La Hojarasca - Gabriel García Márquez

La Hojarasca - Gabriel García Márquez

• La portada del libro fue diseñada por ODUBER.
• La sexta edición fue publicada en enero de 1979.
• "Gráficas Guada, S. A." estuvo a cargo de la impresión del libro.
• La novela comienza con una cita de Antígona, que habla sobre la prohibición de enterrar un cadáver y las severas consecuencias para quien lo haga.

Macondo y la Hojarasca

• La compañía bananera llegó al pueblo como un remolino, trayendo consigo la hojarasca.
• La hojarasca era una mezcla revuelta de desperdicios humanos y materiales de otros pueblos, producto de una guerra civil aparentemente lejana y casi increíble. La hojarasca contaminaba todo con su olor de secreción y muerte.
• En menos de un año, la hojarasca arrojó los escombros de catástrofes anteriores sobre el pueblo, esparciendo desperdicios por las calles.
• Los desperdicios se fueron seleccionando e individualizando, convirtiendo un callejón con un río en un extremo y un corral para los muertos en el otro, en un pueblo diferente y complicado hecho con los desperdicios de otros pueblos.
• Con la hojarasca llegaron desperdicios de almacenes, hospitales, salones de diversión, plantas eléctricas, mujeres solas y hombres que traían solo un baúl, y en poco tiempo tenían casa propia, concubinas y título militar.
• La hojarasca trajo hasta los desperdicios del amor triste de las ciudades, construyendo pequeñas casas de madera que se convirtieron en una calle clandestina y luego en todo un pueblo de tolerancia dentro del pueblo.

Personajes y Reflexiones

• Se describe la primera experiencia del narrador al ver un cadáver, siendo un niño vestido de pana verde y con un lazo blanco almidonado.
• El calor en la pieza cerrada es sofocante y el aire estancado.
• Describe la apariencia del muerto: cabeza acerada, pañuelo amarrado, boca entreabierta, lengua mordida, ojos abiertos y piel de tierra apretada y húmeda.
• La madre del narrador también se viste como si fuera domingo, con sombrero de paja y vestido negro.
• El niño reflexiona sobre la casa, que siempre creyó deshabitada, y sobre el hombre muerto, que ahora ve como un muerto y no simplemente como alguien acostado.
• El padre del narrador obliga a su hija a participar, sintiéndose protegido por la presencia del niño.
• El narrador reflexiona sobre el posible sentimiento de frustración y aplazamiento en el corazón de la gente, al privarlos del placer largamente deseado de ver al hombre convertido en polvo en su madriguera.
• El narrador piensa en la señora Rebeca, atormentada por la temperatura y el resentimiento, y en Águeda, la tullida, condenando el regocijo sexual de Sólita.
• Se menciona al padre Ángel, durmiendo en la sacristía, y a la sangre fría del papá del narrador, que ordena destapar el ataúd y colocar el zapato olvidado.
• La hija del narrador se preocupa por la posibilidad de que la multitud espere a la puerta con excrementos para vengarse.
• Se describe la conversación con el alcalde, quien desea evitar la realización del entierro para complacer a los demás.