Plasticidad y Rehabilitación del Cerebro Adulto

Study Notes

En 1943, un soldado llamado Lyova Saletsky sufrió una lesión cerebral en la batalla de Smolensk.
Alexander Luria examinó a Saletsky durante 26 años, documentando su recuperación lenta y gradual.
Saletsky recuperó parcialmente la capacidad de leer y escribir y redactó un diario sobre sus deficiencias y recuperaciones.
El texto de Luria muestra que Saletsky no pudo recuperar su nivel funcional original.
El cerebro puede reorganizarse y crear nuevas conexiones, un proceso conocido como plasticidad.
Las áreas lesionadas de la corteza cerebral no pueden recuperarse por completo.
El cerebro emplea otras áreas y habilidades para compensar las áreas dañadas.
Es posible la recuperación funcional después de una lesión cerebral, en parte gracias a la plasticidad cerebral.

El sistema nervioso cambia con el tiempo a través de la plasticidad.
La plasticidad permite que el sistema nervioso aprenda, forme memorias y hábitos a través de cambios celulares.
Los cambios observables en la conducta, como aprendizaje, memoria y hábitos, implican cambios celulares.
La plasticidad cerebral puede observarse en diferentes niveles: desde la conducta hasta la organización sináptica, fisiológica y molecular.
La plasticidad cerebral es esencial para entender procesos como la memoria y los hábitos.

El aprendizaje y el recuerdo de la nueva información implican cambios en las células del sistema nervioso.
Estos cambios, llamados el registro neurológico, son el registro de la información aprendida.
El estudio de los cambios en la conducta aporta valiosa información sobre la plasticidad del sistema nervioso.
Los seres humanos pueden adaptarse a cambios en su entorno, como la inversión del campo visual.
La adaptación a un ambiente invertido requiere que el sistema nervioso sufra un cambio que le permita codificar la nueva asociación entre estímulos.

Todos los sistemas sensitivos desarrollan mapas del mundo exterior.
Los homúnculos (representaciones corticales) en las cortezas motora y somatosensorial son ejemplos de estas representaciones.
La estimulación directa de la corteza motora o la estimulación magnética transcraneal pueden revelar el tamaño y la organización de los mapas motores.
El entrenamiento motor puede aumentar el tamaño de las diferentes partes de los mapas motores.
Los músicos, por ejemplo, tienen una mayor representación en la corteza de los dedos de sus manos que las personas sin ese entrenamiento.
La sección de un nervio aferente en un dedo puede expandir la representación de los dedos restantes en el mapa.