Extractivismos: Ecología, Economía y Política de un Modo de Entender el Desarrollo y la Naturaleza PDF

Summary

This book explores extractivism, examining its ecological, economic, and political dimensions. The author, Eduardo Gudynas, argues that understanding extractivism is crucial for comprehending contemporary Latin American realities. The book delves into the impacts of extractivist practices on both nature and society, analyzing data and offering a fundamental re-interpretation. It includes detailed information.

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Eduardo Gudynas EXTRACTIVISMOS Ecología, economía y política de un modo de entender el desarrollo y la Naturaleza Centro Latino Americano de Ecología Social Eduardo Gudynas (Montevideo, 1960) es investigador en el Centro Latino Ameri- cano de Ecología Social (CLAES), desde donde ac...

Eduardo Gudynas EXTRACTIVISMOS Ecología, economía y política de un modo de entender el desarrollo y la Naturaleza Centro Latino Americano de Ecología Social Eduardo Gudynas (Montevideo, 1960) es investigador en el Centro Latino Ameri- cano de Ecología Social (CLAES), desde donde acompaña distintas iniciativas ciudadanas y académicas en América del Sur. Ha trabajado en los impactos de los extractivismos y de las estrategias de desarrollo por muchos años, y en el caso de Bolivia junto a organizaciones y redes ciudadanas, o en cursos en universidades en La Paz, Cochabamba y Santa Cruz. Entre sus publicaciones más recientes, en Bolivia, se incluyen Derechos de la Naturaleza y Políticas Ambientales (2014). Integra además el sistema de investiga- dores de Uruguay, y es investigador asociado en la Universidad de California en Davis. Ecología, economía y política de un modo de entender el desarrollo y la Naturaleza Copies of the book available from the publisher. Título Extractivismos. Ecología, economía y política de un modo de entender el desarrollo y la Naturaleza © Eduardo Gudynas, 2015 sobre los textos originales y las fotografías (excepto donde se indiquen otras fuentes). © CEDIB, 2015 Centro de Documentación e Información Bolivia (CEDIB) sobre la presente edición. Autor Eduardo Gudynas Editor General Oscar Campanini Editor Gráfico Efraín Ramos Las opiniones en esta obra son personales del autor y no comprometen necesariamente a los editores. Primera Edición, Enero 2015 Depósito legal: Nº 4-1-459-15 ISBN: 978-99974-844-0-6 Impreso en Sagitario SRL Artes Gráficas Calle Calama Nº 255, entre Nataniel Aguirre y Esteban Arze Teléfono: 4 25 78 39 Fax: 4 25 24 01 Cochabamba - Bolivia Esta publicación es posible gracias al apoyo de Prólogo E ste libro es un notable aporte a la compresión de la realidad contemporánea de los países, que cómo Bolivia, en su historia han atravesado por varios tipos de extractivismos. En el siglo XXI, debido a la descomunal intensi- dad con que se extraen recursos naturales y el modo en que ésta repercu- te en todas las dimensiones de nuestras sociedades, como nos recuerda E. Gudynas, es incompleto “cualquier entendimiento sobre la realidad latinoamericana… si no se considera el papel de los extractivismos”. Es por tanto, una tarea de suma urgencia el entendimiento del fenómeno, empezando, como él nos propone, por básicas delimi- taciones conceptuales. Esta es quizás la mayor contribución del autor, la capacidad de hacer inteligible realidades tan complejas. Sobradamente respaldado en datos y cifras, el libro aporta fundamentales elemen- tos para diagnosticar, evaluar, comparar y cuestionar los distintos tipos de extractivis- mos en Bolivia y el continente. Nuevamente es considerable el aporte de Gudynas a la re-interpretación de esta información. Otra razón para destacar este trabajo, es la capacidad del autor de abordar la pro- blemática desde distintos ángulos; algunos de ellos, a pesar de su importancia, dejados de lado con frecuencia. Es el caso de la dimensión ética y cultural de los extractivismos. Coincidimos que el debate sobre el tema se ha desplazado del interés por la justicia social o el bien común hacia la obtención del excedente o la redistribución de éste. En ese sentido, no sólo el Estado o los funcionarios públicos, sino la misma sociedad y en muchos casos, los movimientos afectados, reproducen visiones culturales desarrollis- tas que impiden la construcción de alternativas. Aunque formalmente gran parte de este libro se centra en el diagnóstico y caracte- rización de los extractivismos, no deja de proponernos, como suele hacer Eduardo en cada encuentro, senderos de salida. En cada uno de los capítulos del libro nos remarca sugerencias y propuestas. De allí que el texto no sólo recoge un enorme esfuerzo indi- vidual de estudio de la problemática, sino una notable calidad personal para escuchar, 5 EXTRACTIVISMOS: ECOLOGÍA, ECONOMÍA Y POLÍTICA DE UN MODO DE ENTENDER EL DESARROLLO Y LA NATURALEZA debatir y aprender de las colectividades y realidades con las que está en constante rela- ción en los distintos países. Este es un aporte invaluable del autor. Desde el Centro de Documentación e Información Bolivia estamos seguros que este libro será una obra que contribuirá en Bolivia a los emergentes movimientos socio-ambientales y al mundo académico comprometido con el medioambiente y la sociedad. En tal sentido nos es muy grato, conjuntamente CLAES, el poder ser partíci- pes de la presente publicación. A nombre de nuestro equipo gradecemos a Eduardo la amistad y el cariño de siempre. Marco Gandarillas CEDIB 6 Introducción L os extractivismos invaden América Latina. La explotación minera, petrolera o la agricultura intensiva se expanden hasta alcanzar los rincones más ale- jados, rodeadas de un aura de beneficios económicos y éxitos tecnológicos. Junto a ella, se repiten las denuncias por sus impactos sociales y ambientales, se duda de sus reales aportes económicos, y crece la alarma por las transformaciones territoriales. A pesar de las promesas de bienestar, casi todos los emprendimientos ex- tractivistas generan resistencias ciudadanas y hacen estallar conflictos de todo tipo. En el presente libro se analizan diferentes facetas en estos fenómenos. Se comien- za por delimitar el concepto de extractivismo, que no solo incluye a los sectores que tradicionalmente recibían ese nombre, como los minero y petrolero, sino que debe ser ampliado a otros, en particular los monocultivos de exportación. Encontramos actual- mente una diversidad de extractivismos, donde en unos casos persisten las prácticas clásicas que descansan en las grandes corporaciones trasnacionales y en otros casos, aparecen los propios Estados llevándolos adelante. Es importante revisar tanto los as- pectos comunes como las diferencias entre estos extractivismos. A lo largo de varios capítulos se examinan los extractivismos en sus dimensiones políticas, económicas, sociales y ambientales. Por lo tanto, el libro no es un compen- dio de los efectos específicos de distintos emprendimientos extractivistas, sino que se enfoca en cómo éstos generan efectos derrames sobre múltiples dimensiones, como la economía, la política, los entendidos sobre la justicia o las formas de concebir la justi- cia. Es que los extractivismos actuales son mucho más que un conjunto de proyectos, ya que están generando y cristalizando ideas del desarrollo arraigadas sobre el progreso material, obsesionadas con la valoración económica y cada vez menos democráticas. También es importante tener presente que si bien a lo largo de los capítulos se reco- rren dimensiones políticas, sociales y económicas, en muchos casos desde una postura interdisciplinaria, todas esas miradas y reflexiones están articuladas sobre el eje de la ecología política. Incluso allí donde se utilizan categorías que provienen de marcos conceptuales distintos y alejados, son reubicadas bajo la ecología política. Es frecuente 7 EXTRACTIVISMOS: ECOLOGÍA, ECONOMÍA Y POLÍTICA DE UN MODO DE ENTENDER EL DESARROLLO Y LA NATURALEZA que un ejercicio de este tipo, genere alguna incomodidad entre especialistas en otras disciplinas, y por ello apelo a la paciencia de los lectores. No olviden que este es un es- fuerzo que aborda las relaciones con la Naturaleza en campos que van desde la ecología a la cultura, o desde la economía a la política. Algunas de las ideas presentadas en el libro se han adelantado en distintos artículos en revistas o capítulos en libros (todos ellos listados en la bibliografía). En la elabora- ción de esas publicaciones, así como en revisar ideas o textos informales que sirvieron de insumo al presente libro, he contado con los aportes de M. Antonelli, A. Bebbing- ton, Joachim Becker, J. de Echave, C. Monge, J. Seoane y J. M. Tortosa. A su vez, el presente libro no hubiera sido posible sin el acompañamiento y apren- dizaje con organizaciones, compañeros y amigos en distintos países, pero muy es- pecialmente en Argentina, Brasil, Colombia, Bolivia, Ecuador, Perú y Uruguay. He compartido jornadas de reflexión o visitas de campo con líderes sociales, activistas de distintas organizaciones, académicos, funcionarios gubernamentales, entre otros. En especial es necesario reconocer el largo camino que compartimos con la Red por una Globalización con Equidad (RedGE) de Perú, en Ecuador con el Centro Andino de Ac- ción Popular (CAAP), en Bolivia con la Liga de Defensa del Medio Ambiente (LIDE- MA) y el Centro Documentación e Información Bolivia (CEDIB). Algunas activida- des fueron realizadas con apoyos de Oxfam y otras con la Fundación R. Luxemburgo; mientras que el trabajo cotidiano y la redacción final fueron posibles gracias al apoyo de la Fundación C.S. Mott al programa sobre sustentabilidad e integración en el Centro Latino Americano de Ecología Social (CLAES), en asociación con el Centro Estudios Uruguayo en Tecnologías Apropiadas (CEUTA). Amablemente me han apoyado con fotografías J. Chávez Ortíz (Perú), Miriam Gartor (Ecuador), Colectivo de Geografía Crítica (Ecuador), Arturo Revollo (Agua Sustentable, Bolivia), Marcelo Cruz (Justiça nos Trilhos, Brasil), OPSur (Argentina), CEDIB (Bolivia), CENSAT (Colombia), Tho- mas Mueller y SPDA (Perú), Marykee Deelen (Catapa, Perú), y finalmente, en Uru- guay, a Víctor Bacchetta (Movimiento Uruguay Libre de Megaminería) y Gerardo Evia. Finalmente, no puedo dejar de señalar la amistad y apoyo, entre otros, de Alberto Acosta (Ecuador), Alejandra Alayza (Perú), J. Gruenberger (Bolivia), Maristella Svam- pa (Argentina), Francisco Rohn (Ecuador), José de Echave (Perú), Arturo Escobar (EE. UU.) y Marisol de la Cadena (EE.UU.), con quienes he discutido muchas de estas ideas. En Montevideo, estoy muy agradecido a Virginia Matos (por la corrección de estilo de un borrador inicial) y a los compañeros en CLAES, Lucía Delbene, Lylieth Varela, Gerardo Honty y Mariela Buonomo. En Bolivia, esta edición es posible gracias a CE- DIB (agradeciendo especialmente a Oscar Campanini, Marco Gandarillas y Georgina Jiménez). 8 Extracción y extractivismo: CONCEPTOS Y DEFINICIONES E l término extractivismo se ha popularizado en los últimos años. En sus usos más comunes, se refiere a la apropiación de recursos naturales para expor- tarlos. Por mucho tiempo fue aplicado a las explotaciones mineras y petro- leras. Bajo ese marco, el término se refería a la apropiación de los recursos, y su comercialización como materias primas, por ejemplo hierro o petróleo en estado crudo. Actividades de ese tipo tienen una larga historia. Algunas de ellas se iniciaron en tiempos de la colonia con los envíos de metales preciosos hacia las metrópolis euro- peas. Desde aquel entonces, la exportación de recursos naturales ha acompañado la historia latinoamericana, sea en sus momentos de bonanza económica como en las crisis. Pero el notable aumento de lo que actualmente se dice y se escribe sobre extrac- tivismos se debe, en gran parte a que el papel de esos rubros se ha disparado y prácticas similares se han reproducido en otros sectores, alimentadas por una euforia económica basada en los altos precios de las materias primas y una persistente demanda interna- cional. Los extractivismos se diversificaron y se convirtieron en componentes centrales de las estrategias de desarrollo que defienden gobiernos latinoamericanos desde dis- tintas opciones políticas, y junto a ello se han multiplicado los conflictos ciudadanos. Estas situaciones explican que el término sea usado de muy variadas maneras. Por lo tanto es necesario comenzar por preguntas básicas: ¿Qué quiere decirse con extracti- vismo? ¿Cuáles son las actividades incluidas bajo el concepto y cuáles son excluidas? Es 9 EXTRACTIVISMOS: ECOLOGÍA, ECONOMÍA Y POLÍTICA DE UN MODO DE ENTENDER EL DESARROLLO Y LA NATURALEZA necesario abordar esas limitaciones ya que se observan usos muy diversos del término. Esa es la tarea de este primer capítulo. Se delimita el concepto de extractivismo entre las distintas formas de apropiación de recursos naturales desplegadas por el ser huma- no. Se describen los componentes centrales de su definición, y se precisan términos relacionados. Surgimiento y aplicaciones del término Posiblemente el término extractivismo se popularizó en América Latina asociado con el calificativo de “industria”. En efecto, el rótulo de “industrias extractivas” aparece en algunas publicaciones desde inicios del siglo XX, y fue utilizado por varios econo- mistas por lo menos desde la década de 1950, pero se volvió muy popular a partir del empuje dado desde varios países desarrollados, agencias y bancos internacionales. Bajo esa perspectiva, se concebía al extractivismo minero o petrolero como una “industria” más, tal como la manufactura de automóviles. El Banco Mundial contribuyó mucho en popularizar esas ideas. El banco tenía un área de trabajo en “industrias extractivas”, enfocada específicamente en petróleo, gas y minerales, a los que adjudicaba un enorme potencial para remontar la pobreza, ge- nerar empleos, proveer ingresos fiscales y contribuir a un desarrollo sostenible (World Bank, 2009). La institución brindó préstamos para emprendimientos específicos en distintos países, y paralelamente evaluó aspectos de gobernabilidad, transparencia y gestión ambiental. Más recientemente, el sistema de Naciones Unidas ha lanzado algu- nas iniciativas que también usa el rótulo de “industria extractiva” (como la estrategia de sustentabilidad y equidad de las industrias extractivas del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo - PNUD). Paralelamente, empresarios y gobiernos adoptaron la misma terminología por va- riados motivos, entre ellos el poder defender al extractivismo como una “industria”, y como tal, argumentan que esos emprendimientos brindan contribuciones esenciales para superar la pobreza, asegurar empleos y generar crecimiento económico. A su vez, las organizaciones ciudadanas que comenzaron a organizarse contra esos emprendimientos, e incluso importantes grupos internacionales, también utilizaron la etiqueta “industrias extractivas”. Más allá de estos usos, es muy importante señalar que en algunos países, especial- mente Brasil, el término extractivismo es aplicado para un tipo particular de conserva- ción. El más conocido es el de “reservas extractivistas”, correspondiendo a sitios donde solo se permite la extracción o cosecha sostenible de recursos propios de esos ecosiste- mas, tales como frutos o semillas (un temprano ejemplo en Ruíz Pérez y colab., 1993). 10 EXTRACCIÓN Y EXTRACTIVISMO: CONCEPTOS Y DEFINICIONES Este uso, propio de la situación brasileña, en parte se debe a las demandas de caucheros amazónicos (véanse los casos en Emperaire, 2000). Se debe tener presente que aquí no se utilizará el término extractivismo en ese sentido. Clasificación de la extracción de recursos naturales Atendiendo tanto a los antecedentes como a los usos actuales, está claro que el ex- tractivismo corresponde a un tipo de extracción de recursos de la Naturaleza. Sin em- bargo, es necesario diferenciarlo de otros modos de apropiación de recursos naturales. Un primer paso es reconocer que existen al menos dos modalidades de interacción con el entorno. En unos casos las modificaciones sobre el ambiente son acotadas, ya que no se remueven elementos del entorno o es alterado limitadamente (por ejemplo disfrutando de un paisaje o recolectando frutos silvestres). En otros casos ocurre una extracción de recursos por medios que implican mayores impactos sobre el ambiente, tales como deforestar la selva para la ganadería o la megaminería a cielo abierto. Es posible adelantar que en esta segunda opción se ubican los extractivismos junto a otras actividades que también tienen gran impacto ambiental. Cuando ocurre una extracción, ésta puede ser directa, entendida como aquella en la que se toman los recursos en ambientes naturales o poco modificados, para ser uti- lizados directamente por los humanos (como por ejemplo, talar árboles para obtener madera). La extracción también puede ser indirecta, en el sentido de que existe un paso previo de transformación sustancial de la Naturaleza, y es sobre un ambiente mo- dificado a partir del cual se obtienen los recursos (es el caso de convertir un bosque natural en predios cultivados, donde luego se cosecharán granos). Aquí también es posible adelantar que existen ejemplos de extractivismos tanto bajo apropiaciones di- rectas como indirectas. Para avanzar todavía más en definir este concepto se vuelve necesario distinguir en- tre distintos modos de extracción de recursos naturales. Por ejemplo, no es lo mismo, la agricultura campesina que una cantera a cielo abierto de una gran mina. Los diferentes casos se pueden analizar considerando los siguientes aspectos básicos: por un lado el volumen de recursos extraídos o intensidad en la extracción, y por otro lado, el destino comercial del recurso. En el Cuadro 1.1 se presentan las posibles combinaciones. Con- sideremos en primer lugar los contenidos de cada una de esas dimensiones. VOLUMEN. El volumen de recursos se debe evaluar por indicadores físicos (por ejemplo, en toneladas, barriles, pies cúbicos, etc.). Pero las mediciones convencionales son incompletas y no reflejan la remoción total de materia. Por ejemplo, es frecuente encontrar noticias anunciando subas o caídas en la “producción” minera, expresadas 11 EXTRACTIVISMOS: ECOLOGÍA, ECONOMÍA Y POLÍTICA DE UN MODO DE ENTENDER EL DESARROLLO Y LA NATURALEZA en su volumen (como pueden ser toneladas, onzas, etc.). Dejando de lado por el mo- mento que los minerales no se “producen”, sino que se extraen, ese tipo de indicadores son medidas físicas parciales de la materia total extraída. En efecto, se restringen al producto final buscado o comercializado. En cambio, una medida correcta debe contabilizar toda la materia extraída o remo- vida, incorporando también aquella que no es utilizada. Por lo tanto, se debe incluir la llamada “mochila ecológica” (la que es parte de los llamados indicadores de intensidad en el uso de materia por unidad de servicio; MIPS en su sigla en inglés). Considerando este indicador para algunos de los minerales exportados por Bolivia, se puede señalar que por cada tonelada de plata se deben extraer 7 500 ton, para el plomo 15 ton, y para el cobre 348 ton (Lettenmeier y colab., 2009). Por lo tanto, la llamada “producción” de un mineral, pongamos por caso la plata, estimada en 5 900 ton entre 2006 y 2011, se le debe sumar esa mochila ecológica, mostrando que se debieron remover más de 44 millones ton de rocas y suelo1. Este tipo de abordaje se puede ampliar a otras variables, como el agua consumida, la energía utilizada, etc. En emprendimientos mineros es común que únicamente se indique el volumen final del mineral comercializado, y se omite esa “mochila ecológica”, a pesar de que ésta es un mejor indicador del impacto ambiental. INTENSIDAD AMBIENTAL. Es importante considerar la intensidad bajo la cual se realiza la extracción, ya que puede haber actividades que se apropian de volúmenes pequeños o medios, pero que tienen un grave impacto en el entorno por otras razones. En efecto, la intensidad alude a los efectos ambientales en el proceso de extracción, tales como su ecotoxicidad, generación de contaminantes, uso de sustancias tóxicas, empleo de explosivos, efectos negativos sobre especies en riesgo o endémicas, emisión de gases invernadero, etc. Se puede ilustrar esta dimensión señalando que en los meta- les, una parte significativa de su ecotoxicidad se genera a nivel de la extracción minera. Por ejemplo, la ecotoxicidad del cobre es aproximadamente el doble de la del hierro; mientras que la del oro es una diez mil veces mayor a la del cobre (UNEP, 2010). DESTINO. Los destinos de los recursos extraídos deben ser igualmente precisados. En unos casos, los pasos siguientes en procesarlos y en consumirlos son esencialmente locales (por ejemplo, la agricultura para obtener alimentos que se aprovecharán local- mente). En otros casos, el procesamiento y consumo es sobre todo nacional; los recur- sos son transportados hacia otros sitios dentro del mismo país, donde son procesados, y luego se distribuyen hasta llegar a los consumidores dentro de las fronteras de un 1 Esta cifra es sólo un ejemplo, ya que el volumen exacto depende de la proporción de cobre en cada uno de los yacimien- tos, y está basada en la mochila ecológica promedio. Los datos para la plata se basan en La Razón, La Paz, 4 febrero 2012. 12 EXTRACCIÓN Y EXTRACTIVISMO: CONCEPTOS Y DEFINICIONES Cuadro 1.1. Tipos de extracción y destino de recursos naturales. En cada caso se ofrecen ejemplos ilustrativos VOLUMEN / INTENSIDAD DE LA EXTRACCIÓN DESTINO BAJO MEDIO ALTO Cultivo campesino de Tala de bosque nativo Captura de agua para Local alimentos para para obtener leña riego o uso doméstico autoconsumo Frutas y verduras Fibras vegetales para Arenas y gravas para Nacional convencionales para cestería, techos, etc. construcción mercados nacionales EXTRACTIVISMO Minerales Flores de Exportación Alimentos orgánicos Hidrocarburos invernadero Monocultivos de expor- tación país. Una tercera opción, es la extracción de recursos que en su mayoría no son proce- sados localmente y son exportados como materias primas a otros países. A partir de todas estas consideraciones queda en claro que existen varias combina- ciones posibles entre los atributos que se acaban de describir, las que se resumen en el Cuadro 1.1. Todas las opciones corresponden a distintos tipos de extracciones, y entre ellas, el extractivismo expresa un caso particular. Por lo tanto, el extractivismo es aquí definido como un tipo de extracción de re- cursos naturales, en gran volumen o alta intensidad, y que están orientados esencial- mente a ser exportados como materias primas sin procesar, o con un procesamiento mínimo2. Se considera que la orientación exportadora prevalece cuando al menos el 50% del recurso extraído es destinado al comercio exterior. Las etapas incluidas en el extrac- tivismo comprenden las acciones de exploración, descubrimiento, etc., las actividades propias de la extracción, pero también las fases posteriores (como cierre y abandono de los sitios de apropiación). Esta definición articula al menos dos miradas. Por un lado, siempre parte de una mirada local, ya que se enfoca en la actividad de extraer los recursos naturales que 2 Esta definición fue presentada por primera vez en diversos talleres en 2008, publicándose formalmente en Gudynas (2009b), elaborada en más detalle en publicaciones siguientes y en este capítulo. 13 EXTRACTIVISMOS: ECOLOGÍA, ECONOMÍA Y POLÍTICA DE UN MODO DE ENTENDER EL DESARROLLO Y LA NATURALEZA ocurre en territorios específicos, con sus comunidades afectadas y ecosistemas altera- dos. Los extractivismos están enraizados en territorios precisos. Por otro lado, también contiene una dimensión global, ya que reconoce que esa apropiación tiene un destino que se orienta al comercio exterior. Pero más allá de tener presente ese vínculo, en la definición de extractivismo no se incluyen los detalles de la organización y función de esas redes internacionales que comercializan los recursos naturales. Es necesario tener presente que este particular concepto de extractivismo y su én- fasis local, también refleja los debates y movilizaciones en marcha en América Latina. Ocurren resistencias ciudadanas ante emprendimientos específicos, tales como distin- tos proyectos mineros, petroleros o agroindustriales afincados en territorios precisos y afectando grupos humanos también particulares. Cuando se instalan debates a escala nacional o internacional, éstos siguen teniendo como referencia a proyectos concretos. Por lo tanto, una conceptualización de extractivismo debe siempre tener presente ese vínculo íntimo con las movilizaciones ciudadanas. Esta conceptualización permite despejar algunas superposiciones. Por ejemplo, el extractivismo tal como se entiende aquí no es sinónimo de minería ni de agricultura. La consecuencia de esa distinción es que la denuncia del extractivismo no implica es- tar en contra de todo tipo de uso minero o agrícola, sino de una forma específica de llevarlo adelante. Consecuentemente, esto deja sin sustento a quienes afirman que los críticos al extractivismo están en contra de todo tipo de aprovechamiento minero o que impedirían la agricultura. Los aspectos básicos de los extractivismos Como se indicó arriba, los extractivismos son un caso particular de extracción de recursos naturales. Los ejemplos más conocidos son las grandes explotaciones mineras y petroleras. En el caso de las primeras, en los últimos años se ha difundido la llamada megaminería a cielo abierto, haciéndose necesario precisar qué se entiende por “mega”. Aquí se define que se alcanza la condición de “mega”-minería cuando se remueven más de un millón de toneladas de materia por año (incluyendo tanto el mineral como su “mochila ecológica”), y donde se afectan más de mil hectáreas de superficie. Este um- bral no está determinado desde una mirada productiva o económica, sino ecológica. A su vez, deja en claro que ciertos tipos de minería no son sinónimo de extractivismo. En efecto, existen otras actividades en las cuales también se remueven grandes vo- lúmenes, bajo prácticas intensivas de alto impacto, pero que no corresponden a un extractivismo según la definición que aquí se usa, ya que no están destinadas en su mayor parte a la exportación. Este es el caso, por ejemplo, del aprovechamiento de 14 EXTRACCIÓN Y EXTRACTIVISMO: CONCEPTOS Y DEFINICIONES Figura 1.1. Ejemplo del típico extractivismo en América Latina: minería a cielo abierto en Cerro de Pasco (departamento de Pasco, Perú). Remoción de grandes volúmenes de materia, severos impactos ambientales, sociales y territoriales, y orientado a la exportación. Fotografía Marykee Deelen / Catapa (2009). arenas, piedras o grava (áridos), que en muchos casos es muy intensa, pero que por lo general se utiliza a nivel local o dentro de los mercados nacionales. Esto no implica que se minimicen o ignoren los impactos sociales y ambientales de esos otros tipos de acti- vidades, sino que aquí se está planteando una definición de trabajo para los casos que están anclados en la globalización, dado la enorme importancia que han adquirido. La presente definición de trabajo también sirve para advertir que algunas explo- taciones que aparecerían a primera vista para un aprovechamiento local, también son formas de extractivismo ya que sirven a la exportación. Este es el caso de la minería de oro aluvial, tal como se observa especialmente en algunas zonas de Perú, Bolivia, Colombia y Brasil. Si bien las prácticas individuales de cada minero podrían aparecer como de poco volumen, éstas son muy intensas (con alta contaminación por mercurio, deforestación y otros impactos sobre la biodiversidad, etc.), y al sumarse unas a otras, el volumen de materia total finalmente removida es muy importante, el mineral obte- nido se acopia y su destino privilegiado es la exportación. 15 EXTRACTIVISMOS: ECOLOGÍA, ECONOMÍA Y POLÍTICA DE UN MODO DE ENTENDER EL DESARROLLO Y LA NATURALEZA Otros tipos de aprovechamiento de recursos naturales que son exportados tam- bién representan extractivismos. Estos son los casos de monocultivos de exportación, ciertas pesquerías y otros casos similares (estos puntos se analizan en detalle más ade- lante). Esto explica que este concepto deba ser entendido de una manera plural. Asi- mismo, indica que se basa tanto en recursos naturales renovables como no renovables. En la definición de extractivismo se postula que los materiales extraídos y exporta- dos son recursos naturales. Este es el término más adecuado, para dejar así en claro que su fuente de origen es la Naturaleza. Otros términos asociados que también se utilizan para describir estas actividades son materias primas o commodities (en el Cuadro 1.2. se comentan con más detalles los alcances de cada palabra). A su vez, los extractivismos son exportaciones de recursos naturales sin procesar o poco procesados, de donde se vuelve necesario precisar esa condición. Para ello se toma como marco de referencia el criterio de la División de Estadística de las Naciones Unidas (muy difundido en América Latina al ser utilizado por CEPAL). Por lo tanto, la condición de un procesamiento limitado o ausente se refiere al conjunto de los lla- mados “productos primarios”, que incluye productos alimenticios y animales vivos, bebidas y tabaco, materiales crudos no comestibles, combustibles, lubricantes, minera- les y productos conexos, minerales no ferrosos, aceites, grasas y ceras de origen vegetal y animal3. En varios de estos productos la situación es muy clara, aunque habrá otros donde serán necesarios estudios más detallados para determinar si deben ser incluidos en la categoría de “recurso natural con escaso procesamiento”. El peso determinante otorgado a la condición exportadora de los extractivismos responde a varias condiciones. Por un lado, se debe a los usos históricos de la palabra, ya que estaba asociada a los sectores mineros o petroleros de exportación. Por otro lado, también se debe a que, en los últimos años, los extractivismos se han extendido en todo el continente, no por la demanda interna, sino por la de otras regiones. El resultante es que se aprueban e implantan emprendimientos extractivos para atender intereses exportadores. Esta subordinación y dependencia impone características muy particulares, que no se repiten bajo los otros tipos de extracciones. La materialidad de los extractivismos es siempre local, pero de todos modos su organización social y económica están directamente afectados por factores globales, como las inversiones, precios o demanda internacionales. Esto hace que las capaci- dades que tienen las comunidades locales, e incluso de los gobiernos, para regular los 3 La delimitación del conjunto de productos primarios sigue la CUCI (Clasificación Uniforme para el Comercio Internacional), que es utilizada por las agencias de Naciones Unidas (véase su sitio en: http://unstats.un.org/unsd/default.htm). Estos indicadores son utilizados, por ejemplo, en los Anuarios Estadísticos de América Latina y el Caribe de CEPAL. 16 EXTRACCIÓN Y EXTRACTIVISMO: CONCEPTOS Y DEFINICIONES extractivismos sean mucho más limitadas a las que se pueden ejercer, por ejemplo, sobre las extracciones para uso local o nacional. Esta clasificación y el uso de un término específico no son caprichosos, sino que responden a las características particulares de este modo de apropiación de los recursos. Aún en el caso de quienes quisieran usar el término extractivismo de manera ampliada, para todas las formas de apropiación intensa de recursos naturales, sea dentro de fron- teras o exportados, de todas maneras necesitarán un término específico para aquellas que dependen de los mercados internacionales. Es que esas corrientes comerciales son las responsables en casi todos los casos de la enorme proliferación de emprendimientos extractivistas. Por el contrario, las necesidades propias y específicas que los países lati- noamericanos tienen de recursos mineros, petroleros o agroalimentarios son muy in- feriores en comparación a los enormes volúmenes exportados hacia otros continentes. Considerando todos estos factores, queda en claro que bajo la definición aquí ofre- cida, los extractivismos siempre deben cumplir simultáneamente tres condiciones: un alto volumen y/o intensidad en la extracción, ser recursos sin procesar o con escaso procesamiento, y donde se exportan el 50% o más de esos recursos. No basta que cum- pla con una o dos de ellas, sino que deben encontrarse las tres al mismo tiempo. Como se adelantó arriba, la definición de extractivismo que aquí se sigue engloba otras actividades además de ciertas explotaciones mineras o petroleras. El caso más evidente ocurre con los monocultivos de exportación, que también son intensivos, cu- bren amplios territorios con altos impactos ambientales, y suman enormes volúmenes que son exportados sin procesar o con procesamiento mínimo. Un ejemplo se observa actualmente con los monocultivos de soja, que cubren enormes superficies en el Cono Sur y están destinados casi exclusivamente a la exportación (sea como poroto de soja, pellets, y en menor medida, harinas o aceites). Esta enorme expansión tiene efectos ambientales agudos, especialmente en pérdida de biodiversidad en regiones como el Cerrado, aumento en el uso de algunos agroquímicos con afectación de la salud, con- flictos por el uso de la tierra con comunidades locales, etc. De manera análoga, cultivos como caña de azúcar, cacao, banano o palma africana para biocombustibles, represen- tan otros tipos de extractivismos en algunos países. El ejemplo de la soja sirve además para ilustrar la importancia de su destino expor- tador. En efecto, del total cosechado en ese país, aproximadamente el 45% es exportado en bruto como grano, y un 47% es procesado dentro del país para obtener harina y aceite, que a su vez son en parte exportados (un 51% para las harinas, y un 22% para los aceites; datos de la zafra 2010/11, según Pacheco, 2011). Por lo tanto, más de la mitad de la soja extraída es exportada, y su principal destino es China. 17 EXTRACTIVISMOS: ECOLOGÍA, ECONOMÍA Y POLÍTICA DE UN MODO DE ENTENDER EL DESARROLLO Y LA NATURALEZA Cuadro 1.2. Recursos naturales, materias primas, commodities y otros términos relacionados Es necesario precisar el sentido de los conceptos de recursos naturales, materias primas y otros términos emparentados, dada su importancia en la definición de extractivismo. En efecto, estos términos aunque están enfocados en un mismo elemento, poseen con- notaciones diversas ya que son el resultado de análisis y disciplinas muy distintas entre sí. Mientras un ecólogo “ve” una montaña donde entre sus diferentes minerales se en- contrará el cobre, un geólogo se enfoca en las vetas minerales, el economista identifica una “materia prima”, y el administrador de inversiones se preocupa por el “commodity”. Es evidente que los extractivismos están enfocado en lo que conocemos como recursos naturales o materias primas. Este concepto tiene una larga historia, especialmente en las disciplinas vinculadas a la gestión ambiental (por ejemplo, enfocadas en los “recursos fo- restales”). A los efectos del presente análisis es necesario contemplar tanto la perspecti- va ambiental como económica. Siguiendo ese propósito, aquí se entiende a los recursos naturales como un conjunto de materiales que se encuentran en la Naturaleza y que los seres humanos aprovechan en su estado primario, o con un procesamiento mínimo, para su consumo o procesamiento en la obtención de otros productos. Las materias primas, productos o bienes primarios, es el término usado para indicar recursos naturales que son ingresados en procesos productivos, para obtener a partir de ellos, las diferentes mercancías y servicios disponibles en los mercados. Es un término corriente para los indicadores nacionales, y que usualmente se basa en la definición de la División de Estadística de las Naciones Unidas (por más información véase el texto principal). A su vez, alude al denominado “sector primario” de una economía. Este se diferencia del sector “secundario”, donde ocurre la industrialización de los productos, y del “terciario”, referente a servicios, como telecomunicaciones. En el sector primario se encuentran los emprendimientos responsables del extractivismo. Un término emparentado es el de commodity, y que en muchas ocasiones es usado como sinónimo de materias primas. Es una palabra muy utilizada en inglés y en la litera- tura especializada incluso en castellano. Se refiere a bienes que son considerados homo- géneos independientemente de su origen, que no revisten una fuerte diferenciación entre sus variedades, que incluso pueden estar estandarizados, y que son comercializados en grandes volúmenes. Una materia prima es abordada por el mercado como un commo- dity cuando se entiende que tiene atributos similares más allá de que provenga desde distintos sitios de obtención. Por ejemplo, una tonelada de cobre de Bolivia sería similar a una extraída en Chile, y los mercados demandan y valoran económicamente el cobre en general, y no sobre sus variedades en particular. Sin embargo, entre los productos manufacturados hay una gran diversidad dentro de una categoría, con distintos atribu- tos, a veces muy diferentes entre sí, y cada uno de ellos posee nichos de mercado más diferenciados. Un caso de esto serían los televisores, en los que el consumo, demanda, precio, etc., depende del tipo de televisor, su “marca” de fabricación, prestaciones, etc. (Tabla continúa en la siguiente página...) 18 EXTRACCIÓN Y EXTRACTIVISMO: CONCEPTOS Y DEFINICIONES (...Viene de la anterior página) Bajo algunas condiciones, se ha insistido que un commodity primario puede poseer cier- tas características comerciales que le permiten diferenciarse de otros. Intentos de este tipo son la asignación de nombres de origen a algunas materias primas (por ejemplo, carne vacuna “argentina”), o presentarlo de manera particular (es el caso del envasado de filetes de salmón chileno). A los efectos del extractivismo, esas diferenciaciones no son relevantes, y por lo general siguen intereses comerciales. También se encuentran referencias a los llamados bienes de lujo o prestigio, o preciosi- dades. Estos tienen sobre todo un valor simbólico en la sociedad, son costosos, no co- munes, y quienes los poseen son calificados como parte de una elite. Actualmente esto ocurre, por ejemplo, con minerales o “piedras preciosas” que sobre todo se utilizan en la joyería, tales como oro, diamantes o rubíes; alimentos como el caviar o camarones; etc. (la idea de preciosidades o bienes de lujo fue usada originalmente por Wallerstein, 1974). Para más información sobre estos términos consultar Rutherford, 2002 y Black, 2003; la definición de recursos naturales se basa en parte en WTO, 2010, pero aquí es extendida a agroalimentos y otros productos. También cumplen estas condiciones otras actividades, tales como algunas pesque- rías orientadas a exportar pescado sin procesar o como harina de pescado (en especial cuando el procesamiento se realiza en alta mar), algunas formas de piscicultura (como puede ser el caso de las salmoneras en el sur de Chile), y las camaroneras allí donde destruyeron los ecosistemas de manglares. Algunas otras actividades pueden ser consideradas extractivistas. Por ejemplo, el turismo de masas, como ocurre con los grandes cruceros, puede ser considerado una forma de extractivismo. En este caso, turistas extranjeros disfrutan de los paisajes, pero dejan impactos ambientales por residuos, contaminación, etc. Como ya se adelantó antes, los extractivismos se pueden también dividir entre dos modalidades: Directas, que corresponden a las apropiaciones directas de los recursos desde el ambiente, como la megaminería o pesquerías. Mediadas, cuando primero se debe modificar el ambiente, para después poder extraer los recursos. Un ejemplo de esta condición es primero deforestar un sitio para que después sea posible la agricultu- ra, y será en esa siguiente etapa cuando se realizan las cosechas. De una manera u otra, en todas las variedades de extractivismo están envueltos amplios efectos territoriales y ambientales, y casi siempre está organizado como econo- mías de enclave. Sin embargo, no es adecuado analizarlo como un “modo de produc- ción”. En cambio, aquí se analizarán sus particularidades bajo el concepto de “modo de apropiación” (abordado en el capítulo 8). Es un modo fuertemente territorializado, que 19 EXTRACTIVISMOS: ECOLOGÍA, ECONOMÍA Y POLÍTICA DE UN MODO DE ENTENDER EL DESARROLLO Y LA NATURALEZA corresponde a la primera etapa de cadenas o redes de producción y comercialización que son internacionales. En ese sentido, los modos de apropiación son las expresiones concretas de los primeros eslabones en esas cadenas globales, mientras que otras for- mas de extracción de recursos naturales son procesadas en cadenas nacionales. Entendido de esta manera, queda en claro que estamos frente a un concepto que es en buena medida plural por los diversos tipos de actividades que involucra. A su vez, como se verá en capítulos siguientes, se organiza económica y políticamente de manera diversa, y la presencia estatal también difiere entre sectores y países. Todo esto fundamenta las razones por las cuales los extractivismos deben ser entendidos como una pluralidad. Delimitando el concepto de extractivismo Establecido el marco básico de la definición es posible avanzar con otras precisiones adicionales. La primera de ellas es dejar en claro que hablar de “industrias extractivas” es un error conceptual. Si bien el término es muy frecuente, bajo la definición aquí pre- sentada, el extractivismo no es una “industria”. La simple extracción de un recurso no configura una industria, ya que lo que se exportan son materias primas, sin pasar por los procesamientos que son propios de la manufacturación. En sentido estricto, una industria se refiere a los sectores de manufacturación o construcción, los que toman materias primas y/o bienes intermedios, los procesan, modifican y ensamblan, para así obtener otros bienes físicos (mercaderías). Como resultado de esas modificaciones, los bienes iniciales adquieren un valor económico adicional (valor agregado) (véase por ejemplo, las definiciones en Black, 2003). Es evidente que hay diferencias sustanciales entre una cantera minera a cielo abier- to, y una planta siderúrgica; y también es diferente un pozo petrolero y sus estaciones de bombeo, de una fábrica de automóviles. Reconocer esas diferencias no implica ol- vidar que los recursos naturales extraídos, tales como minerales o hidrocarburos, po- drán alimentar procesos industriales, pero el concepto de extractivismo deja en claro que esas otras etapas ocurren en otros continentes. A pesar de todo esto, una y otra vez se insiste con la imagen del extractivismo como “industria”. Esto aparece en diversos frentes, desde los documentos del Banco Mundial a los discursos gubernamentales y empresariales. Esa insistencia no es ingenua, y cla- ramente apunta a invocar imágenes de fábricas repletas de obreros con lo que se espera lograr la adhesión de la opinión pública. Es un abuso que se usa para conquistar apoyo social para los emprendimientos mineros o petroleros, pero que carece de fundamento en los planos prácticos y conceptuales. Es, sin dudas, una exageración, no sólo porque 20 EXTRACCIÓN Y EXTRACTIVISMO: CONCEPTOS Y DEFINICIONES esas fábricas no existen, sino porque la demanda de empleo de esos emprendimientos es escasa y el valor agregado limitado. Otro problema a señalar ocurre con las confusiones que se generan por la ausencia de una definición precisa. No es raro que en algunas discusiones recientes se use el vocablo extractivismo, pero sin definirlo con precisión y por lo tanto se confunden ac- tividades muy diversas. Un buen ejemplo de esto son las duras críticas de García Linera (2012) a buena parte de indígenas y ambientalistas, pero que nunca deja en claro cuál es su propia definición de extractivismo, confundiendo actividades de consumo local o nacional, con otras insertadas en la globalización. En ese caso y en muchos otros se mezclan actividades distintas, tales como la megaminería con la minería local, o los monocultivos de soya con la agricultura campesina, y así sucesivamente. Cuando los términos y conceptos se usan de manera tan liviana, se termina cayendo en interpretar cualquier aprovechamiento de los recursos naturales como un extractivismo, lo que es obviamente un error. Otros dan incluso pasos adicionales, y se refieren a extrac- tivismos de la mente o de las emociones. Ante estas situaciones se vuelve evidente la necesidad de presentar definiciones ajustadas de los extractivismos. También ocurren ampliaciones del uso del término extractivismos desde otras esfe- ras. Una confusión usual es entender el concepto de extractivismo con el de una econo- mía primario exportadora. Si bien un país volcado a las exportaciones de commodities seguramente albergará sectores extractivistas, también en este caso, la economía pri- mario exportadora es un concepto distinto. Precisemos además, que hay países indus- trializados que no son primario exportadores, pero que poseen enclaves extractivistas muy importantes (un buen ejemplo es la minería en Australia). Otra ampliación exagerada es sostener que el extractivismo es casi un sinónimo de desarrollo o de capitalismo. Estos también son usos exagerados del término. Es cierto que los extractivismos además de representar emprendimientos específicos, expresan otros atributos de las economías nacionales, e incluso del capitalismo globalizado. Pero no puede irse más allá de esos puntos. El extractivismo no es un sinónimo, ni da cuen- ta, de la estructura y función de toda una economía nacional, la que incluye muchos otros sectores, actividades e instituciones. Tampoco puede usarse para describir el ca- pitalismo, ya que es un fenómeno mucho más amplio, con toda su carga económica, pero también política, social y cultural. Puede entenderse que la enorme preponderancia que han adquirido los extracti- vismos en los últimos años en varios países latinoamericanos, parecería dejar a otros temas bajo su sombra. Pero es necesario no extraviarse, y tener en claro que existen muchos otros componentes en cómo se expresa el desarrollo en cada país. 21

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