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03/08 Subjetividad actual o de la época: las presentaciones clínicas responden a una subjetividad de época. Su tiempo de la organización social, las problemáticas no estaban tan extendidas, se presentaban casos aislados y no había suficientes herramientas conceptuales para abordarlos. Cuadros que n...

03/08 Subjetividad actual o de la época: las presentaciones clínicas responden a una subjetividad de época. Su tiempo de la organización social, las problemáticas no estaban tan extendidas, se presentaban casos aislados y no había suficientes herramientas conceptuales para abordarlos. Cuadros que no eran una neurosis, psicosis definidos, pero con rasgos de varias estructuras por lo que el diagnostico no es fácil de abordar. Alguno incluso puede tener aspectos depresivos, impulsivos, psicopáticos, etc. Muchas veces estas características obedecen al hecho de que en nuestra época, hay un tipo de subjetividad diferente a la que predominaba, por ejemplo, a principios del siglo XX, ya que la cultura se inserta en cada uno de nosotros. Desarrollaremos que aspectos relevantes se pueden situar entre el superyó de la cultura y cómo esa instancia ha ido cambiando. En la actualidad vivimos en una época marcada por un entorno que destaca el discurso capitalista y el discurso de la ciencia. Lacan plantea “mejor que renuncie (a la práctica clínica) aquel que no tenga en cuenta la subjetividad de la época”. Para el analista es incongruente escuchar a la gente sin tener en cuenta el horizonte de la subjetividad de la época donde ese sujeto está inmerso. La importancia del superyó como instancia: La gravedad de una neurosis depende de la participación del superyó. Es una instancia paradójica ya que representa tanto al ello como al mundo externo, en otras palabras, representa tanto a las demandas de satisfacción pulsionales como a las exigencias de la cultura o a la instancia parental. Es una distancia de borde, podemos decir que está “adentro y afuera”, que se encuentra en la frontera entre lo individual y lo colectivo (sociales, morales, políticas, etc). La cultura también construye su persona. Cada época histórica construye su propio superyó. Para ampliar el conocimiento sobre el superyó cultural, hay que realizar investigaciones sobre el superyó de la época. Podemos decir que el superyó de la época de Freud, difiere del superyó de nuestra época. El profesor denomina al superyó actual como “productivo”, la cual no tiene una formación específica, sino que se trata de un devenir de eventos. La clínica social es una lectura realizada por el psicoanálisis, donde se consideran las manifestaciones socioculturales para la clínica. Consiste en analizar los ideales imperativos de una época que pueden desorientar a cada sujeto y pueden desviarlo de su propio deseo. Sitúa y describe cuales son las características de la subjetividad de cada época. En la actualidad, se ha producido un declive de la instancia paterna, estamos en un momento en el que la noción de los límites han sido perturbados. Además, no hay una definición de lo público y lo privado, lo permitido y lo prohibido, lo normal y lo patológico, se presenta una fragilidad en las identidades. Esta época es caracterizada por algunos autores, por la enorme extensión de las depresiones, hay un empuje idealizado a la satisfacción pulsional. El superyó en la actualidad ya no responde a los padres, sino que lo hace a la satisfacción personal. (dijo algo antes, no entendí, preguntar) A mediados del siglo XVIII, se presenta una modificación en las modalidades del manejo del poder, lo que se denomina, el pasaje de un poder de soberanía a uno disciplinario, en donde el poder está relocalizado. Este poder apunta a disciplinar el cuerpo para ponerlo al servicio de la producción. Otra problemática importante que genera un cambio con respecto al superyó cultural, tiene que ver con la relación la ética protestante. La era del vacío -Gilles Lipovetsky El texto intenta plantear en diferentes niveles un mismo problema general: la conmoción de la sociedad, de las costumbres, del individuo contemporáneo de la era del consumo masificado, la emergencia de un modo de socialización y de individualización inédito, que rompe con el instituido desde los siglos 17 y 18. Aparece una nueva forma de control de los comportamientos, a la vez que una diversificación incomparable de los modos de vida, una impresión sistemática de la esfera privada, de las creencias y los roles, es decir, una nueva fase en la historia del individualismo occidental. Este nuevo proceso de personalización (PDP) remodeló en profundidad el conjunto de los sectores de la vida social, con una perspectiva de “lo nuevo”. Es una mutación sociológica global, una combinación sinérgica de organizaciones y significaciones, de acciones y valores. El proceso de personalización también corresponde a la fractura de la socialización disciplinaria, a una sociedad flexible basada en la información y estimulación de las necesidades, el sexo y la exaltación de los “factores humanos” en el culto a lo natural, cordialidad y sentido del humor. El proceso de personalización implica una nueva forma de organizarse, de comportarse partiendo desde lo privado. Hay nuevos procedimientos que contienen nuevos fines, valores y legitimidades sociales: valores hedonistas, respeto por las diferencias, culto a la liberación personal, al relajamiento, al humor y la sinceridad, al psicologismo, la expresión libre, en síntesis un nuevo significado de autonomía. La lógica individualista con “el derecho a la libertad” se instala en las costumbres y en lo cotidiano. El proceso de personalización surgió como el fin de la edad moderna y la unión de las esferas de la vida social; lo que nos permite hablar de una sociedad postmoderna. En la sociedad postmoderna reina la indiferencia de masa, sentimiento de reiteración y estancamiento, autonomía privada, innovación superficial y el futuro no se considera o asimila; esta sociedad quiere vivir aquí y ahora. No tiene ídolo ni tabú, estamos regidos por el vacío, un vacío que no comporta, ni tragedia ni apocalipsis. También puede notarse una nueva era de consumo que se extiende hasta la esfera de lo privado; el consumo de la propia existencia a través de la propagación de los mass media. El futuro no tendrá que escoger entre las lógicas duales características de esta, gracias a la flexibilización en cuanto a las antonimias. La cultura postmoderna amplía el individualismo al diversificar las posibilidades de elección, anular puntos de referencia, destruir sentidos únicos y valores superiores; es una cultura despersonalizada o “hecha a medida”. Predomina en esta era el valor del “derecho de realizarse ”. Aparece el valor narcisista como consecuencia y manifestación del proceso de personalización, se pasa de un individualismo limitado al individualismo total. También se puede decir que es una era de “deslizamiento” donde no hay una base sólida ni un anclaje emocional estable; todo se desliza en una indiferencia relajada. El narcisismo es inseparable de un entusiasmo por relacionarse con el otro como lo demuestra el aumento de asociaciones como grupos de asistencia y ayuda mutua. El individualismo reside en conexiones colectivas de intereses miniaturalizados, solidaridad de micro- grupo y redes situacionales. En el narcisismo colectivo nos juntamos por que nos parecemos, por que estamos sensibilizados por los mismos objetivos existenciales, con una necesidad de reagruparse con seres “idénticos”. El narcisismo encuentra su modelo en la psicologización de lo social. La era postmoderna esta obsesionada con la información y la expresión, donde todos podemos ser el locutor y ser oídos; La expresión gratuita, la prioridad del acto de comunicación sobre lo comunicado, la indiferencia por lo comunicado, la comunicación sin objetivo ni público, el emisor se ha convertido en el principal receptor. Hay una necesidad de expresarse en sí, aunque sea para si mismo, comunicar por comunicar, expresarse solo por el hecho de expresar, es decir, la lógica del vacío. Narciso o la Estrategia del Vacío Narciso es el símbolo de nuestro tiempo, se ha convertido en uno de los temas centrales de la cultura. El narcisismo aparece como un nuevo estadio del individuo, en el cual el se relaciona con él mismo y su cuerpo, hedonista y permisivo desprovisto de los últimos valores sociales y morales que coexistían. La propia esfera privada cambia de sentido, expuesta únicamente a los deseos cambiantes de los individuos. Narciso a Medida Únicamente la esfera privada sale beneficiada con estos cambios gracias a los valores como cuidar la salud, preservar la situación material, desprenderse de los complejos, o esperar las vacaciones: vivir sin ideal, sin objetivo trascendente resulta posible. Nace el homo psicológicus , al acecho de su ser y bienestar. Se trata de vivir en el presente perdiendo el sentido de continuidad histórica. Vivimos para nosotros mismos, sin preocuparnos por tradiciones o posterioridad, es así como el sentido histórico se olvida de la misma manera que se olvidan los valores e instituciones sociales. Esta estrategia narcisista de “supervivencia” del individuo, se explica dado el clima de pesimismo y catástrofe inminente, tratando de preservar así la salud física y psicológica. Aparece entonces como síntoma social el narcisismo colectivo instalándose a nivel masivo una apatía frívola. Nos acostumbramos a lo “peor” que consumimos diariamente en los mass media, que amenaza permanentemente y no ha conseguido la conciencia social debido a la velocidad con la que se emiten los mensajes, impidiendo cualquier emoción o conciencia social duradera. El narcisismo surge de la huida generalizada de los valores y finalidades sociales, provocada por el proceso de personalización. Se concentra entonces la atención en el Yo funcionando por el placer, bienestar, desestandarización, promoción de individualismo puro liberado totalmente de los encuadres de masa y enfocado en la valoración generalizada del sujeto. Esto lleva como ultimas consecuencias a la privatización sistemática de la edad del consumo. El Zombi y el Psi Simultáneamente a la revolución informática, las sociedades posmodernas conocen una “revolución interior” por el conocimiento y realización personal, la propagación de organismos psi, técnicas de expresión y de comunicación y sensibilidad terapéutica. La terapia psi genera una figura de narcisismo identificado con el homo psicológicus que trabaja duramente para la liberación del Yo, para su gran destino de autonomía de independencia: renunciar al amor o “to love myself enough so that I do not need another to make me happy”. En ese dispositivo psi, ofrecer el cebo del deseo y la barrera de la represión es una provocación que desencadena una irresistible tendencia a la reconquista de la verdad del Yo. De este modo la autoconciencia ha sustituido a la conciencia de clase; El narcisismo permite entonces el abandono de la esfera pública y por ello una adaptación funcional al aislamiento social. Para que el desierto social resulte viable, el Yo debe convertirse en la preocupación central. Al igual que el espacio público se vacía emocionalmente por exceso de informaciones, de reclamos y animaciones, el Yo pierde sus referencias, su unidad, por exceso de atención: el Yo se ha convertido en un conjunto impreciso. Es a esa misma disolución de Yo a lo que apunta la nueva ética permisiva y hedonista. Las asociaciones libres, espontaneidad creativa, no-directividad, nuestra cultura de la libre expresión, pero también nuestra ideología del bienestar estimulan lo temporal y contribuyen al desmenuzamiento del Yo; la era de la voluntad desaparece. Las sociedades occidentales están pasando de un tipo de sociedad más o menos dirigida por otros a una sociedad dirigida desde el interior. La personalidad debe profundizar su diferencia, su singularidad: el narcisismo representa esa liberación de la influencia del Otro y funciona fundamentalmente como agente de proceso de personalización. Que el Yo se convierta en un espacio “flotante”, sin fijación ni referencia, una disponibilidad pura, adaptada a la aceleración de las combinaciones, a la fluidez de nuestros sistemas, esa es la función del narcisismo. El narcisismo hace posible la asimilación de los modelos de comportamientos, nace una formación permanente y un impulso hacia la igualdad o similitud. El Cuerpo Reciclado La representación social del cuerpo ha sufrido una mutación, y la llegada de ese nuevo imaginario social del cuerpo produce el narcisismo. El cuerpo ha perdido su estado de materialidad muda en beneficio de su identificación con el ser-sujeto, con la persona. El miedo moderno a envejecer y morir es parte del neo-narcisismo: el desinterés por las generaciones futuras intensifica la angustia de la muerte. Es el proceso de personalización que al evacuar cualquier posición trascendente genera una existencia puramente actual. El individuo pasa a enfrentar a su condición mortal sin ningún apoyo trascendente. En cuanto a la personalización del cuerpo, el permanecer joven y no envejecer es el mismo absoluto de reciclaje. El cuerpo psicológico ha sustituido al cuerpo objetivo, para el narcisismo se trata de hacer existir el cuerpo por sí mismo, estimular su autorreflexividad, reconquistar la interioridad del cuerpo. Estamos inmersos en una cultura de la personalidad a condición de precisar que el propio cuerpo se convierte en sujeto y debe situarse en la órbita de la liberación. Simultáneamente a una función de personalización, el narcisismo cumple una misión de normalización del cuerpo: el interés febril que tenemos por el cuerpo no es “libre” ya que obedece a imperativos sociales como la línea y la forma. El cuerpo se convierte en un espacio flotante que queda en manos de la movilidad social. Un Teatro Discreto La condena moral de la impersonalidad, se inicia en el reino de la personalidad, la cultura psicomórfica y la obsesión moderna del Yo en su deseo de revelar su ser verdadero o auténtico. Cuanto más se liberan los individuos de códigos y costumbres en busca de una verdad personal, al mismo tiempo susrelaciones se convierten cada vez mas fraticidas y asociales. El intimismo se convierte en sinónimo de incivil. La disolución de los roles públicos y la compulsión de autenticidad han engendrado una forma de incivismo que se manifiesta, por una parte, en el rechazo de las relaciones anónimas con los “desconocidos” en la ciudad y el confortable intimismo, y por otra, en la disminución del sentimiento de pertenencia a un grupo y correlativamente la acentuación de los fenómenos de exclusión. Las convenciones rígidas que marcaban las conductas han sido arrastradas por el proceso de personalización que tiende a la desrreglamentación y la flexibilización, aspirando a una mayor autenticidad y libertad en sus relaciones. La autenticidad pasa a ser considerado un valor social, con signos como manifestaciones demasiado exuberantes, discursos demasiado teatrales que no producen el efecto de sinceridad. Se ha llegado a la necesidad de expresarse sin reservas “libremente”, pero siempre dentro de un marco preestablecido. La discreción se presenta como la forma moderna de la dignidad. El narcisismo se define por el encierro sobre sí mismo, o sea la “discreción”, signo e instrumento del “self-control”. ¿Apocalipsis Now? Cuanto más tolerante es la imagen que la sociedad a de sí misma, más se intensifica y generaliza el conflicto pasando de la guerra de clases a la guerra de todos contra todos. El “éxito” pasa a tener un significado psicológico: la búsqueda de la riqueza no tiene más objeto que excitar la admiración o la envidia. Las relaciones humanas, públicas y privadas se han convertido en relaciones de dominio, relaciones conflictivas basadas en la seducción fría y la intimidación. El estado de la naturaleza se encuentra al final de la Historia: la burocracia, la propagación de las imágenes, las ideologías terapéuticas, el culto al consumo, las transformaciones de la familia, la educación permisiva han engendrado una estructura de la personalidad, el narcisismo, juntamente con unas relaciones humanas cada vez más crueles y conflictivas. Solo aparentemente los individuos se vuelven más sociables y más cooperativos; detrás de la pantalla del hedonismo y de la solicitud, cada uno explota cínicamente los sentimientos de los otros y busca su propio interés sin la menor preocupación por las generaciones futuras. Las redes del amor propio y del deseo de reconocimiento son las responsables de este estado de guerra. Hay una profunda revolución silenciosa de la relación interpersonal, lo que importa ahora es ser uno mismo absolutamente, y el Otro pasa a ser indiferente; Solo queda entonces la voluntad de realizarse aparte e integrarse en círculos cálidos de convivencia. No existe tal guerra de sexos, sino el fin del mundo del sexo y sus oposiciones codificadas. La seducción femenina, misteriosa o histérica, deja paso a una auto-seducción narcisista que hombres y mujeres comparten por un igual, seducción fundamentalmente transexual. El feminismo pasó a ser una máquina de desestandarización del sexo. 24.000 Watios Las transformaciones dentro de la familia, una “ausencia” del padre y dependencia de la madre llevan al niño a imaginar a la madre castradora del padre, y son esas condiciones las que alimentan el sueño de reemplazar al padre. El SuperYo se presenta como una celebridad, de éxito que, de no realizarse, desencadenan una crítica implacable contra el Yo. De este modo se explica la fascinación ejercida por los individuos célebres, estimulados por los mass media que intensifican los sueños narcisistas de celebridad y de gloria, animan al hombre de la calle a identificarse con las estrellas, a odiar el borreguismo y le hace aceptar cada vez con mas dificultad la insignificancia de la existencia cotidiana. El narcisismo se nutre antes del odio del Yo que de su admiración. A través del exceso de imágenes se realiza la personalización: la humanización viene con la inflación creciente de la moda. Así cada vez hay mas estrellas y menos inversión emocional en ellas, se genera una indiferencia hacia los ídolos, hecha de entusiasmo pasajero y de abandono instantáneo. Hoy día no cuenta tanto la devoción por el Otro como la realización y transformación de uno mismo, cada uno con sus lenguajes y en sus grados diversos, los movimientos ecológicos, el feminismo, la cultura psi, la educación cool de los niños, la moda “práctica”, el trabajo intermitente o el tiempo flexible. El principio de realidad queda sustituido por el principio de transparencia que transforma lo real en un lugar de tránsito, donde el desplazamiento es clave: la personalización es una puesta en circulación. El espacio público se ha convertido en un derivado del movimiento. El Vacío Los desórdenes de tipo narcisista constituyen la mayor parte de los trastornos psíquicos tratados por los terapeutas, mientras que las neurosis clásicas ya no representan la forma predominante de los síntomas. Los trastornos narcisistas se presentan como trastornos de carácter derivados de un malestar difuso, un sentimiento de vacío interior y de absurdidad de la vida, una incapacidad para sentir las cosas y los seres. Los individuos aspiran más a un desapego emocional, debido a la inestabilidad que sufren en la actualidad las relaciones personales. El miedo a la decepción, el miedo a las pasiones descontroladas nos llevan a una huida ante el sentimiento; Levantar las barreras contra las emociones y dejar de lado las intensidades afectivas, es el fin de la cultura sentimental, el fin del “happy ending”. El sentimentalismo ha sufrido el mismo destino que la muerte, resulta incomodo exhibir las pasiones, declarar ardientemente el amor, llorar, manifestar con demasiado énfasis los impulsos emocionales. Como en el caso de la muerte, el sentimentalismo resulta incómodo, se trata de permanecer digno o discreto. Nuestra época queda caracterizada entonces por la huida ante los signos de sentimentalidad. Cuanto mas libres, las relaciones se vuelven emancipadas de las viejas sujeciones, mas rara es la posibilidad de encontrar una relación intensa. En todas partes encontramos la soledad, el vacío, la dificultad de sentir, de ser transportado fuera de sí, de ahí la huída hacia delante en las experiencias que no hace mas que traducir esa búsqueda de una experiencia emocional. El Imperio de lo Efímero Presentación La moda invade nuevas esferas dentro de todas las capas sociales, y todos los grupos de edad. La moda es celebrada, y provoca el reflejo crítico antes que el estudio objetivo, la moda son siempre los demás. La versatilidad de la moda encuentra su lugar y su verdad última en la existencia de las rivalidades de clase, en las luchas de competencia por el prestigio que enfrentan a las diferentes capas y fracciones del cuerpo social. La moda se ha convertido en un vacío de pasiones y de compromisos teóricos, el caprichoso reino de la fantasía no ha conseguido provocar más que la pobreza y la monotonía del concepto. La moda, insignificante, furtiva y contradictoria; Se convierte en una institución excepcional, altamente problemática, una realidad socio-histórica característica de la modernidad. La moda es vista como una salida del mundo de la tradición, como la negación del pasado, la fiebre de las novedades, la celebración del presente social. En la era de la moda los valores y las significaciones culturales modernas, realzan lo nuevo y la expresión de la individualidad humana, y comienzan a desempeñar un papel preponderante. Se intenta comprender el auge de la moda en las sociedades contemporáneas, el lugar central que ocupa en las democracias comprometidas con la vía del consumo y la comunicación de masas. La moda se puede ver como un sentido “fashion” o como la moda en sus múltiples elementos, de los objetos industriales a la cultura mediática, de la publicidad a las ideologías, de la información a lo social, etc. y sólo se justifica por el lugar nuevo que ocupa a modo de estructura. La seducción y lo efímero se han convertido en el principio que organiza la vida colectiva moderna; una sociedad dominada por la frivolidad. Este auge de la seducción ha aniquilado la cultura. La moda se presenta como el agente por excelencia de la espiral individualista y de la consolidación de las sociedades liberales. Los ciudadanos se sienten poco interesados por la cosa pública, en todas partes predomina la desmotivación y la indiferencia hacia la política. Las democracias liberadas de hoy en día, adictas al cambio para bien o para mal, plantean una de las paradojas de nuestra sociedad es que cuanto mas se despliega la seducción, mas tienden las conciencias a lo real, cuanto más gana lo efímero, mas estables son las democracias. En el presente nos encontramos en una era que funciona con la información, con la seducción de lo nuevo, con la tolerancia y la movilidad de opiniones prepara los trofeos del futuro (si la sabemos aprovechar). Encontramos una doble opinión sobre nuestro destino: pesimismo del presente, optimismo del futuro. La cultura mediática se ha convertido en una máquina destructora de la razón y pensamiento; Se previno que la cultura, publicidad y diversión industrializada manipulan y estandarizan las conciencias. También se previno que la cultura “listo-para-consumir” fue un instrumento que reduciría la capacidad de usar la razón de forma crítica. Dentro del reino de la moda: el ocio, la fugacidad de imágenes, la seducción distraída de los mass media, solo pueden desestructurar el espíritu. El consumo es superficial, vuelve infantiles a las masas, el rock es violento, no verbal, acaba con la razón; Las industrias culturales están estereotipadas, la televisión embrutece a los individuos y fabrica gente “descerebrada”. Lo superficial pasa a ser la verdad histórica de la era de la seducción generalizada. La moda permite que se extienda la controversia pública, la mayor autonomización de los pensamientos y de las existencias subjetivas, es el agente supremo de la dinámica individualista en sus diversas manifestaciones. En conjunto, las personas están más informadas aunque más desestructuradas, son más adultas pero más inestables, menos “ideologizadas” pero más tributarias de las modas, y más abiertas pero mas influenciables. La independencia va unida a una mayor frivolidad, la tolerancia se acompaña con más indiferencia y relajamiento en el tema de la reflexión; La moda no encuentra el modelo adecuado ni en las teorías de alienación ni en las de alguna óptima “mano invisible”, no crea ni el reino de la desposesión subjetiva final ni el de la razón clara y firme. La moda, igual que el ave fénix, siempre renace de sus cenizas. La era de la moda ha contribuido a construir un espacio público abierto, a modelar una humanidad más legalista, mas madura, más escéptica. La moda plena vive de paradojas, su inconsciencia favorece la conciencia, sus locuras el espíritu de tolerancia, si mimetismo el individualismo, su frivolidad el respeto por los derechos del hombre. 1 - La Seducción de las Cosas La sociedad de consumo se caracteriza por: elevación del nivel de vida, abundancia de artículos y servicios, culto a los objetos y diversiones, modal hedonista y materialista; Pero estructuralmente lo que la define es la generalización del proceso de moda. Se impone la lógica de la renovación precipitada, de la diversificación y la estabilización de los modelos, la variación regular y rápida de las formas. El orden estético-burocrático domina la economía de consumo, organizada por la seducción y la extinción acelerada. La industria ligera es una industria estructurada a imagen y semejanza de la moda. Un Objeto Como Os Plazca La lógica económica ha barrido todo ideal de permanencia: la norma de lo efímero es la que rige la producción y el consumo de los objetos. La oferta y la demanda funcionan en lo nuevo, en una sociedad donde evidentemente reina la innovación. Lo nuevo aparece como unimperativo decisivo de la producción y el marketing; nuestra economía-moda tiende a la seducción irreemplazable del cambio, de la velocidad de la diferencia. Un símbolo de la economía frívola es el gadget y su locura tecnológica. Con la hegemonía del gadget, el entorno material se parece cada vez más al tipo de relaciones que tenemos de tipo lúdico, lo que nos seduce son juegos de mecanismos, manipulaciones y técnicas. El triunfo intelectual del gadget es el momento inaugural del consumo de masas, deslumbrado por la vistosidad tecnológica. Hay un nuevo culto, culto al confort y la habitabilidad. El proceso de la moda desestandariza los productos, multiplica las preferencias y opciones y se manifiesta en políticas de gamas que consisten en proponer n amplio abanico de modelos y versiones construidos a partir de elementos estándar. Paralelamente al proceso de miniaturización técnica, la forma de moda general un universo de productos configurado por el orden de las microdiferencias. El origen de las diferencias se halla en las prestaciones técnicas, la calidad de los materiales, la comodidad y la sofisticación de los accesorios; por ende se despliega un sistema gradual constituido por variantes y pequeños matices. Un Encanto Llamado Diseño Hay una nueva revolución en la producción industrial: el diseño se ha convertido en parte integrante de la concepción de los productos, la gran industria ha adoptado la perspectiva de la elegancia y la seducción. El éxito de un producto se debe en gran parte a su diseño, su presentación y envase. Hoy en día se le da más valor al confort, a lo natural, a la manejabilidad, a la seguridad, a la economía, y a las prestaciones. La sofisticación frívola de las cosas ha sido sustituida por un superfuncionalismo High- Tech; menos juego formal, más técnica. El diseño tiene como tarea encontrar soluciones racionales y funcionales, a crear formas adaptadas tanto a las necesidades y a las funciones, como a las condiciones de la producción industrial moderna. “El valor estético es parte inseparable de la función”. El diseño también pretende que sea “humano”, debe haber un lugar para el hechizo visual y belleza plástica. La escenificación y la artificialidad no han desaparecido, se accede a ellas por la vía inédita de lo accesorio y de la “verdad” del objeto. El diseño debe reconstruirse en su totalidad, hoy en día, con las nuevas necesidades. El entorno funcional es el auge de la revolución artística moderna, que rechaza la etiqueta majestuosa, lo anecdótico, la idealización. La estética funcionalista es sustentada por los modernos valores revolucionarios y democráticos: arrancar los objetos a la práctica estética, poner fin a los modelos del pasado y utilizar materiales “vulgares”; Ha legitimado los nuevos materiales industriales no nobles y ha permitido promover los valores de autenticidad y verdad del objeto. La Fiebre Consumista o la Racionalidad Ambigua En la base de los análisis de Baudillard hay un esfuerzo por desmitificar la ideología del consumo como comportamiento utilitarista de un sujeto individual, condicionado por el goce y la satisfacción de sus deseos. Ideología engañosa, el consumo se sustenta en una lógica de la prestación y de la distinción social. El consumo ostentoso significa un rango social, y de esta forma se puede entender el consumo como una estructura social de segregación y estratificación. El consumo es un instrumento de la jerarquía social. La sociedad de consumo es un proceso de producción de “valores signo”, que otorgan connotaciones a los rangos y reescriben las diferencias socales en una época igualitaria que destruye jerarquías de nacimiento. La carrera de consumo y el afán de novedades operan bajo el impulso de la competición de clases. Lo primero que motiva a los consumidores es la posición, el rango, la conformidad y diferencia social. Los objetos no son más que exponentes de clase. La lógica del objeto-signo y la reestructurante moda presenta el fin de lo efímero y la innovación sistemática es la reproducción de la diferencia social. Hay una competencia simbólica de clases que precisa volver a crear distancias y excluir a la mayoría. Lo que se cuestiona es la idea de que el consumo de masas se rige principalmente por un proceso de distinción y diferenciación clasista, y que se lo identifique con una producción de valores honoríficos y de emblemas sociales. Se puede decir que es un proceso intencional de desocialización del consumo. En cuanto a los objetos, no es tanto una legitimidad y una diferencia social lo importante, sino que una satisfacción privada cada vez más indiferente a los juicios ajenos. El consumo masivamente ha dejado de ser una lógica de prestación clasista, para vibrar en el orden del utilitarismo y del privatismo individualista. La lógica social de la diferencia y distinción está basada en una sed de imágenes y espectáculos, el gusto por la autonomía, el culto por el cuerpo y la embriaguez de sensaciones y de lo nuevo. Se consume para uno mismo. Asistimos a la reducción de la importancia de la mirada del Otro en el proceso de adquisición de las cosas y a la pacificación-neutralización del universo de consumo. La publicidad pone cada vez más el acento en la calidad del objeto, la fantasía y la sensación. El fetichismo del objeto-signo pertenece al pasado, nos encontramos en una época de valor de uso, de los tests, y de la relación calidad-precio. El consumo es asociado directamente a dimensiones psicológicas e imágenes a través de las marcas. Dentro de una época de imágenes, la era de las motivaciones íntimas y existenciales de la gratificación psicológica, del placer por si mismo, de la calidad y de la utilidad de las cosas han tomado el mando. La moda irrealiza las cosas, las desustancializa a través del culto homogéneo a la utilidad y la novedad. El dominio de la sociedad sobre el individuo es mayor de lo que ha sido nunca, ya no hay oposición entre vida privad ay pública, entre las necesidades sociales y las necesidades individuales. Esta surgiendo un nuevo tipo de personalidad cinética y abierta. Hay una necesidad de adoptar actitudes adaptables y mentalidades flexibles: el reino de la moda actúa precisamente en este sentido, tanto en la economía de los objetos como en la de la información. Socializa a los seres en el cambio y los prepara para un reciclaje permanente. Como consecuencia hay conflictos sociales más complejos, y se necesita conquistar o defender ventajas muy localizadas; que refleja el agotamiento de conciencia y la preponderancia de los egoísmos sectorales sobre la búsqueda de un progreso social conjunto. La nueva forma de guerra, es la guerra del tiempo, el avance del tiempo. Los intereses corporativos, el bienestar, la demanda de seguridad y de protección estatal no tienen el mismo peso en todas partes, ni frenan de igual modo la dinámica del cambio. La Fuerza de lo Nuevo Por el lado de la oferta, innovan continuamente para aumentar su penetración en el mercado y relanzar el consumo. La correspondencia casi milagrosa entre oferta y demanda es el efecto de la organización objetiva de dos lógicas independientes pero funcionalmente homólogas: la lógica de competencia en cuanto a producción, y la lógica de las luchas simbólicas y estrategias de distinción de clases. Los objetivos culturales mayores son: el confort, calidad, estética, opción individual y novedad. El efecto del proceso de la moda, es posibilitar socialmente una interminable dinámica de renovación y diversificación. Nos encontramos con una sociedad dominada por las emociones frente a lo nuevo. El valor de lo nuevo corre paralelo a la demanda de la personalidad y de autonomía privada. Con el individualismo moderno, lo Nuevo encuentra su total consagración: con ocasión de cada moda, surge un sentimiento de liberación subjetiva y liberación respecto a costumbres pasadas. 2 - La Publicidad Saca Las Uñas La publicidad no ha dejado de invadir nuevos espacios, el nombre de las marcas se instala prácticamente en todo nuestro entorno cotidiano, hay una nueva publicidad, publicidad sin fronteras. A diferencia de la comunicación socialmente legítima la publicidad accede a lo artístico ganando mucho terreno. Con la publicidad, la comunicación adopta un perfil completamente original, queda atrapada en las redes de la forma moda; en la fantasía de las invenciones, comenzamos a comprender la posición y el efecto fundamentalmente democráticos de la acción publicitaria. Publicidad Chic, Publicidad de Choque Las armas clave de la publicidad son la sorpresa y lo inesperado, dentro de la publicidad operan los mismos principios de la moda: originalidad a cualquier precio, el cambio permanente y lo efímero. Toda moda acaba en exceso, y se trata de una comunicación de excesos controlados, donde lo superlativo está siempre ponderado por el juego y el humor. La publicidad es el discurso de moda, vive de “hacerse notar”. Es la época de la publicidad creativa y de la fiesta espectacular: se convierten los productos en seres vivientes, marcas en persona, con un estilo y u carácter, por ende se comunica una personalidad de marca. Al igual que la moda no puede disociarse de la estética de la persona, así también la publicidad funciona como cosmético de la comunicación. Por la misma razón que la moda, la publicidad se dirige al ojo, es promesa de belleza, seducción de apariencia, ambiente idealizado, más que información. Su eficacia se debe a su superficialidad lúdica, al cóctel de imágenes, de sonidos y sentidos que ofrece sin preocuparse por los límites del principio de realidad y lo serio de la verdad. La actualización de la publicidad debe relacionarse con las profundas transformaciones de las costumbres y de la personalidad dominante en nuestra época, se produce como un eco del hombre contemporáneo por realizar su ego. Esta espiral de lo imaginario responde al perfil de la individualidad postmoderna, y no sólo ha podido desplegarse bajo la acción conjugada del código de lo Nuevo y de los valores hedonistas y psicológicos que han favorecido el ascenso a las más altas medidas en la búsqueda de lo nunca visto. En una era de placer y expresión personal, hacen falta más fantasía y originalidad y menos estereotipos y repeticiones fatigantes. Una Fuerza Tranquila La publicidad está vinculada a la lógica del poder burocrático propio de las sociedades modernas: aunque se pongan en práctica procedimientos suaves, como en las instituciones disciplinarias, siempre se trata de guiar desde fuera los comportamientos e introducirse hasta en sus últimos repliegues en la sociedad. La publicidad produce necesidades estrictamente adaptadas a la oferta y permite programar el mercado y poner trampas a la libertad de los consumidores; la sociedad en conjunto tiende a convertirse en un sistema circular, sin exterioridad, sin diferencias y sin azar. La publicidad abre un espacio de amplia indeterminación y deja siempre la posibilidad de sustraerse a su acción persuasiva; se trata de influir en un todo colectivo dejando libertad a los átomos individuales para distraerse a su acción. La publicidad toma al hombre tal cual es, intentando alimentar la sed de consumo que ya existe; Explota lo que se halla haciéndolo más atractivo, para más individuos. La expansión de la publicidad refuerza la ideología minimalista, de alcance estrictamente limitado. La publicidad es un poder sin consecuencia, sólo tiene poder en el tiempo efímero de la moda; Uniformiza los deseos y los gustos, y aplana las personalidades individuales; La publicidad debe ser vista como un agente que activa la búsqueda de personalidad y autonomía de los particulares. Provoca masificación en lo inmediato y en lo visible, pero a largo plazo y de manera invisible. La publicidad contribuye a agitar el deseo en todos sus estados, es una tecnología de desprendimiento y aceleración de los desplazamientos del deseo. En el presente todo el consumo se despliega bajo el signo de la moda, ésta se ha convertido en una práctica ligera que ha asimilado la legitimidad de lo efímero y la renovación permanente. La Política Abandona Las Alturas La esfera de lo político ha entrado en la publicidad y el look, la comunicación política es cada vez más parecida a la publicidad moderna. Se trata de vender un producto con el mejor envoltorio posible. La política ha cambiado de registro, la seducción se le ha anexado y ahora se trata de darles a los dirigentes una imagen. El Crepúsculo del Deber Edén, Edén Mientras que el propio término deber tiene a no ser utilizado más que en circunstancias excepcionales, nosotros lo miniaturizamos; lo reconciliamos con el placer y el self-interest. El “es necesario” cede paso al hechizo de la felicidad, la obligación categórica al estímulo de los sentidos, y lo prohibido establecido a las regulaciones a la carta. El deber es reemplazado por las solicitaciones del deseo. La cultura de sacrificio del deber ha muerto, y entramos en el período posmoralista de las democracias. Lo que está en aceptación es la ética, no el deber imperioso; estamos deseosos de reglas justas y equilibradas, queremos regulaciones, apelamos a la responsabilidad y no a la obligación de consagrar íntegramente a la vida del prójimo, familia o nación. La sociedad posmodernista marca la época en que el deber está edulcorado y anémico, en que la moral ya no exige consagrarse a un fin superior que el de uno mismo, las lecciones de moral están basadas en el “vivir mejor”. En la sociedad del posdeber, el mal se espectaculariza y el ideal está poco magnificado. Los valores que reconocemos son mas negativos que positivos, y entonces triunfa la moral indolora, que es el último estadio de la cultura individualista librada tanto del moralismo como del antimoralismo. La lógica posmoralista es la tendencia dominante de nuestra cultura ética; queremos el respeto de la ética sin mutilación de nosotros mismos y sin obligación difícil: el espíritu de responsabilidad, no el deber incondicional. De una civilización del deber a una cultura de felicidad subjetiva, de los placeres y del sexo: la cultura del self-love nos gobierna, normas de satisfacción y deseo de realización íntima; puede considerarse a ésta la ruptura mas espectacular del ciclo posmoralista. La liturgia del deber ya no tiene lugar en el terreno social, el bienestar y los placeres están magnificados, pero la sociedad civil está deseosa de orden y moderación. El neoindividualismo es simultáneamente hedonista y ordenado, enamorado de la autonomía y poco inclinado a los excesos, alérgico a la orden sublime y hostil al caos y trasgresiones libertinas. El neoindividualismo es un “desorganizador organizador”. El Bienestar Como Mundo Y Como Representación Del Bien al Bienestar Hay una nueva civilización que ya no se dedica a vencer el deseo sino a encolerizarlo y desculpabilizarlo. “La felicidad si yo quiero”. En la época posmoralista, el deber ya sólo puede expresarse en tono menor, los supermercados el marketing, el paraíso de los ocios han sido la tumba de la “religión” del deber. Las problemáticas de la revolución, el deseo, la vida liberada sustituyen a la retórica de la obligación. Los valores caritativos y humanitarios pueden despertar una fuerte simpatía pero quedan muy atrás en relación con la superficie que ocupan el himno al ego y los estímulos de consumo. La felicidad o nada: más allá de la renovación ética actual, la grave ideología que orienta nuestra época es posmoralista, dominada como está por las coordenadas de la felicidad y del yo, de la seducción y de lo relacional. El bienestar pasa a estar por sobre el bien. El Show Posmoralista de la Información La época posmoralista es aquella en la cual la cultura cotidiana está dominada no solo por los objetos, el self love y el psicologuismo, sino también por la información: la lógica de relegación de la retórica del deber es hija del consumo y de la comunicación de masas. La interpretación de la información va por encima de los hechos. La filosofía de la información no es ni moralista ni amoral, es posmoralista: el principio de neutralidad y de objetividad han destronado a las lecciones de moral. Los mass media están más allá del bien t del mal. No condenan ni juzgan, pero lo muestran todo, exponen todos los puntos de vista y dejan al público libre de opiniones multiplicando y acelerando las imágenes e informaciones. La información también es mercancía, hay una competencia comercial permanente, es una mezcla de neutralidad y de sensacionalismo, de objetividad y espectacularidad. Consumismos la actualidad escenificada. La Felicidad Light En la cultura del bienestar, el imperativo narcisista glorifica sin cesar a una cultura higiénica, deportiva, estética y dietética. La ética de la felicidad no solo es consumista, es de esencia activista, constructivista; De valoración al cuerpo. La época del posdeber engendra nuevos imperativos de autoconstrucción personalizados pero creadores de un estado de hipermovilización, estrés y reciclaje permanente. Hay dos tendencias, una excita los placeres inmediatos, sean consumistas, sexuales o de entretenimiento, junto con el hedonismo, intensifica el culto individualista del presente, descalifica el valor del trabajo, contribuye a desocializar, desestructurar y marginar aún más a las minorías étnicas de las grandes ciudades. Por otro lado, se privilegia la gestión racional del tiempo y el cuerpo, el profesionalismo en todo, la obsesión de la excelencia y de la calidad de la salud e higiene. El hedonismo se ascia en este caso con la información multiservicio, es un hedonismo dual, desenfrenado y desresponsabilizador para las nuevas minorías, prudente e integrados para las mayorías silenciosas. El placer es masivamente valorado y normalizad, promocionado, liberado, y lleno de placeres - minuto. El hedonismo posmoderno es sensatamente Light. La cultura de la felicidad aligerada induce una ansiedad de masas crónica pero disuelve la culpabilidad moral. A medida que las normas de la felicidad se refuerzan, la conciencia culpable de hace mas temporal. La emoción suscitada por el espectáculo de los niños deformados es rápidamente reemplazada por el hecho de asistir a un concierto de solidaridad. La era de los media sobre-expone la desdicha pero dramatiza el sentido de la falta, la velocidad de la información crea la emoción y la diluye al mismo tiempo. Estamos en la época de la eliminación y no de la fijación, de la sensibilización fluida y no de la intensificación. La cultura de la autodeterminación individualista ha alcanzado la esfera moral: la época de la felicidad narcisista no es la del “todo está permitido” sino la de una “moral sin obligación ni sanción”. Buscando la Moral Individual Desesperadamente La autonomía moderna de la ética ha elevado a la persona a categoría de valor central, cada individuo tiene la obligación incondicional de respetar a la humanidad en sí mismo, de no actuar contra el fin de su naturaleza, de no despojarse de su dignidad innata. Como el hombre tiene un valor interno absoluto, no puede disponer de sí mismo como de un simple medio: el suicidio, al igual que la intemperancia o la pereza, son actos intrínsecamente inmorales. Dignidad e interés, trabajo y felicidad, respeto a uno mismo e higiene han sido inculcados a la vez con un idealismo incondicional y de prudencia pragmática, de razón pura y de preocupación social regeneradora, de imperativo categórico y de imperativo productivo, que subyace en los himnos modernos de la moral personal. La relación dominante de uno con uno mismo se despliega bajo el signo del deseo, del trabajo de mantenimiento y de desarrollo narcisista. El proceso posmoralista ha transformado los deberes hacia uno mismo en derechos subjetivos y las máximas obligatorias de la virtud en opciones y consejos técnicos con miras al mayor bienestar de las personas. Las obligaciones internas son antiguas, pero la nueva cultura sanitaria profesional no deja de fortalecer la interiorización de las normas colectivas. Al actuar en nombre del interés de los individuos, puede reglamentar cada vez más estrechamente, con el consenso social y sin amenaza autoritaria, la existencia cotidiana. La Beneficencia Mediática El Corazón y el Show Aunque ya o se asimila el generosidad con un deber obligatorio, somos testigos de una afluencia caritativa y de ayuda sin precedente organizada por los media. Hay empresarios morales, cuanto mas se debilita el deber, más generosidad consumimos. Entramos en una nueva era combinando generosidad y marketing, ética y seducción, ideal y personalización. La era posmoralista reconcilia el placer y la buena intención; la caridad-business no expresa la rehabilitación de la buena vieja moral sino su disolución posmoralista. La beneficencia mediática es posmoralista, funciona como nueva modalidad de consumo de masas, conmoción de la bondad live, pequeña alegría participativa, sin ilusión ni esfuerzo. La solidaridad es epidérmica. La victoria del consumo individualista emocional, mucho mas que revitalización de las virtudes. Es hora de los impulsos espontáneos y libres del corazón, de la teatralización del Bien, la emoción hiperrealista del público sucede al idealismo de la obligación. Moral del Sentimiento y Medios de Comunicación La educación moral depende en la actualidad de golpes mediáticos, fijan las causas prioritarias, son los que estimula y orientan la generosidad, los que despiertan la sensibilidad del público. Los medios “tramitan” la opinión pública por intermitencia y escenifican los “productos”. El altruismo del posdeber se complace en la distancia: nos hemos vuelto más sensibles a la miseria expuesta en la pequeña pantalla que a la inmediatamente tangible. Es una moral sentimental - mediática; y por todas partes la emoción prevalece sobre la ley. La generosidad es calculada pero “desinteresada”, lo que predomina es la moral del sentimiento, la única compatible con el desarrollo de las costumbres individualistas. Cuantas menos normas prescriptitas y métodos intimidatorios, más se incrementa el poder de penetración mediática. Esta institucionalización de la moral del sentimiento no se refiere solo a la inteligencia táctica de los comunicantes, esta profundamente arraigada en el desarrollo del universo del bienestar individualista. Los individuos se sienten cada vez menos orientados a cumplir deberes obligatorios pero cada vez mas conmovidos por el espectáculo de la desdicha del prójimo. Individualismo Contra Individualismo El culto de los empresarios ha sido suplantado por las estrellas de las finanzas, la construcción difícil y austera del futuro se ha evaporado ante las promesas del beneficio inmediato. En estas condiciones, el individualismo posmoralista puede caracterizarse por dos tendencias contradictorias. Una reorienta al individuo hacia la actividad profesional, la otra lo aparta de ella; una motiva al individuo para el trabajo, la otra lo desmotiva. Por un lado hay un individualismo “responsable” y organizador, por el otro un individualismo autosuficiente, sin regla, desorganizador: dicho de otra manera “irresponsable”. El sentido de la responsabilidad se reconstruye sobre nuevas bases conformes a la realización del ego. En el antagonismo entre dos individualismos, la preocupación es que sea el individualismo responsable el que se adelante a la libertad sin regla. El neoindividualismo no es una maldición, es un “desafío” al que deben responder tanto la acción pública como las empresas. Cuando la cultura del deber caduca es cuando hay una necesidad de promover mediante transformaciones organizativas y de gestión el espíritu de responsabilidad de la empresa. La ética del business se reduce a piadosas fórmulas si no tiene la ocasión de inventar un nuevo contrato social en la empresa, si no contribuye a ampliar la responsabilidad real de los hombres en todos los niveles de la empresa. Algunos de los efectos devastadores de las políticas ultraliberales sobre la sociedad son: la distancia entre ricos y pobres, los sistemas de protección social en retroceso, mayor población marginal, sistemas educativos que se degradan, aumento de criminalidad, focalización de los beneficios inmediatos se hace cada vez mas intensa, y la economía especulativa predomina sobre la industria. Las medidas de desregulación, la exclusión del Estado, aceleran la promoción de un individualismo sin freno.. Al igual que la competencia económica no puede funcionar sin un marco jurídico y político, una sociedad democrática no puede dejar, sin renegar de ella misma, incrementarse indefinidamente las desigualdades de materia de vida, de salud, educación y urbanismo 10/08 Las manifestaciones psicopatológicas van cambiando a lo largo de la época, al igual que el superyó. Las modalidades de presentación o cobertura del síntoma van cambiando. Lo que no cambia, sea la época que sea, es que los síntomas tienen como un núcleo permanente que tiene que ver con que los síntomas son modos de satisfacción pulsional. Por ejemplo, las neurosis de trasferencia mutan y se vuelven más presentes en la actualidad. Por otro lado, las histerias catatónicas en la actualidad son más infrecuentes. Freud plantea que los mecanismos de la actualidad responden a mecanismos más psicóticos que neuróticos. …. Max Weber: La ética protestante y el espíritu del capitalismo: Propone que el protestantismo impulsó al capitalismo. Aspectos caracteristicos del Super Yo de la Cultura de Freud (fines del siglo XIX y principios del XX), los cuales fueron cambiando y mutando por otro tipo de imperativos en las diferentes épocas. Subjetividad: conjunto de características que hacen a ciertos valores, mandatos y modalidades de satisfaccion pulsional. No se las puede pensar del mismo modo en las diferentes épocas. Cada época tiene la suya. Cada época dictamina sus modos de obtener o alcanzar la satisfaccion pulsional. No es lo mismo la histeria a principios del siglo xx que a principios del siglo xxi. Las modalidades de presentación van cambiando, es decir la cobertura o superficie del síntoma; pero lo que no combia a lo largo del tiempo es que los síntomas tienen como un nucleo que tiene que ver con el hecho de que los síntomas son modos de satisfaccion pulsional. Lo que cambian son las modalidades, formas o caminos que cada época promueve como modo de satisfaccion pulsional. Por ej: en la actualidad (últimos 20 años) la aparición o difusión de las estructuras narcisistas es un campo amplio que incluye determinados tipos de patologías; pero en los últimos 20 años esos modos de presenteacion se han hecho mas frecuentes su aparición en la clínica. Las neurisis de transferencia han ido mutado muy lentamente; es muy difícil que hoy aparezcan histerias que conllevan ataques de nervios, desmayos, mas teatralizados etc; lo cual no significa que no haya histeria sino que la modalidad de presentación han ido cambiando. Un cambio muy notable es el que se produce en torno de la concepción de los limites, la manera en la que ele sujeto se relaciona con el deseo, los valores morales, etc. Estos cambios suponen una configuración de la subjetividad de la época y por ende en las presentaciones psicopatológicas. Lacan plantea que estamos en una época Forclusiva, donde los mec defensivos promovidos culturalmente tienen mas que ver con la psicosis que con la neurosis. La cultura actual promueve o formaliza mecanismos defensivos alrededor de la Desmentida, mas relacionadas con la perversión. Lo cual esta relacionado con modalidades mas perversas. La presentación de las psicopatologías no es ajena al contexto socio cultural o al espíritu o clima de la época. En occidente se produjo una enorme mutacion en lo q tiene que ver con la vision del mundo que tiene occidente. Ese cambio tiene q ver con una modificación en la vision del mundo. Hemos pasado a una vision del mundo centrada en lo religioso a una vision centrada en lo tecno científico. Esto no significa que no haya personas religiosas que sostegan su fe y respeto a la divinidad, lo que si significa es que el paradigma que organiza nuestro mundo (occidental y una parte de oriente) pone su centro en el saber científico y en la producción técnica. Esto tiene enormes consecuencias en el modo en el que nosotros pensamos el mundo y en las formas en que pensamos los valores éticos. Este cambio es correlativo de otro cambio que tiene que ver con el desmonoramiento del imago paterno, o la autoridad paterna. Modo en que cada uno se relaciona con si mismo y los otros y el mundo en general. Este cambio de un tipo de subjetividad a otra se produce alrededor de un evento cultural con la aparición del iluminismo y la modernidad. Y ese cambio es correlativo con el declive de un mundo que duro varios siglos (la edad media). La aparición de la modernidad correlativo del iluminismo comienza a poner en el centro de la concepción del mundo el valor de la RAZON y correlativamente se produce un ataque y una critica a todo lo que tuviera que ver con la fe. De aquí aparece este conflicto entre fe y razón. Comienza a ver un combate entre visiones, donde para la razón todo lo que tuviera que ver con la fe, la religión, la creencia y con Dios estaba equivocado. Este conflicto ha tenido consecuencias: una de ellas es que se ayuda a formalizar un tipo de subjetividad o de ser humano distinto. De esta manera, el principio de razón comienza a tener mucha vigencia en occidente: todo debía ser explicado y respetar ciertas leyes de razonamiento para comprender el mundo a través de la razón. Esto genera un tipo de racionalidad instrumental donde la razón y el conocimiento comienzan a ponerse al servicio de no solo la comprensión de la naturaleza sino el dominio de la naturaleza. Uno de los problemas que se ha planteado es el desacople de la razón con la ética. Esto se podría situar alrededor del siglo xix, donde ocurren determinados eventos. Nuestra relacion con los valores éticos ha ido mutando. El cambio se puede situar a partir del divorcio que se produce en occidente entre la razón y la ética. Es un cambio que esta acompañado de una modificación que se produjo en el interior de cierta vertiente que tiene que ver con el Protestantismo. Max Weber señala que en un determinado momento hubo un cambio en el modo de producción capitalista y su relacion con el protestantismo o ética protestante; la cual le ha dado el espíritu ético al capitalismo e impulso (sin proponérselo) el desarrollo del capitalismo y esto es pq la ética protestante tiene 3 pilares fundamentales o 3 palabras claves 1. la relacion del hombre con el trabajo 2. individuo 3. renuncia El protentastismo tiene una determinada concepción del trabajo, del individuo y el trabajo. La concepción del trabajo es: como una misión en el mundo, hay que dedicar la vida a el trabajo; el trabajo produce bienes y ganancias pero el trabajo y las ganancias estan dedicados a la gloria de Dios y no a si mismo. Tu trabajo consiste en exaltar la gloria de Dios o el supremo. La concepción de individuo: es alguien que esta solo en el mundo y su relacion con Dios es singular y particular. Es decir, que el individuo debe hacer lo posible el solo para acercarse a Dios y en ese sentido, nadie puede ayudarlo. Si no lo consigue es responsabilidad propia. Esta idea excluye la idea de solidaridad. La concepción del mandato de renuncia: implica que esta prohibido para el protestante gozar del beneficio del propio trabajo y dedicar tiempo al ocio y a la satisfaccion. O sea que el protestante debe renunciar a la satisfaccion inmediata. Hay en la ética protestante un imperativo de renuncia a la satisfaccion. La relacion con el deseo debe estar absolutamente reglamentado. Weber prono que esta ética le han dado un enorme impulso al crecimiento al modo de producción capitalista; ya que de acuerdo a estos preceptos éticos, las ganancias deben invertirse para una mayor producción y eso debe a su vez reinvertirse para glorificar a Dios. Estamos en este momento y desde hace ya tiempo en un entorno socio cultural en el cual el modo de producción capitalista forma parte inherente de nuestras vidas. Entonces es necesario hacer un breve recorrido histórico ¿Cómo llegamos acá? El capitalismo instala una notable impronta en el modo de organizar nuestras vidas y tambien en nuestra subjetividad. Hosbawn Eric propone que los capitalistas de la segunda mitad del siglo xix se encontraron con el problema de como disfrutar de las riquezas que habían producido (y no como producir el capital) y entonces plantea que ese movimiento a lo largo del tiempo y el espacio ha ido produciendo un distanciamiento del capitalismo como modo de producción de la ética protestante. Se han ido separando. Se produce un distanciamiento de esa concepción exclusiva del mundo y sobre todo del precepto de renuncia. Esto es post segunda revolución industrial. Este divorcio va generando una nueva forma de pensar la relacion del hombre con el mundo, la productividad, las relaciones sociales y un enorme cambio en el modo de pensar la satisfaccion; porque ahora te buscan motivos y justificaciones por las cuales el sujeto se ve habilitado para acceder a la satisfaccion de los bienes, cosa que en el espíritu del protestantismo no es posible. El imperativo de renuncia comienza a se habilitado paulatinamente y el encuentro con la satisfaccion de los bienes. En esta época, la concepción del hombre se encuentra influida por El evolucionismo: el cual aporta una idea que ha tenido notable influencia en el capitalismo, que es la idea de Progreso. Esta idea es aportada por el evolucionismo y el razonamiento. La humanidad está sometida a un progreso infinito y esta orientada y obligada a llevar adelante un trabajo destinado al progreso y este trae como consecuencia un mejoramiento de las condiciones de vida, ya que en última instancia el progreso apunta a la perfección o ideal de perfeccionamiento. La humanidad transita un tiempo desde lo peor hacia lo mejor. La idea de progreso es tomada por el capitalismo para si mismo. Para esa época aparece otra idea notable que es la idea de Libertad. Esta concepción la aporta otra corriente de pensamiento que es el Liberalismo (no es solo una concepción que propone respetar las libertades individuales, sino que se esfuerza por producir libertad). El liberalismo ademas de ser una propuesta política es un medio de producción de libertad. Esto trajo un conflicto entre libertad y seguridad en la sociedad. Con la idea de progreso infinito y de libertad, el capitalismo comienza a separarse paulatinamiente de la ética protestante, la cual era mas restrictiva y promovia las renuncias. Esto produce una enorme transformación en el modo de relacion del individuo con los otros; pq ahora la idea de progreso comienza a adherirse con la de progreso infinito que debe estar libre de cualquier tipo de restricción. Toda esta transformación genera efectos en el modo de concebir la relacion con sus deseos, modos de satisfacción y exigencias de la cultura. Estos cambios son muy paulatinos, lentos y abarcan buena parte de mediados del siglo xx. Ya estan establecidas las bases de los fundamentos de una nueva relación que el sistema capitalista comienza a tener con el progreso y la libertad. El protestantismo no condena las riquezas. Esta condenado el goce indebido de las riquezas pq el precepto es de renuncia y que no hayan sido reinvertidas para la exaltar la gloria de Dios. 17/08 La isla del consumo, el desarrollo de la civilización consumista, gestando la historia del consumo a nivel masivo. Es importante estudiar esto porque su evolución da lugar a la formación del superyó productivo. El superyó productivo como representante pulsional cultural. Miller explica que, paralelamente al nacimiento de la era tecnológica, fue surgiendo el consumo en masa y se acelero el cambio en los ideales morales de la población, (desplazando el lugar de padre, dando más rienda suelta a los deseos, etc.) dando lugar al superyó productivo. Agregado a esto, se da el imperativo consumir-producir. A la par, comienza ponerse el foco en la publicidad, en generar más consumo. En los 70 se entra en un segundo momento, sociedad de la abundancia, donde se pone a disposición de todos ciertos productos emblemáticos (como los automóviles), y se comienzan a promocionar las vacaciones (por ejemplo) dando lugar a al consumo masivo individual, acelerando las novedades y creando el culto de lo nuevo, que se profundiza a punto tal que se crea una nueva categoría del ser, lo nuevo valorado en relación a lo viejo (desvalorizando lo antiguo y valorizando lo nuevo, solo por el hecho de ser nuevo). Un tercer momento hace aparición, el hiperconsumo, que marca una lógica emocional; aquí priman las satisfacciones materiales, sensoriales, estéticas, a través del consumo, también se dan en estrecha relación un empuje al exceso y a la búsqueda de la felicidad. Se denomina al sujeto como comprador emocional de experiencias. El consumo se libera de las categorías temporales y se extiende al turismo nocturno (por ejemplo), y se levantan las trabas espaciales, ya que tampoco el consumidor necesita estar en el lugar para consumir. A estas alturas se verifica que estas practicas de manipulación y estimulación del consumo desbordan y se dirigen a planificar estrategias para producir anhelo y manipular el deseo. A partir de esto se crean, por ejemplo, los gadgets, palabra configurada a partir de la nueva categoría de objetos que no son muy útiles pero no inútiles. Creando la ilusión de que cada anhelo de goce, puede ser satisfechos. Entonces aparece una modificación del sujeto consumidor donde el mercado y la publicidad debe crear la “falta en tener”, potenciando la experiencia subjetiva donde el consumidor queda preso de la idea de que, si tiene algo nuevo, va a acceder a la felicidad, cubriendo esa falta en tener, gozando de algo distinto. Esto también potencia el culto de lo nuevo, que es el núcleo del discurso que desata el olvido del pasado y el sentido de la historia, porque pasan a ser desvalorizados en relación a lo nuevo. Desde el punto de vista del psicoanálisis, el pulso de las novedades trabaja en favor de la represión. Cuando se habla de lo nuevo no refiere a un objeto particular sino a una dimensión del ser que se presenta como una demanda superyoica, ya que hay una demanda permanente al servicio de la productividad. Según Miller, este es el mayor síntoma del malestar actual. A partir del progresivo atosigamiento de novedades, se va dando la sensación de que hace falta algo nuevo. Entonces se da un desplazamiento de la falta del ser a la falta del tener. Podríamos tener dos tipos de vínculos con los objetos: vinculo del ser o vinculo del tener. El vinculo de ser conduce a la identificación, “yo soy e objeto”, mientras que el vinculo de tener lo lleva a la elección “yo quiero tenerlo”. Entonces lo que va a tener mayor relevancia es lo tipo gadget, entonces uno puede ver que a nivel del consumo aparece una separación entre deseo y necesidad (con objetos no necesarios, pero si deseables), motivado por la idea del confort. Este aspecto de la novedad introduce, también, una nueva relación con la temporalidad, porque lo nuevo pasa a ser obsoleto más rápidamente. En función de la novedad, el sujeto no debe tener una relación afectiva con los objetos, porque en cualquier momento puede aparecer otra novedad que los desplace. Entonces la relación del consumidor con el objeto no debe ser fiel. Paulatinamente se va instalando la idea de que la fidelidad es un disvalor, siendo entendida como inflexible. (lipovetsky) lo nuevo pasa a ser regido por la lógica de la moda, entonces así como la moda cambia constantemente, se valora lo actual y lo viejo es desechado. Así se introducen cambios en la subjetividad de la época, como la desvalorización del pasado, y se produce un divorcio con la historia. Miller dice que en la categoría de lo nuevo está destinado a perecer, ingresando en un ciclo de repetición a la espera de lo nuevo. Detrás de esta lógica se esconde la pulsión de muerte. Por lo que la industria de la novedad esta movilizada por esta pulsión. El autor dice que lo nuevo es el envoltorio de esa vieja presencia de la existencia humana, la pulsión de muerte contemporánea, haciendo que la novedad sea cada vez mas efímera. La actual presión para producir priva a las cosas de durabilidad. El permanente flujo de novedades funciona como una especie de antídoto para el aburrimiento, sensación muy en auge. El consumidor ideal es aquel que no posee firmeza, no se apega los objetos, y siempre busca lo nuevo. Los compromisos son inestables. Se necesita que los consumidores sean ansiosos, despiertos, que su interés despierte fácilmente y se pierda de igual manera, el deseo debe despojarse la espera, promoviendo deseos nuevos/objetos nuevos. Aparece la idea del tiempo utilista, un tiempo pulverizado en múltiples instantes. La producción acelerada de lo nuevo es la respuesta programa al superyó cultura productivo, se debe producir para obtener un plus de goce. Este imperativo es la representación de la voracidad pulsional. La producción de los nuevo esta movilizado por una categoría evolucionista y adquiere sentido ético porque lo nuevo es sinónimo de bueno, metáfora del bien. El binario viejo-nuevo esta destinada a perpetuar un ciclo repetitivo y el goce porvenir, goce que siempre es insuficiente, dejando sabor a poco evidenciando lo mortífero del superyó productivo. Las relaciones sociales comienzan a verse desde el punto de vista económico, desde los parámetros de la idea del beneficio, la conveniencia, la utilidad y comienza a tener mas relevancia la idea de la competencia. Así comienzan a verse las relaciones bajo la concepción de empresa, donde cada uno es empresario de si mismo 24/08 El discurso de la economía va marcando ciertos sistemas de relación social. La vía política muestra que, a partir del siglo XX, el hombre pasa a ser un instrumento más del mercado. Este discurso marca el tipo de relación que el sujeto establece con los otros y con el mundo en general. De todo esto se extrae la problemática de la competición en el mercado, a esto se le suma que cada uno de nosotros en esta relación de competencia debemos funcionar como un “hombre-empresa”, es decir, que debemos llevar nuestras vidas y proyectos organizados como una empresa lleva sus actividades. Estas propuestas nos generan la idea de que al comportarnos como este “hombre-empresa”, cada uno es empresario de su deseo y cada uno debe contar con lo que se denomina capital humano, con el objetivo de tener la mayor efectividad. Este capital humano es la cantidad de recursos físicos o intelectuales que vamos juntando y que manejados de manera óptima nos permiten generar algún tipo de ganancia, recursos que se encuentran dominados por la oferta y la demanda. El deseo es dependiente de la posibilidad de establecer relaciones en donde se pueda extraer algún tipo de beneficio. Los criterios económicos van filtrando las relaciones sociales, incluso la relación de los padres con los hijos. La crianza de los niños debe apuntar a proveerle a ese niño de capital humano idóneo para la competencia y pasa a convertirse en una dinámica de inversión. Esto configura lo que se conoce como el sujeto de rendimiento o de la productividad, lo que domina a este sujeto es el “poder- poder” el poder poder cada vez más, lo cual no está marcado por ningún límite. Esta configuración va acompañada no debe responder a ¿coaxiones? externas para poder producir. La falta de límite, se reconoce en el superyó cultural de la actualidad, en el que no está tan presente la figura del padre, sino que responde a la demanda pulsional. Esta falta de límites se expresa en el “borramiento” de los límites de la privacidad y de que pertenece a lo público. Se ve presente un imperativo de trasparencia, nada debe ser ocultado. El superyó productivo implica sostener un movimiento circular que va del imperativo del consumo a la excelente rentabilidad. Lo que domina las relaciones sociales son los objetos de goce o el sobre ideal. El superyó productivo busca suturar subjetividad la división subjetiva con objetos de consumo lo que promueve un goce autista (yo me satisfago a mí mismo, por medio de un objeto) que está cerrado sobre sí mismo, el cual está posibilitado por la constante aparición de objetos que promueven a la satisfacción, ya que el objeto nuevo es el que promueve el mayor goce. A pesar de la exaltación de un goce sin límites, el objeto siempre se vuelve “viejo” deja de dar satisfacción queda obsoleto, en esta dinámica se desarrolla algo de la pulsión de muerte ya que a pesar de la exaltación el malestar se mantiene porque el goce nunca es suficiente. En la actualidad se busca erradicar el malestar, imponiendo nuevos objetos. En la naturaleza de la pulsión hay algo que imposibilita el goce pleno, hay autores que proponen que la responsable del malestar subjetivo, es la cultura. Otro aspecto que acompaña a este “poder poder cada vez más” es que, según Foucault, hubo un cambio de paradigma y en este hombre económico se ha diluido los límites entre el productor y el consumidor. Plantea que cada productor es al mismo tiempo un consumidor, ya que consume lo que el mismo produce, este productor, no importa lo que produzca, produce satisfacción para otros. En este hombre económico, no solo se es empresario de sí mismo, sino que produce su propio goce, y se articula la idea de que cada uno debe producir para consumir. “Debes trabajar para producir tu propio goce”. “Debes gozar cada vez más” “No deber renunciar a la satisfacción” Lacan dice que el discurso capitalista rechaza las cosas del amor. 02/09 En la Edad Media, en el Occidente, predominaba una impronta religiosa en la visión del mundo, por lo que era muy común que en las manifestaciones psicopatológicas delirantes ligadas a posesiones de demonios, o eran muy común las manifestaciones de delirios místicos, lo que hoy en día es menos frecuente. Esto se debe a que el discurso religioso, paulatinamente, fue perdiendo vigencia. Hoy en día está más presente el discurso tecno-económico-científico, de manera que muchos autores plantean que este cambio de gran magnitud tiene su inicio en el pasaje de Edad Media a la Modernidad, dicho cambio, visto desde el psicoanálisis se ve como una modificación relacionada con la devaluación del nombre del padre (figuras de la función de padre), el fallecimiento de la autoridad, lo que produce una sustitución que consiste que en la medida de que ha declinado, los limites se han pensado como flexibles, no rigurosos, lo que tiene consecuencias vinculadas con el malestar de la cultura. Se ponen en cuestionamiento ciertos ideales, a lo que el psicoanálisis ve como con consecuencias poco favorables, como por ejemplo que brinda una perspectiva en el que prima el principio de razón, sustituyendo al principio de fe, lo que genera un desencadenamiento en el saber científico y técnico. El psicoanálisis (el profe) propone el término de superyó productivo, siguiendo con la idea de Freud que en cada época hay que considerar su propio superyó. Se puede decir que el superyó de la cultura consiste en un conjunto de normas que tiene que ver con los estilos que cada época tiene de ser feliz, en otras palabras, cada época impone sus modalidades de goce. Según Freud, esto se forma de la identificación con distintos personajes de la época, que, en sus tiempos, han sido tanto valorados como sacrificados. Estos ideales terminan siendo vacíos de contenido, hoy en día, estos ideales han sido reemplazados por los objetos de goce. El superyó de la época actual, a diferencia de épocas anteriores, no está constituido por la identificación con grandes hombres, ya que estos encarnaban una figura de divinidad. El desarrollo, en forma articulada y mancomunada, se fue poniendo al servicio de la producción, entonces se pasó de una época de escasez (siglo XVIII) a una de abundancia. Esta abundancia es bienvenida, esta depende de la productividad, va ligada con una idea de progreso sin límite, lo que carga el espíritu de la época con la idea de que siempre hay que conseguir algo más, porque lo que tenemos hasta ahora, es poco, lo que cambia el modo de relación con la realidad y con los objetos de consumo como si formaran parte de su vida de manera sustancial y necesaria (por ejemplo, el celular). Instala el pensamiento. Se entiende como el partenaire necesario de la productividad, dentro de este movimiento, esta relación debe estar acompañada de ciertos valores, sin embargo, el capitalismo consiste en consumir y producir. Por ejemplo, el negocio de la estética, ya que está vinculada con la productividad y el consumo, siendo una industria con una estrecha relación con lo imaginario. Se ha favorecido la idea de que no hay límites, de que todo es posible, lo que se presenta como la idea de felicidad, un autor (Bruner?) plantea que la llegada del hombre a la luna fue la que planteo esta idea en la sociedad, ya que no solo lo que parecía imposible, se volvió posible sino que se volvió posible por medio de la técnica. El consumidor produce su propia satisfacción, por lo que esta producción debe estar acompañada de un rendimiento óptimo, lo cual genera una contradicción. Es en esta idea de ilimitación, podemos decir que el superyó empuja al goce. Podemos ligar a esto a las personas que necesitan estar haciendo algo productivo todo el tiempo. Se ve una contradicción entre un imperativo utilitarista (producir) y un imperativo hedonista (tener una vida cada vez más placentera). Estamos dirigidos a un ideal de perfección, esta idea de siempre más, de que todo es posible, introduce la idea de que lo que yo logro nunca es suficiente. Esto introduce, a su vez, un perfil ligado a la depresión, por lo que debemos saber captar en qué medida este fenómeno clínico está relacionado con la individualidad del paciente y en qué medida se relaciona con la subjetividad de la época. Se produjo un giro en que uno no hace lo que hace porque debe, sino porque busca demostrar que puede hacerlo. Se instala la idea de que no debo esforzarme para ser mejor, sino para tener más. Cuando el psicoanálisis se acerca a problemas socioculturales, no lo hace una impresión política, el psicoanálisis sabe que la sociedad perfecta es utópica, siempre va a haber un margen de malestar. Hace una lectura crítica de lo que el discurso imperante describe como ideal. Hoy en día en la clínica se ve muchas patologías derivadas del narcisismo, reforzadas por la idea de ser mejores. Además, como fue mencionado antes, se ven presentes depresiones, caracterizadas con la sensación de decepción personal, con la sensación de no poder. Se ve mucha problemática con parejas, está presenta la idea de la amenaza de infidelidad. El comportamiento del consumidor perfecto, es aquel que no le sirve a nada, porque siempre va a haber algo mejor. Freud plantea que el Yo se conduce de manera egocintónica. Habla de un rasgo de carácter que acompaña a ciertos sujetos, que es una forma de estar en el mundo, sujetos que se consideran a sí mismos excepcionales, lo que los hace creer que tienen derecho a todo, debido a que la vida los hizo pasar por carencias, por lo que ahora tienen todo tipo de derecho. Ven a los otros como quienes deben darle todo y no tienen derecho de pedirle cosas o cuentas de su goce. En la clínica, se les suele pedir que renuncie a cierto goce para que pueda buscar otros, sin embargo, ahí aparecen reacciones que dicen “yo no voy a renunciar a nada”, en contra del mismo terapeuta. Baumann plantea que uno de los afectos más traumatizantes de la época es el aburrimiento. En las estructuras narcisista vemos al deseo de buscar algo (incluso personas) que puede ser mejor, dejando de lado lo que ya tiene cuando lo aburre. Existe la lógica, planteada por Miller, de que el otro no constituye una entidad subjetiva y personal, constituye un objeto. Esto genera la dificultad de tratar al otro como alteridad, como distinto de mí, se ve al otro como que debe responder a los deseos propios, debe ser un eco de lo que deseo. 05/10 Aparece con menos frecuencia una pregunta en la clínica sobre el sentido o significación de su padecimiento. Estamos en un post modernismo o en un periodo de modernidad líquida en la que autores han puesto sus inicios por la época de los 80. Y en la actualidad esta modernidad líquida pasa a ser una forma de pensamiento, una forma de ver la cultura. El superyó productivo tiene como características un imperativo de goce que tiene como núcleo y además se ha alejado de la ley del padre y las prohibiciones y normas parecen haber desaparecido. La cultura a pesar de esto, no ha logrado erradicar la cuota de malestar, sino que se presenta de modos distintos. Desde la perspectiva freudiana el malestar persiste porque hay algo en la naturaleza de la pulsión que impide la satisfacción plena, por lo que malestar no depende de condiciones de la misma cultura que nos impiden vivir satisfechos. Sin embargo, si hay una satisfacción neurótica o infantil que si aspira a la satisfacción plena. En el superyó productivo se producen distintas transformaciones que involucran a todos las funciones del superyó porque los imperativos no están dominados por el “deber-ser” sino por el “deber-gozar-ser”. Freud plantea, en base a Moisés y a la religión monoteísta, que en el devenir de la cultura y también en la producción de subjetividad y del sujeto particular, se produce un pasaje de la sensorialidad a la espiritualidad. Este pasaje es correlativo del predominio que cada sujeto tiene de la figura de la madre y su sustitución por la figura del padre. Plantea que la relación de la madre es una basada en la sensorialidad y la corporeidad, incluso dice que a la madre se la conoce por los órganos vía percepción. En cambio, el padre es quien dice que es la madre, es decir, es producto de una transmisión o de un proceso de inferencia. En el devenir histórico de la cultura, los hombres en algún momento se han dado a sí mismos el apellido del padre. En términos lacanianos podemos decir que el pasaje fue del predominio de lo imaginario al predominio de los simbólico. Desde hace un tiempo que se produce un deslizamiento progresivo a nivel de la cultura, ya que se ha pasado a privilegiar la palabra por encima de la imagen. Lo podemos ver incluso en los sueños, donde también prevalece la imagen por encima de la palabra. Para hablar de los cambios de la pulsión, Freud dice que el estado de desvalimiento es la fuente primordial de todos los motivos morales. Por lo que comienza a pensar el fundamento real de nuestra relación con la moral y podemos pensar que es el estado de desvalimiento en el que nacemos. Esto, (hipótesis del profe) hace que dependamos de otro, lo que genera no solo la necesidad de ser cuidado, sino la necesidad de ser amado y de la presencia del otro. Esto introduce en nosotros no solo en un estado de dependencia, sino un estado de obediencia, esta dinámica es lo que hace que el estado de desvalimiento sea el fundamento de la moral. Si se produce un debilitamiento de ciertos principios morales, se abre el camino al retorno a un estado de desamparo. Este estado de desamparo se puede habilitar debido a la falta de limites propia de la actualidad, y se manifiesta en la sociedad como angustia social y pánico. Desde hace un tiempo se viene produciendo una sustitución en la ética, por aquello que se llama lo “políticamente correcto”, ya que el dominio de aquello de lo políticamente correcto no está relacionado con la ética, sino con la conveniencia. Se ha producido en el ideal del yo un progresivo vaciamiento de todos los valores y un sacrificio del narcisismo. A consecuencia de este vaciamiento, queda expuesta la economía narcisista herida y se ingresa en una vía de glorificación y expansión del yo que tiene como valor cardinal el ideal de la autonomía personal, en esta personalización se ven todas las practicas a nivel personal y colectivo que tienen al yo como figura predominante. Podríamos decir incluso que el ideal consiste en obtener objetos, el objeto ha pasado a ocupar el rango más alto en las valoraciones sociales. En la actualidad, se propicia que el mejor proyecto de vida sería no tener ningún tipo de proyecto o ideal, esto se ve claramente en la clínica donde los pacientes expresan que su proyecto de vida es “lo que sale”. Este dominio del objeto sobre el ideal, es un precepto que sostiene la ética del consumo (basada en las manipulaciones de la demanda), ya que se valora el tener objetos, en vez de conquistar ideales. La mutación que se ha producido en esta función del superyó es que parece estar dominada por un principio de transparencia, en donde todo debe ser dicho y mostrado. 07/10 Como sociedad estamos inmersos en un orden que nos parece normal, que nos cuestionamos y que se rigen por cuestiones tanto económicas como políticas y culturales. Una de las cosas que uno se da cuenta en los últimos tiempos, es la valoración que se le da al cambio y a la flexibilidad, esta noción de no aferrarse a nada. Esto introduce una manera de pensar el mundo que se induce a partir de un discurso de poder económico. Baumann dice que el consumidor perfecto es aquel que no se aferra a nada, estos pensamientos penetran en la fibra de nuestra subjetividad. Paralelamente a esto, podemos pensar en la aparición tan fuerte de la idea del poli amor, en donde tampoco se le debe ser fiel a nadie. Hoy en día se ve muy presente ese deseo de inmediatez, la era tecnológica nos ha acostumbrado a no tener que esperar, es por esto que patológicamente han crecido los diagnósticos de ansiedad, ya que los objetos de satisfacción están a la mano. Freud ubica en la frustración un factor decisivo para el pasaje del principio del placer al principio de realidad. Uno como analista debe introducirle de a poco el hecho de que debe adaptarse a la realidad. El objeto como categoría ocupa el rasgo más alto del orden social, por lo que obtenerlos, se ha transformado en un ideal. Incluso vivir experiencias intensas es un ideal al que aspirar hoy en día. La mutación en la observación de sí, en tanto función del superyó, produce un borramiento entre lo público y lo privado (principio de transparencia de la clase pasada). En torno a esta cuestión, hay dos aspectos que pasan a ser devaluados, y estos son la vergüenza y el pudor, ya no es bien visto demostrarlos. Podríamos pensarlo incluso a esto como el efecto psicopatológico. Todas estas transformaciones producen efectos que luego la sociedad va naturalizando. Otro aspecto del principio de transparencia está presenta en lo que algunos autores llaman “panóptico digital”, donde se hace presente esto de que el que mira no puede ser visto, incluso podríamos decir que no hace falta que haya nadie mirando, solamente el pensamiento de que si lo hay. Esto lo vemos en las redes sociales, ya que dan la idea de una mirada, y una ilusión de control. Podemos incluso pensarlo en que la problemática de hoy en día está muy relacionada con el autoestima, que es lo que Freud llamaba como sentimiento de sí. La problemática vinculada con el narcisismo y la construcción de la identidad, donde muchas veces se confunde el ser con una modalidad de satisfacción, soy a partir de lo que me gusta, por ejemplo, a nivel sexual. Todo diagnóstico un margen de algo incalculable, además, siempre deja al margen la singularidad propia de cada paciente, ya que por más que tengan el mismo diagnóstico, cada individuo es único. Otro aspecto a contemplar en el diagnóstico son el síntoma y la transferencia. En el caso de las patologías del acto se ven modalidades de presentaciones transversales en las que la relación con el deseo es bastante frágil, en el que prevalece un estado de aburrimiento etéreo, que en muchos casos se combate con el consumo de drogas. 26/10 Uno de los aspectos radicalizados de la modernidad tiene que ver con la libertad, en tanto categoría que caracteriza la realidad como un aspecto incluso político, donde se lleva la idea de vivir al límite por llevar al extremo el valor de la libertad, creando la idea de romper los límites, las restricciones. La modernidad y el liberalismo siempre se vio conflictuado a la hora de articular la libertad con la seguridad, podemos ejemplificar en el ámbito sociocultural en donde si todos hacemos lo que queremos, el individuo pensado desde la noción de libertad absoluta puede poner en riesgo a la sociedad. En esto queda comprometida la subjetividad de la época, y los efectos de esta “libertad extrema” es lo el psicoanálisis estudia. Tiene una mirada sobre esto, de un decaimiento de la noción paterna y una caída del principio de autoridad que genera un vacío y una paradoja. Erick Laurent habla de la paradoja de un mundo ilimitado, dice que hay un empuje a no poner frenos a lo que nos invade, por lo que, como consecuencia, nos transformamos en enemigos de nosotros mismos. Podemos decir que el sujeto está llevado a ir más allá del principio del placer, la cual puede leerse la formula freudiana de “allí donde el padre ha caído el superyó ocupa su lugar”. Determinadas épocas han sido caracterizadas con determinados procesos defensivos que han configurado la subjetividad. Por ejemplo, Freud sitúa su época donde en la subjetividad prevalecían las neurosis, y el ideal de privación de las nupcias. Esto lo podemos ver como un opuesto al ideal de libertad, ya que se trataba de una época donde el malestar estaba impuesto por las limitaciones. Lacan caracteriza su época como forclusiva, una época donde predomina la forclusión como mecanismo de la psicosis. Después tenemos a Melman quien habla de que en la actualidad estamos dominados por la renegación y ligados a la perversión. Es una época en la que el “otro” no existe, se ha retirado de la escena social. En consecuencia, se ve la dominancia de los objetos como medios que se ponen al servicio de instrumentos en favor del goce, y adquieren más valor que los ideales a realizar. Podríamos decir que el ideal de la época consiste en vivir sin ideal. Una de las cuestiones acentuadas por Melman es que todo sujeto al acostumbrarse a tener objetos disponibles para la satisfacción, eso genera efectos en la constitución del sistema psíquico y su función. Cuando el sujeto no se encuentra sometido a privaciones, no se construye una red simbólica a nivel psíquico. El sistema simbólico con el que trabaja el AP se constituye a condición de que el sujeto atraviese por experiencias de frustración y privación, si esto no llega, la consecuencia es que la economía psíquica carece la posibilidad de generar una red simbólica representativa de la pérdida de los objetos de satisfacción. La capacidad de simbolización se ve disminuida, se adquiere una plataforma para pensar que efectos a nivel psíquico y psicopatológicos se pueden evaluar en función a esta no puesta de límites. En la post modernidad se produce una articulación entre libertad con satisfacción o consumo, se genera un imaginario de que la libertad consiste en la consumición en donde el otro no tiene lugar, y el yo es quien ocupa su lugar y se da una estimulación del narcisismo. Para la mente en esta época del otro que no existe es el yo el que ocupa su lugar “si el otro no existe yo ocupo su lugar”; la otra cara del otro que no existe es la promulgación del narcisismo ubicado en la época del otro que no existe en su enteridad significa que el otro es igual que yo, el otro debe funcionar como yo quiero o como yo funcionaria transformándose el otro como objeto de manejo y cuando esto no sucede porque el otro muestra su enteridad esto genera en el sujeto vivencias traumáticas. Esto da lugar a individuos sin determinaciones y sin ideales. Esta fusión del ideal y del yo promueve la figura del yo ideal narcisista, en otras palabras, en muchos sujetos, se ve dificultada la formación del ideal del yo, ya que estamos en una época de rechazo a la castración. En consecuencia, todo este contexto produce nuevas formas de síntomas como lo son: anorexia, bulimia, patologías del acto, inhibiciones e impulsiones. Todas estas en general, se encuentran resistentes a integrarse al sentido analítico, es decir, no presuponen un sentido al síntoma. La pregunta que debemos hacernos es ¿en qué vertientes quedan estas patologías? Si se inscriben en la dimensión semántica o económica. Todo síntoma neurótico se define como una manifestación de un sujeto que habla pero que ignora lo que dice. Uno de los grandes desafíos de la clínica actual es como abordar el goce excesivo que tienen los sujetos. Síntomas psicopatológicos típicos de la época: hay que tener en cuenta ciertos operadores: pulsión, la ligadura psíquica (que está ligado al sistema de representaciones como red simbólica y las representaciones corresponden a la impronta que deja la relación del objeto con la pulsión, en la renuncia que se hace). Muchos autores presentan como termino de déficit y no tanto en termino de conflicto las presentaciones patológicas, un problema vinculado con el menor caudal o menor complejidad del sistema de representaciones, del sistema simbólico, son sujetos en los que se advierte un déficit de su capacidad simbólica de lo pulsional, en consecuencia, las demandas pulsionales de satisfacción no encuentran una red simbólica para su contención. Uno de los desafíos de la clínica actual, se refiere a el trabajo con las neurosis actuales y que hace diferencia con las neurosis de transferencia o con la psicosis. Son neurosis en cuyos síntomas no remiten significación alguna, donde hay un plus de tensión y no está ligado a representaciones ni integrado a lo psíquico. Es como si el aparato psíquico no hubiese intervenido en la elaboración de este tipo de padecimientos. Se tratan de patologías donde los estímulos endógenos (lo pulsional) no encuentra ningún tipo de ligadura al sistema de representación. Hay, además, una relación de dependencia, a mayor complejidad psíquica en un sujeto, hay menor posibilidad de que se vea afectado por ataques angustia, lo que hoy en día se relaciona con lo denominado ataque de pánico. Estas representaciones clínicas tienen un común denominador: un empobrecimiento afectivo y simbólico articulado con matices de pobreza del trabajo de la asociación libre, compensado con relatos anecdóticos en el cual el sujeto no se lo ve afectado, el discurso se encuentra plagado de quejas, se advierte una pérdida de historia. El sujeto no se pregunta por lo que sucede, sino que demanda el tratamiento urgente y la resolución sin demoras. 02/11 En las representaciones actuales disminuye la capacidad de manifestación de síntomas. Por ejemplo, una paciente que tiene episodios de angustia que no refiere a ninguna situación en particular, que sobrevienen de manera espontánea sin ningún tipo de notificación aparente (puede estar manejando el auto, entrando al shopping) estados de angustias no ligadas. También aparecen neurosis polimatizadas donde se manifiesta un malestar difuso, poco limitado y tiene que ver con que la pulsión busca ligarse a algún síntoma que al no estar formado la pulsión queda a la suerte de la vida, a la deriva permanente al no haber un caudal representativo y tiene como única alternativa mostrarse como angustia; El objeto o los objetos a los que se liga se encuentran más en el plano de la necesidad que del deseo, esto se ver muy bien en pacientes borders donde las relaciones de objetos están más ligadas a la necesidad de presencia de objetos que a la relación del sujeto con la causa del deseo; esta angustia no ligada se presenta como una forma de expectativa ansiosa, en término general se puede decir que los pacientes neuróticos presentan un enorme déficit de ligadura pulsional y presentan su cuadro con una predominancia de manifestaciones actuales donde hay una enorme dificultad de los pacientes para hacer conexiones o incluso interrogantes de la problemática actual con su historia. Los borders o narcisistas tienen una deficiencia del sí mismo en algunos casos ese déficit del sentimiento del si es compensada con la suerte de formación imaginaria del yo ideal, una compensación del yo ideal que apunta a restaurar o arreglar o parchar ese déficit. Este déficit hace que la persona tenga una dificultad de sentirse uno mismo, no se siente como unidad y desconoce que es transformado por la identificación. Cuando este sentimiento de sí está perturbado el sujeto no se puede postular como diciendo yo soy tal cosa porque la identificación constitutiva obedece a una identificación primaria junto al sujeto de sí, es la expresión de sentirse uno mismo, pero en algunos casos esto está en jaque entonces el paciente se encuentra en un permanente trabajo o esfuerzo para sostener su sobrevivencia psíquica porque están amenazados constantemente por la sensación de dejar de ser. En muchos casos el sentimiento de sí se sostiene por un par (amigo, pareja), si el otro no está el efecto es que pierden el rumbo de la vida, su existencia pierde sentido. No pasa por la angustia de castración si no que pasa por la angustia de separación. Otro aspecto es que estos pacientes no hacen transferencia con el querer saber a diferencia con la neurosis de transferencia o clásica donde el síntoma aparece como un enigma, sin embargo, acá el malestar aparece como algo difuso (no hay pregunta de ¿por qué me pasa esto?). En estos casos aparece una dificultad en la transferencia analítica que es un fenómeno que nos permite advertir que el sujeto se pregunta por qué le sucede esto que le sucede, cuando el sujeto neurótico le supone al síntoma una significación, es por esto que se instala la transferencia analista. Uno puede advertir que es una gran dificultad un porque a su malestar y prevalece un vínculo, una transferencia con el analista en los términos imaginarios que tiene que ver con que el sujeto no se interesa tanto por lo que dice el analista si no por quién es este analista, volcándose a lo personal. (hay un saber vinculado al yo, a la persona) Esto no dificulta, pero si hay que establecer maniobras para que el sujeto se despegue de lo que le despierte el analista a la persona. Se debe encontrar en el caso particular de cada sujeto la instalación de un propósito u objetivo en la vida, es importante que podamos evaluar la capacidad sublimatoria del paciente. Otro aspecto importante es que no suelen aparecer formaciones como sueños, es decir, no es que tengan sueños, pero no se presentan como enigmas. En muchos casos el yo no tiene un papel meramente defensivo si no que sus alteraciones hacen que quede expuesto a las exigencias pulsionales. no hay que pensar en estos casos en términos de resistencia como en las neurosis de transferencia donde se resiste a hacer cc lo icc, si no que debido a su déficit en la conceptualización simbólica le cuesta significar. Otro aspecto que aparece en estos casos es que está comprometido el deseo y los goces pulsionales, en los casos de depresión se manifiesta un decaimiento del deseo, en la toxicomanía se observa la pulsión unida en actos compulsivos. Hay un aspecto dentro de estas representaciones que tiene que ver con casos excepciones. Hay pacientes que cuando el análisis lo conduce a renunciar a ciertas prácticas satisfactorias o compulsivas reaccionan negativamente a esto y dicen que no van a renunciar a esto porque ya sufrieron mucho en la vida, porque tienen derecho a satisfacerse lo más posibles, son sujetos que se consideran a sí mismos como una excepción, ellos no están dispuestos a deshacerse de sus placeres porque la vida los sometió a situaciones traumáticas, los hizo padecer demasiadas pérdidas. Se ponen en un papel de víctima justificando su falta de querer renunciar y mantener su goce en la época del otro que no existe, en muchos casos su derecho va en contra del otro e incluso de sí mismo. No se someten a la ley de todos 16/11 Una de las cuestiones generales a tener en cuenta a la hora de pensar las fobias es lo que hace el sujeto con su temor, ya que el miedo es un aspecto que aparece en t

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