidades políticas menores, llamadas provincias, Estados o departamentos. En cada unidad menor existe el mismo esquema de división de poderes que en el gobierno central, es decir que cada provincia tiene un Poder Ejecutivo, un Poder Legislativo y un Poder Judicial. Además, las provincias tienen su propia constitución, de acuerdo con los principios enunciados en la Constitución nacional. Las autoridades del gobierno provincial tienen su sede en la capital de la provincia. Los gobernadores cumplen con variadas funciones, algunas independientes y otras que responden a los requerimientos del gobierno nacional. Es atributo de los gobiernos provinciales subdividir el territorio de sus jurisdicciones en unidades políticas menores, denominadas departamentos o, en el caso de la provincia de Buenos Aires, partidos. La organización política departamental y municipal Los departamentos o partidos constituyen subunidades político-administrativas que dependen del gobierno provincial. En algunas provincias, los departamentos coinciden territorialmente con los municipios, mientras que, en otras, los municipios son subdivisiones del territorio que pertenece a A un departamento. Esto está establecido en la constitución de cada provincia. Las constituciones también determinan las características del alcance territorial de cada uno de los municipios y la cantidad que puede haber en cada departamento o partido. El gobierno de cada municipio sigue el modelo de las unidades mayores y se divide en tres poderes: Legislativo, Ejecutivo y Judicial. La competencia de los poderes municipales se limita a los temas vinculados exclusivamente al ámbito comunal.