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TEMA 7.- La productividad y el Bienestar Animal bajo sistemas de producción intensivos. Interacción hombre-animal. Métodos de evaluación del Bienestar. TEMA 7 LA PRODUCTIVIDAD Y EL BIENESTAR ANIMAL. INTERACCIONES DENTRO DEL CAMPO DE LA ZOOTECNIA. MÉTODOS DE EVALUACIÓN DEL BIENESTAR SISTEMAS DE PRODU...

TEMA 7.- La productividad y el Bienestar Animal bajo sistemas de producción intensivos. Interacción hombre-animal. Métodos de evaluación del Bienestar. TEMA 7 LA PRODUCTIVIDAD Y EL BIENESTAR ANIMAL. INTERACCIONES DENTRO DEL CAMPO DE LA ZOOTECNIA. MÉTODOS DE EVALUACIÓN DEL BIENESTAR SISTEMAS DE PRODUCCIÓN Y SUS REPERCUSIONES SOBRE EL BIENESTAR. Los sistemas intensivos y extensivos presentan diferentes problemas de bienestar. Sistemas intensivos En los sistemas intensivos se utilizan razas de animales altamente seleccionados hacia una determinada producción (leche, carne, huevos...) que se mantienen en espacios de ambiente controlado (ventilación, temperatura, luz...), se alimentan de forma equilibrada y en general se aplican las últimas tecnologías (inseminación artificial, lactancia artificial, ordeño mecánico, etc.). El confinamiento es el problema de bienestar más específico en estos sistemas (Wechsler et al, 1997; Dantzer, 1995). Restringe la expresión del comportamiento relacionado con el confort a corto, medio o largo plazo, y en él hemos de considerar el espacio disponible, microclima y posibilidades de relación con otros miembros del rebaño. Respecto del espacio, se han dado diversos valores que difieren según la raza, edad, tamaño, estado fisiológico, etc. Las necesidades de espacio se detectan a través de la conducta de los animales, toda vez que el espacio requerido difiere según la ubicación y disponibilidad de comederos, bebederos, zona donde descansar y posibilidades que ésta favorezca el acostarse o permanecer levantado en la dirección que elija, etc. También hay que considerar que, bajo iguales condiciones climáticas, en condiciones intensivas, el microclima que rodea al animal puede variar considerablemente respecto del que encuentra en el prado; p.e. el vellón puede ser un perjuicio, el nivel de ventilación hay que cuidarlo mucho, las condiciones de la cama en relación al bienestar y a la salud, etc. En intensivo, la incidencia de enfermedades infecciosas, parasitarias y no infecciosas es diferente. De estas últimas se pueden presentar la intoxicación por cobre y cálculos urinarios que tienen causas complejas en la nutrición y ambas afectan al bienestar. Hay que cuidar las características y disponibilidades del agua así como el consumo de tierra. La nutrición presenta dos cuestiones en sistemas intensivos: una, que sea adecuada en cantidad y calidad para cubrir las necesidades de los animales, y en segundo lugar que cubra las necesidades de comportamiento. Se ha de proveer del suficiente alimento para todos los animales y que éste tenga unas características físicas que permitan el desarrollo de los comportamientos alimentarios. En estas circunstancias se presentan mayor cantidad de estresores psicosociales, que están relacionados con comportamientos de intimidación y dominancia y la ausencia de vías de escape para los animales de rango inferior en el orden de dominancia. Un espacio inadecuado o una mala mezcla pueden ser el origen de estos problemas. Cuando se reúnen animales de diversa procedencia se requiere de un tiempo de adaptación y ajuste, proceso que consume recursos comportamentales. Ovejas que difieren grandemente en tamaño o en comportamiento no deben juntarse: Merinos y Dorset Horn. Además, las ovejas con cuernos requieren de más espacio, al igual que la presencia de machos aumenta los acontecimientos agonísticos. El mordisqueo de la lana es un problema que no suele aparecer en cría extensiva. La causa es compleja y no se considera un estereotipo. Está directamente relacionado con el enclaustramiento ya que desaparece cuando se saca a los animales al prado. Bajo intensividad también aparecen estereotipos cuando el medio que rodea al animal no le provee de estímulos, es monótono, y el animal actúa con mecanismos compensatorios que mantengan su actividad. Los estereotipos ponen en evidencia carencias del medio y tienen implicaciones en el bienestar, si bien animales que no adoptan estos comportamientos pueden tener un mayor sufrimiento. Sistemas extensivos Los sistemas extensivos: Están condicionados por la absoluta dependencia del medioambiente. Esta dependencia se traduce en una alimentación regida por la estacionalidad de los recursos silvopastorales, existiendo periodos con sobreabundancia de nutrientes y otros en los que su escasez no permite cubrir las necesidades de mantenimiento de los animales, por lo que surge con frecuencia la trashumancia para suplir en parte estas deficiencias, o bien se recurre al aporte puntual de alimento a pesebre para cubrir al menos esas necesidades para el mantenimiento. Disponen de unas condiciones mínimas de alojamiento, con o sin base territorial y para resistir estas condiciones se recurre a la explotación de razas de animales domésticos con gran “rusticidad”, esto es, con gran capacidad de adaptación al medio y a estas condiciones. En este tipo de sistemas, los factores relacionados con el bienestar actúan cíclicamente y no de forma continua como en los intensivos. Estos factores son el clima, la nutrición y las enfermedades. En estos sistemas hay un enfrentamiento más estrecho entre requerimientos para un adecuado bienestar y los rendimientos productivos. La descripción del bienestar como el estado de un individuo mirado como un intento para adaptarse a su medio es particularmente relevante en el manejo extensivo de las ovejas. El enfrentamiento del genotipo con el medio ambiente es de vital importancia para el bienestar y la amplitud de polimorfismos genéticos de la oveja le permite adaptarse al amplio rango de condiciones climáticas y nutricionales. INTERACCIONES DENTRO DEL CAMPO DE LA ZOOTÉCNIA La tecnología sobre la que se apoya la ganadería intensiva ha provocado profundas modificaciones en las características genéticas y fisiológicas de los animales. El estricto control de los factores ambientales se traduce por un menor reajuste de los sistemas fisiológicos de adaptación y una patología más discreta, si se compara con la del animal expuesto a las variaciones climáticas y nutricionales de un ambiente más natural. Sin embargo, existen factores perturbadores que afectan al animal a través del medio artificial que le es impuesto. Los factores en juego se agrupan en tres categorías: Interacciones entre animales (ambiente social). Interacciones hombre-animal (manipulaciones a las que están sometidos los animales) Interacciones animal- medio físico. En el transporte, especialmente, se conjugan todos los factores de perturbación: las manipulaciones de conducción, la exposición a un nuevo ambiente, la ubicación con animales desconocidos, el hacinamiento, el ruido, los movimientos del vehículo, el hambre, la sed. Ello da lugar a mortalidad, especialmente en los meses calurosos, pérdida de peso que puede llegar al 2'5% del peso vivo total y alteración de la calidad de la carne, que será conocido y estudiado como estrés al sacrificio. La mortandad puede llegar, para terneros recién nacidos, hasta el 10-15%, produciendo también trastornos patológicos fundamentalmente de tipo respiratorio y gastrointestinales (fiebre del transporte). Interacciones entre animales Podrían considerarse como parte de las interacciones del animal con su medio ambiente, en este caso su ambiente social. Entre las manifestaciones de conducta social en los animales domésticos son frecuentes las interacciones entre los animales de la misma especie. El comportamiento maternal de la madre para con sus crías favorece su socialización: éstas están integradas en un grupo preexistente cuya jerarquía social depende de su edad y del rango de su madre. En la ganadería intensiva, por el contrario, es determinante la separación precoz de la cría de su madre y de los demás adultos, la segregación de los sexos, la ordenación de lotes con animales de características morfológicas similares y la restricción del espacio disponible, con cual no se pueden mantener las distancias sociales y la agresividad es mayor. La capacidad de los animales para formar una organización social representa el mecanismo regulador de facilitación social y una aptitud defensiva en la utilización del territorio, con el resultado de un ahorro metabólico importante. Todo factor o circunstancia que impida la integración de los actos individuales, en la sociedad o que retrase la jerarquización social, es una fuente potencial de disturbios. Numerosos ejemplos testimonian la intervención de un verdadero "estrés social" en la cría del ganado, dando lugar a efectos nocivos sobre la economía de la producción y sobre el estado sanitario de los animales. La superpoblación, por ejemplo, es un factor desencadenante de alteraciones sobre el peso corporal, comportamiento, fertilidad y sensibilidad a las enfermedades, así como reacciones agresivas, tanto en aves como en cerdos, o bovinos y ovinos. Interacción hombre-animal Los animales están sometidos a manipulaciones cada vez que es necesario intervenir sobre ellos con un fin zootécnico (cambio de alojamiento, transporte, formación de grupos, esquileo, etc.), o por razones médicas (vacunación, tratamientos preventivos o curativos), tanto a nivel individual como al grupo en su totalidad. Las características de las modernas técnicas de cría conllevan una ausencia de la familiaridad entre el hombre y el animal. Como consecuencia, las manipulaciones a las que antes aludíamos pueden ocasionar diversos problemas que oscilan desde la simple pérdida de tiempo hasta graves accidentes con lesiones en el animal o en el criador. Existen principalmente una serie de razones económicas para que tengamos que tener en cuenta las relaciones hombre-animal (pérdidas cuantitativas de producción o pérdidas de calidad de la carne). Un manejo y una manipulación adecuados pueden reducir considerablemente estas pérdidas. La mayoría de los efectos negativos de esta interacción están relacionados con el temor que produce al animal la simple presencia del hombre. Las mediciones del grado de temor del animal tienen muchas coincidencias con los controles para determinar el grado de bienestar; entre los criterios de tipo comportamental, el más utilizado es el control de las reacciones y de la distancia de huida cuando se percata de la presencia del hombre y ante su aproximación. Factores que influyen en la relación hombre-animal: Condiciones de cría durante las edades tempranas (p.e. animales criados artificialmente por los humanos). Sistema de cría (en extensivo o en confinamiento). Personalidad y aptitud del criador. Cuentan tanto sus cualidades psicológicas para el trato con los animales como el correcto conocimiento capaz de preveer las reacciones individuales de los animales. De su capacidad de observación dependerá su habilidad para detectar las modificaciones conducturales más imperceptibles. Las experiencias pasadas y la naturaleza de los contactos previos con el hombre. Una experiencia negativa puede tener consecuencias a largo plazo y hacer que un animal se torne difícil de manipular. También puede ocurrir lo contrario, ante una experiencia placentera, pero suelen tener mayor efecto marcador las desagradable siendo superior la tasa aversión a las manipulaciones. Influencias genéticas: los bovinos lecheros son de más fácil manipulación que los de carne. Esto nos hace pensar en una selección intencionada o no a la facilidad de manejo. El uso de técnicas simples, tales como la habituación, el aprendizaje. y la suavidad en las manipulaciones, pueden mejorar las relaciones hombre-animal. Interacciones animal-ambiente En la comprensión de los trastornos patológicos de origen infeccioso o no infeccioso, que puedan sobrevenir en ganadería intensiva, es importante tener en mente la calidad del ambiente: componentes localizados en las construcciones ganaderas pueden repercutir sobre el estado de salud de los animales, de forma directa o indirecta. Los factores climáticos constituyen un capítulo importante. La estabilidad térmica se puede alterar por un gran número de factores externos e internos: la higrometría y una baja ventilación, la hiperactividad muscular; la misma especie animal tiene un comportamiento distinto frente a estos factores ambientales. Otro factor a tener en cuenta es la anormalidad de la intensidad de los estímulos. Toda una serie de anomalías en el comportamiento, consistentes principalmente en una exageración de las actividades orales y en la aparición de estereotipias (acciones repetitivas que emplean un número determinado de elementos, y que ocurren con mayor frecuencia de lo normal, repitiéndose prácticamente en el mismo orden durante ciclos sucesivos) pueden observarse en los animales criados en ambientes empobrecidos o monótonos, p.e.: el mordisqueo de las barreras por las cerdas enjauladas, las oscilaciones repetidas de la cabeza en aves, etc. Del mismo modo, un exceso de estímulo puede provocar también alteraciones en el comportamiento y en la productividad de los animales. Las consideraciones económicas Los tres factores que se conjugan en los sistemas de explotación, animal, medio y hombre, están a su vez determinados por un factor económico. Los animales domésticos se crían bajo criterios de utilidad y rentabilidad, aunque estos criterios, cuando son aplicados en su máxima expresión, conducen a determinados tipos de sistemas en los que los animales quedan sometidos a tal intensidad en su explotación que originan discrasias biológicas y comportamentales que tiene como resultado la aparición del estrés y con él del sufrimiento. En la actualidad y desde la conciencia social que reconoce los derechos de los animales a ser criados y explotados en condiciones que preserven su bienestar (lo que constituye un elemento propio de la moral humana), el factor económico queda supeditado a este nuevo enfoque. El bienestar animal y el de los humanos no están estrictamente ligados, por ello, las discusiones sobre bienestar se centran en muchas ocasiones en las consideraciones económicas donde existen aspectos ineludibles que se mueven entre el uso que de los animales hace el hombre y a las múltiples disciplinas que comprende Bienestar Animal y en las que se conjugan la Ética y la Zootecnia. Como indica Bennet (1997), es importante que la cuestión económica sea percibida, más que como un mero ejercicio económico, como una disciplina capaz de incorporar diferentes consideraciones éticas y que permita utilizar la información de los zootecnista para ayudar a la toma de decisiones en relación al uso de los animales por parte de los humanos y de las obligaciones que tienen sobre ellos. CRITERIOS PARA EVALUAR EL BIENESTAR Y EL CONFORT: La evaluación objetiva del Bienestar Animal es de gran importancia, aunque el bienestar es un estado subjetivo, ya que depende de lo que el animal siente. Se utilizan tres sistemas de evaluación: ergonomía, medida de las preferencias y medida del disconfort. La ergonomía trata de considerar al animal como un ser que debe realizar una serie de actividades: alimentarse, descansar, desplazarse, etc., y debe conseguir que se limiten las lesiones y mejorar las condiciones de confort de los animales, ayudando a concebir las instalaciones de manera que respeten los tamaños corporales, las posturas y los movimientos. Como hemos señalado anteriormente, el bienestar depende de cómo percibe el animal cada una de las situaciones con las que se enfrenta, por lo que debemos comprobar las preferencias de los animales. Inicialmente se realizan evaluaciones a corto plazo: al animal se le da a elegir entre dos opciones y se entiende que tiene preferencia por la que elige. Ahora bien, estas pruebas no permiten conocer la intensidad de la preferencia, para lo cual se diseñan experiencias en las que se considera la "elasticidad de la elección": estiman el esfuerzo o motivación por obtener lo que se prefiere (si un animal está motivado, se esfuerza más). Estos sistemas tienen sus limitaciones pues a veces el esfuerzo para conseguir algo es exagerado respecto del premio, y en otras es difícil la asociación entre lo que se demanda y lo que se consigue, etc. Como complemento de las pruebas de preferencias, es necesario valorar el disconfort (consecuencias a largo plazo de las condiciones de vida a las que sometemos a los animales). El bienestar de los animales debe estudiarse teniendo en cuenta indicadores de bienestar que puedan medirse de forma objetiva. Estos indicadores deben incluir aspectos no sólo de salud de los animales, sino también de su estado emocional que a menudo se refleja en su comportamiento., Los investigadores del proyecto Welfare Quality sugieren que deben establecerse indicadores de relacionados con el ámbito de la salud, alimentación el alojamiento, el comportamiento y las emociones. Por lo tanto, en el caso de los animales de granja, esta evaluación se lleva a cabo a través de criterios: zootécnicos, fisiológicos y de comportamiento. A estos pueden añadirse indicadores relacionados con la calidad de la canal y la carne e indicadores relacionados con el proceso de aturdimiento. Los indicadores no sólo deben basarse en el estado del animal, sino también en las características del ambiente. Los indicadores deben de ser válidos para medir lo que realmente queremos medir, fiables (resultados de las medidas repetibles) y prácticos. Criterios zootécnicos o relacionados con la producción: Se basan en que el disconfort afecta el nivel productivo de los animales; se valora, por tanto, el bienestar en función del nivel sanitario y productivo. Un animal estresado tiene disminuidas sus defensas inmunitarias y por tanto los agentes patógenos tienen más oportunidad de desarrollarse y provocar enfermedades. Igualmente, la enfermedad es una fuente de sufrimiento. La mortalidad. Si es elevada hemos de suponer que los animales han experimentado sufrimientos importantes. Morbilidad o enfermedad. Es otro parámetro a tener en cuenta, sin embargo, es difícil de obtener una escala contínua y fiable. Niveles de producción. Se asume que los animales que tienen un nivel de producción considerablemente más bajo que el resto de sus congéneres se encuentran en un nivel de bienestar menor. No son suficientes para determinar el nivel de bienestar del animal. La hipótesis de que se parte en este ámbito zootecnista es que los buenos rendimientos en la producción de carne, leche, huevos, etc. no pueden obtenerse de animales enfermos. Esto es cierto, pero estos autores estiman que los altos rendimientos se están obteniendo en animales previamente estresados, ya que el estrés ha sido asociado como causa posible de la hiperfagia y obesidad, de ello se deduce que las máximas tasas de crecimiento pudieran ir asociadas con animales estresados. Muchos de estos procesos son diagnosticados a posteriori, versus la escasa calidad de la carne de cerdos (exudativa) cuando en la cría y selección sólo se atiende a la tasa de crecimiento. Criterios fisiológicos: La aparición de alteraciones de los parámetros fisiológicos es signo evidente de estrés; si bien, la ausencia de estas alteraciones no presupone que los animales estén en confort, ya que la ausencia de bienestar no siempre motiva cambios apreciables en los parámetros fisiológicos. Las respuestas al estrés se deben a la activación de la rama simpática del sistema nervioso autónomo (la liberación inmediata de catecolaminas, noradrenalina y adrenalina) y activación del eje corticotropo (liberación de corticoides), que permiten liberar la energía necesaria para hacer frente a lo que el animal percibe como una agresión. Ahora bien, estos indicadores no varían cuando el estrés es crónico. Estos indicadores incluyen cambios en la frecuencia cardíaca y respiratoria y cambios en la concentración de algunas hormonas. Tienen más utilidad para investigaciones que para la práctica de inspección de bienestar en las explotaciones Los Niveles plasmáticos de ACTH, cortisol, corticosterona y glucocorticoides (relacionados con la respuesta de estrés crónico) aumentan normalmente en situaciones de estrés, pero presentan varios problemas: pueden aumentare también en situaciones que no pueden precisamente considerarse como desagradables (cópula, situaciones de exploración en situaciones novedosas) y sus niveles dependen también de otras cuestiones metabólicas no relacionadas con el estrés. Los niveles normales de glucocorticoides no necesariamente indican que el animal tenga bienestar. Las situaciones de estrés crónico pueden tener niveles de glucocorticoides normales. Cuando se pretende estudiar estrés crónico, una medida puede ser inocular ACTH para (hormona hipofisaria que estimula la liberación e glucocorticoides en la corteza de las glándulas adrenales) y medir la cantidad de glucocorticoides plasmáticos. Esta prueba está fundamentada en el hecho de que el estrés produce una sensibilización de las adrenales que hace que la respuesta a la estimulación con la ACTH se exagerada También hay que recordar que la concentración de cortisol y corticosterona muestra una amplia variabilidad entre individuos y a menudo está sujeta a ritmo circadiano. Este grupo de criterios presenta el problema de que todos estos factores son susceptibles de ser alterados cuando se somete al animal a contención y ésta es imprescindible para su control. La práctica implícita a la obtención de la muestra de sangre genera un estrés para el animal que se puede manifestar por un incremento de glucocorticoides a nivel plasmático que no se corresponde con el estrés previo. Para evitar estos inconvenientes los glucocorticoides pueden determinarse también en las heces, en saliva y en orina. Otros indicadores también empleados para determinar la respuesta de estrés, más relacionados con la respuesta inmediata, son las catecolaminas (adrenalina y noradrenakina) prolactina y betaendorfinas. Los cambios en la frecuencia cardíaca y respiratoria, más que por niveles anormalmente altos o bajos, se relaciona con el estrés por su escasa variabilidad. Hay que considerar que también pueden también verse afectados por el nivel de ejercicio físico al que esté sometido el animal. Las proteínas de fase aguda son proteínas sintetizadas por los hepatocitos y cuya concentración varía en respuesta al daño tisular o a una respuesta inflamatoria. Son indicadores relacionados la respuesta de fase aguda y tienen interés especial en la evaluación del estrés durante el transporte y del estado sanitario de los animales. Criterios de comportamiento: Los indicadores de comportamiento son los más sensibles y más rápidos. Podemos valorar las modificaciones de la actividad del animal y las de su reactividad. Fallos de los comportamientos instintivos propios de los homólogos salvajes o silvestres (p.e. la cerda que se come a sus lechones, mientras que el jabalí es todo defensa de sus jabatos). Pero algunas modificaciones de este tipo, debidas a la domesticación, no tienen por qué producir estrés si se han realizado por medio del cambio genético y es éste el que se las impone (p.e. el perro pastor que defiende al rebaño mientras que el lobo lo ataca). Se plantea que la evaluación puede basarse en la posibilidad que tiene el animal de desarrollar bien las actividades instintivas. Según esta hipótesis, si los animales domésticos no realizan las mismas actividades instintivas que sus homónimos salvajes, pueden sufrir y originar el estrés, sea el caso del ternero que no mama porque es criado en lactancia artificial o la gallina que no incuba porque su función es asumida por las incubadoras. Desviaciones del etograma normal o anomalías conducturales. Pueden agruparse en los siguientes tipos: cambios directamente relacionados con la respuesta de estrés (disminución de la ingestión de alimento o de la rumia), cambios en las posturas de descanso o en los movimientos relacionado con el levantarse y acostarse), estereotipias, conductas que causan daños a otros animales (p.e. caudofagia, picaje, etc) y apatía. Cuando un animal no puede realizar un comportamiento, desplaza su actividad hacia otro objeto, aparece una actividad anormal: lame objetos o la pared, realizan movimientos repetitivos sin ningún sentido, simulan actividades, etc. Si bien la aparición de estas actividades anormales se considera como signo de inadecuación del medio a las necesidades, no se sabe si en realidad son un signo de inadaptación (los animales con estereotipias sufren más que los que no las presentan) o bien son un medio eficaz de adaptación (los animales con estereotipias sufren menos que los que no las presentan). Emisión de vocalizaciones tales como gritos y chillidos. Aptitud antropomórfica Por otra parte, desde una actitud antropomórfica podríamos pensar que la cría de los animales domésticos en extensivo conlleva altas cuotas de bienestar. En este aspecto Danzert y Mormédes avisan sobre el sentimentalismo, sobre la valoración de los sentimientos de los animales por analogía con los humanos. Estos autores señalan textualmente: "Con este sentimentalismo se corre el riesgo de hacernos caer igualmente en la trampa de la cría natural o ecológica, el cerdo de granja criado en un estercolero o el novillo mantenido en el pastizal, infestado de parásitos y expuestos a los azares nutricionales o climáticos, no son forzosamente más dichosos que sus congéneres en cría intensiva".

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