Historia de la Filosofía 2024-2025 PDF
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CES Ramón y Cajal
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Este documento proporciona una panorámica de la filosofía antigua, desde el siglo VII o VI a.C. hasta la caída del Imperio Romano. Examina la evolución de la filosofía, los principales filósofos y escuelas, y los problemas filosóficos fundamentales que abordaron. Introduce conceptos como el arjé, la dialéctica, la teoría de las ideas y el hilemorfismo.
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1 Historia de la Filosofía Curso 2024-2025 2 Panorámica de la filosofía antigua. Hablamos de Edad Antigua de la Filosofía como aquella que transcurre desde el siglo VII ó VI a. C hasta la caída del Imperio...
1 Historia de la Filosofía Curso 2024-2025 2 Panorámica de la filosofía antigua. Hablamos de Edad Antigua de la Filosofía como aquella que transcurre desde el siglo VII ó VI a. C hasta la caída del Imperio Romano en el siglo V d.C. Aunque algunos anticipan esta fecha al siglo II d.C. Esta filosofía comienza en Grecia con los filósofos conocidos como presocráticos y termina con la aparición y desarrollo de la primera Filosofía cristiana en el seno del Imperio Romano. Tiene en Grecia su época de esplendor. Pero desde ahí se extendió por el imperio romano, de él pasó al cristianismo, y del cristianismo a la civilización occidental de hoy. Se considera que la Filosofía Antigua es la más importante en la medida en que en ella se platearon los principales problemas filosóficos que han llegado hasta nuestros días: qué es la realidad, qué es la verdad, cómo conocerla, cuál es la naturaleza del ser humano, del lenguaje, de la sociedad, cuál es el Estado justo, cuál es el comportamiento correcto, qué es la felicidad etc. Los autores y escuelas más importantes y las ideas que ellos desarrollaron fueron los siguientes: 1. Los filósofos presocráticos: son los primeros filósofos. Los ubicamos desde el siglo VII a. C hasta el siglo V a. C. y fueron originarios de diversas ciudades griegas. Su objeto de estudio fue la naturaleza. Las dos ideas más importantes de su filosofía son: a) desmitifican la naturaleza, es decir buscan una explicación natural y no basada en la religión de los fenómenos naturales y b) buscan el primer principio y los elementos últimos de la naturaleza: el arjé. Cada presocrático va a dar un respuesta distinta a lo que es el arjé, siendo las más conocidas los cuatro elementos de Empédocles o los átomos e Demócrito. También caben destacar a Parménides, Heráclito y los piatgóricos de clara influencia en Platón y Aristóteles, cuando estos aborden el problema del movimiento en la naturaleza. 2. Los sofistas: coetáneos de Sócrates y Platón llegaron a Atenas unos educadores llamados irónicamente sofistas (sabios). Su tarea era educar a los ciudadanos griegos que tenían que participar en los asuntos públicos de la democracia. Los educaban para que supieran defender sus ideas. Enseñaban retórica. Rivalizaron con Sócrates, Platón y otros filósofos porque defendían una concepción escéptica y relativa de la verdad. No obstante, algunos diálogos platónicos llevaban el nombre de sofistas lo que prueba la estima y respeto intelectual que les tenía. 3. Sócrates. Sócrates fue el gran maestro de Platón. Vivió en el siglo V a.C. en Atenas. Su filosofía fue oral, no escrita. Y utilizó el método del diálogo, la dialéctica, para buscar el verdadero conocimiento. Sócrates no se interesa por el estudio de la naturaleza como los presocráticos. Su objeto de estudio es el hombre entendido como ser social ético y político. Como no escribió nada es difícil reconstruir su pensamiento. Pero según nos cuenta el propio Platón, este tomó de él: su pasión por la verdad y el rigor intelectual, su método de conocimiento, la dialéctica, el intelectualismo moral de la ética, que dice que para hacer el bien primero hay que conocerlo. 4. Platón: Platón es el filósofo que inaugura la filosofía en sentido estricto. Recoge toda la tradición desde los presocráticos y la filosofía oral de Sócrates y define, con su teoría de las ideas, el campo de estudio de la filosofía frente a otros 3 saberes no filosóficos, pero necesarios para hacer filosofía. Desde Platón entendemos que la filosofía se ocupa de las ideas que son los términos que no admiten una definición unívoca, sino análoga o equívoca, mientras que las ciencias y técnicas se ocupan de los conceptos, que son los términos definidos unívocamente. De esto se dio cuenta con el estudio de la geometría. Platón fue seguidor de Sócrates desde joven. Pertenecía Platón a las familias más poderosas de Atenas, a la aristocracia ateniense, por lo que desde joven fue educado para la política. Pero la condena a muerte de Sócrates le hizo perder su vocación política y a refugiarse en el estudio de la filosofía. Entenderá la democracia ateniense como un sistema político injusto, puesto que es capaz de condenar a muerte al hombre más sabio de Atenas que fue Sócrates e ideará un sistema político cuyo objetivo es superar esa democracia. 5. Aristóteles ideó un nuevo sistema filosófico basado en el platónico pero no copiándolo o continuándolo, sino ofreciendo nuevas propuestas filosóficas ante los mismos problemas a los que se enfrentó la filosofía platónica. Así da nuevas respuestas al problema del movimiento, de la realidad, del conocimiento, de la naturaleza del alma, de la ética o de la política a través de su teoría hilemórfica que es una crítica de la teoría de las ideas de Platón. La de Platón conlleva la separación de materia y forma, la de Aristóteles no. Ambos, Platón y Aristóteles son los grandes filósofos de la filosofía griega antigua y de toda la historia de la filosofía. 6. Con la llegada del helenismo en el siglo III a. C. aparecen escuelas filosóficas más preocupadas por el ética o cultivar un determinado modo de vida que por cuestiones metafísicas. De entre ellas las más importantes son el Epicureísmo que predica la moderación y buen entendimiento del placer. Y la escuela estoica, también estuvo más preocupada por la ética, entendida como la erradicación contra los sentimientos del alma humana para ser guiada exclusivamente por la razón, aunque no descuidó la política. 7. La mujer en la Filosofía Antigua: cabe destacar a Aspasia de Mileto que vivió en el siglo V a. C. No se conserva nada escrito de ella. Fue maestra de retórica y parece ser que enseñó a Pericles, Sócrates y Platón en este arte. Hipatia de Alejandría (siglo IV). Fue astrónoma, matemática y filosofía. Su obra se destruyó en el incendio de la biblioteca de Alejandría y solo se conservan algunos fragmentos. Hizo importantes descubrimientos astronómicos y en filosofía fue neoplatónica. Hipatia fue acusada de paganismo, es decir, de no ser cristiana y fue asesinada por una turba de cristianos fanáticos en plena calle. Podemos ver una película sobre ella del director español Alejandro Amenábar llamada Ágora. 4 El origen de la Filosofía. Tras quedar admirado León del talento y elocuencia de Pitágoras, le preguntó en qué arte confiaba más, a lo que éste replicó que no conocía arte alguna, sino que era filósofo. Asombrado León por la novedad de la denominación, le preguntó quiénes eran los filósofos y en qué se diferenciaban de los demás. Pitágoras le respondió que la vida de los hombres se parece a un festival celebrado con los mejores juegos de toda Grecia, para el cual algunos ejercitaban sus cuerpos para aspirar a la gloria y a la distinción de una corona, y otros eran traídos por el provecho y el lucro en comprar o vender, mientras otros, no buscaban ni el aplauso ni el lucro, sino que acudían para ver y observar cuidadosamente qué se hacía y de qué modo. Así también nosotros, como si hubiéramos llegado a un festival célebre desde otra ciudad, venimos a esta vida desde otra vida y naturaleza; algunos para servir a la gloria, otros a las riquezas; pocos son los que, teniendo a todas las demás cosas en nada, examinan cuidadosamente la naturaleza de las cosas. Y éstos se llamaron amantes de la sabiduría, o sea filósofos, y así como los más nobles van a los juego a mirar sin adquirir nada para sí, así en la vida la contemplación y el conocimiento de las cosas con empeño sobrepasa en mucho a todo lo demás. En realidad, Pitágoras no fue el mero inventor del nombre, sino el que amplió el campo de las cosas mismas. Lo que actualmente se conoce con el nombre de Filosofía y el modo de hacerla aparece en Grecia hacia el siglo VII ó VI a.C. El lugar exacto no es en la Grecia continental, ni tampoco en Atenas, sino en unas colonias que Grecia tenía en las costas de Asia menor, las actuales costas de Turquía. Tres de esas colonias, por orden de importancia, son: Mileto, Éfeso y Troya. En estos lugares y en esta época, la Filosofía aparece como el resultado de unas condiciones sociales, políticas y económicas que van a inaugurar una nueva forma de pensar, el pensar filosófico, y que se va a distinguir de otras formas de pensamiento vigentes en esa época y también en la nuestra. De esta forma llegamos a una primera apreciación: el pensar y el saber filosófico es una forma de pensar o saber racional que convive desde esta época hasta nuestros días con otros saberes y formas de pensar también racionales. Entre esas condiciones podemos citar: - Las económicas: la expansión y el dominio del comercio marítimo de Grecia en el mar Mediterráneo. - Las guerras médicas tienen como consecuencia la aparición de la democracia en Atenas en el 462 a. C. - El desarrollo de la ciencia, especialmente la geometría, la astronomía y la medicina. - El desarrollo del arte: teatro, escultura, poesía, literatura. - La religión politeísta griega: es altamente racional y aunque existan elementos de conflicto con la filosofía, también hay puntos de apoyo que ahora veremos. Esto nos muestra que la cultura o civilización griega estaba muy desarrollada y que la Filosofía nació en ese contexto, por tanto la definimos: no como un saber acerca de los filósofos del pasado, un saber pretérito sobre lo que han dicho los filósofos. Tampoco, como muchos afirman, la madre de todas las ciencias. Al contrario, la filosofía presupone un estado de las ciencias y de los saberes a partir de los cuales ella pueda desarrollarse. Por eso podemos decir que la filosofía es un saber de segundo orden que presupone un estado de las ciencias que son los saberes de primer orden. La filosofía en cualquier época ha sido una reflexión realizada desde la información que aportan las diversas ciencias y saberes. Y el objeto de estudio de la filosofía son las ideas. 5 Pues bien, el estado de las ciencias y de los saberes en la época antigua griega fue tal que permitió la aparición de la actividad filosófica. La filosofía no es una actividad primera, una ciencia o saber primero, sino que aparece in media res, es decir, en medio de un estado de cosas. Y a esta aparición se la conoce como el paso del mito al logos. Aunque no hay que entender esta fórmula como si los mitos fueran irracionales y la filosofía algo racional, sino como el paso de una racionalidad a otra, ya que la propia expresión mitología nos indica que los mitos tienen un logos. Esto es, aunque eran relatos fantásticos, enseñaban algo que era real. Por ejemplo, el mito de Prometeo nos enseña que lo que hace que los seres humanos no nos destruyamos unos a los otros es la política y que si dominamos la naturaleza y al resto de especies animales es por la inteligencia que nos permite dominar el fuego. El logos, en cambio, utilizaba otro tipo de discurso para enseñar lo mismo, aunque menos comprensible al pueblo. Esto nos lleva a distinguir dos tipos de mitos: 1. Los mitos oscuros: aquellos que ocultan una realidad o hechos y, por tanto, nos llevan al error, a la falsedad, al engaño. El mito de los dioses del Olimpo o el mito de Adán y Eva. 2. Los mitos luminosos: aquellos que nos descubren una realidad y, por tanto, nos llevan a la verdad de algo. Por ejemplo, El mito de la caverna de Platón. La tarea de la filosofía ha consistido y consiste en destruir los mitos oscuros y sustituirlos por mitos luminosos o por explicaciones racionales, verdaderas. Porque el problema es que los defensores de los mitos oscuros no los ven como oscuros, sino como luminosos. Por esto, filosofar es pensar y pensar siempre lo es contra alguien. En este sentido, los primeros filósofos trataron de destruir los relatos de la religión olímpica, esto es, la visión que se daba del mundo o realidad desde estos relatos y propusieron una visión racionalista alejada y contra estos mitos. Es precisamente por esto, por criticar a los dioses por lo que fueron perseguidos y condenados a muerte en algunos casos o desterrados. A estos primeros filósofos los conocemos con el nombre de presocráticos. 2. Los primeros filósofos: los presocráticos La filosofía presocrática es un pensar filosófico contra una forma de entender y explicar el mundo desde la religión politeísta griega y contra ella. Pero este denominador común no quita que unos presocráticos se enfrenten a otros. Vivieron en distintas ciudades coloniales de Grecia entre los siglos VII a.C. y V a.C. Esas ciudades estaban en dos franjas: la de Asia menor, al este, (Mileto, Samos, Éfeso, Clazomene…) y la Magna Grecia, al oeste (Crotona, Elea, Siracusa, Agrigento…) Los llamamos presocráticos por dos razones: porque casi todos ellos son anteriores a Sócrates (vivió éste en el siglo V a.C.), y porque su objeto filosófico de estudio fue la naturaleza (physis, naturaleza), pero de ella se preguntaron de dónde surge, qué gobierna la naturaleza si no son los dioses y qué es el movimiento en la naturaleza, es decir, buscan una teoría general de la naturaleza. 6 De las ideas de la religión griega tenemos que destacar dos admitidas por los presocráticos y que generan aún preguntas sin resolver en torno al problema del origen del mundo y el fin del mundo: 1ª) Para los griegos no existe la creación desde la nada (creatio ex nihilo) de la religión cristiana. Ellos creían que el mundo siempre ha existido y siempre existirá. El mundo no tiene un comienzo y un fin. Así el tiempo no tiene un trascurrir lineal, sino cíclico, porque la circunferencia no tiene principio ni fin. Los dioses, por tanto, no son dioses creadores, sino hacedores. No existe, por tanto, el NO SER, la nada. Siempre ha tenido que existir algún tipo de materia y por transformaciones (de los dioses) da lugar al mundo que vemos. 2ª) Entienden la naturaleza como un todo ordenado (cosmos = orden) sometido a leyes (leyes naturales) que el ser humano tiene que descubrir mediante la razón. Antes de este orden existía el desorden (caos = desorden), la misma materia, pero sin ordenar, y fueron los dioses los que ordenaron la materia. Pues bien, contemplando el movimiento de la naturaleza, los presocráticos llegan a la conclusión de que hay cuatro tipos de movimiento: local, cuantitativo, cualitativo y sustancial. Pero para que exista el movimiento, para que una cosa cambie, deben existir también unos elementos que no cambien, que permanezcan idénticos en las distintas transformaciones que observamos. Pues bien, a esos elementos que no cambian y que constituyen el primer principio o sustrato de la realidad empírica, lo llamaron arjé. Arjé se traduce como “lo que gobierna”, en este caso la naturaleza. El arjé no es en sí mismo empírico, sino que lo deducimos de lo empírico, es inteligible, además todo viene de él y todo vuelve a él. El arjé constituye la máxima realidad, el SER por excelencia. Vemos que con la filosofía presocrática comienza también lo que hoy llamamos ontología, la pregunta por el SER por excelencia o el SER necesario, aquel que no puede no existir. Esta ontología puede ser monista: lo que afirman que el arjé o SER necesario está formado por un solo elemento. O pluralista: los que afirman que el arjé o SER necesario está formada por varios elementos. Entre los monistas veremos a Tales, Anaximandro, Anaxímenes, Pitágoras, Heráclito y Parménides. Y los pluralistas: Empédocles, Anaxágoras y Demócrito. Antes de ver brevemente a cada presocrático hay que saber que debido a la inexistencia de textos en algunos autores resulta difícil determinar el verdadero sentido de su pensamiento. 2.1. La escuela de Mileto: Tales, Anaximándro y Anaxímenes. Tales nació a finales del siglo VII a. C. y murió ya en el siglo VI a.C. No fue sólo un filósofo, sino también, político, astrónomo, matemático, además de ser considerado uno de los siete sabios de Grecia. De él no se conserva ninguna obra escrita. Y lo que sabemos se lo debemos a autores posteriores que de él nos hablan. Por ejemplo, Aristóteles. Tales afirma que el arjé es el agua, ya que todas las cosas vivas están compuestas de agua. Además se le atribuye la frase todo está lleno de dioses, lo que indica su fastidio por este tipo de mentalidad en la antigua Grecia. 7 Anaximándro nació el 610 a. C. y murió el 546 a. C. Fue discípulo de Tales. Se sabe que escribió un libro titulado Sobre la naturaleza, pero esta obra se ha perdido. Nos dice que el arjé es el a-peiron. Elemento que no se corresponde con ninguno de los cuatro elementos (tierra, aire, agua y fuego) y, por lo tanto, es más difícil de entender. A- peiron los podemos traducir como lo indeterminado o lo indefinido. Sería como el caos primigenio del cual surge el cosmos. Este caos es una sustancia infinita sobre la que emanan todas las cosas individuales. Anaxímenes vivió en la segunda mitad del siglo VI a.C. Fue discípulo de Anaximándro. Escribió Sobre la naturaleza. De ésta obra nos han llegado algunos fragmentos. Nos dice que el arjé es otro elemento infinito, el aire. Elige el aire porque a partir de él se pueden explicar otros estados físicos de la materia: si el aire se condensa pasa de estado gaseoso a estado líquido, con lo cual obtenemos agua (otro de los cuatro elementos de la naturaleza), pero si el agua se enfría se convierte el hielo. El hielo es duro y simboliza la tierra. Al contrario, si se calienta el aire se convierte en fuego. 2.2. Los pitagóricos La escuela pitagórica fue fundada por Pitágoras. Pitágoras nació en Samos en el año 580 a. C. Y murió en el 500 a. C. No fue sólo una comunidad filosófica o matemática, sino también una comunidad política, musical, astronómica y fundamentalmente religiosa. La escuela pitagórica se caracterizó por su hermetismo y se extendió por Grecia, Italia y Sicilia. No se conserva ninguna obra escrita de Pitágoras por lo que parece que su enseñanza fue oral. Para Pitágoras el arjé es el número, ya que toda la realidad está gobernada por los números, por las matemáticas. Como dijo Galileo muchos siglos más tarde: la naturaleza está escrita en lenguaje matemático. Por tanto hay que conocer este lenguaje si queremos conocer la naturaleza. El número representa el orden, lo medible, lo cuantificable, lo definido, en una palabra, el cosmos. La naturaleza es número. Veamos algunos de cómo la naturaleza es matemática: el uno simboliza en punto en el espacio. El dos la recta y el tres el plano o superficie y el cuatro el cuerpo sólido tridimensional. No concebían el cero, pues representa la nada y la nada no puede existir, cuando pronunciamos esta palabra, estamos sólo haciendo una metáfora. En música descubrieron su naturaleza numérica: - Las octavas, la cuarta y la quinta. - La armonía. - La relación inversamente proporcional entre la longitud de cuerda y la frecuencia de la vibración. Fundamental fue demostración de teorema de Pitágoras. 𝑎2 + 𝑏 2 = 𝑐 2. A partir de este teorema, Platón descubrió los números irracionales, lo que dio lugar a su famosa teoría de las ideas. Los números irracionales son aquellos que tienen infinitos decimales. Y esto sucede cuando el valor de los catetos a y b es 1. Así tenemos que 12+12=c2, luego, 2=c2; luego c=√⬚2. Y la raíz cuadrada de 2 es un número irracional. Pero también fue importante, como hemos dicho antes, la religión dentro de la comunidad pitagórica. Los pitagóricos no practicaban la religión oficial de Grecia, la de los dioses del olimpo, sino otra más oscura llamada el orfismo. Es importante detenernos ella por las repercusiones que va a tener en la filosofía platónica. El 8 orfismo enseña tres cosas: 1ª) que el cuerpo es la cárcel del alma. 2ª) la metempsicosis o la trasmigración de las almas de un cuerpo a otro después de la muerte. 3ª) Sólo a través del conocimiento, es decir, teniendo una vida dedicada al cultivo y la búsqueda de la verdad, el alma se puede liberar definitivamente del cuerpo. 2.3. Parménides y Heráclito El estudio de la naturaleza que realizan no lo hacen buscando uno de los cuatro elementos de la misma, sino intentando entender qué es el movimiento en la naturaleza, si existe o no. La respuesta de Heráclito es que la esencia de la naturaleza es estar en movimiento y que ese movimiento es real. Parménides niega el movimiento y dice que es solo una apariencia falaz. Veamos sus argumentaciones: Heráclito nació en Éfeso hacia el año 500 a.C. Se conserva de su obra escrita unos cien aforismos. Se le conoce con el apodo de el oscuro, tanto por su modo de vida, como por lo que afirman sus aforismos. ¿Cómo describe el Ser, que es la naturaleza? De dos maneras: 1ª) la naturaleza es devenir: se encuentra en continuo cambio o movimiento, de tal forma que nada permanece idéntico a sí mismo. 2ª) la naturaleza es lucha de contrarios: guerra entre la vida y la muerte, la enfermedad y la salud, lo húmedo y lo seco, el calor y el frío, la fatiga y el descanso etc. No obstante, esta lucha hace que la naturaleza se encuentre en armonía o equilibrio. Es decir, la armonía reside precisamente en la lucha de contrarios y el estado natural de la naturaleza y del ser humano es la guerra, entendida no sólo como lucha armada entre países, sino como lucha entre partes contrarias. Diversos aforismos de Heráclito ilustran su pensamiento: La enfermedad hace dulce a la salud. El hambre hace apetecible a la comida. Nadie puede bañarse dos veces en el mismo río. Guerra es el padre de todas las cosas y el rey de todos, a unos los hizo dioses y a otros hombres, a unos convirtió en esclavos y a otros en libres. Si la felicidad residiera en los placeres del cuerpo, proclamaríamos felices a los bueyes cuando encuentran para comer arvejas amargas. Sin embargo, esta guerra continua, el devenir, no es caprichoso. Está gobernado por el logos, que quiere decir que la naturaleza tiene una estructura racional, y que el ser humano puede descubrirla a través de la razón. Simbólicamente, Heráclito elige el fuego como el elemento representativo de su filosofía, porque todo lo transforma con su acción. Parménides nace en Elea (Italia) hacia el 540 a. C., y muere alrededor del 470 a. C. Sólo se conserva de su obra fragmentos de un poema a partir del cual se reconstruye su pensamiento. Mientras que Heráclito nos ha dicho que el Ser tiene la característica de estar en constante cambio o movimiento, porque eso es lo que nos muestran nuestros sentidos, Parménides, despreciando la información sensible y haciendo un análisis lógico – racional del concepto Ser, va a afirmar lo contrario. El Ser, la naturaleza, no cambia nunca, porque si cambiara sería No Ser, y eso es imposible. Por 9 lo tanto, el movimiento que nos muestran nuestros sentidos es falso, pura apariencia. De aquí surge la idea de que las apariencias no son la verdad y que esta está oculta tras las apariencias. Parménides le atribuye a la naturaleza las siguientes características: a) Es ingendrada e incorruptible: el Ser no puede engendrarse del No ser, pues éste no es. Tampoco del Ser, puesto que ya es. b) Inmóvil e inmutable: el primero porque el cambio es mera apariencia de los sentidos. El segundo porque mutar consiste en transformar una cosa en otra. Si la naturaleza mutara se transformaría en algo que no es. Lo cual es imposible. c) Es idéntica a sí misma en todas sus partes. Si hubiera una parte diferente sería un No Ser respecto de las otras y esto es imposible porque dentro del Ser no cabe el No Ser. d) Es infinita e ilimitada. Lógicamente no puede ser de otra manera porque si fuera lo contrario ¿con que limitaría, con el Ser? No. Porque eso es limitar consigo mismo y esto es una contradicción. ¿Con el No Ser? Tampoco, porque no se puede limitar con algo que no existe. Como vemos, Parménides impone las leyes de la razón a las leyes de la experiencia. A pesar de lo que me muestran los sentidos, la naturaleza es como me dice la razón que es. Esta forma de entender la naturaleza la simboliza con una esfera maciza. Y concluye el pensamiento de Parménides con una sola verdad existente: El Ser es y el No Ser no es. Además, las características del SER de Parménides serán características de Dios en el cristianismo. Así, a partir de Parménides y Heráclito, el Ser se convierte en problema filosófico de primera magnitud. Lo vamos a ver en todo este curso de Historia de la Filosofía sobre todo en Platón, cuando este filósofo se platee la relación entre lo UNO y lo múltiple. O dicho de otra forma, lo UNO, lo que es, el SER, se dice de muchas maneras. 2.4. Los presocráticos pluralistas. Los presocráticos pluralistas intentan solucionar el problema que ha generado la contraposición entre Parménides y Heráclito, es decir, si la naturaleza es estática e idéntica a sí misma en todo momento y lugar o, si por el contrario, todo cambia, todo fluye, como afirmaba Heráclito. Encuentran la solución afirmando la existencia de un arjé plural, esto es, formado por varios elementos. Anaxágoras, Empédocles y Demócrito admiten la existencia de realidades primarias inmutables, ingendradas e imperecederas, es decir, realidades con las cualidades del Ser de Parménides, salvo la unicidad. Pero estas realidades tienen la propiedad de combinarse e intercambiarse entre sí, lo que explicaría el movimiento en la naturaleza. Por lo tanto, los cambios (de lugar, cuantitativos, cualitativos o sustanciales) son combinaciones, uniones o separaciones de estos elementos que nunca cambian. En consecuencia, también estarían de acuerdo con Heráclito en que existe el cambio. Empédocles nace en Sicilia en el año 492 a. C. y muere en el 432 a. C. Afirma que en la naturaleza todo es Ser, de tal manera que de la nada no puede surgir algo y si existe algo no puede convertirse en nada. Si esto es así, ¿qué son los cambios? Son mezclas o disoluciones de los cuatro elementos (aire, tierra, agua y fuego). Estos cuatro elementos son las raíces de todas las cosas y nunca se destruyen. La unión o 10 separación de los elementos es debida a dos fuerzas cósmicas: el amor universal, une; y el odio universal, que separa. Estas fuerzas actúan de manera cíclica, siguiendo la tradición de la mentalidad griega. Anaxágoras nace en Clezomene en el año 500 a. C. y muere en Atenas. Fue el filósofo que introdujo el saber filosófico en Atenas. Tiene la misma concepción de la naturaleza que Empédocles. Afirma que el nacer consiste en unir cosas que ya existen y el morir separar cosas que seguirán existiendo individualmente. A esas cosas que se unen y se separan, pero que siempre existen y de manera idéntica las llama semillas (spermata). Para poder explicar todo lo que existe a partir de ellas, Anaxágoras les atribuye las siguientes cualidades: infinitas en número, infinitas en cualidades, eternas e inmutables. Las cosas son diferentes proporciones y combinaciones de estas semillas, pero todas las cosas poseen todas las semillas. Como decía el propio Anaxágoras: todo está en todo. El orden de la naturaleza, además, no es caprichoso, sino que es producto de una inteligencia cósmica, que el ser humano puede llegar a entender, denominada NOUS. Demócrito es un presocrático posterior a Sócrates. Murió casi treinta años después que Sócrates. Pero se sigue considerando presocrático porque el objeto principal de su pensamiento filosófico es la naturaleza. Nació en el 460 y murió en el 370 a. C. Como los filósofos anteriores intenta solucionar el problema originado por Heráclito y Parménides. Afirma que el arjé son los átomos, entendiendo por estos partículas elementales indivisibles, sólidas, inmutables, ingendradas e incorruptibles. Toda la naturaleza está compuesta por átomos. De esta forma el nacer (paso del No Ser al Ser) y el morir (paso del Ser al No Ser) no existen. Los átomos se distinguen por su forma, orden y posición, de tal manera que una cosa es una agrupación de átomos de distinta forma, orden y posición a otra. A diferencia de Anaxágoras los átomos se ordenan al azar, es decir, no existe ninguna inteligencia cósmica que esté detrás del orden que observamos. 2.5. Conclusiones sobre la filosofía presocrática Lo importante de la filosofía presocrática no es sólo lo qué piensan sobre la naturaleza, sino cómo lo piensan. En ese cómo radican sus características más significativas y sus diferencias con el pensamiento mitológico, lo que nos lleva a afirmar que los filósofos presocráticos están más cerca de nuestra forma de pensar que de la mitológica: 1ª. Entienden la naturaleza como un todo ordenado (cosmos) sometido a leyes y no como un conjunto de fenómenos gobernados por el capricho de los dioses. 2ª. Buscan un primer principio (arjé) que dé razón de los cambios que podemos percibir a través de los sentidos. Ese primer principio sólo puede ser intuido racionalmente y constituye el sustrato fundamental e inmutable de la realidad. 3ª. El pensamiento presocrático no repite una tradición, a diferencia del mitológico, sino que expone un punto de vista personal y nuevo para explicar la realidad existente. 4ª: Acude a elementos materiales o intelectuales para explicar el mundo y no a divinidades antropomórficas. 11 5ª. Distinguen entre las apariencias y el sustrato (arjé) de dichas apariencias. A ese sustrato se accede descubriendo lo que hay oculto tras las apariencias. El logos está oculto. Así la verdad es entendida como descubrimiento o desvelamiento (alletheia). 6ª. A partir del logos surge el diálogo. Esto es, se puede debatir, criticar todo lo que se dice. La palabra y la razón están en posesión de aquel que argumente correctamente, sea cual sea su posición social, y esto será fundamental para la constitución de la democracia en el siglo V a. C. ya en Atenas. Sócrates y los sofistas. Contexto histórico El triunfo de Grecia en las guerras médicas, dirigida por Atenas, propició la hegemonía de esta polis frente a las demás. En el año 462 a. C. Pericles instaura la democracia y Atenas se convierte en el referente del mundo griego. Será este siglo, el V a. C. el siglo de oro de esta polis griega, de la ilustración griega. La nueva situación política va a impulsar un cambio de rumbo del pensamiento filosófico. Además del estudio de la naturaleza, se aborda el estudio del hombre, del hombre en cuanto ser social y político y la propia naturaleza humana. La ética pasa a ser una parte fundamental de la filosofía y aparece el estudio de la realidad no física, sino metafísica (lo que está más allá de lo físico o natural, pero que es soporte de ello), cuyo origen, como hemos visto más arriba son el pensamiento de Parménides y Heráclito. La democracia ateniense es diferente a la nuestra. No existía en ella el sufragio universal, de hecho, las personas que podían votar eran muy pocas en comparación con la población real de Atenas. Sólo podían votar las personas que eran consideradas atenienses, que eran todas excepto las mujeres, los esclavos y los extranjeros (personas libres que no eran de padres atenienses). Era una democracia sin partidos políticos y no era representativa. El pueblo reunido en asamblea gobernaba la ciudad. Esta situación requería la instrucción del pueblo para que este pudiera desarrollar la labor gubernamental de la mejor manera. Por este motivo la educación (paideia) de los ciudadanos fue un requisito fundamental. Atraídos desde otras partes de Grecia llegaron a Atenas unos educadores profesionales, llamados los sofistas (sophós = los sabios), para realizar la tarea educativa del pueblo (demos). Los sofistas Los sofistas eran “sabios” o educadores profesionales que en Atenas, en el siglo V a. C., junto a Sócrates trasladan la reflexión filosófica desde la naturaleza al ser humano en cuanto miembro de la polis. Por tanto, los temas principales sobre los que educan o enseñan son: ética, política, arte, virtud, justicia, felicidad y sobre todo retórica, es decir, enseñan a saber argumentar a aquellos que por su condición de ciudadanos atenienses tienen que acudir a las asambleas a defender y exponer sus opiniones. Pero por lo que han pasado los sofistas a la historia del pensamiento filosófico es por 12 rivalizar con los filósofos como Sócrates y Platón. Sobre los mismos temas enseñan cosas distintas. Rivalizaron principalmente con Sócrates y Platón: 1. Eran escépticos, afirmaban que la verdad no se puede conocer y, en consecuencia, relativistas, la verdad depende de la persona o grupo de personas que esté juzgando algo. De tal manera que lo que en un país o ciudad puede ser bueno o verdadero, en otro puede ser malo o falso. Protágoras, uno de los sofistas más prestigiosos, nos da cuenta de ésto en un célebre aforismo suyo: el hombre es la medida de todas las cosas. Trasímaco: Cada gobierno dicta las leyes según su provecho. Lo justo es lo útil al gobierno establecido. Gorgias: lo que existe no se puede conocer. Por lo tanto, si la verdad no se puede enseñar, porque no existe, lo más útil dentro de la comunidad política es realizar lo que es más beneficioso, práctico o preferible para la misma, sin necesidad de averiguar si eso es verdadero o falso, bueno o malo. Los filósofos, especialmente Sócrates y Platón, combatieron estos planteamientos (el escepticismo y el relativismo) buscando la verdad objetiva y universal, como veremos más adelante. 2. Otra de las disputas con Sócrates, Platón y Aristóteles es que mantienen el origen y fundamento convencional de las leyes políticas y las costumbres morales. En cambio, para los filósofos anteriormente citados, esas leyes y costumbres para ser correctas tienen que respetar las leyes de la naturaleza, es decir, las leyes elaboradas por los seres humanos para la polis tienen que ser un prolongación del orden natural de la propia naturaleza. 3. Platón los criticó porque cobraban por enseñar lo que no sabían (la virtud) y cobrar mucho por ello. Con ello Sócrates les critica no solo que fuesen unos falsos sabios, aunque no todos, pues tanto Sócrates como Platón les tenían a estos respeto, como a Protágoras, sino que con ellos defendían que la educación fuese solo para aquellos para los que se la pudieron pagar. Hoy vemos esta disputa en la enseñanza pública contra la privada. Sócrates no cobraba por enseñar, enseñaba a todo aquel que estuviera interesado. Pues bien, los clientes de los sofistas eran hijos de familias adineradas que querían dedicarse a la política. Se dedicaban a enseñar retórica, que era considerada un arte para persuadir en los debates que se daban dentro del sistema democrático. La persuasión no buscaba encontrar la verdad, sino intentar convencer a los adversarios a través de falsas argumentaciones, si era necesario. En español encontramos la palabra sofisma, que significa utilizar argumentos que sabemos que son falsos para convencer a alguien o demostrar algo. Entre los sofistas que más destacaron en Atenas hemos de nombrar a Protágoras, Gorgias, Hipias, Trasímaco o Pródico. 13 Sócrates. Frente al pensamiento de los sofistas, a su concepción de la verdad (relativismo y escepticismo), el fundamento de lo que hace justa a una ley y la costumbre de cobrar por enseñar, encontramos la filosofía de Sócrates. Nace y muere en Atenas. Nace en el año 470 a. C. y muere el 399 a. C. Sócrates es uno de los filósofos más influyentes de la historia de la Filosofía. No por lo que escribe, porque nunca escribió nada, todas sus enseñanzas fueron orales, sino por el tipo de vida y muerte que tuvo y lo que significó su persona en la Atenas del siglo V a. C. El padre de Sócrates fue escultor y la madre comadrona. Estos datos son importantes para entender su pensamiento. Como no escribió nada es difícil reconstruir con precisión su pensamiento. Lo hacemos, principalmente, a través de Platón, que fue discípulo de Sócrates, y de otros filósofos de la época que lo conocieron personalmente y escribieron sobre él y sobre lo que dijo. La razón de que nunca quisiera escribir nada parece apuntar a su forma de hacer filosofía. Él hacía filosofía dialogando con la gente y, a través del diálogo buscar la verdad que él afirmaba que era universal, no como los sofistas. Sócrates fue uno de los defensores de la democracia ateniense. No obstante, murió ejecutado. Condenado por las leyes que él tanto impulsó, acusado del delito (inexistente hoy en día) de impiedad que consistía en no creer en los dioses y corromper la mente de los jóvenes con ideas contrarias a la tradición. Platón nos cuenta, en una de sus obras, que el juicio que le condenó a la pena capital fue justa, y que el propio Sócrates, pudiendo haber escapado con facilidad, prefirió obedecer la sentencia con tal de no ser incoherente con su propio pensamiento. Es precisamente ésta actitud lo que le ha hecho pasar a la historia. Sócrates afirmaba que es más injusto cometer una injusticia que padecerla, aunque sea la propia muerte. Y también, hemos de apreciar que para Sócrates es más importante el respeto a las leyes políticas establecidas democráticamente que el bienestar ético individual. Ironía y mayéutica. Para encontrar la verdad universal Sócrates propone un método: el dialéctico. La dialéctica la define como un modo de conocer que pretende desarrollar una tesis a través de sus contrarios. El método dialéctico lo ejercita Sócrates dialogando con la gente de Atenas para encontrar la verdad sobre el tema que se dialoga. El método dialéctico tal y como le entiende Sócrates es similar al oficio de su madre: comadrona. La comadrona ayuda a las parturientas a que den a luz. Pero la comadrona no da a luz. De la misma manera, Sócrates afirma que él no enseña algo nuevo, sólo ayuda a que descubramos lo que ya tenemos dentro. El método dialéctico parte de la llamada ironía socrática. Sócrates se presenta ante sus contertulios como si fuera un ignorante: sólo se que no sé nada, nos dice Platón que decía. Y empezaba a preguntar para que el contertuliano, que sí creía saber sobre un tema empezara a exponer sus tesis y argumentos. A partir de esta situación, el método de Sócrates posee dos momentos: la refutación y la mayéutica. La refutación, el primer momento, consiste en hacer ver a nuestros contertulios, a través de preguntas a sus respuestas, que los conocimientos que ellos 14 tienen firmemente por verdaderos no lo son, llevándole a contradicciones. Una vez alcanzado esto, si el contertuliano acepta sus errores, pasamos al segundo momento, la mayéutica, que consiste en hacer ver al contertuliano cuál es la verdad mediante preguntas que le obliguen a responder lo que nosotros consideramos que es lo verdadero. Por eso hemos dicho que Sócrates utiliza la ironía cuando afirma que solo sé que no sé nada.. Sócrates sí que sabe, pero lo que le interesa es que esa verdad la descubramos nosotros mediante el razonamiento y la argumentación rigurosa, con su ayuda. Con este método Sócrates nos enseña una cosa: en todo saber lo más difícil es preguntar. Porque preguntar sólo es posible desde un determinado nivel de conocimientos. El que no sabe absolutamente nada de algo, no puede preguntar absolutamente nada sobre ese tema. Y viceversa, cuanto más se sabe de algo, mayores dudas y preguntas más complicadas podemos hacer. La finalidad de este método es elaborar conceptos que sean capaces de expresar de forma unívoca y universal lo que las cosas son. Entonces, ¿cómo se llega al concepto o definición universal? Mediante dos procesos: a) investigando cuáles son los rasgos particulares y comunes de una cosa frente a otras y b) una vez sabido esto, establecer la definición a partir de los rasgos comunes de algo, dejando a un lado los particulares. Por ejemplo, si quiero definir lo que es un zapato, tengo que hacerlo utilizando aquellas características que son comunes a todos los zapatos del mundo. Y no puedo hacerlo a partir de los rasgos particulares de mis zapatos. De esta manera podemos llegar a establecer definiciones universales de un género de cosas. Este método es aplicable tanto a las cosas empíricas, como a otros géneros de cosas no empíricas, ya sean conceptos éticos, políticos, estéticos etc. como la justicia, la felicidad, la virtud, el bien, la amistad, el placer etc. En la época socrática sólo los matemáticos habían alcanzado la univocidad de sus ideas. La intención de Sócrates es práctica: que con este método nos hagamos mejores personas y ciudadanos y obremos correctamente. No se puede hacer el bien si no se conoce y el que hace el mal lo hace por ignorancia del bien. Nadie, por tanto, hace el mal apropósito. Y sólo el que hace el bien es feliz. A esta concepción de la ética se le va a llamar intelectualismo moral. Platón Platón nace en Atenas en el año 427 a. C. Sus padres están emparentados con las familias más importantes de Atenas, de ahí que desde joven tuviera una clara vocación hacia la política. A los dieciocho años conoce a Sócrates y se convierte en el más fiel y entusiasta de sus discípulos hasta su muerte en el 399 a. C. Cuando ésta se produce Platón siente la necesidad de reflexionar sobre el sistema político que ha condenado al hombre más virtuoso de Atenas a la pena capital: la democracia. Esta condena no fue fruto del capricho de un tirano, ni de ningún tipo de conspiración contra Sócrates, al contrario, fue el resultado de un juicio justo según las leyes democráticas de la ciudad que el propio Sócrates defendió. Platón, que estuvo en el juicio, pudo comprobar la legalidad de todo el proceso. Y sin embargo, aunque el juicio fue justo de acuerdo con las leyes atenienses, no lo fue ante la conciencia de Platón. Este hecho apartó a Platón de la vida pública y le llevó a su retiro filosófico. Así inició una profunda meditación sobre la justicia, el bien, el mal, el gobierno ideal, el conocimiento etc. que será lo que expondremos a continuación. 15 Toda la obra de Platón está escrita en diálogos. Es una forma de demostrar la influencia de Sócrates, su método y su objetivo. Pero además el diálogo es una forma de presentar la tarea más auténtica del filósofo: la de descubridor/destructor de mitos. En los diálogos Platón presenta lo que el pueblo o personajes importantes (jueces, educadores, médicos etc.) de la sociedad ateniense piensan sobre algún tema, como la justicia, el bien, la amistad. La respuesta de Platón tiene como objetivo desmontar esa opinión. Por esto, desde Platón, hacer filosofía es pensar contra alguien. El diálogo, así entendido, no sólo es destructor, sino también constructor. Platón construye, elabora, una respuesta, que es una nueva respuesta para la solución de un problema. Ahora bien, Platón se da cuenta de que para combatir los mitos, hay que hacerlo con otros mitos, esto es, combatir los mitos oscuros con mitos luminosos. Porque los mitos se dirigen los sentimientos de las personas y no tanto a la parte racional. Por eso, para influir en la conducta del pueblo son necesarios los mitos. Por esto inventa Platón el mito de la caverna y otros. Platón es también el inventor de la Filosofía de la educación porque es el creador y precursor de lo que hoy es la Universidad. Es la famosa Academia de Platón. La Academia era un centro de formación de políticos porque Platón pensaba que los políticos han de ser las personas más sabias. Político no puede ser cualquiera y esto sucede cuando el pueblo elige a los gobernantes. En la Academia se impartían todos los saberes científicos de la época y para entrar había un requisito previo: saber geometría. Los diálogos platónicos tratan sobre los temas más diversos y en ellos intervienen personajes reales de la vida pública ateniense. Todos nos han llegado en su integridad. Platón muere en el año 347 a. C. Vive, por lo tanto, 80 años y se pueden distinguir cuatro etapas en su vida filosófica: 1ª. Periodo socrático: Critón, Ión, Lisis, Protágoras, Laques, Cármides, Eutrifón, Apología de Sócrates. 2ª. Periodo de transición tras la muerte de Sócrates: Hipias Menor, Hipias Mayor, Gorgias, Menéxeno, Eutidemo, Crátilo, Menón. 3ª. Periodo de madurez: Banquete, Fedón, Fedro y La República. 4ª. Periodo de vejez: Teeteto, Parménides, Sofista, Político, Filebo, Timeo, Critias y Las Leyes. Pues bien, de toda la obra de Platón, lo que vamos a ver es el proyecto político que elabora para Atenas tras la muerte de Sócrates, que tan profundamente le afectó. Platón piensa sobre la forma ideal de gobernar la polis, quién debe ostentar este cargo, qué posición deben ocupar los ciudadanos de Atenas en función de su preparación etc. Este proyecto tiene un fin eminentemente práctico. Pero Platón, influenciado por el intelectualismo moral de Sócrates, sabe que para realizarlo primero tiene que resolverlo teóricamente. Trataremos todos los temas de la filosofía platónica que contribuyen a crear este nuevo sistema político, aunque cada uno de ellos por separado ha tenido, por sí sólo, enorme influencia en la historia de la filosofía occidental. Por tanto, su pensamiento filosófico es un pensar contra los sofistas, como 16 Sócrates, y contra la democracia ateniense de su época, que condenó a Sócrates a la pena capital. La justicia es, por tanto, el fin práctico y teórico que persigue Platón. Leamos el siguiente texto de Platón: Antaño, cuando yo era joven, sentí lo mismo que les pasa a otros muchos. Tenía la idea de dedicarme a la política tan pronto como fuera dueño de mis actos, y las circunstancias en que se me presentaba la situación de mi país eran las siguientes: al ser acosado por muchos lados el régimen político entonces existente, se produjo una revolución; al frente de este cambio político se establecieron como jefes cincuenta y un hombres: once en la ciudad y diez en el Pireo (unos y otros encargados de la administración pública en el ágora y en los asuntos municipales), mientras que treinta se constituyeron con plenos poderes como autoridad suprema. Ocurría que algunos de ellos eran parientes y conocidos míos y, en consecuencia, me invitaron al punto a colaborar en trabajos que, según ellos, me interesaban. Lo que me ocurrió no es de extrañar, dada mi juventud: yo creí que iban a gobernar la ciudad sacándola de un régimen injusto para llevarla a un sistema justo, de modo que puse una enorme atención en ver lo que podía conseguir. En realidad, lo que vi es que en poco tiempo hicieron parecer de oro al antiguo régimen; entre otras cosas, enviaron a mi querido y viejo amigo Sócrates, de quien no tendría ningún reparo en afirmar que fue el hombre más justo de su época, para que, acompañado de otras personas, detuviera a un ciudadano y lo condujera violentamente a su ejecución, con el fin evidente de hacerle cómplice de sus actividades criminales tanto si quería como si no. Pero Sócrates no obedeció y se arriesgó a toda clase de peligros antes que colaborar en sus iniquidades. Viendo, pues, como decía, todas estas cosas y aun otras de la misma gravedad, me indigné y me abstuve de las vergüenzas de aquella época. Poco tiempo después cayó el régimen de los Treinta con todo su sistema político. Y otra vez, aunque con más tranquilidad, me arrastró el deseo de dedicarme a la actividad política. Desde luego, también en aquella situación, por tratarse de una época turbulenta, ocurrían muchas cosas indignantes, y no es nada extraño que, en medio de una revolución, algunas personas se tomaran venganzas excesivas de sus enemigos. Sin embargo, los que entonces se repatriaron se comportaron con una gran moderación. Pero la casualidad quiso que algunos de los que ocupaban el poder hicieran comparecer ante el tribunal a nuestro amigo Sócrates, ya citado, y presentaran contra él la acusación más inicua y más inmerecida: en efecto, unos hicieron comparecer, acusado de impiedad, y otros condenaron y dieron muerte al hombre que un día se negó a colaborar en la detención ilegal de un amigo de los entonces desterrados, cuando ellos mismos sufrían la desgracia del exilio. Al observar yo estas cosas y ver a los hombres que llevaban la política, así como las leyes y las costumbres, cuanto más atentamente lo estudiaba y más iba avanzando en edad, tanto más difícil me parecía administrar bien los asuntos públicos. Por una parte, no me parecía que pudiera hacerlo sin la ayuda de amigos y colaboradores de confianza, y no era fácil encontrar a quienes lo fueran, ya que la ciudad ya no se regía según las costumbres y usos de nuestros antepasados, y era imposible adquirir otros nuevos con alguna facilidad. Por otra parte, tanto la letra de las leyes como las costumbres se iban corrompiendo hasta tal punto que yo, que al principio estaba lleno de un gran entusiasmo para trabajar en actividades públicas, al dirigir la mirada a la situación y ver que todo iba a la deriva por todas partes, acabé por marearme. Sin embargo, no dejaba de reflexionar sobre la posibilidad de mejorar la situación y, en consecuencia, todo el sistema político, pero sí dejé de esperar continuamente las ocasiones para actuar, y al final llegué a comprender que todos los Estados actuales están mal gobernados; pues su legislación casi no tiene remedio sin una reforma extraordinaria unida a felices circunstancias. Entonces me sentí obligado a reconocer, en alabanza de la filosofía verdadera, que sólo a partir de ella es posible distinguir lo que es justo, tanto en el terreno de la vida pública como en la privada. Por ello, no cesarán los males del género humano hasta que ocupen el poder los filósofos puros y auténticos o bien los que 17 ejercen el poder en las ciudades lleguen a ser filósofos, verdaderos, gracias a un especial favor divino. PLATÓN; Carta VII, 324a—326b. 1. Dos tipos de conocimiento y dos tipos de realidad. El sistema filosófico de Platón se articula en torno a dos tipos de conocimiento y dos tipos de realidad. Y la finalidad de esta doble concepción del conocimiento y la realidad es política: describir cuál es el modelo político ideal para alcanzar la justicia en la polis. A partir del conocimiento de las matemáticas (nadie entre aquí que no sepa geometría, ponía en el frontispicio de la Academia), Platón distinguió entre el conocimiento sensible, aquel que llega a nosotros a través de los sentidos, y el conocimiento racional, aquel que llega a nosotros a través del recuerdo o reminiscencia. El primero es un conocimiento aparente y engañoso. No nos podemos fiar de los sentidos, estos no nos muestran la verdad de las cosas o de la realidad. El segundo es el verdadero conocimiento, el que nos muestra las cosas tal y como son. Un ejemplo de este conocimiento es la geometría. ¿Cómo son realmente las cosas? La geometría de nuevo nos da la clave. La realidad para Platón son las ideas y la geometría son un tipo de ideas, que no percibimos con los sentidos, sino que las captamos en el entendimiento. Pues bien, a partir de aquí divide la realidad en dos, habría dos mundos 1. El mundo sensible: es el que captamos mediante los sentidos. Este mundo se encuentra en constante movimiento, todo cambia en él, como decía Heráclito que era la realidad. Como todo cambia en él, la mente humana no puede conocer nada verdaderamente, porque lo que hoy es de una manera, mañana es de otra. 2. El mundo inteligible o de las ideas: son aquellas realidades que captamos solo con el entendimiento, como las matemáticas, pero ese mundo no está hecho sólo de ideas matemáticas, sino de todo tipo de ideas (estéticas, de cosas sensibles, éticas, políticas etc.) que descubrimos gracias a los sentidos, ya que estos nos muestran la relación entre lo UNO y lo MÚLTIPLE y esto nos lleva a la idea, al recuerdo de la existencia de idea y que el filósofo tiene que investigar. Así, la idea es lo que tienen en común cosas que reciben el mismo nombre. De cosas diferentes que llamo bellas, surge la idea de belleza. Las ideas las entiende Platón como la forma abstracta de las cosas, son su esencia y su causa eficiente y final. Platón las sitúa en un mundo separado del sensible. Tienen las características del SER de Parménides, esto es, ingendradas, eternas, inmutables. Según esto, las cosas materiales para Platón son una copia de las ideas, el mundo sensible es una copia del mundo de las ideas y esa copia nos hace recordar la idea. Por eso establece la fórmula conocer es recordar, ya que si todo el conocimiento viniera de la experiencia no tendríamos la idea de recta, de belleza, de paz, de bien, de justicia, de tamaño, de relación, de número etc. porque estas no las captamos con los sentido, no llegan a nosotros con la experiencia. Platón nos dice que cuando la mente o el alma se dirige a las cosas sensibles, sólo puede obtener opinión o doxa, que un grado de conocimiento que se haya entre la verdad y la ignorancia, pero cuando la mente la dirigimos a las ideas, haciendo el 18 menos caso posible a la información sensible, obtendremos el verdadero conocimiento que llama ciencia o episteme. Dentro del mundo de las ideas, Platón pone como idea más importante la idea de Bien. Esta idea es la más difícil de conocer, pero es fundamental que la conozcan aquellos que gobiernen la polis. El Bien es la idea que ilumina la mente para que capte las ideas, de la misma forma que el sol ilumina los objetos para nuestros ojos los puedan ver. El bien produce la verdad, la justicia y la belleza. El bien es la idea de la que tienen que participar el resto de ideas para alcanzar su plenitud y perfección. Un médico, lo es cuando es buen médico. Platón representa el Bien en la cúspide de una pirámide que es la forma que tiene el mundo de las ideas. Por último, para alcanzar el verdadero conocimiento Platón propone el método de la dialéctica. La dialéctica es el camino que recorre del alma desde el mundo sensible, desde el conocimiento sensible hasta el inteligible. El motor de este ascenso es el amor a la verdad, el eros y es el camino que ha de recorrer hasta alcanzar el Bien, la idea suprema, el que gobierne la polis. Ya que para Platón, una polis estará bien gobernada y será justa si gobiernan los más sabios, esto es, los auténticos filósofos, independientemente de que quieran gobernar o no. Es el sol lo que yo denomino el retoño del bien, engendrado por el bien a su propia semejanza, y que, en el mundo físico, se encuentra en la misma relación respecto de la visión y sus objetos que el bien respecto de la mente y lo conocido en el mundo inteligible. -¿Cómo? Sé más explícito. - Ya sabes que nuestros ojos se tornan débiles y casi ciegos cuando los dirigimos a objetos cuyos colores no son iluminados por la luz del sol, sino por el reflejo de la noche, como si la visión se hubiera ausentado de nosotros. - Es cierto. - Pero, cuando el sol brilla, nos es posible ver claramente, y la visión parece habitar en nuestros ojos. - Desde luego. - Piensa que lo mismo ocurre con la mente. Cuando la mente se orienta a algo iluminado por la verdad y la realidad, puede conocer a esta y comprenderla y, de este modo, se muestra como dotada de inteligencia. Pero al dirigirse a algo mezclado con la oscuridad y sometido a muerte y destrucción, la mente se debilita y posee solamente opiniones inestables que cambia continuamente, dando impresión de carecer de inteligencia. - Sí, así parece. - Considera, entonces, que aquello que comunica la verdad a los objetos del conocimiento y comunica también al sujeto cognoscente la capacidad de conocer es, precisamente, la idea de bien. Piensa que no sólo es la causa del conocimiento y la verdad, sino que también ella es aprendida por el conocimiento. Y, si bien, tanto el conocimiento como la verdad son bellos, sin embargo y en justicia ella ha de ser considerada mucho más bella que los dos. Al igual que en el mundo físico la luz y la visión pueden ser consideradas con razón análogas al sol, pero no se identifican con él, también es justo en este caso considerar el conocimiento y la verdad como análogos al bien, pero cometeríamos un error si identificáramos a cualquiera de ellos con el bien. (República, Libro VI). - ¿Cómo logra, por tanto, el alma, alcanzar la verdad? Pues cada vez que intenta examinar algo con la ayuda de los sentidos, resulta claramente engañada. - Es cierto. - ¿No es en el razonamiento matemático más que en ningún otro donde el alma llega a alcanzar la claridad acerca de algo real? 19 - Sí. - Y el razonamiento matemático resulta más perfecto cuando la mente no es turbada por el oído, la vista, el placer, el dolor o cualquier otra afección de otro tipo; cuando se encuentra tan sola como le es posible y despreocupada del cuerpo; cuando teniendo el mínimo contacto o relación con el cuerpo busca la realidad. - Así es. - E igualmente ocurre que la mente del filósofo ignora absolutamente al cuerpo; huye de él y busca la soledad. - Desde luego. - ¿Qué diremos entonces, Simias, acerca de esto? ¿Admitiremos que existe lo justo como tal o no? - Sí, por Zeus. - ¿E igualmente lo bello como tal, y lo bueno? - Por supuesto. - ¿Y has visto alguna vez alguna de estas cosas con tus ojos? - Nunca. - ¿Las has percibido acaso con algún otro sentido corporal? Me refiero a todas aquellas cosas como el tamaño, la salud, la fuerza y, en una palabra, todas las otras cosas existentes, a lo que cada una de ellas es. ¿Se percibe por medio del cuerpo lo que cada una posee más de verdadero, o más bien ocurre lo siguiente: cualquiera de nosotros que se prepare con mayor cuidado y exactitud para recibir cada cosa en sí misma se acercará más al conocimiento de cada cosa? - Absolutamente cierto. - Y el conocimiento más puro será el de aquel hombre que se acerque a cada objeto con el pensamiento solamente en la medida de lo posible, aquel que no haga uso de su vista cuando piensa, ni asocie ninguna otra percepción a su razonamiento, sino que use el pensamiento puro y por sí mismo en un intento de cazar cada cosa pura y por sí misma, librándose hasta el máximo de sus ojos y de sus oídos, o, en una palabra de su cuerpo. Pues, cuando el cuerpo toma parte, no deja a la mente adquirir la verdad y la sabiduría. ¿No será tal hombre, Simias, el que alcanzará la verdad, si es que alguno la alcanza? - Lo que dices, Sócrates, es maravillosamente verdadero. (Platón, Fedón). Ética y política La ética es una reflexión filosófica que se centra en el bien individual. Pero como el individuo no vive solo, sino en grupos sociales y sociedades políticas, el bien individual está en función y en contraposición, a veces, del bien grupal y el bien político. Para Platón el objetivo de la ética es formar el carácter (ethos) de los ciudadanos para que contribuyan al bien de la polis. Desde este punto de vista el pensamiento ético de Platón tiene una triple finalidad: - Llevar las riendas de nuestra conducta - Integrar los intereses individuales en el proyecto común que es la polis - Alcanzar la felicidad. Que nunca ha de ser individual sino colectiva. Estas tres cosas se consiguen con el correcto funcionamiento de las tres partes del alma. Si alma está dividida en tres partes y cada una de ellas cumple una función, la virtud se produce cuando cada parte cumple la función que le es propia. Y ésto aparece cuando cada una de ellas actúa con moderación. La virtud del alma concupiscible es la templanza: la moderación de los instintos o apetitos corporales. La virtud del alma irascible es la fortaleza: la moderación de los sentimientos o pasiones. La virtud del alma racional es prudencia o el saber hacer que consiste en la adquisición de la sabiduría sin la cual no es posible el bien moral. Cuando se dan estas tres virtudes en la persona aparece otra virtud más que no pertenece a ninguna parte del alma, sino a la suma de las tres, que es la justicia. A estas cuatro virtudes (justicia, prudencia, fortaleza y templanza) las llama Platón cardinales. Para conseguirlas hace falta el 20 esfuerzo intelectual: el dominio del intelecto a las inclinaciones del cuerpo, y así aparece el buen ciudadano. La concepción de la política de Platón es una crítica a la democracia de su tiempo, motivada por la condena a muerte de Sócrates, condena democrática, por votación y aceptación de lo que diga la mayoría. La política para Platón ha de ser una ciencia cuya finalidad sea hacer mejores a los ciudadanos y a la comunidad. Por lo tanto, es imprescindible que el político tenga conocimiento del bien y del mal, de lo justo e injusto. De esta manera, la verdadera filosofía coincide con la verdadera política. Sin embargo, los políticos no se preocupan por estudiar el bien y el mal para hacer mejores a los ciudadanos de la polis (como hacía Sócrates), sino que sólo se preocupan de darle al pueblo lo que el pueblo quiere, pues para ser elegidos por el pueblo, les da al pueblo lo que quiere no haciendo buenos ciudadanos, sino individuos caprichosos y pedigüeños. Se olvida del bien común y atiende solo al individual. Por esto, para que el ciudadano sepa que su bien está subordinado al de la polis, ha de estar educado en ello. El político es el encargado del cuidado de la ciudad incluidos a los ciudadanos, por tanto, la política es el arte al que están subordinadas las demás artes y el político debe saber utilizarlas para el cuidado de la ciudad. El político ha de ser un experto, ha de tener la ciencia de la política, lo que conlleva el conocimiento del resto de saberes, el político ha de ser un sabio y muy pocos están preparados para serlo, acaso ninguno. Dice Platón: no surge un rey en las ciudades como lo hace en las colmenas. Y el que aparenta una falsa sabiduría es un sofista. Por este motivo Platón se muestra contrario a la democracia, porque da lugar a que gobiernen los no preparados para ello, si el pueblo es el juez, al no ser sabio, elegirá a gobernantes no sabios. Esto nos lleva a cómo debe gobernar el político: en algunos pasajes de la República se afirma que el sabio debe gobernar sin leyes, porque, siguiendo la tesis socrática, el que conoce el bien, no puede hacer el mal. Sin embargo, en otros libros Platón afirma que es difícil gobernar sin leyes, primero porque se llegaría fácilmente a una tiranía y segundo porque es imposible que el gobernante pueda aconsejar a cada ciudadano lo que tenga que hacer. Entonces, Platón propone el obedecer a las leyes como fundamento de la justicia, pero dado que las leyes son rígidas, dicen siempre lo mismo, y aconsejan a todos lo mismo, produciendo así situaciones de desigualdad, el político, si es sabio, debe estar por encima de la ley, ha de poder cambiarlas cuando la situación lo requiera, cuando cambien las condiciones de vida. Además el buen político no tiene que tener remuneración económica por gobernar, porque si ese es su objetivo no hará el bien al pueblo, sino sacar beneficio propio de la función pública. Una vez que sabemos qué es la política y cómo deber ser el político, para alcanzar la ciudad justa, Platón se pregunta por el origen del Estado y cómo ha de estar organizado. El Estado nace porque el ser humano es social por naturaleza. No es autárquico o autosuficiente, necesita la ayuda de los demás. El problema surge cuando nos preguntamos cómo debe estar organizado el Estado, cuál es la mejor forma de gobierno para que haya justicia dentro de la comunidad política. La respuesta de Platón es que debe seguir la naturaleza del alma. 21 Como el piloto que vela siempre por el provecho de la nave y de los marineros, sin establecer normas escritas, sino ofreciendo su técnica como ley, protege a sus compañeros de navegación, así, de este mismo modo, ¿la forma correcta de gobierno no surgirá de quienes puedan gobernar de esta manera, ofreciendo la fuerza de su técnica, superior a las leyes? No existe el error en nada de lo que hacen quienes gobiernan con sensatez, mientras observan un único y gran principio: proteger a los ciudadanos distribuyendo siempre, con inteligencia y técnica, el máximo grado de justicia y se capaces, en lo posible, de convertirlos de peores en mejores. Platón nos dice que un Estado es justo cuando cada ciudadano se ocupa de la labor que le es propia por naturaleza y no se excede en sus funciones. Esta virtud se denomina areté. ¿Cuál es la función que debe desempeñar cada ciudadano dentro del Estado? La función se determina según el tipo de alma que tenga cada uno. Si hay un alma tripartita, habrá tres tipos de clases sociales. La primera clase estará formada por aquellos ciudadanos en las que predomine el alma concupiscible y que posean la virtud de este tipo de alma, la templanza. Ellos se dedicarán a las artes y los oficios, serán los que proporcionen al resto de la sociedad los bienes materiales que se necesitan para vivir. La segunda clase estará formada por aquellos en los que predomine el alma irascible y que posean la virtud de la fortaleza. Éstos proporcionarán seguridad a la ciudad, serán los guardianes de la ciudad, los encargados de defender la polis y hacer que se cumplan las leyes. La tercera y la más importante clase estará formada por aquellos ciudadanos en los que predomine el alma racional. Ellos serán los gobernantes de la ciudad y estos serán los filósofos, ya que sólo ellos tienen el conocimiento del bien, del mal, de la justicia etc. El rey filósofo es el que debe haber recorrido el camino de la dialéctica ascendente, la del conocimiento y el descendente, la aplicación de ese conocimiento, aun a riesgo de morir, como le sucedió a Sócrates. El Estado que esté gobernado y organizado de esta manera cumplirá las cuatro virtudes de la ciudad: - Sabiduría de los gobernantes. - Valor de los guardianes. - Moderación de los artesanos. - La justicia de todos al desarrollar cada uno el trabajo que le es propio. Como vemos se corresponden con las virtudes del alma ¿Pero cómo se determina la clase a la que pertenece cada ciudadano? No mediante la estirpe, sino mediante la educación y el mérito. Todos vosotros - así les contaremos la leyenda – sois hermanos de la ciudad. Pero cuando os hizo, el dios puso oro en la mezcla de aquellos que tienen capacidad para el gobierno, motivo por el cual gozan de la más alta estimación. A los auxiliares los hizo con plata, y a los agricultores y demás obreros con hierro y latón. Todos vosotros sois de la misma naturaleza, y en la mayoría de los casos produciréis hijos como vosotros; puede, sin embargo, ocurrir a veces que un hijo de plata nazca de un padre de oro, un hijo de oro de un padre de plata, y, en fin, todas las clases pueden dar origen a cada una de las otras. Ahora bien, el mandamiento primero y más importante del dios a los gobernantes es que, por encima de todo, deben examinar cuidadosamente el metal que hay en la mezcla de las almas de los niños. Si un hijo propio resulta tener naturaleza de hierro o de latón, no deberán compadecerse de él en absoluto, sino valorarle como se merece y echarle para que se reúna con los agricultores o trabajadores. Si estos 22 últimos, a su vez, tienen hijos de oro o de plata, deberán educarlos para guardianes o auxiliares. Pues existe un oráculo según el cual la ciudad será destruida si llega a ser gobernada por un guardián de hierro o de latón. Dos cosas que tiene que evitar la república ideal son: la propiedad privada, en la que Platón ve el origen de la guerra, y la organización familiar, ya que los intereses privados de la familia están en contra de los intereses públicos del Estado, y hace que vea a los otros ciudadanos como sus competidores o enemigos. Textos de Platón. Pues bien, querido Glaucón, debemos aplicar íntegra esta alegoría a lo que anteriormente ha sido dicho, comparando la región que se manifiesta por medio de la vista con la morada-prisión, y la luz del fuego que hay en ella con el poder del sol; compara, por otro lado, el ascenso y contemplación de las cosas de arriba con el camino del alma hacia el ámbito inteligible, y no te equivocarás en cuanto a lo que estoy esperando, y que es lo que deseas oír. Dios sabe si esto es realmente cierto; en todo caso, lo que a mí me parece es que lo que dentro de lo cognoscible se ve al final, y con dificultad, es la idea del Bien. Una vez percibida, ha de concluirse que es la causa de todas las cosas rectas y bellas, que en el ámbito visible ha engendrado la luz y al señor de ésta, y que en el ámbito inteligible es señora y productora de la verdad y de la inteligencia, y que es necesario tenerla en vista para poder obrar con sabiduría tanto en lo privado como en lo público (Platón, La República, Libro VII, 517a-d, en PLATÓN, Diálogos IV. La República, trad. De Conrado Eggers, Madrid, Gredos, 1986, p. 342). A la ley no le interesa nada que haya en la ciudad una clase que goce de particular felicidad, sino que se esfuerza para que ello le suceda a la ciudad entera, y por eso armoniza a los ciudadanos por medio de la persuasión o de la fuerza y hace que unos a otros se hagan partícipes de los beneficios con que cada cual pueda ser útil a la comunidad y ella misma forma en la ciudad hombres de esta clase, pero no para dejarles que cada uno se vuelva hacia donde quiera, sino para usar ella misma de ellos con miras a la unificación del Estado” (PLATÓN, La República, libro VII) Aristóteles Vida y obras Nace en el 384 a.C en Estagira, Macedonia. Macedonia estaba situada al norte de Grecia. Su padre, Nicómaco, fue médico de la familia real de Macedonia y a Aristóteles se le educó como miembro de la aristocracia macedónica. A los diecisiete años su padre lo envió a Atenas para ingresar en la Academia de Platón. Allí estuvo veinte años como alumno y profesor, hasta la muerte de Platón. Tras la muerte de este fue candidato a dirigir la Academia, pero su crítica al platonismo le apartó del cargo, quedando éste en manos de un sobrino de Platón, Espeusipio. Volvió a Macedonia para encargarse de la educación de Alejandro Magno, cuando este tenía trece años 23 durante un periodo de tres años. Este hecho influyó decisivamente en la política imperial que luego desarrolló Alejandro: expansión de la cultura griega por los territorios del imperio. Después regresó a Atenas donde fundó su propia escuela, El Liceo, que rivalizó con la Academia de Platón. Tras la muerte de Alejandro, en el 323 a.C. Atenas se convirtió en un lugar peligroso para los macedónicos. Aristóteles fue acusado de impiedad como Sócrates, pero huyó a Calcis donde murió un año después de Alejandro en el 322 a.C. por causas naturales. Si la filosofía de Platón está determinada por la Geometría, la de Aristóteles por la biología. Aristóteles disfrutaba estudiando la naturaleza y escribió sobre los animales, la anatomía, los astros, los fenómenos naturales, como la caída y trayectoria de los cuerpos etc. También sobre poética, retórica, lógica, psicología y filosofía (ontología, gnoseología, ética y política. No toda su obra se conserva, se ha perdido una parte importante. Y se distinguen dos tipos de escritos: 1. Exotéricos: los dirigidos al gran público. Son escritos de fácil comprensión y amenos. Estos se han perdido. 2. Esotéricos: los dirigidos a sus alumnos en sus clases. Son más difíciles de entender. Son los que han llegado hasta nosotros. Los títulos de estas obras son: metafísica, ética a Nicómaco, ética a Eudemo, política, poética, retórica, analíticos primeros y segundos, física, sobre el cielo. 1. Naturaleza, hilemorfismo y teleología Aristóteles elabora una teoría crítica a la teoría de las ideas de Platón, conocida con el nombre de teoría hilemórfica. La crítica consiste en negar la existencia de las ideas como formas separadas de los cuerpos, por tanto, las ideas existen, pero como formas de los cuerpos sensibles y las podemos separar de ellos solo mentalmente, en el enunciado de la definición, que expresa la esencia de una cosa, pero no realmente, es decir, no existen por sí mismas. Aristóteles hace múltiples críticas a la teoría de las ideas de Platón que las podemos encontrar en el libro I de su metafísica, entre ellas, una de las más importantes es que con la teoría de las ideas no se explica el movimiento en la naturaleza, porque lo que está separado (las ideas) no puede mover los objetos materiales, ya que no hay contacto, y que no existe el agente, el dios, la persona, que actúa fijándose en las ideas. En consecuencia, la teoría hilemórfica de Aristóteles afirma que existe un solo mundo. El revelado por los sentidos y lo llamamos el Ser. Este está formado por las cosas que Aristóteles llama sustancias (naturales o artificiales). Una vez dicho esto, la teoría hilemórfica explica dos cosas: 1. El movimiento en la naturaleza, esto es la física. 2. Las causas de la existencia de las cosas de la naturaleza y la naturaleza misma: la metafísica. La física. Para Aristóteles toda sustancia o cosa se compone de materia y forma. La forma es el principio que configura a una cosa y le hace ser lo que es. No se trata sólo de la forma sensible, sino de aquello que le hace ser a algo de manera esencial. Por 24 ejemplo, si decimos, el hombre es un animal racional, “racional” es la forma del hombre. La forma hace que las cosas puedan ser conocidas por nosotros. La materia consiste en los elementos físicos de los que está hecho un objeto. Los cuatro elementos y las mezclas de ellos. La materia es siempre pasiva, informe, ininteligible y recibe la actividad de la forma haciéndola, de este modo, inteligible. Materia y forma, como decimos, son dos principios que siempre se dan juntos, nunca se pueden dar por separado, como mantenía Platón, a no ser mentalmente por proceso de abstracción. Por tener materia y forma, todo cuerpo existe de dos modos. Por tener materia decimos que existe en potencia (dynamis) y por tener forma decimos que existe en acto (entelécheia). Potencia es la capacidad que tiene un cuerpo, según su naturaleza, de llegar a ser algo. Por ejemplo, nacemos no siendo racionales en acto, sino en potencia. Acto consiste en lo que se es actualmente, estar realizado en un determinado aspecto. El acto consiste en la realización de las potencialidades de un ser según su propia naturaleza. En definitiva, todo cuerpo por estar compuesto de materia y forma existe en acto y en potencia. A partir de lo explicado previamente podemos definir lo que es el cambio o movimiento y cuál es su causa: es el paso de la potencia al acto, del poder ser al ser. El cambio se produce al convertirse en realidad lo que estaba en cada ser como posibilidad. Cuando lo que estaba como posibilidad (potencia) se realiza, pasa a ser acto, cesa el movimiento. Pero este movimiento no es caprichoso, sino que está orientado por un fin. Ese fin es la perfección de esa cosa según su naturaleza. Aristóteles demuestra, en contra de lo que decía Platón, que el movimiento o cambio no es algo distinto del ser, sino que pertenece a su misma esencia, a la esencia de toda cosa. Pues bien, a esta forma de concebir la naturaleza, donde cada cosa está orientada a un fin, según su naturaleza, la llama Aristóteles concepción teleológica de la naturaleza. No obstante, entre el principio material y el principio formal, la máxima importancia reside en el formal. Veamos por qué. Para Aristóteles la forma no se engendra de la materia, sino al revés. La forma se encuentra en la materia desde un primer momento en potencia. Y esa forma define lo que esa materia es y podrá llegar a ser. Si no fuera así, una cosa por el sólo hecho de tener materia podría llegar a ser cualquier cosa y esto, como sabemos, es imposible. La metafísica: ¿cómo se explica la existencia de las sustancias y de la naturaleza en general? Para explica la existencia de algo hay que conocer las causas de su existencia. Aristóteles nos habla de cuatro causas La causa eficiente: es el que hace una cosa. Por ejemplo, la causa de la escultura es el escultor. La causa final: aquella que determina para qué está hecha una cosa. El escultor hace la escultura con un fin. La causa material: es la materia de la que está hecha una cosa, una materia a la que hay que dar forma. La causa material de la escultura es el bronce, si esta es de bronce. La causa formal: es aquella que hace da forma a la materia para definir el objeto, dotarlo de una esencia o forma. Por ejemplo, para que la escultura sea de un hombre ha de tener forma humana. 25 Estas cuatro causas las toma de los objetos que fabrican los hombres, por ejemplo, en la producción de orfebrería, pero reconoce que al trasladar estas causas a la naturaleza, la respuesta no es tan clara, porque falta la causa eficiente. Por eso cuando se pregunta por el origen de la naturaleza, del universo o cosmos, en general nos dice que es eterna, que ha existido siempre y lo argumenta diciendo que hay cosas que son evidentes por sí mismas y no se pueden demostrar, ya que todo no puede ser demostrable porque si no, nada podría serlo, luego ha de haber cosas evidentes por sí mismas que no necesitan demostración, pero a partir de ellas se demuestra lo demás Ahora bien, la teoría hilemórfica la aplica al cosmos en su conjunto para dar una teoría explicativa de él. Según Aristóteles en cosmos se divide en dos regiones: el mundo sublunar y el mundo supralunar. El primero está afectado por los cuatro tipos de movimiento que ya descubrieron los presocráticos (de lugar, cuantitativo, cualitativo y sustancial), y formado por los cuatro elementos; el segundo se divide a su vez en dos: el de los cuerpos celestes (a los que sólo les afecta el movimiento entendido como cambio de lugar, pues están hechos de un quinto elemento, el éter, que nunca se corrompe) y Dios o el acto puro. Para Aristóteles Dios es el primer motor o energía del movimiento del universo. Si la naturaleza está en continuo movimiento, ha de existir una primera causa no material, por tanto, que sea acto y forma pura de todo este movimiento de la naturaleza. Todos observamos que en la naturaleza lo que se mueve o cambia es movido por otro, entonces, ha de existir una primera causa del movimiento para poder ser explicado y no una cadena de causas infinitas. Dios es la primera energía del mundo. Esta idea de Dios es el origen de la idea cristina de Dios, como así reconoció santo Tomás. Ambos son acto puro, pura forma y causa final y suprema. Pero el primer motor de Aristóteles, a diferencia del Dios cristiano, no desea nada, permanece indiferente al mundo, no ha creado el mundo, no se ha revelado a los seres humanos, tampoco es providencia y no es un dios moral que dé normas y recomiende a los hombres obedecer esas normas si quieren salvarse. El dios aristotélico lo conocemos por la razón, mientras que el dios cristiano por la revelación y la fe en la palabra revelada. Dicho con otras palabras: el dios de Aristóteles no es religioso, sólo teológico, por eso podemos decir que Aristóteles es teólogo, no religioso. Por esto lo acusaron de impiedad y también hubo una condena en Atenas de muerte, pero a diferencia de Sócrates, Aristóteles huyó de Atenas. 2. Ética y política. Ética y política están encuadradas dentro de lo que Aristóteles llamaba saberes prácticos cuyo objetivo es alcanzar la felicidad, la ética en el ámbito individual y la política en el colectivo. Al igual que para Sócrates y Platón, ética y política no son saberes separables. Porque si la ética tiene como finalidad el bien y la virtud individual y la política el bien colectivo de la polis, aunque sea más bello y estimable el bien de la comunidad que el bien del individuo, es claro que ambos se necesitan. Aunque Aristóteles subordina la ética a la política porque el buen ciudadano tiene que tener sus ojos puestos en el bien de la polis y no en sí mismo. 26 La ética de Aristóteles es una ética de virtudes (ya veremos cuáles son éstas), como la de Sócrates y Platón. La virtud hemos de entenderla como el esfuerzo que debemos hacer para moldear nuestro carácter (ethos) y que alcance su forma perfecta de ser. El carácter se moldea con la educación y el hábito. La concepción teleológica del mundo está presente en el pensamiento ético y político de Aristóteles. Todas las acciones humanas tienen un fin o meta que cada uno, personalmente, considera bueno. En nuestra vida nos proponemos innumerables fines pero todos estos fines son relativos al fin supremo de todo ser humano: alcanzar la felicidad (eudaimonía). Pero ¿qué es la felicidad? Para Aristóteles no es el dinero, éxito, poder o placer, sino vivir conforme a la naturaleza. Y si somos racionales por naturaleza, la vida feliz es la vida que busca la sabiduría. Para alcanzar este tipo de felicidad tenemos que cumplir una serie de virtudes: las virtudes éticas y las virtudes dianoéticas o intelectuales. Las virtudes éticas son aquellas que buscan el modo correcto de comportarse. Y el modo correcto es buscando el término medio entre el exceso y el defecto de nuestras acciones y pasiones. Por ejemplo, la templanza es el término medio entre la temeridad y la cobardía. Pero ese término medio que representa el comportamiento virtuoso no es absoluto, sino relativo a cada persona. Por ejemplo, para estar en forma hay que hacer ejercicio físico, pero no todo el mundo puede hacer ejercicio en la misma intensidad para estar en forma. Las virtudes intelectuales son las propias del alma racional y representan el esfuerzo para alcanzar la perfección de ésta. Son dos: la sabiduría y la prudencia (sophia y phronesis). La sabiduría es el conocimiento que podemos obtener de aquellas cosas que no cambian. Sólo de ellas podemos tener conocimiento seguro. Aquí no es posible la opinión. Por ejemplo, del conocimiento matemático. La prudencia es el conocimiento que podemos tener de aquellas cosas que cambian. Por ejemplo, de cuestiones éticas sobre el bien y el mal, la toma de decisiones políticas etc. De estas cosas nunca podremos tener conocimiento seguro, por lo tanto, el alma racional sólo puede aspirar a deliberar correctamente sobre estas cuestiones para tener claro en cada momento lo que debemos hacer, que es lo que significa ser prudente. Se ve como la virtud intelectual de la prudencia tiene que ver con las virtudes éticas, ya que: a) no es posible obrar correctamente sin ser prudente; b) no es posible ser prudentes sin tener virtudes éticas. En definitiva, la felicidad es para Aristóteles la adquisición de la sabiduría. La política de Aristóteles presenta las siguientes diferencias, entre otras, con la de Platón: - No habla de una sola forma de gobierno ideal que no existe, sino de tres que sí existen: monarquía, aristocracia y democracia. - También critica la democracia ateniense, pero desde la perspectiva de que no es la única forma de gobierno justa. - El bien político es el más excelente de todos y la polis es la comunidad perfecta, luego no existe la república ideal. Sólo dentro de ella el hombre puede desarrollar su naturaleza racional. - Especial atención a la economía política. 27 El pensamiento político de Aristóteles lo podemos encontrar en su obra llamada La Política. Aristóteles, siguiendo la línea trazada por Sócrates y Platón, afirma que el bien colectivo es más bello y excelente que el bien individual. De esta forma, para nuestro autor, la actividad política está por encima de la acción ética. ¿Por qué? Porque el individuo por naturaleza no es autosuficiente, no se basta a sí mismo para poder vivir, necesita de los demás, es decir, necesita de la comunidad para poder alcanzar la felicidad (ya sea en su forma equivocada, riquezas, honor y poder; o en su forma auténtica; la sabiduría) por esto es la comunidad el bien más excelente de todos, porque sólo dentro de ella podemos desarrollar nuestra capacidad racional. O sea, por naturaleza somos racionales en potencia, pero lo llegamos a ser en acto dentro de la comunidad, de la polis (aplicando la teoría hilemórfica). De todas las comunidades que existen, el Estado es para Aristóteles la comunidad perfecta, porque sólo en ella aparece la autosuficiencia material y la autosuficiencia política. Veamos: todo Estado se compone de tres elementos: el individuo, la familia y la aldea. El Estado es una síntesis de los tres, es decir, es más que la suma de esos tres elementos, ya que el hombre y la mujer se unen por naturaleza para formar la familia. Las familias se unen para formar la aldea y lograr la autosuficiencia material (obtener lo básico para sobre vivir). A partir de la aldea, por crecimiento, surge la polis, el Estado, que ya logra la soberanía o autosuficiencia política y el pleno desarrollo de la racionalidad humana. El ser humano, en cuanto miembro de una sociedad política, deja de ser individuo y se convierte en ciudadano. Pero no todos los habitantes del Estado son considerados ciudadanos por Aristóteles. Ciudadano era sólo aquella persona que formaba parte de la administración de la justicia y participaba en las asambleas para legislar y gobernar el Estado. De esta forma excluía del concepto de ciudadano a las mujeres, los esclavos, los bárbaros o extranjeros e incluso hombres libres como los artesanos o comerciantes de la polis no pertenecían a la categoría de ciudadano. Hoy en día seguimos con un problema similar: determinar quiénes son ciudadanos de pleno derecho y no El Estado puede constituirse u organizarse de diversas formas. Esa forma se refleja en la constitución. Ésta la define como la ley fundamental que da estructura y orden a la ciudad estableciendo el funcionamiento de todos los cargos y sobre todo la autoridad soberana. Hay tres formas legítimas (buenas) de organizar el Estado en función de quién ejerza el poder. Estas tres formas son: 1. Monarquía: gobierno de un hombre sólo (el mejor preparado) con vistas al bien común. 2. Aristocracia: gobierno de varios hombres (los mejor preparados) con vistas al bien común. 3. República o politeia: gobierno del conjunto de los ciudadanos (no de los que no son ciudadanos) alternándose en el poder, es decir, gobernando y siendo gobernados, también con vistas al bien común. Esta es una especie de democracia, pero en la que no intervienen las personas que no eran consideradas ciudadanas. 28 Si estas tres forman degeneran (se corrompen) y en vez de gobernar para el bien común gobiernan en beneficio propio, se convierten en: tiranía, oligarquía y democracia o demagogia: forma de gobierno que considera que todos somos iguales dentro del Estado, es decir, que todos son ciudadanos al mismo nivel o escala. De las tres formas correctas de gobierno Aristóteles prefiere el orden que hemos establecido: primero la Monarquía, segundo la Aristocracia y en último lugar la República. No obstante las dos primeras son más difíciles de conseguir porque son sistemas fácilmente corrompibles, mientras que la República, que es una especie de democracia restringida al concepto de ciudadano, es más fácil de mantener porque soporta y controla mejor la corrupción de los gobernantes. Contra Platón, Aristóteles dice que la política no es una ciencia, esto es, el conocimiento de cosas que solo son de una manera, sino que es un arte, trata de cosas que pueden ser de varias maneras, por tanto, la virtud del político no es tanto la sabiduría como la prudencia, el saber tomar buenas decisiones, pero sabiendo que hay otras posibles. Por tanto, el político, el gobernante, no puede guiar su acción por principios inamovibles, sino por la prudencia que le exigen los acontecimientos imprevisibles y el fin de esta prudencia es la eutaxia o buen orden con vistas al mantenimiento del Estado en el tiempo. El Estado debe reunir una serie de características materiales para que pueda estar bien gobernado: 1. Su población no ha de ser ni demasiado exigua, porque no sería autosuficiente; ni demasiado numerosa, porque no sería gobernable. 2. El territorio ha de ser grande pero abarcable con la vista. Difícilmente atacable y fácilmente defendible. 3. Sus ciudadanos han de ser virtuosos éticamente. Aquí es importante la tarea educativa orientada al cultivo de la parte racional del alma. 4. El Estado debe tener hombres que realicen las siguientes tareas: - Proporcionar alimentos a la población: agricultores y ganaderos. - Que fabriquen objetos e instrumentos necesarios para vivir. - Guerreros que defiendan al Estado. - Comerciantes que produzcan riqueza. - Gobernantes que elaboren leyes para el bien común. - Sacerdotes o sabios que serán los más ancianos. Aristóteles propone que las mismas personas sean primero guerreros (en la juventud), después gobernantes y en último lugar sacerdotes. Estas tres etapas son necesarias para que los guerreros no tomen el poder por la fuerza. Sólo estas tres clases serán consideradas como ciudadanos. Los demás serán considerados esclavos u hombres libres pero no ciudadanos. Es fundamental saber administrar las riquezas dentro del Estado para que este sea justo y tenga como objetivo el bien común. La correcta actividad económica es aquella que procura sólo lo necesario para poder vivir. Para ellos se puede utilizar el trueque o el dinero (la moneda). Pero la moneda se puede utilizar de dos maneras: 29 1. Uso económico: cuando utilizamos la moneda como intercambio de mercancías que necesitamos para la vida. 2. Uso crematístico: cuando el fin no es comprar mercancías que necesitamos, sino acumular moneda. El primer uso es el correcto, porque es lo natural, pero el segundo es incorrecto porque hace que se acumule riqueza innecesariamente, genera desigualdades sociales y fomenta la usura, el préstamo de dinero con intereses. Aristóteles distingue dos tipos de justicia: la justicia conmutativa, que es aquella que se encarga de solucionar los problemas que pudieran surgir entre dos personas o partes, y la justicia distributiva, que es la encargada del reparto equitativo de los bienes y riquezas de la polis. Por último tenemos que señalar que en el Estado ideal que piensa Aristóteles se suprime el comunismo radical que Platón nos exponía como parte fundamental de su república y lo fundamenta en la propiedad privada y la familia. Texto de Aristóteles. El hombre, es por naturaleza, un animal cívico […] La razón de que el hombre sea un ser social, más que cualquier abeja y que cualquier otro animal gregario, es clara. La naturaleza, pues, como decimos, no hace nada en vano. Sólo el hombre, entre los animales, posee la palabra. La voz es una indicación del dolor y del placer; por eso la tienen también los otros animales. (Ya que su naturaleza ha alcanzado hasta tener sensación del dolor y del placer e indicarse estas sensaciones unos a otros.) En cambio, la palabra existe para manifestar lo conveniente y lo dañino, así como lo justo y lo injusto. Y esto es lo propio de los humanos frente a los demás animales: poseer, de modo exclusivo, el sentido de lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, y las demás apreciaciones. La participación comunitaria en éstas funda la casa familiar y la ciudad (ARISTÓTELES, Política, trad. de Carlos García Gual, Madrid, Alianza, 1986, libro I, cap. 2, pp. 43-44). Las escuelas helenísticas. Surgen en el siglo III a.C tras la conquista de Grecia por parte de Macedonia. Hay varias escuelas, pero veremos las dos principales: el epicureísmo y el estoicismo. Son escuelas que han pasado a la historia de la filosofía por su reflexión ética, es decir, por cómo debemos vivir para alcanzar la buena vida o felicidad, aunque también tratan problemas ontológicos (cómo es el mundo o realidad) y gnoseológicos (cómo llegar al verdadero conocimiento). Epicuro nació en Samos en el año 341 a.C. Consiguió la ciudadanía ateniense y fundó allí una escuela, como ya hicieron Platón y Aristóteles, llamada El Jardín (año 306 a. C), donde enseñó su doctrina. Murió el año 270 a. C. El Jardín estaba situado a las afueras de Atenas y esto es una muestra del tipo de vida y filosofía que va a elaborar Epicuro: 30 huida de la vida pública o política y recogimiento individual haciendo prevalecer el bien individual sobre el bien público (la ética sobre la política) como forma de alcanzar la felicidad. Pocos textos se conservan de Epicuro de lo mucho que escribió. Sólo tres cartas dirigidas a Herodoto, Pitocles y Meneceo (todas ellas dedicadas a resumir su doctrina) y algunos aforismos. Epicuro nos dice que la vida feliz consiste en alcanzar el placer y define este como vivir sin dolor en el cuerpo (aponía) ni perturbación en el alma (ataraxia). Para alcanzar esto el hombre lo tiene muy fácil, ha de cultivar los placeres necesarios y naturales que, en palabras de Epicuro, están al alcance de cualquiera como son comer, beber, descansar, estar protegidos del frío o del calor, la amistad etc. No hay que preocuparse por los placeres naturales, pero no necesarios. Son los mismos que los anteriores, pero con lujo y exceso, las comidas caras, buenas bebidas etc. Y, sobre todo, hay que huir de los falsos placeres porque ni son naturales ni necesarios. Estos son la riqueza, la fama y el poder político. De este hay que huir totalmente. Otras dos cosas que nos dice Epicuro para ser feliz es no preocuparse de la muerte porque no existe, (cuando la muerte llega, yo dejo de existir y cuando yo existo, ella no está) ni los dioses, porque no se ocupan de los asuntos humanos, si es que existen. Epicuro piensa que el alma no sobrevive a la muerte. Esta doctrina de la felicidad recibe el nombre de eudemonismo. El estoicismo. Al acabar el siglo IV a. C., cuando había pasado poco más de un lustro de la fundación de El Jardín, nacía en Atenas la escuela estoica, la más famosa de la época helenística. Su fundador fue Zenón de Citio, nacido en Chipre hacia el año 333 a. C. Al igual que Epicuro, Zenón renegaba de la metafísica y de toda forma de trascendencia. Concebía la filosofía como un arte de vivir. Pero fue Crisipo el gran teórico del estoicismo griego. El nombre de “los estoicos” les viene del lugar donde realizaban sus reuniones. Como Zenón no era ciudadano ateniense, no tenía derecho a comprar un bien inmueble, así, se reunían en los pórticos, que en griego se dice stoa, por tanto, eran llamados “los del stoa”, “los del pórtico”, o simplemente, los estoicos. Para ellos la vida feliz es vivir sin preocupaciones, alcanzar la ataraxia. Esto se consigue no como los epicúreos, cultivando los placeres naturales y necesarios, sino aceptando lo que nos pasa en nuestra vida, aceptando nuestro