Museo Nacional de Escultura: Historia, Colecciones y Casas Museo. PDF

Summary

Este documento presenta una síntesis de la historia del Museo Nacional de Escultura, destacando las etapas claves y las colecciones del museo. Se profundiza en la figura del Marqués de la Vega-Inclán y su influencia en la creación de casas museo.

Full Transcript

tema 3. el museo nacional de escultura: etapas en la historia, sus colecciones y sus sedes. el marqués de la vega-inclán y la creación de tres casas museo. Bajo el amparo de la SG de MTE conviven instituciones de tipologías muy dispares en las que puede sentirse la riqueza de las colecciones y del p...

tema 3. el museo nacional de escultura: etapas en la historia, sus colecciones y sus sedes. el marqués de la vega-inclán y la creación de tres casas museo. Bajo el amparo de la SG de MTE conviven instituciones de tipologías muy dispares en las que puede sentirse la riqueza de las colecciones y del patrimonio custodiado en España. A su vez, esto es cada vez más valorado, tal y como indican las cifras de visitas a museos; alcanzando por primera vez los 3 millones en 2018. El origen del MNEV se encuentra en la Desamortización impulsada por Mendizábal en 1836. La nacionalización de los tesoros artísticos de los conventos y monasterios dio lugar al surgimiento de los Museos Provinciales de BBAA. El de Valladolid se creó en 1842 con sede en el Colegio de Santa Cruz, siendo nombrado Director y Restaurador, Pedro González Martínez. Las Comisiones Provinciales eran las encargadas de gestionar las nuevas adquisiciones y los presupuestos de estos museos, pero su funcionamiento siempre fue deficiente. Por ello, pocos avances se experimentaron durante el siglo XIX más allá del catálogo provisional elaborado por José Martí y Monsó, quien fue Director del museo hasta 1910, tal y como explica María José Redondo, en “Los comienzos del Museo Provincial de Valladolid en el Colegio de Santa Cruz” (2001). En 1913 se creó la Junta de Patronato del Museo Provincial de BBAA de Valladolid, nombrándose Director del mismo diez años más tarde a Juan Agapito y Revilla, en cuyo mandato destaca la publicación del Boletín del Museo. Las políticas de fomento de los valores culturales españoles hicieron que se mostrasen fondos del museo en la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929 o en la Exposición Internacional de Barcelona, donde se exhibieron el San Antonio de Padua o la Santa Teresa de Gregorio Fernández. El nombramiento de Ricardo de Orueta como DG de BBAA, durante la II República, fue imprescindible para el museo, y éste le organizó en 2014 una exposición titulada “Esto me trae aquí. Ricardo de Orueta en el frente del arte”. Durante esta etapa el museo obtuvo la categoría de nacional y además se trasladó al ex-convento de San Gregorio. Este inmueble, construido a finales del siglo XV, es uno de los ejemplos más importantes del hispano-flamenco, sabiendo que Juan Guas intervino de forma certera en la capilla. Las obras de adaptación del edificio fueron proyectadas por los arquitectos Emilio Moya y Constantino Candeira, suscitando la admiración de los expertos en la Conferencia Internacional de Museografía de 1934. Formó también parte del proyecto renovador la ampliación de fondos con obras provenientes del MNP, como el Cristo Yacente de Gregorio Fernández. Inicialmente, la colección del museo estaba conformada por obras de artistas del Reino de Castilla activos en el siglo XVI, pero poco a poco se experimentó una creciente ampliación de fondos con obras de Aragón, Murcia o de maestros andaluces. Tras la Guerra Civil, el clima nacional-católico estimuló todo lo relacionado con el arte religioso y el museo reabrió sus puertas en 1939 bajo la denominación de Museo Nacional de Escultura Religiosa. Durante la Dictadura la situación de la institución no fue muy esperanzadora, aunque Federico Wattenberg, director en los años 60; mostró una voluntad de modernización y de nuevas aportaciones a la colección como el Ecce Homo de Berruguete. En la década de los 70 se mejoró la calidad de los servicios y se actualizaron algunas salas, gracias a Eloísa García de Wattenberg, Directora tras la muerte de su esposo. A su vez, la mayor parte de la pintura del centro se había instalado en el edificio que ocupó la Cofradía penitencial de Nuestra Señora de la Pasión, espacio que recuperó más tarde el Ayuntamiento. SSOTOS 24 Con el restablecimiento de la democracia nació el MCU y con él se iniciaron programas culturales de envergadura como el Plan de Actualización de Museos. El MNEV amplió sus fondos con piezas como las procedentes de la colección del Conde Güell en 1985. Las mejoras en infraestructura comenzaron en 1982 con la cesión por parte del Estado del Palacio de Villena del siglo XVI, donde se colocó el Belén Napolitano, adquirido a los hermanos García de Castro. En 1996 llegó como Director Jesús Urrea llevando a cabo una rehabilitación integral del edificio principal, bajo proyecto de Nieto y Sobejano. Éste fue galardonado con el Premio Nacional de Conservación y Restauración en 2007, algo que se completó con la peatonalización de la Calle Cadenas de San Gregorio. Ya en 2008, un discutido RD impuso la denominación de Museo Nacional Colegio de San Gregorio, algo que concluyó en 2011 al incorporarse la Casa del Sol, antigua vivienda del conde de Gondomar, y su capilla de San Benito el Viejo. En ella se albergan los fondos del extinguido Museo Nacional de Reproducciones Artísticas que incluyeron unos 3.500 vaciados, biblioteca y fondos documentales. María Bolaños, Directora del centro desde 2008, está llevando a cabo una gestión de apertura al público a través de grandes exposiciones como “Lo sagrado hecho real” (2010) o “Realidad y devoción” (2019), en la que diez piezas del MNEV se han expuesto en el Thyssen. Además en 2015 abrieron 6 nuevas salas donde se han podido exhibir piezas de mobiliario o fotografías que carecían de espacio. En 2017 se aprobó una moción en el Congreso a favor de convertir el Palacio de los Águila de Ciudad Rodrigo en subsede del museo, algo que aún no se ha llevado a cabo. Sus últimas adquisiciones se han expuesto en el denominado Rincón Rojo encontrándose dos obras de Luisa Roldán, primeras de una artista femenina en el museo. Además, cabe reseñar su campaña “Libera una escultura” en la que el públic rescató a una Virgen Niña leyendo del almacén. A día de hoy la colección queda dominada por la escultura religiosa tallada en madera y policromada, tal y como se observa en la última edición de su catálogo en 2016. En el Museo el concepto de escultura engloba diversas estructuras como sillerías de coro, relieves o retablos, incluyéndose los artesonados que cubren las salas. A su vez están presentes piezas pictóricas que ayudan a una mejor comprensión del discurso y otro tipo de colecciones como las provenientes del legado Echevarría (1999), con armas de fuego, relojes o abanicos. En el Colegio de San Gregorio el itinerario histórico ha quedado dividido en tres grandes secciones en las que se ha huído de focalizar el discurso en los grandes maestros. Pueden contemplarse obras de transición al Renacimiento como La Piedad, datada en el Gótico tardío, o fondos del siglo XV provenientes de las escuelas hispanoflamencas, ejemplificadas en Jorge Inglés o Rodrigo Alemán. Pertenecientes al siglo XVI se conservan obras como la Virgen con el Niño de Vigarny, piezas de Siloé o de Pompeo Leoni con su estatua orante del Duque de Lerma. A ellos se añaden Berruguete y Juan de Juni o la sillería del coro bajo de San Benito el Real, diseñada por Andrés de Nájera. Dentro de la escultura barroca quedan Gregorio Fernández y su Relieve del Bautismo de Cristo, Alonso Cano, Martínez Montañés, José de Mora o Pedro de Mena, con su Magdalena Penitente. Aquí también destacan una Santa Faz de Zurbarán o una tabla llevada a cabo por Rubens. Además se lleva a cabo un homenaje al principal elemento de la religiosidad barroca, el paso procesional, encargado por las cofradías y hermandades. Como hecho singular, se accede al préstamo de unos 40 conjuntos escultóricos para su salida en procesión en la Semana Santa vallisoletana a través de una OM, como si de una exposición temporal se tratase. En el año 2000 se publicó un catálogo titulado “Pasos restaurados” en el que participaron el actual jefe de colecciones de la institución, Manuel Arias, así como Carmen Gallo o Rosario Fernández. SSOTOS 24 Pero si el MNEV es una institución abrumadora dentro de las BBAA, no menos desdeñable será la singularidad de las denominadas casa-museo, a las que se dedicó el nº1 de la Revista Digital del ICOM. En ellas, el patrimonio material e inmaterial forman un conjunto de un valor superior a la suma de sus partes. Suelen resultar curiosas para el visitante porque dan la impresión de ser un espacio conservado en su estado original más que un discurso expositivo dirigido al público. En este contexto es inevitable acudir a la figura del marqués de La Vega-Inclán, creador de tres instituciones precursoras de esta tipología en España. Benigno de la Vega-Inclán fue uno de los mecenas más importantes de principios del siglo XX, además de un promotor de proyectos culturales o turísticos, tal y como relata, María Luisa Menéndez Robles en su estudio (2006). Desde el cargo de Comisario Regio de Turismo, que alcanzó en 1911, impulsó el concepto moderno de la Red de Paradores Nacionales o participó en congresos como Sunny Spain. Además formó parte de importantes empresas de recuperación del patrimonio, tales como la Sinagoga del Tránsito de Toledo o los Reales Alcázares de Sevilla, introduciendo en España líneas pioneras sobre restauración arquitectónica. El Marqués de la Vega-Inclán comenzó a mostrar interés en la figura del Greco, gracias a la influencia de Bartolomé Cossío. Por ello, compró unos solares e inmuebles en ruinas en los jardines del tránsito de Toledo que fueron rehabilitados por Eladio Laredo, bajo criterios historicistas. La casa se convirtió en un espacio privado del fundador hasta su fallecimiento en 1942 y además se levantó un edificio destinado al museo. Éste se inauguró en 1911 contando con un patronato formado por personalidades como Joaquín Sorolla o Aureliano de Beruete. En el museo se otorgó protagonismo a obras el Apostolado o Vista y plano de Toledo, que habían sido restauradas en el MNP. De dicha institución también se consiguió un depósito de obras como el retablo de San Bernardino. Tras la muerte de su fundador, la institución fue languideciendo hasta que en el año 1950 se llevaron a cabo unas obras de mantenimiento, hecho que enlazó con el nombramiento de Elena Gómez-Moreno como directora. Ella reorganizó la colección y dio una nueva forma a las estancias de la casa reforzando la recreación de ambientes. En 1989 se volvió a rehabilitar de mano de Ignacio Gárate, y en el 2006 se comenzó una nueva intervención que durará hasta 2011. En el nuevo Plan Museológico elaborado por la entonces directora, Ana Carmen Lavín y Luis Caballero, se buscó desvincular la imagen del museo de conceptos historicistas anteriores que no podían mantenerse sin una adecuada explicación acerca de la asociación errónea del edificio con la casa que habitó el pintor cretense. Actualmente la institución centra su discurso en torno al último periodo de actividad del Greco, donde destacan Las lágrimas de San Pedro; así como su influencia en su hijo Jorge Manuel o en Luis Tristán, de quien se adquirió un San Matías en 2014. La figura del Marqués también forma parte de la narración museística o de exposiciones como la que se llevó a cabo en 2017 para mostrar su actividad como copista1 Años después de la inauguración del Museo del Greco, el Marqués creó en 1921 el MNR. El germen del mismo fue la exhibición organizada por la Sociedad de Amigos del Arte y montada por Pedro Muguruza. Los fondos se instalaron desde un primer momento en el Palacio del Marqués de Matallana, donde se inauguró el museo en 1924. Además de las 86 pinturas y muebles de su fundador se incluyeron algunas donaciones como los cuadros de Alenza del Marqués de Cerralbo u objetos de escritores como Zorrilla o Larra, tal y como explica Mercedes Rodríguez, en “Breve historia del MNR” (1998). Tras el fallecimiento del 1 “El Marqués de la Vega-Inclán, pintor” SSOTOS 24 Marqués, será Mariano Rodríguez de Rivas como director del centro, el verdadero impulsor del museo. Creó una biblioteca romántica y organizó reuniones, como la que tuvo lugar en honor a Ramón Gómez de la Serna (1949). Tras algunas reformas en los años 80, tal y como explican Pedro Moleón y Carlos Fernández, en “El edificio del MNR” (1998), la más significativa llegará en 2001, con Begoña Torres González en la dirección. Tuvo lugar una rehabilitación total del inmueble y la reordenación de las salas y del discurso expositivo con un objetivo didáctico, bajo proyecto de Ginés Sánchez Hevia. Tras su reapertura en 2009, con la denominación de Museo del Romanticismo, se ha llevado a cabo una intensa la labor de difusión que ha llegado hasta la actualidad, con Asunción Cardona. Son frecuentes las exposiciones temporales como “La moda romántica” (2016) o incluso ciclos de conciertos dentro del proyecto MusaE. La colección del Museo se caracteriza heterogeneidad, encontrándose en los fondos obras de pintores previos al periodo romántico como Francisco de Goya y su San Gregorio Magno, que preside el oratorio. También se custodian géneros típicos de la época como fueron el paisaje de Villaamil, el orientalismo de Lameyer, los retratos de Madrazo o Esquivel, así como la pintura costumbrista. Destacan los fondos de estampas, los de fotografía, unas 600 piezas de mobiliario, el conjunto de barros andaluces y murcianos o la colección de abanicos, fruto de la incautación del Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico. Otras colecciones importantes son la escultura (Busto del Marqués de Benlliure), la indumentaria (chaqueta y mantilla de Eugenia de Montijo), los juguetes, objetos del ajuar doméstico y personal o instrumentos musicales como el piano de cola Pleyel que perteneció a Isabel II. Por último, a través del Museo Casa de Cervantes se pueden observar las relaciones del Marqués con relevantes personalidades de la época. En 1912 se identificó el lugar en el que habitó el escritor en Valladolid durante su estancia como recaudador de impuestos, etapa en la que editó por primera vez El Quijote. Conociendo estos datos, el Marqués junto con Alfonso XII y el presidente de la Hispanic Society adquirieron estos inmuebles con la intención de crear una biblioteca y un museo, como así explicó Consuelo Luca de Tena, en “Escritor y personaje: dos formas distintas de habitar una casa. Cervantes, Dulcinea y las casas-museo” (2007). La biblioteca se abrió en 1916 en la planta baja y se utilizó hasta 1936 llegando la inauguración del museo al filo de los años 50 con la instalación que prepararon Francisco Javier Sánchez Cantón y Constantino Candeira. Bien es cierto que no se conserva absolutamente nada que perteneciera a Cervantes y tampoco es seguro que las salas que se visitan correspondan exactamente a las que el literato habitó. Por ello, el museo no ha de entenderse como un intento de reconstrucción de la vivienda del escritor, sino como el mantenimiento de aquel lugar como un homenaje a su figura. Para hacer la casa transitable se le añadieron dos espacios, correspondientes a las casas contiguas, y para amueblar las habitaciones se recurrieron a los documentos familiares, las descripciones de viajeros, los propios textos cervantinos y la pintura de la época. En la mayoría de los casos se trata de objetos de estilos españoles tradicionales pero generalmente posteriores, sin olvidar la custodia de piezas curiosas como fachada del antiguo Hospital de la Resurrección de Valladolid. En 2005 se llevaron a cabo una serie de reformas del inmueble y sus colecciones, con motivo del IV Centenario de la primera edición del Quijote, en las que participaron la ya citada Luca de Tena y Sofía Rodríguez Bernis. A día de hoy parece cada vez más cercana una futura ampliación, al haber adquirido el MCD un edificio colindante que podría duplicar la superficie del museo y mejorar su accesibilidad. SSOTOS 24 SSOTOS 24

Use Quizgecko on...
Browser
Browser