Juancho, Pimienta y Pepe: Una Aventura en Tolú

Juancho, Pimienta y Pepe

• Juancho, un delfín, disfrutaba haciendo cabriolas cerca de las playas de Tolú y le gustaba observar a los niños jugar en el parque frente al mar.
• Le encantaba observar a los niños que vendían mangos, cocadas, guamas, patillas, melones y mamoncillos a los turistas, y conocía sus nombres, vestimentas y estrategias de venta.
• Juancho deseaba hablar con los niños, pero temía ser golpeado por adultos o quedar varado en la orilla poco profunda.
• Pacho, el primo de Juancho, prefería viajar a gran velocidad y corretear tiburones, dejando a Juancho cuando se detenía cerca de los espolones.
• Un día, mientras Juancho saltaba cerca de los tajamares, observó a los niños en el parque de diversiones recibiendo globos de colores.
• Los vendedores de frutas, dulces y refrescos fueron rechazados del parque, lo que provocó lágrimas en un niño pequeño y delgado llamado Pepe.
• Otro niño vendedor, Pimientica, consoló a Pepe y prometió conseguirle globos mejores.
• Juancho deseaba no ser descubierto por los hombres malos, ya que temía ser dañado por ellos, pero no temía a los pescadores, quienes respetaban a los delfines.
• Juancho lamentaba no tener una fábrica de globos para regalar a los niños, especialmente a Pimienta y a Pepe.
• Unos hombres remaban hacia Juancho con la intención de golpearlo, pero Juancho escapó hacia las islas de San Bernardo.
• Juancho nadaba y pensaba en Pepe y Pimienta, cuestionando la injusticia de que algunos niños tuvieran que trabajar en lugar de jugar.
• Juancho soñaba con un mundo de globos para todos.

Visita de Juancho a Fabián, el delfín sabio

• Juancho, sintiendo una emoción nueva, pasó junto a cardúmenes de cojinúas y algas multicolores.
• Juancho se interesaba por los niños y sufría por sus problemas, sintiendo una mezcla de dulzura y agonía.
• Juancho buscaba a Pacho con desesperación, esperando que estuviera hostigando a los tiburones.
• Frente a la isla Múcura, Juancho observó a niños jugando y pescadores jugando a los dados.
• En la isla, las mujeres descamaban pescado mientras los niños bailaban al ritmo de una radio vieja.
• Juancho deseaba unirse a la diversión, pero notó la disparidad con los niños trabajadores de Tolú.
• Juancho pensaba que todos los niños merecían la misma alegría y oportunidades.
• Juancho decidió visitar a Fabián, un delfín sabio que vivía cerca de la Gran Cueva.
• Fabián era conocido por su sabiduría y equilibrio, y muchos delfines buscaban su consejo.
• Fabián lideró a los combatientes contra los tiburones en la Gran Guerra.
• Juancho encontró a Fabián enseñando a un pargo y le pidió consejo, siendo recibido con amabilidad.
• Juancho sintió la compañía de Fabián mientras saltaban juntos, y Fabián le preguntó sobre su inquietud.
• Juancho expresó su tristeza por la negación de un globo a los niños vendedores en Tolú.
• Juancho conocía a esos niños vendedores.
• Fabián elogió a Juancho como un delfín de casta y le animó a hablar sobre lo que nacía en su pecho.
• Juancho compartió que comenzaba a amar y a desear mejorar las cosas injustas.
• Fabián le aconsejó encontrar sus propias respuestas y le ofreció ayuda.

El Gran Libro de los Delfines y Comienzo de la Historia de Nara Y Nagùn

• Juancho, con el espíritu más tranquilo después de hablar con Pacho y pensar en lo que le dijo Fabián, acudió a su cita con Fabián.

• Pacho le comentó a Juancho que le caían bien los muchachos de todas las pelambres y Juancho le confesó que a él también, pero sobre todo aquellos que se constituían en parte del paisaje urbano con sus palanganas brillantes llenas de dulces, de refrescos o de frutas.

• Juancho aprendió que en sus viajes, Pacho encontró muchos niños abandonados en los puertos y en las playas de Tolú abundaban aquellas niñas.

• Pacho juró que las chicas van a las playas donde se alquilan turistas para hacer algunos trabajos, pero sobre todo trenzas.

• Las niñas tienen la única gracia para hacer este trabajo y con lo que se paga ayuda a pagar la comida, el gas, el agua y la electricidad.

• A una milla de la Gran Cueva, Juancho se detuvo, abrió la boca y dejó que el plancton, generoso, incursionara.

• Juancho tragó plancton de nuevo y sonrió después de que aquel universo de microorganismos palpitara y le ofreciera la riqueza de sus nutrientes.

• Juancho consideró el desayuno lo suficiente para lo que había tragado y nadó rugiente, sin frenos, sin argucias. Con convencimiento, con risa, con alegría.

• Pronto estuvo al lado de Fabián, que lo esperaba danzando emocionado entre un cardumen de peces sables. Juancho se unió a la danza con el alborozo del viejo y al rato danzaban con ellos merluzas, estrellas de mar, pulpos, calamares y algunos erizos.

• Fabián le dijo a Juancho que no debía preocuparse. Lo tranquilizó diciéndole que ya habrían hablado.

• El sol aumentó su brillo con sorpresa de los danzantes, quienes poco a poco abandonaron el jolgorio. Fabián empujó a Juancho y le dijo que nadaran al norte.

• Había muchos pescadores cerca, pero no los estaban molestando.

• Juancho se arqueó un poco y una corrientilla de vapor surgió de su espiráculo.

• Al comienzo era la oscuridad, luego la oscuridad y el mar; después fueron el agua y la luz, la luz y el agua que ocupaban todos los espacios de la Tierra.

• Sin embargo, los mares eran los máximos poseedores. No existían desiertos ni continentes, ni islas.

• Los hombres de corazón peludo nunca han tenido nada que ver con el progreso o la felicidad de sus semejantes.

• Juancho le prometió al abuelo Fabián que haría todo lo posible por ganarse el derecho a leer ese libro y que continuara con la historia.

• El portero que trató mal a los niños vendedores que ansiaban un globo no es mala gente: se acostumbró a rendir pleitesía y le ordenaron maltratar a los humildes.

• Hecho esto, Fabián hizo una verticalización y sintió que por su espiráculo penetraba una gran cantidad de oxígeno fresco y saludable.

• Fabiàn: Hay un Gran Libro de los Delfines, y en Èl podràs encontrar todo sobre Nara Y Nagùn.

• En el Gran libro de los Delfines encontraras una historia muy interesante: en una playa lejana vivìa una muchacha (de piel morena, ojos castaños, larga cabellera y voz dulcìsima) que se llamaba Nara.

• Un dìa Nara se encontrò con Nagùn, un sabio y portentoso delfìn, que conocià todos los mares del mundo.

• Unos bandidos planeaban como secuestrar a Nagùn, para luego venderlo.

• Entonces Nara dijo: Lo pensaré. Si me dan unos días para pensarlo, quizá les entregue a Nagún.

• Antes de despedirse, Fabian dijo: Piensa en todo lo que te he dicho. Después, sabrás mucho más sobre Nagún, Nara y aquellos desgraciados.