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Summary

Este documento resume la filosofía antigua, enfocándose en los presocráticos, Sócrates y los sofistas. Explora el concepto de logos y el surgimiento de la filosofía griega, que se distancia de la concepción mítica de la realidad.

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LA FILOSOFÍA ANTIGUA: PRESOCRÁTICOS, SÓCRATES Y SOFISTAS MITO → LOGOS Los filósofos griegos denominaban logos al orden, a la razón. El tránsito del mito al logos es el tránsito de una concepción mítica de la realidad a una filosófica. Este tránsito implica, en otras palabras, que a las preguntas qu...

LA FILOSOFÍA ANTIGUA: PRESOCRÁTICOS, SÓCRATES Y SOFISTAS MITO → LOGOS Los filósofos griegos denominaban logos al orden, a la razón. El tránsito del mito al logos es el tránsito de una concepción mítica de la realidad a una filosófica. Este tránsito implica, en otras palabras, que a las preguntas que no entiende, el hombre va a intentar responder, no ya con relatos, sino con razones. ¿En qué consiste la filosofía y cuál es su origen? Esta disciplina nació en Grecia, alimentándose del declinar del mito. Con este término se alude a la concepción que los griegos anteriores al surgimiento de la filosofía tenían de la realidad, que entendían como fruto de un poder sagrado y caótico: Poder, porque produce y destruye las cosas del mundo y a los hombres con ellas. Sagrado, porque las fuerzas de la naturaleza en que se manifiesta dicho poder responden a la voluntad de los dioses que las manejan. Caótico, porque la voluntad de los dioses es caprichosa e impredecible. Esta concepción de la realidad, expresada en una serie de narraciones llamadas mitos, encerraba un saber que tenía las siguientes características: - Era normativo: establecía las normas y valores que regían los destinos de la comunidad. - Era fuente de legitimación del orden social: era válido en la medida en que satisfacía las exigencias contempladas por el mito. - Establecía el sentido de la existencia de los seres humanos: indicaba lo que debían hacer. - Era etnocéntrico: propio de cada comunidad y carente de vocación universal. - Era irracional: no permitía ser cuestionado y exigía una adhesión emocional y acrítica. - Era un saber ahistórico: al estar a salvo de la crítica era válido para los miembros de la comunidad en todo tiempo y lugar. - Era un saber anónimo: fruto de la memoria colectiva cristalizada a lo largo del tiempo. Pero llegó un momento en el que el ser humano empezó a cuestionar el mito y a sospechar que estaba equivocado. Fue perfilándose, así, una nueva concepción de la realidad, según la cual el poder del que emana lo real no es ya caótico y sagrado, sino ordenado y moderadamente profano. La naturaleza sigue siendo, ciertamente, el poder que produce y destruye todo cuanto hay. En cuanto poder productor y destructor, la naturaleza es el principio, ya que en ella comienzan las cosas naturales. Ella es la encargada del origen (las cosas proceden de ella, la causa (produce todas las cosas) y el fin (a ella vuelve cada cosa natural una vez terminada la duración de su existencia y de todo lo que conforma nuestra experiencia). Este proceso de producción y destrucción es concebido por los primeros filósofos como el paso por el cual lo uno se hace múltiple y lo múltiple regresa al uno. Para el griego clásico, esto significa que la producción es el proceso por el cual una materia primigenia (a modo de una gran «plastilina universal») se transforma en la pluralidad de las cosas que experimentamos, las cuales regresan a ella una vez acabado el ciclo de su existencia. Por eso, la naturaleza también se concibe como la materia o sustancia de la que están hechas todas las cosas. Ese proceso de producción y destrucción no es, como hemos dicho, algo caótico, sino ordenado. ¿Qué significa la palabra orden? Para la mentalidad griega, una cosa estaba ordenada cuando hay algo en ella que permanece. ¿Qué relación efectiva hay entre las ideas de orden y permanencia? Hay orden porque hay lugar propio, y este solo lo hay si permanece con cierta estabilidad a lo largo del tiempo. El orden requiere permanencia. ¿Y qué permanencia es la que se da en la naturaleza para que la consideremos ordenada? Permanencia de la naturaleza en su conjunto La naturaleza se entiende como la realidad que permanece por encima del principio y fin de cada una de las cosas del orbe natural. Es el universo. Permanencia de la naturaleza como ley Ese proceso de «producción-destrucción» que la naturaleza lleva a cabo es el proceso por el cual «lo uno se hace múltiple y lo múltiple regresa al uno». Esto es un ciclo: las cosas están sujetas a sus ciclos naturales, que constituyen la ley natural a la que se someten todos los seres. Permanencia de la naturaleza de cada esencia La naturaleza produce determinados tipos de cosas, reconocibles por el conjunto de características que comparten (forma, color, tamaño...) y que les hacen ser precisamente lo que son. Los griegos llamaron especies a los tipos de cosas que podemos reconocer en la naturaleza, y esencias, a los conjuntos de características de cada tipo de cosas. Pues bien, estas esencias poseen permanencia en un doble sentido: no cambian con el tiempo. La esencia del caballo es ahora la misma que desde el principio de la especie, ni entre los individuos de una misma especie ya que todos los caballos comparten la misma esencia, pues, si no, no serían caballos. Permanencia del individuo a través de sus variaciones. Mientras existan, las cosas y los seres naturales permanecen por encima de sus variaciones. De bebé, con cinco, con diez años o ahora, ¿acaso no eres siempre tú? Esta concepción filosófica de la realidad, es, además de ordenada, moderadamente profana porque tiende a desvincular la naturaleza de lo divino, explicándole desde sí misma, sin recurrir a factores externos. Pero solo lo es moderadamente porque, como veremos, los dioses no desaparecen del todo del discurso filosófico, si bien comparecen como objeto de reflexión, no de devoción. El tipo de saber al que la filosofía aspira: 1) Racional → Trata de convencer contrastando argumentos y exige la crítica, pues se constituye a través del intercambio de las razones de todos. 2) Universal → Nada le es ajeno y aspira a ser válido para todos en la medida en que, en sus argumentaciones, cuenta con todos. 3) Radical → Intenta explicar lo real desde sus raíces. 4) Último → Aspira a ofrecer aquella explicación más allá de la cual no se puede llegar. AMBIENTE POLÍTICO, SOCIAL Y CULTURAL DE GRECIA Al expandirse por el Mediterráneo, los griegos crearon colonias (“ciudades autónomas”). Estas prosperaron por el comercio, basado en el uso de la moneda y como tenían la capacidad de intercambio se convirtieron en centros privilegiados de relaciones culturales. Era una comunidad cultural basada en la lengua y en la mitología transmitidas por Homero y Hesíodo. Cada ciudad autónoma poseía sus propias leyes y su organización política. Al no tener una evolución ni forma política común llevó a plantearse la discusión libre sobre las formas de gobierno. Solón (630-560 a.C) llevó a cabo una reforma del gobierno de Atenas que limitaba el poder de la aristocracia y favorecía el acceso al gobierno en función de los bienes personales. Modifica las leyes distribuyendo a la población en cuatro clases de acuerdo con sus bienes y no con el nacimiento. Esto condicionó la forma de entender la ley en Atenas hasta finales del siglo V a.C y perduró en la legislación posterior. Sin embargo, estas reformas no modificaron las formas de gobierno de otras ciudades o de las colonias, ya que éstas siguieron su propia tradición. El desarrollo de las colonias se vió afectado por el dominio persa sobre Asia Menor durante las guerras médicas. La destrucción de Mileto (cuna de la filosofía, centro comercial y culturas durante los siglos VII y VI a.C) obligará a sus habitantes a emigrar hacia las colonias itálicas. En este momento surgen las Escuelas de Elea (Parménides y Zenón) y de Crotona (Pitágoras). Los primeros pasos de la filosofía surgen cuando el mundo griego entra en contacto con otras culturas, dentro de una mentalidad de libre discusión religiosa y política que acabará modificando la estructura social griega. Ambos hechos impulsan la búsqueda de modelos de interpretación del mundo distintos de los reflejados en la cultura de Homero. La filosofía presocrática comprende desde los inicios del siglo VI a.C hasta la primera mitad del siglo V a.C. Los filósofos de este periodo son los presocráticos o físicos por preocuparse por temas que giran en torno a la naturaleza (fisis) y al cosmos. Sus sucesores son los sofistas y Sócrates, que abandonarán en gran medida esta preocupación. Filósofos Lugar de origen Nacimiento Principio Escuela Tales Mileto 640 a.C Agua Mileto Anaximandro Mileto 610 a.C Apeiron Mileto Anaxímenes Mileto 550 a.C Aire Mileto Heráclito Éfeso 540 a.C Fuego-logos Jónico Pitágoras Somos 532 a.C Par impar / n° Jónico Parménides Elea 540 a.C Ser Eleatas Zenón Elea 490 a.C Ser Itálico Anaxágoras Clazómenas 500 a.C Homeomerías/ Itálico Nous Empédocles Acragas 490 a.C Cuatro raíces: Pluralista (Agrigento) agua, aire, tierra y fuego Dos fuerzas contrarios: amor-odio Leucipo 460 a.C Átomos-vacío Pluralista Demócrito Abriera 460 a.C Átomos-vacío Pluralista LOS FILÓSOFOS PRESOCRÁTICOS: EN BÚSQUEDA DEL ARJÉ (ORIGEN) 1) LA ESCUELA DE MILETO Para los filósofos griegos no se forma algo a partir de la nada (judeocristiano), sino que siempre tiene que haber algo (arjé) a partir del cual aparecen las cosas que componen el mundo. Los primeros filósofos aportaran una progresiva sustitución de las representaciones antropomórficas presentes en los mitos por constituyentes naturales de las cosas, elaborando así cosmologías de corte científico-filosófico. 1.1 TALES DE MILETO Es el fundador de la Escuela de Mileto y padre de la filosofía occidental. Era filósofo, matemático y astrónomo (predijo el eclipse solar de 585 a.C). Afirmó que el agua es el arjé de todas las cosas, ya que constituye el punto de partida para una descripción estrictamente natural de la physis (naturaleza). Esta afirmación es producto de una observación sistemática. La importancia del agua para la vida (Aristóteles) llevó a Tales a suponer que el agua es el elemento primordial y que de ella proceden todas las cosas. 1.2 ANAXIMANDRO Discípulo y continuador de Tales, es el primer filósofo a quien se le atribuye un libro sobre “la naturaleza”. Él supone que el arjé no puede ser ningún elemento concreto como el agua, sino el apeiron (lo ilimitado / indeterminado). Se trata de un sustrato material que, por su carácter indefinido, permite explicar mejor el hecho de que pueda convertirse en la pluralidad de cosas existentes. La realidad tiene un carácter cíclico ya que todo emana del apeiron y todo vuelve a él. Anaximandro tuvo una primera evolución, ya que al principio pensaba que la vida se originó en el agua y los seres humanos proceden de alguna especie de peces que se fueron adaptando al medio terrestre. Esto es considerado una muestra de pensamiento plenamente racional. 1.3 ANAXÍMENES Este se caracteriza por la vuelta a un arjé infinito pero concreto, alejándose así del planteamiento de su antecesor. El aire constituye el primer principio de todas las cosas. Esto es por haber precisado el proceso físico por el cual el aire se transforma en todas las cosas, y éstas, a su vez, se convierten en aire. Se trata de un doble proceso de rarefacción (al calentarse el aire se torna en fuego) y condensación (se enfría transformándose en viento, nube, vapor, agua, tierra y piedra). Él añadía que cuando exhalamos aire con la boca abierta éste, menos condensado, sale caliente, mientras que cuando lo hacemos con la boca casi cerrada, el aire sale frío al estar condensado. Es decir, la teoría tenía valor científico. Nos muestra la nueva actitud empírico-racional que toman los primeros filósofos al tratar de explicar los fenómenos naturales a partir de causas naturales. 2) HERÁCLITO Y PARMÉNIDES: UN NUEVO PLANTEAMIENTO Son dos formas opuestas de concebir la naturaleza y su dinamismo y, a la vez, dos caminos de conocimiento. La primera parte de lo que los sentidos nos muestran para, por medio de la razón, ir a su fundamento, que es la unidad de contrarios. La segunda nace de los argumentos establecidos por la razón, sin atender a los datos de los sentidos, para llegar al ser idéntico a sí mismo y estático. 2.1 HERÁCLITO: el cambio Acepta la validez de los sentidos como punto de partida, pero afirma que la verdadera realidad sólo es accesible a la razón. Sólo con ella se accede al conocimiento de la naturaleza. Todo en la naturaleza está en movimiento, es continuo fluir (río). Está sometida al logos, que es la ley del cambio, la unidad y dirección del proceso. La naturaleza se muestra a la razón como unidad de contrarios, en la que estos siempre están presentes unos en otros produciendo tensión. Ese permanente cambio da lugar a lo que vemos, a lo que captan los sentidos (se fijan en un aspecto de cada unidad de contrarios y no ven la unidad interna del proceso). El planteamiento “dialéctico” será recogido por Hegel (siglo XIX), añadiendo a la lucha de los contrarios un momento de superación, la aparición de una realidad nueva que asume la anterior. 2.2 PARMÉNIDES: la identidad El autor de un Poema sobre la Naturaleza proclama que la razón es el único camino para alcanzar la auténtica realidad. Lo verdaderamente existente, más allá de lo que captamos por lo sentidos, es el ser. La exigencia de la razón obliga a admitir como verdadero lo inmutable y no hay lugar para el cambio, movimiento o el conocimiento sensorial. Sólo podemos buscar entidades permanentes, absolutas e inmutables. Hay que mantenerse dentro del rigor de la deducción lógica a partir del principio de identidad: lo que es, es; lo que no es, ni siquiera puede ser pensado. Sólo se accede a lo que es por la razón. A su vez, este planteamiento se encuentra también en Platón y, a través de él, aparecerá en la filosofía cristiana y en toda la ontología occidental. 3) LA MATEMATIZACIÓN DE LA NATURALEZA: LOS PITAGÓRICOS En el siglo VI a.C Pitágoras de Samos propuso un modelo de interpretación de la naturaleza que ha tenido también una influencia en la cultura occidental. Los pitagóricos (seguidores) lo que permite acceder al conocimiento de la naturaleza es la razón, pero entendida de una forma particular, es decir, una razón matemática. Esta opinión tiene su origen en el descubrimiento de la correspondencia que existe entre la longitud de la cuerda de los instrumentos musicales y las notas, variando con el tejuelo la longitud de la cuerda se van obteniendo las distintas notas de la escala. Esto hará pensar que hay una correspondencia (únicamente captada por la razón) entre las cosas y los números. Estos números son los verdaderos principios de la naturaleza, en la que todo sería proporción y armonía (cosmos). Según los pitagóricos, los números no eran puras abstracciones o signos, sino que tenían entidad material, lo que les llevaba a identificarlos con los elementos geométricos. La correspondencia entre los números y la constitución de las cosas y el movimiento y el lugar que éstas ocupan inicia el camino de aplicación de las matemáticas al estudio de la naturaleza, construyendo los modelos matemáticos (algoritmos) para analizar la naturaleza. Se inicia una tradición que influirá en Platón, en las corrientes de carácter mágico, en investigaciones renacentistas de Kepler y Galileo, en la moderna consideración de la física y de la química y, en general, en toda la concepción moderna de la investigación científica que trata de crear modelos matemáticos para su aplicación en las diversas ciencias. 4) LOS FILÓSOFOS PLURALISTAS Los primeros filósofos (monistas) como Tales, Heráclito o Parménides tenían un obstáculo que consistía en cómo podría un solo principio o elementos convertirse en todas las cosas que observamos. Se trata del problema de lo uno y lo múltiple. Para solucionarlo aparecieron nuevos sistemas explicativos que ya no partían de un único principio, sino de múltiples. Entre estos sistemas pluralistas destacan Empédocles, Anaxágoras y los atomistas. 4.1 EMPÉDOCLES Afirma que existen cuatro elementos o raíces de todas las cosas: agua (Tales), aire (Anaxímenes), fuego (Heráclito) y tierra (Empédocles). Estas constituyen la esencia última de la realidad, es eterna e imperecedera, según las exigencias que Parménides atribuía al Ser. La multiplicidad puede explicarse por la acción conjunta de dos fuerzas cósmicas de signo contrario, amor y odio, sobre estos cuatro elementos. El amor une a los elementos distintos y el odio los separa. Empédocles está pensando en realidades físicas desprovistas de cualquier carácter psicológico. Así surge una nueva concepción clínica de la Naturaleza, donde el predominio alterno del odio y el amor hace que los elementos se unan y se separen mezclándose de distintas formas y dando lugar a un eterno retorno de lo uno a lo múltiple y viceversa. 4.2 ANAXÁGORAS Fue el primer filósofo que se estableció en Atenas, con Pericles como uno de sus discípulos. Para tratar de conciliar la tesis de Parménides sobre el ser, Anaxágoras propone una teoría pluralista según la cual todo procede de la mezcla de innumerables elementos a los que denomina semillas. Existen semillas de todas las cosas, y en todas las cosas hay semillas de todas clases. De este modo, como “todo está en todo”, se puede explicar el hecho de que cualquier cosa puede llegar a ser otra distinta. La aportación más esencial de Anaxágoras a la filosofía es la introducción de Nous (especie de inteligencia ordenadora externa a la materia) que pone en movimiento a las partículas seminales y produce las distintas mezclas y divisiones que dan lugar a todos los seres vivos. 4.3 Los atomistas: LEUCIPO y DEMÓCRITO Afirman la existencia de partículas indivisibles (átomos), cualitativamente idénticas, pero cuantitativamente distintas que por agrupación darían lugar a los diversos cuerpos. Demócrito sostiene que los átomos se desplazan azarosamente en el vacío y en él se encuentran espontáneamente y se combinan porque, en razón de la variedad de aspectos que presentan, se agregan entre sí y, de este modo, constituyen los diversos seres. *En el planteamiento atomista no aparece ningún tipo de fuerza o inteligencia que actúe como agente ordenador del cambio. Bastan tres elementos: átomos, espacio vacío y movimiento para explicar la complejidad del Universo. Esta es la construcción filosófica más coherente del periodo presocrático. Subyace en todo Materialismo, en toda concepción basada en la existencia eterna de la materia concebida como realidad única, y cobró nueva fuerza a partir de los descubrimientos científicos de la física del siglo XIX. 5) LOS SOFISTAS Y SÓCRATES 5.1 EL MOVIMIENTO SOFÍSTICO Los sofistas son un grupo de pensadores griegos de la segunda mitad del siglo V a.C. Estos incluyen entre sus enseñanzas un conjunto de disciplinas humanísticas y son los primeros profesionales de primera enseñanza (cobraban por enseñar). Sus enseñanzas tienen un carácter humanístico y la institucionalización de la enseñanza. Los sofistas tienen un proyecto bien definido de la educación, rompiendo con la enseñanza tradicional. El movimiento sofístico nace por una circunstancia filosófica (desarrollo de las teorías anteriores) y una político social (sistema democrático establecido en Atenas). 5.1.1 Los sofistas y la filosofía anterior: relativismo y escepticismo Diversas ideas opuestas e incompatibles. Para unos, el principio es único (milesios), para otros es múltiple (pluralistas). Para Parménides el movimiento es imposible. Para Heráclito el Universo es movimiento y es producto de una inteligencia (Anaxágoras), afirmará que es el resultado de una necesidad ciega y azarosa (Demócrito). Esto creó una actitud escéptica de la filosofía de la naturaleza, ya que se había mostrado incapaz de producir un sistema aceptable para todos. El atomismo llegaba a negar la existencia del conocimiento de la naturaleza. Demócrito: “La verdad está en lo profundo”. Y puesto que la verdad no es asequible para el hombre, solo nos quedan las apariencias. El relativismo (no hay una verdad absoluta) y el escepticismo (si hay verdad absoluta es imposible conocerla) se extienden y se generalizan como actitud intelectual. Protágoras: “el hombre es la medida de todas las cosas” (relativismo). Gorgias: “No hay ser; si lo hubiera no podría ser conocido; si fuera conocido no podría ser comunicado su conocimiento por medio del lenguaje” (escepticismo). Para Platón y Aristóteles, la realidad es racional, por tanto el pensamiento y el lenguaje se acomodan a ella, son capaces de expresarla. La desvinculación del lenguaje respecto de la realidad, constituye en la sofística un pilar importante en la interpretación del hombre y la realidad. Si se renuncia al lenguaje como expresión manifestadora de lo real, el lenguaje termina por convertirse en un instrumento de manipulación. Gorgias: “La palabra es un poderoso tirano, capaz de realizar las obras más divinas, a pesar de ser el más pequeño e indivisible de los cuerpos”. 5.1.2 La circunstancia política y la temática filosófica de los sofistas Al abandono de la filosofía de la naturaleza contribuyeron no solamente la circunstancia filosófica, sino también las necesidades planteadas en la práctica democrática de la sociedad ateniense. La llegada de la democracia había traído un cambio en la naturaleza del liderazgo: ya no bastaba el linaje sino que el liderazgo político pasaba por la aceptación popular. En una sociedad en que las decisiones las toma la asamblea del pueblo, y donde la máxima aspiración es el triunfo, el poder político, se sintió pronto la necesidad de prepararse para ello. ¿Cuál era la preparación idónea para el ateniense que pretendía triunfar en política? Un político necesitaba indudablemente ser un buen orador para manejar a la masa, tener idea de la ley, lo justo y lo conveniente, de la administración y del Estado. Este era precisamente el entrenamiento que proporcionaban los sofistas. 5.1.3 Convencionalidad de las instituciones políticas y de la moral Para los sofistas, las instituciones políticas como las normas morales vigentes son convencionales. a) El sentido de la doctrina de la convencionalidad: En su acepción más general el término griego “nomos” significa la ley (conjunto de normas políticas e institucionales establecidas que acatan y por las cuales se rige una comunidad humana). Toda comunidad humana posee unas leyes, unas instituciones y es perfectamente comprensible que los hombres se pregunten por su origen y naturaleza. La primera respuesta la dió el pensamiento mítico-religioso al afirmar que las leyes e instituciones proceden de los dioses. Heráclito ya no vincula el nomos a la intervención de alguna divinidad que fundara tal ciudad en un pasado remoto, sino que la vincula al orden del universo; el orden del estado es parte de un orden más amplio , el orden del universo y tanto aquel como éste se rigen, en último término, por una única ley o logos. Tras el mito y la racionalidad de Herácliton, están los sofistas. La filosofía está en un marco social, en un conjunto de experiencias de carácter socio-político. En tiempo de los sofistas la experiencia socio-política de los griegos se había ensanchado definitivamente gracias a tres factores de considerable importancia: el contacto continuado con otros pueblos y culturas (permitió constatar que las leyes y costumbres), la fundación de colonias por todo el mediterráneo (cada una con su constitución) y su propia experiencia de cambios de constitución sucesivos. Estas experiencias llevaron a los sofistas a abandonar la teoría heraclítea del nomos vinculado al orden del universo, promoviendo en ellos la convicción de que las leyes y las instituciones son el resultado de un acuerdo, de una decisión humana. Son así pero nada impide que sean o puedan ser de otra manera. Esto es lo que significa precisamente el término convencional: algo establecido por un acuerdo y que, por tanto nada impide que pueda ser de otro modo, si se estima conveniente. El término griego “nomos”, vino así a significar el conjunto de normas y leyes convencionales, por oposición al término “physis” que expresa lo natural, las leyes y normas ajenas a todo acuerdo o convención y que tienen su origen en la propia naturaleza humana. b) Carácter convencional, no natural de las normas morales: Los sofistas defendían el carácter convencional no sólo de las instituciones políticas, sino también de las normas morales: lo que se considera bueno o malo, justo o injusto , loable o reprensible , no es fijo , absoluto, universalmente válido , inmutable. Conclusión → doble argumento: 1) Falta de unanimidad tanto comparando unos pueblos con otros y los criterios morales de individuos y grupos distintos dentro de la misma sociedad. 2) Los sofistas solían establecer una comparación entre las leyes y normas morales vigentes y la naturaleza humana. La comparación entre las normas morales vigentes y la naturaleza humana, ha sido de una trascendencia capital en nuestra cultura. Lo único verdadero, absoluto e inmutable, (es decir común a todos los hombres) es la naturaleza humana. Estos son los rasgos de la naturaleza entendida como lo que las cosas verdaderamente son. Y puesto que la naturaleza es dinámica, es decir, es el principio de las actividades y operaciones propias de un ser , sólo será posible conocer la naturaleza humana observando cuál es el modo propio e intrínseco de comportarse los hombres. Buscar el modo propio y natural de comportarse de los hombres no es nada fácil, ya que nuestro comportamiento está condicionado por el aprendizaje, por las normas y hábitos que nos han sido inculcados a lo largo de nuestra vida. ¿Qué es, pues, lo natural en el hombre? Sería todo aquello que hemos adquirido por las enseñanzas que nos han sido inculcadas. Los sofistas, como Trasímaco utilizan el niño y el animal como ejemplo de lo que es la naturaleza humana prescindiendo de los elementos naturales adquiridos. De estos dos modelos se deduce que sólo hay dos normas naturales de comportamiento: la búsqueda del placer y el dominio del más fuerte. Al ir contra ambas normas, la moral vigente es antinatural. No es solamente convencional (en realidad cabría que la moral fuera convencional , sino además es contraria a la naturaleza (últimos y más radicales de los sofistas). 5.2) SÓCRATES Nació en Atenas en el año 470 a. de C. Hijo de escultor y comadrona, no escribió ninguna obra, ya que consideraba que la comunicación directa e interpersonal es el único medio válido para la filosofía. Fue acusado de impiedad y condenado a morir el año 399 a. de C. Pudo huir pero prefirió obedecer las leyes de la ciudad y morir. Bebió la cicuta tras charlas larga y tranquilamente con sus amigos sobre la inmortalidad del alma. Perteneció al ambiente cultural y filosófico de los sofistas, a los que combatió enérgicamente. Con ellos comparte su interés por el hombre, por las cuestiones políticas y morales, por la vinculación de éstas al problema del lenguaje. De ellos se distingue fundamentalmente en tres aspectos: a) No cobra por sus enseñanzas. b) Adopta un método totalmente opuesto (los sofistas preferían largos discursos y comentar textos de autores antiguos). Según Sócrates los grandes discursos impiden discutir paso a paso las afirmaciones del orador y los textos antiguos no es posible preguntar a sus autores (no pueden ofrecer aclaraciones sobre lo que escribieron). El único método válido para Sócrates es el diálogo. c) Aporta a los temas político-morales unas soluciones radicalmente nuevas. Tenía una actitud antirrelativista y su teoría intelectualista respecto de la moral. 5.2.1 Sócrates contra el relativismo moral de los sofistas Sócrates pensaba: si cada uno entiende por justo y por bueno una cosa distinta, la comunicación y la posibilidad de entendimiento entre los hombres resultará imposible. ¿Cómo decidir en una asamblea si una ley es justa o no cuando cada uno entiende algo distinto por justo? Hay que restaurar el valor del lenguaje para dar significaciones objetivas y válidas para toda la comunidad humana. Para ello se hace necesario tratar de definir con rigor los conceptos morales. 5.2.2 La ética como tarea fundamental Sócrates se centra en la condición humana. Consideró que las doctrinas de los cosmólogos eran inútiles para resolver los problemas que preocupan al hombre y a la sociedad (fue criticado por Nietzsche). Se interesó por los problemas éticos. Afirma que la sabiduría que sirve al hombre le va a venir del propio hombre, su mente, su nous y no del conocimiento que tenga del cosmos o de lo que conozca. El hombre es un ser moral, la realidad del hombre no es de índole cosmológica. Los sofistas se prestaban a debatir y defender cualquier asunto de la vida pública relacionado con el hombre. A Sócrates le interesa únicamente la discusión que tenga por objeto el conocimiento de lo bueno y lo malo , de justicia y de virtud. Asume como programa de sabiduría “conócete a ti mismo”. La cuestión que más le interesa es saber qué debe hacer para ser feliz. Ser feliz es la recompensa terrena que espera al hombre justo y bueno. Nuestra investigación ha de partir siempre de las cosas que conocemos. Si lo que queremos saber es qué es la justicia tenemos que examinar las cosas que llamamos justas para averiguar racionalmente qué es lo que hace que llamemos justas a determinadas acciones. Y eso será la justicia. En este punto de partida coincide también con los sofistas. 5.2.3 Definición racional de las cosas La importancia de la vida pública había hecho que la verdad sobre las cosas se identificara con la verdad de las opiniones sobre las cosas. Como las opiniones eran muchas, prevaleció el convencimiento de que ese aparecer de las cosas se identificase con la visión que cada uno tenía de la realidad. Sócrates quiere partir de las cosas, pero no cómo se afirman en la vida pública, sino cómo las descubre en sí cada hombre, con la razón, independientemente de las circunstancias. Hay que aplicar la razón al descubrimiento de lo que son las cosas. Aristóteles reconocerá a Sócrates el mérito de haber seguido un camino inductivo hacia la definición, buscando lo que cada cosa es , lo que la constituye. Con Sócrates, el pensamiento incorpora un nuevo campo de reflexión: la reflexión ética. Y esto por dos razones: a) La preocupación por la naturaleza es sustituida por la cuestión de la naturaleza moral del hombre y del conocimiento de la virtud. b) La filosofía socrática supone una nueva forma de vida: vivir buscando lo que son las cosas ordinarias en sí mismas, lo que las define de la justicia. Para el intelectualismo moral, los asuntos morales y políticos tienen que ser cosa de expertos. Esta propuesta socrática puede dar lugar a interpretaciones políticas antidemocráticas y elitistas. (Filosofía política de Platón). Para Aristóteles, la teoría moral socrática se asienta en tres principios: aa) Identificación entre virtud entendida como excelencia moral y conocimiento. En consecuencia todas las virtudes conocidas comúnmente como distintas, se reducen a una sola: el conocimiento. bb) La mala conducta moral es por un error de conocimiento(ignorancia). cc) Obrar mal es siempre involuntario. No es posible conocer el bien y el mal. Sócrates mantenía la necesidad de precisar que las cosas son como condición indispensable para restablecer la comunicación y hacer posible el diálogo en torno a los temas morales. Pero existe para él otra razón más de esta necesidad: hacer posible la conducta y la educación moral del hombre. Solamente sabiendo qué es lo justo, se puede obrar justamente el conocimiento de la virtud es lo que permite al hombre llevarla a la práctica en la vida social, mientras que su ignorancia le impide obrar conforme a ella. Nuestras convicciones vulgares parecen contrarias al intelectualismo moral, creemos que alguien puede saber que algo está mal y sin embargo realizarlo. Para el intelectualismo moral, la perfección moral es una consecuencia de la perfección del intelecto o razón, sin embargo otros autores como Aristóteles se acercarán más al punto de vista corriente al considerar que el conocimiento no es condición suficiente para la conducta justa y buena. Este autor pone como fundamento de la práctica moral, la perfección de la voluntad más que la perfección del intelecto. La buena conducta no depende tanto del conocimiento como de la disciplina de la voluntad. Así para ser justo según Aristóteles, es necesario saber realizar la justicia, pero aquí esta palabra no designa un conocimiento explícito y teórico de la justicia sino la posesión de una habilidad o disposición para la realización de acciones justas. 5.2.4 Enseñanza de la virtud La virtud puede y debe ser enseñada. Siendo el fin de la filosofía la educación moral del hombre, deberíamos tener un conocimiento depurado y preciso de las virtudes y de la conducta que debe adoptar el hombre. De esta manera nadie se comportaría mal: “Nadie yerra el golpe queriendo”, afirma. No parece lógico que Sócrates observe conductas en las que se hace algo malo conscientemente. Lo que ocurre es que no parece satisfacer tampoco la interpretación inmediata que se da de este hecho: “Obras mal porque quieres, porque buscar hacer lo malo”. Frente a esto lo que afirma es que existe en nosotros un deseo tan arraigado del bien y de la felicidad que uno, cuando va a obrar mal, tiene que engañarse en el sentido de considerar que aquello es bueno que reporta bien. Si obra así es porque hay una falsa estimación del bien, porqué considera como bueno lo que no es tal. Quien obra mal comete un error de cálculo buscando la felicidad no hace más que dar pasos hacia la infelicidad. 5.2.5 El método socrático Sócrates afirmaba que había heredado el oficio de su madre. Ello encierra tanto una manera determinada de concebir el saber, como la función de la enseñanza y el camino para acceder a la verdad de las cosas. La verdad no es enseñable, pero cabe que uno ayude a otro a descubrir la verdad de la que cada uno es portador. Según Sócrates, la ignorancia es el peor mal que un hombre puede padecer, y por eso es preciso salir de ella cuanto antes una vez que se es consciente de esta situación. Ese es el primer objetivo de su método: poner al interlocutor en el aprieto de tener que reconocer su ignorancia, y así disponerlo a buscar la cosa que ignora y aceptar la ayuda que se le ofrece. Porque el hombre es bueno y feliz no sólo cuando encuentra la verdad, sino ya cuando inicia su búsqueda. La ironía (primera parte del método) consiste en mostrar una aparente ignorancia sobre el tema a tratar. Entonces empieza una serie de preguntas a las que el interlocutor contesta pensando que sabe responder. En este momento, Sócrates utiliza el diálogo para hacer caer en contradicciones e inexactitudes a su oponente, que termina reconociendo no saber nada sobre el tema que creía conocer tomando así conciencia de su propia ignorancia. La mayéutica (segunda parte del método) se propone ayudar a que cada uno de a luz la verdad, de que es portador mediante la aplicación constante del razonamiento expresado en el diálogo. Llegar a descubrir lo que es realmente la virtud, la justicia, lo bueno, etc. Esta parte conduce a la definición o el acuerdo pactado. El diálogo (intercambio del logos) desemboca en el descubrimiento por parte de los interlocutores, la definición acertada de lo que se busca. Sócrates está convencido de que el hombre posee en sí una capacidad cognoscitiva segura por voluntad de los dioses. En efecto, hay saberes que la divinidad se ha reservado pero hay otros muchos conocimientos que ha dejado a nuestro alcance. Entre estos está lo concerniente al arte de gobernar y al establecimiento de las cosas convenientes para la ciudad. El resultado que se obtenga de la discusión, en la que irá poniendo de manifiesto la relatividad y parcialidad de las opiniones particulares, y consecuentemente la necesidad de buscar aquello en lo que todos coinciden, será lo que rija como valor en esa sociedad. De esta manera el acuerdo al que se llega después y como consecuencia del diálogo, adquiere valor universal frente a la opinión y el interés particular: “es verdadero lo que aparece a todos como verdadero”. 5.2.7 Superación del relativismo Este diálogo es el esfuerzo común de alumbrar la verdad entre todos y recuperar el significado de las palabras ya que todos pueden intentar entender lo mismo superando así la imposibilidad de un diálogo edificado sobre el puro relativismo de las opiniones. PLATÓN 1.- VIDA Y OBRA 1.1. Contexto histórico La Atenas en la que nació Platón era una ciudad metropolitana e imperial con un comercio activo y con un régimen democrático consolidado. Los acontecimientos políticos más destacados de las dos primeras décadas del siglo V a. C. son las guerras persas, la liga de Delos y las guerras del Peloponeso que acaban con la victoria de Esparta. Tras el fracaso de Atenas, Esparta pretende gobernar de un modo aparentemente democrático y son elegidos los Treinta Tiranos, un grupo reducido de ciudadanos presionado por los vencedores espartanos, para formar un consejo destinado a sustituir la democracia tradicional. Tras un año, el descontento del pueblo provocó una revuelta que restableció de nuevo la Constitución democrática. 1.2. Vida Nació en Atenas en el año 428 - 427 a. C. Sus padres (Aristón y Perictione) descendían de la aristocracia ateniense. Realmente se llamaba Aristoclo pero un profesor de gimnasia le apodó Platón por sus anchas espaldas. Su educación fue brillante y completa: estudió matemáticas y música y cultivó la poesía. Formó parte del círculo de Sócrates, tras cuya muerte se refugió en Megara por temor a ser perseguido. Se cree que viajó por Egipto, el norte de África e Italia. En su primer viaje a Siracusa intentó poner en práctica sus ideas políticas. Pero Dionisio I, enfurecido por sus críticas, lo vendió como esclava Aníceris de Cirene lo compró y pronto lo liberó. Con el dinero de su rescate, que Aníceris no quiso recibir, Platón fundó la Academia. 1.3. Influencias Es posible que recibiera en Atenas las lecciones de Crátilo, discípulo de Heráclito, del que heredó la idea de que la realidad sensible está en constante cambio. Conoció a Sócrates, a quien estuvo muy vinculado hasta su muerte. Cuando la democracia lo condenó a muerte, Platón llegó a la conclusión de que son los filósofos los que deben gobernar. Gracias a la influencia de Sócrates se interesó por los problemas éticos y por el método inductivo como proceso para la determinación de los conceptos universales. Entabló amistad con Arquitas, lo que supuso su encuentro con el pitagorismo que influiría, fundamentalmente, en el dualismo antropológico y en su doctrina de la inmortalidad del alma. Las cualidades que los eleatas y, sobre todo, Parménides, atribuyen al Ser son las que Platón atribuye a las Ideas, objetos de la ciencia universal. Por otra parte, el Nous de Anaxágoras se puede considerar el precedente del Demiurgo platónico. Por último, la materia eterna con movimiento caótico de los atomistas es el elemento primigenio al que el Demiurgo de Platón le impondrá una estructura a imagen y semejanza de las Ideas. 1.4. Escritos La mayoría de ellos están elaborados en forma de diálogos imaginarios entre personajes conocidos de la época. Por las obras platónicas desfila toda la élite ateniense de su tiempo y, por ello, son de una riqueza costumbrista, social, psicológica, biográfica e histórica de primera fila, pero, sobre todo, literaria. Casi todos los diálogos tienen una estructura similar: al comienzo se presenta la cuestión fundamental de la que tratará la obra. A continuación y, normalmente a través de preguntas y respuestas, se muestra la falsedad de ciertas opiniones manifestadas por los interlocutores. Finalmente, mediante un proceso mayéutico, se conduce el diálogo hacia el descubrimiento de la verdad. Durante mucho tiempo fue extremadamente difícil ordenar la obra de Platón. Actualmente, y sobre la base de determinados criterios, como son los personajes históricos que aparecen, los fragmentos de algunos diálogos que remiten a otros, la evolución de su doctrina, el vocabulario o el estilo, se ha conseguido establecer una serie de periodos sucesivos en los que cabe englobar los distintos diálogos: Diálogos de juventud. Muestran una clara dependencia de las doctrinas socráticas y entre ellos destacan: Apología de Sócrates, Critón, Hipias menor y Protágoras. Diálogos de transición. Pertenecen al periodo que abarca su primer viaje a Italia. En ellos se pone de manifiesto la madurez alcanzada por Platón al superar a Sócrates que, no obstante, sigue desempeñando un papel importante, y al elaborar sus propias doctrinas. Se centra en temas políticos y esboza lo que será su teoría de las Ideas. Es destacable la influencia de Pitágoras en lo referente a la transmigración de las almas Estos diálogos son: Gorgias, Eutidemo, Crátilo y Menón. Diálogos de madurez. Este periodo comprende las obras que Platón escribió desde la fundación de la Academia hasta su segundo viaje a Italia. Los problemas que se abordan son de carácter ontológico y suponen la culminación de la teoría de las Ideas. A esta época pertenecen La República, Fedón, Fedro y El Banquete. Diálogos críticos. Se llaman así por la crítica que ejerce Platón contra gran parte del pensamiento que le había precedido. En ellos abandona el recurso a los mitos, tan utilizado en otras obras, y Sócrates deja de ser el personaje central. Pertenecen a este periodo: Parménides, Teeteto, Sofista y Político. Últimos diálogos. Se centran en cuestiones cosmológicas e históricas y su postura se endurece en lo que se refiere a la teoría política. Es importante destacar la influencia del pitagorismo en su concepción del cosmos. Pertenecen a este periodo: Timeo, Critias y Las Leyes. 2.- LA TEORÍA DE LAS IDEAS 2.1. Punto de partida. La filosofía de Platón se apoya sobre la distinción entre apariencia y realidad propuesta por primera vez por Parménides. Comparte con Heráclito la noción de que toda la realidad captada por los sentidos está sometida a un incesante cambio («Todo fluye, nada permanece»). Pero la ciencia, la ética o la política requieren de la existencia de algo verdadero y distinto de las cosas, que no esté permanentemente cambiando. A este algo Platón lo llamó Idea (idea o eidos). Así, la realidad queda dividida en el Mundo Sensible, formado por las cosas en constante cambio de Heráclito, y el Mundo Inteligible, el mundo de las Ideas permanentes e inmutables que poseen las características del Ser de Parménides. 2.2. El concepto de Idea La palabra griega idea suele traducirse por los términos género o tipa Para Platón las Ideas son: Lo general en sí mismo. Las esencias de las cosas, que sólo puede captar el pensamiento. Las causas ejemplares o modelos de las cosas del Mundo Sensible. Entes que existen verdaderamente en otra dimensión de la realidad (el Mundo de las Ideas), no simplemente representaciones mentales. Entes metafísicos que encierran el verdadero valor de las cosas, la realidad misma. 2.3. Características de las Ideas Las Ideas son las causas de las cosas. Las Ideas son con relación a las cosas sus causas ejemplares, formas o modelos. Así, por ejemplo, las cosas son justas porque imitan o participan de la Idea de Justicia o de la Justicia en sí. Las Ideas son únicas, inmutables e inalterables, eternas, sólo captables por la inteligencia, no tienen mezcla de no-ser, no están sujetas ni al movimiento ni a la corrupción, no cambian, son incondicionadas y absolutas (tienen los atributos del Ser de Parménides). Sólo ellas y no los objetos sensibles existen verdaderamente. En cambio, las cosas son múltiples, son perceptibles por los sentidos, están sometidas a cambios permanentes y no son estrictamente reales. El mundo de las Ideas está jerárquicamente organizado. Según Platón hay infinidad de Ideas. En la cúspide de esta organización jerárquica está la idea de Bien, que se identifica con la de Verdad y la de Belleza, pues el Bien es lo Verdadero y lo Bello. Las Ideas son criterios de valoración y ellas mismas valores. Constituyen los criterios necesarios para juzgar las cosas sensibles. Así, una cosa es bella porque se asemeja a la Idea de Belleza, porque se acerca al criterio de valoración representado por la Idea de Belleza. La teoría de las Ideas está en la base de la filosofía platónica en todos sus aspectos: en el aspecto lógico se plasma en su teoría de los universales; en el aspecto ontológico o metafísico vertebra la estructura de la realidad y la cosmología platónicas; el aspecto antropológico da lugar a su teoría del alma; el aspecto epistemológico se pone de manifiesto en la teoría dualista del conocimiento, el aspecto moral hace girar la ética de Platón en torno a la Idea de Bien, y, por último, el aspecto político origina la teoría platónica del Estado ideal. 2.4. Los universales En un enunciado como «esta mesa es rectangular-» el sujeto, «mesa», se refiere a un objeto determinado, concreto y existente en nuestra vida diaria. Pero, ¿a qué se refiere el predicado «es rectangular»? ¿Hay algo que sea el Rectángulo, al que se pueda referir dicho predicado? La respuesta platónica a esta cuestión es afirmativa: existe la Idea de rectángulo, el concepto universal al que se refieren los predicados generales que se aplican a los objetos particulares. Así, los objetos rectangulares lo son porque participan de la Idea de rectángulo, que existe en sí misma, independientemente de que existan dichos objetos, es decir, los rectángulos particulares imitan al Rectángulo en sí. Se puede afirmar que Platón defiende por primera vez en la historia de la filosofía una teoría realista de los universales. 3.- LA ESTRUCTURA DE LA REALIDAD Platón mantiene una concepción dualista del mundo. La realidad se estructura en dos partes: el mundo plenamente real de las Ideas y el mundo sensible de las cosas. La relación entre ambos mundos es descrita por Platón con el término participación o imitación. El Mundo de las Ideas es una realidad invisible, no perceptible por los sentidos, eterna, inmutable y universal, mientras que el Mundo Sensible es la realidad que perciben los sentidos, engendrada, particular y en continuo devenir. Las cosas del Mundo Sensible son mortales, limitadas y cambiantes y tienen en el Mundo Inteligible sus correspondientes Formas o Ideas a las que imitan y de las que participan. En el mito de la caverna (libro VII de La República) se representa simbólicamente la estructura de la realidad, entre otras cuestiones: los hombres que viven en este mundo son como prisioneros que nunca han visto la luz del Sol y que se hallan encadenados de pies y manos en el fondo de una gran caverna, de espaldas a la única abertura que comunica con el exterior. Dentro de la caverna y detrás de ellos arde una hoguera de la que les separa un muro, a lo largo del cual van pasando hombres portadores de figuras de cosas y animales. Los prisioneros solamente pueden escuchar sus voces y contemplar las sombras que se proyectan sobre el fondo de la pared que tienen ante ellos. En este estado permanecen hasta que uno de ellos se libera de sus cadenas y sale de la cueva para contemplar la luz del Sol y las cosas reales. ¿Qué simboliza este mito? La caverna es el Mundo Sensible y sus sombras son las cosas que lo pueblan. Los hombres encadenados al fondo de la caverna representan al hombre encadenado a los sentidos y a los apetitos del cuerpo, que considera que lo percibido por él es la única realidad existente. El mundo exterior es el Mundo de las Ideas o Mundo Inteligible. El Sol es la idea de Bien. El hombre que logra salir de la cueva es el filósofo, que ha conseguido liberar su alma de las cadenas del cuerpo y que contempla la verdadera realidad: las Ideas. 3.1. Cosmología De la concepción de la realidad se deriva la teoría cosmológica que Platón desarrolla en su obra Timeo, donde también aparece la distinción de los dos mundos: «el ser eterno que no nace jamás» y que sólo es captable por la inteligencia (Mundo de las Ideas), y «el ser que nace y que no existe nunca» (Mundo Sensible de las cosas). El primero sirve de modelo para el segundo. La relación entre ambos mundos es, de nuevo, la de participación. En el Timeo se incluyen los elementos que intervienen en la creación del Mundo Sensible: La materia existe en forma de una masa móvil y caótica. El Mundo de las Ideas es el modelo eterno a semejanza del cual es conformada la materia caótica. El espacio, también preexistente, es el escenario donde tiene lugar la ordenación y la estructuración del Mundo Sensible. Esta ordenación de la materia según el modelo de las Ideas la lleva a cabo un arquitecto divino, el Demiurgo. Así pues, para explicar la existencia del Mundo Sensible, Platón recurre a la intervención de un ser divino, el Demiurgo, no tan perfecto como las Ideas, pero eterno, inmutable, inteligible y bueno, que no crea el cosmos de la nada, como el Dios del cristianismo, sino que ordena la materia caótica e informe con la vista puesta en el Mundo Inteligible de las Ideas. El Demiurgo contempla las Ideas e intenta realizarlas en las cosas del mismo modo que un artesano intenta hacer un objeto según un modelo. La materia informe y las Ideas son, pues, anteriores a la acción del Demiurgo. Demiurgo Dios ordenador Ordena la materia Dios Cristiano Dios creador Crea de la nada El Demiurgo obra de acuerdo con un fin: ha querido que «todas las cosas fuesen buenas» y, por tanto, ha hecho el mundo mejor y más bello posible. Platón adopta en este caso una explicación finalista o teleológica frente a las explicaciones mecanicistas de los presocráticos. La tarea del Demiurgo (principio ordenador) consistió, pues, en ordenar la materia primigenia y amorfa en el espacio preexistente de acuerdo con los modelos ejemplares, inmutables y eternos (las Ideas), siguiendo un principio teleológico, lo cual dio origen a las realidades sensibles. La cosmología platónica se basa en una concepción teleológica del cosmos y destila un cierto optimismo, según el cual éste es el mejor y el más bello de los mundos posibles. 4.-TEORÍA DEL CONOCIMIENTO 4.1. Delimitación del objeto de conocimiento Puesto que la realidad que captamos a través de los sentidos está sometida a constantes cambios, de ella no puede existir un conocimiento objetivo y universalmente válido. Por eso, la ciencia no puede reducirse a los resultados de la sensación. Pero Platón no admite que todo esté sujeto al devenir. Al cambio se sustrae la esencia de las cosas, las Ideas. Sólo de estas últimas puede haber ciencia, porque sólo ellas son estables y susceptibles de ser definidas de una forma válida y universal. Así, desde una perspectiva epistemológica, las Ideas vienen a fundamentar la objetividad y universalidad del conocimiento. Mundo Sensible Mundo Inteligible Incontinua movilidad Inmutable Opinión (doxa) Ciencia (episteme) No puede fundamentar a la ciencia Hace posible el verdadero conocimiento 4.2. Los grados fundamentales del conocimiento. Para Platón los grados del conocer se corresponden con los grados del ser. Sólo es cognoscible el ser (las Ideas), mientras que el no-ser es absolutamente incognoscible. Pero entre el ser y el no-ser existe algo intermedio que se puede enunciar como el llegar-a-ser (el ser en movimiento, las cosas cambiantes). Así, se puede establecer la siguiente correlación Al ser te corresponde la ciencia (epistéme). Al no-ser le corresponde la ignorancia. Al llegar-a-ser le corresponde la opinión (doxa). Como vemos, el conocimiento puede tener varios grados: * La opinión, o doxa, tiene como objeto el conocimiento de las cosas del Mundo Sensible que están en continuo devenir y su instrumento son los sentidos. Platón la divide en: - Imaginación, o conjetura (eíkasía), que interpreta las imágenes y las sombras, como los reflejos que se forman en el agua. - Creencia (pístis) o conocimiento de los objetos materiales, sensibles y visibles (animales, plantas y cosas artificiales). Este grado correspondería a la física, a la que Platón no considera ciencia. * La ciencia, o epistéme, tiene como objeto lo Inteligible y su instrumento es la inteligencia. Platón distingue entre: - Razón discursiva, o pensamiento (dianoia), cuyo objeto es el conocimiento a través del entendimiento de las matemáticas y otras ciencias exactas que emplean un método hipotético. - Inteligencia pura, o Conocimiento,(nóesis), que tiene por objeto el conocimiento de las Ideas que el alma aprehende a través de la razón, sin recurrir a lo sensible, pasando simplemente de Idea en Idea. Las sombras, las imágenes, son copias de los seres naturales, éstos de los entes matemáticos y éstos, a su vez, de las Ideas. Así, todo el conocimiento tiene en su cima el conocimiento del ser, de las Ideas. Para Platón sólo es válido el conocimiento alcanzado por la razón. En este sentido es un filósofo racionalista y antiempirista, pues desprecia el papel de la experiencia sensible como fuente del conocimiento humano. 4.3. Métodos para llegar a la aprehensión de las Ideas Platón señala la aritmética, la geometría, la astronomía o la música como caminos auxiliares para acercarse al mundo de lo Inteligible. Pero los auténticos métodos para alcanzar el conocimiento verdadero son el recuerdo o reminiscencia, la dialéctica, el amor y la catarsis. El recuerdo o reminiscencia (anamnesis). Platón expone en el Menón su teoría de que conocer es recordar: antes de venir a este mundo, el alma ha tenido la oportunidad de contemplar las Ideas pero al unirse al cuerpo conserva este conocimiento en forma de Ideas innatas que el hombre sólo puede recuperar mediante el recuerdo estimulado por el conocimiento sensible. La dialéctica. La dialéctica platónica puede considerarse desde dos puntos de vista: - Desde un punto de vista lógico, la dialéctica aparece como el método racional por excelencia para alcanzar el conocimiento de las Ideas. Consiste en un juego de preguntas y respuestas (diálogo) y así entendida viene a ser un procedimiento de enseñanza y de investigación en común. En este sentido, la dialéctica es un método por el cual se trasciende la particularidad y la movilidad del conocimiento sensible y se llega a la firmeza del conocimiento científico. La dialéctica procede estableciendo hipótesis que se van comprobando hasta que se confirman. Es un método científico racional propio de los filósofos que aspiran a demostrar la verdad. - Desde un punto de vista ontológico, la dialéctica se presenta como la ciencia suprema, cuyo objeto es discernir las Ideas. De esta manera, al grado supremo del ser le corresponde el grado supremo del conocer y todas las demás ciencias quedan reducidas a medios para ascender a esta cumbre. De cualquier forma, la dialéctica sirve para ascender al mundo de las Ideas y, una vez allí, remontarse de una a otra hasta la Idea suprema: la Idea de Bien. Es un proceso analítico-sintético que va de lo múltiple (cosas) hasta lo uno (la Idea de Bien). El amor. El amor platónico es una especie de dialéctica emocional cuyo objeto es el conocimiento estético del Mundo Inteligible. El objeto del amor es la Belleza. Este impulso erótico sigue un proceso que pasa del deseo de la belleza de los cuerpos al anhelo de la belleza moral de las almas; de éste al de la belleza de las normas de conducta y de las leyes, al de la belleza de las ciencias y, por fin, al deseo de comprensión de la Belleza en sí, causa de todo lo bello. La filosofía como purificación. En el Fedón, la filosofía aparece como catarsis, un modo de liberarse y de prepararse para la muerte. El filósofo sabe que sólo podrá llegar a la contemplación directa de las Ideas cuando muera y, por eso, mientras permanezca en el mundo, su tarea consiste en purificarse y preparar el alma para su definitiva separación del cuerpo. El auténtico filósofo no teme a la muerte, pues ésta supone el paso a la contemplación plena de la Verdad. 5.- DUALISMO ANTROPOLÓGICO El dualismo establecido por Platón entre el Mundo de las Ideas y el Mundo Sensible se traduce en el caso de la antropología en un dualismo entre cuerpo y alma. En Platón, el hombre es un compuesto de estas dos realidades. El cuerpo es una cárcel para el alma. Platón define el alma como una realidad espiritual, inmortal y simple, cuyo lugar es el Mundo de las Ideas. Es, además, el principio que anima al cuerpo y sin el cual éste permanecería sin vida y sin movimiento. Es, por tanto, lo que vincula al hombre con la realidad verdadera. Por el contrario, el cuerpo es de naturaleza material, mortal, imperfecta y pertenece al mundo sensible. Mientras se encuentra unida al cuerpo, el alma aspira a volver al Mundo de las Ideas. Por ello, la unión del alma y el cuerpo se describe como una unión accidental y transitoria. Dualismo antropológico: Unión accidental de Alma y Cuerpo (influencia pitagórica y socrática) Mundo de las Alma Naturaleza Inmortal, Fuente de vida ideas espiritual simple Mundo Cuerpo Naturaleza Mortal, Por sí mismo sensible material Imperfecta inanimado Para Platón el alma consta de tres partes distintas, que desempeñan distintas funciones, aunque en algunos de sus escritos habla de tres tipos de alma: Alma racional. Situada en la cabeza, es inmortal, inteligente y de naturaleza divina. Es la más noble y elevada y su actividad consiste en conocer intelectivamente y gobernar a las otras dos partes del alma, inferiores a ella. Propia del alma racional es la virtud de la prudencia. Alma irascible. Situada en el pecho, es fuente de pasiones nobles. Simboliza el valor y la voluntad y se deja conducir muy fácilmente. Propia del alma irascible es la fortaleza. Alma concupiscible. Situada en el vientre, es mortal, fuente de pasiones innobles y la más relacionada con el cuerpo de las tres. Difícil de guiar, simboliza el deseo y la pasión sensible inmoderados. Su virtud es la templanza. El alma inmortal, que ha vivido siempre en el Mundo de las Ideas, es el alma racional. Las otras dos almas (irascible y concupiscible) son propias del cuerpo y mueren con él. Partes del Situación Función Virtud alma Racional Cabeza Conocimiento intelectivo Prudencia Irascible Pecho Valor, Voluntad Fortaleza Concupiscible Bajo Vientre Control de las pasiones innobles Templanza Los argumentos con los que Platón demuestra la inmortalidad del alma son los siguientes: Sucesión de contrarios. A cada cosa le sucede su contrario. Lo mismo ocurre con la vida y la muerte, a la vida debe sucederle la muerte, y a ésta la vida Participación del alma en la idea de vida. Cada cosa imita a una Idea y no puede acoger en sí a la Idea contraria. El alma participa de la Idea de vida, por lo que no puede participar o imitar a la Idea de muerte, por tanto, el alma es inmortal. Semejanza con las Ideas. El alma es semejante a las Ideas y, por tanto, no se puede descomponer ni corromper; es, pues, inmortal. Conocer es recordar. Antes de encarnarse en el cuerpo el alma ha permanecido en el Mundo de las Ideas y ha conocido la verdadera realidad, que recuerda luego, al unirse a él. Si puede existir sin el cuerpo ha de ser inmortal. Dominio del alma sobre el cuerpo. Si el alma fuese mortal aquellos que han cometido maldades no expiarían sus culpas. Así pues, el alma ha de ser inmortal para que sea posible premiar con la contemplación del Mundo de las Ideas a los justos y castigar a los que han sido arrastrados por las pasiones innobles a que sus almas se reencarnen indefinidamente en otros cuerpos (se aprecia aquí la influencia pitagórica). 6.- ÉTICA Platón supera el relativismo moral de los sofistas al afirmar que las Ideas son los modelos de las cosas. Por ello, se convierten en los criterios exactos para discernir lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto. 6.1. El concepto del Supremo Bien. La ética de Platón trata de averiguar en qué consiste el Supremo Bien para el hombre. Según Platón, la vida feliz es una mezcla equilibrada de placer y sabiduría. Sin embargo, a juicio de algunos autores, el Bien absoluto para Platón no es, en definitiva, otra cosa que la contemplación de las Ideas. 6.2. La virtud. Mediante la práctica de la virtud se accede al Supremo Bien y, por tanto a la suprema felicidad. El concepto de virtud tiene, para Platón, varias acepciones: Salud del alma, entendiendo por tal el hecho de que cada una de las partes de ésta cumple con la función que le es propia: a la parte racional le corresponde la sabiduría o prudencia, a la parte irascible, la fortaleza y a la parte concupiscible la templanza. Armonía u ordenación entre las partes. Esto significa que la parte racional debe guiar a la parte irascible y ambas dominar a la concupiscible. El hombre que lo consiga será armonioso y justo. Conocimiento. Desde este punto de vista, todas las virtudes se unifican en la virtud de la prudencia o sabiduría, en tanto que conocimiento de lo que es bueno para el hombre. Purificación. El hombre virtuoso es el que purifica su alma de las pasiones y la desprende del cuerpo para poder acceder al Mundo de las Ideas. 6.3. División de las virtudes. Platón define perfectamente las funciones de las distintas virtudes, correspondientes a las distintas partes del alma: ∎ Justicia. Comprende a todas las demás. Tiene por objeto poner orden y armonía en el conjunto, asignando a cada parte la función que le corresponde dentro de la totalidad ∎ Prudencia. Es la virtud propia del alma racional. Su misión es regular el conjunto de las acciones humanas, cumpliendo un papel directivo sobre la vida moral. Le corresponde también poner orden en los pensamientos, disponer al alma para huir del mundo de las apariencias y prepararla para la contemplación de las Ideas. ∎ Fortaleza. Le corresponde regular las acciones del alma encargada de las pasiones nobles, haciendo que el hombre se sobreponga al sufrimiento y al dolor y que sacrifique los placeres cuando sea necesario para cumplir el deber. ∎ Templanza. Le corresponde regular los actos del alma concupiscible, poniendo orden, armonía y moderación en las actividades propias de la parte inferior del hombre.

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