Sílice: Fragmentos de un Martes

Sílice

• Algo la despierta, posiblemente pájaros.
• Pide que la dejen dormir, ya que tiene sueño.
• El sol consume las paredes.
• La casa se desmorona.
• La ventana se abre a la calle, a lo que solía ser el cielo.
• Abre los ojos para verla dormir desnuda.

6:24, martes

• Baja de la cama lentamente hacia la ventana.
• Metafóricamente, tiene un día de edad, la edad del bosque y del fuego.
• Su cuerpo inerte no proyecta sombra y es demasiado vieja.
• Se ve a través de la ventana. Rompe su propia transparencia.
• Los vidrios y ella misma se hacen pedazos.
• La lluvia cae despacio y la sangre detiene la ceniza y a los asesinos.
• Pasados de sangre como están.
• Nada importa, nadie busca a los asesinos, pero alguien debe hacerlo.
• Regresa a la cama y mira con ojos desorbitados.
• Sus pies sangran, pues no sirve de nada si no hay dolor.

6:37, martes

• Alguien modeló su carne roja con miles de uñas y la encerró en latidos de salitre, arcilla y hueso.
• Su boca sangra y el narrador desea probarla y beberse su incendio.
• La noche se lleva el cuerpo y todo arraigo.
• Afirma amar su mitad de centauro y su aliento huele a lluvia.
• Fuera hay nubes y sin ellas la lluvia sería un error.
• Las flores de plástico deben arder como las heridas.
• El humo debe desmoronarse como una sustancia de aguairís.

6:48, martes

• No hay diferencia entre caer y volar.
• Va a intentar el agua y expresa estar sedienta.
• Manifiesta sed, lo que nunca ha sido asfixia, sino grito y llaga.
• Pregunta de qué piel y huesos volverá su carne herida.
• El barro cubrirá los cuerpos, barro en lugar de sangre.
• Desean que el sol los vuelva arcilla y los convierta nuevamente en materia numerada.
• Que los llamen asesinos acusados de necesitar la sombra.
• Se expresa incertidumbre sobre si lloverá o no, solo se sabe que lloverá o no.

Fragmentos sin hora designada

• La luz atraviesa su carne, aún muerta y vieja.
• Dice que tiene hambre, una sola vez, pero el narrador hace caso omiso.
• Habla de polillas incoloras, de saliva, almendras, polen, almíbar, pigmento y legañas.
• Se mueve a punto de ser muchas, todas recientes y humanas.
• Se describe como una vieja herida que recorre el cuerpo, una bestia que huye hacia adentro, no obedecida por la sombra.
• Se exige la niebla que borra los caminos, la tierra pobre en caballos y el sabor de la ciruela.
• Es hora de bajar al cuerpo y de ser iguales.

Fragmentos sin hora designada (cont.)

• Fumar, toser, probar su aliento, que huele a levadura y flores secas.
• A los lados de una calle sin terrenos baldíos, ni saliva ni gritos, solo una tapia y una vereda rota está la misma calle que hace años tuvo nombre.
• Hojas muertas y perros sueltos afuera, mientras un foco parpadea en la noche, al final de la calle.
• Una nube de polillas avisa la lluvia, hasta caer sobre los patios donde las higueras no saben si oirán o cuándo.
• El rumor de los grillos y de las materias vulgares prefiere caer, estar rotas, partidas y solas bajo la lluvia.
• Los higos, las uvas, los espejos esféricos, las partes invisibles del polvo y todo aquello llamado con nombre de luz.
• "Voy a arder", no hay otro mensaje que arder.
• La carne se pudre, la madera se pudre, cuánto más puede vivir una piedra.
• Prueba otra vez su boca y su aliento se disuelve en gemidos.
• Su cuerpo crece sobre ella como herrumbre y hace rodar sus dedos por su espalda como si la escribiera.
• "Va a llover", dice, la que grita sin boca, tiene dos ombligos y antes fue barro, humo y causa de objetos.

22:56, lunes

• Salen de la noche, agarran y tapan la boca; hablan entre ellos, empujan y arrastran.
• La lluvia cae.
• Atada de pies y manos, violada en terrenos baldíos y parques, sin ropa, saliva y tierra en la boca.
• Derriba la casa para salir de ella, como si fuera una instancia de sí misma.
• No lleva cuerpo, sólo algunas llagas; se lo crearon, el punto y la línea.
• Los cinco soles.
• En el camino al sur quedan marcas de un viejo cartel y una chapa colgada de un alambre.
• La noche no tiene luna, aún muerta y vieja.
• Atraviesa criaturas dormidas y apretadas.
• Huesos oídos quebrándose y crujiendo hasta ser una fauna sin ojos.

Fragmentos sin hora designada

• Que extinga su sangre y muera de heridas prestadas.
• Ardor, pus, saliva.
• Dioses absurdos.
• Expresa deseos de no odiar, no herir, matar sería raro.
• Más de lo que se podría, si se hace tierra sucia, sin carbón ni hueso, apenas pulso, latidos y pálpito.
• Para dar higueras, flores y uvas secas antes de que los ángeles caigan y la lluvia se acomode a la tierra.
• Antes de pedir otra vida para olvidar esta y que las viejas heridas ayuden a morir.
• De una vez por todas, a lo largo de esta noche, donde los dos matan el tiempo.
• Memorizando gestos, hablando sobre qué días arder y qué veces seguir oyendo a la gente del barrio.
• Decir que todo tiene sentido, propósito, lógica y sentido mientras ella muere tanto y mal y parte de ella ni siquiera ha nacido.
• Su boca es media beso y su cuerpo medio hijo.
• Así dice su otra voz, aún muerta y vieja.
• Se ve llevar un vestido de grullas dormidas y su color.
• Una pluma es un ala sola que vuela.

Fragmentos sin hora designada (cont.)

• "Voy a arder", debo arder, dice.
• La ceniza es la forma que tiene el fuego para negar su forma a la materia.
• Sigue despierta y soñando con las ciudades sintéticas y el color de las polillas.
• Deben hacer algo, da lo mismo; no saber algo, lo que sea.
• Debajo de los matorrales quedan larvas secas que no fueron moscas.
• Es hora de ser nadie y muchedumbre, libre del asco y la náusea.
• Siente la piedra dando flores lilas, a veces tallo, rama y otras hojerío.
• Al pasar, la lluvia produce un temblor de agua y devuelve un yo de barro y arcilla.
• Se hace entrar a la casa del lado de afuera y es difícil no confundir tantos silencios.
• No la ve, no está, hay (son) tantos.
• Cruza jardines, sapos, ruidos y hojas muertas como una sustancia adherida a las cosas.
• Al morir, las mariposas no dejan huesos y no hay fósiles de besos, ni líneas en las manos.
• No hay nadie adentro ni afuera.
• Ella es su cuerpo, un sabor a ciruela, un hábito de huesos, una espalda desnuda.
• Nada, sino la calle esta vez cubierta de barro y sustancias confusas.
• Mientras haya viento y los pájaros caigan, y las alas sean astillas, y escuche los ríos sonar cuando esté lejos y quedarse callados sin saber cuánto de él no fue incendio.
• Quiso tocar a esa mujer como se toca al fuego.
• Tocar su boca en su forma de gritarse en un instante de propia sed.
• Así como hollín, no brasa ni leña, ya no, tampoco, sin ser lluvia, cayendo a pedazos por uso indebido del cielo.
• Amnios.
• Verla ser otra, descalza, desnuda; ver su carne entrar al vidrio, desangrada, sin poder morir nunca.
• Vuelve a la cama, habla y quiere hablar, se pasa los dedos por la boca.

Fragmentos con hora designada

• Su sangre es aprendida, todo el tiempo y todo el pulso.
• Habla de su aleteo de polvo, de su sola textura, cada vez más negra.
• A falta de signos, habla de lo áspero, salvaje o telúrico del insecto.
• Los que salen de la muerte no saben cómo entrar.
• 23:42, lunes: sí, la misma sed; debo estar quieta.
• No hablar por miedo a ojos reventados, boca y lengua.
• Sin uvas, ciruelas ni árboles, sólo un baldío cuando se cierre el polvo abrazado.
• Las puestas de sol, las nubes y los días de viento se vuelven polvo.
• Algo la detiene allí, una cosa u otra.
• Es hora de verse, de intentar morir o algo peor; hora de huir volviendo, pensaba.
• La hora del lobo, la hora del agua así de seca.
• Su idioma no habla de ella.
• Puede contar sobre dioses absurdos y mentir, dejar atrás toda ley y ruegos.
• El agua va a morir y la arena va a morir, dice.
• La sal, la tierra y ella misma dejan huellas de un cuerpo más antiguo.
• No haré ni diré nada que pueda ser visto a través de su cuerpo ordenado, allí o más tarde, un día como un perro que sale de su ladrido, como sale de la memoria, una tapia y una higuera.

Fragmentos con hora designada (cont.)

• Esta noche, a esta hora, mientras pregunta si debe oír cruzar los días terrestres.
• Los ojos ya desiertos dan excusas hasta que haya menos o no haya heridos, paredones muertos al final de la calle y solo ceniza, haya y ratos de materia.
• Todo lo que vea siga oculto y todo lo que soy siga siendo.
• Se sale de la casa a través de ella, de esa ropa de huesos que no lleva a ninguna parte.
• Costillas, tráquea, fémur, nudillos, torso y garganta.
• Nada puede herir ni puede nacer tanto como ella, nada y ninguna lengua.
• Sueña los ríos que no pasan y los ojos arrancados desde adentro.
• Dice una sola cosa: "Voy a arder otra misma".
• Así la llama: haciéndola caer lluvia aún muerta y demasiado vieja.
• No sabe si la ha visto o si la ve salir a través de ella, no sabe.
• 6:24, martes: pensar los derrumbes es cruzar, los párpados del ciego, los días y las bocas.
• Las que dicen estar solas, las que entierran flores debajo de los jardines, llenas de insectos, las que ocultan fuera su cuerpo; hay otras, muchas más.
• Baja el mar, hay musgo, líquenes, otra vez tierra, lugar de criaturas crecidas del suelo tibias, húmedas, olorosas.
• Del lado sur hay una casa invisible, antes había una casa de piedra; antes ella, donde ahora hay un cuerpo.
• Nadie puede usar su carne aún muerta y demasiado vieja.
• Queda gusto, sabor a hembra en la boca, un gesto animal dentro de ella.
• Ya lo dijo, cree; sus manos también son su voz y una mujer así es mariposa.
• Qué cosas miran si no hay luz, cerrados sus ojos, si todo murió antes que su lengua de carbón o barro o de ceniza rota. –Y tierra llovida.

Fragmentos con hora designada (cont.)

• Dijera solamente que unas pocas siluetas juntan las cenizas para resucitar el fuego y enterrar su cuerpo para que crezca según pasan los cielos y grite una palabra no hecha de voz, un charco, una plaza, una noche.
• Se oye venir cantando, entrar en las cosas siendo nadie y muchedumbre.
• Hubo lluvia.
• Abajo, un resto de agua copia la triste piel de los espejos.
• Somera, la figura siempre somera.
• Se va a sentar sobre una roca junto al río hasta volverla polvo.
• Sepan, así se forma el silencio.
• Creciendo de a poco en la herrumbre cuando el agua se destiñe entre las piedras.
• "Yo soy la de color blanco", dijo, no, la otra; horas antes trajo un álbum de fotos.
• 6:42, martes: cuando caiga, no antes.
• Su voz hace a su asesino, sepan, la gente de barrio y los (per)versos entierran el fuego en el agua, blanco de profilaxis, bujías, celuloide o lo que sea para olvidar o eludir la sangre medida en lunas.
• Su cuerpo no admite la forma de árbol, si olor a eneldo, tomillo y albahaca.