U.D. 3 Estructura, funcionamiento y enfermedades del aparato locomotor PDF

Document Details

Uploaded by Deleted User

I.E.S. Litoral

2024

Jose Manuel Durán Claros

Tags

anatomy human anatomy locomotor system

Summary

This document is a course module titled "Estructura, funcionamiento y enfermedades del aparato locomotor." It covers the anatomy, function, and diseases of the locomotor system. The course is for the 2024-2025 academic year, focusing on Radiotherapy and Dosimetry.

Full Transcript

U.D. 3 Estructura, funcionamiento y enfermedades del aparato locomotor Curso 2024 – 2025 C.F.G.S. “Radioterapia y Dosimetría”. Módulo “Anatomía por la Imagen”. I.E.S. Litoral (Málaga) Docente D. Jose Manuel Durán Claros 2/56 U.D. 3 Estructura, funcionamiento y enferme...

U.D. 3 Estructura, funcionamiento y enfermedades del aparato locomotor Curso 2024 – 2025 C.F.G.S. “Radioterapia y Dosimetría”. Módulo “Anatomía por la Imagen”. I.E.S. Litoral (Málaga) Docente D. Jose Manuel Durán Claros 2/56 U.D. 3 Estructura, funcionamiento y enfermedades del aparato locomotor. ÍNDICE 1 Estructura, funcionamiento y enfermedades del aparato locomotor............................ 4 1.1 Estructura y funciones de los huesos....................................................... 4 1.2 Clasificación de los huesos..................................................................... 6 1.3 Remodelación ósea............................................................................... 7 1.4 Marcas óseas: relieves y depresiones.................................................... 10 1.5 Huesos en el recién nacido.................................................................. 13 1.6 Huesos del cráneo y de la cara............................................................. 14 1.7 Columna vertebral.............................................................................. 21 1.8 Huesos de la caja torácica................................................................... 27 1.9 Huesos de la extremidad superior y la cintura escapular.......................... 29 1.10 Huesos de la extremidad inferior y la cintura pélvica................................ 33 1.11 Las articulaciones: elementos articulares y clasificación........................... 38 1.12 Elementos articulares en diferentes modalidades de imagenmédica........... 40 1.13 Músculos. Estructura y función............................................................. 42 1.14 Enfermedades del aparato locomotor. Clasificación.................................. 47 1.15 Imágenes radiológicas normales y patológicas del aparato locomotor......... 51 3/56 1. Reconocimiento de la anatomía, la fisiología y la patología del aparato locomotor en imágenes diagnósticas. 1.1. Estructura y funciones de los huesos. El sistema óseo conforma la estructura del cuerpo y tiene la función de proteger a los órganos (formando cavidades para protegerlos de posibles lesiones) así como de dar movimiento al cuerpo, junto con el sistema muscular. Pero también ofrece soporte al organismo, regula la concentración de calcio en la sangre (mediante la movilización de minerales desde la matriz ósea a través de la sangre para poder llegar al organismo), conforma la principal reserva de calcio y, por último, se encarga de la formación de los glóbulos rojos de la sangre. Este proceso se llama hematopoyesis y tiene lugar en la medula ósea roja. Por su parte, la médula ósea amarilla está compuesta fundamentalmente de grasa. 4/56 Un ser humano adulto tiene un total de 206 huesos que componen su esqueleto. Un neonato tiene un mayor número de huesos los cuales se irán uniendo a lo largo de la etapa de desarrollo hasta llegar a los 206. Los huesos están formados por células que dan lugar al tejido óseo y por una serie de minerales tales como el calcio o el fósforo. Más concretamente, se dividen en tres tipos de componentes: Sustancia osteoide: formada por material orgánico que aún no ha mineralizado cuyo principal componente es la proteína en forma de colágeno y otros elementos extracelulares como los mucopolisacáridos. Minerales: el calcio y el fosfato se unen para formar una capa cristalizada, llamada hidroxiapatita, sobre la sustancia osteoide dando lugar a un tejido que ofrece mayor protección y sujeción a los huesos. Células: en el hueso hay varios tipos de células pero tenemos que destacar dos; los osteocitos y los osteoclastos: ◦ Osteoblastos: son los responsables de formar el hueso sintetizando la sustancia osteoide. Los osteoblastos se forman a partir de las células osteoprogenitoras. Cuando quedan rodeados de matriz se convierten en osteocitos. Los osteocitos representan aproximadamente el 95% del total de células de este tejido. ◦ Osteoclastos: son los encargados de descomponer el tejido óseo mineralizado con el fin de reabsorber que serán reutilizadas. Los osteoclastos derivan de células hematopoyéticas, en concreto de la línea monocito-macrófago y se forman por fusión de varias células dando lugar a una gran célula. En el hueso, el tejido óseo se organiza en: Tejido óseo compacto: forma la parte externa y rígida del hueso. Tejido esponjoso: se encuentra en el interior del hueso y está formado por pequeñas láminas llamadas trabéculas y que, entrecruzadas, forman una malla. En el tejido esponjoso tiene lugar el intercambio entre los nutrientes y el oxígeno transportado por los vasos sanguíneos. Clasificación de los huesos. https://www.youtube.com/watch?v=UTSaL6OJKbw ILERNA (On-Line) 5/56 1.2. Clasificación de los huesos. El tejido compacto o esponjoso variará según la disposición del hueso. La forma de cada uno de ellos se usa para su clasificación lo que también ayuda a la hora de observarlos por la técnica de radiología simple. Existen cuatro tipos de huesos según su morfología: Largos: en ellos predomina la longitud en una de las tres dimensiones del espacio como, por ejemplo, el fémur y se componen de la diáfisis (zona en el centro y con forma de tubo), dos epífisis (situadas en los extremos y cubiertas de un cartílago llamado hialino articular), la cavidad medular (se encuentra dentro de la diáfisis y es una zona vacía formada por medula ósea amarilla), el periostio (membrana fibrosa que cubre al hueso) y el endostio (membrana más delgada que cubre la cavidad medular). En la etapa de crecimiento, existe un componente cartilaginoso, llamado metáfisis, que ayuda al desarrollo del hueso y que se encuentra entre la diáfisis y la epífisis. Cortos: son huesos de extensión más corta y también están cubiertos por cartílago articular. Los huesos cortos suelen unirse a otros para formar las articulaciones móviles. Planos: su disposición ancha y plana los hace óptimos para proteger a los órganos del interior del cuerpo. Entre ellos se encuentran los huesos del tórax o del cráneo. Irregulares: es el resto de huesos que por su morfología no encajan en la clasificación anterior. Un ejemplo de huesos irregulares son las vértebras o la mandíbula. 6/56 1.3. Remodelación ósea. La osificación es el proceso mediante el cual se crea nuevo material óseo por los osteoblastos. Existen dos procesos para formar tejido óseo normal: la osificación intermembranosa y la osificación endocondral. Por una parte, la intermembranosa se basa en la formación de tejido óseo a partir de tejido conjuntivo primitivo (mesénquima). Por la otra, la endocondral utiliza el cartílago como precursor. Es el proceso por el cual el tejido óseo se regenera inducido por una lesión o por una fractura. También sucede de manera continuada en función de las etapas del crecimiento o de los esfuerzos físicos a través de hormonas que controlan la interacción entre los osteoblastos (generadores de hueso) y los osteoclastos (destructores de hueso). La regeneración ósea, realizada por los osteoblastos, se denomina osteogénesis, a través de la cual se construye tejido nuevo en el hueso. Esto tiene lugar también gracias a la acción de los osteoclastos encargados de la resorción ósea a través de la cual deshacen tejido óseo que ya no sirve para ser sustituido por uno nuevo. El equilibrio entre los osteoblastos y los osteoclastos se conoce como balance óseo. Será positivo cuando la actuación de los primeros supere la de los segundos, generando un nuevo tejido óseo sano. Por el contrario, cuando sea negativo existirá una pérdida de masa ósea indicativo de alguna patología como, por ejemplo, la osteoporosis. El proceso celular sucede en zonas concretas que se llaman unidades multicelulares básicas (BMU). Dentro de cada una de ellas tienen lugar las siguientes fases: Activación: los osteocitos y las células de revestimiento situadas alrededor de una lesión activan los preosteoclastos lo que los permite madurar en células diferenciadas e iniciar la siguiente fase. Resorción: los osteoclastos se conectan a la superficie ósea y deshacen el hueso en dos fases. Primero disuelven la parte mineral (creando un ambiente ácido en el entorno del hueso) y después atacan la parte orgánica mediante enzimas. Una vez finalizada la labor, los osteoclastos mueren de manera programada. Formación: diversos factores biológicos hacen que los osteoblastos se concentren en el lugar de remodelación ósea y generen una nueva matriz orgánica (osteoide). Tras varios días, el osteoide se calcifica, llegando a su madurez transcurridos dos meses. Reposo: algunos de los osteoblastos de la fase anterior se diferencian como osteocitos y forman parte de la matriz ósea. Mientras que otros permanecen en la superficie del hueso convertidos en células de revestimiento. 7/56 Al igual que el resto de órganos del cuerpo, el esqueleto también se regenera varias veces a lo largo de la vida. Sin embargo, puesto que la remodelación ósea es un proceso lento, la sustitución completa sucede aproximadamente cada siete años. Histología del tejido óseo. A nivel histológico, podemos observar la distribución de sus componentes: En esta imagen se encuentran las células formadoras de hueso llamadas osteoblastos, las cuales alinean la superficie del hueso. Asimismo, en el interior de la matriz ósea se observan osteocitos. 8/56 En esta imagen tenemos la epífisis de un hueso largo en desarrollo. Vemos una placa de crecimiento entre los centros de osificación primaria (abajo) y secundaria (arriba). Vascularización e inervación de los huesos. El hueso es un órgano vivo, con actividad y remodelación constante, por lo que necesita una correcta vascularización. La vascularización de hueso consiste en un sistema aferente (arterias que llegan al hueso) y uno eferente (sistema venoso que sale del hueso). No todos los huesos presentan el mismo nivel de irrigación, y esto condiciona su comportamiento y respuesta ante posibles fracturas. Por ejemplo, el astrágalo es el hueso menos irrigado, porque no presenta inserciones musculares y está rodeado de cartílago. Por eso, cuando este hueso se rompe aumenta la probabilidad de necrosis. Los nervios acompañan a los vasos sanguíneos que nutren los huesos. El periostio presenta una importante inervación de nervios sensitivos, responsables del dolor. El periostio es muy sensible al desgarro o a la tensión, lo que explica el dolor agudo cuando se sufre una fractura ósea. 9/56 1.4. Marcas óseas: relieves y depresiones. Cada uno de los huesos, al tener una morfología diferente, presenta marcas específicas que podrán clasificarse como relieves o depresiones y como articulares o no articulares. Relieves o elevaciones articulares: saliente del hueso que forma una articulación. Se diferencian los siguientes tipos: ◦ Cóndilo: es un área amplia de superficie ovalada y convexa para encajar en otro hueso con superficie cóncava y formar así una articulación. Un ejemplo es el cóndilo del fémur. ◦ Epicóndilo: situado encima del cóndilo, es el punto de inserción de músculos y ligamentos. Por ejemplo, el epicóndilo del húmero. ◦ Cabeza: protrusión esférica situada en los extremos de algunos huesos. Un ejemplo es la cabeza del fémur. ◦ Tróclea: extremo en forma de polea. Por ejemplo, la tróclea de las falanges. ◦ Epitróclea: situada encima de la tróclea. Por ejemplo, la epitróclea del codo. ◦ Maléolo: elevación con forma semiesférica que se encuentra en la articulación del tobillo, en la tibia y en el peroné. Relieves o elevaciones no articulares: no conectan con otros huesos sino que sirven como puntos de fijación de músculos y tendones. Se clasifican en: ◦ Trocánter: relieve ancho con forma romboide. Por ejemplo, el trocánter del fémur. ◦ Tubérculo: eminencia de forma redondeada y pequeña. Por ejemplo, los tubérculos de las vértebras. ◦ Tuberosidad: elevación amplia y redondeada más grande que un tubérculo. Por ejemplo, la tuberosidad del maxilar. ◦ Protuberancia: relieve más ancho que un tubérculo pero más bajo. Un ejemplo es la protuberancia anular. ◦ Cresta: borde elevado o saliente alargado. Por ejemplo, la cresta ilíaca situada en la pelvis. ◦ Línea: parecida a la cresta pero más baja. ◦ Espina: de aspecto puntiagudo, la más conocida es la espina escapular. ◦ Apófisis o proceso: prominencia que sirve de inserción de ligamentos o de músculos. Como por ejemplo la apófisis de las vértebras. 10/56 Depresiones articulares: hendi- duras en el hueso que se unen con las elevaciones para crear una base de apoyo entre huesos. Se dividen en los siguientes tipos: ◦ Cavidad glenoidea: superficie semi-ovalada del omóplato que aloja la cabeza del húmero. ◦ Cavidad cotiloidea o acetábulo: concavidad presente en el hueso ilíaco que alberga la cabeza del fémur. ◦ Fóvea: hoyo o fosa del hueso donde se inserta otro. Por ejemplo, la fóvea de las costillas. También existen fóveas no articulares, como por ejemplo la fóvea dental. Omóplato visto de perfil. Depresiones no articulares: facilitan el transcurso de los vasos y los nervios para el intercambio con el resto del organismo. ◦ Surco: cavidad terminada en punta. Como, por ejemplo, el surco costal. ◦ Canal: es un agujero de forma tubular en hueso duro. Un ejemplo es el canal medular. ◦ Foramen: cualquier orificio de forma irregular que atraviese el hueso, como por ejemplo el foramen magno en el cráneo. 11/56 ◦ Escotadura o incisura: hendidura profunda en el borde lateral. La escotadura pélvica es un ejemplo de este tipo de depresión no articular. ◦ Fisura: surco generado en la unión entre dos huesos sin separación entre ellos. Por ejemplo, las fisuras craneales. ◦ Fosa: cavidad ancha y alargada. La fosa condilar, cerca del foramen magno, es un ejemplo de esta marca ósea. ◦ Seno: cavidad abierta dentro del interior de un hueso, como, por ejemplo, el seno frontal. ◦ Celdilla: seno pequeño. Por ejemplo, la celdilla del etmoides que se encuentra localizado en uno de los huesos del cráneo. ◦ Antro: es una cavidad más cerrada que un seno. Como por ejemplo el antro de Higmore. 12/56 MARCAS OSEAS Relieves Depresiones Cabeza. Tróclea. Fóvea. Maléolo. Cavidades: Articulares Epitróclea. – Glenoidea Epicóndilo. – Cotiloidea Cóndilo. Antro. Apófisis o proceso. Fóvea. Trocánter. Seno. Tubérculo. Escotadura. Espina. Canal. No articulares Cresta. Celdilla. Línea. Foramen. Protuberancia. Surco. Tuberosidad. Fisura. Fosa. 1.5. Huesos en el recién nacido. El cuerpo de un bebé cuando nace contiene aproximadamente 300 huesos. Con el paso del tiempo, estas estructuras se van fusionando y forman el esqueleto adulto con 206 huesos. Esta separación en neonatos permite su salida a través del canal del parto. A nivel de la cabeza, los recién nacidos presentan fontanelas o puntos blandos, que son las separaciones que, durante aproximadamente de 12 a 18 meses, se observan como parte del desarrollo normal entre los huesos del cráneo de un bebé. Con el crecimiento, estas fontanelas se sustituyen por las suturas craneales, que son los puntos de unión entre los huesos del cráneo en una persona adulta. 13/56 1.6. Huesos del cráneo y de la cara. Salvo la mandíbula, todos los huesos de la cabeza son fijos y están unidos mediante articulaciones fibrosas llamadas suturas las cuales existen únicamente en el cráneo y en los huesos faciales. Huesos del cráneo y la cara. https://www.youtube.com/watch?v=TGfdOrcIKP4 ILERNA (On-Line) La bóveda craneal está compuesta por los huesos parietales, temporales, frontal, occipital, esfenoides y etmoides que tienen la función de albergar el cerebro y, por lo tanto, gran parte del sistema nervioso central. Los huesos de la cara, también llamados en su conjunto esqueleto facial son los huesos nasales, lagrimales, cigomáticos, maxilares, conchas nasales, palatinos y hueso vómer. La mandíbula no está considerada como un hueso de esta región sino como un elemento aparte. 14/56 1.6.1. Visión anterior o frontal del cráneo. Se estudia en cinco regiones cada una asociada a un hueso específico: Frente o hueso frontal: se trata de la parte anterosuperior de la cabeza. Forma la mitad superior del reborde orbitario (de la cuenca ocular), apoyándose en la parte más lateral con el hueso cigomático, el cual forma el pómulo. Sobre el reborde orbitario superior, se encuentran un tipo de crestas denominadas arcos superciliares los cuales dan volumen a la parte de las cejas. Sobre el arco superciliar se encuentra el agujero supraorbitario por el cual pasan los vasos y nervios que se reparten por los párpados y algunos músculos y el seno frontal. Hueso cigomático: situado en la parte más exterior de la cara, en el borde lateral e interno de la órbita (cavidad ósea en cuyo interior se encuentran los globos oculares). Es el hueso saliente de la mejilla. Huesos nasales: de pequeño tamaño y con forma piramidal, forman el puente de la nariz. Se articulan entre sí en la línea media craneal y limitan en la parte superior con el hueso frontal y en la parte lateral con los salientes de la mandíbula. La unión de los huesos nasales junto con cartílagos, dará lugar a la morfología característica de la nariz. Hueso maxilar: ocupa la parte inferior de la órbita craneal, la parte superior de los dientes y la parte lateral de los huesos nasales. Mandíbula: formado por la base (en la parte inferior) y por la porción alveolar (en la parte superior), este hueso conforma la boca del ser humano donde se hallan los dientes inferiores. De su parte posterior emergen unas ramas que presentan dos salientes: la apófisis condilar y la apófisis coronoides. 15/56 1.6.2. Visión lateral del cráneo. De perfil, los huesos faciales tales como el hueso nasal, el cigomático y el maxilar, siguen observándose desde esta perspectiva. Sin embargo, aparecen cuatro huesos, además del frontal, pertenecientes a la bóveda craneal: Parietal: situado en la parte trasera del hueso frontal, en la parte delantera del hueso occipital y en la parte superior del hueso temporal respectivamente. El hueso parietal está dividido en dos en cuyo centro se encuentra la sutura sagital. Occipital: situado en la parte más posterior e inferior del cráneo en cuya base se encuentra el foramen magno gracias al cual se comunica el sistema nervioso central con el resto del organismo a través de la columna vertebral. Esfenoides: situado en la parte central y anterior de la bóveda craneal, delimitado por el hueso parietal, temporal y frontal. En él se encuentra la silla turca que es una cavidad encargada de proteger la glándula pituitaria o hipófisis. Temporal: hueso irregular y fino situado en la parte lateral e inferior del cráneo, entre el hueso occipital y parietal. Dada la fragilidad del hueso temporal y puesto que la arteria meníngea pasa por este lado, esta puede romperse y dar lugar a un hematoma epidural (acumulación de sangre entre la parte interna del cráneo y el tejido conectivo externo). Está formado por tres partes, llamadas porciones, unidas entre sí. ◦ Escamosa: situada en la parte superior del hueso temporal donde limita con el hueso parietal. En su extremo inferior se encuentra la apófisis cigomática que junto con la apófisis temporal se unen para formar el arco cigomático el cual influye en la masticación. ◦ Timpánica o hueso timpánico: constituye las paredes del conducto auditivo externo. ◦ Petromastoidea: a su vez se divide en dos porciones: ▪ Petrosa o peñasco: no es visible lateralmente pero sí desde una perspectiva inferior del cráneo. Alberga los órganos auditivos y responsables del equilibrio. ▪ Mastoidea: situada en la parte más posterior del cráneo, por detrás de la porción timpánica. La zona donde convergen los huesos parietal, temporal, frontal y esfenoides se llama pterión. 16/56 Desde esta perspectiva periférica del cráneo también se pueden observar las diferentes suturas que conectan todos los huesos a través de fibras de colágeno, las cuales se clasifican de la siguiente manera: Esfenoparietal: en esta articulación se encuentra, en su parte inferior, el pterión y une el hueso esfenoides con el hueso parietal. Coronal: mantiene unidos los huesos frontal y parietal. Esfenoescamosa: unifica el hueso esfenoides con la porción escamosa del hueso temporal. Escamosa: articula el hueso parietal con la porción escamosa del hueso temporal. Lamboidea: en esta sutura se ensamblan los huesos parietal y occipital. Parietomastoidea: unifica la porción mastoidea del hueso temporal con el hueso parietal. ◦ Occipitomastoidea: a través de esta sutura se une la porción mastoidea del hueso temporal con el hueso occipital. 17/56 1.6.3. Visión posterior del cráneo. De esta posición, se observan los huesos parietal, temporal y en mayor medida el hueso occipital donde ya puede visualizarse la escama de este tejido óseo que se une con el hueso parietal a través de la sutura lamboidea. La escama del hueso occipital se divide en dos superficies: la cara endocraneal y la cara exocraneal. 18/56 1.6.4. Visión superior La parte superior de la bóveda craneal, que también es el espacio que ocupa el cerebro, está formada por los huesos parietal, frontal y occipital, los cuales pueden estudiarse también desde esta perspectiva. Se distinguen dos zonas que suponen la intersección de varias suturas: Bregma: región donde se unen las suturas coronal y sagital. Lambda: lugar de confluencia de las suturas lamboidea y sagital. 1.6.5. Visión inferior del cráneo Desde esta posición, la base craneal se divide en las siguientes secciones: Parte anterior: en esta zona se encuentran los dientes, el paladar y el hueso palatino que se sitúa cerca de las fosas nasales y funciona como caja de resonancia al hablar junto con la cavidad nasal. Parte media: ocupa desde la parte trasera del paladar duro (formado por el maxilar y el hueso palatino) hasta el primer borde del foramen magno. A su vez, se divide en dos mitades: ◦ Anterior: formada por el esfenoides, que ocupa la mayor parte de esta mitad, y el hueso vómer el cual se sitúa en la línea media del anterior y configura la parte trasera del tabique nasal. 19/56 ◦ Posterior: esta subregión está formada por la porción petromastoidea, con forma triangular, y la porción basilar que limita con la anterior en la parte posterior. En los huesos temporales se hallan, desde esta perspectiva, el conducto carotídeo (por el cual pasa la arteria carótida) y la porción cartilaginosa de la trompa auditiva. Parte posterior: ocupa la zona que abarca desde el borde anterior del agujero magno hasta las líneas nucales superiores. Esta sección está formada por el hueso temporal, más concretamente por la porción mastoidea, y por el hueso occipital en el cual destacan dos formaciones principalmente: ◦ Cóndilos occipitales: son dos estructuras elevadas situadas una a cada lado del foramen magno. Gracias a estos el hueso occipital se une con el atlas (primera vértebra cervical). A ambos lados de los cóndilos se encuentra el conducto hipogloso (nervio encargado de los movimientos de la lengua) y en el lado anterior se halla el agujero yugular (cavidad por la cual pasa la vena yugular). ◦ Escama: se encuentra en la parte ulterior del foramen magno. 20/56 1.6.6. La articulación temporomandibular. Con articulación temporomandibular se hace referencia a una articulación sinovial que se encuentra entre el hueso temporal y la mandíbula. Está formada por la unión de ambos lados de la cabeza de los cóndilos de la mandíbula con el hueso temporal, entre los que existe un disco articular. Asimismo, se trata de la única articulación móvil que hay en la cabeza, junto con la cabeza del atlantooccipital. En esta estructura se insertan grupos musculares específicos, que permiten a la mandíbula ejecutar movimientos de apertura, cierre, protrusión, retrusión y lateralidad. De este modo, se garantiza la posibilidad de realizar funciones básicas como la masticación o el habla. Vascularización e inervación de las articulaciones. La sangre llega a las articulaciones a través de las arterias que forman redes y consiguen llegar hasta su interior. Junto con este sistema aferente, encontramos el sistema venoso que lo acompaña. Además, las articulaciones tienen una rica inervación. Los nervios articulares derivan de los cutáneos e informan sobre la sensación de movimiento o cambios de posición. 1.7. Columna vertebral. La columna vertebral es una estructura ósea, situada en la parte dorsal del tronco, que va desde la cabeza hasta la pelvis. Como se ha comentado con anterioridad, en su interior se encuentra la médula ósea, clave en la producción de linfocitos (que conforman el sistema inmunitario) y la hematopoyesis. La columna vertebral consta cinco regiones que, a su vez, se componen de huesos: elementos que funcionan como engranajes que se conectan entre sí. 21/56 Para verlo con mayor claridad, a continuación se resumen los constituyentes de la columna vertebral. Elementos de la columna vertebral: Vértebras. Son cada una de las piezas óseas que conforman la columna. Estas a su vez están constituidas por un arco vertebral: componente que ayuda a proteger la médula espinal. Dicho arco se divide en partes más pequeñas (pedículos, láminas y procesos). Discos intervertebrales. Piezas blandas de tejido cartilaginoso que amortiguan y evitan la fricción entre varias vértebras. Los encargados de lograrlo son: un núcleo pulposo situado en el centro y un anillo fibroso en su parte externa. 22/56 Ligamentos. Estructuras de tejido fibroso que posibilitan la unión de las vértebras. Existen cuatro tipos de ligamentos: longitudinal anterior (desde el cráneo hasta el hueso sacro), longitudinal posterior (cubren la parte trasera de las vértebras y reviste la parte anterior del canal vertebral), ligamento amarillo (se halla entre láminas contiguas) e interespinoso (entre las apófisis espinosas de vértebras adyacentes). Nervios. Ocho cervicales, doce dorsales, cinco lumbares, cinco sacros y un coccígeo. 23/56 1.7.1. Anatomía. En un primer momento, durante la infancia, la columna vertebral está compuesta por treinta y tres vértebras. Sin embargo, en la etapa adulta, estas pasan a ser veintiséis aproximadamente. En este sentido, existen diferentes tipos de vértebra, recogidas en varios grupos, que se pueden estudiar en el cuadro siguiente: TIPO DE VÉRTEBRAS GRUPO CANTIDAD NOMBRE OBSERVACIONES C1 Atlas Situadas en la zona del cuello. La Cervicales 7 C2 Axis primera de ellas se llama atlas y la C3 – C7 segunda axis. Forman la parte central de la columna Torácicas 12 T1 – T12 vertebral. Sirven de punto de inserción para los huesos costales. Situadas en la zona anteromedial del abdomen. Son los tramos más Lumbares 5 L1 – L5 gruesos de la columna vertebral. Las cinco vértebras que lo conforman se sueldan para formar un único Hueso sacro 5 S1 – S5 hueso. Están situados en la parte posterior de la pelvis y juntos forman la articulación sacroilíaca. Vestigio anatómico de una cola, no participa con las demás vértebras en Coxis de 3 a 5 Co1 – Co5 el reparto de peso para la bipedestación. En la senectud puede llegar a fusionarse con el sacro. La columna vertebral, a su vez, se divide en planos sagitales separando su estudio en tres pilares: Anterior: abarca la mitad frontal del cuerpo vertebral de los discos intervertebrales y el ligamento longitudinal anterior. Medio: se compone de la mitad dorsal del cuerpo vertebral hasta el ligamento longitudinal posterior y de los discos intervertebrales. Posterior: todos los elementos del arco vertebral hasta el ligamento amarillo. 24/56 Pilar anterior Pilar medio Pilar posterior 25/56 1.7.2. Curvaturas vertebrales normales y patológicas. La columna vertebral de un neonato presenta una única curvatura cóncava hacia el lado ventral (cifosis). El desarrollo de la bipedestación corrige la columna para repartir el peso buscando el centro de gravedad corporal. Por lo que esa única curvatura original, cambia de sentido en algunos tramos (lordosis). En condiciones normales, en un adulto, las regiones cervical y lumbar presentan lordosis y las regiones dorsal y coccígea presentan cifosis. Un aumento de la curvatura en el sentido de la cifosis se denomina hipercifosis y se puede observar de manera natural en la senectud. Sin embargo, existen patologías como la espondilitis anquilosante (inflamación de articulaciones de las vértebras lumbares) o la enfermedad de Scheuermann (deformidad de las vértebras torácicas) que pueden derivar en una hipercifosis precoz. De manera similar, un aumento de la curvatura en el sentido de la lordosis se denomina hiperlordosis. Esta alteración ósea es habitual en embarazadas y en personas con sobrepeso. Pacientes con acondroplasia (enanismo) también presentarán esta alteración. La patología más común que altera la alineación del raquis en el plano medial, es la escoliosis la cual es una enfermedad normalmente idiopática (de causa desconocida pero ocasionalmente de origen neurológico o congénito. Consiste en desviaciones laterales de la columna donde las vértebras a su vez presentan rotación en el plano axial. Para poder valorar la gravedad de la curva escoliótica se utiliza un método, llamado ángulo de Cobb, que mide el ángulo de desviación del raquis. Para ello, se toman como referencia la parte superior de la primera vértebra y la parte inferior de la última vértebra de la deformidad. Posteriormente, se trazan dos líneas que discurran por estas. Después se dibujan dos líneas perpendiculares a las anteriores que se crucen en algún punto. El ángulo superior de esta intersección determinará la desviación de la columna. El grado de escoliosis se evalúa en una radiografía simple frontal. A partir de 50°de desviación, se considerará una escoliosis de tipo grave y por debajo de 10° no se considerará escoliosis. La vértebra más distal al plano sagital determinará la localización de la curva y la denominación dependerá de la región donde se halle. Por ejemplo, si se encuentra entre la D12 y la L1, se llamará curva toracolumbar. 26/56 Las curvas más habituales de esta patología son las toracolumbar y lumbar izquierdas y la torácica derecha. Para su tratamiento, en caso de considerarse necesario, se podrán utilizar corsés especialmente diseñados para corregir la desviación, o cirugía. Aproximadamente un 3% de la población mundial sufre escoliosis. En los casos más graves puede desencadenar fuertes dolencias lo que impide que se puedan realizar actividades cotidianas de manera normal. 1.8. Huesos de la caja torácica. La región anatómica del tórax comprende la caja torácica que es el conjunto de huesos que protegen a gran parte de los órganos del aparato respiratorio y cardiovascular, indispensables para la vida humana. La caja torácica tiene una forma cónica y está formada por dos tipos con morfología distinta: el esternón y las costillas. También es un punto de anclaje de la mayor parte de los músculos del cuello, de la espalda y de los brazos, así como de la cintura escapular del hombro. Los huesos que conforman la caja torácica son: Esternón: se trata de un hueso largo, plano que mide quince centímetros de extremo a extremo. Está situado en la parte más ventral de la caja torácica. Su principal función es la de proteger al corazón y los pulmones; y también servir de articulación para las costillas. Se encuentra dividido en tres partes: 27/56 ◦ Manubrio: situado en la parte superior del esternón, tiene las escotaduras (depresiones) donde se articulan la primera y la segunda costilla. También se articulan en este hueso las clavículas. ◦ Cuerpo del esternón: situado inferior al manubrio, se articula con este a través de la sínfisis manubrioesternal donde se forma un relieve óseo, en la parte ventral, llamado relieve de Louis. Desde la segunda costilla hasta la séptima se encuentran unidas con los laterales de este hueso en cada de sus escotaduras. ◦ Apófisis xifoides: forma la parte inferior del esternón. Es cartilaginoso en edades tempranas y se calcifica en adelante. Costillas: se trata de una serie de huesos planos, largos y curvados cuya función es proteger a los órganos del tórax y entre ellas se sitúan una serie de músculos llamados intercostales que colaboran en los movimientos respiratorios. Las costillas verdaderas se llaman de este modo dado que forman el tórax propiamente dicho. Las otras costillas que no están unidas directamente con el esternón se encuentran en el abdomen. Son veinticuatro huesos (o doce pares) repartidos a cada lado del tórax de manera simétrica. Todos ellos se articulan con la columna vertebral en cada una de sus vértebras torácicas. Las siete primeras reciben el nombre de verdaderas o esternales y están unidas a través del cartílago costal directamente con el esternón. Las tres siguientes se denominan falsas o asternales y están conectadas con el cartílago del séptimo par. Las dos últimas costillas se llaman flotantes y no están conectadas al esternón. 28/56 1.9. Huesos de la extremidad superior y la cintura escapular. 1.9.1. Extremidad superior. Se trata de una región corporal que se divide en diferentes partes y que se caracteriza por su movilidad y su capacidad para aprehender, sujetar y/o manipular objetos. Se detallan a continuación cada una de estas partes: Mano: es la parte más distal de la extremidad superior y se articula con el resto de la misma a través de la muñeca. Se compone también de cinco dedos que son imprescindibles para la función prensil. ◦ Dedos: cada uno de ellos está formado por tres falanges (salvo en el caso del pulgar, que tiene dos) articuladas entre sí siendo el extremo más distal una tuberosidad. ◦ Metacarpo: los extremos proximales de las falanges se unen con cinco huesos llamados metacarpianos que constituyen la palma y el dorso de la mano. Las cabezas de estas articulaciones dan lugar a unas marcas corporales llamadas nudillos. Los extremos proximales de estos huesos se unen con el carpo. ◦ Carpo: también llamada coloquialmente muñeca, se compone de ocho huesos organizados en dos filas. Una distal (formada por los huesos trapecio, trapezoide, hueso grande y hueso ganchoso) y otra proximal (formada por los huesos escafoides, semilunar, piramidal, pisiforme). 29/56 La articulación de la muñeca puede efectuar movimientos de flexión y extensión en su eje laterolateral así como de rotación medial y lateral en el eje sagital. En el cuerpo humano hay varios huesos estiloides (con forma de estilete) que sirven como punto de fijación para huesos y ligamentos. Podemos encontrarlos en los huesos temporales, en el tercer metacarpiano y en el quinto metatarsiano. Antebrazo: se articula con el carpo en su parte más próxima y se compone de dos huesos largos, el cúbito situado en la cara interna y el radio situado en la cara externa. ◦ Cúbito: es el más largo de los dos y su sección tiene forma triangular de manera que se va ensanchando de su parte distal (compuesta de una cabeza y una apófisis estiloides) a su parte proximal (destaca una prominencia llamada olécranon, palpable como la punta del codo, una apófisis coronoides situada bajo el olécranon y una escotadura radial que forma la articulación entre el cubito y el radio). ◦ Radio: se estrecha desde su parte distal (donde se ubica su apófisis estiloides y se unen el escafoides y el semilunar) hasta su extremo proximal (presenta una cabeza que se articula con el cóndilo del humero y una tuberosidad). 30/56 El codo es, en realidad, la conjunción de los huesos húmero, cúbito y radio que forman tres articulaciones respectivamente que comparten una misma cavidad sinovial. Estas tres articulaciones son la cúbitotroclear, la radiocapitelar (radio con el cóndilo) y la radiocubital. Las dos primeras se encargan de la flexión y extensión del antebrazo, mientras que la última, permite los movimientos específicos de pronación y supinacón. Brazo: se compone de un único hueso largo, el húmero. En su extremo distal forma, con el antebrazo, la articulación del codo. ◦ Húmero: tiene un cuerpo de geometría triangular en su corte transversal. En el extremo superior la cabeza se une a la cavidad glenoidea de la escápula. Rodeando esta elevación hay un perímetro de textura rugosa llamado cuello anatómico donde se insertan varios músculos, en especial en dos relieves llamados troquín (tubérculo menor) y troquíter (tubérculo mayor). En la unión entre el cuerpo y el extremo superior existe una región ligeramente más delgada y propensa a fracturas llamada cuello quirúrgico. En el extremo inferior del húmero se hallan el cóndilo, el epicóndilo, la tróclea, la epitróclea y tres fosas denominadas coronoidea, olecraniana y radial. 31/56 1.9.2. Cintura escapular. Es un conjunto de huesos formado por la clavícula, situada en el segmento proximal, y por la escápula (omóplato), situada en la parte posterior. También llamada cintura pectoral, sirve como conexión de la parte superior y la parte transversal del esqueleto y también para unir los músculos dorsales, del cuello y parte de la espalda. Clavícula: es el hueso más largo de la cintura escapular y se encarga de unir el tronco con las extremidades superiores. Consta de dos extremos: el acromial, que se une con la escápula en su marca ósea llamada acromion, y el esternal que se articula con el manubrio esternal. Escápula: es el hueso más grande de la cintura pectoral y tiene forma triangular. Se pueden distinguir diferentes referencias óseas:  Ángulos: se pueden encontrar el superior, el inferior y el lateral, el cual destaca por su cavidad glenoidea, y que, al unirse con la cabeza del húmero, forma la articulación glenohumeral.  Bordes: los límites de la cintura escapular se distinguen por ser delgados y afilados en la parte superior y más gruesos en el lateral.  Superficies: se distinguen dos zonas, la anterior o costal que es el punto de inserción de varios músculos. Tiene una estructura homogénea salvo por la fosa escapular, la cual es una depresión en el lado inferior que ocupa gran parte del omóplato, y por la apófisis coracoides la cual está situada sobre la cavidad glenoidea. La otra zona, llamada posterior o dorsal, tiene un rasgo referente que consiste en una protuberancia denominada espina escapular. Esta espina separa dos regiones importantes llamadas fosa supraespinosa y fosa infraespinosa de tamaño desigual entre ellas y que sirven como punto de inserción de músculos que conectan con el húmero. La espina escapular tiene una elevación próxima a la apófisis coracoides, llamada acromion. 32/56 Cintura escapular. 1.10. Huesos de la extremidad inferior y la cintura pélvica. 1.10.1. Cintura pélvica. La cintura pélvica es la estructura ósea que conecta la parte del tronco con el fémur (extremidades inferiores) y que está formada por el hueso sacro y los coxales (caderas). Hueso sacro: se sitúa por debajo de las vértebras lumbares y por encima del coxis y su función principal es la de ayudar a repartir el peso de la parte superior del cuerpo hacia la parte inferior. El sacro se fusiona con los huesos coxales en la parte posterior de la cintura pélvica. Coxal o ilíaco: cada hueso coxal (uno a cada lado del hueso sacro) está formado por la unión de tres estructuras óseas que se acaban fusionando en la edad adulta, de manera que los límites de cada uno de ellos son difícilmente visibles. Estos tres huesos se detallan a continuación: Ilion: situado en la parte superior del hueso coxal constituye el hueso más grande de la cintura pélvica. Se pueden distinguir en él un ala (que se extiende a los laterales de la columna vertebral) y una cresta (punto más superior del ilion). Isquion: situado en la parte posterior del hueso coxal y por debajo del ilion, constituye una parte importante de apoyo cuando se toma asiento. 33/56 Pubis: situado en la parte anterior del hueso coxal. La unión de los dos huesos del pubis, se denomina sínfisis púbica y se localiza en la parte superior de los genitales externos. En el hueso iliaco, existe una cavidad llamada acetábulo, donde se articula la cabeza femoral y que surge de la fusión de los huesos ilion, isquion y pubis formando así la articulación pélvica. 34/56 1.10.2. Extremidad inferior. Las extremidades inferiores son cada una de las partes unidas al tronco mediante la pelvis e incluyen el muslo, la pierna, el pie, la rodilla y el tobillo siendo estas dos últimas articulaciones. Esta región corporal permite la bipedestación y por tanto, el desplazamiento con la ayuda del sistema muscular. Muslo: está constituido por un solo hueso, el fémur el cual se articula con la pelvis en su parte superior a través del acetábulo y en su parte inferior con la tibia a través de la articulación de la rodilla. El fémur es el hueso más largo del cuerpo humano y consta de tres partes diferenciadas: ◦ Extremo proximal o epífisis: consta de dos partes importantes. La primera es la cabeza que se une con la pelvis mediante el acetábulo y que a su vez contiene dos salientes óseos llamados trocánter mayor y trocánter menor. La segunda es el cuello que une la cabeza con el resto del cuerpo del fémur. ◦ Diáfisis o cuerpo: se encuentra en la sección central del fémur y tiene forma triangular en su parte inferior y plana en su parte superior. A lo largo de la diáfisis femoral se distinguen tres caras (anterior, interna y externa) y tres bordes (posterior, interno y externo). ◦ Extremo distal o epífisis inferior: está formado por dos cóndilos que se unen a la tibia en la parte posterior. En la cara anterior el fémur se une con un hueso llamado rótula o patela que constituye el hueso sesamoideo más grande del cuerpo humano. Está rodeado por un tendón (cuádriceps femoral) y tiene dos carillas articulares para unirse con los cóndilos femorales. Supone una estructura ósea que funciona como protección para la rodilla y gracias a ella se pueden producir los movimientos de flexión y extensión en las extremidades inferiores. Estos tres huesos (fémur, tibia y rótula) forman la articulación de la rodilla la cual soporta gran parte del peso corporal. 35/56 La fractura de diáfisis femoral es muy común en el campo de la traumatología. Se produce normalmente en personas jóvenes debido a traumatismos violentos y en personas de edad avanzada provocada por caídas. La epífisis contiene médula ósea roja y tiene tejido óseo y esponjoso. Por su parte la diáfisis contiene médula ósea amarilla (grasa) y está recubierta de una membrana con terminaciones nerviosas llamada periostio. Pierna: se articula con el muslo mediante la rodilla y consta de dos huesos que se sitúan de forma paralela uno con respecto al otro. ◦ Tibia: es un hueso largo, par, con forma triangular y se encuentra en la cara medial de la extremidad inferior. Como todos los huesos largos, posee tres seccio- nes diferenciadas: ◦ ▪ Extremo proximal: en este fragmento (epífisis), se encuentra la meseta tibial en su parte más superior. Esta meseta es una superficie ósea que presenta dos hendiduras (cavidad glenoidea lateral y cavidad glenoidea medial) en las que se articulan los cóndilos femorales. Existe otra superficie lisa en esta epífisis que conforma una carilla destinada a la unión con el peroné. ▪ Diáfisis o cuerpo: consta de tres caras (interna, externa y posterior) y tres bordes (anterior, interno y externo), uno de los cuales forma la espinilla que ocupa desde la rodilla hasta el tobillo. ▪ Extremo distal: se encuentra el maléolo tibial (más interno que el maléolo del peroné) que se une con el astrágalo (perteneciente al hueso del pie) para formar una parte de la articulación del tobillo. ◦ Peroné: situado en el extremo lateral de la pierna. Es un hueso par, más delgado y más corto que la tibia funcionando de soporte para este hueso. También llamado fíbula, consta de tres partes: 36/56 ▪ Extremo proximal: destaca la cabeza del peroné que, junto con el borde lateral de la tibia, forman una articulación llamada tibioperonea situada debajo de la rodilla. Existe otra articulación tibioperonea en el extremo distal que forma parte de la unión del tobillo. ▪ Cuerpo o diáfisis: presenta tres bordes (anterior, posterior y medial) y tres caras (lateral, medial y posterior). ▪ Extremo distal: se encuentra el maléolo lateral, que unido al astrágalo, forma la parte lateral de la articulación del tobillo. Pie: conforma la parte más distal de la extremidad inferior y se une con la pierna mediante la articulación del tobillo. Está formado por tres grupos de huesos: ◦ Tarso: es un conjunto de siete huesos de los cuales el astrágalo es importante por articularse con la tibia y el peroné. Por debajo del astrágalo se encuentra el calcáneo, el navicular o escafoides, el cuboides y tres cuñas en las siguientes hileras. ◦ Metatarso: es un conjunto de cinco huesos llamados metatarsianos que se enumeran desde la parte medial hasta el lateral externo con números del uno al cinco. Esta estructura ósea se une en su base con el tarso y en la parte más distal de los meta tarsianos con la parte proximal de las falanges. ◦ Falanges: hacen referencia a los dedos del pie. Son huesos largos que, a su vez, se subdividen en tres partes (falange proximal, falange medial y falange distal), salvo el dedo gordo que se subdivide en dos falanges. 37/56 1.11. Las articulaciones: elementos articulares y clasificación. Las articulaciones funcionan como elementos conectores de diferentes estructuras óseas para la fijación de estas y para ayudar en su movimiento. La ciencia que se encarga del estudio de las articulaciones es la artrología y para que estas funcionen han de tener los siguientes elementos: Cartílago articular o cartílago hialino: formado por fibras de colágeno y de proteoglicanos (proteínas que ofrecen resistencia al hueso) de entre dos y cuatro milímetros de espesor. Estas fibras le confieren al cartílago elasticidad dando protección en la sobrecarga a las superficies articulares y evitando el degaste por el roce entre ellas. Cápsula articular y ligamentos: la cápsula articular es una capa que encierra a la articulación para su protección. Por su parte, los ligamentos forman un tejido conectivo que se localiza en los extremos de las articulaciones para conectarlas entre sí. Ambos influyen en el aumento de la estabilidad de la articulación guiando su movimiento para evitar lesiones. Membrana sinovial: tejido conectivo que envuelve el interior de la cápsula articular y de la cavidad articular. Este tejido conjuntivo es importante también porque participa en el traslado de sustancias desde el plasma sanguíneo hasta la cavidad articular. La membrana sinovial genera la sinovia o líquido sinovial. Líquido sinovial: es un líquido viscoso y transparente que actúa como lubricante lo que facilita el desplazamiento de las superficies articulares. Sirve como componente nutritivo del cartílago. Fibrocartílagos interarticulares o meniscos: sirven para rellenar huecos que surgen entre las articulaciones para darles estabilidad y amortiguar los aumentos de presión y de peso. Algunos ejemplos de meniscos son el de la articulación acromioclavicular o el de la rodilla. 38/56 Articulaciones. https://www.youtube.com/watch? v=3BYMUQWmLJY&feature=youtu.be ILERNA (On-Line) Según su grado de movimiento, las articulaciones se dividen en tres grupos que se detallan en el siguiente cuadro. Tipo de Nombre Descripción Ejemplos movimiento Se hallan en el cráneo normalmente. Sinartrosis. Sin movimiento. Suturas del cráneo. Unión ósea de tejido conjuntivo fibroso. Los huesos están unidos por cartílago Sínfisis púbica. articular. Semimóviles o de Anfiartrosis. Articulaciones movimiento limitado. Sirven de amortiguación para situadas entre as estructuras que soportan peso vértebras. La mayoría de las articulaciones son diartrosis. Cadera. Diartrosis. De movimiento libre Formadas por cartílago articular, Rodilla. membrana sinovial, líquido sinovial, menisco, cápsula articular y ligamentos. Sinartrosis Anfiartrosis Diartrosis 39/56 1.12. Elementos articulares en diferentes modalidades de imagen médica. Las diferentes técnicas de la imagen pueden ayudar a distinguir las diferentes articulaciones y sus elementos. Cada una de estas será más adecuada que el resto para diferenciar determinadas partes articulares. Radiología simple: se obtienen buenas imágenes de calcificaciones y huesos, pero la visibilidad de articulaciones es limitada, y los tejidos cartilaginosos apenas resultan apreciables. Para el estudio de las partes blandas, debido a los fenómenos de superposición y a su baja señal, no se podrá utilizar esta técnica. En general, su uso es adecuado para identificación de patologías reumáticas y metabólicas, así como para el estudio de líneas de fractura en roturas óseas. Fractura de apófisis espinosa de la C7. Ecografía: dada la inmediatez de btención de imágenes de esta técnica y su carencia de efectos nocivos, permite estudiar el movimiento de articulaciones, ligamentos, tendones y músculos para detectar comportamientos anómalos. Sin embargo, el poder de penetración de la imagen en hueso es muy bajo, por lo que no se podrán observar las estructuras óseas internas. Por el contrario, quedan bien definidos los elementos antes mencionados y los nervios que no pertenecen al SNC. Ecografía. 40/56 Tomografía computarizada: los tumores óseos así como traumatismos o fracturas complejas son bien apreciables en esta técnica principalmente gracias a su capacidad para realizar reconstrucciones tridimensionales. Adicionalmente, se utiliza como apoyo para las técnicas anteriores con el fin de precisar el origen de patologías articulares o tumorales de partes blandas así como de guía para las biopsias. Resonancia magnética: gracias al amplio espectro de visualización que otorga esta técnica se podrán ver todas las estructuras pertenecientes al aparato locomotor en gran detalle. En especial, la observación de las alteraciones en el raquis, de patologías en articulaciones y tejidos blandos quedan patentes en este tipo de estudios. 41/56 1.13. Músculos. Estructura y función. Formando el cincuenta por ciento de la masa corporal de un ser humano, el músculo es el tejido responsable de los movimientos del organismo mediante la contracción y la relajación. Existen tres tipos de estructura muscular. Según su función y su localización se dividen en: Cardiaco: es el tejido muscular que forma el miocardio. A diferencia del aparato locomotor, este tejido funciona de forma autónoma. Es decir, no responde a impulsos voluntarios del sistema nervioso. Liso: al igual que el tejido cardiaco, se contrae de manera automática y se localiza en distintos órganos huecos. Entre ellos, el esófago, el estómago, la vejiga, el útero, el intestino y los vasos sanguíneos. El iris tiene dos músculos lisos: uno produce la dilatación (músculo dilatador) y el otro (músculo esfínter pupilar), produce la contracción del mismo. Ambos son los responsables del reflejo pupilar haciendo que sea posible observar con nitidez objetos en el campo lejano y en el campo cercano. Estriado o esquelético: caracterizado por formar el aparato locomotor ya que se articulan con los huesos mediante los tendones. Sus principales funciones incluyen: ◦ El control de la posición del cuerpo. ◦ La protección de tejidos blandos. ◦ El manejo de los esfínteres. ◦ El aislamiento térmico del cuerpo. ◦ El estímulo del flujo linfático y sanguíneo. ◦ Almacenamiento de nutrientes. El músculo estriado o esquelético. Se compone de fibras musculares que son células alargadas que contienen en su interior varios núcleos así como estructuras de dimensión molecular llamadas miofibrillas. Estas se organizan en segmentos funcionales llamados sarcómeros. Estas unidades anatómicas consisten en hilos colocados de manera alterna y apilados compuestos por dos proteínas llamadas actina y miosina que tienen la capacidad de deslizarse unas sobre otras para contraer la fibra muscular. 42/56 A su vez, estas fibras se agrupan formando fascículos que están cubiertos de un tejido conectivo llamado perimisio. Una agrupación de estos haces forman el músculo que a su vez está cubierto de un tejido llamado epimísio compuesto de varias fibras elásticas En algunos músculos, el epimísio tiene una dureza superior y en estos casos se le denomina fascia. Todo el tejido conectivo que conforma los músculos se agrupa al final de los mismos para dar lugar a tendones o a aponeurosis (tendón plano que sirve de inserción para algunos músculos). 43/56 Clasificación según su forma. Los músculos pueden clasificarse según su forma y según la disposición de las fibras musculares. Así, consideraremos la clasificación de los músculos esqueléticos de la siguiente manera: Alargados o fusiformes. Se trata de aquellos músculos que son anchos en el centro y estrechos en sus extremos, como el recto femoral, los tríceps o los bíceps. Cortos. Son los de corta longitud, independientemente de su forma. Por ejemplo, los músculos faciales y craneales. Planos. Tienen forma de abanico y una base aplanada, como el músculo pectoral. 44/56 Anchos. Se caracterizan por tener fibras con diámetro grueso. Es el caso del músculo dorsal. Unipeniformes. Presentan una forma de media pluma y parten del lateral de un tendón. Un buen ejemplo es el extensor común de los dedos del pie. Bipenniformes. Su forma es de pluma y sus fibras se originan en el centro de un tendón, como el recto femoral. Multipenniformes. Las fibras de este tipo de músculo surgen de diferentes tendones a la vez. Además, presentan una organización compleja. Sirva de ejemplo el deltoides. Digástrico. Se trata de un músculo que tiene dos vientres musculares. Así pues, se extiende desde la base del cráneo hasta el hueso hioides, y desde este hueso hasta la mandíbula. Poligástricos. Son grupos musculares que presentan varios vientres, los cuales están cubiertos por una fascia común. Esta fascia permite la contención de los músculos rectos del abdomen. Bíceps. Uno de sus extremos se inserta directamente al hueso, mientras que el otro extremo tiene dos partes que se insertan al hueso. Esta es la razón de su nombre, que significa dos cabezas. Tenemos como ejemplo el bíceps femoral. Tríceps. Este músculo es similar al anterior, aunque en este caso el músculo se divide en tres partes, ya que se inserta al hueso en uno de sus extremos. Es el caso del tríceps braquial. Cuádriceps. Presenta una estructura muscular parecida a la de los dos anteriores. Sin embargo, en este caso, son cuatro los tendones insertados individualmente al hueso. Clasificación según el tipo de movimiento. Una función primordial de los músculos es facilitar el movimiento en los diferentes planos del espacio. Teniendo esto en cuenta, podemos clasificar los músculos de la siguiente forma: Músculos abductores. Permiten el movimiento de abducción o de separación del plano de referencia en el eje coronal o frontal. Un ejemplo sería cuando separamos la pierna y la alejamos de la línea media. Músculos aductores. Son aquellos que actúan de forma contraria a los músculos anteriores, es decir, acercan una parte del cuerpo al eje vertical. Para ejemplificarlo tenemos la acción de cerrar las piernas o de acercarlas la una a la otra. 45/56 Músculos flexores. Hacen posible el movimiento de flexión gracias a una articulación, ya que acercan los puntos de inserción muscular en el plano sagital. Es el caso de la flexión de la rodilla o del codo. Músculos extensores. Son aquellos que funcionan de forma contraria a los anteriores, de modo que alejan los puntos de inserción y permiten, por ejemplo, extender el codo, el hombro o la rodilla. Músculos supinadores. Son los músculos que posibilitan un movimiento de rotación hacia el exterior en el eje vertical, representado en el plano transversal. Es el caso de la rotación del antebrazo hacia fuera. Músculos pronadores. Contrariamente a los músculos anteriores, los músculos pronadores permiten un movimiento de rotación interna en el plano transversal. Tenemos, como ejemplo, la rotación del antebrazo hacia dentro. Asimismo, cabe comentar que los diferentes grupos musculares trabajan conjuntamente y combinan estos movimientos. Por tanto, podemos establecer la siguiente clasificación, según sus acciones musculares: Músculos agonistas. Son aquellos que siguen una misma dirección y que permiten realizar el mismo movimiento de forma paralela. Se caracterizan por la acción concéntrica o acercamiento del punto de inserción de sus fibras musculares. Músculos antagonistas. Son los músculos que ejercen un movimiento contrario al de los agonistas. Por ejemplo, cuando un músculo agonista se contrae, el músculo antagonista se relaja, y viceversa. Así, alejan el punto de inserción de sus fibras musculares. Músculos sinergistas. De forma indirecta permiten que el movimiento se realice correctamente. Funcionan de manera parecida a los agonistas, aunque en este caso su función es más estabilizadora y de control en el movimiento. Es el caso de la flexión de la rodilla, en la que el músculo isquiotibial ejerce una acción agonista; el recto femoral, una acción antagonista; y el glúteo, una acción sinergista. 46/56 1.14. Enfermedades del aparato locomotor. Clasificación. Las patologías óseas y/o articulares se dividen en seis grandes grupos en función de su localización o su origen (físico o biológico). 1 Lesiones traumáticas: son aquellas que se producen en los tejidos por una acción externa. Si no se tratan a tiempo, pueden derivar en riesgos permanentes. Las lesiones traumáticas se dividen en tres tipos. – Fractura: es la rotura de una estructura ósea que se produce cuando existe una fuerza mayor en el hueso de la que es capaz de soportar. También puede darse en el cartílago. Una fuerza inferior a la necesaria para fracturar un hueso sano puede ser capaz de fracturar un hueso anteriormente afectado o generar microtraumatismos que se acumulen por repetición del golpe. Los síntomas de una fractura son hinchazón (tumefacción), anomalías morfológicas, incapacidad funcional y hematomas localizados. El diagnóstico se lleva a cabo mediante dos radiografías simples en planos anteroposterior y lateral. Es importante incluir en la imagen las articulaciones contiguas a la zona afectada para poder estudiar posibles problemas derivados de la fractura. Mediante una tomografía se podrá valorar de manera tridimensional el alcance de la fractura, su recorrido y la ubicación de posibles esquirlas de hueso. También se podrá realizar una reconstrucción tridimensional en fracturas complejas lo que facilitará su estudio. En cuanto a la resonancia magnética, su capacidad para obtener imágenes del tejido muscular permitirá valorar daños sufridos en este. Asimismo, podrá utilizarse para hallar fracturas óseas ocultas o golpes en el hueso con edema (acumulación de líquido) en el hueso esponjoso. Intensidad del golpe Tipo de fractura Una fuerza lo suficientemente elevada provoca una Alta energía deformación que deriva en una fractura del hueso. Fracturas patológicas en las que una dolencia previa debilita el hueso. Por ejemplo, la osteogénesis imperfecta (huesos de cristal). Baja energía Fracturas por estrés o fatiga en las que la fuerza se repite a lo largo del tiempo de manera cíclica. Un ejemplo habitual sería una fractura de metatarsiano por marchas deportivas. Clasifican según la intensidad de la fuerza con la que produce el daño. 47/56 – Lesiones ligamentosas: el esguince es una de las lesiones que más se produce y ocurre cuando se rompe la cápsula articular, la membrana sinovial o los ligamentos. – Luxaciones: se produce con la pérdida de contacto entre dos articulaciones provocada por un golpe grave. Implica la separación de dos huesos de su posición normal. Es imperativo reducir de manera apremiante este tipo de lesiones puesto que las partes blandas contiguas podrían ocupar el espacio de la cavidad articular impidiendo curar la luxación. 2 Patología articular: existen enfermedades que afectan directamente a las articulaciones, lo que impide la movilidad de los huesos de manera normal. Generalmente aparecen en la edad adulta, y se pueden dividir en dos tipos: – Artritis: consiste en la inflamación de las articulaciones de la membrana sinovial (sinovitis). Puede surgir por un traumatismo, por la realización repetitiva de algún deporte, por factores genéticos, etc. La sintomatología es dolor, rigidez e hinchazón en las articulaciones, por norma general. Existen dos tipos de artritis muy comunes. La primera es la artritis reumatoide, que se produce por la inflamación de las articulaciones y de los tejidos de alrededor. Es una enfermedad autoinmune (el sistema inmunológico ataca a tejidos sanos) y sistémica. El otro tipo es la osteoartritis que afecta al cartílago óseo desgastándolo. Cuando esto ocurre, los huesos se rozan entre sí afectando a la articulación. Suele afectar a las articulaciones de las manos y de las rodillas, así como a la columna vertebral. Existe un tipo de artritis en personas afectadas por la psoriasis que se llama artritis psoriásica y que afecta a las articulaciones de las manos, de los pies y de la columna. Esta patología se caracteriza por la inflamación de la piel y de las articulaciones al mismo tiempo. En porcentajes pequeños, algunos pacientes pueden padecer artritis mutilante que provoca el deterioro de los dedos especialmente, causando anomalías morfológicas. – Artrosis: es una patología de tipo degenerativo (debido al cambio de las funciones y estructuras de las células de los tejidos, estas provocan enfermedades que empeoran con el paso del tiempo) que afecta al cartílago articular. El cartílago funciona como amortiguador y se sitúa entre los huesos de las articulaciones. Por tanto, al lesionarse, esto produce hinchazón, dolor e incapacidad para ejercer determinados movimientos. La artrosis suele afectar a personas ancianas, pero hay otros factores que influyen en la aparición de esta enfermedad como por ejemplo metabólicos (la enfermedad de la gota consiste en la acumulación de ácido úrico en la sangre en forma de cristales lo que provoca la inflamación las articulaciones) o genéticos (la artrosis de las manos tiene un 48/56 componente altamente hereditario). La sintomatología es dolor, deformidad o rigidez en las articulaciones y en algunos casos más graves la solución para el tratamiento será una intervención quirúrgica a través de la colocación de una prótesis. Para el diagnóstico de la artrosis se utiliza la radiología convencional y los hallazgos que esta técnica ha permitido con respecto a esta patología son los siguientes: ◦ Esclerosis subcondral (enfermedad producida por un aumento de la masa ósea en el cartílago articular). ◦ Osteofitos (espolón óseo en las articulaciones). ◦ Disminución irregular del espacio articular. ◦ Engrosamiento de la cápsula. ◦ Quistes subcondrales (por debajo del hueso articular). ◦ Deformidad articular. 3 Enfermedades metabólicas: tienen que ver con una alteración de las hormonas que cause una variación en la anatomía de los huesos en cuyo caso podemos diferenciar cambios a nivel cualitativo (en cuanto a la estructura ósea) y a nivel cuantitativo (en cuanto a la masa ósea). Un ejemplo de patología a nivel cualitativo es el raquitismo que consiste en la deformación de los huesos a causa de una insuficiencia calcárea. Por su parte, un ejemplo de enfermedad a nivel cuantitativo es la osteoporosis que consiste en una disminución de la masa en los huesos al aumentar el tamaño de las cavidades medulares del tejido esponjoso. Es más frecuente en las mujeres menopáusicas y sus síntomas suelen ser fracturas de cadera, vertebrales o de la muñeca llegando a producir un aplastamiento en las vértebras lumbares y dorsales que aparecerá como hundimientos en la parte media o anterior vertebral respectivamente. 4 Tumores óseos: el crecimiento anormal de las células de tejido da lugar a tumores óseos. Si estas células no llegan a invadir ningún otro órgano se considera un tumor benigno y es el tipo más genérico de tumores en los huesos. Sin embargo, cuando estas células se extienden a otros tejidos orgánicos se produce una metástasis con el mismo tipo de células del tumor original (maligno). La forma de determinar el comportamiento del tumor se realiza a través de una biopsia, que consiste en un estudio microscópico de la estructura celular de un tejido vivo. 49/56 A la valoración de los tumores óseos se llega a través de diferentes técnicas: ◦ Radiografía simple: suele ser la primera elección al tratarse de estructuras óseas. Las anomalías en la producción o destrucción del hueso se pueden observar como cambios de mayor o menor intensidad en la escala de grises. Es decir, si existe una destrucción del hueso (osteolítica), en la radiografía aparecerá una zona oscura. En cambio, si existe una producción de masa ósea (osteoblástica), el área aparecerá más blanca en la radiografía. Se podrá obtener más información del grado de agresividad del tumor observando los contornos afectados, el estado del periostio y el tejido blando adherido a la zona de estudio, así como el grado de afección de la cortical (parte compacta del hueso). ◦ Resonancia magnética: puesto que en esta técnica se aprecian tanto las partes blandas como el tejido óseo, se utiliza para evaluar el estado del tumor tras distintos tratamientos (quimioterapia, radioterapia, etc.) y para obtener puntos de referencia de cara a una intervención quirúrgica. ◦ Tomografía computarizada: se utiliza como complemento de otras técnicas para determinar el alcance del tumor. Sin embargo, además de la TC, también se pueden utilizar otras técnicas como la gammagrafía (radiografía de rayos gamma) o marcadores analíticos (sustancia generada por las células como respuesta ante el tumor) para determinar la evolución de la patología. 5 Patología infecciosa: el origen de este tipo de afectaciones puede ser a través de la sangre (hematógena) o local (fracturas abiertas, prótesis, etc.). La más común es la osteomielitis que produce hinchazón, fiebre y dolor y es generada por bacterias piógenas (generan pus), hongos y microbacterias. Puede afectar también a la médula ósea, se confirma mediante las técnicas de TC, RM o ambas y se trata mediante antibióticos o en los casos más graves con desbridamiento (eliminación de tejido dañado de manera quirúrgica). Osteomielitis. 6 Patología congénita: se refiere a la presencia de una enfermedad en el cuerpo desde el nacimiento ya sea debido a una alteración genética o defectos en el desarrollo del embrión o durante el alumbramiento. Un ejemplo de patología congénita es la osteogénesis imperfecta (enfermedad de los huesos de cristal), que se caracteriza por la falta de colágeno en los huesos lo que los hace muy frágiles y provoca fracturas con movimientos de uso habituales. 50/56 1.15. Imágenes radiológicas normales y patológicas del aparato locomotor. La diferenciación entre imágenes normales y patológicas es crucial en la determinación de patologías a través de la imagen. Se requiere un extenso conocimiento de la anatomía normal para poder distinguir unas de otras, pero hay unas pautas generales a las que se debe prestar atención. Densidad ósea: el tejido óseo posee una densidad característica en función de la masa ósea y de la cantidad de calcio de la matriz. Al disminuir, la resistencia y densidad de los huesos también lo hace, pudiendo llegar a ser apreciable en la radiografía (osteopenia). Si además esta debilidad ósea resulta en cambios morfológicos o fracturas, se tratará de osteoporosis. Alineación: la adecuada unión de las carillas articulares (depresiones y elevaciones óseas recubiertas de cartílago articular) indica una correcta alineación. El acoplamiento incorrecto es indicativo de patología, como en el caso de deslizamientos de carillas articulares entre vértebras, luxaciones, bostezos articulares (aperturas anómalas de la línea articular), etcétera. En las siguientes imágenes de una radiografía lateral de columna se puede apreciar una correcta alineación de las vértebras cervicales (izquierda) y una pérdida de alineación anterior (anterolistesis) entre vértebras lumbares. Morfología: las diferencias morfológicas con la anatomía normal pueden ser debidas a factores principalmente traumáticos o tumorales, por lo que debe comprobarse que no existan interrupciones o soluciones de continuidad ni alteraciones patológicas en la estructura ósea. 51/56 Espacio articular: una anomalía en la amplitud del espacio articular o de los huesos y partes blandas adyacentes puede indicar una patología, habitualmente de tipo degenerativo. Partes blandas: para la detección de patologías en las articulaciones se deberán utilizar las técnicas de imagen apropiadas en función de la parte blanda que se quiera estudiar como por ejemplo músculos y tendones, ligamentos, cartílagos articulares y fibrocartílagos, tejidos adiposos o conectivos. Tumores: las diferencias en densidad o masa ósea también pueden ser indicativas de este tipo de patologías y su estudio deberá confirmarse con una biopsia. En la siguiente imagen se puede apreciar una reacción perióstica (acumulación de tejido óseo nuevo sobre la cortical cuando el periostio se despega de la misma) de espículas irregulares en rayos de sol (filamentos óseos dispuestos de manera radial sobre un punto focal) en la región distal de un fémur. En general, este tipo de reacciones periósticas indican malignidad y en este caso concreto, el paciente fue diagnosticado de osteosarcoma. 52/56 Test de autoevaluación de la U.D. 3 1.- La hematopoyesis tiene lugar en: a) La médula ósea roja. b) La médula ósea amarilla. c) La médula ósea blanca. d) La médula espinal. 2.- La sutura coronal se sitúa entre los huesos: a) Temporal y parietal. b) Frontal y temporal. c) Frontal y parietal. d) Frontal y cigomático. 3.- La región donde se unen las suturas coronal y sagital se denomina: a) Bregma. b) Lambda. c) Nasion. d) Pterión. 4.- La fusión de los huesos ilion, isquion y pubis constituye una depresión articular que se articulará con la cabeza del fémur. Esta estructura se denomina: a) Coxis. b) Escápula. c) Acetábulo. d) Atlas. 5.- ¿Cuál es el hueso más largo del cuerpo humano? a) Húmero. b) Tibia. c) Esternón. d) Fémur. 53/56 6.- Cuando se produce una fractura ósea, la prueba de primera elección suele ser: a) Una radiografía en dos planos del espacio (anteroposterior y lateral). b) Siempre se hará una tomografía como prueba inicial. c) Siempre se hará una resonancia como técnica de aproximación, para evitar la radiación que suponen las otras técnicas. d) Se usará ecografía, ya que es la técnica más fiable para diagnosticar fracturas en huesos. 54/56 Bibliografía / webgrafía Bontrager, K. & Lampignano, J. (2010). Manual de posiciones y técnicas radiológicas. Barcelona, Elsevier. Dorland, D. (2011). Dorland’s Illustrated Medical Dictionary. Filadelfia, Elsevier. Durán, Jose M. Posiciones anatómicas básicas. Málaga. Creative Commons Atribución 4.0, BY. McLachlan, J. & Patten, D. (2006). “Anatomy teaching: ghost of the past, present and future”. Medical education, 40-3, 243-253. Rodríguez, R. (2002). Anatomía. Madrid, Ediciones del Umbral. Saladin, K. (2016). Human anatomy. Nueva York, McGraw-Higher Education. Sociedad Española de Oncología Médica (2024). Las cifras del cáncer en España 2024. https://www.seom.org/images/publicaciones/informes-seom-de-evaluacion-de- farmacos/LAS_CIFRAS_2024.pdf 55/56 Soluciones a las preguntas tipo test de la U.D. 3: 1.- a) 2.- c) 3.- a) 4.- c) 5.- d) 6.- a) 56/56

Use Quizgecko on...
Browser
Browser