Fundamentos de Bioética y Ética PDF

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Universidad Internacional de La Rioja

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Prof. Juan Antonio Mora

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bioethics ethics moral philosophy philosophy

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This document is a study material for a course on Bioethics and Ethics. It introduces and covers the fundamentals of ethics, exploring moral experience, the concept of the person in Christianity and Western thought, actions as practical reasoning, and includes bibliographical references. This material appears to be part of a graduate-level course at the Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).

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Tema 5 Fundamentos de Bioética y Ética Fundamentos de ética: experiencia moral, persona y acción Prof. Juan Antonio Mora Índice Material de estudio...

Tema 5 Fundamentos de Bioética y Ética Fundamentos de ética: experiencia moral, persona y acción Prof. Juan Antonio Mora Índice Material de estudio 3 5.1. Introducción y objetivos 3 5.2. Fundamentos de ética 3 © Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) 5.3. Experiencia moral 8 5.4. Concepto de persona en el cristianismo y en el mundo occidental 13 5.5. La acción como razón práctica 17 5.6. Referencias bibliográficas 20 A fondo 22 Material de estudio 5.1. Introducción y objetivos En este tema, además de las páginas que encontrarás dentro del material de estudio, deberás apoyarte en la siguiente lectura: MALIANDI, R., THÜER, O. y CECCHETTO, S. «Los paradigmas de fundamentación en la ética contemporánea». Acta Bioethica [en línea]. 2009, vol. 15, núm. 1, pp. 11-20 [consultado: abril de 2020]. ISSN: 1726-569X. Disponible en: https://scielo.conicyt.cl/pdf/abioeth/v15n1/art02.pdf En este artículo los autores realizan una revisión de la fundamentación ética de los enfoques teóricos de base más característicos y habituales de la bioética contemporánea. Se exponen las diferentes actitudes desde las cuales se busca esclarecer el porqué de los fenómenos morales, siguiendo una clasificación basada en la distinción entre empirismo (emparentado con el consecuencialismo) y apriorismo (en algún punto ligado con el deontologismo). Asimismo, se subrayan las insuficiencias y debilidades de ambos planteamientos, proyectando su utilidad para una posterior tarea de fundamentación en el ámbito de la bioética. 5.2. Fundamentos de ética © Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) Ya en el mundo antiguo, especialmente en Grecia, el debate entre la ética, cuya etimología ya nos indica el sentido (ethos, el recto camino que debe seguir un ser humano), y la moral (normas de conducta que podemos definir como características del mismo) ocupó largamente a toda la sociedad, en especial, en la ciudad-estado de Atenas. Los griegos partían de la presunción de que el comportamiento humano Fundamentos de Bioética y Ética 3 Tema 5. Material de estudio podía seguir un buen camino o, por el contrario, seguir la malicia como un rasgo constitutivo del hombre que nos permite ser clasificados como rectos o fundamentalmente como malos. Este sentido esencial de la ética aparece perfectamente nítido en la figura de Sócrates (470-399 a. C.), quien entendía que el delincuente es, en realidad, un ignorante. La inclinación a la bondad y a la verdad son tan fuertes en el sujeto humano que, obteniendo una reflexión sobre cualquier problema planteado, debían ser atractivas para el sujeto humano. Y este era el gran rasgo distintivo del hombre respecto a los demás seres vivos. Las plantas y los animales estaban tan determinados por su naturaleza que no les sería aplicable los conceptos de bondad o malicia. Por el contrario, el rasgo distintivo del sujeto humano sería tender naturalmente a la verdad y a la bondad. Frente a los sofistas, escuela filosófica que sostenía el convencionalismo de la verdad y con la que querían justificar la falta de coincidencia entre los hombres respecto a lo que es justo o injusto, bueno o malo, loable o reprensible; este relativismo moral en ningún sentido le satisfacía a Sócrates. En su opinión, si no hay un mínimo consenso en la sociedad sobre qué es justo, bueno o loable, la convivencia en el seno de la misma se tornaría totalmente imposible. El lenguaje se convierte así en la máxima herramienta de valor social, y restaurar el lenguaje, en su sentido más objetivo, nos va a permitir usar los términos con precisión para definir adecuadamente los conceptos fundamentales. Esta se convierte en la tarea fundamental a la que debe dedicarse el filósofo. En sentido ético, su escuela es conocida como intelectualismo moral. Gracias a una primera clarificación de los conceptos y a saber usar con precisión los términos que © Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) los representan podemos saber qué es bueno o malo, justo o injusto, verdadero o falso. Sócrates otorgaba a la filosofía el sentido de un saber productivo y técnico, un sentido profesional. En uno de los diálogos platónicos emplea la metáfora del Fundamentos de Bioética y Ética 4 Tema 5. Material de estudio zapatero: el buen zapatero es el que hace bien los zapatos; y como buen zapatero conoce los materiales que debe preparar para poderlos fabricar y así ser reconocido como tal. Lo mismo sucede en el ámbito de la ética y la moral: un hombre justo es aquel que realiza acciones justas, da consejos justos, dicta leyes justas. Ahora bien, para poder actuar así, previamente debe saber qué es la justicia. De ahí la necesidad previa de dedicarse al estudio, a la reflexión… en definitiva, en su época, a la filosofía. Con estos argumentos era muy crítico con los gobernantes atenienses de su momento histórico. Todo esto es lo que nos relata magistralmente Platón (427-347 a. C.) en su obra El juicio de Sócrates (1981), donde va analizando los principios morales que Sócrates predicaba entre la juventud ateniense y cómo sus enemigos, en la Asamblea, le van a acusar de lo que podría ser lo más doloroso para él: corromper a la juventud; por lo que acaban condenándole a la muerte, ordenándole beber cicuta. Sócrates hubiera podido escapar en cualquier momento de su proceso, pero esta fuga hubiera sido usada por sus enemigos como la perfecta demostración de su malicia en la corrupción de la juventud ateniense. Por eso, ante una sentencia totalmente injusta, prefirió tomar el veneno y escupir su muerte ante la corrupta sociedad ateniense. Otras escuelas filosóficas griegas que tuvieron a la ética como centro de la reflexión filosófica serán los estoicos y los epicúreos, quienes, desde presupuestos distintos, estimaron que la finalidad propia de la filosofía era conducirnos a un gobierno correcto de la vida, por lo que la figura del sabio podría identificarse con la del hombre moral y prudente. Estas reflexiones de las diversas escuelas éticas en Grecia culminarían con la sistemática de Aristóteles (384-322 a. C.), quien clasificó a las ciencias en teoréticas, © Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) prácticas y poéticas. Las ciencias teoréticas se proponen la contemplación desinteresada de sus objetos, sin más. Aristóteles incluía en esta categoría al mundo físico, el mundo matemático y el mundo del ser inmaterial —dando origen a la física, la matemática y la metafísica— como la reflexión sobre la realidad dada al hombre. Fundamentos de Bioética y Ética 5 Tema 5. Material de estudio Las ciencias prácticas y poéticas, por el contrario, versan sobre la misma actividad humana. Aristóteles situó a la ética entre ellas. En la Ética a Nicómaco (1982) Aristóteles amplía su concepción de esta ciencia práctica y la clasificaría en:  La ética en sentido estricto, que estudiaría el comportamiento individual.  La economía, que analiza el comportamiento dentro del grupo familiar.  La política, referida al comportamiento social, teniendo como fundamento la justicia distributiva y como meta la búsqueda del bien común. Estos debates éticos, tan presentes en toda la filosofía griega, se trasladarían también a las creaciones culturales, como podemos comprobar en las tragedias del teatro. A modo de ejemplo, hacemos referencia a una tragedia prototípica de los debates éticos como es Antígona, de Sófocles (496-406 a. C.). En el diálogo sostenido entre la protagonista y el tirano, quien había ordenado que no se enterrase el cadáver de su hermano, muerto por haberse sublevado contra él, ella responde: «tus leyes escritas me obligan a no enterrar a mi hermano. Pero las leyes no escritas me obligan a hacerlo». Lo que subyace de fondo para justificar esta postura es el concepto de naturaleza humana, fundamento de lo que posteriormente se denominaría derecho natural, análogo a lo que podemos denominar en la actualidad derechos humanos. Ese mismo debate lo podemos encontrar en la actualidad continuamente en la bioética. Las leyes justas nos exigirán su acatamiento y conducta, pero las leyes injustas nos van a exigir la objeción de conciencia. Como veremos posteriormente, buena parte de la cultura griega sería asumida por el cristianismo, incorporando conceptos cruciales como persona, naturaleza humana, © Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) alma, justicia, libertad, conciencia, ética, etc. Todo un bagaje cultural que sería asimilado por el Imperio romano, que tras conquistar militarmente a Grecia sería dominado culturalmente por ella. Por eso podemos hablar de todos estos ideales éticos como propios de la cultura grecorromana. Todo lo que conocemos en la actualidad como cultura europea o mundo occidental no puede ser entendido sin Fundamentos de Bioética y Ética 6 Tema 5. Material de estudio esta mezcla de Grecia, Roma y el cristianismo, que nos permite hablar de derechos de la persona, respeto mutuo, derechos humanos, naturaleza humana, gobierno y legislación universal como realidades en las que puede sustentarse el respeto a los diferentes pueblos y naciones y la convivencia pacífica entre ellas. Las ideas socráticas y platónicas, anteriormente comentadas, van a estar posteriormente presentes en San Agustín de Hipona (354-430), especialmente en su comprensión antropológica. El pensamiento agustiniano arranca del concepto de interiorización. Por decirlo con sus palabras: «no salgas fuera; vuélvete a ti mismo; la verdad habita en el hombre interior» (SAN AGUSTÍN 1950, Acerca de la religión verdadera, IV, 39, 72). No es el mundo sensible el que nos va a llevar a la verdad, es en la intimidad de la conciencia donde ella se encuentra. Es, por lo tanto, este mundo interior donde se librará el debate ético en cada uno de nosotros y en cada circunstancia o dilema concreto. Así se entendería otra afirmación agustiniana muy conocida: «si quieres saber dónde encuentra el sabio la sabiduría, te responderé: en sí mismo» (SAN AGUSTÍN 1950, Contra académicos, III, 14, 31). Las ideas morales de Aristóteles, que van a influir posteriormente de modo especial en Santo Tomás de Aquino (1225-1274), partirían del principio de que el fin último del hombre es la búsqueda de la felicidad. Y la felicidad, en sentido profundo, solo puede ser conocida sabiendo en profundidad cuál es la naturaleza humana. Cada ser humano es feliz realizando la actividad que le es propia y natural. Y la actividad más humana es el conocimiento, previo a la realización de cualquier praxis. Una postura, en parte, más próxima a los sofistas va a ser sustentada por Descartes © Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) (1596-1650), quien en la tercera parte del Discurso del método (1637) sostiene que «la primera regla debe ser obedecer a las leyes y costumbre de mi país, reteniendo constantemente la religión en la cual Dios me ha hecho la gracia de ser instruido desde mi infancia, y gobernarme en toda otra cosa siguiendo las opiniones más moderadas, y más alejadas del exceso, que fuesen puestas en prácticas por los más Fundamentos de Bioética y Ética 7 Tema 5. Material de estudio sensatos con los que tendría que convivir» (DESCARTES 2011). Sin embargo, una vez superada esta integración en la sociedad, Descartes aplicaría sistemáticamente la duda metódica, revisando toda sospecha de falta de eticidad de las costumbres de esa sociedad, por lo que ya se alejaría del relativismo moral de los sofistas. Mayor profundidad a la hora de entender la eticidad del sujeto humano vendría representada por la Crítica de la razón práctica (1788) de Inmanuel Kant (1724-1804). Para él la razón humana tendría dos vertientes: la razón teórica, que se ocupa de conocer cómo son las cosas, y la razón práctica, que se ocupa de cómo debe ser la conducta humana, vista como una actividad racional y, por lo tanto, moral. 5.3. Experiencia moral A lo largo de la historia de la psicología científica han sido frecuentes los estudios sobre los diversos niveles de desarrollo que presenta la historia evolutiva del ser humano. Son muy frecuentes las investigaciones sobre el desarrollo físico, desarrollo mental o crecimiento emocional, y también nos encontramos con estudios sobre el desarrollo de la experiencia moral en el sujeto humano. De entre las diversas teorías planteadas, nos vamos a referir especialmente a dos autores, Jean Piaget (1935- 1975) y Lawrence Kohlberg (1958-1976), que nos sirven también de enlace con la mejor tradición filosófica de occidente. Piaget es más conocido por sus estudios sobre el desarrollo mental del niño, pero tuvo también una preocupación investigadora por cómo se desarrolla y evoluciona la experiencia moral en estos primeros estadios de nuestra existencia. Son fruto de sus © Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) estudios dos publicaciones disponibles en castellano: El juicio moral en el niño (1935), posteriormente revisado y ampliado como El criterio moral en el niño (1975). Fundamentos de Bioética y Ética 8 Tema 5. Material de estudio Sintetizando ambas obras, y colocando unas concreciones numéricas que el propio Piaget siempre tomaba a título orientativo, nos señala las siguientes etapas en el desarrollo de la experiencia moral:  De 3 a 5 años, los niños pueden ser definidos como «egocéntricos». Sus necesidades se miden con un criterio personal y la satisfacción o cumplimiento de las mismas se convierte en el criterio máximo de su funcionamiento moral.  Entre los 7 a 8 años los niños reconocen ya las reglas y, aunque no las verbalicen, saben adaptarse a ellas, por lo que admiten sanciones y castigos si las han infringido.  Los niños de 8 a 10 años tienen ya asimiladas las reglas de su entorno, regulan su conducta en función de ellas y suelen tener conflicto si se hacen excepciones, aunque sea con la pretensión del bien.  A los 11-12 años los niños suelen reconocer las reglas y pueden entender que estas se cambien para el bien personal o grupal, sabiendo distinguir cuáles son esos motivos de cambio.  Entre los 13-14 años las normas morales ya están asimiladas. Los niños saben distinguir perfectamente entre lo que los adultos dicen y lo que los adultos hacen, regulando su conducta en función del adulto que les cuide o pretenda imponer. Podemos considerar ya este estadio como de plena asimilación de las normas morales.  En todo momento la asimilación de una norma moral va a exigir conocimiento de la misma, afecto en su aplicación y comprensión en la sanción por su incumplimiento.  Si el adolescente no tiene el entorno adecuado, las normas son ilógicas o el adulto sancionador no lo hace en un entorno de afecto y comprensión, nos dirá Piaget, que tenemos el terreno abonado para una conducta taimada. Esa no adquisición © Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) adecuada de la conducta moral hace que posiblemente sea un adulto moralmente desviado. Fundamentos de Bioética y Ética 9 Tema 5. Material de estudio Piaget alude continuamente al paralelismo entre estas etapas y el desarrollo mental del niño, que iría desde las operaciones concretas hasta las operaciones formales. Además, todo su proyecto va en la línea de asimilación de las reglas de la Lógica de Aristóteles, tratando de explicar cómo, desde el tertio excluso, pasamos a la realización de deducciones, argumentos y silogismos. Como apunte, el principio del tercero excluido (tertio excluso) es uno de los tres principios fundamentales de la lógica clásica, junto con los principios de identidad y de no contradicción. Aparece en el análisis de los valores de verdad en el presente de los enunciados sobre el futuro realizado por Aristóteles en el De interpretatione. Lo que este principio dice es lo siguiente: «todo enunciado es o verdadero o falso y no cabe otra posibilidad». Al estudiar el análisis de la experiencia moral, es casi obligado referirse a la obra de Lawrence Kohlberg. Sin tanta alusión a la evolución cronológica, nos va a presentar su concepción del desarrollo moral tal como lo hace, por ejemplo, en Moral development and behavior (1975). Su taxonomía es la siguiente (KOHLBERG 1976):  Nivel 1. Preconvencional: el sujeto no conoce aún lo que son las normas de su grupo. Esto hace que pueda realizar conductas totalmente disonantes respecto a las normas y roles esperados de los miembros del grupo. Estadio 1. Moralidad heterónoma: es alguien ajeno a esa persona quien fija las normas. El sujeto se adapta a ellas porque le son impuestas, esquivando la posible sanción por no seguirlas. Estadio 2. Individualismo: el sujeto actúa por fines instrumentales. Hace lo que le resulte más interesante en función del objetivo que desee alcanzar.  Nivel 2. Convencional: el sujeto se considera ya integrado en su grupo de © Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) referencia. Estadio 3. Compartir expectativas interpersonales mutuas: el sujeto ya es capaz de asumir expectativas de algún grupo de referencia. Estadio 4. Reconoce cuáles son las características fundamentales de su sistema social y toma conciencia de los aspectos fundamentales del mismo. Fundamentos de Bioética y Ética 10 Tema 5. Material de estudio  Nivel 3. Postconvencional o de principios morales: el sujeto ha asimilado principios morales y estos son capaces de regular su conducta. Estadio 5. Al menos como contrato social, o de utilidad para la convivencia, reconociendo a los demás como objeto de derechos y deberes. Estadio 6. Principios éticos universales: la conducta ha dejado de ser heterónoma y el sujeto actúa ya de forma autónoma, aceptando el carácter universal de los principios éticos y de las normas morales. Como puede apreciarse, L. Kohlberg huye de ofrecer cronologías y nos presenta fundamentalmente principios. Nos podemos encontrar ante un joven con un desarrollo moral de estadio 6 si se trata de un sujeto con principios éticos universales y, en sentido inverso, un adulto de 40 o 50 años puede encontrarse en el estadio 3 y ser un perfecto inadaptado, que ni siquiera reconoce las expectativas interpersonales mutuas, capaces de regular la conducta en cualquier grupo social. Igualmente, las ideas sostenidas por I. Kant en la Crítica de la razón práctica (1788) están nítidamente reconocidas en el sistema de asimilación de la experiencia moral en la persona planteado por Kohlberg. Kant comenzaría su crítica calificando de «éticas materiales» cuando el sujeto actúa por conseguir un objetivo concreto. Contemporáneos de Kant son las posiciones utilitaristas, sostenidas por varios representantes del empirismo británico, la visión del Estado como el leviatán vigilante del cumplimiento de los contratos entre los miembros de la sociedad y las ideas incipientes del liberalismo económico. Pero no solo reconoce a estas corrientes como éticas materiales. Incluso concepciones éticas como las de Santo Tomás de Aquino pueden entrar en la categoría de ética material. Por decirlo con palabras del propio KANT (1963, p. 25): © Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) «de modo general podemos decir que son materiales aquellas éticas según las cuales la bondad o maldad de la conducta depende de algo que se considera bien supremo para el hombre: los actos serán, por tanto, buenos cuando nos acerquen a la consecución de tal bien supremo, y malos (reprobables y no aconsejables) cuando nos alejen de él». Fundamentos de Bioética y Ética 11 Tema 5. Material de estudio La ética material parte de presuponer que hay bienes, que comportan, por lo tanto, cierto nivel de bondad para el hombre, capaces de determinar un fin último para el hombre (y Kant pone como ejemplos el placer en Epicuro, la felicidad en Aristóteles o la salvación del alma en Santo Tomás de Aquino). Una vez establecido el bien supremo, la ética establece unas normas, como tales preceptos morales, que nos van a facilitar la adquisición de dicho bien supremo. Las éticas materiales tienen contenido, en cuanto reconocen un bien supremo y nos señalan las normas oportunas para alcanzarlo. Pero este modo de regular la conducta humana le parece a Kant criticable por varios argumentos:  Primer argumento: son empíricas y a posteriori, su contenido está sacado de la experiencia. Kant pone como ejemplo la afirmación de Epicuro de que todos los hombres buscan el placer, porque así se observa en la conducta de los niños y de los mayores. El hecho de que matice ese descubrimiento por la corrección: «uso moderadamente del placer», tendría también como fuente de origen a la experiencia, en cuanto que ella nos demuestra que quienes usan desenfrenadamente de los placeres no consiguen alcanzar esa felicidad que pretendían.  El segundo argumento kantiano respecto a las éticas materiales es que son hipotéticas y condicionales. Solo nos servirían como normas de conducta si la hipótesis sobre la que se construye el condicional se cumple. Kant también pone un ejemplo referido a un sabio epicúreo, que en este caso dijera: «no bebas en exceso». Esa afirmación debe entenderse como «no bebas en exceso, si quieres alcanzar una vida moderada y largamente placentera». Para quien no tenga como objetivo esa vida largamente placentera, el argumento carecería de toda fuerza © Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) moral.  En tercer lugar, Kant critica a las éticas materiales su condición de heterónomas, en el sentido de que el sujeto no es el que se da a sí mismo la ley, no es el que se determina a seguir una norma por sí mismo. El mandato para seguir una conducta Fundamentos de Bioética y Ética 12 Tema 5. Material de estudio moral le vendría impuesto desde fuera, por el deseo o por la inclinación. Siguiendo con el ejemplo de la teoría de Epicuro, sería la inclinación al placer la que guiaría la conducta moral. Tras esta revisión de los planteamientos éticos anteriores, en su Crítica de la razón práctica (1788) Kant se decanta por la ética formal, entendida como una ética estrictamente universal y racional. Las éticas materiales están aquejadas de las limitaciones anteriormente apuntadas. Una ética formal debe ser a priori y debe tener para el sujeto el carácter de autónoma, es decir, es el propio sujeto el que debe darse a sí mismo la ley y la determinación a obrar según esta. Las características fundamentales de esta ética formal serían, en primer lugar, no establecer ningún fin o bien que deba ser procurado, para que no caiga en la crítica realizada anteriormente para las éticas materiales. En segundo lugar, pone el énfasis en cómo debemos actuar, más que dictarnos pautas propiamente dichas de actuación. Como puede comprobarse, los pasos seguidos por Lawrence Kohlberg en Moral development and behavior (1975) son altamente deudores de las ideas presentes en la Crítica de la razón práctica (1788) de Inmanuel Kant, y todo un modelo de conducta para una sociedad abierta, donde pueden convivir diversos modelos morales. 5.4. Concepto de persona en el cristianismo y en el mundo occidental © Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) El término latino persona procede de la palabra griega que representaba la máscara que usaban los actores del teatro griego para representar a los diferentes personajes, denominados en ese contexto dramatis personae, análogo a lo que en las Fundamentos de Bioética y Ética 13 Tema 5. Material de estudio ciencias sociales, en la actualidad, podemos denominar, de acuerdo con las teorías funcionalistas, roles o papeles sociales. Es discutible si en el mundo griego se llega a sostener el concepto de personalidad humana tal como se entenderá en los tiempos modernos. Pero sí es nítido que, en personajes como Sócrates, la capacidad lógica y moral solo puede entenderse de alguien que, por naturaleza tiene una capacidad y dignidad que estaría por encima de los otros seres creados. Todo esto es lo que Platón ya nos incorporaría bajo el concepto de alma, tan conexa a su teoría de las ideas; y más detalladamente Aristóteles en su Acerca del alma, donde se nos detalla las facultades y capacidades del ser humano, con gran detalle de su funcionamiento. Al menos esta tríada de grandes pensadores ya nos apunta que el sujeto humano trasciende el ser una mera parte del cosmos o un simple eslabón de una ciudad-estado, como eran en realidad las polis griegas. Posteriormente los movimientos filosóficos helenísticos, especialmente los estoicos, neoplatónicos y epicúreos, están repletos de consideraciones del ser humano frente al cosmos. En ese contexto coinciden con los grandes autores, anteriormente comentados, en considerar al ser humano como una parte muy especial de toda la realidad. Todo esto es especialmente manifiesto en autores como Plotino (205-270) quien, analizando los estadios del alma, apunta a los aspectos trascendentes del ser humano. La llegada del cristianismo va a encontrar, por lo tanto, todo un terreno abonado para entender que la naturaleza humana comporta algo de divina, dado que Dios ha asumido la corporeidad humana. La noción de persona, dentro del cristianismo, va a ser elaborada en términos teológicos, pero coincidentes con las concepciones antropológicas de estas escuelas © Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) helenísticas, anteriormente comentadas y, de modo especial, con los neoplatónicos. En el Concilio de Nicea (325), cuya lengua de funcionamiento sería el griego, encontramos ya una clara afirmación de la dignidad de la naturaleza humana, atribuida también a Cristo, pero afirmando que, en su caso, simultáneamente Fundamentos de Bioética y Ética 14 Tema 5. Material de estudio («hipostáticamente», dirán), convivirían las naturalezas divina y humana, como un estado especial de religación entre ambas. Uno de los autores que va desarrollar más largamente esta noción de persona, y la dignidad que comporta, sería San Agustín de Hipona (354-430), al que ya nos hemos referido. Lo hace en el contexto de querer explicar la Santísima Trinidad como tres personas distintas en su tratado De trinitate, considerando que no podía ser afirmadas como simples substancias impersonales, en el sentido aristotélico del término. San Agustín no se basó en Platón, Plotino o Porfirio, presentes en todo el movimiento helenístico y que habían sido aceptados por muchos de los primeros cristianos. Él recurrirá fundamentalmente a Aristóteles y, de modo especial, a la Ética a Nicómaco, cuando analiza las relaciones entre los diferentes sujetos humanos, en el marco político e incluso en el contexto de la amistad, donde completa a la substancia con el concepto de experiencia personal, dando a esta un estatus de consistencia en la propia estructura personal de cada uno de nosotros. El concepto de persona, y la dignidad que ella comporta, va a perder así todo carácter de exterior, y se va a convertir en interior. Por lo tanto, se centra en la propia e íntima historia personal de cada sujeto humano. Gracias a todas estas ideas es como se entendería la definición clásica de Boecio (480- 525) en Contra eutychen et nestorium (1570), donde se define al sujeto humano como persona est naturae rationalis individua substancia (la persona es una substancia individual de naturaleza racional). Cada sujeto humano existe, pues, por derecho propio. Es un sujeto de derechos y deberes y de él va a emanar una actividad que le comporta, por ejemplo, el derecho a la propiedad, de aquello que justamente sea suyo. Esta va a ser la concepción de persona más frecuentemente sustentada por los autores medievales. © Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) El cristianismo siempre va a sostener la dignidad individual del sujeto humano, como reflejo del Creador, frente al poder político, el grupo, las circunstancias personales, etc. En ese contexto debe situarse la afirmación de Pascal (1623-1662): «el ser humano está dotado de una dignidad infinitamente infinita» (PASCAL 1954, p. 243). Fundamentos de Bioética y Ética 15 Tema 5. Material de estudio El movimiento racionalista va a proseguir con esta valoración del sujeto humano y en uno de su representantes como es Leibniz (1646-1716) nos encontramos con la afirmación siguiente: «la palabra persona conlleva la idea de un ser pensante e inteligente, capaz de razón y de reflexión, que puede considerarse a sí mismo como él mismo, como la misma cosa, que piensa en distintos tiempos y en diferentes lugares, lo cual hace únicamente por medio del sentimiento que posee de sus propias acciones» (LEIBNIZ 1885). Kant será uno de los filósofos que más ponga el acento en las relaciones entre lo ético y la persona. Una de las mejores definiciones que nos aportaría es: «la persona es la libertad e independencia frente al mecanicismo de la Naturaleza entera, consideradas a la vez como la facultad de un ser sometido a leyes propias, es decir, a leyes puras prácticas establecidas por su propia razón» (KANT 1963, p. 155). Ahora bien, esta ética formal propugnada por Kant solo es posible si se dan tres postulados como presupuestos fundamentales: la libertad del hombre, la inmortalidad del alma y la existencia de Dios. La exigencia moral del deber por el deber solo se le puede exigir a un ser libre. Y este ser libre que busca la concordancia total entre su voluntad y la ley moral, como un camino virtuoso, es una exigencia que nos lleva a un proceso indefinido, que tiene como meta la inmortalidad del alma. Y esta tensión entre el ser y el deber-ser exige la existencia de Dios, como una realidad en la que ser y deber-ser se identifican, dándose una unión perfecta entre virtud y felicidad. La historia del mundo occidental ha sido el descubrimiento de esta naturaleza racional y moral del ser humano, la afirmación de la misma como base de la dignidad de la persona humana y el respeto a ella. Solo afirmando una naturaleza humana © Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) común a todos los países y razas se pudo construir una Sociedad de Naciones y que esta elaborara una tabla de los derechos humanos como base a un gobierno universal, tal como representa la Organización de las Naciones Unidas (a pesar de las limitaciones que pueda representar). Ha sido esta síntesis entre el concepto cristiano de persona y lo mejor de la filosofía occidental lo que ha permitido los mejores Fundamentos de Bioética y Ética 16 Tema 5. Material de estudio períodos de desarrollo de nuestros respectivos países. Cuando estos principios se han pisoteado es cuando han aparecido los movimientos totalitarios y dictatoriales en los mismos, constituyendo los peores momentos de su historia. 5.5. La acción como razón práctica Ya hemos analizado anteriormente en la figura de Inmanuel Kant que la Crítica de la razón pura (1787) debe estar seguida de su actuación fenoménica en la Crítica de la razón práctica (1788) porque las reflexiones, capacidades e ideas deben exteriorizarse como acción. La noción de acción puede entenderse en sentido psicológico, en sentido físico o en sentido metafísico. Ya hemos analizado anteriormente cómo surge, en sentido psicológico, la acción moral en el hombre, y es obvia la necesidad que tiene todo ser humano de exteriorizar sus capacidades, habilidades, ideas, incluso sus creencias religiosas. Somos animales sociales y en ese contexto social tiene que realizarse nuestra acción personal. El sentido físico de la acción debemos dirigirlo hacia la propia física y las ciencias naturales (y obviamente no es objeto directo de nuestro Máster), por lo que nuestra reflexión sobre la acción va a tener el sentido de nuestra actividad histórica, que nos va a permitir nuestro desarrollo como personas. Debemos a Wilhelm Dilthey (1833-1911), especialmente en su Introducción a las ciencias del espíritu (1883), el haber acuñado el concepto de crítica de la razón histórica, en cuanto que nuestra propia existencia humana y los productos elaborados por las distintas generaciones van a tener necesariamente un contexto © Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) histórico. Como una de las herramientas para el análisis de dichos contenidos, Dilthey va a clasificar los descubrimientos humanos en ciencias de la naturaleza y ciencias del espíritu. Fundamentos de Bioética y Ética 17 Tema 5. Material de estudio Las ciencias del espíritu tienen como objeto el hombre en la totalidad de todas sus expresiones y manifestaciones culturales, que naturalmente van a tener un marcado carácter histórico, dadas las limitaciones de nuestro marco vital. El proyecto filosófico de Dilthey es fundamentar estas ciencias. Por el contrario, las ciencias de la naturaleza van a tener como objeto las distintas particularidades de la realidad, que están, por supuesto, limitadas a las capacidades e instrumentos de análisis de la misma en cada momento histórico. Nuestro siglo XX (y no creemos que se haya modificado drásticamente sus reflexiones en el arranque del siglo XXI) estaría caracterizado por estos cuatro hechos culturales y filosóficos:  Generalizada positivización del saber y de las ciencias. Todo esto es consecuencia de avance rápido de los conocimientos científicos y por querer dar un simple sentido positivo a los descubrimientos de las mismas.  Relatividad de los sistemas filosóficos. En el caso, por ejemplo, de los sistemas éticos nos podemos referir al utilitarismo, liberalismo, ética evolutiva, ética de la discusión, deliberacionismo, etc., que van a ser objeto de estudio en otro de los temas de este Máster.  Conciencia histórica. Aprehensión clara de la historicidad de todos los fenómenos culturales, como deudores de un determinado contexto histórico.  Escepticismo, como consecuencia de la anarquía de los sistemas filosóficos (como contraste a esta anarquía, hemos procurado encontrar anteriormente, en la fundamentación de la ética, un hilo conductor entre los grandes filósofos griegos, Sócrates, Platón y Aristóteles; la asimilación de sus ideas por el cristianismo; la profundización de las mismas en San Agustín de Hipona y Santo Tomás de Aquino; y la racionalización de la ética en Pascal y fundamentalmente en Kant). © Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) Las ciencias de la naturaleza, referidas a los avances radiológicos, oftalmológicos, quirúrgicos, análisis fisiológicos, diversos tratamientos, etc., van a resultar siempre insuficientes si se pierde el sentido ético de sus descubrimientos, que no es otro que servir a la persona, con dignidad infinita, que va a ser objeto de los mismos. Fundamentos de Bioética y Ética 18 Tema 5. Material de estudio Un magnífico ejemplo de sintetizar las ciencias de la naturaleza y las ciencias del espíritu como guía para nuestra acción lo encontramos en la obra de Henri Bergson (1859-1941), quien va a tomar como guía de su sistema filosófico «del positivismo a la metafísica», tema que nos lleva a nuestro problema último, la existencia de Dios. Bergson fue profesor de filosofía de Pierre Teilhard de Chardin y las aportaciones de ambos son reconocibles en muchos pasajes de los escritos del papa Francisco. En opinión de Bergson, hay que reconocer las aportaciones de la ciencia positiva, y todo ese esfuerzo debe ser entendido, tanto en sus aspectos metodológicos como en sus aportaciones concretas, como un primer grado de vida metafísica, al retrotraerse a la fuente misma del conocimiento científico. El funcionalismo evolutivo de Herbert Spencer, especialmente su obra Principios de psicología (1897), influirá en el interés de Bergson por centrarse en el concepto de la acción, como paso de los principios a los hechos. Las facultades psicológicas, largamente reflexionadas por los filósofos, van a ser vistas ahora bajo el enfoque de cómo funcionan, bajo el prisma del evolucionismo. La transformación armónica que se produce en la transformación evolutiva de nuestras capacidades es el mejor modo de reconocer la naturaleza espiritual del hombre. Un ejemplo clásico, largamente comentado por Bergson, es la transformación que sufren las capacidades del pensamiento, lenguaje, memoria, etc. en aras de la aparición de la conciencia. La acción es duración real, y es el lugar privilegiado donde la realidad experienciada es duración en la conciencia. Es el medio donde se unen la experiencia y la intuición, donde el entendimiento humano no debe ser visto como una aproximación externa a las cosas, sino como una captación desde dentro de las mismas. La intuición en la acción científica, por ejemplo, es entrar en el interior de la realidad, lo que nos © Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) permite generalizar a partir de nuestra particular experiencia de la misma, como nos analiza con detalle Henri Bergson en Materia y memoria (1896). Entendida así no hay contraposición entre ciencia positiva y metafísica. Fundamentos de Bioética y Ética 19 Tema 5. Material de estudio Y en esa acción real es donde debemos actuar guiados por lo que Kant llamó el imperativo categórico: «obra solo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne en ley universal» (KANT 1963, p. 72). Máxima que puede ser tildada de fundamental en la construcción de la conducta ética de cualquier ser humano. 5.6. Referencias bibliográficas ARISTÓTELES. Obras. Madrid: Aguilar, 1982. BERGSON, H. Oeuvres: edition du centenaire. París: Press Universitaire de France, 1959. DESCARTES, R. Discurso del método. Madrid: Gredos, 2011. DILTHEY, W. Obras de Dilthey. México: Fondo de Cultura Económica, 1946. KANT, I. Crítica de la razón pura. Madrid: Victoriano Suárez, 1960. KANT, I. Crítica de la razón práctica. Madrid: Victoriano Suárez, 1963. KOHLBERG, L. Moral development and behavior. Nueva York: Holt, Rinehart and Winston, 1976. LEIBNIZ, W. Nouveaux Essais sur l´entendement humanain. Berlin: Gerhardt, 1885. © Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) PASCAL, B. Oeuvres complètes. París: Gallimard, 1954. PIAGET, J. El juicio moral en el niño. Madrid: Beltrán, 1935. Fundamentos de Bioética y Ética 20 Tema 5. Material de estudio PIAGET, J. El criterio moral en el niño. Madrid: Morata, 1975. PLATÓN. Obras Completas. Madrid: Aguilar, 1981. SAN AGUSTÍN DE HIPONA. Introducción general a las obras de San Agustín. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1950. SÓFOCLES. Tragedias. Madrid: Biblioteca Gredos, 2006. SPENCER, H. The principles of psychology. Nueva York: Appleton and Co, 1897. © Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) Fundamentos de Bioética y Ética 21 Tema 5. Material de estudio A fondo Fundamentos de ética: experiencia moral, persona y acción Accede al vídeo a través del aula virtual © Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) Fundamentos de Bioética y Ética 22 Tema 5. A fondo

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