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TEMA 6 BASES SOBRE BIENESTAR Y PROTECCIÓN ANIMAL BIENESTAR Y PROTECCIÓN ANIMAL. ORGANIZACIÓN. El respeto por el bienestar de los animales se ha convertido en una demanda social creciente, a la par que los consumidores reclaman mayor información sobre la procedencia y condiciones de obtención de los...
TEMA 6 BASES SOBRE BIENESTAR Y PROTECCIÓN ANIMAL BIENESTAR Y PROTECCIÓN ANIMAL. ORGANIZACIÓN. El respeto por el bienestar de los animales se ha convertido en una demanda social creciente, a la par que los consumidores reclaman mayor información sobre la procedencia y condiciones de obtención de los productos de origen animal. Desde esta nueva perspectiva, el animal no es considerado como un simple medio para producir, sino que es un ser dotado de sensibilidad y de cierta percepción y comprensión del medio que lo rodea. Aunque parece que el interés por el Bienestar Animal es reciente, el hombre desde que se convirtió en ganadero no deja de intentar, en mayor o menor medida, satisfacer las necesidades de toda índole de los animales que tiene a su cargo. Procura evitar situaciones de estrés, dolor, falta de confort, etc. Dado que los animales no siempre expresan con claridad sus estados fisiológico y psíquico, a la par que no nos transmiten sus sentimientos, debemos preguntarnos qué entendemos por Bienestar Animal. El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define Bienestar como "conjunto de las cosas necesarias para bien vivir" y "vida holgada o abastecida de cuanto conduce a pasarlo bien y con tranquilidad". Por Bienestar se entiende “el estado o condición de salud y felicidad”, “el estado o condición de armonía fisiológica entre el organismo y su ambiente”, siendo el indicador más fiable “la buena salud y la manifestación de un normal repertorio de comportamientos”. Concepto no muy claro ya que “salud” es más que ausencia de enfermedad y “bienestar” es más que ausencia de disconfort y dolor, a la par que los conceptos “salud” y “bienestar” contienen elementos comunes. La noción de bienestar nos remite a la percepción que el individuo tiene de una determinada situación. Las emociones están en el origen de las reacciones de estrés: Mason (1971) mostró que animales privados de alimento presentaban respuestas de estrés (detectado a través de la liberación de corticoides) si veían comer a sus congéneres, y se eliminaban al darle granulados no nutritivos. Igualmente se ha constatado que un cambio lento de la temperatura no es considerado como agresión por los animales y sí un aumento brusco. El Bienestar Animal es una materia compleja con aspectos filosóficos, culturales, históricos y científicos, y está íntimamente asociado al comportamiento animal por dos razones (Fraser y Broom, 1990): el comportamiento es el primer indicador del estado de bienestar y un mejor conocimiento del comportamiento animal provee la base para mejorar la diagnosis de los problemas los avances en el conocimiento de la naturaleza del sufrimiento animal derivan de las ciencias del comportamiento. El estudio del comportamiento de un animal es crucial en el diagnóstico de problemas en su bienestar (Broom, 1991; Broom y Jonson, 1993). Dos hechos básicos son relevantes: primero, hay una doble vía de conexión y dependencia entre el comportamiento visible y el estado fisiológico básico (un ejemplo es la conexión entre el comportamiento alimentario y los mecanismos fisiológicos que ponen en marcha el hambre), y segundo, ambos comportamientos tienen causas primarias y últimas comunes (las causas primarias están relacionadas con los estímulos que los disparan y la parte jugada por los sistemas nervioso, hormonal y muscular en su expresión; y las causas últimas se relacionan con la significación del amplio rango de adaptación del comportamiento). Debemos tener en cuenta que: Impedir la expresión del comportamiento puede causar sufrimiento. El estudio del comportamiento puede arrojar conocimiento sobre la naturaleza del sufrimiento La comprensión de los repertorios y patrones del comportamiento de los animales bajo diferentes condiciones y estados fisiológicos puede proveer puntos de referencia para evitar desviaciones. El tercer punto, es decir, su aplicación como instrumento de diagnóstico, renueva el interés en la preparación de etogramas, que contribuyen al establecimiento y evaluación de los métodos de observación que pueden ser incorporados al diagnóstico de los esquemas de bienestar. El Comité Brambel señala que BIENESTAR es un término muy amplio que engloba tanto el buen estado físico como mental de un animal, y que para evaluarlo tendremos que recurrir al estudio de la conducta y de los sentimientos. En el mismo sentido se expresó HUGES (1976), asociando bienestar con un estado de completa salud física y mental en el que el animal está en perfecta armonía con el medio que lo rodea. DAWKINS (1983) lo definió como la ausencia de sufrimiento, entendiendo por sufrimiento "toda una gama de estados emocionales desagradables (miedo, dolor, frustración, agotamiento, etc.) pero analizados desde la realidad del animal y no como los sentiríamos nosotros". En todos los casos se hace referencia a la salud física y mental, términos que indican normalidad en los procesos neurofisiológicos y respuesta perfecta y sincronizada de todos los mecanismos adaptativos ante las variaciones del medio en que vive el animal. Esto es lo que se conoce como Síndrome General de Adaptación. Las respuestas con las que un animal responde pasan por tres fases: alarma: se activa el sistema hipotálamo-hipófisis-suprarrenal adaptación: el organismo recupera su equilibrio tras su adaptación estrés: si la adaptación no se consigue. En cualquier caso, es difícil definir con claridad y precisión el Bienestar, debiéndose contemplar: buena salud física y mental armonía con el medio ambiente capacidad de adaptación sin sufrimiento sentimientos A tenor de lo expuesto parece más convincente sustituir el término de Bienestar por el de ADAPTACIÓN Y PLASTICIDAD DE LOS COMPORTAMIENTOS. Desde su domesticación, los animales han ido evolucionando etologicamente y adaptándose sin problemas a situaciones a las que los expone el hombre. Gracias a su capacidad adaptativa, los animales evolucionan (cambio muchas veces reforzado por la selección), a veces no consciente, a favor de componentes del comportamiento que redundan en la adaptación. Sin embargo, en los últimos decenios los cambios han sido muy rápidos y los animales no han podido adaptarse convenientemente, por lo que surgen estados de estrés, definidos como el resultado de una demanda exagerada de las capacidades de reajuste tanto fisiológicas como del comportamiento de los animales o bien proceso por el cual los factores ambientales sobrepasan a los sistemas de control de un individuo. Desde un máximo confort hasta situaciones patológicas hay un amplio margen de situaciones donde la adaptación se puede realizar de manera más o menos fácil, pero eficaz. Es a este nivel donde hay que situar el debate sobre el Bienestar: el costo para el animal de su adaptación al medio que se le impone. El conocimiento del comportamiento, los mecanismos de instauración y sus márgenes de variación, los procesos de aprendizaje, las relaciones hombre-animal, el fenómeno del estrés, sus mecanismos y consecuencias, y de los sentimientos, son fundamentales en la práctica zootécnica. PROTECCIÓN ANIMAL El conocimiento de los aspectos de bienestar en los animales ha originado una inquietud en la especie humana por desarrollar una actividad legisladora que proteja a los animales. Partiendo de la asunción de que los animales tienen derechos legales o morales que deben ser aceptados por el hombre. Se parte también de la premisa de que “el sufrimiento es innecesario cuando es evitable o se es consciente de que se infringe”. Un capítulo importante de la normativa está dedicado al transporte y al sacrificio de los animales en matadero ya que son las situaciones de estrés más manifiestas. Pero, aunque la redacción de leyes de Protección Animal ha aumentado considerablemente en el último decenio, en España, ya en 1883, aparecía una Real Orden que disponía que los maestros de las escuelas públicas debían inspirar en la niñez los sentimientos de benevolencia y razonable protección que se debe dispensar a los animales. Reglamentación en materia de bienestar animal Diagnosticar un estado de disconfort no es cosa fácil y poner remedio lo es todavía menos. Los manuales abundan en recomendaciones de carácter general insistiendo en la necesidad de evitar las manipulaciones bruscas y dar a los animales espacio suficiente y un ambiente apropiado para satisfacer sus necesidades. En la mayoría de los casos, los conocimientos disponibles sobre la fisiología y el comportamiento de las especies de abasto no son suficientes para diagnosticar la falta de confort y preveer las consecuencias de la modificación de las técnicas de cría. Además, el avance tecnológico y económico se hace a un ritmo no coordinado con el de la investigación. La presión de la opinión pública, a través de los organismos de protección animal, se traduce en un cierto número de disposiciones reglamentarias propias para cada país que actualmente son armonizadas en conjunto a nivel de Consejo Europeo. Pero los reglamentos no son nada sin un cambio de mentalidad que se traduzca en un mayor cuidado para la higiene o prácticas destinadas para preservar y mejorar la sanidad física y mental La figura del veterinario como responsable de la supervisión de la correcta aplicación de las normativas aparece en todos los documentos de Ley. Organización de la Unión Europea en materia de bienestar animal. PRINCIPIOS GENERALES SOBRE ESTRÉS Y ANOMALIAS DEL COMPORTAMIENTO. ESTEREOTIPIAS EL ESTRÉS Los parámetros fisiológicos típicos del estrés aparecen solamente cuando se comprueba una disminución de la predicción y del control de la situación. Igualmente la posibilidad de acción es muy importante. Mientras el organismo pueda hacer algo para volver al equilibrio - es decir la homeostasis - no se puede hablar de estrés incluso cuando haya una excitación neta. Por ejemplo, mientras un animal pueda pelearse o huir, controla su destino (el estado de "fight-flight" de Cannon). El organismo todavía puede hacer algo para disminuir el grado de incertidumbre. Tendrá sin duda un nivel elevado de adrenalina y de testosterona. Los parámetros de estrés aparecen sin embargo solamente cuando el animal pierde el combate y no puede huir (el estado de "conservation withdrawal"). Cuando tal estado es de corta duración se habla de estrés agudo. El estrés crónico se refiere a una situación de larga duración que conduce a toda clase de fenómenos patológicos como el aumento crónico de la presión sanguínea, la inmuno-depresión y las lesiones orgánicas descritas en anatomo- patología (por ejemplo, lesiones cardíacas, úlceras de estómago etc.). Una buena comprensión del estrés y de lo que provoca el estrés es importante para evaluar el bienestar de los animales de renta. En cuanto el animal se encuentra en estado de estrés sin poder ejecutar el comportamiento adecuado, puede serIe útil ejecutar cualquier otra acción. Por ejemplo, las ratas que reciben choques eléctricos crónicos e inevitables, no desarrollan altas presiones sanguíneas estables cuando pueden atacar un congénere. Sin embargo, la importancia de la acción debe relativizarse teniendo en cuenta las investigaciones más recientes. Un número creciente de datos conseguidos a partir de diferentes especies sugieren que la población presenta una distribución bimodal en relación con el estrés. Ciertos individuos tienen tendencia a reaccionar de manera activa, mientras que otros siguen una estrategia pasiva. En inglés se habla de "active and passive copers". Varias experiencias indican que los activos reaccionan de manera simpática y los pasivos de manera parasimpática. Los primeros siguen rutinas y se organizan de manera intrínseca mientras que en el segundo grupo están muy atentos al cambio mínimo del entorno y se organizan de manera extrínseca. Nos encontramos delante de una verdadera tipología, como en el hombre, el tipo A y B relacionados con el riesgo al infarto. En el cerdo se han encontrado dos tipos relacionados con la reacción a la anfetamina. En las ratas se ha podido efectuar una selección genética relacionada con un receptor dopaminérgico que es responsable de la sensibilidad a la apomorfina. Se puede decir corno en el hombre que el sostén social puede ayudar a soportar el estrés. Los animales sociables presentan a veces menos estrés cuando pueden disponer de contactos sociales adecuados. ¿Se puede hablar de estrés, como el fenómeno responsable de la variedad de trastornos advertidos en la práctica Zootécnica producto de las diferentes interacciones en el campo de la Zootecnia? La respuesta a esta pregunta exige el imprescindible conocimiento de la naturaleza de estos trastornos y de sus relaciones con los factores ambientales. A partir de este conocimiento es posible distinguir lo que es invariable en el mecanismo de respuesta del animal y la naturaleza de los estímulos a los que está sometido. Las reacciones no específicas a ciertos componentes representan el hecho del estrés y este es el origen de una serie de manifestaciones patológicas. Frente a esta relación etipatogénica hay que plantearse las posibles medidas terapeúticas preventivas o correctoras que compense las alteraciones o modificaciones que sobre el organismo produce el estrés. Modificaciones funcionales y estructurales consecutivas al estrés El organismo dispone principalmente de dos maneras de reaccionar frente a a la agresión: la activación del sistema simpático y de la médula suprarrenal, que provocan la liberación de catecolaminas las cuales preparan al organismo para una respuesta activa (huida o lucha); la puesta en juego del sistema hipotálmo-hipófisi-corteza suprarrenal, se traduce en una liberación periférica de glucocorticoides que conservan y prolongan las acciones metabólicas iniciadas por la respuesta a las catecolaminas: los mecanismos de defensa son los modos de adaptación que en primera instancia será psiclógica, así la activación de la corteza suprarrenal patente cuando el animal no puede responder de la forma apropiada a la situación agresiva y pierde progresivamente el control. Una demanda de la actuación de estos sistemas demasiado prolongada o demasiado intensa produce modificaciones estructurales y funcionales que terminan en una serie de trastornos y patologías de trastornos patológicos que en algunas ocasiones son irreversibles. Trastornos del crecimiento El funcionamiento del organismo necesita energía. Desde el nacimiento hasta la edad adulta, una parte de esta energía es retenida para servir a las necesidades de crecimiento (anabolismo). Dilapidar energía para otras necesidades del organismo (catabolismo) va a disminuir por lo tanto las posibilidades de crecimiento. Las hormonas liberadas durante el estrés tienen una acción predominantemente catabólica; las catecolaminas elevan el consumo de oxígeno el metabolismo basal, acentúan la degradación del glicógeno hepático y muscular y estimulan la liberación de los ácidos grasos y de las proteínas. La hiperactividad del eje hipófisis corteza suprarrenal está se acompaña de una disminución de las hormonas anabolizantes tales como la somatotropina u hormona del crecimiento, de las hormonas sexuales (andrógenos sobre tod pero también estrógenos, especialmente en bovinos) y de las hormonas tiroideas. La formación de ls huesos se ve disminuida por lo glucocorticoides, los cuales además tienen como efecto una menor absorción intestinal del calcio y una mayor excreción urinaria del mismo, provocando una hipocalcemia que se verá compensada por un aumento de la secreción de paratormona del paratiroides quién para reponer los niveles sanguíneos de calcio lo obtendrá de los huesos, agravándose el problema por una reabsorción ósea. Son muchos los trabajos en pollos y lechones que ponen de manifiesto la influencia negativa sobre el crecimiento de la administración repetida de catecolaminas y de ACTH. En los novillos existe correlación negativa entre las concentraciones plasmáticas de cortisol o corticosterona y el aumento de peso. No todas las modificaciones producidas sobre el crecimiento en los estados de estrés son imputables a los desórdenes endocrinos, sino también a una reducción de los alimentos absorbidos derivada de la disminución del apetito o de las disfunciones digestivas. Trastornos de la reproducción La activación del eje hipófisis-corteza suprarenal tiene efectos negativos sobre la secreción de las hormonas hipofisarias que controlan el funcionamiento de los órganos sexuales, las gonadotropinas. En la hembra, la administración de ACTH en el curso de la fase de maduración folicular interfiere la ovulación y conduce a la aparición de folículos ováricos quísticos, ya que se ve suprimida la descarga de la hormona normalmente responsable de la ruptura folicular (la luteotrofina o LH). En el macho, la administración de ACTH o de corticosteroides disminuye la producción de andrógenos por los testículo. Los mecanismos de acción del efecto del estrés sobre la gestación no son muy conocidos. Los corticoides juegan un papel importante en el parto: la hipoxia progresiva del feto al final de la gestación sensibiliza el eje cortocotropo fetal, los corticoides liberados provocan la regresión del cuero amarillo en algunas especies, especialmente en el cerdo, o en otras también suprime la aproducción de progesterona por parte de la placenta: la caída de la progesterona sensibiliza a la musculatura uterina para los efectos de la oxitocina y las hormonas que desencadenan el parto. El estrés, por aumento de los valores de corticosteroirdes de la madre, puede provocar un parto prematuro. Las acciones sobre los estados más precoces de la gestación son consecuencia, bien de un desequilibrio neuroendocrino, o de una acción sobre la vascularización: así los efectos de un estrés térmico sobre la fertilidad en los animales domésticos se debe a una disminución del flujo sanguíneo que irriga los órganos genitales y más especialmente el útero; tales modificaciones se traducen en un aumento de la temperatura uterina y una restricción del aporte de alimentos que compromenten el desarrollo y la supervivencia del huevo. Modificaciones de la sensibilidad a los agentes infecciosos En la defensa contra los organismos extraños (virus, bacterias, paràsitos) intervienen dos mecanismos a nivel celular: La fagocitosis, consistente en la ingestión y circunstancialmente la digestión de las partículas infecciosas por las células especializadas procedentes de la médula ósea (polinucleres neutróflilos y macrófagos. La proliferación de células linfoides sintetizando las moléculas de reconocimiento (anticuerpos o receptores celulares) que tienen la propiedad de combinarse específicamente con el agente inductor llamado antígeno. La identificación del antígeno por los macrófagos es indispensable para la respuesta inmunitaria, en la que intervienen los linfocitos T, controlados por el timo y responsables de la inmunidad celular, y los linfocitos B, quienes originan células productoras de inmunoglobulinas responsable sde la inmunidad humoral. La puesta en marcha del mecanismo inmunitario y el desarrollo de sus reacciones se ven modificadas por los estados de estrés. Numerosas observaciones clínicas tienden a indicar la interferencia de los a agentes de agresión con la resistencia del organismo a la infección, en las especies de abasto los estudios son muy pocos. Así, en las aves, la inestabilidad en la jerarquía social que provoca la rotación sistemática de los pollos en su ubicación, disminuye la resistencia a los micoplasmas y los virus pero aumenta la resistencia a las infecciones bacterianas y a la coccidiosis. Los valores de corticosterona plasmática son más elevados. También juegan un papel importante los factores genéticos. Los pollos seleccionados para valores elevados de corticosterona son más resistentes a las infecciones por coccidiosis, independientemente de que se críen aisladamente o en grupos. En terneros sometidos al estrés del transporte, se ha observado una disminución de la actividad fagocitaria de los polinucleares neutrófilos y de la eliminación de los colibacilos. En los novillos que presentan síndrome de fiebre del transporte las IgM están aumentadas, mientras que la IgA y la IgG están disminuidas En el transcurso del período postnatal la protección contra la infección está asegurada en parte por las inmunoglobulinas contenidas en la leche maternal y en el calostro. El estrés sufrido por la madre antes del parto disminuye la concentración de las inmunoglobulinas contenidas en la leche materna y puede repercutir sobre la sensibilidad a las infecciones de los jóvenes nacidos: así los lechones nacidos de madres estresadas en el transcurso de la segunda parte de la gestación se revelan más sensibles a la infección. En caso de una vacunación o de extracción de antígenos, la respuesta inmunitaria depende del momento de exposición al estrés: en el ternero, la producción de anticuerpos contra los glóbulos rojos del caballo es mayor cuando el antígeno es administrado después de la llegada a los locales de cebamiento, pero disminuye si la inoculación se realiza tres días después del transporte a los locales. Los cerdos vacunados contra mal rojo antes del transporte tienen una respuesta humoral menor que los vacunados después del transporte, igual sucede en el caso de la vacunación para la peste porcina. Trastornos digestivos La incidencia de las úlceras gástricas ha aumentado significativamente a partir de los años 50, llegando en 1960 a afectar al 25-50% de los animales sacrificados en matadero. Dos factores importantes intervienen: la alimentación, sobre todo por la finura en la molienda de los alimentos, y, las técnicas de cría. En lo que se refiere a esto último, la formación de nuevos lotes, el transporte y el hacinamiento aumentan, sino la frecuencia la gravedad de las lesiones. Se observa una mayor incidencia de este tipo de lesiones en cerdos sometidos a contención o inmovilización y en terneros directamente relacionada con la duración del transporte. La patogenia de las lesiones gástricas es muy compleja, puede verse resumida esquemáticamente en la figura: Patogenia de las lesiones de la ulceración gástrica Afecciones cardiovasculares La influencia de los estímulos psíquicos sobre la biología de los trastornos cardiovasculares tales como la hipertensión han sido ampliamente estudiada en animales de laboratorio, los impulsos nerviosos repetidos producen una hipertrofia de la pared vascular; esta adaptación funcional si es prolongada conduce a modificaciones estructurales en la membrana: los filamentos de colágeno y otras proteínas fibrosas poco elásticas se infiltran progresivamente entre las células musculares parietales. En los cerdos separados de sus congéneres y criados de manera aislada por largos periodos de tiempo, las estimulaciones son detectables a nivel de arterias coronarias. De la misma forma, los conejos neozelandeses sometidos de manera alterna al hacinamiento y al aislamiento sobre un período de varios meses desarrollan modificaciones degenerativas sobre el miocardio: los animales que sucumben durante los tres primeros días presentan necrosis en miocardio semejantes a las observadas en cerdos que presentan el síndrome de estrés agudo. Estas lesiones son consecuencia de una liberación masiva de catecolaminas. Control del estrés en la cría En este apartado se verán la amplia gama de medios con los que luchar en contra del estrés en la cría de ganado, todos ellos, sin embargo, de eficacia limitada. La carencia en la obtención de mejores logros pudiera derivarse del deseo de buscar una solución universal ignorando la gran diversidad de los factores que entran en juego y de los mecanismos intermedios. También los resultados pueden quedar interferidos por una regresión en la calidad de los cuidados higiénicos. En el problema hay que plantearse si el hombre puede lograr alcanzar para el animal lo que no ha podido alcanzar aún hoy para sí mismo, ya que la industrialización de la ganadería con sus trastornos asociados está muy ligada a urbanización de la población humana y a las llamadas enfermedades de la civilización. A la hora de elegir los medios a poner en práctica para controlar el estrés se ha tener en cuenta: Reducir la contrapartida económica considerando los resultados consecutivos a las reacciones a la agresión No considerar al animal como una máquina y preservar el bienestar y el confort de los animales utilizados para las necesidades humanas. Modificaciones de las reacciones fisiológicas y del comportamiento en relación al medio ambiente Acciones sobre el genotipo. Al igual que las demás características fenotípicas la resistencia a la agresión es el resultado de la acción conjunta de factores genéticos y del medio. Ciertos caracteres pueden quedar codificados siguiendo un determinismo genético sencillo. La sensibilidad del cerdo al síndrome de hipertermia maligna, para el halotano se transmite por un gen autosómico recesivo: sólo el homocigótico recesivo expresa la anomalía y el gen correspondiente que no está asentado en un cromosoma sexual puede aparecer en el macho o en la hembra. No obstante, éste es un caso aislado, lo normal es que los factores que concurren al estableciendo de la resistencia a las agresiones sean determinados por sistemas poligénicos, es decir numerosos genes de efecto individual débil. Por ello, estos caracteres no tienen una expresión de todo o nada, son esencialmente cuantitativos con una gran variabilidad entre los individuos dentro de una raza y entre razas. La importancia del papel jugado por los factores genéticos se pone de manifiesto en las experiencias de cruzamiento: si la herencia del carácter estudiado es poligénica, el cruzamiento entre dos poblaciones diferentes, una de fuerte resistencia y otra de débil, dará híbridos de carácter intermedio; pero los productos del cruzamiento entre los híbridos deben ser idénticos a los padres en generaciones sucesivas. En aves se han realizado ensayos de selección en función del nivel de agresividad para dominancia, obteniéndose líneas de diferentes niveles para este carácter que han sido relacionadas con su nivel de productividad. Los niveles medios de emotividad o de reactividad para la dominancia serían los que obtendrían la máxima calificación al reflejar una mayor estabilidad emocional. También en aves y especies de laboratorio se ha seleccionado en función de la reactividad de la corteza suprarrenal frente al estrés, medido a partir de los niveles de corticosterona plamástica producida tras la inoculación de ACTH. Más recientemente se han comprobado también en mamíferos la transmisión genética para este carácter. Existe una estrecha correlación con los caracteres de crecimiento, por lo que se podría incluir este criterio (respuesta atenuada frente a las agresiones) en los índices de selección.