Historia de España 2º Bachillerato - Los Principales Sectores Industriales y el Papel del Ferrocarril PDF
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María Ramos
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Este documento analiza los principales sectores industriales en España durante el siglo XIX, destacando el papel del ferrocarril. Explica la industrialización desigual y periférica en comparación con otras potencias europeas, y detalla los factores que dificultaron su desarrollo, como la escasez de recursos y la falta de una demanda interna adecuada. Se centra en Cataluña como principal zona industrial, analizando las razones de su éxito en el sector textil y la evolución de la siderurgia. PDF
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Historia de España 2º Bachillerato Prof. María Ramos Los principales sectores industriales y el papel del ferrocarril. Durante el siglo XIX, en España, no hubo revolución industrial, es decir no hubo una transformación de la producción...
Historia de España 2º Bachillerato Prof. María Ramos Los principales sectores industriales y el papel del ferrocarril. Durante el siglo XIX, en España, no hubo revolución industrial, es decir no hubo una transformación de la producción rápida y que arrastrase y transformase en cadena a todas las demás actividades económicas, como ocurrió en Gran Bretaña por ejemplo. Lo que si hubo fue industrialización, pero parcial, desigual según zonas, más bien lenta. Ello se debió a la escasez de factores de industrialización: energía escasa y cara, capitales escasos, poca mano de obra cualificada, poca demanda, tardía integración en el mercado y falta de tecnología propia. Otro rasgo de esta industrialización decimonónica española es su carácter periférico. De tal manera que la gran mayoría de las actividades se concentraron en zonas marítimas de la Península, mientras que las regiones interiores como Castilla, León, Aragón o Extremadura se convirtieron en “desiertos industriales”. Dentro de ese carácter periférico destaca Cataluña, la primera zona en industrializarse y la mayor área industrial en el siglo XIX con mucha diferencia. El País Vasco, sobre todo Vizcaya, será la segunda área industrial aunque su arranque será más tardío. Asturias, alguna área de Andalucía, de Valencia y de Galicia serán otros focos, todos ellos periféricos. La única excepción será Madrid, donde al final del siglo XIX se instalan una serie de industrias atraídas por el mercado que suponía la aglomeración urbana de la ciudad que era además residencia de la Corte y capital del Estado. Cataluña es el área de mayor concentración industrial en la España del XIX. Los precedentes comenzaron a finales del siglo XVIII con comerciantes enriquecidos que trajeron “novedades técnicas” de Gran Bretaña y ya entonces exportaban telas a la América española. La guerra de la Independencia detuvo el proceso. La auténtica industrialización comienza en la década de 1830 cuando se creó la industria textil algodonera y nació la moderna burguesía catalana. Su éxito se basó en una serie de razones: o Para empezar supieron copiar de Gran Bretaña la nueva materia prima textil (algodón), más barata y fácil de mecanizar que otras fibras. o También de Gran Bretaña llegaron las máquinas de hilar y tejer, y la utilización de máquinas de vapor como fuerza motriz de las fábricas. Al mecanizar la producción, las producciones mayores abarataban costes y precios de venta. o Precisamente con esta industria está naciendo también la fábrica como centro productivo, con una organización y un tamaño muy distinto a los talleres artesanales. La primera auténtica fábrica española seguramente fue la Bonaplata, inaugurada en Barcelona en 1832. o La política comercial proteccionista de la mayoría de los gobiernos liberales españoles será otro factor de éxito, al defender a la naciente industria textil algodonera catalana de la competencia británica. La materia prima (el algodón en rama), se importaba sobre todo del sur de los EEUU. La Guerra Civil entre el norte y el sur (Guerra de Secesión 1861 -65), creó dificultades y obligó a diversificar el aprovisionamiento. El éxito y la experiencia del algodón animaron a los empresarios catalanes a mecanizar y diversificar la producción con otras fibras. Con ello arruinaron a la producción artesanal textil Historia de España 2º Bachillerato Prof. María Ramos de otras regiones (lino gallego, lana castellana, seda valenciana) y concentraron en Cataluña la gran mayoría de la producción de tejidos. Pero la reducida demanda interna del mercado español y la escasez de carbón en Cataluña para alimentar las máquinas de vapor, impidieron que el textil catalán alcanzase mayor dimensión. Se desarrollaron otros sectores en Cataluña, algunos relacionados con el textil como la industria metalúrgica mecánica (comenzando por la producción de máquinas de hilar y de tejer), o la química (tintes, colorantes, lejías, abonos…). Durante todo el siglo XIX (y posteriormente) Cataluña mantuvo la primacía como primera potencia industrial regional española. La siderurgia, producción de hierro fundido y después de acero, se revolucionó a partir de una serie de mejoras técnicas (uso de altos hornos, y utilización de coque procedente de carbón mineral) introducidas por siderúrgicos británicos en el siglo XVIII, que convirtieron la actividad en una industria. Así fue posible producir hierro abundante, de calidad y relativamente barato. El hierro se convirtió en el siglo XIX en el material de construcción básico, el auténtico “pan de la Industria”. La maquinaria de todo tipo, el ferrocarril, las infraestructuras como puentes, comenzaron a construirse en hierro, resultando más duraderas y fiables. La industria siderúrgica moderna española nació en la década de 1820, a través de la introducción de métodos de producción e instalaciones (los altos hornos) ya experimentados antes en Gran Bretaña. Lo más característico de esta industria serán las dificultades para competir, sobre todo por la escasez de carbón mineral, y los sucesivos cambios en el principal foco productor. Aprovechando la existencia de yacimientos de mineral de hierro en Málaga (Andalucía), un exportador de vinos malagueño (Heredia) instalará el primer alto horno moderno cerca de Marbella en 1826. A él siguieron otros en la misma zona. Pero no se disponía cerca del combustible que usaban los ingleses, carbón mineral de hulla para convertirlo en coque. Por ello se seguía usando carbón vegetal, muy caro de producir, y que por tanto encarecía mucho el producto final. Asturias es la región española en la que se localizaron las mayores reservas de carbón mineral de hulla en su subsuelo, sobre todo en la cuenca del Nalón. Allí, en torno a Mieres y Langreo se instalaron altos hornos y a partir de 1850-60 Asturias se convirtió en el mayor productor siderúrgico, terminando por arruinar y obligar a cerrar los altos hornos malagueños. Pero de todos modos el carbón asturiano tenía menor poder calorífico y era más difícil y caro de extraer que el británico. Acabada la 3ª guerra carlista, en la década de 1880, comenzó un espectacular despegue, una auténtica revolución industrial, sobre todo en la orilla izquierda de la ría de Bilbao (Vizcaya). - El factor inicial fue la existencia de unas minas de mineral de hierro en esa localización, por las que se interesan los siderúrgicos británicos que comenzaron a comprar esa materia prima y llevarla a Inglaterra. - Pronto una serie de empresarios vascos y británicos pensaron que podía ser rentable montar altos hornos en la ría de Bilbao. Trabajarían con el hierro local y la hulla del País de Gales británico, barata y de buena calidad, que traerían a Bilbao los mismos barcos que llevaban mineral de hierro a Gran Bretaña. Historia de España 2º Bachillerato Prof. María Ramos - En pocos años (finales de los 80) se crearon varios gigantescos altos hornos en la ría de Bilbao (Baracaldo, Sestao…). - Las bases de su éxito será el producir hierro barato y de calidad, mediante la combinación de mineral de hierro vizcaíno con coque galés, capitales vascos e ingleses y tecnología británica que ahorraba costes. - Varias de esas empresas se fusionaron creando en 1902 Altos Hornos de Vizcaya, empresa líder en España hasta muy entrado el siglo XX. En 1900 Vizcaya sola producía ya la mayoría del hierro fundido y el acero españoles. A partir del éxito siderúrgico, el País Vasco se convirtió en el segundo foco industrial de España, desarrollando otros sectores industriales (metalurgia, mecánica, ferrocarriles, astilleros como Euskalduna, entonces el mayor de España). Y también vio crecer otras actividades modernas como el sector financiero (Banco de Bilbao, Banco de Vizcaya…). Lentamente fueron surgiendo focos industriales aislados en España, sobre todo en el último cuarto del siglo XIX y principios del XX. Predominan las industrias alimentarias y las que transforman una materia prima agrícola o ganadera, como aceites (Andalucía), vinos (Cataluña, Valencia, Andalucía), harinas (Aragón, Castilla), calzado (Valencia). En Galicia tendrá gran relevancia la conservera y los astilleros. El único foco interior apreciable se creará tardíamente en torno a Madrid, con industrias atraídas por el consumo de su aglomeración de población y otras más de lujo, por ser la Corte y residencia de gran parte de la oligarquía. Centrándonos en el caso gallego debemos decir que Galicia sufrió en el siglo XIX un proceso de pérdida relativa de importancia económica dentro del conjunto de España. Eso se puede observar en el estancamiento de la agricultura y en la creación de actividades industriales, junto al fracaso de otras actividades que parecían tener buenas expectativas (desindustrialización). § Antes de comenzar la industrialización, al comenzar el XIX, en Galicia existía un fuerte desarrollo artesanal de algunas actividades exportadoras (producción de tejidos de lino, conservas de pescado prensado y salado,…). También se localizaban algunas grandes manufacturas pre-industriales (Fábrica de Tabacos de A Coruña, astilleros militares de Ferrol, fábrica de Sargadelos…). § En general al avanzar el siglo XIX no se produjo un proceso potente de industrialización. Faltó una burguesía emprendedora, capitales, había poca demanda interna en un país de campesinos pobres, y la red de transportes era mala y tardó en modernizarse. Así se entiende que la artesanía textil, que no modernizó ni mecanizó sus técnicas, se hundiese al no poder enfrentarse a la competencia catalana. Algo similar ocurrió con las herrerías artesanales tan abundantes en Lugo, por la competencia de los altos hornos asturianos y vascos. § En positivo destaca el desarrollo de las fábricas de conservas de pescado, sobre todo en las localidades costeras de las Rías Baixas, impulsada por empresarios de origen catalán que ya habían creado salazones de pescado desde 100 años antes. La primera fábrica moderna fue la de Goday en A Illa de Arousa (1879). En 1900 Galicia producía el 60% de las conservas españolas y exportaba bastante a Europa y América. Historia de España 2º Bachillerato Prof. María Ramos § Otras actividades industriales desarrolladas en la Galicia decimonónica también tenían relación con las conservas pesqueras: astilleros de construcción de barcos, y metalurgia para crear envases de lata. El papel del ferrocarril. En el Antiguo Régimen en España no existía un mercado nacional unificado, integrado. Aparecía dividida en una serie de mercados comarcales, de modo que, la mayoría de las producciones y de los capitales no salían de la comarca donde se producían y, la mayoría de las personas no viajaban fuera de la comarca donde nacían. Para conseguir el objetivo capitalista de la unificación de mercado, es decir, que toda España funcionase como un solo mercado, fueron necesarias una serie de transformaciones en el XIX. - En primer lugar, una mejora de los transportes interiores, conseguida sobre todo con el trazado del ferrocarril, y un poco de las carreteras y puertos. - La creación de un sistema moderno de comunicaciones, con la aparición de: Correos, en época de Isabel II (sellos, tarifas y repartos fijos…) y una tupida red de telégrafo eléctrico. Sabemos que la red española de transporte a mediados del siglo XIX, era claramente insuficiente y ello impedía el desarrollo económico capitalista. Esto se debía a la complicada orografía de buena parte de España, a la ausencia de una red de carreteras o caminos transitables con mercancías, y a la falta de ríos y canales navegables como los que sí tenían grandes zonas de Europa. Así era imposible unificar el mercado y desarrollar un Estado centralizado. Además, la movilidad de la población resultaba muy reducida. Etapas de su construcción y la Ley General de Ferrocarriles: A. 1ª fase: 1848 - 1855. El trazado comenzó a construirse con retraso con respecto a Europa Occidental (Manchester – Liverpool en 1830). En esta primera etapa se crearon en España pocas líneas, cortas y aisladas entre sí, sin planificación. La primera Barcelona – Mataró con 29 kms. se inaugura en 1848, y en 1851 la segunda Madrid – Aranjuez. En 1855 solo existían 475 kms. de vía férrea. La Ley General de Ferrocarriles (1855): fue aprobada durante el Bienio Progresista. Los progresistas españoles estaban convencidos de que la única manera de sacar a España de su atraso económico y de facilitar el ascenso de la burguesía y de las clases medias que los apoyan es acelerar el trazado de ferrocarriles que dinamizaría toda la economía. Esta Ley regulaba las condiciones de la construcción de líneas de tren, intentando animar y atraer a los inversores extranjeros. En la ley se regulaban varios aspectos: - Construcción: se ofrecía subvenciones del Estado por km. construido. También garantizaba el pago de intereses de la inversión. Comenzadas las obras durante diez años la empresa podía importar de otros países libremente material y equipos (raíles, locomotoras, vagones), sin pagar aranceles. Esto atrajo empresas extranjeras (francesas sobre todo) que ya habían completado el trazado en sus países de origen, donde tenían fábricas siderúrgicas y mecánicas. - Trazado: la ley animaba sobre todo a la construcción de líneas radiales, es decir que a partir de Madrid como centro, lo comunicasen con la periferia. Esto proviene de una Historia de España 2º Bachillerato Prof. María Ramos concepción centralista de España y también se puede observar en la concepción radial de la red de carreteras principales hechas en la misma época. Además, se adoptaba un ancho de vías mayor que el europeo, lo cual impedía la continuidad de los viajes entre España y Francia. Se debió a una equivocada consideración técnica (poder montar locomotoras con mayores calderas y vagones más estables), aunque según algunos también pudieron pesar presiones militares para impedir una posible invasión rápida desde Europa. - La explotación de cada línea se concedía a la compañía constructora en régimen de concesión por períodos de 99 años. Cada 5 años podrían revisar tarifas. B. 2ª fase: 1856 - 1866. Con la aplicación de la ley que acabamos de analizar se aceleró la construcción de vías y al acabar el periodo existían ya 5.000 kms. de trazado férreo. La mayoría de las líneas fueron construidas por empresas de capital extranjero (belga, británico y sobre todo de banqueros franceses como los Rothschild o los Pereire). Destacaron dos: la Compañía de Ferrocarriles del Norte y la M.Z.A (Madrid-Zaragoza-Alicante) C. 3ª fase: 1866 - 1876. La crisis económica del final del reinado de Isabel II detuvo la construcción al no ser tan rentable la explotación. Después la inestabilidad del Sexenio no animó la vuelta de la inversión. En este momento, se abre la primera línea en Galicia, Santiago-Carril (Vilagarcía) 1873. D. 4ª fase: 1876 - 1900. La estabilidad que trajo la Restauración atrajo a diversas empresas a completar los trazados y crear nuevos, complementarios y transversales, hasta casi 14.000 kms. En Galicia en 1880 se unirán A Coruña y Lugo y en 1885 se acabó la conexión Ourense-Monforte-Astorga. Finalmente, el ferrocarril facilitó la unificación del mercado nacional, aumentando el comercio interior y permitió una mayor especialización regional de la producción. Al aumentar la capacidad y la velocidad del transporte de mercancías, redujo los precios del transporte y por tanto abarató los costes de producción y los precios de venta. Facilitó y abarató los viajes de las personas y con ellos la movilidad de la mano de obra, posibilitando migraciones y el intercambio de ideas, costumbres y modas. Por una parte, su construcción aumentó la demanda de productos siderúrgicos, metalúrgicos y de carbón como combustible para las locomotoras. Pero recordemos que todo esto menos que en otros países, dada la franquicia arancelaria para las empresas constructoras.